Conéctate con nosotros

Entrevistas

Rita Gardellini: “Al escribir ficción no hay reglas, y eso es un descanso ante tanto mundo exigido”

Publicado

el

Por Andrea Viveca Sanz

Transitando caminos que se bifurcan todo el tiempo, Rita Gardellini recorre la vida con entusiasmo. Se encuentra a sí misma en el sendero de las letras y crea lo que sus palabras guardadas le van dictando. Sin embargo, en simultáneo transita con hidalguía una profesión que ama y en la que aspira a dejar huellas.

En diálogo con ContArte Cultura, Rita hace un alto en la ruta y nos cuenta su experiencia de vida.

—Contanos quién es Rita Gardellini.
—Definirme por el hacer sería lo más expeditivo, ingresar en cómo soy ocasionaría complejidades aburridas; además: uno siempre termina mencionando lo que hace, también lo que siente, quiere, sueña. Uno es al ser, y no he hecho otra cosa más que vivir desde que nací. Vivir me apasiona; no hay nada predecible, no hay manuales, hasta la más simple de las rutinas puede desembocar en algo maravilloso o por qué no, en una deseada siesta. Me suelo presentar como directora de escuela, docente investigadora y escritora, pero eso dejaría a un lado a mi familia, que es lo mejor que voy a realizar.

—Sos una docente apasionada y además escritora. ¿Es posible transitar ambas rutas al mismo tiempo?
—Es un hecho, es lo que hago. Son actividades independientes y a su vez simultáneas. Cada una podría existir o no sin la otra. Lo educativo absorbe y demanda en un continuo; la literatura se relaciona más con mi privacidad y mis propios tiempos. Casi nadie sabía que escribo hasta que fui a España a presentar la novela. En realidad, me impongo como obligación decirlo e incluso me di un lujo atrevido: señalarlo en el documento. Resultarían idílicas esas situaciones admiradas en películas, donde la escritora se retira a su casa en la playa para escribir, y recibe un generoso adelanto de su obra, y lo único controversial parece ser la presión del editor para que la entregue a tiempo… pero creo que cualquiera puede imaginar que ésa no es la realidad en Argentina. No dispongo de casa en la playa ni de tiempos herméticos de soledad, ni de ninguna de las bellas arquitecturas que uno contempla que poseen los escritores en las películas. Soy simplemente una persona con muchas actividades en su cotidianeidad, además de madre de familia, esposa e hija; por lo cual todo se debe a llevar a letras un gran exceso de imaginación.

—¿Cuándo se despertó tu amor por la escritura?
—Primero, lectora. Vicio muy precoz que debía esperar los obsequios de libros en Navidades, Reyes, Santo, cumpleaños, Día del Niño y cualquier ocasión válida. Vicio que ahora atiborro desde hace años con la lectura de varios libros a la vez, ya en gula. ¿Escribir? Es la posibilidad de que yo cree esos momentos en que existe lo que no es real, esos momentos que generaron los escritores en mí, es la sensación de pensar que alguien pueda sentir con mis letras, lo que yo siento al leer esos libros que me han enamorado y me enamoran; la sola posibilidad me deja perpleja. Señalar que siempre escribí puede no significar nada, tener una mente plagada de diálogos, de personajes, de mundos, pasen o no a la escritura, existen igual en mi mente, como quien tiene la habilidad para encestar y no juega en la NBA. Esas historias, esas conversaciones que creamos con nuestros juguetes cuando somos niños, las mías avanzaron, han crecido y madurado y están listas para ser prestadas y compartidas; encontrar el descubrimiento de que tanta imaginación no es algo habitual, ¿puede ser importante? Veremos. Espero que no a la manera necrológica de Kafka o cuando ya las fotos muestren una anciana. Ubicándome fuera del ombligo que suele pulirse sin mérito: amo leer, ¿cómo no amar escribir?

Rita Gardellini (Foto: David Fernández)

—¿Y existió ese momento en que te descubriste escritora?
—La primera vez que me interpelaron sobre los personajes fue una sensación muy curiosa, embriagante porque comenzaron a resultar reales para otro, el lector les había dado vida, fue Prometeo de personajes e historias que sólo existen en mi mente y de inmediato pensé en cuando yo leo. No asocio en que son letras que escribió alguien y si eso sucede es porque no pudo atraparme y me extravió la escritura como ejercicio, es decir el estilo, la ortografía, la pauperización del lenguaje y otros similares que tienen que ver con la lengua como producción no como arte. Hace unos días, le narraba una nouvelle que escribí a mi amiga Mónica –destrozándola porque mi memoria es una desaparecida sin acción-, y ocurrió algo de lo que tomo conciencia ahora con tu pregunta: ambas emocionadas hasta las lágrimas por el destino de los personajes. Es muy loco si analizás que las dos sabemos que es ficción, hasta yo me alejé al punto de no considerarla sólo un invento. En definitiva, soy escritora en la medida que lo determinen los lectores. Cuando ellos se apropien de mis letras y las hagan suyas; hasta que ese momento perfecto no se produce, son sólo palabras en un papel o en la computadora como hay tantas.

—A la hora de elegir un camino ¿te inclinás por la ficción de la novela o la realidad de las notas de opinión?
—La ficción. Primero porque todo puede controlarse, lograrlo perfecto, muy lejano a la aleatoriedad de la realidad que realiza a su antojo. Al escribir ficción no hay reglas, y eso es un descanso ante tanto mundo exigido. Cada lector se comporta frente a un texto literario sin límites, sin ajustes de intención. Me ocurrió con el relato Soledad, que dudé en incluirlo en “Después de comer perdices o por qué las mujeres son boludas e insisten en enamorarse” dado que me resultaba demasiado sensible, y sin embargo fue el primero en recibir el elogio del escritor Patrick Ericson. Lo mismo Paula, una de las que destacó el periodista Xabier Fole; yo ni siquiera recordaba cuál era y tuve que fijarme.

—¿Por qué elegiste el blog como canal de difusión de tus escritos?
—No sabría decirte los años que hace que me recomiendan que lo escriba, en su importancia para la difusión. En cierta manera, supongo que me vi obligada por la espera. Es más llevadero aguardar al comprobar que mis letras no se asfixian en un archivo de mi computadora, aunque naveguen en la incertidumbre del aire. Incluí un contador de entradas en el blog aún bajo la advertencia de que era una acción muy retrógrada, pero es muy alentador suponer que esas entradas se traducen en lectores. Desde ya: muchas gracias a los que opinan. No creo que adviertan la importancia de obsequiarme ese privilegio del diálogo.

—¿Entendés que el virtual es el mejor camino para posicionar tu obra?
—Se debe comprender que publicar es sólo el inicio, al menos para escritores que no ingresan en el aparato publicitario de las grandes editoriales; luego viene lo álgido: la distribución. Uno, inocente y totalmente ignorante asume que al publicar y realizar presentaciones exitosas que alcancen librerías como La casa del libro, lo ha logrado, y no, es ahí cuando no se la debe dejar sola; que fue mi error con la obra en España. Por eso aprendí y he obedecido a mi hijo Nicolás que es quien se encarga de orientarme en lo virtual, como nativo digital que es; así que, en mis rudimentarias herramientas de extranjera virtual, he creado el espacio en Internet. En realidad, torturo a mis tres hijos, también a Bianca, ella ha creado vídeos de programas de radio o me ayuda con los píos –en twitter siempre quedo en rojo- y a Hilén, que diseñó la original portada del libro de las perdices.

—¿Y cómo se puede llegar a editar una novela en nuestro país?
—En Argentina, las editoriales no aceptan manuscritos no solicitados o de inéditos para su lectura, así que estamos muy lejos de la historia de J. K. Rowling y los rechazos que sufrió su “Harry Potter”, porque directamente no tenemos inclusión en el rechazo al no ser leídos. Entonces, en esta álgida controversia se balancean dos opciones: autoeditarte, situación que a mí no me hubiera permitido convencer de que mis letras valen el papel, o esperar. Yo opté por la segunda.

Rita Gardellini durante la presentación de “No dejes que muera” en Tenerife

—Así llegó tu primera publicación…
—“No dejes que muera”, la novela que me publicó la Editorial Baile del sol en España en 2009, aguardó pacientemente ocho años en ser leída. Imaginate lo que representa esa editorial y mi editora Ángeles Alonso; ni mencionar el tiempo de maravillas que viví cuando fui a presentarla a España. La presenté en el cabildo de Tenerife, en La casa del libro en Vigo, en Madrid y en Canet del Mar, ayuntamiento de Barcelona. Afortunadamente existen las fotos y las notas en los diarios porque ir a España como escritora y que te malcríen alcaldes, presidentes, libreros, periodistas, escritores, bibliotecarios y lectores, por momentos, parece otro de mis fabulados. También valoro muchísimo a Aldo Battisaco, de la Editora UNR de Rosario por haberme otorgado con su proyecto de Extensión Universitaria la posibilidad de ser leída y así editada en mi ciudad.

—¿El secreto es la paciencia o por momentos dan ganas de dejarlo todo?
—Hubo años en que sólo me dediqué a escribir, había desistido de intentar que me leyeran o de relacionarme con otros escritores, porque me provocaba angustia. No tenía relación el placer que me provoca escribir, los elogios que recibía de mis azarosos lectores, al desahucio que sentía porque no me aceptaban la obra ni siquiera para ser leída y rechazada. Por lo general, es mi marido él que me ahuyenta esos ridículos divismos porque tiene un humor constante e ingenioso, es uno de los casi únicos que me hace reír, tiene ocurrencias muy divertidas. No es que afirme que toda escritura merece ser publicada, pero sí al menos, leída y objetada. Entiendo que las editoriales son empresas que deben generar sueldos, y no pueden acarrear compromisos con ignotos para luego decirles a su empleado “lo siento, el libro fracaso, asuma el costo de su salario”, pero uno aspira contenta el recibir un simple “no podemos editar poemarios porque la poesía no genera ventas, lo sentimos mucho ya que su obra lo merece. Esperamos contar con excedentes financieros que nos permita la oportunidad de contarla entre nuestros escritores”. Y no es por el trabajo, es el alma lo que se agobia. Mi ilusión original era escribir en la total libertad del seudónimo, de eso, a esta sensación de mendigar que me sofoca y me supera en deseos de enviar todo al diablo. Pero claro, uno debe ser responsable y asumir que son miles los que escriben, y que las editoriales están formadas por empresas con trabajadores que necesitan mantener familias con sueldos dignos y no ínfulas de desconocidas.

—¿Hay alguna temática predominante que puedan encontrar los lectores en tus artículos?
—Van a encontrar lo que me interesa, enoja, indigna, altera, divierte, es decir: el variopinto de lo que logra movilizarme siempre en ese tono en que el desparpajo, lo histriónico y el cinismo se confabulan para cuestionar y aporrear la indiferencia.

—Entendiendo que tanto la docencia como la escritura son facetas muy importantes en tu vida ¿Hay algún deseo, algún sueño, que una esas dos pasiones?
—Un prestigio y éxitos literarios que lograran que mi voz en educación fuera oída. Quiero implementar un proyecto que diseñé hace años y crear la carrera docente. El divorcio del profesorado, aún más, los docentes de primaria con la Universidad, limitan la investigación formal a las maestras. Lo cual me llevó a escribir un libro con el anteproyecto de Investigación, en la esperanza de que alguna vez pudiera efectuarse. Hubiera resultado muy diferente de contar con la palestra de la Universidad. También fundar el Colegio del Maestro –como existe el de abogados o médicos-, la cual es una idea brillante de mi amiga Graciela Guemberena, que tiene relación con la profesionalización del rol y la importancia que merecen los que educan a una Nación, los que forman en principio a todas las profesiones.

 


Rita María Gardellini Cavido

Escritora y directora de escuela primaria en la ciudad de Rosario, Argentina.
Ha participado en la organización del Festival intercolegial de Letras y de Teatro “Soles Verdes”; de las Jornadas de capacitación docente “Escuelas que enseñan y aprenden” y del Congreso Internacional de Educación: “Haciendo Escuela desde Rosario”.
Autora de varias novelas, poemarios y relatos inéditos, ha publicado:

    • “No dejes que muera” (Tenerife, 2009, Ediciones de Baile del Sol).
    • “Después de comer perdices o por qué las mujeres son boludas e insisten enamorarse…” (Editorial de la Universidad Nacional de Rosario – 2011).
    • “Alumnos lectores… alumnos escritores y su seño. Los soles verdes”, anteproyecto de Investigación educativa declarado de Interés Provincial y Legislativo. Publicado por los talleres de la Cámara legislativa de la provincia de Santa Fe. 2004. Segunda Edición agosto 2010 – Incluye la obra de relatos novelados: “Dulces, letras y linternas o la clase de lengua”
    • “El hipertexto en el primer ciclo de E.G.B.” Experiencia participante en el libro: Cuadernos de Iberoamérica “Escuelas que hacen escuela II” Los caminos de la palabra. Organización de Estados Iberoamericanos. 2003

Autora de un sinnúmero de colaboraciones en diferentes libros y revistas de educación y ponencias en congresos relacionados con esa especialidad.

Premiada y receptora de menciones honoríficas en relación a su labor educativa.

Más sobre Rita Gardellini:

Editorial Baile del Sol. // Editorial Baile del Sol, editora de “No Dejes Que Muera”. Desde aquí podrá adquirir el libro.

Amazon. // Amazon. Desde aquí podrá adquirir el libro: “No dejes que muera“.

Rita Gardellini // Página Oficial de la autora.

Rita Gardellini // Facebook Oficial de la autora.

— serpoesiayserpoeta.blogspot.com.ar //

Sigue leyendo
18 Comentarios

18 Comments

  1. Mónica L Diaz Guzman

    23/11/2017 a 08:10

    Felicitaciones Rita,la pasión hace que la esperanza se mantenga viva en ti para continuar el camino elegido.MDG

  2. gilda

    24/11/2017 a 19:59

    Agradable entrevista, se logra un clima íntimo donde al contar las ilusiones, los recuerdos y pesares de la escritora llegamos a conocerla, a que nos cuente su historia. Gracias a las vicisitudes narradas nos enteramos de las reglas de juego de las editoriales. Qué difícil resulta poder acceder al circuito editorial, autoeditarse es verdaderamente una quimera. Ojalá pueda revertirse esta situación más temprano que nunca!!!

    • Rita María Gardellini

      24/11/2017 a 22:38

      Muchas gracias, Gilda. El tema es desde siempre, Borges y Cortázar tuvieron que pagar sus primeras ediciones. El primer poemario de Borges salió del bolsillo de su padre. Esperemos.
      Sería muy bueno que se creara algo similar a la ley del Cine.

  3. Inés Acerbi

    24/11/2017 a 20:36

    Rita felicitaciones, valoro tu pasión por la escritura.
    Sos muy especial y llevás esa pasión a las letras.
    Abrazo
    Y por muchos libros más.
    Inés

    • Rita María Gardellini

      24/11/2017 a 22:39

      Gracias, Inés… pertenecés al círculo mínimo de los que tienen todas mis obras. Besos.Por las dudas, conservalos, ¿quién te dice y algún día puedas venderlos? 😉

  4. Maria Jose

    24/11/2017 a 22:39

    Muy interesante la nota. Es necesario saber que hay personas como la profesora Gardellini que apuestan a desarrollar una profesion de forma responsable, un sueño de forma apasionada y brindarse para que no solo quede en reconocimiento social unicamente sino que mantiene la intencion de trascender para cambiar perspectivas y realidades. El mensaje: intentarlo y brindarse. Pienso que seguir sus lineas y su forma de vida pueden inspirar a muchos a arriesgarse a intentar caminos nuevos, a promover cambios, a no temerle a las ideas, a soñar. Fortificando el impulso y el coraje como para no desanimarse por la mediocridad que tiende al facilismo, al no te involucres, al “todo ya esta inventado”; y al “para que”; que matan el alma y a la sociedad desde su nucleo. Mis mejores deseos para que sigamos escuchando de ella y mas logros.

    • Rita María Gardellini

      25/11/2017 a 15:20

      María José, que plena satisfacción me brinda leer una respuesta como la tuya. Muchas gracias, encantada de que mis respuestas resultaran en tu interés.
      Me sumo a tus deseos.

      Te copio una poesía que creo tendrá mucho sentido para vos.

      si encierro mi alma
      en un tiempo gastado
      compartiría
      el lento suicidio
      de los que viven lavados
       
      no voy a hacerlo
      prefiero atropellarme
      cien veces
      a morir
      porque olvidé que estaba viva.

      Rita Gardellini

  5. ALICIA BEATRIZ CÁCERES

    25/11/2017 a 00:07

    HOLA RITA!! CÓMO ESTÁS? LEÍ ESTA ENTREVISTA. ESTOY DE ACUERDO EN QUE LA ESCRITURA Y LA DOCENCIA SON INDEPENDIENTES Y SIMULTÁNEAS. ES CIERTO PERO TAMBIÉN DIRÍA QUE SE COMPLEMENTAN. HAY MUCHA RIQUEZA PARA CONTAR DEL QUEHACER DOCENTE, CLARO ESTÁ QUE ESO VA A DEPENDER DEL GÉNERO EN QUE CADA ESCRITOR SE INSCRIBA. NO COMPARTO ESO DE QUE EL ESCRITOR SE CONVIERTE EN TAL EN LA MEDIDA QUE LO DETERMINAN SUS LECTORES. ES MUY DOLOROSO PENSAR QUE UN ESCRITO HASTA QUE CAIGA EN MANOS DE UN LECTOR SON TAN SOLO. LETRAS IMPRESAS EN UN PAPEL. ´POBRE ENTONCES DE AQUELLOS QUE ESCRIBEN ENSAYOS O TRATADOS DE TIPO CIENTÍFICO, FILOSÓFICO, ETC. AÑOS DE INVESTIGACIÓN PLASMADAS EN UN PAPEL NO TENDRÍAN VALIDEZ HASTA QUE ALGÚN LECTOR INTERACTÚE CON ESOS ESCRITOS? PARA MÍ EL ESCRITOR ES TAL DESDE EL MOMENTO MISMO EN QUE PLASMA SU OBRA ( DE CUALQUIER TIPO) EN FORMA IMPRESA. LÓGICO DEPENDERÁ DEL GÉNERO EL NIVEL DE INTERACCIÓN CON LA OBRA. SI HABLAMOS DE FICCIÓN, GÉNERO AL CUAL ADHIERO DESDE MI MÁS TIERNA INFANCIA, LA INTERACCIÓN ES MÁS FLUIDA YA QUE DESDE NIÑOS LOS ADULTOS, (TAL COMO LO HICIERON CON NOSOTROS) ENRIQUECEMOS LA FANTASÍA INFANTIL CON DISTINTAS BIBLIOGRAFÍAS O CUENTOS INÉDITOS INVENTADOS EN LAS BAÑERAS DE NUESTRA COTIDIANEIDAD.

    • Rita María Gardellini

      25/11/2017 a 15:26

      Alicia,

      coincido en que es muy ingrato y hasta cruel mi manera de sentir a mis letras, pero no puedo percibir a mi escritura de otro modo.
      Afortunadamente, mi pensamiento no tiene por qué coincidir con otros. Si algo beneficia a mi curiosidad, es valorar apreciar y la diversidad, ése ser único como todos que tenemos.

      Muchas gracias.

  6. ALICIA BEATRIZ CÁCERES

    25/11/2017 a 00:18

    CONTINUANDO CON MI COMENTARIO, CREO QUE, ADEMÁS, LA FICCIÓN ES EL GÉNERO QUE MÁS ATRAE Y QUE LA INTERACCIÓN QUE SE PRODUZCA ENTRE EL ELECTOR Y LA OBRA LO QUE VA A PRODUCIR ES EL CONSUMO DE LA OBRA. ESO HACE QUE LA OFERTA Y LA DEMANDA ESTÉN ÍNTIMAMENTE LIGADOS AL MOMENTO DEL CONOCIMIENTO DE TAL O CUAL ESCRITOR. POR ELLO ES MUY DIFÍCIL LOGRAR LA PUBLICACIÓN DE UN ESCRITO YA QUE LAS DEMANDAS DEL MERCADO EXIGEN PRODUCCIÓN Y CONSUMO Y SI NO HAY CONSUMO NO HAY PRODUCCIÓN Y AUTOEDITARSE TAMBIÉN CONLLEVA COSTOS QUE NO TODOS PUEDEN SOLVENTAR.

    • Rita María Gardellini

      25/11/2017 a 15:33

      Sí, los costos de la autopublicación son un lujo para el bolsillo del escritor pero considero que tiene más que el problema del dinero, al menos para mí.
      Ahora se puede autopublicar de manera gratuita, y subirlo a amazon y sitios similares. Incluso se realizan en papel a demanda, con cero costo para el escritor.

      Y existen experiencias de escritores que han percibido ganancias muy suculentas ya que el porcentaje de regalías es muy superior al 10% que brindan las editoriales.
      La próxima entrada a mi blog, precisamente es este tema.

  7. ALICIA BEATRIZ CÁCERES

    25/11/2017 a 00:22

    RITA, DESTACO DE ESTA ENTREVISTA TU CALIDEZ Y ESPONTANEIDAD Y EL DARTE A CONOCER DESDE TU INTIMIDAD FAMILIAR Y COMO EL ESCRITOR NO VIVE MUNDOS IDÍLICOS SINO QUE RODEADO DE SU REALIDAD DEBE GENERARSE SU PROPIO MUNDO, ADENTRARSE EN ÉL Y DARLO A CONOCER, TAREA, POR CIERTO NADA FÁCIL.

    • Rita María Gardellini

      25/11/2017 a 15:39

      Alicia, mil gracias por emplear tu tiempo en leer y opinar. Es valorar también a Andrea Viveca que se ocupó de apostar en entrevistar a una desconocida.

  8. Eduardo Fermé

    27/11/2017 a 11:15

    Muy buena nota. Es interesante ver los “momentos” que Rita atraviesa. El momento del “proceso creativo”, dónde la obra pasa a ser completamente independiente del lector, la editorial, etc. Y el momento de la propia “difusión de la obra”, dónde es una lucha completamente diferente del proceso creativo.
    Y lo bueno que podemos ver es que en Rita el segundo momento no bloquea al primero

  9. Rita María Gardellini

    27/11/2017 a 23:42

    `´Muchas gracias, Eduardo, tu comentario es incisivo y muy inteligente. No lo había advertido, ahora soy yo, la que se apodera de tu respuesta.

  10. Guillermo

    03/12/2017 a 19:32

    Arte, talento, naturalidad y perseverancia, son aspectos salientes que se expresan en esta nota a Rita Gardellini.

Debes iniciar sesión para publicar un comentario. Acceso

Deja una respuesta

Cancelar la respuesta

Entrevistas

Cynthia Edul repasa “El punto de costura”, una obra donde lo familiar y lo laboral disparan y sostienen la historia

Publicado

el

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Es un hilo más otro hilo. Y otro. Manos urdiendo la trama, el lenguaje de los dedos, un sonido que teje. 

Es una palabra encima del hilo, las voces cosidas, el acento en la aguja, un hilván que sostiene.

Es la tela y el hilo en la tela, la tijera y el silencio, texturas superpuestas, voces asomándose entre los puntos, una costura del verbo.

Es antes y después, todos los hilos y todas las palabras, la sintaxis de la trama.

“El punto de costura” es una obra que se introduce en el universo textil, una trama tejida con hilos personales que se expande más allá del escenario.

En diálogo con ContArte Cultura, Cynthia Edul, autora de los textos, directora y responsable de la lectura en la obra, tira de un hilo y de otros, indaga, cose y corta con su voz, con los sonidos que despiertan, texturas y nombres, en el punto de sus propias costuras.

—Sin dudas a lo largo de nuestras vidas existen hilos de historias que nos cosen por dentro, palabras en las telas de los cuerpos, costuras que nos definen. Para comenzar y a modo de presentación, si pudieras elegir la imagen de una “costura” que te represente, ¿cómo sería? ¿Qué hilos formarían parte de esa trama?

—Creo que la imagen textil que me representa es el Boro. En Japón es un tipo de costura como el patchwork que se hace con retazos y esas prendas se heredan de generación en generación. Cada generación sigue usando ese traje y las memorias de toda la familia se conservan en ese texto.

—Y porque hay hilos que permanecen a lo largo del tiempo, nos gustaría llegar a los orígenes, a tu propio primer punto de costura. ¿Qué vivencias personales te acercaron al mundo textil?

—En mi caso, mi familia paterna se dedicó a lo textil. Desde que llegaron de Siria se iniciaron en ese rubro, así que la tradición del trabajo familiar era ese. Y también el mandato de ese negocio pesaba mucho en mi familia. Yo me dediqué a la literatura, pero siempre estuve involucrada en el negocio familiar y en la pandemia me tuve que hacer cargo… no tuve opción. Entonces empecé a escribir sobre qué sentidos puede tener regresar a los oficios familiares, a la historia del trabajo familiar y recuperar mis experiencia con todo ese mundo.

—¿Cuáles fueron los disparadores para empezar a poner en palabras esas vivencias hasta llegar a dar vida a tu obra “El punto de costura”?

—El primer disparador, como comentaba antes, fue el regreso a los oficios familiares textiles en primera persona. A partir de ahí comencé a construir esa primera línea, que tenía que ver directamente con el motivo del regreso. Después empecé a tirar hilos que se relacionaban con la historia familiar: la historia del algodón, las historias de las hilanderas. Y a sumar otras como las historias de opresión y de resistencia a través del textil. Recuperando eso fui reencontrando las vivencias personales, a la luz de otras vivencias, históricas y sociales.

—Toda la escenografía da cuenta de ese universo donde una trama se superpone a la otra, la palabra y la imagen, el sonido y las texturas, ¿quiénes colaboraron en el proceso creativo del mundo textil sobre el escenario?

—La escenografía fue algo que fuimos construyendo con María Venancio y Nicolás Zuñiga, en un principio, y luego con Sebastián Francia. La idea era hilar texto, imagen y sonoridad, construyendo de alguna manera las mesas de costura. En una trabaja Guillermina Etkin y en otra yo, con un espacio que es la alfombra, el espacio textil tan sagrado para muchas religiones también. Y así, simplificando pero dándole sentido específico a cada función, fuimos construyendo ese espacio, que tiene en el centro al telar y la máquina de coser. Dos elementos que se vuelven centrales en el relato.

—También hay un trabajo muy interesante con la música, un paisaje sonoro que se une a la voz y al piano para crear texturas nuevas. ¿Cómo fue el trabajo con Guillermina para lograr esa fusión de sonidos que ayudan a narrar?

—Con Guillermina leíamos el texto y a partir de eso ella empezaba a componer sonoridades, canciones, tonos, que expresaran el sentido profundo que le provocaba lo que leía. Así que fuimos buscando parte por parte, investigando la sonoridad en cada momento. Además, teníamos una premisa que era usar los textiles como elementos sonoros: de ahí el telar, la máquina de coser, las telas, el costurero y la amplificación de esos sonidos que, como decía John Cage, “actúan”.

—Para concluir, detengámonos entonces en esos sonidos. Si pudieras elegir el que represente el espíritu de la obra, ¿cuál sería y por qué?

—Difícil pregunta, pero si tengo que elegir uno: la máquina de coser. Ese sonido mecánico y al mismo tiempo familiar, ese objeto con el que trabajaron nuestras abuelas, nuestras madres, nuestras tías. Hay está el espíritu de las mujeres costureras. Creo que ese representa muy bien el espíritu de la obra.

Sigue leyendo

Entrevistas

Gabriela Margall: “Necesitaba una vuelta a mis raíces y ahí estaban los libros esperando”

Publicado

el

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

El fuego arrasa, incendia los nombres. Es la guerra sobre el amor, que resiste y se deja abrazar por las llamas. Hay una revolución en los cuerpos, una intuición de libertad, como si adentro y afuera se encontraran en una misma batalla.

Y es que los combates se dan primero en los cuerpos, en las ideas capaces de encender otras chispas y alimentar otras llamas.

Tres mujeres, tres historias atravesadas por el fuego y por la guerra. Tres deseos de libertad encerrados en aquello que no puede nombrarse, pero igual crece.

La trilogía de Gabriela Margall, que incluye sus novelas “Si encuentro tu nombre en el fuego”, “Con solo nombrarte” y “La viajera del sur” y fue publicada por Del Fondo Editorial, recorre los tiempos de las invasiones inglesas y de las guerras napoleónicas para sumergir a los lectores en tres historias de amor capaces de resistir cualquier batalla.

ContArte Cultura charló con la autora e historiadora para acercarnos al proceso de escritura de esta saga, cuyas protagonistas seguramente serán capaces de trascender las páginas que las contienen a través de cada lectura.

—La guerra y la libertad son dos temas que atraviesan tu trilogía. Entre las páginas se desatan revoluciones históricas pero también las personales. Vamos a detenernos ahí. Para comenzar esta charla y a modo de presentación, hagamos foco en esos movimientos personales que te llevaron a escribir a las protagonistas femeninas de estas novelas. Si pudieras elegir dos cosas de esas mujeres en las que te veas reflejada, ¿cuáles serían?

—No siempre construyo personajes porque me reflejo en ellos. Si hago una historia de las protagonistas, probablemente no haya muchas características similares. De hecho, me gusta trabajar con personajes y elementos que no tienen que ver conmigo, porque lo que me interesa es la reconstrucción de un período histórico y qué ocurría con los seres humanos dentro de ese tiempo. 

—Como todo tiene un comienzo y un final que suelen tocarse, nos gustaría llegar a ese punto de contacto: ¿Qué fue lo que te movilizó para escribir aquella primera novela “Si encuentro tu nombre en el fuego” y luego de tantos años llegar a la escritura de “La viajera del sur” para cerrar la historia de la familia Torres?

—Como decía antes, lo que me gusta es la reconstrucción de un período histórico. El fin del Virreinato del Río de la Plato, las Invasiones Inglesas, la Revolución de Mayo y la guerra por la independencia de España, son períodos que están muy estudiados en la historia argentina. Tenemos mucha información, incluso sobre la actuación de las mujeres y otros sectores subalternos. Escribir esa historia, incluso desde la ficción, es una de mis cosas favoritas.

—En ese lapso de tiempo entre una y otra obra escribiste “Con solo nombrarte”, una novela ambientada en los escenarios de la segunda invasión inglesa a Buenos Aires. ¿Cómo fue el proceso de reconstruir aquellos días y de darle continuidad a tu primera historia?

Si encuentro tu nombre en el fuego y Con solo nombrarte fueron concebidas juntas. Las dos salieron para los bicentenarios de la primera y segunda invasión inglesa y por eso nunca existió la urgencia de continuar la historia. Y tampoco hubo urgencia después, sino que fue un proceso de cambio y continuidad que se dio con los años. Necesitaba una vuelta a mis raíces y ahí estaban los libros esperando.

—Si hay un punto en común en esta trilogía es la presencia de mujeres fuertes, que se atreven a todo, algo que no era común en esos tiempos, ¿de qué manera trabajaste para darle vida a cada una de tus protagonistas?

—En las tres protagonistas lo que busqué fue “ir un poco más allá”. Las tres, Paula, Jimena, Julieta, tienen una base histórica, podemos establecer que sí, que algunas mujeres hicieron lo que hacen ellas (con algunos límites). Lo que busqué en las novelas fue que eso que hacían (el acceso a libros y organización de reuniones, la participación en batallas y el comercio y actuación como espías) quedase bien definido y con algunas licencias. Pero todo tiene un anclaje en la realidad.

—Más allá de los vínculos de sangre que las unen, qué  te parece que podría representar a tus tres protagonistas: Paula, Jimena y Julieta.

—Están en el mismo punto de vista político, las tres son parte de ese grupo que va a liderar el proceso de revolución e independencia de España. A veces se considera que solo son hombres los que tenían ideas políticas, pero basta leer las cartas de Guadalupe Cuenca a Mariano Moreno para saber que ella tenía un conocimiento claro de la realidad política del momento.

—Y hablando de Julieta, ella es la que va a cruzar el océano para hacerse parte de otra guerra, ¿qué fue lo que más disfrutaste o padeciste al momento de “viajar” con ella hacia los tiempos napoleónicos.

—Mucho antes de que supiera qué historia iba a contar con Julieta, sabía que iba a ser una novela de viajes. Así que fue un proceso tranquilo.

—¿Cuál fue la batalla que más te costó escribir y por qué?

—La batalla por la Reconquista de Buenos Aires en Con solo nombrarte. Conocía bien la ciudad y las calles, pero las tropas de ambos bandos avanzaban y retrocedían, entraban en casas, había túneles, arroyos en la ciudad, no fue sencillo tener todo eso en la cabeza y traducirlo en una novela.

—Más allá de las guerras, cerca de ellas siempre late el amor, ¿de qué manera surgieron en vos las historias de amor de tus protagonistas?

—Siempre pienso en los protagonistas como una pareja, nacen así, y considero con atención qué es lo que los separa, porque es el centro de la novela, y cómo se va a resolver, si es que se resuelve.

—Con la trilogía completa, ¿qué sigue ahora en el universo Margall?

—Veremos. Hay varias cosas que tengo en mente y no me alcanza el tiempo para todas. La historia siempre está presente, aunque me gustaría probar con la épica fantástica.

—Para terminar, te invitamos a elegir tres telas o vestimentas que representen respectivamente a cada una de tus novelas.

Si encuentro tu nombre en el fuego: una mantilla de encaje.
Con solo nombrarte: un abanico.
La viajera del sur: un vestido verde oscuro.

Sigue leyendo

Entrevistas

Verónica Sordelli: “Escribir fue la manera de leer mi vida”

Publicado

el

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Las huellas de sus pies desaparecen, se hunden en la arena como si nada hubiera existido, después de los deseos. Son partículas de tiempo disolviéndose, nada. Cada paso los acerca y los aleja. Son un espejismo de sus propias palabras. No basta con pronunciar sus nombres, el viento se los lleva, los arrastra al vacío, donde alguna vez existieron castillos de arena.

“Castillos de arena”, la última novela de Verónica Sordelli, cuenta una historia que se pierde en las arenas del desierto, en un escenario que muta para dejar en los lectores un viento de preguntas que, poco a poco, van revelando los otros desiertos, los que habitan en el interior de sus protagonistas.

En diálogo con ContArte Cultura, la autora cuenta acerca de su propia ruta en el camino de la escritura, especialmente de su última obra, donde invita al lector a viajar a través de sus palabras.

—La arena, su liviandad, esa convergencia de partículas en movimiento y la textura al pisarla suelen llevarnos a distintos escenarios donde nuestros pies han dejado sus marcas. En tu novela el desierto es un gran protagonista, es por eso que para comenzar nos gustaría detenernos en las sensaciones que la arena haya despertado en vos, en sus huellas, que de alguna manera puedan ayudar a presentarte.

—Soy de Necochea, la arena me acompaña desde mi infancia. Siempre fue la misma, soy yo la que con el paso de los años la fui viendo distinta, porque en cada etapa de mi vida despertó sensaciones diversas: una infancia construida de la misma manera que con la pala y los rastrillos se construyen los pozos esperando que desde su interior surja el mar. El asombro de no entender por qué sucedía y la alegría de que así fuera. Una adolescencia donde la arena representó los fogones con amigos, el primer beso de amor y tal vez la primera lágrima de desamor. Una adultez donde comencé a caminarla, y se la presenté a mis hijos y los ayudé a construir sus castillos y los escuché gritar de alegría y tuve que consolarlos cuando el mar, en cuestión de segundos, los desmoronaba. Miré muchas veces para atrás, no estaban solamente mis huellas, y lloré mucho despidiendo algunas que se fueron y agradecí recibiendo a aquellas que se sumaron. ¡Y si! ¡Así es la vida! Y como aquella niña siento el asombro de no saber porque sucede y la alegría de que así sea.

—Y en ese desplazamiento que significa viajar, vayamos a tus comienzos como escritora. ¿Recordás en qué momento de tu vida se despertó tu deseo de contar historias?

—Mi primera novela surgió de la necesidad de contar la historia de las playas de Quequén, una historia llena de naufragios, con uno de los hoteles más imponentes de Sudamérica. El momento exacto fue cuando una de las tantas mañanas que salí a trotar por la costa, sentí el privilegio de vivir en este maravilloso lugar. 

—Mirando hacia atrás, ¿qué hilos temáticos atraviesan todas tus obras?

—Escribir fue la manera de leer mi vida. En mis libros estoy. Entonces diría que el hilo rojo que une a mis novelas es la mujer. En algunos momentos de la historia, o de la cultura en la que vivió, no tuvo demasiado o ningún poder de decisión, en otros pudo hacerlo. Pero siempre luchó para ser fiel a sus pensamientos.

—Tu novela “Castillos de arena”, publicada por Del Fondo Editorial, es una historia de amor y de fusión de culturas, ¿cuál fue el disparador para su escritura?

—La importancia que tiene la religión en la cultura árabe y la maravillosa diferencia con el occidente me llevó a preguntarme: ¿Qué tenemos en común? Por encima de toda diferencia tenemos en común el amor. A partir de ahí comenzó la historia.

—¿Cómo viviste el proceso de cruzar el desierto para acercarte a una cultura tan diferente de la nuestra?

—Agradezco haber podido viajar en tres oportunidades a encontrarme con la cultura árabe. En cada una de ellas mi premisa fue no cuestionarla y respetarla. Fue lo que me ayudó a entender la importancia de los mandatos sociales y religiosos en sus vidas y como viven para cumplirlos. Fue también entender que somos distintos, ni mejores ni peores, solo distintos. Toda cultura se merece ser respetada, pero creo que para lograrlo hay que estudiarla, no desde los extremismos porque gente mala y buena hay en todas, sino desde la esencia del ser humano.

—¿Qué o quiénes te ayudaron a darle vida a Jayif, el protagonista de “Castillos de arena”?

—Jayif fue creado a partir del lugar que ocupaba en su cultura y con los mandatos que ella le imponía.

—Y si tuvieras que definir a Elena, tu otra protagonista, en una sola palabra, ¿cuál sería?

—Superación

—Al avanzar en la historia aparecen situaciones límite donde el dolor y la muerte envuelven a tus personajes, ¿qué fue lo que más te costó al momento de escribir esas escenas?

—Investigué y leí muchísimos testimonios. Lo más difícil fue aceptar que se trataba de situaciones reales.

—Un deseo sin spoilear… ¿hay vida después de la muerte?

—No lo sé, sólo puedo afirmar que la muerte es la no presencia física, pero siempre estaremos vivos en el recuerdo de aquellos que nos aman. Dicen que la vida es corta, pero también dicen que las cosas no valen por el tiempo que duran, sino por las huellas que dejan.

—Para terminar, ¿qué aroma creés que representaría a tus “Castillos de arena” y por qué?

—Mi preferido: el perfume que siento cuando abrazo a una persona que amo. Porque el amor sana y salva.

Sigue leyendo


Propietaria/Directora: Andrea Viveca Sanz
Domicilio Legal: 135 nº 1472 Dto 2, La Plata, Provincia de Buenos Aires
Registro DNDA Nº 2022-106152549
Edición Nº