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Gabriela Boer: “Lo que me identifica para producir es el entorno, las ideas surgen de lo que pasa en las cercanías”
Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Algo se desvanece, un límite se corre. Detrás hay mucho más, las formas despiertan el misterio. Existen sombras que crecen, curvas sobre rectas en un desequilibrio del espacio. Y la geometría de las partes soltando palabras invisibles, como si fueran sutiles vibraciones capaces de espesar el aire que las contiene.
La artista plástica Gabriela Boer conversó virtualmente con ContArte Cultura para recorrer los límites de sus creaciones y para invitarnos a disfrutar de la muestra “Derivas para el aire”, una instalación tridimensional que se podrá recorrer en el Centro de Arte de la UNLP.
—Para comenzar, como hacemos con todos nuestros invitados, vamos a entregarte un objeto o figura imaginaria. En este caso será un cuadrado. ¿Cuál es la primera palabra que se te aparece en el silencio de esa figura y qué tiene que ver con vos? ¿En qué lugar de la naturaleza te gustaría ubicar a nuestro cuadrado y por qué?
—La primera palabra que me aparece si la figura imaginaria es un cuadrado, es un nombre propio: Malevich y su cuadrado negro sobre fondo blanco de 1915, creo que él es el padre del cuadrado en mi cabeza. Antes de pintar, estudie historia del arte y hoy sigo estudiando, es una constante en mi vida que nunca abandono porque es un lugar donde encuentro siempre algo que me maravilla y me modifica la comprensión, es un alimento que necesito. Mi mirada está contaminada con la historia del arte, veo en las formas, en los paisajes y muchas veces en las personas vestigios de obras que conozco. Respecto del lugar donde lo ubicaría, si sigo con la primera imagen que tuve del cuadrado negro, un bosque, el mar o la pampa, en los tres funcionaría como un gran enigma y como un contrapunto significativo. Elijo estos paisajes porque pertenecen a los lugares en los que crecí y de alguna forma siento que formo parte de ellos, como el cuadrado forma parte de mí.
—¿De qué manera llegaste al camino del arte?
—No fue algo sencillo, en mi casa no era un horizonte posible. Primero estudié Derecho en Mar del Plata, era la primera vez que vivía sola y mientras estudiaba compraba libros de arte en una librería hermosa que quedaba cerca de casa. Me entusiasmé tanto que terminé comprando libros de arte y fotocopiando los de Derecho. Paralelamente, hice terapia y me animé a buscar a mi padre a quien no conocía, él pintaba y dibujaba, esto terminó de darle forma a algo que no entendía. Curse algunas materias en la Escuela de Arte Martín Malharro y no hubo vuelta atrás. Mi padre se enfermó y vine a vivir a La Plata donde empecé a estudiar en la Facultad de Arte y nunca más me fui y ahora doy clases. Como es algo que estudie de grande, mi idea era ser profesora de arte, pero cuando empecé a pintar casi todo el tiempo que podía se lo dedicaba a eso, a veces paso 14 horas sin salir del taller.
—Contanos acerca de ese espacio creativo, ¿qué es lo que lo define?
—El espacio para pensar una obra puede ser cualquiera. Donde concreto eso, es en un espacio no muy grande pero con mucha luz y sol que pude construir en la casa donde vivo y me encanta que forme parte de la casa. Entrar al taller recién levantada, muchas veces sin ni siquiera peinarme, y dejar de trabajar al atardecer, esos, son mis mejores días.
—¿Cuáles son las técnicas con las que trabajás habitualmente?
—Lo más habitual es el acrílico sobre tela, y aunque experimento con otras técnicas no son todavía tan potentes. El pincel, un medio acuoso como el acrílico y una tela son lugares de confort, donde todo fluye muy fácilmente y casi sin conflictos, además me permite trabajar los colores, que es una de mis obsesiones preferidas.
—¿Con qué materiales te sentís más identificada al momento de crear?
—Lo que más me identifica para producir es el entorno, las ideas siempre surgen de lo que pasa en las cercanías, en lo que estoy mirando en la tele, de lo que estoy estudiando, de algún recuerdo, de algún acontecimiento, no de la tela. Puedo bocetar con papeles pintados o de colores, lápiz, biromes, fibras, temperas, fotos, cartón… todo lo que tenga a mano sirve.
—Tus obras están atravesadas por figuras geométricas, ¿cómo llevás adelante el proceso de diseño y ejecución de cada proyecto?
—La geometría es algo cotidiano, creo que es algo inherente a la condición humana más que una abstracción: la mesa donde comemos, los platos, los vasos, la cama donde dormimos, nuestras casas, puertas, ventanas, el modo en que organizamos las ciudades o fabricamos las telas con que nos vestimos están cruzadas por la geometría. A veces, un acontecimiento o evento desata una idea que en principio es sólo eso, si cuando empiezo a bocetar se sostiene como potente en algún sentido, la continúo y se convierte en un proyecto.
—¿Y existen otras geometrías cotidianas que se conviertan en disparadores de tus obras?
—Desde el pixelamiento de una computadora que andaba mal, a edificios, persianas, ornamentos de casas chorizo, sombrillas, carpas, rejas, todo es una posibilidad. Un mármol córdoba en el que trabaje como restauradora durante seis meses terminó concretándose en la serie Espesuras del Aire. Todo puede ser filtrado y cargado de sentido o contenido. Si la “conversación” con lo que estoy haciendo crece y me sorprende o me atrapa de algún modo, es lo único válido para que tenga continuidad.
—Próximamente se abrirá la muestra “Derivas para el aire”, una instalación tridimensional que estará ubicada en el Centro de Arte de la UNLP, ¿qué nos podés adelantar de ese trabajo que compartirás con el público a partir de marzo?
—Es un proyecto vinculado a la serie Espesuras del Aire (que dentro de la historia del arte hace muy rápidamente un link al impresionismo). Espesuras del Aire comenzó, como decía, a partir de la restauración de un mármol córdoba. Los mármoles tienen distintos orígenes, en este caso era volcánico, por lo que se ve como infinitas partículas de un movimiento congelado, yo lo veía como una especie de fotografía. El ruido es cotidiano en nuestra vida urbana, algo que nos aturde de forma visual, sonora, e incluso emocionalmente, y es algo que se aparece en todas mis series. Así que tome esa imagen y la transformé primero en una trama aleatoria pero continua, similar a lo que pasaba en los televisores de tubo cuando se quedaban sin señal y ahora en los IGTV sucede muchas veces algo similar. Tome pinturas de la historia del arte donde aparecían mujeres retratadas por hombres y las transforme en ese ruido. Derivas para el Aire surge de esa serie, los colores de la instalación nacen de una de esas pinturas. Hice algunas transformaciones: una traducción del círculo cromático tradicional al círculo generativo, porque los colores son más brillantes y funcionaban mejor con el espacio, eliminé los blancos y los negros, pero lo mejor del proceso fue que trabajamos con las corrientes de aire que tiene el lugar y la instalación tiene movimiento. Esa idea de movimiento que estuvo siempre de modo congelado ahora es real. Esto transforma todo ya que continuamente se modifican el color, las formas (el círculo se ve como óvalo y como línea), el movimiento (dependiendo de si hay más o menos corriente de aire). No hay un momento igual a otro, no todo se mueve al mismo ritmo, esto es lo que más me emociona de esta experiencia.
¿En qué otros proyectos estás trabajando actualmente?
—Estoy trabajando en dos proyectos y algún que otro indicio. El más importante está basado en una especie de figuras de señalética sin destino que a veces se convierten en tramas infinitas. Aprendí a manejar hace poco y me pareció increíble la cantidad de señales (muchas, por no decir todas, de sentido común). Empecé a mirar toda la inmensa cantidad de señalética que nos rodea y encontré muchas que no se entienden, eso me encantó. Paralelamente, estaba restaurando una de mis primeras pinturas (Big Bang del 2008) para la muestra Inmersiva que hice en MACLA y encontré un montón de posibles señales. Es un proyecto que sigue creciendo y el material es inagotable.
—Volvamos a nuestro cuadrado del comienzo, ¿qué deseo te gustaría dejar encerrado entre sus cuatro lados, o más allá?
—Encerrado no me gustaría dejar nada. Si voy a la primera imagen que tuve, ese Cuadrado negro de Malévich, me gustaría que en todo el resto de mi vida me pase algo similar a lo que me pasó cuando conocí esa pintura. Primero no lo entendí pero me pareció un gran enigma, eso hizo que investigue y aprenda que ese cuadrado tiene más aristas que las cuatro que hay a simple vista.
(Fotos: Amparo Fernández)
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Marcha atrás con el cierre del Fondo Nacional de las Artes y del Instituto Nacional del Teatro
El Gobierno envió al Congreso el texto reformado del proyecto de “Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” donde da marcha atrás a la derogación del Fondo Nacional de las Artes (FNA) y del Instituto Nacional del Teatro (INT), entre otros puntos incluidos en el capítulo dedicado a la cultura, que se “rediseñó protegiendo los recursos del sector, pero preservando el objetivo de que los gastos administrativos no sean una carga excesiva”, según se explicó en los fundamentos de la iniciativa.
Tras el plenario de comisiones de Diputados, donde expusieron referentes de la cultura, enmarcados por protestas y manifestaciones en las calles de trabajadores del arte y la cultura, la Ley Bases ingresó al Congreso con varias reformas: una “nueva versión” que “ha sabido recoger muchos de los puntos de la discusión”, donde “la diferencia no es solo cuantitativa (se pasa de un proyecto con 664 artículos a uno de 523) sino cualitativa”, aclara la introducción del texto.
El nuevo texto -que incorpora gran parte del debate público” pero “mantiene las bases fundamentales de ampliación de libertades, libertad económica, reorganización administrativa, equilibrio presupuestario” y “fortalecimiento de la educación y la cultura”- plantea que el FNA pase a funcionar con directores ad-honorem y un límite de gastos del 20% de sus ingresos; que se reforme la categorización de filmes nacionales, restricciones financieras para el Instituto Nacional de la Música (Inamu) y la Comisión Nacional de Biblioteca Populares (Conabip).
“Es sano exponer los privilegios de unos pocos, es sano mover nuestro marco normativo hacia adelante modificando cosas que el tiempo había enquistado (…) es sano escuchar, corregir, aprender”, dice el documento que incorpora medidas específicas para garantizar que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) promocione al cine nacional y mantenga intactos los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.
En cuanto al Instituto Nacional de la Música (INAMU) y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares CONABIP, “en pos de una gestión más eficiente”, se establecen restricciones de gastos para el INAMU y la CONABIP. Limitar también los egresos al 20% de los ingresos de estas instituciones busca garantizar una utilización eficaz de los recursos disponibles, evitando excesos administrativos y priorizando el respaldo directo a la música y las bibliotecas populares.
Sobre el Instituto Nacional del Teatro, el proyecto propone la absorción de las funciones del INT por la Secretaría de Cultura, señalando un enfoque en la eficiencia administrativa. Sin embargo, esta decisión también abre la posibilidad de que el Instituto quede más supeditado a los vaivenes políticos, planteando desafíos adicionales para su funcionamiento futuro.
Las nuevas modificaciones al proyecto de ley reflejan una estrategia más cautelosa, donde se buscan reformas significativas sin descuidar la protección de instituciones fundamentales, pero que mantiene el espíritu de achicar el Estado. La propuesta se adapta a la complejidad del sector cultural argentino, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no comprometan la estabilidad y la misión esencial de las instituciones culturales del país.
Entrando más en el orden preciso de los cambios, el proyecto redefine la categorización de películas nacionales. Ahora, se considerarán aquellas producidas por ciudadanos argentinos o con domicilio legal en el país, con participación predominante de equipos locales. Se introducen definiciones específicas para películas de corto y largo metraje, proporcionando claridad a la industria.
Además, se impone la obligatoriedad de obtener un certificado de exhibición del INCAA para todas las películas que deseen proyectarse, independientemente de su origen. Esta medida, acompañada por la exigencia de un certificado de libre deuda, refuerza los controles administrativos.
El cambio significativo de derogar un inciso en particular busca promover apertura y diversidad en la producción cinematográfica. Se establece un límite del 20% para los gastos internos del INCAA, equilibrando la eficiencia administrativa con la necesidad de recursos para el desarrollo del sector.
El compromiso del INCAA de subsidiar tanto películas de largometraje nacional como coproducciones se detalla con lineamientos específicos. Se incorpora un artículo que establece normas para reconocer la inversión al coproductor argentino en coproducciones internacionales, fomentando la colaboración global.
Numerosos artículos de la Ley N° 17.741 (Texto ordenado 2001) son derogados, marcando un cambio profundo en la regulación de la cinematografía argentina.
Se incorpora también un artículo que limita los egresos de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) al 20% de los recursos recibidos. Múltiples leyes y artículos de la Ley N° 26.522 son derogados, marcando un enfoque más restrictivo en los gastos de CONABIP y una transformación significativa en la regulación de los medios audiovisuales.
Adicionalmente, el proyecto incorpora ajustes para salvaguardar recursos y adaptarse a la realidad política. Se reducen las modificaciones propuestas para el INCAA, manteniendo la asignación específica y preservando los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.
Las restricciones financieras se aplican al INAMU y la CONABIP, limitando sus gastos al 20% de los ingresos. El Instituto Nacional del Teatro experimenta una fusión de funciones con la Secretaría de Cultura, buscando eficiencia, aunque planteando desafíos políticos.
Estos cambios en el proyecto mantienen el espíritu inicial de la propuesta, con algunas concesiones a raíz de las resistencias de los sectores de la cultura. La propuesta intenta tranquilizar al sector, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no afecten la misión esencial de la Ley de Bases, conocida como Ley Ómnibus. El impacto real dependerá de la implementación eficaz y la adaptación de los diversos sectores involucrados en la cultura argentina.
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Lo más amplio de la escena artística se pronunció en defensa de la cultura
Charly García, Fito Páez, León Gieco, Cecilia Roth, Graciela Borges y Leonardo Sbaraglia son algunas de las más de 20.000 figuras que firmaron una solicitada publicada este lunes por el Frente de Soberanía Cultural “en defensa de nuestra identidad”.
La carta se titula “Carta al Congreso Nacional. La cultura está en peligro” y está dirigida a los diputados y senadores.
En rechazo al DNU y la Ley Ómnibus del presidente Javier Milei, la solicitada cuenta con un apoyo masivo de referentes de la cultura nacional de todos los sectores.
“El Gobierno Nacional pretende, a través de la Ley Ómnibus, derogar leyes vitales para la supervivencia de las industrias culturales, las artes y las ciencias, y el patrimonio cultural de nuestro país”, dice uno de los fragmentos del texto.
Otros de los referentes de la quienes dejaron su firma son Palito Ortega, Luis Felipe “Yuyo” Noé, Juana Molina, Tute, Mercedes Morán, Dolores Fonzi, Santiago Mitre, Paula De Luque, Lucía Puenzo, Juan Leyrado, Inés Estévez, Daniel Fanego, Juan Minujín, Julieta Ortega, Darío Grandinetti, Tomás Fonzi, Kevin Johanssen, Claudia Piñeiro y Humberto Tortonese.
También apoyaron Georgina Barbarrosa, Eleonora Wexler, Emilia Mazer, Albertina Carri, Martín Caparrós, Diego Cremonesi, Jazmín Stuart, Mónica Antonópulos, Alejandra Flechner, Andrea Frigerio, Mirta Busnelli y Soledad Villamil.
Acerca del paquete legislativo, la carta señala: “No hay en la letra de su desarrollo el mero atisbo de participación ni interés alguno en el quehacer cultural, y por el contrario, el texto tiene una mirada mercantilista que apunta sin miramientos a desfinanciar y anular el desarrollo de las actividades de nuestra cultura nacional”.
En el final, el texto advierte: “La cultura es identidad. La cultura es lo único que no se puede importar. La hacen los pueblos. Queremos seguir teniendo una identidad propia como Nación. De otro modo solo nos quedará el destino triste de no ser. De eso se trata esta lucha. Un país es tan grande o tan pequeño como la medida de su proyecto cultural”.
El Frente de Soberanía Cultural viene realizando actividades semana tras semana para repudiar todo el articulado del paquete legislativo de Milei que apunta contra los entes culturales.
El plan de acción comenzó con un plenario en el Teatro Argentino de La Plata, continuó con un encuentro de grupos de teatro y artes escénicas en esta misma Plaza del Congreso, con una convocatoria en Mar del Plata y un “Musicazo” el jueves pasado y una lectura colectiva este sábado. Se trata de instancias previas de cara al Paro Nacional de este miércoles anunciado por la CGT.
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Marvel incluye en sus comics un Capitán América de la comunidad LGBTQ+
La editorial de cómics de superhéroes Marvel anunció que este próximo de 2 de junio se publicará la primera serie del Capitán América protagonizada por Aaron Fischer, uno de los últimos personajes incluidos en ese universo que pertenece a la comunidad LGBTQ+ y lucha contra la opresión de ese colectivo.
Se trata de “Los Estados Unidos del Capitán América”, en la que el histórico Steve Rogers, el primer Capitán América, pierde su escudo en un robo y se reúne con otros héroes conocidos para iniciar un viaje a través de ese país y encontrar su característica arma.
Durante la travesía, el grupo conoce a distintas personas con variados trasfondos que en algún momento utilizaron el símbolo del superhéroe para defender sus comunidades, entre las que se encuentra Fischer, un adolescente inspirado por referentes y activistas del colectivo queer.
La historia del cómic fue escrita por el guionista Joshua Trujillo e ilustrado por la artista trans Jan Bazaldua, bajo la dirección de Christopher Cantwell y el dibujante Dale Eaglesham, los directores a cargo del proyecto.
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