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Woodstock: a 48 años del legendario Festival de las Flores

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Nadie se imaginaba que en un pequeño pueblo a las afueras de la ciudad de Nueva York se iban a concentrar 400 mil personas; todos, unidos por la música, proclamaron sus ideales de paz y amor libre manifestándose así en contra del sistema y la sociedad en general. El llamado Festival de las Flores consagró el movimiento hippie.

Se trató nada menos que del legendario Festival de Woodstock, que en tres días de paz, música y amor reunió a casi medio millón de personas el 15, 16 y 17 de agosto de 1969, para escuchar a figuras como Jimi Hendrix, Joan Báez, Santana o The Who, cuyo principal objetivo fue protestar por la guerra de Vietnam, cumple 48 años.

Jimi Hendrix

En ese verano del 69, cientos de miles de personas se congregaron en la neoyorquina localidad de Bethel, en una cita que, casi cinco décadas después, sigue considerándose única, pese a los sucesivos e infructuosos intentos por recrearla.

“El público consiguió que Woodstock funcionara y fuera algo irrepetible”, dijo Joel Rosenman, uno de los organizadores del festival, durante la presentación en Nueva York de la edición de coleccionista del documental Woodstock (1970), trabajo dirigido por Michael Wadleigh.

Para aquellos que asistieron a la celebración la primera frase que les viene a la mente es: “Woodstock fue algo mágico, un momento en el que las reglas quedaron en suspenso, los hippies tomaron el control, los grandes del rock como Jimi Hendrix estaban en su apogeo y el mundo era realmente maravilloso”.

Cantantes como Richie Havens, quien abrió el festival, Janis Joplin, Jimi Hendrix, The Who, Joan Báez, Santana, Sly & The Family Stone, Jefferson Airplane, Canned Heat, Joe Cocker, Crosby, Stills & Nash y Arlo Guthrie fueron algunos de los participantes de este mítico concierto, que se ha convertido en una tradición rockera.

“En términos prácticos, Woodstock fue un verdadero milagro”, sostuvo Mel Lawrence, director de operaciones del evento realizado en Nueva York.

Esa aseveración tiene que ver, en principio, en que los organizadores tenían planes para 100 mil personas y llegaron cuatro veces más.

El lugar donde se tenía planeado el concierto estaba cercado por un alambrado que duró menos de dos horas en desaparecer y los organizadores decidieron que la entrada sería gratuita, aunque algunos ya habían pagado 18 dólares para poder acceder al lugar.

“Durante el festival hubo muchas carencias. No fue suficiente el espacio ni los baños, y el segundo día nos quedamos sin comida”, contó Lawrence.

Y sin embargo, a medida que aumentaba el caos, los organizadores, los líderes de la contracultura, los habitantes del lugar —que en su mayoría era gente conservadora— y los miles de fanáticos del rock, se las arreglaron para “sobrevivir”.

Así, los lugareños aportaron comida; los organizadores consiguieron platos de papel y cientos de miles de personas recibieron alimento, el cual, recuerda Lawrence, muchos rechazaron porque “estaban tan metidos en el viaje que no les importaba comer”.

En 2016 falleció a los 81 años Elliot Tiber, uno de los responsables de conseguir el terreno en donde se realizó el festival.

Tiber, diseñador y activista, fue inspiración para el cineasta Ang Lee, para dirigir en 2009 la cinta Taking Woodstock, basada en el libro que el propio Elliot escribió en 2007 y en el que describe que cuando se enteró de que una localidad cercana prohibió la celebración del festival de música, se puso en contacto con los promotores para ofrecerles su motel y enseñarles unas tierras donde podrían celebrar el evento.

El premiado Ang Lee declaró al enterarse de la muerte de Elliot: “Un día en San Francisco se acercó un hombre y me obsequió un libro, tiempo después terminé haciendo una película sobre ese regalo, y quien me lo dio fue Tiber”.

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1 comentario

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  1. Nelson zotelo

    21/08/2018 a 14:44

    Solo dire q ese festival y movimiento hippie cambio mi vida y me lleno de valores q hasta el dia de hoy me rigen amo el Rock,amo la libertad,la vida al aire libre,aprendi a amar a JIMMY ,conoci aC SANTANA y todo gracias a esa gran movida,doy gracias x lo q conociy amo

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A los 68 años murió el creador de Dragon Ball, Akira Toriyama

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Akira Toriyama, el dibujante de manga japonés que creó la enormemente popular e influyente serie Dragon Ball, falleció la semana pasada a los 68 años a causa de una afección cerebral, según informó el viernes su estudio de producción.

Toriyama fue la mente detrás de la franquicia de fantasía de artes marciales protagonizada por Son Goku, un niño del espacio exterior con fuerza sobrehumana y cola de mono que se embarca en la búsqueda de las siete esferas del dragón.

El universo de Dragon Ball sigue siendo uno de los mayores éxitos mundiales de Japón, cautivando los corazones de muchos adolescentes y adultos amantes del manga de todo el mundo desde su debut en la década de 1980.

La muerte de Toriyama fue anunciada por la página web oficial de Dragon Ball en un comunicado compartido por el estudio Bird y Capsule Corporation Tokyo.

“Lamentamos profundamente que aún tuviera varias obras en pleno proceso de creación con gran entusiasmo”, decía el comunicado.

“Le quedarían muchas cosas por hacer. Sin embargo, ha dejado muchos títulos de manga y obras de arte a este mundo”, añadió, agradeciendo a los fans su apoyo en nombre de Toriyama.

El artista murió de un hematoma subdural agudo, una forma de hemorragia cerebral, según el comunicado.

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Diez años de la muerte de Paco de Lucía: la guitarra que cambió al mundo

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Por Mariano Suárez (*)

Diez años pasaron de la muerte de Paco de Lucía: no hay disidencias -las hubo- sobre su influencia transformadora en la guitarra, el flamenco y la música toda; en cambio, no parece haber manera de establecer con más sustantivos que adjetivos el alcance de esa transformación, tal vez porque no ha terminado.

Los estudios y ensayos biográficos sobre Paco de Lucía son todavía pocos en relación con la fuerza de obra (se acaban de publicar dos libros en España, ninguno disponible en Argentina) y ha sido un hombre austero en declaraciones y apuntes de vida; por lo que, en principio, luce sencillo reducir su vida, bajo la modalidad periodística, a una secuencia de episodios más o menos representativos. Pero su música es más inasible.

“El flamenco antes de Paco era un señor gordo con sombrerito en una silla de madera y con una copa de vino”, afirma Manuel Escacena, uno de sus recientes biógrafos.

La sentencia y la imagen, tentadoras, simpáticas, son por lo menos incompletas. Cuando no falsas.

El guitarrista que murió en Playa del Carmen, México, el 25 de febrero de 2014, expandió el flamenco, lo universalizó, desarrolló una conexión con el jazz, enseñó al mundo una manera de tocar la guitarra que nadie había descripto en ningún manual, pero a la vez aprendió de la legendaria oralidad de la música flamenca, que atrapó desde niño.

Si bien en la década del ’70 y ’80 su irrupción lo ubicaba -¿acaso podía ser visto de otra manera?- como un desplazamiento de las raíces puras de esa tradición-; su guitarra fue durante un tiempo hija de esa escuela con diferentes maestros, algunos bastante evidentes (Niño Ricardo, Sabicas).

Otra narrativa errónea lo ubica como un guitarrista liberado a la improvisación que, es cierto, cuando comenzó era una extrañeza en el flamenco. Al contrario: Paco de Lucía es la expresión de la mirada cartesiana, la concepción científica de la música. La intuición la llevaba sola desde niño.

Aprendió a tocar en su casa de Algeciras, en Cádiz, gracias a su padre. La guitarra no era un entretenimiento. Su padre Antonio, también guitarrista aficionado, descubrió temprano el talento de su hijo y desde el primer día tuvo un plan para hacer él el mejor guitarrista que haya pisado la tierra. Como Leopold Mozart, con sus hijos Wolfgang y María Anna.

Paco nació el 21 de diciembre de 1947 en el popular barrio de La Fuensanta. Fue el menor de los cinco hijos de Lucía Gomes Gonçalves, “La Portuguesa“, y de Antonio Sánchez Pecino.

La universalización de su música responde a un hecho claro. El suceso de la rumba “Entre dos aguas”, incluida en el álbum “Fuente y Caudal”, su cuarto disco solista, en 1973.

Su interpretación, con un compás acentuado, era poco convencional. Es resultado de una improvisación sobre el tema “Rumba improvisada”, un tema de un disco que había publicado dos años antes. “Me siento libre con las rumbas, no tienen tradición y puedes hacer lo que quieras con ellas”, dijo.

Su éxito como guitarrista alteró la forma de interacción en el cante flamenco: los “inmovilistas” consideraban al instrumentista un mero acompañante del cantaor (la expresión usual para acotar su función era la de “banderillero”. No aparecían en los créditos y muchas veces tampoco cobraban. Aquello cambió para siempre.

Si el flamenco es el canto a la desesperación, al desconsuelo al dolor irredento, nadie lo expresó como José Monge Cruz, conocido como “Camarón“.

Grabaron juntos nueve discos entre 1967 y 1977 (antes cantaba en sus discos el hermano de Paco, Ramón de Algeciras) y tres más en los que también se incorporó el guitarrista Tomatito. Hubo una discusión sobre una disputa de derechos de autor, pero que no alcanzó a alterar aquella hermandad.

En 1975, Paco actuó en el Teatro Real de Madrid e inició una tanda de conciertos junto a Carlos Santana y a Al Di Meola, en 1977. En 1980 participó también en los conciertos ofrecidos por John McLaughlin y Chick Corea. La riqueza del flamenco era un manantial para aquellos que exploraban sobre las raíces negras de la música estadounidense.

“Siroco” (1987) fue, tal vez su último hito. El aquel tiempo coleccionaba elogios indiscriminados: fue considerado un álbum perfecto.

Tuvo un matrimonio de 20 años con Casilda Varela. En México, su refugio en el mundo de los últimos años, y conoció a Gabriela Canseco, una restauradora mexicana, con quien se casó. Con Casilda tuvo tres hijos y con Gabriela dos.

Paco falleció de un infarto de miocardio en Playa de Carmen. Se público un disco póstumo, “Canción andaluza”.

Una vez el poeta Félix Grande dijo que de la música de Paco de Lucía que tenía una soledad tumultuosa, una bravura radical, una impetuosa pena y una serenidad dramática.

Siguen faltando sustantivos. Cambió al mundo, pero todavía no sabemos contarlo bien.

(*) Agencia de noticias Telam.

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A los 76 años murió Carl Weathers, quien interpretó a Apollo Creed en “Rocky”

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El actor estadounidense Carl Weathers, quien interpretó a Apollo Creed en las primeras cuatro películas de “Rocky” junto a Sylvester Stallone, murió el viernes a los 76 años, confirmó su manager.

La noticia del deceso fue anunciada por el manager Matt Luber y reproducida por los sitios especializados de Hollywood.

Weathers también estuvo en “Depredador”, de 1987, y tuvo un papel en “Happy Gilmore” de Adam Sandler. Fue nominado a un premio Emmy como actor invitado destacado en una serie dramática por su trabajo en la serie de “Star Wars” “The Mandalorian”.

También puso su voz a Combat Carl en la franquicia “Toy Story” e interpretó una versión ficticia de sí mismo en un papel recurrente en la serie “Arrested Development”.

Después de trabajar con Sandler en la comedia de golf de 1996 “Happy Gilmore”, Weathers repitió brevemente su papel en “Little Nicky” y prestó su voz a un personaje en la comedia animada de Hanukkah de Sandler “Eight Crazy Nights”.

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