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Literatura

Claudia Piñeiro, en la “lista corta” por el International Booker Prize

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“Elena sabe”, la novela en la que la escritora Claudia Piñeiro aborda la maternidad y el derecho de las mujeres al dominio sobre sus cuerpos pero también la vulnerabilidad de la vejez y el peso de los mandatos, fue seleccionada en la “lista corta” del International Booker Prize, que distingue a las mejores ficciones traducidas al inglés con una dotación de 50.000 libras (aproximadamente unos 68.000 dólares), según el anuncio realizado este jueves desde Londres.

La novela de Piñeiro compite en la recta final por el galardón con “The Books of Jacob”, un texto de la Nobel de Literatura 2018, la polaca Olga Tokarczuk (traducido por Jennifer Croft); “A New Name. Septology VI-VII”, del noruego Jon Fosse (por Damion Searls); “Cursed Bunny”, de la coreana Bora Chung, traducida por Anton Hur; “Tomb of Sand”, de la india Geetanjali Shree (por Daisy Rockwell); y “Heaven”, de la japonesa Mieko Kawakami (por Samuel Bett y David Boyd). Los seis libros de este año fueron anunciados en la Feria del Libro de Londres por el presidente del jurado, Frank Wynne.

“Estoy muy contenta, en Madrid, porque vine a España por el Tenerife Noir. Vengo de vivir varios días de emociones: el premio en Tenerife, la presentación de ‘Catedrales’ en la Casa de José Saramago en Lanzarote, el encuentro con amigos en Madrid, y ahora está noticia. Me hace feliz además la situación: son varios años de escritoras argentinas que llegaron a esta lista corta”, celebró Piñeiro al enterarse de la noticia e inscribió su propia nominación en el marco de cierto récord de la literatura argentina.

Piñeiro apunta a que es el tercer año consecutivo en el que una autora escritora argentina llega a la última instancia de esta distinción -una de las más prestigiosas del mundo- que comparte con otros cinco escritores, tras las nominaciones de Gabriela Cabezón Cámara en 2020 y de Mariana Enriquez el año pasado.

Publicada con el título “Elena Knows”, bajo la traducción de Frances Riddle y editada por el sello escocés Charco Press, fundado por la argentina Carolina Orloff, se trata de una novela negra que da cuenta de íntimos relatos de moralidad y la desesperada búsqueda de una mujer por su libertad individual.

Frances Riddle, responsable de la traducción de “Elena sabe” al inglés, vive en Buenos Aires donde trabaja como traductora, escritora y editora. Tradujo libros de Leila Guerriero, Martín Felipe Castagnet e Isabel Allende, entre otros autores, y también escribe artículos y reseñas literarias en varias publicaciones.

“Elena sabe” se posicionó en la final del Booker y, además, trasciende el formato libro. En marzo, cuando la novela llegó a la “lista larga” del premio, Netflix anunció que trabaja en una adaptación que dirigirá Anahí Berneri y producirá Vanessa Ragone.

La nominación a esta instancia decisiva del premio viene acompañada de un recorrido elogioso por la prensa extranjera: el New York Times, por ejemplo, consideró que la novela es “un comentario lacerante sobre la relación madre-hija, la indignidad de la burocracia, y las imposiciones del dogma religioso en las mujeres”. En 2010, también recibió el reconocido galardón alemán LiBeraturpreis que otorgan los lectores alemanes.

“Cuando ‘Elena sabe’ se publicó en la Argentina, salió detrás de ‘Las viudas de los jueves’ y eso desconcertó a algunos lectores que estoy segura de que no pudieron pasar de una lectura a la otra. Hay temas que trata la novela que sí, hoy están más transitados. La decisión de no ser madre, por ejemplo, ahora es un tema mucho más abordable a partir del avance del movimiento feminista. Siento, entonces, que a veces la literatura se anticipa. Y también renace: me dio mucha alegría ver fotos de lectores ingleses de ‘Elena sabe’ porque sigue vivo”, contó la autora sobre cómo el contexto cambió la recepción de la obra.

La editora argentina Carolina Orloff, creadora Charco Press, cree que fueron los conflictos que aborda la obra los que cautivaron al jurado: la vejez y la soledad, el impacto de una enfermedad mental y los tabúes dentro de una familia.

El sello independiente -que creó en 2016 junto al neocelandés Sam McDowell y se dedica a la publicación de autores contemporáneos latinoamericanos- nació con un catálogo de 5 autores argentinos en 2017 y lleva más de 30 títulos publicados. Su fundadora asume que el galardón funciona como una plataforma de lanzamiento.

“Este es un reconocimiento incomparable, no solo por lo que significa el Booker Prize en sí, sino por todos los desafíos que implica editar literatura latinoamericana en el mundo anglosajón desde un lugar absolutamente independiente. Cuando se apuesta desde la confianza y la pasión, siempre se gana. Que Elena Knows sea finalista del premio más importante en el mundo de habla inglesa es una victoria no solo para para Claudia y Frances Riddle, su traductora, para Charco Press y todos nuestros autores y autoras; es también un triunfo para la literatura latinoamericana en general, y para la poética de la fe”, aseguró Orloff, en diálogo con la agencia de noticias Télam, tras enterarse de la noticia.

A diferencia de otros premios, el Booker Prize tiene un sistema de premiación escalonado. Antes del fallo final, el jurado anuncia la “lista larga” y luego da a conocer los finalistas de la “lista corta”, que este año será divulgada el 7 de abril.

Es la segunda vez que un título de Charco Press llega a la lista corta en tan solo dos años: en 2020 el libro “The Adventures of China Iron” de Gabriela Cabezón Cámara quedó entre los seis finalistas. “El hecho de que tres de nuestros títulos hayan llegado a la lista larga en tan solo cinco años, y dos de ellos a la lista corta, todos de autoras argentinas, es indicio de que el lector anglosajón está cambiando”, sostuvo Orloff, emocionada con la performance del sello en un premio tan relevante.

El ganador del premio dotado con 50.000 libras -aproximadamente unos 68.000 dólares- se conocerá el 26 de mayo. Por otra parte, cada uno de los autores que llegó a esta instancia finalistas recibirá 1.000 libras, unos 1.300 dólares.

El objetivo del premio, según definen desde la organización, es fomentar más publicaciones y lecturas de ficción de calidad de todo el mundo y promover el trabajo de los traductores. Por eso, el galardón se reparte en partes iguales entre el autor y el traductor, un gesto monetario que apunta a reparar en la importancia del diálogo que hay entre obra y traducción.

La noticia de la nominación para el Booker es parte del reconocimiento que cosechó la escritora en los últimos años, con numerosos galardones nacionales e internacionales. Obtuvo el prestigioso Sor Juana Inés de la Cruz por “Las grietas de Jara”, el Dashiell Hammett (2021), el premio Negra y Criminal Tenerife Noir (2021), el premio Valencia Negra (2021) y el Pepe Carvalho (2018).

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Literatura

Martín Caparrós, Doctor Honoris Causa de la Universidad de Guadalajara

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 El escritor y periodista argentino Martín Caparrós fue distinguido con el título de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Guadalajara (UdeG), en una ceremonia realizada en la sede del Instituto Cultural de México en Madrid. 

Se trata de la máxima distinción honorífica que otorga la institución mexicana, que reconoció en el autor su “compromiso ético e intelectual con la verdad, la memoria y la dignidad humana”, además de su “extraordinaria contribución al periodismo narrativo y a la literatura contemporánea”.

Durante el acto, la rectora del campus CUCEA de la UdeG, Mara Robles, definió a Caparrós como “un sembrador de dudas”, una cualidad que, según señaló, la universidad busca fomentar en sus estudiantes. En ese marco, leyó un fragmento de “El hambre”, uno de los libros más emblemáticos del autor, cuya reflexión inicial sobre la experiencia cotidiana y la distancia con el hambre estructural conmovió visiblemente al homenajeado.

La ceremonia reunió a unas treinta personas, entre ellas periodistas y escritores como Alex Grijelmo, Jorge Volpi y el exdirector del diario El País Javier Moreno. También participaron familiares, amigos y becarios de la Universidad de Guadalajara, quienes desde ahora quedarán simbólicamente “bajo la tutela” intelectual de Caparrós. El público cerró el acto con un prolongado aplauso en reconocimiento a su trayectoria.

Al tomar la palabra, Caparrós confesó que México fue una asignatura pendiente en su vida y que siempre deseó vivir en ese país, influido por la obra de Carlos Fuentes y por los vínculos tempranos que allí forjó hace más de cuatro décadas, cuando comenzó a adoptar su característico bigote.

La Universidad de Guadalajara concede el Doctorado Honoris Causa a personalidades eminentes, mexicanas o extranjeras, por contribuciones excepcionales en el ámbito del conocimiento, las artes o por una obra de vida vinculada a las causas más nobles de la humanidad. En los últimos años, la distinción fue otorgada, entre otros, a Joan Manuel Serrat, Sergio Ramírez, Leonardo Padura y Miguel Ángel Navarro Navarro.

En julio pasado, la Universidad de Buenos Aires también reconoció a Caparrós con un galardón honorífico similar.

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Textos para escuchar

La grasita – Mercedes Pérez Sabbi

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La escritora Mercedes Pérez Sabbi lee un fragmento de La grasita, su nueva novela (Editorial Comunicarte).


“Llegamos al Café Tortoni para buscar a Dora, pero no podíamos entrar por la puerta principal porque los empleados y los familiares entran por la puerta de atrás. Vi que era hermosísimo el café. Con una puerta de madera con cortinitas blancas y adornos de bronce para abrirla. Pero no, no la abrimos, porque dimos la vuelta por la calle Rivadavia, y entramos por un pasillo con cajones de botellas y bolsas con mercadería, parecido al depósito del almacén de mi papá. Ahí preguntamos por Dora Rodríguez. Un muchacho de delantal, gorrita blanca y camisa desteñida nos dijo que enseguida la llamaba. Al ratito apareció Dora, arregladita como para salir de paseo. Alta estaba, por los zapatos con plataforma.

—Las hice esperar para cambiarme. ¿Les gustaría pispear el bar?
—Sí, me gustaría —dije.
—Bueno, las hago mirar por acá, porque por el frente solo entran los clientes.

Pasamos por otro pasillo y Dora nos corrió unos cortinados de terciopelo azul. Hermoso lo que vimos: las paredes de madera y papel con flores, el techo con cuadraditos de vidrios de arabescos de colores, unas columnas gigantes de mármol marrón, las sillas tapizadas de negro, las mesas redondas con señoras de sombreros elegantes y señores de trajes muy distinguidos… Parecía un palacio de película.

—¿Puedo ir al baño que me hago pis…? —le pregunté a Dora.
—Bueno, andá al baño principal porque el del personal está medio cochino —y me señaló el lugar—. Ves allá que hay una mesa grande redonda, seguís a la izquierda y ahí está el tualet de damas. Te esperamos acá.
—¿El tualet?
—Sí, es baño en francés. Acá es así.
—Dejame el tapado así vas más cómoda —me dijo mi mamá.

Y me quedé con mi pollera escocesa y mi saquito azul. Bonitos.

Tualet, tualet, tualet…

Toalette, decía en la puerta, con una figurita de mujer.

Adentro había una señora de sombrero azul con su hija de bucles rubios. Saludé y me quedé mirando adónde ir, porque había varias puertas y lavatorios y espejos con lámparas como copas. La señora se dio cuenta de algo y me preguntó:

—¿De dónde sos?
—De Maizoro.
—¡Ah! ¿dónde queda eso? —me preguntó mientras se pintaba los labios y la nena me miraba.
—Lejos. Hay que tomar un tren en Constitución y después otro.
—Podés pasar ahí —me cortó señalándome uno de los baños.
—Gracias —y entré.

Desde el inodoro escucho que la nena le pregunta:

—¿Quién es mami?
—Una grasita —le respondió, mientras se cerraba la puerta.

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Historias Reflejadas

“Un territorio sin conquista”

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Un territorio sin conquista

El agua guardaba una historia, las palabras balanceándose entre las olas y sobre la espuma, un vaivén de preguntas. Iban y venían, de una costa a la otra, como naves sin destino.

Un viento, cómplice de otros vientos, sostenía recuerdos, las voces enraizadas en el origen, un nombre que abarcaba a las palabras, al otro lado de la historia, justo en el puerto de la memoria.

Aquí y allá, un desencuentro de orillas, los conquistadores y los conquistados, un argumento sin rumbo.

Hubo sangre y hubo guerra, las voces callaron y fueron leyenda, sutiles fragmentos de un territorio que permanece sin conquista.

Andrea Viveca Sanz

Se reflejan en esta historia los siguientes textos: “En los orígenes los aborígenes”, de Adela Basch con ilustraciones de Elissambura; “DescubriMiento de América”, de Marcelo Valko con ilustraciones de Dolores Mendieta; “La conquista española de América”, de Ramón Tarruela con ilustraciones de Matías Lapegüe; y “Leyendo leyendas”, de María Inés Falconi con ilustraciones de Sandra Lavandeira.

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