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Entrevistas

Karel Hänisch: “Para conocer y para vivir es necesario mirar desde lo profundo del alma”

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Por Andrea Viveca Sanz

Inmerso en el mundo del arte, Karel Hänisch se sumerge en su mundo interior y rescata lo nuevo, aquello que sin forma definida es capaz de llamar su atención para convertirse en palabras.

Un ojo de mirada profunda bucea entre letras que dan vida a personajes capaces de arriesgarlo todo por amor.

Las ideas que aparecen de repente se adhieren a su imaginación y dan paso a los hechos que desean ser narrados. Cuando su mente llega a comprender el mensaje de las musas que lo inspiran, comienza a armar el rompecabezas que da lugar a cada una de sus novelas. Entonces, acompañado por la música, se dispone a narrar aquello que esos seres invisibles que caminan entre páginas van a contarle.

En diálogo con Contarte Cultura, el joven escritor nos cuenta sus vivencias en el mundo de los libros.

—Para presentarte ¿cómo sería la tapa del libro en el que Karel se convierte en protagonista (la imagen, el título o los colores que elegirías para representar a ese protagonista)?
—Gran pregunta. Y la verdad que esta es una de las cuestiones que más me planteé a lo largo de la entrevista. Después de pensarlo, lo que llegó a mi mente y lo que más sentí como un claro símbolo de lo que me representa, fue la idea de una tapa oscura. Una portada totalmente negra, y un ojo verde al lateral donde en la pupila se figura la imagen de un mundo; un planeta. La oscuridad porque representa lo alternativo, y se necesita mucho ímpetu para encontrar belleza en medio de la oscuridad y más aún, hacer de la noche un mundo; un refugio seguro. “¿Cuánto podrían apreciarse los colores sin un manto exiguo de oscuridad que los rodee? ¿Cuán mágicos serían estos momentos en compañía de las luciérnagas, si antes no hubiéramos estado inmersos en la opacidad?”. El ojo con un mundo en el interior porque para conocer y para vivir es necesario mirar desde lo profundo del alma, pero también es necesario formar un mundo de antemano para comprender y discernir correctamente lo nuevo. Un dicho afirma que el ojo sólo ve lo que la mente está preparada para entender.

—¿Cuándo inicias el camino de la escritura?
—Se podría decir que escribo desde niño… Desde que tengo memoria. Recuerdo que en mi infancia solía hacer cuentos e idear grandes historias. Mis juegos y quehaceres por la tarde, eran sentarme y pensar… pensar… sumergirme más y más entre personajes inventados, sucesos irreales o incluso actuar como dichos protagonistas de ficción. Con el tiempo mis historias comenzaron a ser más grandes y duraderas, lo que incentivó en mí la necesidad de escribirlas para no olvidar nada. Y la diferencia entre escribir un resumen, a escribir la historia en sí no fue muy extensa, hecho que me llevó sin lugar a dudas a desatarme en las primeras de mis obras.

—¿Qué te inspira para comenzar una historia de ficción?
—De la misma manera que un lector toma un libro por primera vez y adentra en sus páginas para conocer la historia, me sucede lo mismo al momento de idear y escribir: es como presenciar una obra de teatro en primera fila. Y al momento de dar creación a una nueva historia, sólo basta con un santiamén en el que surge un nombre, un título, un paisaje o una escena, y todo empieza a caer como una torre de naipes. Las ideas surgen de un instante a otro, sin siquiera llamarlas.

—¿En qué lugar o lugares se gestan tus creaciones?
—Las primeras ideas siempre aparecen sin previo aviso. Así que luego sólo basta en soledad juntar las piezas del rompecabezas y armar la imagen completa entre personajes, hechos, épocas y lugares. Ya al momento de escribir, cumplo mi pequeño “ritual costumbrista” que es sentarme frente al escritorio de mi habitación, apagar las luces, tomar una taza de café y escribir mientras me sumerjo con mis auriculares en buena música.

—¿Podrías contarnos los pasos que seguís para construir una novela?
—Como mencioné anteriormente, los primeros pasos para iniciar la construcción surgen solos. Desde el título del libro, la imagen de los protagonistas, los nombres o incluso una escena al azar. Una vez que todas las piezas del engranaje están listas, imagino la historia de principio a fin, escribo un resumen de cada capítulo en un documento digital, y una vez que concluyo con la sinopsis de todos los capítulos, comienzo con la escritura siguiendo la orden ya pautada.

—¿Cómo nace un personaje?
—La importancia de un personaje al momento de ser creado es en verdad cardinal. En mi caso personal, todo comienza con un nombre que me despierta la imaginación. A partir de eso, resuelvo al instante el aspecto físico (con cambios incluidos en la historia desde la infancia hasta la edad culminante) y luego continúo con la personalidad y demás rasgos a resaltar. Cabe destacar que siempre hay que tener presente, al momento de escribir, tanto los sentimientos como las ideas cruciales, las preocupaciones a futuro y hasta el entorno cultural. A veces siento que no tengo poder sobre mis personajes y sus acciones. Es como si tuvieran vida propia. Soy un simple narrador que observa sus vivencias.

Bajo la misma luna

—En pocas palabras ¿qué pueden encontrar los lectores en tu primera novela “Bajo la misma luna”?
Bajo la misma luna es una historia pasional de narrativa barroca. La escribí a mis 17 años. Narra las circunstancias de una joven española, Venecia Aznar, que es atravesada por la injusticia social del siglo XVIII. Vive en una aldea a las afueras de Valencia con su madre Paloma; una esclava refugiada de piel oscura, y su padre; un hombre de tez pálida. Los cazadores de esclavos atacan el asentamiento, asesinan a su padre y raptan a Paloma. Luego Venecia; una muchachita de piel blanca, aceptará ofrecerse en su lugar para dar salvación y libertad a su madre. La joven dama quedará esclavizada injustamente por un poderoso conde. Con el tiempo, un antiguo amor volverá a surgir ante sus ojos en un paseo por la ciudad. Pero ¿cómo hará Venecia para desatarse de la opresión y correr a los brazos de su hombre? En fin, Bajo la misma luna es una novela de amor, de escritura antigua y de confesiones al corazón, porque a lo largo de la obra se sostiene la misma pregunta como eje principal: “¿Qué tan lejos podemos estar, si aún respiramos bajo la misma luna?

—¿Entre qué horizontes se desplaza Ava, la protagonista de tu segunda novela?
Ava queda fragmentada por el poder de dos culturas, de dos corazones y de dos destinos que pelean constantemente entre espada y coraza. ¿Por qué? En primer lugar, Ava es una muchacha que nace al sur de España en los primeros años del siglo XIV. Con el paso del tiempo, la joven descubrirá de la mano de su primer amor un antiguo secreto que la empujará hacia la ciudadela de Fez, Marruecos. De ese modo nuestra protagonista se aleja de todo lo conocido y abre las puertas a una nueva cultura repleta de costumbres y viejas tradiciones, a la vez que es amparada bajo el techo de un hombre que le regala el corazón entre oro y enseñanzas del sagrado Islam. El tiempo hará que ambos horizontes colapsen. Su pasado en España y su nueva vida en Marruecos darán un vuelco, y es en ese entonces que Ava deberá escoger; entre dos caminos, dos creencias, dos amores y dos decisiones que podrían condenarla para siempre. Además, es en un constante vaivén de palabras que a lo largo de la novela se van apreciando los dos contrastes de aquel distante 1330 d.C. Se aprecian las reliquias culturales, la historia oriunda del Islam, las cruzadas entre cristianos y moros y los vastos paisajes tanto de Cartagena como asimismo Marruecos, con sus desiertos, ruinas y tierras bañadas por el sol.

—¿Qué nos podés adelantar de la novela que estarás presentando en junio de este año?
—En junio de este prominente 2018 estaré dando a conocer mi tercera novela publicada junto a Tinta Libre Ediciones. Se titula En el corazón de Julieta y narra las vivencias de una joven rionegrina que sueña con convertirse en actriz. El tiempo y los desafueros de la vida la obligarán a huir de San Carlos de Bariloche y refugiarse de la mano de un famoso periodista de la ciudad de Buenos Aires. De esa manera y con el sostén del Teatro Maipo, Julieta Karlsson empezará a aventurarse en busca de sus deseos, mientras que parte de su corazón le recordará siempre aquel viejo amor que dejó en el sur argentino: Francisco Bauman. Esta historia transitará las épocas de mayor conflicto en la nación del celeste y blanco, avanzando desde el año 1958 hasta el intenso 1984. Claramente estará marcada a fuego la historia argentina, tanto en sus épocas de facto como la guerra por la soberanía de las Islas Malvinas.

En el corazón de Julieta (sinópsis)

Cuando en 1958 Julieta Karlsson presencia un crimen en su propio hogar se ve obligada a huir de la tierra que ama… la tierra que le causa suspiro e ilusión. Su corazón queda marcado a fuego por la pasión de Francisco Bauman y por los recuerdos pertinentes de aquel paraíso patagónico.

Las vías férreas la llevan directo a la ciudad porteña donde sus ansias por descubrir la magia del teatro y del cine se convierten en realidad. Conoce a un famoso periodista que le regala sus ojos y su razón: Leonardo Ruiz. Su vida toma entonces un rumbo nunca antes imaginado; pintarrajeado por los colores del teatro Maipo, las calles de Recoleta y los paseos por los lugares más admirados de Argentina.

¿Pero qué hará cuando resurjan los demonios del pasado y quede atravesaba por el amor de dos hombres? Julieta deberá escoger entre el QUERER y el DEBER. Entre las luces, el tango y el arte de Buenos Aires, y entre los bosques, el lago y los perfumes invernales de Bariloche.

Julieta será apuntalada por los años… surcando entre risas y llantos las épocas de mayor cambio en la sociedad. La democracia luchará por resistir, pero cuando la sangre corra sobre la patria del celeste y blanco, ¿de qué manera responderá Julieta, siendo además una de las celebridades más importantes del país? Las marchas del silencio, la persecución política, la restricción a la libertad y la guerra de Malvinas se convertirán para ella en un vínculo devastador. La actriz podrá seguir adelante si se aferra al cariño de su familia, pero ¿qué le dictará el amor y la razón cuando deba escoger entre Francisco y Leonardo?

Solo Julieta sabrá al final, lo que hay dentro de su corazón…

—¿Con qué sueña Karel Hänisch?
—Creo que siempre tengo la oportunidad de soñar despierto con cada una de mis historias. Es maravilloso vivirlas a flor de piel. Amo reír, llorar, angustiarme, y conmoverme, porque de eso se trata tanto la escritura como la lectura. ¿Y qué mejor que trasmitirle eso a mis lectores? Mi mayor sueño, es que la gente sienta cuando me lee. Porque a fin de cuentas de eso se trata todo, ¡de sentir y dejar que la historia fluya dentro de nosotros! ¡de sentir tan profundamente una novela, que queda guardada para siempre en nuestra memoria! Anhelo que mis novelas se conviertan en una auténtica realidad frente a los ojos y los corazones de mis lectores.


Karel Hänisch

Nació en el año 1997 en un paraje montañoso al oeste de la Provincia de Córdoba, Argentina. Siendo descendiente de los primeros alemanes que llegaron al distrito, desde corta edad, además del teatro y la pintura, su dedicación principal fue la literatura, donde logró hallar un rincón para camuflarse entre diversos sueños. Como si todo se tratase de un juego, fue con los incentivos de su abuelo, un soldado sobreviviente de la segunda guerra mundial, que emprendió distintos cuentos hasta decidir finalmente que lo suyo sería la escritura. Tras el paso de los años, el autor logró conciliar su primera obra impresa de la mano de una editorial en su país natal, dando muestra al título Bajo la misma luna. Identificándose ya con el género romántico, es en esta nueva oportunidad donde decidió lanzar otra de sus grandes historias de vida y demostrar así que en este mundo todavía se puede confiar en la esencia del amor.

Conocé más de Karel Hänisch aquí.

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“Vientos de libertad”, la gesta sanmartiniana en la nueva obra de Luis Carranza Torres

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Por Andrea Viveca Sanz /
Edición: Walter Omar Buffarini

Cruzar las fronteras del tiempo y del espacio, animarse, como si existiera una continuidad, un rumor de páginas que necesitaran volver a leerse.

Con una trama que pone la mirada en los detalles, en los paisajes interiores de los protagonistas, en el pasado, pero también en el presente y en el futuro, Luis Carranza Torres avanza, cruza sus propias montañas y da vida a una historia que se ramifica, un entramado donde las pasiones y el amor son protagonistas.

“Vientos de libertad” es la nueva novela del escritor cordobés, quien con sus letras lleva al lector a épocas de la gesta sanmartiniana, para adentrarse en algo más de lo que cuenta la historia.

— ¿Qué te llevó a elegir este renglón de la historia para invitar a tus personajes de ficción a vivir los hechos reales?

— Me gustan los momentos bisagra de la historia, y este período en que transcurre la novela lo fue para nosotros. Nunca es en vano recordar que la Independencia argentina se sancionó, a diferencia de muchas otras, en el peor momento posible. Sin recursos, derrotados nuestros ejércitos en el Alto Perú, amenazados por los cuatro costados por los españoles, los portugueses y los indios.  Nacimos, por tanto, en la esperanza, pero también por el coraje de no rendirse ante la adversidad. Eso es lo que busqué reflejar en la novela. Y es algo que sirve más allá del orgullo por nuestro pasado, en la vida diaria de cualquier persona. Se trata de la prehistoria, por así decirlo, de la Argentina que hoy conocemos. Cuando todavía ni nos llamábamos de esa forma.  A la par de la evolución de los personajes, existe también la de una sociedad que busca ser de otra forma, liberándose de muchas cosas. A partir de esa declaración de independencia, se produce un gran sinceramiento colectivo de lo que queríamos ser, y de lo que podíamos lograr solo con dos cosas: un liderazgo apropiado y la capacidad de esfuerzo que nos caracteriza individualmente, pero articulada en conjunto. La gesta del cruce de los Andes muestra a lo que podemos llegar cuando hacemos bien las cosas. 

— ¿De qué manera trabajaste para poner en palabras los escenarios naturales que recreás en los distintos capítulos?

— Me esfuerzo por poner atención a los detalles, esos que le confieren autenticidad a la trama. Cuando se estructura la trama, uno también va buscando el escenario para plantear determinada escena. Aquí, en “Vientos de Libertad”, no las determinan tanto los actos exteriores sino la interioridad de los personajes, que el paisaje esté a tono con lo que le pasa por dentro a quién protagoniza la escena. Fue eso lo que busqué plasmar. Te diría que aun con la presencia de una referencia geográfica de tanto peso como los Andes, la cuestión pasa más por los lugares culturales o sociológicos de ese tiempo: los espacios de sociabilización como la Alameda o la Plaza Mayor, las conversaciones en el río de las lavanderas, las sala de recibir de las casas, el cuartel militar como preparación para el cruce. Es algo que no busqué, se dio naturalmente. La cordillera está, pero a la vez no está y hay otras todavía más inmensas que sortear. A veces los libros te llevan a eso. A pesar de que he estado en los Andes de norte a sur, desde la puna al estrecho y hecho andinismo en la zona del Tupungato cuando era jóven. O quizás por eso, la presencia no es tanto física como simbólica. Los lectores decidirán (risas).

— Además hay otros escenarios que muestran la vida doméstica de José de San Martín junto a Remedios de Escalada. ¿Por qué te interesó hacer foco en esas vivencias cotidianas?

— La relación entre José de San Martín y Remedios de Escalada ha sido muy bastardeada, por usar una palabra de la época. Con ella, sobre todo, siempre invisibilizada y desmerecida injustamente. Fue Remedios una mujer excepcional, tan valerosa, rebelde y libre como la sociedad de su época podía permitir, e incluso algo más. Asimismo, mostró un compromiso personal y propio con la causa emancipadora, aun desde antes de conocer al Libertador, con la misma firmeza de carácter que luego tuvo en el manejo de los asuntos patrimoniales de la pareja, ya que fue ella quien administró todo mientras San Martín hacía sus campañas, teniendo incluso la plena patria potestad de la hija de ambos. Por extraño y hasta paradójico que parezca, bien podemos decir que la Remedios histórica es muy diferente de aquella que la historiografía nos ha pintado. Por su parte, José de San Martín es bastante más de lo que usualmente tenemos en consideración. Era un hombre ilustrado, curioso de casi todo lo que se movía a su alrededor, que leía mucho, en inglés y francés además del castellano. Tocaba la guitarra, cantaba bastante bien, pintaba cuadros de paisajes, sobre todo de la cordillera, era un apasionado del ajedrez y gustaba de las nieves de limón -antecedente de nuestro actual helado de ese gusto-. Creo que la frase que el Libertador pone en la tumba de Remedios ilustra bastante respecto de la relación que tuvieron: “Esposa y amiga del general San Martín”. Recordemos que él valoraba la amistad en un grado superlativo dentro de su escala de valores. Tanto uno como otro fueron personas adelantadas a su tiempo. Y que se atraían por compartir esos valores, sintiendo admiración mutua. Es lo que quise reflejar en la historia en cuanto a ellos. La relación de igual a igual que, a juzgar por toda la documentación fidedigna, tuvieron en un gesto inaudito para la época. Parecen más un matrimonio de nuestros días que de aquellos de 1816. 

— ¿Cómo se manifestaron en vos Sebastiana y Justo, los protagonistas de “Vientos de libertad”?

— Ambos son seres literarios por demás interesantes. Complejos, intrincados por dentro y por fuera, y hasta queribles aun en sus defectos. Él ya no puede ser en lo físico lo que sigue siendo en mente y alma: un soldado. Ella, un ser tan castigado por la vida, que termina por volverse una resentida con casi todos. Y el amor como prenda de unión, que da segundas oportunidades para ser feliz, pero también implica renuncias costosas. Si Justo tiene un brazo inútil, Nazarena lleva esas mutilaciones por dentro. Cada cual lidia con ellas como mejor puede, en tanto no deja de advertir que al otro le pasa igual. Para peor, ambos son terriblemente pasionales. En lo bueno y en lo malo. Particularmente, en el orgullo propio. Ninguno cede nada, a pesar de la atracción, del deseo o los fuertes sentimientos que se prodigan.  Cada cual quiere lo mejor para el otro, pero a su modo. Y cuando se desilusionan, es en grande. Con todos estos ingredientes, creo que la historia de Nazarena y Justo termina siendo una de las más pasionales que he escrito. Pero también, de las más sufridas e implacables. 

— ¿Hay algún personaje secundario que te gustaría destacar?

— La familia Buteler. La historia es verídica en sus líneas generales. Un irlandés que viene con el ejército inglés y se aquerencia al punto de no querer volver a su tierra y plantar raíces aquí. Algunos de los descendientes del Buteler histórico eran vecinos de mi familia en el campo, y de chico escuché alguna de las cosas que aparecen en la novela y me sirvió para darle forma a esa peculiar familia literaria. En cierto modo, es un homenaje a aquellas historias y a las personas que me las contaron. Así como a unos vecinos muy cercanos que tengo como parte de mi historia personal y considero, incluso hoy, como parte de mi familia ampliada. Además, “Vientos de Libertad” se trata de una de las novelas con más personajes secundarios que he escrito. Por lo mismo, se puede leer en varias líneas narrativas. Todas cruzadas por distintos tipos de amor: el de Goya y Tadeo, los esclavos de Nazarena, el apegado a las normas de Isabel y Eulogio, el pasional de Nazarena con Justo, el amor a la distancia entre Mariana y Tulio o el cómplice entre Remedios y José. A la par de eso, hay historias personales muy ricas en matices, como la de Goya, el mismo Tadeo, Mariana en Santiago de Chile o Isabel en Mendoza. Cada una por sus propias y muy particulares razones. 

— Vemos que uno de los personajes, Eulogio, lleva un apellido conocido de otras obras tuyas: López de Madariaga. Y que Isabel es una devota lectora de Jane Austen, sin mencionar a la autora. ¿Qué podés contarnos sobre eso? ¿Hay otro texto, quizás implícito, detrás del texto impreso de la novela?

— Son guiños de complicidad para los lectores que me siguen desde siempre. Eulogio es mencionado, ya anciano, en “Palabras Silenciadas”. Es, en sus años mozos como se diría en la época de la novela, el antepasado de la familia que desarrollé en la saga de la Segunda Guerra Mundial que inició con “Mujeres de Invierno”. Antes de llevar a cabo todo por lo que su familia lo recuerda. En el caso de Isabel, sus lecturas son una suerte de homenaje a lo que he visto o me han contado que leen muchas de mis lectoras. Y para recordar que clásicos de Jane como “Orgullo y Prejuicio”, por los tabúes de la época en la sociedad inglesa, se publicaron de forma anónima, sin más datos que su escritora era una mujer. Cosas como estas encajan de maravilla para pintar con un detalle a la sociedad de entonces. 

— Mientras todos ellos se preparaban para cruzar una frontera geográfica, vos ibas cruzando las barreras del tiempo para revivir aquellas escenas. ¿Qué fue lo que más te impactó de ese cruce temporal?

— La magnitud de lo que se hizo con muy pocos medios, pero usados muy inteligentemente. La libertad siempre tiene un precio e impone sacrificios. Ellos no dudaron en pagarlo, y por eso es que somos argentinos hoy en día. Tenemos una deuda con esos compatriotas que ya no están, es lo que quise reflejar en la trama de la historia. Otra de las cuestiones que me llamó la atención, y quise rescatar para dar cuerpo a la historia de la novela, es la tremenda preparación logística que implicó. No solo fue un cruce. Debieron llevar consigo todo lo que necesitaban para sobrevivir, desde la leña hasta el agua. Y combatir para apoderarse de las fortificaciones realistas que guardaban los pasos. Pero el éxito de todo dependía de mantener al adversario sin saber por dónde cruzarían. Que se revelara ese detalle hubiera ocasionado el desastre de toda la expedición, y esa es la idea movilizadora que estructura la historia.

— Has dedicado esta novela “a ese soldado argentino, sólo conocido por Dios” ¿Qué razones te movieron a poner esas palabras?

— Es una frase conocida en el mundo castrense. Refiere a aquellos que han caído en combate y no han podido ser identificados sus restos. Solo Dios sabe quién es y cómo sacrificó su vida. A veces ni tumba tienen. Hubo muchos en las guerras de la independencia, por no decir que fueron la mayoría de los caídos en esa época. Son los seres más anónimos de las batallas y guerras. Desde chico, cuando veía la llama votiva por el soldado desconocido de la Independencia a la entrada de la catedral de Buenos Aires, era algo, y lo sigue siendo hoy, que me sobrecoge. Cuando terminé de escribir la novela, supe que era a ellos que debía dedicarlo, para reconocerlos, tal como se hace en cualquier país que cuida sus valores cívicos.

— El viento siempre mueve cosas, ¿qué movilizaron en Luis Carranza Torres los vientos de la escritura de esta novela?

— La gratitud a aquellos que se sacrificaron para tener la libertad que, muchas veces hoy, usamos mal o, peor aún, nos resulta indiferente. Poder decidir nuestro destino es una gran cosa. No solo en lo individual, sino también como sociedad. Quise rescatar eso, pero también lo que entiendo como una paradoja curiosa y hasta cruel respecto del deber: hacer lo que entendemos correcto, implica muchas veces sacrificios muy personales. Y en el caso de los personajes de la novela, como el mismo José de San Martín lo habla con Eulogio, cumplir con el deber es alejarse de los que uno quiere y poner en riesgo de mil formas la propia existencia. Somos lo que somos colectivamente, entre otras cosas, por esos esfuerzos que se cuentan en la novela. No debemos nunca olvidarlo. Eso busqué transmitir, más allá de contar una historia vibrante en lo épico e intrincada y de suspenso también en cuanto a lo amoroso. 

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En primera persona: Nair Libonatti, escritora

La artista uruguaya habla de ella misma, de cómo llegó a la escritura y de su obra

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Sobre sí misma y su arte

Soy Nair Libonatti, mujer uruguaya de 69 años. Toda mi vida supe que podía escribir, sin embargo, al plasmar mis ideas en una hoja, el resultado no me era grato y terminaba rompiendo.

En el año 2019 una amiga me invitó a “algo” literario y fui. Resultó ser un taller y fue ahí donde comencé a escribir.

Pocos meses después llegó la pandemia, entonces, buscando recursos para mi nuevo despertar, entré en un grupo argentino de Facebook. En él compartíamos textos y comentábamos.

Un buen día me invitaron a participar en el Mundial de Escritura, al principio me parecía inalcanzable hasta que me animé y la experiencia resultó maravillosa.

Sobre su obra

He escrito algunos libros: “Historias del Caldero”, en conjunto con dos amigas, “Constelaciones”, libro que va por su segunda edición y “El Pata de Bolsa y otros relatos”. Estos dos últimos están presentes en la 49a Feria del Libro de Buenos Aires, en el stand de Uruguay.

Sobre “Constelaciones” puedo decir que es un libro fuerte, con historias bastante movilizadoras, es un intento de visibilizar algunas circunstancias.El Pata de Bolsa” es en tono más humorístico, un poco más distendido y coloquial.

Son libros de cuentos cortos, escritos individualmente y luego seleccionados para cada uno de los libros.

Su actualidad

Actualmente integro el taller “Ratones de biblioteca”, que funciona en la Casa de la Cultura de Minas, Uruguay, y algunas compañeras me acompañaron a la Feria del Libro de Buenos Aires.


Nair Libonatti junto a Andrea Viveca Sanz, de Contarte Cultura, en la 49º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires

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Aguirre–Rodríguez: “El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros”

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Es un viaje dentro de otros, un movimiento sutil, la música desperezándose en gotas de rocío, notas evaporadas sobre las aves del campo, es el vuelo hacia el espacio urbano, un recorrido temporal. Es antes y después. Es ahora y siempre, una melodía que llega desde lejos, de otras patrias, del mismo viento que corre y desparrama en el lugar justo y en el instante oportuno.

“Del Buen Ayre”, el próximo espectáculo y disco del dúo platense AguirreRodríguez es un viaje por el tiempo y por distintos espacios, una relectura en modo actual de la música rural bonaerense.

Contarte Cultura charló con sus integrantes, Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez para que nos cuenten acerca de ese caminar que la canción propone.

—Porque los espacios y las cosas que forman parte de ellos suelen hablar de quienes los habitan, nos gustaría comenzar esta charla deteniéndonos en su lugar de trabajo, en el espacio creativo de su música y en los objetos que los rodean en este momento. Si pudieran elegir un rincón o un objeto, el que mejor los represente como dúo y nos cuente algo de ustedes, ¿Cuál sería?

—El lugar, nuestra casa, y el rincón nuestra sala, en la que se va gestando todo el resultado final de lo que hacemos como músicos. Creo que estos espacios hablan de nosotros y de nuestra manera de entender la realidad y el arte.

—Y desde ese espacio viajamos en el tiempo, ¿cómo y cuándo se encuentran Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez en el camino de la música para dar comienzo al dúo Aguirre–Rodríguez?

—Nos encontramos en la escuela de arte de la ciudad de Berisso, hace muchísimos años, en situación de alumna y profesor, pero rápidamente comenzamos a compartir producciones por fuera de la escuela. Con los años volvimos a encontrarnos, ya específicamente en el terreno del tango con la orquesta Los inmigrantes en el año 2005. Cuando el tiempo de la orquesta se terminó, continuamos en dúo.

—¿Cómo fueron esos comienzos?

—Fue un muy hermoso comienzo, pero rápidamente el dúo se fundió dentro de un cuarteto que con el tiempo se convirtió en sexteto de tango. Me refiero a Tangor. Con esa agrupación trabajamos durante más de 10 años. Por otro lado, Cynthia participaba como invitada permanente en el grupo La Sonora, proyecto que venía caminando desde el año 1989.  

—Como decías, con el correr de los años el tango se instaló entre ustedes, ¿qué cosas los llevaron a explorar en este género que nos representa?

—El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros. Como una especie de lengua madre. Rastrear el porqué de esto es complicado, creo que tiene que ver con nuestras historias personales y la idiosincrasia de nuestras familias de origen. Lo que es claro es que ha sido fundacional en nuestro vínculo con la música. Nuestra mirada como habitantes de este tiempo siempre nos llevó a buscar puentes entre el tango, otras músicas y otros conceptos artísticos.

—¿De qué manera llega el primer disco “Mundo Tango”, grabado en 2011?

—Ganamos un premio a la Producción Fonográfica del FNA (Fondo Nacional de las Artes) y generamos nuestro primer CD. En ese entonces, si bien el CD se llamó Mundo Tango, abarcamos otros lenguajes musicales, algunas cosas del folclore y canciones provenientes de la cantera del rock.

—Por estos días están en proceso de grabación de su segundo disco “Del Buen Ayre”, ¿qué recorridos espacio-temporales tuvieron que hacer para dar vida a los temas que forman parte de esta obra?

En Mundo Tango nos referimos a una idea acerca del tango, como un estado del ser que no solo aparece en esta región del mundo (por algo el tango impacta como impacta en todo el globo). Aquí nos referimos más a la génesis de este género y la música de la provincia de Buenos Aires. Este nuevo trabajo propone un recorrido desde la música campera de principio de siglo XX (El Gardel Gaucho, pasando por compositores icónicos de ese lenguaje como Omar Moreno Palacios) para adentrarse en el tango clásico de la época de oro y llegar hasta composiciones actuales que revitalizan el género. También este trabajo, a diferencia del otro, está estructurado por un material que fue ampliamente mostrado y fogueado. Es música que hemos tocado mucho en vivo y está planteado desde esa impronta. Los arreglos, si es que los hay, fueron construyéndose a lo largo del tiempo y de las distintas actuaciones. Los músicos invitados jugaron en ese mismo tono también. Se les envió un cifrado y una grabación como referencia, pero el armado de los distintos temas se resolvió en el estudio,  mientras Manzana Ibarrart (gran amigo y comandante del Estudio Sonosfera) montaba los mics y seteaba todo. Luego se eligieron las mejores tres tomas de cada tema. El resultado tiene un aroma a “trazos sueltos” que nos encanta en lo particular.

—Sin dudas se trata de un viaje a través de la música, ¿cuál es el aroma que elegirían para simbolizar a este álbum?

—El múltiple aroma de los viajes…si bien es un CD local en cuanto al repertorio, es bastante global en tanto a que lo que suena proviene de muchísimas fuentes y no solo de la tanguera. Lo hemos tocado tanto en tantos países diferentes, que para nosotros tendría ese olor a viaje, a aeropuerto, a trenes.

—El 3 de agosto estarán presentando este disco en La Salamanca, un reconocido espacio cultural platense, ¿qué podrán disfrutar esa noche quienes se acerquen a compartir su música?

—Haremos  algunos de los temas de nuestro espectáculo Del Buen Ayre, como antesala al espectáculo Filogenia de Victoria Moran y el Dúo Puentes Reyes.    

—Mencionás que ese día estarán acompañados por la cantante Victoria Morán, entonces la pregunta va para ella. Victoria, ¿Cómo nace “Filogenia”, ese recopilatorio de obras de música popular argentina? Contanos quiénes serán parte de ese recorrido el 3 de agosto y qué sentís al compartir noche con el Dúo Aguirre-Rodríguez.

9- Filogenia surge de la necesidad de contar nuestro ADN musical a través de las canciones que nos definen. Es una suerte de viaje musical hacia la fuente, hacia la memoria imperecedera que une un recuerdo con otro. Este espectáculo viene a despertarnos la fibra sensible con canciones que nos nombran, enlazando a Homero Manzi con Víctor Heredia, al Cuchi con Fito, a los que fuimos con los que somos. El compartir con compañeros y compañeras músicos y músicas siempre es una alegría, y en este caso será además una sorpresa para el dúo Puentes-Reyes y yo, porque jamás nos hemos cruzado en un escenario y esperamos anhelantes ese ida y vuelta mágico que siempre augura la música compartida.

—Para terminar, ¿cuál es el próximo destino de la música que los mueve?

—Tenemos por delante algunas fechas en nuestra ciudad, como el próximo 29 de agosto, día en el que estaremos compartiendo escenario junto al cantor Carlos Cabrera en el Café Metro. Octubre nos encuentra realizando nuestra segunda gira europea, con conciertos en países como Italia, Francia, España y Portugal. A nuestro regreso estaremos presentando oficialmente nuestro álbum Del Buen Ayre, con la participación de los músicos que fueron parte de la grabación.

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