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Benny Hill, 100 años del comediante que conquistó el mundo y murió solo
Por Nicolás Biederman (*)
Este domingo se cumplen 100 años del nacimiento del actor y comediante Benny Hill, que alcanzó fama global y fortuna con el show de humor que durante casi cuatro décadas conquistó públicos con sus sketches de slapstick, dobles sentidos y, sobre todo, una picaresca que ponía a muy jovencitas y voluptuosas mujeres escasas de ropa a correr para huir de babosos hombres mayores.
“El show de Benny Hill”, emitida por la BBC desde 1955 hasta 1966 y desde entonces hasta su final en 1989 producida por Thames Television para el canal ITV, es una de las producciones televisivas británicas más vendidas de la historia. Su estilo marca registrada, que hoy no tendría lugar en los medios de comunicación masivos y que ya en sus últimos años era objeto de críticas por su sexismo, se vio durante años en todo el planeta mucho más allá de la muerte de Hill en 1992.
Todavía se encuentran episodios enteros o escenas sueltas en una multitud de canales no oficiales en YouTube, que suman reproducciones por cientos de miles o hasta por millones.
Alfred Hawthorne Hill nació en Southampton, Inglaterra, el 21 de enero de 1924 en una familia que tenía ciertos antecedentes en el espectáculo: tanto su padre Alfred como su abuelo Henry habían sido en el pasado payasos de circo.
Después de la Segunda Guerra Mundial, donde sirvió en diferentes roles, tuvo diversos trabajos pero fue a través de su abuelo que pudo entrar en el mundo del espectáculo y el teatro. En aquellos tiempos, según relataban algunas leyendas, adoptó el nombre artístico de Benny Hill en honor a su comediante preferido, Jack Benny.
Trabajó en radio y en 1950 tuvo su primera aparición televisiva, el medio en el que más cómodo se sintió y que mejor lo recibió. El estrellato definitivo llegaría de la mano de “El show de Benny Hill”.
El programa, del que era el guionista principal, tenía a Hill en casi todos los segmentos e incluía cortos de sketches pregrabados y números musicales en vivo. Comedia física, parodia y el doble sentido eran las huellas características, que aplicaba a una amplia galería de personajes, siempre con su redonda y enrojecida cara de expresiones bufonescas en primer plano.
En más de 35 años al aire “El show de Benny Hill” contó con diversos partenaires masculinos, entre los que destacaban Henry McGee, Jon Jon Keefe, Ken Sedd, Nicholas Parsons, Bob Todd y su habitual “sidekick” Jackie Wright, recordado por su pesado acento irlandés y una estatura bajísima de 1,50 metros que ponía su calva cabeza permanentemente al alcance de las palmadas de la figura del programa.
Contaba también con actrices de curvas pronunciadas, casi siempre en el rol de objeto de deseo de los personajes de Benny, como Jenny Lee-Wright, Sue Bond, Bettina Le Beau, Lesley Goldie, Cherri Gilham y Diana Darvey.
En su momento de apogeo, el programa estaba entre los más vistos del Reino Unido, con audiencias de más de 21 millones de personas en 1971. Ganó múltiples premios y fue adquirida para su retransmisión en casi 140 países, entre ellos en Estados Unidos, donde incluso fue nominada al Emmy.
En Argentina, donde se hizo el doblaje para toda Latinoamérica, ocupó desde 1983 la grilla de Canal 11, y siguió luego cuando la señal fue rebautizada como Telefe. Un dato que da cuenta de la popularidad que tenía es que el dictador Leopoldo Fortunato Galtieri ordenó que fuera retirado del aire por provenir del “país enemigo” en la Guerra de Malvinas del año anterior, pero por su alto rating eso no ocurrió.
El programa estuvo en los 90 en ElTrece, y más adelante también en Azul TV (ahora El Nueve). También en la década de 2010 pasó por el canal de cable Magazine.
Hacia 1989, los británicos ya no acompañaban al programa con tanto fervor, y el cambio de época se reflejaba en los señalamientos que le hacían al comediante por su humor chabacano y machista que cosificaba el cuerpo de las mujeres. Benny Hill se defendía y planteaba que a menudo -como en sus clásicas escenas mudas de persecución con la velocidad de reproducción levemente aceleradas- eran los personajes encarnados por varones los que eran ridiculizados.
De cualquier manera, el bajón en las mediciones y los altos costos de producción que tenía cada capítulo llevaron a Thames Television a cancelar el show.
De acuerdo con sus allegados, sus últimos años estuvieron marcados por la soledad y la tristeza. Benny Hill nunca se casó ni tuvo hijos. Le propuso matrimonio al menos a dos mujeres, pero ambas lo rechazaron. Se sentía feo y poco querido, según le confesaba a su amiga, la actriz australiana Sarah Kemp.
Su tacañería, contaban a la prensa quienes lo conocieron, era de proporciones casi patológicas. Pese a haber ganado millones de libras, nunca compró una casa ni un auto. Evitaba comprar ropa; en lugar de ello elegía remendar la desgastada y pegar las suelas de los zapatos él mismo. Compraba solamente la comida que estaba en oferta e iba a pie a trabajar para no pagar el transporte.
En lo único que se permitía lujos eran en viajar, e iba a menudo a Francia de vacaciones, aunque elegía siempre alojamientos muy baratos.
A partir de la locura que todavía desataba su programa en otras latitudes, buscó en los siguientes años reflotarlo con un nuevo formato, y tenía todo listo para volver cuando falleció el 20 de abril de 1992.
Su salud había desmejorado mucho. Había sufrido un infarto tiempo atrás y tenía insuficiencia renal. Murió solo, en su departamento alquilado de Londres, a los 68 años. Fue encontrado por su agente, Dennis Kirland, porque los vecinos le avisaron que de la casa emanaba un fuerte olor y nadie respondía. Llevaba varios días muerto por una trombosis coronaria, rodeado de platos sucios.
El fruto de su trabajo de más de 40 años lo heredaron sus sobrinos, con quienes no tenía relación.
(*) Agencia de noticias Telam.
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Anuncian la muerte de Jackie Chan, pero inmediatamente lo desmienten
Una vez más, las redes sociales se llenaron de desinformación. En los últimos días, un nuevo rumor viral aseguró falsamente que Jackie Chan había muerto, pero la noticia fue rápidamente desmentida: el legendario actor y artista marcial de 71 años está vivo y en perfecto estado de salud.
La noticia falsa comenzó a circular el lunes 10 de noviembre en plataformas como Facebook y X (antes Twitter). Todo surgió a partir de una publicación que sostenía que Chan había fallecido a raíz de complicaciones derivadas de viejas lesiones sufridas durante sus rodajes. La publicación incluía una imagen falsa del actor en una cama de hospital -creada con inteligencia artificial- y una fecha inventada de fallecimiento, lo que ayudó a que el contenido se viralizara rápidamente.
Una de las páginas que difundió la noticia fue Stories About Us, señalada como una de las principales fuentes del engaño. Sin embargo, ni los representantes de Chan ni ningún medio confiable confirmaron el supuesto deceso, porque simplemente no ocurrió. De hecho, las imágenes y textos compartidos en distintos perfiles eran idénticos, lo que sugiere una posible campaña coordinada o un simple caso de viralización masiva de información falsa.
No es la primera vez que Jackie Chan se convierte en víctima de rumores sobre su muerte. Desde hace casi una década circulan versiones similares: en 2015, por ejemplo, ya se habían difundido publicaciones que mencionaban enfermedades o accidentes como causas ficticias de su fallecimiento, incluso utilizando fotos manipuladas. En esta nueva oleada, la diferencia fue el uso de herramientas de inteligencia artificial, que le dieron a las imágenes un aspecto más “real” y lograron confundir a muchos usuarios.
En la red social X, una usuaria llamada @DigitalGal_ compartió una captura de una de esas publicaciones y aclaró que la noticia era completamente falsa: “La última mentira de Facebook: Jackie Chan ha muerto. No es cierto”, escribió. Su desmentida superó las 10.000 visualizaciones.
Hasta el momento, no hay ningún informe que indique que el actor atraviese problemas de salud, ni su entorno familiar ni su equipo de trabajo emitieron comunicados al respecto. Todo indica que se trata de otro ejemplo de cómo la desinformación puede expandirse rápidamente antes de que intervengan las fuentes oficiales o los verificadores de datos.
La recurrencia de este tipo de engaños pone en evidencia el desafío de frenar las noticias falsas una vez que se viralizan. Además, el uso de contenidos generados por IA -como las imágenes de hospitales- complica aún más la tarea de distinguir entre lo verdadero y lo fabricado.
Reconocido mundialmente por su estilo acrobático y su humor característico, Jackie Chan es uno de los artistas marciales más influyentes de la historia del cine. Protagonizó títulos icónicos como “Rush Hour”, “Police Story”, “El maestro borracho” y “Karate Kid” (versión 2010), y siempre se destacó por realizar él mismo la mayoría de sus escenas de acción.
A sus 71 años, el actor nacido en Hong Kong continúa activo tanto en el cine como en la vida pública. Su enorme popularidad lo ha convertido en blanco frecuente de rumores infundados, especialmente en tiempos donde las redes sociales se transformaron en espacios donde las noticias —reales o no— se propagan a gran velocidad.
Cabe recordar que, en mayo pasado, Chan sufrió una lesión leve durante un rodaje, pero sin consecuencias graves. Por lo tanto, y pese a los falsos rumores, Jackie Chan sigue vivo y en plena forma.
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Neil Young cumple 80 años: una vida sin concesiones en constante evolución
Por Martín Sassone (*)
Iconoclasta por naturaleza, Neil Young cumple este miércoles 80 años convertido en una figura única del rock mundial. En más de medio siglo de carrera, el canadiense recorrió una amplitud de estilos que pocos artistas exploraron con igual profundidad: del folk acústico a la electricidad abrasiva, del country melancólico al rock experimental, del blues y el rockabilly a la denuncia social y ambiental. Siempre distinto, siempre él mismo.
Nacido en Toronto en 1945 y criado en Winnipeg, Young empezó a tocar la guitarra en la adolescencia, alternando entre bandas de garaje y clubes de folk donde conoció a Joni Mitchell y Stephen Stills. En 1966 cruzó la frontera rumbo a Los Ángeles en su Pontiac fúnebre, acompañado por el bajista Bruce Palmer. Junto a Stills formaron Buffalo Springfield, una de las bandas pioneras del folk-rock californiano. Tras su disolución, Young comenzó una carrera solista que, desde el principio, mostró una voz inconfundible: aguda, quebrada, cargada de una franqueza que desarma.
En paralelo a su flamante carrera en solitario, a fines de los sesenta, se unió a Stills, David Crosby y Graham Nash para formar Crosby, Stills, Nash & Young, un supergrupo que encarnó el espíritu idealista y turbulento de su tiempo. Con ellos grabó “Déjà Vu” (1970), una de las cumbres del folk-rock estadounidense, y participó en el emblemático festival de Woodstock. Pero las tensiones internas, amplificadas por el ego y las drogas, provocaron rupturas recurrentes. Aun así, cada reunión posterior —como la gira de 1974 o el álbum “American Dream” (1988)— reavivó el magnetismo de esas cuatro voces que, juntas o enfrentadas, definieron una era.
En 1969 publicó “Everybody Knows This Is Nowhere”, su primer álbum con Crazy Horse, y al año siguiente “After the Gold Rush”, un clásico de la introspección folk. En 1971 alcanzó el número uno con “Heart of Gold”, incluido en “Harvest”, y reconoció luego que ese éxito lo puso “en el medio del camino”. Aburrido de esa comodidad, decidió desviarse y en los años siguientes produjo discos oscuros, dolidos y fundamentales como “Tonight’s the Night” (1975) y “On the Beach” (1974), impulsados por la muerte de su guitarrista Danny Whitten y su roadie Bruce Berry.
La década del setenta definió el molde de su obra: un vaivén entre la furia eléctrica y la ternura acústica, entre la denuncia política y la confesión personal. En los ochenta, ya en el sello Geffen, se permitió experimentos que confundieron a la crítica —el electrónico “Trans” (1982), el rockabilly de “Everybody’s Rockin’”(1983), el country de “Old Ways” (1985)— pero que con el tiempo serían vistos como gestos de libertad artística.
Young fue capaz de reinventarse sin perder identidad. Con “Freedom” (1989) y “Ragged Glory” (1990), se convirtió en padrino del grunge y referente para bandas como Sonic Youth y Pearl Jam, con quienes colaboró en “Mirror Ball” (1995). En los 90 y los 2000 alternó introspección y militancia: “Harvest Moon” (1992) retomó su costado más luminoso, mientras “Living with War” (2006) denunció la invasión a Irak con una fuerte crítica al por entonces presidente de los Estados Unidos, George W. Bush.
El nuevo milenio lo encontró más prolífico que nunca. Publicó álbumes conceptuales como “Greendale” (2003), se volcó a la experimentación sónica con “Le Noise” (2010) y lanzó su propio sistema de audio de alta fidelidad, Pono. A la vez, reabrió sus archivos con la monumental serie “Archives”, rescatando grabaciones inéditas y conciertos de distintas épocas.
En los últimos años, Young mantuvo su ritmo incansable: con Crazy Horse editó “Barn” (2021) y “World Record” (2022), y en 2025 volvió a las raíces con “Talkin to the Trees”, junto a una nueva formación, The Chrome Hearts. Paralelamente, su esposa y colaboradora Daryl Hannah filmó “Coastal”, un documental sobre su última gira solista, que se estrenó en abril de este año junto con un álbum homónimo.
Su discografía —más de 45 discos de estudio y una veintena en vivo— es un territorio en permanente movimiento, tan contradictorio como coherente. Young puede pasar de un susurro a un rugido en una misma canción, pero siempre con una honestidad que desarma y una energía que desmiente el paso del tiempo.
Fiel a sí mismo, Neil Young frustró a sellos discográficos, se le plantó a Spotify, desafió modas y decepcionó ocasionalmente a sus seguidores más ortodoxos, pero también supo mantener su música viva y su discurso relevante. “Viajar por el medio del camino se volvió aburrido”, escribió alguna vez. Ochenta años después, sigue transitando la cuneta: incómodo, libre, indómito.
(*) Agencia Noticias Argentinas
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Rescatan canciones de la década del 30 que narran el origen musical de Estados Unidos
Miles de canciones que representan lo más raro y auténtico de la música estadounidense de la era del jazz y la Gran Depresión podrían haberse perdido para siempre. Sin embargo, un acuerdo entre la Universidad de California en Santa Bárbara (UCSB) y la fundación sin fines de lucro Dust-to-Digital permitirá que ese patrimonio sonoro esté disponible en forma gratuita y abierta al público.
El proyecto, impulsado por la biblioteca de UCSB, consiste en incorporar unas 50.000 grabaciones provenientes del archivo de Dust-to-Digital al Discography of American Historical Recordings (DAHR), la base de datos que reúne más de 440.000 registros de la era de los discos de 78 rpm. Hasta ahora, ya se subieron más de 5.000 canciones. “Miles más están en camino”, señaló David Seubert, curador de la colección de artes escénicas de la universidad.
“La fundación Dust-to-Digital ha digitalizado algunas de las colecciones privadas más importantes del país”, agregó Seubert. “Estamos muy satisfechos de asociarnos con ellos para ofrecer este material al público”.
Fundada en 1999 por Lance Ledbetter, Dust-to-Digital nació como un sello dedicado a rescatar grabaciones difíciles de hallar y a editar cajas, vinilos y libros con valor histórico. En 2010, Ledbetter y su esposa, April, crearon la fundación homónima para ampliar esa tarea con fines educativos. “Compartimos con los coleccionistas la pasión por evitar que nuestro patrimonio musical caiga en el olvido”, señaló April Ledbetter.
El proceso de rescate es minucioso: técnicos especializados instalan equipos en los hogares de los coleccionistas y digitalizan los discos uno por uno, tarea que puede extenderse durante meses o años. El esfuerzo ha sido reconocido con varios premios Grammy, entre ellos el de Mejor Álbum Histórico por Art of Field Recording (2007) y Voices of Mississippi (2019).
La alianza con UCSB, destacó Seubert, es “una unión simbiótica entre un archivo musical extraordinario y una plataforma universitaria de acceso público”. El DAHR, lanzado en 2008 con apoyo de la National Endowment for the Humanities, ofrece streaming gratuito y descargas de grabaciones en dominio público, digitalizadas con estándares de alta fidelidad en el Laboratorio de Preservación de Audio Henri Temianka.
Entre las joyas ya disponibles figuran dos canciones del guitarrista y cantante Lane Hardin —”Hard Time Blues” y “California Desert Blues”— registradas en 1936, de las que se conservan apenas unas copias. También aparecen nombres legendarios como Memphis Minnie, Eva Taylor, el reverendo J.M. Gates y Fiddlin’ John Carson junto a su hija, la pionera Moonshine Kate.
Una porción sustancial del nuevo material proviene de la colección de Joe Bussard, considerado el “santo de los 78 rpm”. Nacido en Frederick, Maryland, Bussard dedicó más de siete décadas a rastrear discos en tiendas rurales y casas del sur de Estados Unidos, reuniendo unas 15.000 piezas que abarcan blues, country, jazz, bluegrass y góspel. Falleció en 2022, dejando una de las colecciones más valiosas del país.
“Joe tenía un acervo excepcional, imposible de reproducir hoy”, señaló Seubert. “Quería que la gente disfrutara esta música, pero no se puede crear una cultura de disfrute si los discos quedan encerrados. Esta colaboración logra ese equilibrio: preservar y compartir”.