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Entrevistas

Karel Hänich y un recorrido por el mágico mundo de “Etsu Euria”

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

La magia está viva. Asciende desde las profundidades de la tierra. Hay un mundo dentro del mundo, voces debajo de las voces, líneas que se ramifican, reinos que libran una batalla eterna para atravesar las fronteras de la imaginación y manifestarse en las manos que los dibujan.

En diálogo virtual con ContArte Cultura el escritor cordobés Karel Hänisch cuenta los detalles de “Etsu Euria”, la saga juvenil que se posiciona en las redes.

—Después de tu última novela histórico-romántica, te volviste a crear un mundo nuevo, Etsu Euria, ¿cómo y cuándo surgen los primeros esbozos de ese universo en tu imaginación?
—Tal como dicen, una vez terminada y publicada mi última novela, Furia de Libertad, comencé a tallar el mágico mundo de Etsu Euria. Entendí que era el momento indicado de iniciar la escritura de dicha obra. Aunque cabe destacar que los primeros esbozos de ese universo me llegaron hace ya varios años, cuando tenía trece para ser preciso. Todo ocurrió en mi afán de querer contar mis historias en un nuevo mundo, un lugar con sus propias criaturas, reinos, filosofías e historia. Necesitaba algo nuevo, una tierra virgen en la que poder sembrar mi imaginación. Y si bien en los años subsiguientes me dediqué de lleno a crear y publicar mis novelas histórico-románticas, siempre cual telón de fondo, estuvo Etsu Euria, como un espacio de refugio en el que nunca estaba solo.

—¿Qué fue lo primero que percibiste de “Etsu Euria”?
—Libertad. ¿Qué sucede cuando tenemos una hoja blanca al frente, y sabemos que de ella tiene que nacer un nuevo mundo? Fue una gran experiencia que hasta el día de hoy sigo construyendo. Pues a diferencia de una novela, un libro de ficción o cualquier otro género, sucede en la fantasía, al momento de querer lanzar esa primera semilla que detonará en un gran big-bang, en el que no tenemos nada de donde sujetarnos. La imaginación se enfrenta a la más pura libertad, porque es iniciar todo desde el punto cero. ¿La razón? Lo voy a resumir en un simple concepto: para crear un mapa, hay que pensar de antemano en la historia del mundo, su creación, su geografía, sus montañas, mares y portales. Allí construiremos reinos, pueblos o clanes con infraestructura propia y característica. Y cada raza además de ser única físicamente, tendrá su pensamiento, su filosofía, su historia, su cicatriz colectiva, dependiendo claramente de su ideología personal. Para cada criatura hay que construir un pasado, un presente y un futuro entrante. Cada bosque tiene que tener sus propios árboles, sus clases de plantas y minerales; de igual modo en los prados, los desiertos o los mares. Hay que dar vida a una mitología propia e historias y leyendas antiguas, como también contar de razas extintas, antiguos reyes o aventureros. Dar vida a canciones en las cantinas, juegos de mesa propios del mundo, costumbres, culturas, dialectos y bibliotecas con literatura propia. Para escribir un nuevo mundo, debemos primero vivir en él.

—¿De qué manera dibujaste los territorios de tu mundo, sus accidentes geográficos, el espacio físico en el que se mueven tus personajes?
—Fue lo primero que hice al momento de crear Etsu Euria. Necesitaba vislumbrar el espacio con mis propios ojos. Tomé un lápiz, un papel y tracé sus fronteras. Y una vez que se dibuja la rueda, luego gira por si sola. Con el mapa entre manos, ya podía trazar las rutas de viaje, ver las estrategias de guerra, los pasos mercantiles o disponer tiempos de migración. Se debe tener presente también que el mapa es vivo y puede cambiar, pues siempre puede ocurrir que un reino caiga en ruinas por causa de la guerra, o que una estrella dormida forme un nuevo cráter, como puede ser incluso con la corriente de los ríos, lagunas, o formación de nuevos condados o posadas para viajeros.

—La magia es un tema central en esta saga, ¿en qué historias o autores te inspiraste para construir ese mundo mágico?
—Exactamente. No se trata solamente de inventar un mapa, razas y dar vida a una simple historia. Mi pasión es la fantasía, y lo que más atesoro de Etsu Euria, es que todo tiene su tinte particular. Es ahí donde la imaginación cobra importancia vital, porque cada viaje tiene que ser inolvidable, cada conversación, cada lucha, cada paisaje, tiene que descollar en la  más alocada de las magias.  ¡Se debe dar vida a una coreografía exquisita de palabras! Y sin duda me inspiré en aquellos autores que admiro: J.R.R.Tolkien, C.S.Lewis, Heinrich Heine, Caroll Lewis.

—Contanos un poco más sobre ese proceso de dar vida a cada uno de los clanes y razas de ese universo inventado.
—Es un momento de creación muy interesante. Se le otorga un nombre a la raza, una época de creación, un espacio físico donde interactuar y una historia de fondo. Cada raza tiene su filosofía, su cultura, sus intereses, motivaciones y hasta maneras peculiares de pensar. Dependiendo de la deidad que adoren, poseen diversas cualidades mágicas, simbologías rúnicas. Algunas criaturas son más propensas a vivir en ciudades, otras en bosques, cuevas, o algunas prefieren las montañas ya que pueden leer con exactitud las estrellas. Hay variabilidad en el uso de la lógica, la ira, la espiritualidad o la sabiduría. Dependiendo de la antigüedad o de la historia que hayan afrontado en el pasado, el clan y sus miembros suelen ser más propensos a interactuar con otras razas o no. Se debe tener presente además que, independientemente de la raza o de la historia, siempre hay aventureros osados que buscan romper con lo convencional y seguir su intuición.

—¿Quiénes son los personajes que te gustaría destacar y qué elementos te ayudaron a construirlos?
—En el encantado mundo de Etsu Euria, podemos encontrar un abanico muy bonito de personajes. Comenzando por Lizzie, una joven dulce y apasionada, es amigable y decidida a luchar por lo que cree correcto. Consciente de sus debilidades pero también de aquello que la fortalece; sabe que es una gran conquistadora.  Podemos destacar también a Ekrem e Immer, una pareja de jóvenes que ha incursionado ya en un sinfín de aventuras; desde las más descabelladas hasta las más serenas, y ambos aprenden de cada viaje, así como de ellos mismos. Ekrem es un mancebo con una historia muy profunda de fondo… una bruma oscura que lo ciñe desde el interior, Immer lo sabe y trata de ayudarlo, de sostenerle la mano y recordarle el camino de la luz. En personajes secundarios, puedo mencionar a alguno de mis favoritos. Entre ellos está la baladrona guerrera Gryfne, el mago elisiano Loreena, la arquera Ala con su hagalaaz, y puedo destacar también al príncipe Éliar, el príncipe Naridu, Coco, Absent y muchos otros. No obstante, y en un secreto casi a revelar, me atrevo a decir que mi personaje favorito de toda la saga es la villana Neresfát. Sé de antemano una historia muy profunda que se sujeta a su pasado. Conozco sus verdaderas motivaciones y futuras acciones y sé que tiene y tendrá muchísimo para dar y demostrar.

—¿Cuáles son los libros que ya forman parte de esta saga?
—Desde el inicio, supe que la saga contaría con un total de siete libros. Siete entregas que irían manifestado los sucesos ocurridos en la Era Segunda de Etsu Euria. A finales de 2019 se publicó la primera entrega titulada “Las Crónicas de Etsu Euria: La llegada de Lizzie”. Más tarde, en 2020, se publicaron otras tres entregas de la saga: “Las Crónicas de Etsu Euria: La Corona de Felga”, “Las Crónicas de Etsu Euria: Ekrem y el sarcófago de cristal” y “Las Crónicas de Etsu Euria: Odisea al son del laúd”. Y ya en marzo de este año se publicó la quinta entrega de la saga, titulada “Las Crónicas de Etsu Euria: Las Mazmorras de Lerak”. Las obras están a la venta en plataformas digitales, como Amazon Kindle, Google Play, La Casa del Libro y muchas otras. Por fortuna son libros bien recibidos por el público juvenil, que gustosamente siempre dejan reseñas positivas en Goodreads. Es una alegría contar con lectores que siguen el día a día de la saga y sus personajes. En el caso de las últimas entregas, tuve el honor de ver como los libros se posicionaban dentro del top 5 de eBooks de fantasía más leídos a nivel mundial en Amazon Kindle. En el caso del último, llegó al top 1 como libro más leído mundialmente con temática LGBT. 

—¿Qué es lo que se viene para completar la saga?
—Siempre digo que Etsu Euria es un mundo vivo, que avanza por sí solo. Me considero un simple narrador de sus muchas crónicas. Considero que siempre va a haber historias para contar. Su universo es grande e infinito. Aun así, en deparo de lo próximo, quedan dos obras más para publicar y concluir esta primera saga. Estimo estar publicando el sexto libro a finales de este año. Y en cuanto al séptimo y último, se publicará a mediados de 2022. En detalle y como proyecto adyacente. Puedo comentar que estoy trabajando junto a una colega en la publicación de una historieta gráfica, que narrará algunos sucesos de la Era Tercera de Etsu Euria y que ansío dar a conocer pronto sus primeros destellos de luz. 

—Para terminar, ¿en qué lugares de ese mundo mágico se sentiría a gusto Karel Hänisch y por qué?
—Al igual que mis personajes, creo que me vería invitado a recorrer las tierras de Etsu Euria de este a oeste, de norte a sur. En un mundo tan bonito me gustaría arremeter como aventurero y conocer cada esquina de aquellos mágicos lugares. De hecho en cierto sentido lo hago, porque para escribir primero hay que vivir, y siento realmente que he vivido ya mil vidas en los bellos páramos de Etsu Euria. Conozco sus aromas, sus colores, sus noches y sus otoños. Pero hay muchos lugares que me gustaría destacar como autor, pues amaría recorrer las calles de Eyritet, pasear en los bosques de hongos de Trimmortal, conocer Páramo de Tainës y volar en un búho sobre las Montañas Clarvet para viajar a algún festival al norte. Me gustaría beber en alguna cantina de Eldhjärta y, por qué no, conocer Pétalos Dorados, la ciudad de Xandrie, y hasta luchar en las fronteras de Kiró. ¿Dónde me gustaría vivir? Como sueña Immer, en una cabaña en Valle de Lágrimas Verdes, y en verano pasear por las playas del mar Aturn.

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Cynthia Edul repasa “El punto de costura”, una obra donde lo familiar y lo laboral disparan y sostienen la historia

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Es un hilo más otro hilo. Y otro. Manos urdiendo la trama, el lenguaje de los dedos, un sonido que teje. 

Es una palabra encima del hilo, las voces cosidas, el acento en la aguja, un hilván que sostiene.

Es la tela y el hilo en la tela, la tijera y el silencio, texturas superpuestas, voces asomándose entre los puntos, una costura del verbo.

Es antes y después, todos los hilos y todas las palabras, la sintaxis de la trama.

“El punto de costura” es una obra que se introduce en el universo textil, una trama tejida con hilos personales que se expande más allá del escenario.

En diálogo con ContArte Cultura, Cynthia Edul, autora de los textos, directora y responsable de la lectura en la obra, tira de un hilo y de otros, indaga, cose y corta con su voz, con los sonidos que despiertan, texturas y nombres, en el punto de sus propias costuras.

—Sin dudas a lo largo de nuestras vidas existen hilos de historias que nos cosen por dentro, palabras en las telas de los cuerpos, costuras que nos definen. Para comenzar y a modo de presentación, si pudieras elegir la imagen de una “costura” que te represente, ¿cómo sería? ¿Qué hilos formarían parte de esa trama?

—Creo que la imagen textil que me representa es el Boro. En Japón es un tipo de costura como el patchwork que se hace con retazos y esas prendas se heredan de generación en generación. Cada generación sigue usando ese traje y las memorias de toda la familia se conservan en ese texto.

—Y porque hay hilos que permanecen a lo largo del tiempo, nos gustaría llegar a los orígenes, a tu propio primer punto de costura. ¿Qué vivencias personales te acercaron al mundo textil?

—En mi caso, mi familia paterna se dedicó a lo textil. Desde que llegaron de Siria se iniciaron en ese rubro, así que la tradición del trabajo familiar era ese. Y también el mandato de ese negocio pesaba mucho en mi familia. Yo me dediqué a la literatura, pero siempre estuve involucrada en el negocio familiar y en la pandemia me tuve que hacer cargo… no tuve opción. Entonces empecé a escribir sobre qué sentidos puede tener regresar a los oficios familiares, a la historia del trabajo familiar y recuperar mis experiencia con todo ese mundo.

—¿Cuáles fueron los disparadores para empezar a poner en palabras esas vivencias hasta llegar a dar vida a tu obra “El punto de costura”?

—El primer disparador, como comentaba antes, fue el regreso a los oficios familiares textiles en primera persona. A partir de ahí comencé a construir esa primera línea, que tenía que ver directamente con el motivo del regreso. Después empecé a tirar hilos que se relacionaban con la historia familiar: la historia del algodón, las historias de las hilanderas. Y a sumar otras como las historias de opresión y de resistencia a través del textil. Recuperando eso fui reencontrando las vivencias personales, a la luz de otras vivencias, históricas y sociales.

—Toda la escenografía da cuenta de ese universo donde una trama se superpone a la otra, la palabra y la imagen, el sonido y las texturas, ¿quiénes colaboraron en el proceso creativo del mundo textil sobre el escenario?

—La escenografía fue algo que fuimos construyendo con María Venancio y Nicolás Zuñiga, en un principio, y luego con Sebastián Francia. La idea era hilar texto, imagen y sonoridad, construyendo de alguna manera las mesas de costura. En una trabaja Guillermina Etkin y en otra yo, con un espacio que es la alfombra, el espacio textil tan sagrado para muchas religiones también. Y así, simplificando pero dándole sentido específico a cada función, fuimos construyendo ese espacio, que tiene en el centro al telar y la máquina de coser. Dos elementos que se vuelven centrales en el relato.

—También hay un trabajo muy interesante con la música, un paisaje sonoro que se une a la voz y al piano para crear texturas nuevas. ¿Cómo fue el trabajo con Guillermina para lograr esa fusión de sonidos que ayudan a narrar?

—Con Guillermina leíamos el texto y a partir de eso ella empezaba a componer sonoridades, canciones, tonos, que expresaran el sentido profundo que le provocaba lo que leía. Así que fuimos buscando parte por parte, investigando la sonoridad en cada momento. Además, teníamos una premisa que era usar los textiles como elementos sonoros: de ahí el telar, la máquina de coser, las telas, el costurero y la amplificación de esos sonidos que, como decía John Cage, “actúan”.

—Para concluir, detengámonos entonces en esos sonidos. Si pudieras elegir el que represente el espíritu de la obra, ¿cuál sería y por qué?

—Difícil pregunta, pero si tengo que elegir uno: la máquina de coser. Ese sonido mecánico y al mismo tiempo familiar, ese objeto con el que trabajaron nuestras abuelas, nuestras madres, nuestras tías. Hay está el espíritu de las mujeres costureras. Creo que ese representa muy bien el espíritu de la obra.

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Gabriela Margall: “Necesitaba una vuelta a mis raíces y ahí estaban los libros esperando”

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

El fuego arrasa, incendia los nombres. Es la guerra sobre el amor, que resiste y se deja abrazar por las llamas. Hay una revolución en los cuerpos, una intuición de libertad, como si adentro y afuera se encontraran en una misma batalla.

Y es que los combates se dan primero en los cuerpos, en las ideas capaces de encender otras chispas y alimentar otras llamas.

Tres mujeres, tres historias atravesadas por el fuego y por la guerra. Tres deseos de libertad encerrados en aquello que no puede nombrarse, pero igual crece.

La trilogía de Gabriela Margall, que incluye sus novelas “Si encuentro tu nombre en el fuego”, “Con solo nombrarte” y “La viajera del sur” y fue publicada por Del Fondo Editorial, recorre los tiempos de las invasiones inglesas y de las guerras napoleónicas para sumergir a los lectores en tres historias de amor capaces de resistir cualquier batalla.

ContArte Cultura charló con la autora e historiadora para acercarnos al proceso de escritura de esta saga, cuyas protagonistas seguramente serán capaces de trascender las páginas que las contienen a través de cada lectura.

—La guerra y la libertad son dos temas que atraviesan tu trilogía. Entre las páginas se desatan revoluciones históricas pero también las personales. Vamos a detenernos ahí. Para comenzar esta charla y a modo de presentación, hagamos foco en esos movimientos personales que te llevaron a escribir a las protagonistas femeninas de estas novelas. Si pudieras elegir dos cosas de esas mujeres en las que te veas reflejada, ¿cuáles serían?

—No siempre construyo personajes porque me reflejo en ellos. Si hago una historia de las protagonistas, probablemente no haya muchas características similares. De hecho, me gusta trabajar con personajes y elementos que no tienen que ver conmigo, porque lo que me interesa es la reconstrucción de un período histórico y qué ocurría con los seres humanos dentro de ese tiempo. 

—Como todo tiene un comienzo y un final que suelen tocarse, nos gustaría llegar a ese punto de contacto: ¿Qué fue lo que te movilizó para escribir aquella primera novela “Si encuentro tu nombre en el fuego” y luego de tantos años llegar a la escritura de “La viajera del sur” para cerrar la historia de la familia Torres?

—Como decía antes, lo que me gusta es la reconstrucción de un período histórico. El fin del Virreinato del Río de la Plato, las Invasiones Inglesas, la Revolución de Mayo y la guerra por la independencia de España, son períodos que están muy estudiados en la historia argentina. Tenemos mucha información, incluso sobre la actuación de las mujeres y otros sectores subalternos. Escribir esa historia, incluso desde la ficción, es una de mis cosas favoritas.

—En ese lapso de tiempo entre una y otra obra escribiste “Con solo nombrarte”, una novela ambientada en los escenarios de la segunda invasión inglesa a Buenos Aires. ¿Cómo fue el proceso de reconstruir aquellos días y de darle continuidad a tu primera historia?

Si encuentro tu nombre en el fuego y Con solo nombrarte fueron concebidas juntas. Las dos salieron para los bicentenarios de la primera y segunda invasión inglesa y por eso nunca existió la urgencia de continuar la historia. Y tampoco hubo urgencia después, sino que fue un proceso de cambio y continuidad que se dio con los años. Necesitaba una vuelta a mis raíces y ahí estaban los libros esperando.

—Si hay un punto en común en esta trilogía es la presencia de mujeres fuertes, que se atreven a todo, algo que no era común en esos tiempos, ¿de qué manera trabajaste para darle vida a cada una de tus protagonistas?

—En las tres protagonistas lo que busqué fue “ir un poco más allá”. Las tres, Paula, Jimena, Julieta, tienen una base histórica, podemos establecer que sí, que algunas mujeres hicieron lo que hacen ellas (con algunos límites). Lo que busqué en las novelas fue que eso que hacían (el acceso a libros y organización de reuniones, la participación en batallas y el comercio y actuación como espías) quedase bien definido y con algunas licencias. Pero todo tiene un anclaje en la realidad.

—Más allá de los vínculos de sangre que las unen, qué  te parece que podría representar a tus tres protagonistas: Paula, Jimena y Julieta.

—Están en el mismo punto de vista político, las tres son parte de ese grupo que va a liderar el proceso de revolución e independencia de España. A veces se considera que solo son hombres los que tenían ideas políticas, pero basta leer las cartas de Guadalupe Cuenca a Mariano Moreno para saber que ella tenía un conocimiento claro de la realidad política del momento.

—Y hablando de Julieta, ella es la que va a cruzar el océano para hacerse parte de otra guerra, ¿qué fue lo que más disfrutaste o padeciste al momento de “viajar” con ella hacia los tiempos napoleónicos.

—Mucho antes de que supiera qué historia iba a contar con Julieta, sabía que iba a ser una novela de viajes. Así que fue un proceso tranquilo.

—¿Cuál fue la batalla que más te costó escribir y por qué?

—La batalla por la Reconquista de Buenos Aires en Con solo nombrarte. Conocía bien la ciudad y las calles, pero las tropas de ambos bandos avanzaban y retrocedían, entraban en casas, había túneles, arroyos en la ciudad, no fue sencillo tener todo eso en la cabeza y traducirlo en una novela.

—Más allá de las guerras, cerca de ellas siempre late el amor, ¿de qué manera surgieron en vos las historias de amor de tus protagonistas?

—Siempre pienso en los protagonistas como una pareja, nacen así, y considero con atención qué es lo que los separa, porque es el centro de la novela, y cómo se va a resolver, si es que se resuelve.

—Con la trilogía completa, ¿qué sigue ahora en el universo Margall?

—Veremos. Hay varias cosas que tengo en mente y no me alcanza el tiempo para todas. La historia siempre está presente, aunque me gustaría probar con la épica fantástica.

—Para terminar, te invitamos a elegir tres telas o vestimentas que representen respectivamente a cada una de tus novelas.

Si encuentro tu nombre en el fuego: una mantilla de encaje.
Con solo nombrarte: un abanico.
La viajera del sur: un vestido verde oscuro.

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Verónica Sordelli: “Escribir fue la manera de leer mi vida”

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Las huellas de sus pies desaparecen, se hunden en la arena como si nada hubiera existido, después de los deseos. Son partículas de tiempo disolviéndose, nada. Cada paso los acerca y los aleja. Son un espejismo de sus propias palabras. No basta con pronunciar sus nombres, el viento se los lleva, los arrastra al vacío, donde alguna vez existieron castillos de arena.

“Castillos de arena”, la última novela de Verónica Sordelli, cuenta una historia que se pierde en las arenas del desierto, en un escenario que muta para dejar en los lectores un viento de preguntas que, poco a poco, van revelando los otros desiertos, los que habitan en el interior de sus protagonistas.

En diálogo con ContArte Cultura, la autora cuenta acerca de su propia ruta en el camino de la escritura, especialmente de su última obra, donde invita al lector a viajar a través de sus palabras.

—La arena, su liviandad, esa convergencia de partículas en movimiento y la textura al pisarla suelen llevarnos a distintos escenarios donde nuestros pies han dejado sus marcas. En tu novela el desierto es un gran protagonista, es por eso que para comenzar nos gustaría detenernos en las sensaciones que la arena haya despertado en vos, en sus huellas, que de alguna manera puedan ayudar a presentarte.

—Soy de Necochea, la arena me acompaña desde mi infancia. Siempre fue la misma, soy yo la que con el paso de los años la fui viendo distinta, porque en cada etapa de mi vida despertó sensaciones diversas: una infancia construida de la misma manera que con la pala y los rastrillos se construyen los pozos esperando que desde su interior surja el mar. El asombro de no entender por qué sucedía y la alegría de que así fuera. Una adolescencia donde la arena representó los fogones con amigos, el primer beso de amor y tal vez la primera lágrima de desamor. Una adultez donde comencé a caminarla, y se la presenté a mis hijos y los ayudé a construir sus castillos y los escuché gritar de alegría y tuve que consolarlos cuando el mar, en cuestión de segundos, los desmoronaba. Miré muchas veces para atrás, no estaban solamente mis huellas, y lloré mucho despidiendo algunas que se fueron y agradecí recibiendo a aquellas que se sumaron. ¡Y si! ¡Así es la vida! Y como aquella niña siento el asombro de no saber porque sucede y la alegría de que así sea.

—Y en ese desplazamiento que significa viajar, vayamos a tus comienzos como escritora. ¿Recordás en qué momento de tu vida se despertó tu deseo de contar historias?

—Mi primera novela surgió de la necesidad de contar la historia de las playas de Quequén, una historia llena de naufragios, con uno de los hoteles más imponentes de Sudamérica. El momento exacto fue cuando una de las tantas mañanas que salí a trotar por la costa, sentí el privilegio de vivir en este maravilloso lugar. 

—Mirando hacia atrás, ¿qué hilos temáticos atraviesan todas tus obras?

—Escribir fue la manera de leer mi vida. En mis libros estoy. Entonces diría que el hilo rojo que une a mis novelas es la mujer. En algunos momentos de la historia, o de la cultura en la que vivió, no tuvo demasiado o ningún poder de decisión, en otros pudo hacerlo. Pero siempre luchó para ser fiel a sus pensamientos.

—Tu novela “Castillos de arena”, publicada por Del Fondo Editorial, es una historia de amor y de fusión de culturas, ¿cuál fue el disparador para su escritura?

—La importancia que tiene la religión en la cultura árabe y la maravillosa diferencia con el occidente me llevó a preguntarme: ¿Qué tenemos en común? Por encima de toda diferencia tenemos en común el amor. A partir de ahí comenzó la historia.

—¿Cómo viviste el proceso de cruzar el desierto para acercarte a una cultura tan diferente de la nuestra?

—Agradezco haber podido viajar en tres oportunidades a encontrarme con la cultura árabe. En cada una de ellas mi premisa fue no cuestionarla y respetarla. Fue lo que me ayudó a entender la importancia de los mandatos sociales y religiosos en sus vidas y como viven para cumplirlos. Fue también entender que somos distintos, ni mejores ni peores, solo distintos. Toda cultura se merece ser respetada, pero creo que para lograrlo hay que estudiarla, no desde los extremismos porque gente mala y buena hay en todas, sino desde la esencia del ser humano.

—¿Qué o quiénes te ayudaron a darle vida a Jayif, el protagonista de “Castillos de arena”?

—Jayif fue creado a partir del lugar que ocupaba en su cultura y con los mandatos que ella le imponía.

—Y si tuvieras que definir a Elena, tu otra protagonista, en una sola palabra, ¿cuál sería?

—Superación

—Al avanzar en la historia aparecen situaciones límite donde el dolor y la muerte envuelven a tus personajes, ¿qué fue lo que más te costó al momento de escribir esas escenas?

—Investigué y leí muchísimos testimonios. Lo más difícil fue aceptar que se trataba de situaciones reales.

—Un deseo sin spoilear… ¿hay vida después de la muerte?

—No lo sé, sólo puedo afirmar que la muerte es la no presencia física, pero siempre estaremos vivos en el recuerdo de aquellos que nos aman. Dicen que la vida es corta, pero también dicen que las cosas no valen por el tiempo que duran, sino por las huellas que dejan.

—Para terminar, ¿qué aroma creés que representaría a tus “Castillos de arena” y por qué?

—Mi preferido: el perfume que siento cuando abrazo a una persona que amo. Porque el amor sana y salva.

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Propietaria/Directora: Andrea Viveca Sanz
Domicilio Legal: 135 nº 1472 Dto 2, La Plata, Provincia de Buenos Aires
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