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Música

Eric Clapton cumple 75 años

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Eric Clapton, verdadera leyenda del rock y el blues “blanco”, considerado uno de los mejores guitarrista de la historia y una de las influencias más grandes para una verdadera legión de músicos en todo el mundo, cumple este lunes 75 años de una vida plagada de éxitos y tragedias.

Ocurre que detrás de su actual aspecto, cercano al de un aplomado profesor universitario, se oculta una historia cargada de altas y bajas, con galones como el de ser considerado un dios entre los guitarristas desde temprana edad, pero también con descensos a los infiernos del alcohol, las drogas duras y golpes difíciles de superar.

Desde su aparición en la escena del rock inglés, en los años 60, Clapton se ganó el lugar del mejor guitarrista del mundo, un espacio en el que sólo encontró en Jimi Hendrix a un serio competidor, con una pericia que lo convirtió en uno de los músicos más buscados por la elite del género.

Como muestra, sólo basta mencionar que es uno de los pocos músicos que fue invitado a participar en una grabación por The Beatles, en épocas en que los cuatro de Liverpool eran amos y señores indiscutidos de la música pop.

En el plano local, los primeros héroes de la guitarra, como son Claudio Gabis y Pappo, lo tomaron como modelo a seguir a la hora de perfilar el estilo que estaban buscando, según reconoció a la agencia de noticias Télam el propio ex Manal.

Pero la vida de Clapton también estuvo signada por duros reveses, como son el hecho de descubrir de niño que quienes creía que eran sus padres eran en realidad sus abuelos y que su verdadera madre era su supuesta hermana mayor; la adicción a la cocaína, la heroína y el alcohol; el enamorarse de la esposa de su mejor amigo, el beatle George Harrison, y tener que ocultar esa pasión durante mucho tiempo; o la muerte de un hijo de cinco años al caer al vacío desde un rascacielos.

Criado en Surrey, Inglaterra, la vida del futuro fenómeno de la guitarra tuvo un vuelco al descubrir a los 9 años la gran mentida montada en su seno familiar, lo que supuso una ruptura de esos vínculos y le confirió un carácter rebelde.

El gran consuelo lo encontró a los 13, cuando tuvo su primera guitarra y, no sin mucho esfuerzo, comenzó a copiar los sonidos de los grandes bluseros estadounidenses, a los que admiraba más que a nadie en el mundo.

A lo largo de la década del ´60, Clapton cimentó una reputación que logró mantener hasta el día de hoy, primero en la banda The Yardibirds, en donde se ganó el irónico apodo de “Mano lenta”; luego como integrante del grupo de John Mayall; y luego en Cream, el supergrupo creado junto al bajista Jack Bruce y el baterista Ginger Baker, que prácticamente diseñó el formato conocido como power trío.

Acaso por el virtuosismo de sus miembros y sus elevados egos que los llevaba a una feroz competencia interna, este grupo se caracterizó por sus notables performances en vivo, con largos solos en donde se combinaban el rock, el blues y el jazz.

Clásicos como “Sunshine of your love”, “White room” o la version de “Croassroads”, de Robert Johnson, dan cuenta de ello.

En aquella década, una pintada aparecida en una pared de Londres que decía “Clapton es Dios” sentenció para siempre su imagen, la cual alimentó con sus interpretaciones y los requerimientos de sus servicios de los más importantes músicos; como ocurrió con The Beatles, para “While my guitar gently weeps”, del Álbum Blanco; o los proyectos solistas de John Lennon y George Harrison, respectivamente.

Fue con este último con quien fomentó una gran amistad que, también le iba a significar uno de los momentos más agridulces de su vida, debido a que se enamoró perdidamente de su esposa Pattie Boyd.

A ella y la imposibilidad de estar juntos dedicó su canción “Layla”, una de las formas que encontró de canalizar ese sentimiento, además del consumo de alcohol y drogas duras que pusieron en peligro su carrera y su vida.

Durante la década del `70, Clapton tuvo altas y bajas, con picos de popularidad con temas como “Cocaine”, “Wonderful tonight” y “I shot the sheriff”; recaídas en sus adicciones y bochornos como cuando en un concierto de 1975 en Birmingham se manifestó a favor de las políticas antiinmigratorias del político conservador Enoch Powell.

Hacia finales de la década, el músico finalmente se casó con la ex esposa de Harrison, quien dio el visto bueno a esa unión, en un matrimonio que llegaría a su fin diez años después, con acusaciones cruzadas de infidelidad.

En ese lapso, Clapton se estableció como un músico más cercano al pop y cultivó un sonido ideal para las radios de la época, ligadas al estilo conocido como A.O.R (Adulto Orient Rock).

Las desgracias volvería a golpear su vida, primero con la muerte en un accidente de su amigo, el joven y talentoso guitarrista Stevie Ray Vaughan; y luego con la de su hijo Connor, de cinco años, al caer al vacío desde un piso 54 en Nueva York.

El músico mitigó su dolor con la balada “Tears in heaven”, que paradójicamente lo devolvió a los primeros planos.

Desde entonces, la carrera de Clapton fluctuó entre algunos discos intrascendentes que hacían dudar a los más jóvenes de la importancia en la historia de este músico; búsquedas de credibilidad pedida, como su álbum de blues junto a B.B.King, y promesas de retiros ante una avanzada enfermedad que mermaría su capacidad para tocar la guitarra.

Sin embargo, el dios de la guitarra sigue su marcha y, para cuando la actual pandemia pase, tiene agendadas giras y shows en los más importantes auditorios.

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Música

Tom Jones, la voz que desafía al paso del tiempo

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Por Martín Sassone (*)

Pasaron apenas seis minutos de las 21 y el experimentado cantante aparece en el escenario y se sienta en una banqueta. Acompañado por Paddy Milner al piano, comienza a cantar “Growing Old, de Bobby Cole”.

“Me estoy volviendo viejo…”, entona con la voz tranquila, casi irreconocible. Es una declamación, pero también es una trampa. Ese hombre canoso que está frente a nosotros es una leyenda que pronto cumplirá 84 años y cualquiera podría pensar que sus días de gloria han quedado atrás. Nada más errado. Termina la canción, ingresa el resto de la banda y empiezan a sonar los primeros acordes de una canción épica que pocos de sus seguidores conocen.

Entonces su voz envuelve a todo el Movistar Arena y ya nada más importa. Es como un fenómeno climático del cual uno no puede refugiarse. Te arrastra y te eleva. Ese es el efecto que solo él puede lograr. En algún momento también lo consiguieron Elvis, Sinatra y Pavarotti, pero ya no están entre nosotros. Tom Jones, sí.

Su aspecto de lord inglés no desentona con su robusta y profunda voz. Es la historia viva del pop de los últimos 60 años y es la sexta vez que se presenta en Buenos Aires. Lo hizo en 1974, luego en 1980 y más acá en el tiempo en 2007, 2010 y 2016. El público, en su gran mayoría veteranos de mil noches, lo reciben con una gran ovación. Más allá de que “Not Dark Yet”, de Bob Dylan, les resulte ajena, saben que lo que está por venir será único e inolvidable.

Antes de comenzar el tercer el tema, el galés hace una breve introducción. Cuenta que la siguiente canción la grabó por primera vez en noviembre de 1964, y que en marzo de 1965 ya era número 1 en Inglaterra. Es la conexión que faltaba con su público, una que sepamos todos.

“It’s Not Unusual” no pasa como si nada a pesar de que no es la versión crooner que todos escucharon cientos de veces, sino una más remozada aunque igual de pegadiza. Sigue con “What’s New Pussycat?”, ahora con Milner en acordeón, que le dan al viejo clásico que tomó de la película de Woody Allen un tono circense. Pasaron poco más de 10 minutos desde el comienzo y la fiesta es total.

La recuerda a Dusty Springfield con “The Windmills Of Your Mind” -que como “Not Dark Yet” está en su último disco “Surrounded by Time”- en la antesala del que será el momento más caliente de la noche: su éxito dance de 1999, “Sexbomb”, lo transforma en un blues bien crudo, demoledor. Arranca cantando casi como si estuviera en el Delta del Mississippi, con el respaldo del notable guitarrista Scott McKeon, y luego la banda se electrifica estilo Chicago. Energía pura. Como Jesús con Lázaro, levántate y anda, Tom Jones canta y todos comienzan a bailar.

Interpreta otras versiones de su último álbum como “Popstar”, “Lazarus Man”, “Talking Reality Television Blues” y la sublime “One More Cup of Coffe”, también de Bob Dylan, y algunos covers de su repertorio tradicional como “Green”, “Green Grass Of Home” y “Delilah”. Otro momento extraordinario se da con “Tower of Song”, de Leonrad Cohen, donde subraya la frase “nací con el don de una voz de oro” y alcanza un registro vocal que eriza hasta las paredes.

Sobre el final, lanza dos hits ochentosos -“You Can Leave Your Hat On” y “Kiss”- para que ya nadie más se siente en sus sillas. Tras un breve intervalo, casi dos horas después del comienzo, vuelve para los bises. Primero con “One Hell of a Life”, en la que pide: “Cuando esté muerto (…) Sólo recuerden que tuve una vida increíble” y luego se zambulle en dos rocanroles primarios – “Strange Things Happening Everyday” y “Johnny B. Goode”- para cerrar una noche única, en la que una voz, otra vez, venció al paso del tiempo.

(*) Agencia Noticias Argentinas

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La Fuerza Mayor celebra el “Fin de Flora” en su nuevo single

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“Fin de Flora” es la nueva balada en ritmo de ska de La Fuerza Mayor, que captura la esencia festiva de la temporada de cosecha. El single cuenta con la colaboración del trompetista y director de Dancing Mood, Hugo Lobo,

En su nuevo trabajo, “La Fuerza Mayor teje una melodía que invita a armar uno, agarrar la tijera y disponerse a manicurar al tiempo que se baila”, afirma la promoción.

El arte de la portada, diseñado por el ilustrador Fundie Biela, evoca el espíritu del tema, creando una imagen que complementa perfectamente la música.

El lanzamiento fue programado especialmente para este mes de abril, ciclo de cosecha de cannabis outdoor en el hemisferio Sur, y ya está disponible para escuchar en Spotify y todas las principales plataformas.

(Fuente: La Fuerza Mayor – Prensa)

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Música

Alan Sutton y las Criaturitas de la Ansiedad presentan el single “Hijo Pródigo”

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“Años de tecnología, globalización y consumo han hecho de nosotros individuos ansiosos, inseguros y sobreestimulados”, narra el comunicado promocional que adelanta el nuevo single de Alan Sutton y las criaturitas de la ansiedad.

El trabajo se llama “Hijo Pródigo”, y trata esta problemática con una suerte de crítica social con tintes paródicos que, a su vez, no deja de mostrar el desgarrador vacío que se presenta en la era del “No aburrimiento”.

“Intentando combatir esta temática oscura y entristecedora”, la producción de Jerónimo Romero “logra un sonido enérgico, ‘dosmilero’ y poderoso”.

Acompañado por un videoclip y varios otros contenidos audiovisuales, desde el 12 de abril “Hijo Pródigo” se encuentra disponible en todas las plataformas digitales y será presentada en vivo en más de 20 ciudades de Argentina, Latinoamérica y España.

(Fuente: Lucas Seoane – Prensa)

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Domicilio Legal: 135 nº 1472 Dto 2, La Plata, Provincia de Buenos Aires
Registro DNDA Nº 2022-106152549
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