Literatura
Allende, Sacheri, Pigna y Sztajnszrajber, los autores más vendidos del mes
Las nuevas novelas de la chilena Isabel Allende, “El viento conoce mi nombre”, y de Eduardo Sacheri, “Nosotros dos en la tormenta”, lideran el ranking de libros más vendidos de una importante cadena de librerías de la Ciudad de Buenos Aires, en tanto que en la categoría no ficción la lista la encabezan “Los Güemes” de Felipe Pigna y “El amor es imposible” de Darío Sztajnszrajber.
En “El viento conoce mi nombre”, publicada este mes por Sudamericana, Isabel Allende narra el desarraigo de los refugiados a partir de la separación de una niña con su madre en la frontera y lo vincula con las víctimas del Holocausto. Frente a lo que considera una problemática internacional y urgente, la escritora construyó esta ficción para mostrar la cara humana al problema que en los medios se presenta bajo el significante vacío de migrantes y refugiados.
Radicada en Estados Unidos hace años, Allende contó en una rueda de prensa con medios de habla hispana que el disparador de esta historia surgió “en 2018 con la política de Trump de separar niños de sus padres en la frontera. Apareció en la prensa el reportaje de unos niños en una jaula, de los niños separados de sus familias y nadie pensó en la reunificación. Habían deportado a los padres y no habían seguido la pista de los niños. Hoy tenemos mil niños que no han sido reunificados con sus familias”.
Precisamente el título del libro, “El viento conoce mi nombre”, se inspira en el borramiento de la identidad de las niñas y los niños que llegan a la frontera, porque cuando el sistema los encuentra los identifica con un número. La niña protagonista de esta trama, que Allende llamó Anita, quiere que al menos alguien, al menos el viento, recuerde su nombre.
La otra novela que encabeza el ranking de ficciones de la cadena del grupo Ilhsa, que involucra a las librerías Yenny y El Ateneo, es “Nosotros dos en la tormenta”, de Eduardo Sacheri, que aborda la lucha armada en el escenario previo a la dictadura militar a través de dos amigos que pertenecen a distintas organizaciones armadas, ERP y Montoneros.
Sobre la decisión de anclar en 1975 su última novela, Sacheri contó a la agencia de noticias Télam que tiene que ver con el protagonismo que las organizaciones armadas tenían en esa época. Según él, ese año es clave en su desarrollo, ya que habían dejado atrás sus años embrionarios y se estaban consolidando, “pero aún no es 1976 y la dictadura no ha desplegado su aparato represivo”, aseguró.
“La novela me llevó unos cinco años de trabajo” y “le dediqué mucho tiempo a la lectura de material académico” y “a mantener entrevistas con miembros de las organizaciones armadas y con familiares y víctimas de algunas de sus acciones”, contó el escritor que encontró mucha información en “las universidades argentinas” que, aseguró “han producido un material interesantísimo para aproximarse a las organizaciones armadas”.
“Lectura, análisis y puesta en relación de ese material fue uno de los aspectos más largos y complejos en la construcción de la novela”, resumió Sacheri.
En el ranking de libros de no ficción, la lista la encabeza la última investigación del historiador Felipe Pigna, “Los Güemes”, que recupera la figura del caudillo con una investigación en clave biográfica, en la que reconstruye sus hazañas, su influencia y la participación política de su madre, Magdalena, su amada Carmencita Puch, y su hermana Macacha.
Continúa en el ranking de libros más vendidos de no ficción, el ensayo filosófico “El amor es imposible”, de Darío Sztajnszrajber, donde el filósofo aborda uno de los temas más complejos e inquietantes de la existencia humana: el amor.
A través de ocho tesis filosóficas, Sztajnszrajber desploma la arquitectura sentimental tradicional a partir de la idea de la imposibilidad, entendida no como negación de lo posible sino como “aquello que se abre una vez que lo posible muestra su frontera”, como dijo a Télam en una entrevista reciente.
Sin respuestas programáticas ni recetas mágicas para la vinculación amorosa, el libro convoca a la deconstrucción del amor, al devaneo, y se ramifica en capas y capas donde el amor tiene que ver con el tiempo, la memoria, la repetición, la subjetividad, la familia, lo que nos ha disciplinado.
En sus palabras, “es un libro en el que estoy muy implicado, aunque no hay ningún relato biográfico. Es un compendio de riesgo porque vomito todas mis perplejidades en relación al amor y expongo una vulnerabilidad. El tema del amor me puede, ejerce un poder sobre mí, no lo puedo resolver y siento que eso irresoluble me erotiza”.
En puestos posteriores, integran la lista del grupo Ilhsa novelas como “Fortuna”, la ficción ganadora del Pulitzer, obra del argentino radicado en Estados Unidos, Hernán Díaz, mientras que en no ficción también figuran “El poder de las palabras”, de Mariano Sigman.
Literatura
Está en marcha la 18ª Feria del Libro Antiguo de Buenos Aires
La 18ª Feria del Libro Antiguo de Buenos Aires se realiza desde este miércoles y hasta el domingo 2 de noviembre, de 14 a 20, en la Plaza Seca del Centro Cultural Palacio Libertad (Sarmiento 151, CABA), con entrada libre y gratuita. Organizada por la Asociación de Libreros Anticuarios de Argentina (ALADA), la cita celebra además los 25 años de la refundación de la entidad y se consolida como uno de los principales encuentros del sector en la región.
Este año, la Feria tendrá como eje temático a la mujer escritora argentina, con actividades que buscan poner en valor su aporte a la literatura nacional. Habrá dos mesas redondas, una exposición fotográfica dedicada a autoras del país y un Espacio Taller donde encuadernadores, impresores e ilustradores compartirán sus oficios con el público.
En sus 28 stands, los visitantes podrán encontrar ejemplares que abarcan desde el siglo XV hasta las vanguardias del siglo XX: libros antiguos, ediciones raras o ilustradas, encuadernaciones artísticas, grabados, mapas, fotografías y afiches históricos. Participan instituciones y editoriales como el Archivo General de la Nación, la Biblioteca de la Academia Argentina de Letras, el CeDInCI, Ediciones Ampersand, Ediciones Dos Amigos y la Biblioteca Argentina para Ciegos.
“El espíritu de esta Feria es mantener vivo el amor por el libro y el patrimonio impreso”, expresó Roberto Vega, presidente de ALADA. “Nos emociona ver cómo cada año este espacio renueva la pasión por conservar y disfrutar las obras que narran nuestra historia cultural”.
Además de la muestra “Mujeres Escritoras Argentinas”, las actividades centrales se desarrollarán en el Salón de Honor del Palacio Libertad:
Programa
- Viernes 31 de octubre – 17:30 Mesa redonda “Cultura, Patrimonio y Coleccionismo” Participan: Emilio Perina, Juan Javier Negri, Juan Solá y Pablo Gasipi. Moderador: Roberto Vega.
- Sábado 1° de noviembre – 17:30 Mesa redonda “Mujeres escritoras en Argentina” Participan: Florencia Abatte, María Gabriela Mizraje, Adriana Rodríguez de Pereda y Matilde Sánchez. Moderadora: Gisela Paggi.
Con entrada gratuita, la Feria invita a recorrer el universo del libro antiguo y celebrar la palabra escrita, esta vez bajo la mirada y la voz de las escritoras argentinas que marcaron la historia literaria del país.
Textos para escuchar
Lluvia de otoño – Olga Drennen
La escritora Olga Drennen lee un fragmento de Lluvia de otoño, capítulo X de su novela de época La noche olía a jazmines, los amantes a traición
Temblaba de indignación, ¿qué se habría creído? Para colmo, casado, ¡casado y con hijos! ¿Cómo se le podía ocurrir querer salir con ella? Deliraba. Como desprendida de una foto, la imagen del hombre la miraba con una súplica en la cara. Se dio cuento de que había llegado el momento de poner los puntos sobre las íes. Iba a decirle de todo. ¡Caradura! Pero cuando estaba por empezar la frase, él hizo un gesto que le provocó un aleteo en el estómago. Entonces, sin decir palabra, se dio vuelta y volvió para su casa.
Pensó que con eso era bastante, que ya no iba a verlo más. Pero no fue así, al día siguiente, apareció una vez más en la esquina. Cuando pasó cerca de él, le lanzó una mirada que parecía un cuchillo. Como para que no se acercara. Cruzó la calle para evitar saludarlo y siguió su camino.
Esa situación se mantuvo en ese estado durante varios días. Pero una tarde no pudo ir a llevar su trabajo. Su máquina de coser se rompió. Un tornillo de mala muerte la tuvo a maltraer.
-Bueno –dijo con voz resignada –si no anda, no anda. Dejo la entrega para mañana, ¿qué le voy a hacer? Mejor, plancho las blusas que ya están terminadas.
Una vez planchadas, las acomodó según el color de la seda. Una pila blanca, una pila rosada, una pila gris. Unos golpes en la puerta de su habitación la interrumpieron. Supuso que era la vieja y corrió a abrir.
El marco de la puerta perfiló la figura del hombre a contraluz.
—Me preocupó no verla como todos los días y vine a preguntarle si necesita algo.
—Pero…, ¡hay que tener coraje! No creo haberle dado lugar como para que se tome este atrevimiento.
—Por favor, Aurelia, no quiero que se ofenda. Ya veo que está bien, entonces, me voy.
Y el mismo marco que había delineado su figura, ahora, dibujaba su ausencia.
En las terrazas, la ropa que colgaba de las cuerdas bailaba, se contorneaba o intentaba escapar. El Riachuelo rugía y amenazaba con desbordarse enfurecido por el temporal. Como todas las tardes, Aurelia salió para entregar su trabajo, que guardó en un pequeño bolso de tela impermeable para protegerla de la lluvia.
—Niña, niña, ¿adónde vas con este aguacero?
—A entregar las blusas, doña Carmen. Vuelvo pronto, no se preocupe.
Sin embargo, no cumplió su palabra porque al salir de la Maison Lombard, se encontró con dos compañeras de trabajo.
—Vengan a tomar mate a mi casa –dijo una de ellas –mi abuela prometió preparar torrejas.
Conversaron un par de horas. Modas, dinero, amores. La dueña de casa y su compañera estaban comprometidas para casarse desde hacía un tiempo.
—Y vos, Aurelia, ¿no estás enamorada? –preguntó una de ellas.
—Ssí –contestó ella con voz insegura.
Las otras dos la miraron curiosas y un centenar de preguntas llovieron sobre ella. Que si ya había entrado a pedirla, que cuándo pensaba presentarlo, que si tenían planes de casamiento.
—Esperen, esperen –dijo ella –que esté enamorada no quiere decir ni siquiera que él lo sepa.
Le respondió la carcajada de sus compañeras y otra andanada de preguntas la aturdió.
Ella les contó la historia del encuentro y de cómo tropezaba con él cada vez que se asomaba a la calle.
—Le está arrastrando el ala –dijo la abuela que había entrado en el comedor sin ser vista –si el candidato tiene buena posición, ni se te ocurra dejarlo pasar, m´hija, porque después vas a arrepentirte…
Las dos amigas comenzaron a discutir entre ellas acerca de los matrimonios por amor o por conveniencia.
Aurelia aprovechó la oportunidad para despedirse. No quería responder más preguntas. No quería contar la verdad. El escándalo que se hubiera armado. Le dolía pensar en que le dirían que estaba loca, que lo echara, si se hubiera atrevido a decirles que el “candidato que le arrastraba el ala” estaba casado y tenía hijos. En ese momento, le temblaron las rodillas. La boca se le secó. Fue cuando comprendió con amargura que se enfermaba de solo imaginar la esquina de su casa sin la sombra del hombre.
Anochecía y además, sentía frío. Caminó con apuro debajo de la lluvia. Al acercarse, miró el jacarandá. Bajo la lluvia, parado en medio de una alfombra de flores azules, la esperaba él. Empapado, el pelo caía en desorden sobre la frente, las mangas del saco chorreaban agua. La miraba.
Aurelia suspiró. La suerte está echada pensó. Después le tendió el paraguas.
—Venga –le dijo y levantó la cabeza como quien acepta un desafío.
Historias Reflejadas
“Mimetismo”

Mimetismo
Un silencio blando se derramaba sobre el paisaje. Desde los árboles colgaban palabras, eran voces dormidas, murmullos imperceptibles, de colores, que se alargaban en sombras inquietas.
Sobre el suelo, el movimiento ondulante de esas sombras convocaba a una danza. Las figuras expandidas en el fuego despertaban historias e iluminaban misterios, era en el calor de las llamas donde se completaban los ciclos. La noche se hermanaba con el día, luna y sol abrazados en el cielo.
Todo giraba en las manos que habían sembrado, entonces las semillas eran fruto y cosecha, pinceladas de deseos, memorias de la tierra, que guardaba el recuerdo de quienes habían cruzado las fronteras para regresar, la vida enredada en la muerte, mimetizándose con las voces del paisaje, aquietándose en sus formas, como si cada pieza fuera necesaria, como si las palabras fueran parte del silencio y giraran.
Andrea Viveca Sanz
Se reflejan en esta historia los siguientes textos: “El dragón”, de Gustavo Roldán con ilustraciones de Luis Scafati; “Lo que cuentan los iroqueses”, de Márgara Averbach con ilustraciones de Alejandro Ravassi; “Cuando llega el dragón”, de Maricel Palomeque con ilustraciones de Rosa Mercedes González; y “Makemba”, texto e ilustraciones de José Rivadulla.
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