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Murió Hugh Hefner, fundador de la revista Playboy

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Hugh Hefner, el fundador de la revolucionaria revista Playboy en 1953, que respaldó canales de televisión, produjo cine y se convirtió en una figura del jet set hollywoodense, murió en su mansión de la calle Charing Cross de Holmby Hills, en el oeste de Los Ángeles, a los 91 años.

Hugh Marston Hefner, tal su verdadero nombre, que había nacido en Chicago, el 9 de abril de 1926, falleció según informaron sus voceros de prensa por causas naturales, acompañado por su tercera esposa, Crystal Harris, con quien se había unido en 2012, y sus cuatro hijos.

El magnate de los medios de comunicación que tenía planificado que sus restos sean depositados en el Westwood Memorial Park, donde también descansa Marilyn Monroe, fue responsable de una auténtica revolución sexual a través de un medio gráfico que coincidió con la aparición de los tratamientos anticonceptivos farmacéuticos.

Si bien hace varios años su salud se venía deteriorando, pudo fallecer en su famosa mansión llena de historias, a pesar de haberla vendido en 2016, con la condición de poder vivir allí hasta su último suspiro, se reveló en el portal de la revista Variety.

Lo sobreviven su tercera esposa Crystal, y sus hijos Christie, que fue CEO de Playboy Enterprise por más de dos décadas, y David, los dos de su primera esposa Mildred Williams, así como dos de la segunda, Kimberley Conrad, Marston y Cooper, quien actualmente es director de creatividad de la compañía.

“Mi padre vivió una vida excepcional de alto impacto como pionero mediático y cultural, y se convirtió en una voz destacada detrás de algunos de los movimientos sociales y culturales más significativos de nuestro tiempo en la defensa de la libertad de expresión, los derechos civiles y la libertad sexual”, señaló Cooper Hefner.

“Él definió un estilo de vida, conducta y costumbres que se encuentran en el corazón de la marca Playboy, una de los más reconocibles y perdurables en la historia”, aseguró, el hijo de quien en la década del 60 incorporó a la producción editorial el mundo de la televisión “en colores”, el cine y fue clave en el mundo pop de entonces, con sus audaces producciones.

Nacido en Chicago, y alistado en el ejército de su país, Hefner fue redactor de un periódico militar mientras estaba reclutado, antes de estudiar psicología en la universidad y ser contratado por la revista Esquire, hasta que en 1953, y con una mínima inversión de 600 dólares reunidos por un grupo de amigos lanzó Playboy, que incluía una foto desplegable de una muy joven y de hecho casi desconocida Marilyn Monroe desnuda, que logró vender 53.000 ejemplares, para luego contratar a fotógrafos profesionales de alto vuelo artístico y a escritores de peso para sus notas.

En 1959, y después de divorciarse de su primera esposa condujo el programa televisivo de entrevistas “Playboy’s Penthouse”, antes de inaugurar los primeros Playboy’s Club, que llegaron a tener 40 locales en todo el mundo.

En 1963, y a raíz de una campaña moralista, Hefner fue a prisión señalado por la “obscenidad” de su publicación, pero por poco tiempo ya que fue absuelto, tras lo que impulsó la Fundación Playboy para luchar contra la censura y apoyar la investigación sobre la sexualidad, y en 1969 se convirtió en entrevistador del innovador programa “Playboy After Dark”, que batió récords de rating en su país.

Uno de sus golpes de efecto fue ser el primer entrevistador blanco que llevó a la televisión a figuras de la música negra, como Sammy Davis Jr. y Tina Turner, así como a grupos inolvidables como Grateful Dead, Deep Purple, Steppenwolf, cantantes como Harry Nilsson, James Brown, Linda Rondstadt y Joe Cocker, entre muchos otros.

Hefner fue un auténtico playboy, y él mismo tuvo relaciones “cuerpo a cuerpo” con mujeres que fueron íconos de su revista, las famosas “chicas Playboy”, hasta su casamiento con Kimberley Conrad en 1969, cuando ya tenía 60 años, matrimonio que terminó dos décadas después.

Hef, tal como se lo conocía en el mundo del show business, creó y manejó según sus reglas la marca Playboy por más de medio siglo, respaldando a figuras femeninas como Jane Mansfield, Pamela Anderson y Kim Basinger, y a ya famosas, como Ursula Andress, Raquel Welch, Joan Collins, Nastassja Kinski, Drew Barrymore o Lindsay Lohan.

Desde 1969 se lo vinculó a varias de las mujeres que convivían con él en su mansión, que tres décadas y media despúes daría lugar al reality show “The Girls Nex Door”, chicas bonitas y sensuales como Kendra Wilkinson, Shannon Tweed, Barbi Benton y Carrie Leigh, con las que terminaría enfrentándose legalmente.

Tras contraer nupcias por segunda vez, una caída en las ventas y la aparición de su competidora Penthouse, se deshizo de sus famosos clubes y al promediar la década del 70, cuando los hippies enarbolaron las causas de la libertad sexual y la contracultura, instaló su base en Los Ángeles para dedicarse a con más atención a la producción de televisión y películas.

De esa etapa son producciones como ”Macbeth”, de Roman Polanski según el clásico de William Shakespeare, “The Naked Ape”, de Donald Driver y “Saint Jack”, de Peter Bogdanovich, con Ben Gazzara, así como documentales acerca de viejos astros de Hollywood como Lon Chaney, Marion Davies, Clara Bow y Rita Hayworth, al tiempo que hizo donaciones a la escuela de cine de la Universidad del Sur de California (USC, por sus siglas en inglés), y restauró el célebre cartel de Hollywood.

Desde 2011, la empresa de Hefner que cotiza en bolsa, posee canales de televisión por cable en todo el mundo, y distintas lineas de merchandising, así como produjo el Playboy Jazz Festival, la serie “The Playboy Club”, así como el lanzamiento de discos, en todos los casos con el logotipo del conejo con moño.

Diferentes productores disputaron la posibilidad de documentales acerca de su vida e incluso una biopic, meta que alcanzó primero el trabajo “Hug Hefner: Playboy, activista y rebelde”, de Brigitte Berman de 2010, y más recientemente Amazon con “American Playboy: la historia de Hugh Hefner”, cuyo lanzamiento fue en abril de este año, serie de 10 episodios que totalizan siete horas que resumen cientos de horas grabadas de sus archivos secretos y miles de fotos inéditas.

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Literatura

Salman Rushdie contó cómo lo afecta diariamente la pérdida de su ojo derecho

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El escritor Salman Rushdie relató con escalofriantes detalles lo que recuerda del ataque que sufrió hace dos años, cuando fue apuñalado en un escenario durante una conferencia en Nueva York. El ganador del Premio Booker señaló que su ojo quedó colgando de la cara “como un huevo pasado por agua”, y que perderlo “le afecta todos los días”.

En diálogo con la BBC, Rushdie reveló que pensó que se moría, pero “afortunadamente, me equivoqué”. El laureado escritor aseguró que está utilizando su nuevo libro, “Cuchillo: meditaciones después de un intento de asesinato”, como una forma de luchar contra lo sucedido.

El ataque tuvo lugar en una institución educativa del estado de Nueva York en agosto de 2022, mientras el autor británico-estadounidense de origen indio se preparaba para dar una conferencia.

Rushdie recordó cómo el agresor subió “corriendo escaleras arriba” y lo apuñaló 12 veces en el cuello y el abdomen, en un ataque que duró 27 segundos. “No podría haber luchado contra él. No podría haber huido de él”, aseguró el escritor.

El escritor relató cómo cayó entonces al suelo, donde quedó tendido con “una cantidad espectacular de sangre” a su alrededor. Luego fue llevado en helicóptero a un hospital, donde pasó seis semanas recuperándose.

Nacido en India, el autor británico-estadounidense, de 76 años, es uno de los escritores más influyentes de la literatura contemporánea. El ataque que sufrió fue noticia en todo el mundo.

Rushdie pasó varios años escondido después de la publicación en 1988 de su obra “Los versos satánicos”, por la que recibió amenazas de muerte por parte del régimen iraní.

El autor admitió que había pensado que algún día alguien podría “saltar desde el público. Claramente hubiera sido absurdo que no se me pasara por la cabeza”. Sin embargo, dos días antes de su evento, Rushdie tuvo una “pesadilla” sobre el ataque, y no quería ir.

“Luego pensé: bueno, es un sueño. Y, además, me pagan bastante bien. Todo el mundo ha comprado boletos. Debería ir”.

Consecuencias del atentado

El ataque dañó el hígado y las manos del escritor, y cortó los nervios de su ojo derecho. El ojo parecía “muy distendido, hinchado”, recordó. “Estaba como colgando de mi cara, apoyado en mi mejilla, como un huevo pasado por agua. Y ciego”.

Rushdie aseguró que perder un ojo le “afecta todos los días”. Ahora tiene que tener más cuidado al bajar escaleras, cruzar una calle o incluso al verter agua en un vaso. Pero se considera afortunado de haber evitado el daño cerebral. “Esto hace que todavía pueda ser yo mismo”.

El moderador del evento en el que Rushdie fue apuñalado confesó a la BBC que deseaba haber podido hacer más para evitar el ataque. “Uno siente que, si hubiera actuado rápidamente, mucho de esto podría haberse evitado”, aseguró Henry Reese.

Pero la gratitud del autor hacia las personas que lo ayudaron ese día, incluido Reese, así como hacia los médicos que lo atendieron, queda clara desde la primera página de “Cuchillo”. El libro está dedicado, básicamente, a “los hombres y mujeres que salvaron mi vida”.

En “Cuchillo”, además, el escritor mantiene una conversación imaginaria con su atacante, Hadi Matar, quien está preso a la espera del juicio.

Autor de Los versos satánicos

Salman Rushdie saltó a la fama con “Hijos de la medianoche” en 1981, que vendió más de un millón de copias sólo en Reino Unido.

Pero su cuarto libro, “Los versos satánicos” (1988), inspirado en la vida del profeta islámico Mahoma, fue considerado blasfemo y fue prohibido en varios países de mayoría musulmana por sus referencias a la religión.

El entonces líder de Irán, el ayatolá Ruhollah Jomeini, emitió una fatwa (o decreto religioso) en 1989, pidiendo el asesinato de Rushdie y ofreció una recompensa de US$3 millones por su cabeza. Esa fatwa nunca ha sido rescindida.

Rushdie se vio entonces obligado a esconderse durante casi una década, y necesitó la protección de un guardaespaldas armado debido a la cantidad de amenazas de muerte que recibió.

(Fuente: Agencia Noticias Argentinas)

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A los 68 años murió el creador de Dragon Ball, Akira Toriyama

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Akira Toriyama, el dibujante de manga japonés que creó la enormemente popular e influyente serie Dragon Ball, falleció la semana pasada a los 68 años a causa de una afección cerebral, según informó el viernes su estudio de producción.

Toriyama fue la mente detrás de la franquicia de fantasía de artes marciales protagonizada por Son Goku, un niño del espacio exterior con fuerza sobrehumana y cola de mono que se embarca en la búsqueda de las siete esferas del dragón.

El universo de Dragon Ball sigue siendo uno de los mayores éxitos mundiales de Japón, cautivando los corazones de muchos adolescentes y adultos amantes del manga de todo el mundo desde su debut en la década de 1980.

La muerte de Toriyama fue anunciada por la página web oficial de Dragon Ball en un comunicado compartido por el estudio Bird y Capsule Corporation Tokyo.

“Lamentamos profundamente que aún tuviera varias obras en pleno proceso de creación con gran entusiasmo”, decía el comunicado.

“Le quedarían muchas cosas por hacer. Sin embargo, ha dejado muchos títulos de manga y obras de arte a este mundo”, añadió, agradeciendo a los fans su apoyo en nombre de Toriyama.

El artista murió de un hematoma subdural agudo, una forma de hemorragia cerebral, según el comunicado.

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Diez años de la muerte de Paco de Lucía: la guitarra que cambió al mundo

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Por Mariano Suárez (*)

Diez años pasaron de la muerte de Paco de Lucía: no hay disidencias -las hubo- sobre su influencia transformadora en la guitarra, el flamenco y la música toda; en cambio, no parece haber manera de establecer con más sustantivos que adjetivos el alcance de esa transformación, tal vez porque no ha terminado.

Los estudios y ensayos biográficos sobre Paco de Lucía son todavía pocos en relación con la fuerza de obra (se acaban de publicar dos libros en España, ninguno disponible en Argentina) y ha sido un hombre austero en declaraciones y apuntes de vida; por lo que, en principio, luce sencillo reducir su vida, bajo la modalidad periodística, a una secuencia de episodios más o menos representativos. Pero su música es más inasible.

“El flamenco antes de Paco era un señor gordo con sombrerito en una silla de madera y con una copa de vino”, afirma Manuel Escacena, uno de sus recientes biógrafos.

La sentencia y la imagen, tentadoras, simpáticas, son por lo menos incompletas. Cuando no falsas.

El guitarrista que murió en Playa del Carmen, México, el 25 de febrero de 2014, expandió el flamenco, lo universalizó, desarrolló una conexión con el jazz, enseñó al mundo una manera de tocar la guitarra que nadie había descripto en ningún manual, pero a la vez aprendió de la legendaria oralidad de la música flamenca, que atrapó desde niño.

Si bien en la década del ’70 y ’80 su irrupción lo ubicaba -¿acaso podía ser visto de otra manera?- como un desplazamiento de las raíces puras de esa tradición-; su guitarra fue durante un tiempo hija de esa escuela con diferentes maestros, algunos bastante evidentes (Niño Ricardo, Sabicas).

Otra narrativa errónea lo ubica como un guitarrista liberado a la improvisación que, es cierto, cuando comenzó era una extrañeza en el flamenco. Al contrario: Paco de Lucía es la expresión de la mirada cartesiana, la concepción científica de la música. La intuición la llevaba sola desde niño.

Aprendió a tocar en su casa de Algeciras, en Cádiz, gracias a su padre. La guitarra no era un entretenimiento. Su padre Antonio, también guitarrista aficionado, descubrió temprano el talento de su hijo y desde el primer día tuvo un plan para hacer él el mejor guitarrista que haya pisado la tierra. Como Leopold Mozart, con sus hijos Wolfgang y María Anna.

Paco nació el 21 de diciembre de 1947 en el popular barrio de La Fuensanta. Fue el menor de los cinco hijos de Lucía Gomes Gonçalves, “La Portuguesa“, y de Antonio Sánchez Pecino.

La universalización de su música responde a un hecho claro. El suceso de la rumba “Entre dos aguas”, incluida en el álbum “Fuente y Caudal”, su cuarto disco solista, en 1973.

Su interpretación, con un compás acentuado, era poco convencional. Es resultado de una improvisación sobre el tema “Rumba improvisada”, un tema de un disco que había publicado dos años antes. “Me siento libre con las rumbas, no tienen tradición y puedes hacer lo que quieras con ellas”, dijo.

Su éxito como guitarrista alteró la forma de interacción en el cante flamenco: los “inmovilistas” consideraban al instrumentista un mero acompañante del cantaor (la expresión usual para acotar su función era la de “banderillero”. No aparecían en los créditos y muchas veces tampoco cobraban. Aquello cambió para siempre.

Si el flamenco es el canto a la desesperación, al desconsuelo al dolor irredento, nadie lo expresó como José Monge Cruz, conocido como “Camarón“.

Grabaron juntos nueve discos entre 1967 y 1977 (antes cantaba en sus discos el hermano de Paco, Ramón de Algeciras) y tres más en los que también se incorporó el guitarrista Tomatito. Hubo una discusión sobre una disputa de derechos de autor, pero que no alcanzó a alterar aquella hermandad.

En 1975, Paco actuó en el Teatro Real de Madrid e inició una tanda de conciertos junto a Carlos Santana y a Al Di Meola, en 1977. En 1980 participó también en los conciertos ofrecidos por John McLaughlin y Chick Corea. La riqueza del flamenco era un manantial para aquellos que exploraban sobre las raíces negras de la música estadounidense.

“Siroco” (1987) fue, tal vez su último hito. El aquel tiempo coleccionaba elogios indiscriminados: fue considerado un álbum perfecto.

Tuvo un matrimonio de 20 años con Casilda Varela. En México, su refugio en el mundo de los últimos años, y conoció a Gabriela Canseco, una restauradora mexicana, con quien se casó. Con Casilda tuvo tres hijos y con Gabriela dos.

Paco falleció de un infarto de miocardio en Playa de Carmen. Se público un disco póstumo, “Canción andaluza”.

Una vez el poeta Félix Grande dijo que de la música de Paco de Lucía que tenía una soledad tumultuosa, una bravura radical, una impetuosa pena y una serenidad dramática.

Siguen faltando sustantivos. Cambió al mundo, pero todavía no sabemos contarlo bien.

(*) Agencia de noticias Telam.

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