Literatura
Diez años sin el “Negro” Fontanarrosa
Por Miguel Pisano (*)
Parece que fue hace mucho menos, pero ya pasó una década desde que los rosarinos en general y los más cercanos en particular sufrimos la partida del humorista, escritor y dibujante Roberto Fontanarrosa, el mayor exponente de la cultura de la ciudad de Rosario en la segunda mitad del siglo pasado. Fue el 19 de julio de 2007 y su recuerdo siempre estará ligado al fútbol.
“Yo soy un dibujante correcto”, se definía el “Negro” con esa típica humildad de barrio, casi como a los jugadores cuando les preguntan sus características, pero en realidad era sincero porque él era mucho más que un humorista que escribía y dibujaba. Un creador capaz de generar y recrear los personajes, la situaciones y los climas de época que vivía o le hubiera gustado vivir, más que un típico dibujante e historietista.
“Yo voy a jugar hasta que la rodilla se rompa”, recuerdo que confió a sus jóvenes 45 años en la primera entrevista para la vieja revista “El Gráfico“, que compartimos en su estudio del barrio de Alberdi en setiembre de 1988, sobre ese loco berretín por el fútbol, que lo llevaba a jugar en su equipo de amigos y conocidos hasta en las bravas canchas de la Liga Baigorriense.
Tipo rutinario como muchos, el “Negro” odiaba madrugar y recordaba que su primera esposa, Liliana, solamente lo había llamado dos veces antes de las 9 de la mañana: “Cuando recuperamos las Malvinas y cuando Maradona vino a Ñubel”, confió en otra entrevista compartida en La Capital de Rosario.
Claro, después Diego apenas jugó cuatro partidos con la camiseta rojinegra en los que ni siquiera pudo convertir un gol y se fue a los cuatro meses, antes de un amistoso contra Vasco da Gama en Mar del Plata. Fue en medio de uno de sus escándalos, que el “Negro” definió con maestría: “Es como si tu vecino más odiado se compra un Rolls Royce y no lo puede sacar de la cochera”.
Hincha “canalla” típico, Fontanarrosa explicó en la presentación de un libro sobre fútbol en el club Sunderland por qué a las mujeres y a los chicos es mejor no llevarlos a la cancha: “Seguro que te piden ir al baño cuando tenemos un córner a favor”, decía con la seriedad del humorista.
Y remató con una vivencia propia: “Habíamos perdido con Vélez sobre la hora, en un partido con barro, que nos quedamos sin piernas, con un gol desde afuera del área del uruguayo Julio César Giménez. Volvíamos todos hechos mierda en el Citroen verde, cuando mi mujer, Liliana, tiró una reflexión típica de una mujer en la cancha: ‘Esta bien que estos de Vélez nos hayan ganado sobre la hora porque nos quedamos sin piernas, pero de ahí a gritarnos ‘Efortil, Efortil’, me pareció totalmente desubicado’. Entonces no aguanté más, la miré y le dije: No, Lili, lo que gritaban era ‘El Fortín, el Fortín'”.
Nacido en el viejo edificio Dominicis, de Corrientes y Catamarca, en pleno centro rosarino, Fontanarrosa tenía una visión muy particular de su padre, el “Berto” Fontanarrosa, un aguerrido jugador del Club Huracán, de la calle Paraguay, y luego árbitro de básquet, que una vez tuvo que correr de una de las bravas canchas de la Liga Rosarina. “Mi viejo era un tipo muy deportista y un amante del básquet, pero yo jamás conseguí meter un doble. Y eso que jugué en la época en la que al básquet podían jugar los petisos y que cuando metían un doble sacaban del medio”, se reía de sí mismo.
“Mi viejo, como buen tipo del deporte, era muy puteador, en una época en la que eso no era tan frecuente y, además, era muy mal visto. Me acuerdo siempre de mis primos, que cuando venían a casa decían ‘Vamos a jugar al tío Berto’. Entonces se encerraban en una pieza y se ponían a putear”, recordaba el “Negro” en una mesa del Bar La Sede, en la época en que se había exiliado de El Cairo.
El “Negro” terminaba de presentar uno de sus libros sobre fútbol en el viejo Sunderland, cercano al puerto de Rosario, cuando pidió un aplauso para el padre de su amigo y vecino que lo había llevado por primera vez a la cancha de Rosario Central. Un viejito adorable sentado en la última mesa, en el mejor y emotivo cierre de una velada pletórica de nostalgia, empanadas y vino tinto.
“Ahora tengo un auto, antes tenía un Citroen”, se gastaba el “Negro” a sí mismo. Anfitrión de Joan Manuel Serrat, al que recibía en memorables asados con sus amigos de La Mesa de los Galanes de El Cairo, en su casa de Alberdi se reía solo de la anécdota del día que una nube de cronistas montaba guardia en la puerta, a la espera de la salida del “Nano” Serrat, contada por el Chueco Fernández, un amigo del fútbol del Club Universitario.
“Me acuerdo que abrieron el portón de la cochera y salió un Mercedes Benz azul impresionante, con los vidrios polarizados, y todos los periodistas, fotógrafos y camarógrafos salieron corriendo como locos atrás del auto del cantautor catalán. Y al ratito abrieron de nuevo el portón y salieron el Negro y el Nano en el Citroen verde de Fontanarrosa, cagándose de risa”.
(*) Corresponsal de la agencia de noticias Telam.
Literatura
Abrió su convocatoria el Premio Lumen de novela 2025
Por tercer año consecutivo, se abrió la convocatoria para participar en el Premio Lumen de novela, destinado a reconocer las mejores obras inéditas de mujeres, escritas en español. Esta iniciativa es heredera del Premio Femenino Lumen, que funcionó entre 1994 y 1999. En 2023, la editorial española decidió retomarlo y ya está disponible el buzón donde las interesadas pueden postular su obra.
La convocatoria estará abierta hasta el 31 de marzo del 2025 y el fallo se conocerá en junio. La ganadora se llevará un premio de €30.000 euros y su obra será publicada en todo el territorio de habla hispana.
La obra postulada puede ser escrita por una mujer mayor de edad de cualquier nacionalidad, pero debe estar en español. Además, debe tratarse de una obra original, inédita y que no haya sido premiada en otro concurso ni que esté a la espera de otro fallo similar.
Para participar, las interesadas deberán cargar su manuscrito digital en formato PDF o Word en la página oficial del concurso. Allí deberán llenar sus datos personales, el nombre de la obra y el pseudónimo con el que la desean firmar. “Para garantizar el anonimato, la plataforma disociará sus datos identificativos de los del seudónimo y estos únicamente se revelarán en el caso de que la obra sea seleccionada como ganadora”, se aclara en las bases del concurso. Solo se podrá cargar un manuscrito por persona, por lo que no será posible presentar más de una novela.
Adicionalmente, las obras postuladas deberán ser enviadas en formato físico (en tamaño DIN A4, 210 x 297 mm, mecanografiadas a doble espacio en cuerpo 12 e impresas a una o dos caras indistintamente) a una de las oficinas de la editorial, que la concursante podrá especificar durante su postulación. Los países a los que podrán ser enviados los manuscritos originales son: Colombia, Argentina, Chile, Perú, Uruguay, México, España y Estados Unidos.
Una vez cerrada la convocatoria, el jurado entrará en periodo de deliberación para definir la obra ganadora. Este año, el panel estará compuesto por las escritoras Ángeles González-Sinde y Clara Obligado; la directora de la librería Rafael Alberti en Madrid, Lola Larumbe; y la directora literaria de Lumen, María Fasce.
Ganadoras del Premio Lumen
La primera edición de este premio, en 2023, dejó como ganadora a la obra “Vladimir “de la escritora argentina Leticia Martín. Esta historia le da un giro al clásico de Vladimir Nabokov “Lolita”, pues ahora es una profesora mayor la que persigue el amor de un estudiante.
Este año, el premio fue para la novela “Luciérnaga” de la escritora bielorrusa Natalia Litvinova. Esta novela, recupera la historia de la autora que, después de haber terminado con su pareja, decide regresar a la casa de su madre, en Buenos Aires. Allí, se enfrentará con las memorias de su país de origen, Bielorrusia, y las de la Argentina que la vio crecer.
Literatura
“Victoria”, de Anna K. Franco – Del Fondo Editorial
Del Fondo Editorial acaba de editar “Victoria”, la nueva novela de la escritora Anna K. Franco.
Sinopsis
Hailey escapa de la ciudad convertida en Avery para ocultar un secreto inconfesable. Nadie puede saber que alguna vez se llamó Victoria ni todo lo que ese nombre representa: un engaño, una relación abusiva y el descubrimiento de una verdad que podría costarle la vida. En un pueblo conoce a Matt, un chico con un pasado difícil. Mentiras, peligros y secretos acechan entre los despojos de una vida en llamas, esperando ser descubiertos. Solo la fuerza del presente hará que el pasado se desvanezca… o no. ¿Se puede salir de una relación oscura? ¿Cómo resurgir cuando te han robado hasta tu identidad?
Sobre la autora
Anna K. Franco nació en la ciudad de Quilmes, provincia de Buenos Aires, el 3 de marzo de 1985. Es escritora y docente de Literatura. Aunque cultiva diversos géneros, se destaca en novela romántica.
Estudió Letras y Corrección Literaria, y comenzó a escribir a temprana edad, lo que posteriormente se convertiría en su profesión.
Leyó su primera novela romántica a los quince años y eso despertó su pasión por el género.
Se desempeñó como jurado de diversos concursos literarios institucionales y como coordinadora de talleres de escritura.
Obtuvo varios certámenes literarios y publicó su primer relato en 2005. Desde entonces han visto la luz muchas publicaciones en antologías hasta que en 2011 se publicó su primer libro.
Historias Reflejadas
“Palabras mágicas”
Palabras mágicas
La magia, ese personaje escondido detrás de los otros, que asoma entre letras y rueda sobre las palabras transformándolo todo.
Sube y baja, extiende sus manos entrelazando las cosas eternas, aquellas que merecen guardarse en los rincones de la memoria, aquellas que se convierten en recuerdos y que son capaces de expandirse más allá de lo imaginado cada vez que son narradas.
Es justamente en ese juego donde la magia invita y convoca, obligándonos a despertar, a prestar atención a lo importante, a encontrarnos en lo invisible para hacerlo visible.
Ser mago es atravesar los puentes de los sentidos para dejarse llevar por esa luz que modifica todo.
Es lograr que lo imposible se haga posible, desafiando a los miedos y a las dudas, rodando entre las palabras que cuentan nuestra historia.
Es descubrir conejos que se esconden entre las letras de un cuento para acariciar el alma de un niño.
Es escuchar el susurro de sílabas capaces de formar palabras siempre nuevas, que se guardan en las cuevas del tiempo donde sucede el pasado y crece el futuro.
Es descubrir que una página puede cambiar infinitas veces, que todo depende del misterioso contacto entre lectores y autores que hacen incompletas todas las enciclopedias del saber galáctico.
Porque sólo la magia es capaz de completar la página en blanco de nuestra existencia y de convertir cada instante en una nueva oportunidad.
Andrea Viveca Sanz
Se reflejan en esta historia: “Soy mago”, de Leo Batic; “Saber de las galaxias”, de Adela Basch; “La rebelión de los conejos mágicos”, de Ariel Dorfman; “Hechizos y descubrimientos (Alas para los dinosaurios)”, de Márgara Avervach; y “Relatos de los confines (Oficio de Búhos)” , de Liliana Bodoc, quien permanecerá por siempre con su magia.
Debes iniciar sesión para publicar un comentario. Acceso