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Ana Echeverría: “La imperfección es mi sello, y en ese camino jamás hago algo que no me guste”

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Hay en sus manos un lenguaje invisible, un ovillo de palabras que amasan los sueños y se derraman para crear las formas que la habitan. Existe música entre sus dedos, sonidos que avanzan como hilos de colores y se expanden, imperfectos, sobre la armonía de lo creado.

Ana Cecilia Echeverría es artista plástica, “ceramista imperfecta”, como le gusta llamarse, porque es allí, en los rebordes irregulares de la arcilla que sus manos modelan, donde ella invita al encuentro con el arte, el rincón donde cada día concreta sus sueños.

En diálogo con ContArte Cultura la artista de la ciudad de La Plata abre la ventana de su taller para que podamos espiar sus creaciones.

—Para presentarte, comencemos esta entrevista virtual imaginando un cuenco en el que se esconden palabras y colores que te representan, ¿cuáles serían y por qué?
—El cuenco es contención, amor. En él puede ir líquido o sólido. Como ceramista imperfecta, los colores que me representan son el ladrillo, que son óxidos opacos, y el turquesa. Particularmente en los platos también me gusta mucho el color: el naranja, el azul, el colorado. Esos bien estridentes. Pero me doy cuenta de que, a la hora de la venta, gustan más los colores tierra. De igual modo, hago lo que me gusta, siempre.

—¿Recordás en qué momento de tu vida se despertó tu interés por el arte?
—Recuerdo perfectamente cuando empecé, que fue a los 10 años. Iba a un taller cerca de mi amada Escuela Nº 5, en calle 1 y 38 de La Plata. Era propiedad de la señora Coca Di María, gran profeso y gran persona. Yo salía del colegio y me iba para allá y me pasaba horas y horas. De hecho, ella me llevaba a casa al regreso en un “Fitito bolita”. Tengo de esa época una ensaladera (foto) que la hice en el año 76, precisamente cuando tenía 10 años.

—¿Qué cosas estimulan tu imaginación a la hora de crear?
—A la hora de crear, siempre me interesó el cuenco como medio de contención. El cuenco, cacharro. El cuenco hecho a mano. Me gusta porque tiene mucha estética y muchos usos. Por lo general es lo que la gente siempre pregunta a la hora de comprar: “¿Para qué lo puedo usar?”. Aunque a veces digo que no necesariamente todo es usable. El cuenco es lo que más me representa y lo que más me gusta hacer, ya sea con incrustaciones, con texturas, o solamente liso y luego ponerle un buen esmalte fabricado por mí.

—¿Cuáles son los materiales y las técnicas con las que trabajás habitualmente?
—Trabajo con arcilla con chamote. Hay dos tipos de arcilla, una es lisa y la otra con chamote, que son pedacitos muy pequeños de arcilla cocida, a los que se le mezcla la cruda. Esto hace que le dé una textura especial a la pieza. Y dentro de los chamotes también hay dos tipos, uno más fino que el otro, dependiendo de la partida. Este material le da mucha expresión a la obra. Respecto de las técnicas, me gusta trabajar por presión, todo lo que sea hecho a mano, o con planchas, que es una técnica que se hace con un palo de amasar. No me da placer modelar nada que sea seriado, aunque sin ser lo que más me gusta lo hago con las tazas y los tazones gordos, con moldes, porque tienen que ser todos igualitos.

—¿Qué paletas de colores elegís para tus creaciones?
—El color me gusta muchísimo y el naranja es mi preferido. Los óxidos, los opacos, el azulino, que es el óxido de cobalto, y el ladrillo, que es óxido de hierro, me gustan mucho, sobre todo combinarlos con otros esmaltes, ya sea con el óxido afuera y un brillo adentro, o la combinación del brillo y lo opaco. Lo semibrillante, semimate, también me gusta muchísimo. En este sentido, por lo general tengo rachas, dependiendo de la época y de cómo esté mi alma. Reconozco que los grises, los beiges, tienen mucha calidez y combinan en cualquier hogar. Ya sea en una cocina o un buen living, en un baño. Son colores neutros que por lo general gustan a la gente más clásica. Pero en este punto debo destacar que jamás uso colores que no me representen o que no me gusten, y entre estos últimos está la gama de los rosas, que no me gustan nada y por eso no los uso. Sí utilizo el violeta, pero no el rosa.

—Contanos cómo es un día en tu taller, ¿qué no puede faltar en tu espacio de trabajo?
—Un día en mi taller es maravilloso y lo que nunca debe faltar es la música. Como mi gusto es muy amplio, tengo un pendrive donde tengo grabados todos los estilos musicales, canciones, melodías. Tengo siempre una botellita de agua y las ventanas abiertas que me posibilitan ver siempre el verde del fondo de mi casa. También un cuaderno en el que anoto todo lo que voy haciendo: si fabrico un esmalte, las muestras. Y obviamente la arcilla como medio de comunicación.

—¿Por qué te autodenominás “ceramista imperfecta”?
—Me llamo una ceramista imperfecta y tiene que ver con que el propio ser humano no es perfecto, y obviamente tampoco mis piezas lo son. Creo precisamente que la imperfección es mi sello, y en ese camino jamás hago algo que no me guste. Si bien trabajo por encargues, siempre éstos deben estar dentro de la línea de lo que me gusta hacer.

—¿Qué ventajas encontrás en esas “imperfecciones” al momento de terminar una pieza?
—Lo que me identifica o diferencia con el otro es la imperfección y que tengo una línea totalmente diferente al resto. Es mi marca que nace, sale y fluye. No sé si hablar de ventajas, pero lo que recibo como devolución y veo al momento de la venta es que mis piezas no son iguales al resto de las cerámicas. Eso es una constante. Así, muchos me piden que dé clases, pero eso no es algo que me interese. Me gusta estar sola en el taller, porque es mi refugio.

—¿Si tuvieras que elegir algunos de los objetos que ofrecés actualmente a través de tu Instagram, con cuáles te quedarías?
—Como decía anteriormente, lo que más me gusta hacer son cuencos y platos. Me gusta crear con esmaltes arriba de la arcilla plana. Y tengo por método no dibujar antes, sino que ya tengo los colores pensados y desde allí creo, aunque no me gusta tirarme sin saber lo que voy a hacer. Muy rara vez no me ha gustado algo, pero a veces no depende totalmente de mí sino también del horno, que suele convertirse en una caja de sorpresas: Dependiendo de la ubicación de la pieza y la temperatura ha sucedido que los colores no salen como yo me los imagino.

—Cerremos esta entrevista modelando el cuenco con el que comenzamos nuestra charla ¿cómo te lo imaginás?
—Ese cuenco lo haría en crudo, con sutiles pinceladas de pinceles chatos, gruesos y bellos, en grises y ocres.

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Marcha atrás con el cierre del Fondo Nacional de las Artes y del Instituto Nacional del Teatro

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El Gobierno envió al Congreso el texto reformado del proyecto de “Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” donde da marcha atrás a la derogación del Fondo Nacional de las Artes (FNA) y del Instituto Nacional del Teatro (INT), entre otros puntos incluidos en el capítulo dedicado a la cultura, que se “rediseñó protegiendo los recursos del sector, pero preservando el objetivo de que los gastos administrativos no sean una carga excesiva”, según se explicó en los fundamentos de la iniciativa.

Tras el plenario de comisiones de Diputados, donde expusieron referentes de la cultura, enmarcados por protestas y manifestaciones en las calles de trabajadores del arte y la cultura, la Ley Bases ingresó al Congreso con varias reformas: una “nueva versión” que “ha sabido recoger muchos de los puntos de la discusión”, donde “la diferencia no es solo cuantitativa (se pasa de un proyecto con 664 artículos a uno de 523) sino cualitativa”, aclara la introducción del texto.

El nuevo texto -que incorpora gran parte del debate público” pero “mantiene las bases fundamentales de ampliación de libertades, libertad económica, reorganización administrativa, equilibrio presupuestario” y “fortalecimiento de la educación y la cultura”- plantea que el FNA pase a funcionar con directores ad-honorem y un límite de gastos del 20% de sus ingresos; que se reforme la categorización de filmes nacionales, restricciones financieras para el Instituto Nacional de la Música (Inamu) y la Comisión Nacional de Biblioteca Populares (Conabip).

“Es sano exponer los privilegios de unos pocos, es sano mover nuestro marco normativo hacia adelante modificando cosas que el tiempo había enquistado (…) es sano escuchar, corregir, aprender”, dice el documento que incorpora medidas específicas para garantizar que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) promocione al cine nacional y mantenga intactos los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.

En cuanto al Instituto Nacional de la Música (INAMU) y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares CONABIP, “en pos de una gestión más eficiente”, se establecen restricciones de gastos para el INAMU y la CONABIP. Limitar también los egresos al 20% de los ingresos de estas instituciones busca garantizar una utilización eficaz de los recursos disponibles, evitando excesos administrativos y priorizando el respaldo directo a la música y las bibliotecas populares.

Sobre el Instituto Nacional del Teatro, el proyecto propone la absorción de las funciones del INT por la Secretaría de Cultura, señalando un enfoque en la eficiencia administrativa. Sin embargo, esta decisión también abre la posibilidad de que el Instituto quede más supeditado a los vaivenes políticos, planteando desafíos adicionales para su funcionamiento futuro.

Las nuevas modificaciones al proyecto de ley reflejan una estrategia más cautelosa, donde se buscan reformas significativas sin descuidar la protección de instituciones fundamentales, pero que mantiene el espíritu de achicar el Estado. La propuesta se adapta a la complejidad del sector cultural argentino, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no comprometan la estabilidad y la misión esencial de las instituciones culturales del país.

Entrando más en el orden preciso de los cambios, el proyecto redefine la categorización de películas nacionales. Ahora, se considerarán aquellas producidas por ciudadanos argentinos o con domicilio legal en el país, con participación predominante de equipos locales. Se introducen definiciones específicas para películas de corto y largo metraje, proporcionando claridad a la industria.

Además, se impone la obligatoriedad de obtener un certificado de exhibición del INCAA para todas las películas que deseen proyectarse, independientemente de su origen. Esta medida, acompañada por la exigencia de un certificado de libre deuda, refuerza los controles administrativos.

El cambio significativo de derogar un inciso en particular busca promover apertura y diversidad en la producción cinematográfica. Se establece un límite del 20% para los gastos internos del INCAA, equilibrando la eficiencia administrativa con la necesidad de recursos para el desarrollo del sector.

El compromiso del INCAA de subsidiar tanto películas de largometraje nacional como coproducciones se detalla con lineamientos específicos. Se incorpora un artículo que establece normas para reconocer la inversión al coproductor argentino en coproducciones internacionales, fomentando la colaboración global.

Numerosos artículos de la Ley N° 17.741 (Texto ordenado 2001) son derogados, marcando un cambio profundo en la regulación de la cinematografía argentina.

Se incorpora también un artículo que limita los egresos de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) al 20% de los recursos recibidos. Múltiples leyes y artículos de la Ley N° 26.522 son derogados, marcando un enfoque más restrictivo en los gastos de CONABIP y una transformación significativa en la regulación de los medios audiovisuales.

Adicionalmente, el proyecto incorpora ajustes para salvaguardar recursos y adaptarse a la realidad política. Se reducen las modificaciones propuestas para el INCAA, manteniendo la asignación específica y preservando los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.

Las restricciones financieras se aplican al INAMU y la CONABIP, limitando sus gastos al 20% de los ingresos. El Instituto Nacional del Teatro experimenta una fusión de funciones con la Secretaría de Cultura, buscando eficiencia, aunque planteando desafíos políticos.

Estos cambios en el proyecto mantienen el espíritu inicial de la propuesta, con algunas concesiones a raíz de las resistencias de los sectores de la cultura. La propuesta intenta tranquilizar al sector, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no afecten la misión esencial de la Ley de Bases, conocida como Ley Ómnibus. El impacto real dependerá de la implementación eficaz y la adaptación de los diversos sectores involucrados en la cultura argentina.

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Lo más amplio de la escena artística se pronunció en defensa de la cultura

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Charly García, Fito Páez, León Gieco, Cecilia Roth, Graciela Borges y Leonardo Sbaraglia son algunas de las más de 20.000 figuras que firmaron una solicitada publicada este lunes por el Frente de Soberanía Cultural “en defensa de nuestra identidad”.

La carta se titula “Carta al Congreso Nacional. La cultura está en peligro” y está dirigida a los diputados y senadores.

En rechazo al DNU y la Ley Ómnibus del presidente Javier Milei, la solicitada cuenta con un apoyo masivo de referentes de la cultura nacional de todos los sectores.

“El Gobierno Nacional pretende, a través de la Ley Ómnibus, derogar leyes vitales para la supervivencia de las industrias culturales, las artes y las ciencias, y el patrimonio cultural de nuestro país”, dice uno de los fragmentos del texto.

Otros de los referentes de la quienes dejaron su firma son Palito Ortega, Luis Felipe “Yuyo” Noé, Juana Molina, Tute, Mercedes Morán, Dolores Fonzi, Santiago Mitre, Paula De Luque, Lucía Puenzo, Juan Leyrado, Inés Estévez, Daniel Fanego, Juan Minujín, Julieta Ortega, Darío Grandinetti, Tomás Fonzi, Kevin Johanssen, Claudia Piñeiro y Humberto Tortonese.

También apoyaron Georgina Barbarrosa, Eleonora Wexler, Emilia Mazer, Albertina Carri, Martín Caparrós, Diego Cremonesi, Jazmín Stuart, Mónica Antonópulos, Alejandra Flechner, Andrea Frigerio, Mirta Busnelli y Soledad Villamil.

Acerca del paquete legislativo, la carta señala: “No hay en la letra de su desarrollo el mero atisbo de participación ni interés alguno en el quehacer cultural, y por el contrario, el texto tiene una mirada mercantilista que apunta sin miramientos a desfinanciar y anular el desarrollo de las actividades de nuestra cultura nacional”.

En el final, el texto advierte: “La cultura es identidad. La cultura es lo único que no se puede importar. La hacen los pueblos. Queremos seguir teniendo una identidad propia como Nación. De otro modo solo nos quedará el destino triste de no ser. De eso se trata esta lucha. Un país es tan grande o tan pequeño como la medida de su proyecto cultural”.

El Frente de Soberanía Cultural viene realizando actividades semana tras semana para repudiar todo el articulado del paquete legislativo de Milei que apunta contra los entes culturales.

El plan de acción comenzó con un plenario en el Teatro Argentino de La Plata, continuó con un encuentro de grupos de teatro y artes escénicas en esta misma Plaza del Congreso, con una convocatoria en Mar del Plata y un “Musicazo” el jueves pasado y una lectura colectiva este sábado. Se trata de instancias previas de cara al Paro Nacional de este miércoles anunciado por la CGT.

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Marvel incluye en sus comics un Capitán América de la comunidad LGBTQ+

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La editorial de cómics de superhéroes Marvel anunció que este próximo de 2 de junio se publicará la primera serie del Capitán América protagonizada por Aaron Fischer, uno de los últimos personajes incluidos en ese universo que pertenece a la comunidad LGBTQ+ y lucha contra la opresión de ese colectivo.

Se trata de “Los Estados Unidos del Capitán América”, en la que el histórico Steve Rogers, el primer Capitán América, pierde su escudo en un robo y se reúne con otros héroes conocidos para iniciar un viaje a través de ese país y encontrar su característica arma.

Durante la travesía, el grupo conoce a distintas personas con variados trasfondos que en algún momento utilizaron el símbolo del superhéroe para defender sus comunidades, entre las que se encuentra Fischer, un adolescente inspirado por referentes y activistas del colectivo queer.

La historia del cómic fue escrita por el guionista Joshua Trujillo e ilustrado por la artista trans Jan Bazaldua, bajo la dirección de Christopher Cantwell y el dibujante Dale Eaglesham, los directores a cargo del proyecto.

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Propietaria/Directora: Andrea Viveca Sanz
Domicilio Legal: 135 nº 1472 Dto 2, La Plata, Provincia de Buenos Aires
Registro DNDA Nº 2022-106152549
Edición Nº