Artes Plásticas
Juan Lorenzo: “Siempre soñé con integrar en una sola expresión mis sonidos plásticos con mis imágenes musicales”
Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
La ciudad despierta. Varias líneas recorren el paisaje, suenan sobre las veredas, se curvan en una esquina. Crecen. Son una mancha, la gota de aceite que flota el sonido del agua, el tren que se acerca. Azul, un garabato en el vacío. Rojo, dos pies en movimiento. Negro, la danza y el silencio. Un silencio periférico que, a pesar de todo, brota como si fuera una línea nueva.
El poeta, compositor, músico y artista plástico Juan Lorenzo se encuentra presentando su segunda obra como solista, “Alto ruido”, una creación donde convergen temas instrumentales y canciones que recorren los rincones urbanos de nuestros días a través de la guitarra y la voz.
En diálogo con Contarte Cultura el artista cuenta acerca de su carrera y de los procesos que lo llevaron a dar vida a este nuevo álbum.

—Hay un paisaje sonoro que constantemente flota y se mimetiza con los espacios que habitamos. Ese paisaje muta, se expande y se contrae en los tiempos sucesivos. Para presentarte, si pudieras elegir algún elemento del paisaje sonoro actual que te represente para convertirlo en una imagen, ¿qué veríamos en ese cuadro imaginario?
—La imagen más representativa puede ser, entre otras, la tapa de Alto ruido, en donde pueden sentirse la velocidad, la sinergia entre los sonidos, los ruidos y las imágenes gráficas, el gesto, el ruido y el sonido humano de la urbe como signo de estos tiempos. Cuando dibujamos o pintamos lo que nos sale de adentro estamos dejando ver el paisaje que llevamos en nuestro interior, y por supuesto ese paisaje está en constante cambio, por eso nuestro arte cambia constantemente. Muchas veces ocurre que no nos explicamos lo que hacemos artísticamente. Primero hacemos, luego pensamos. A veces tardamos años en comprendernos y comprender lo que hicimos y por qué lo hicimos.
—Y hablamos de sonidos y de imágenes. Sin dudas tu vida está atravesada por el arte. ¿De qué manera se manifiestan en vos las pinceladas de música o los sonidos dibujados?
—Siempre soñé con integrar en una sola expresión mis sonidos plásticos con mis imágenes musicales. Varios colegas músicos me han dicho que mis pinturas eran muy musicales y artistas plásticos entendían que mi música y mis letras tenían imágenes muy vívidas. La materia desde la cual creamos arte parte de un sentimiento profundo de decir algo al mundo, los medios pueden ser varios aunque hay elementos comunes a todas las artes. En mi caso, aprendí que hay cosas que sólo son posibles de ser expresadas desde el lenguaje de la plástica, otras desde el lenguaje de las palabras y otras desde los sonidos musicales. Hay que aprender a decir estas cosas teniendo en cuenta que hay que perfeccionarse en cada disciplina artística para lograr una mayor profundidad en comunicar lo que queremos expresar.
—También la escritura forma parte de tus creaciones. ¿Qué nos podés contar de “sonidos humanos” donde las palabras suenan?
—Este libro nació durante una conversación con mi amiga Vanina Steiner, quien es diseñadora, editora y dueña de Tinta Roja Ediciones Del Sur XXI. Ella ha venido realizando una valiosa tarea editando numerosos libros sobre letristas y compositores y compositoras del tango actual, haciendo visible obras y artistas del llamado Tango Nuevo. Me propuso en un principio hacer un libro con mis poemas y letras de mis canciones y acompañarlos con algunas imágenes de mis dibujos y pinturas. Con el entusiasmo que empezó a generarse al ver la cantidad y calidad de obras que había disponibles, este proyecto fue creciendo y se terminó convirtiendo en un verdadero catálogo de pinturas y dibujos de varias etapas de mi carrera como artista plástico, con todas mis canciones, alguna de ellas inéditas hasta la edición del libro, con un código QR para que lectoras y lectores pudieran acceder a las diferentes versiones grabadas por varios intérpretes. Este libro es una forma de dar testimonio del trabajo de una buena parte de mi vida dedicada al arte, en todas las formas en las que he podido expresarme: la música, la palabra, el dibujo y la pintura.

—Por estos días estás presentando tu segunda obra como solista, “Alto ruido”, un disco que vibra desde el arte de tapa. Contanos cómo fue el trabajo de ese diseño en el que las líneas parecieran trazar melodías, como un adelanto de lo que suena dentro.
—El diseño de la tapa de Alto ruido está realizado Vanina Steiner, desde un dibujo abstracto de mi autoría que lleva el mismo nombre, realizado especialmente y pensado en lo que me dicen esas dos palabras y su relación con la música de este trabajo, la velocidad, el vértigo y la superposición de sonidos y ruidos que se da en la ciudad. Realizado con la técnica de marcadores y tinta sobre un papel de 60 x 56 cm.
—Si vamos a los distintos temas que forman parte de este álbum, la guitarra y la voz dibujan los sonidos actuales, se meten en las calles de estos tiempos para que resuenen. ¿Qué te gustaría destacar del nuevo tango argentino?
—Lo más destacable es la gran variedad y cantidad de expresiones que han estado surgiendo en estos últimos años, sobre todo de gente muy joven. También la gran cantidad de mujeres compositoras, poetas e intérpretes que hoy son referentes en el género. Todo esto se acrecienta al ver que no contamos con la visibilidad de los grandes medios, y los espacios que hay sobreviven gracias a la solidaridad de la comunidad artística, lo cual habla de un verdadero movimiento cultural con capacidad de resistencia.
—¿Quiénes colaboraron en la producción y realización de “Alto ruido”?
—Todos los temas fueron grabados y mezclados en noviembre de 2021 en Estudio Casa por el técnico Edgardo González, excepto Despacito, que fue producido y grabado en BSP Producciones, entre febrero de 2020 y mayo de 2023, por los técnicos Nicolás López, Belbeatz y Juan Morales también como productor. La masterización de todos los temas fue realizada en BSP en junio de 2023 por Nicolás López. Todos los arreglos, guitarras y voces son de Juan Lorenzo, también con la excepción de Despacito, donde la voz es de Lautaro Lorenzo. Como comentaba, la tapa es en base a un dibujo de mi autoría especialmente realizado para este trabajo y el diseño gráfico fue hecho por Vanina Steiner. Las fotografías para prensa la realizó Nicolás Foong, y las que me encuentro tocando en vivo son de Camila Verón. El trabajo lo editó y distribuye Acqua Records y la prensa y comunicación está a cargo de Alicia Gubitsch. Luego hay una gran cantidad de colegas que de alguna forma u otra han aportado valiosas opiniones, consejos y críticas que terminaron por influenciar el armado total de este trabajo.

—Hay un tema muy especial para vos, el trap de Lautaro Lorenzo, tu hijo. ¿Cómo fue el proceso personal y musical para darle la forma final a “Despacito”?
—Es un “bonus track” muy especial, que obviamente no estaba entre la selección inicial del repertorio. Un trap cuya autoría es de mi hijo Lautaro, que él había grabado en 2019 originalmente con su voz y una pista bajada de las redes, gracias a haber sido seleccionado de entre muchos chicos para grabar sus primeras canciones por BSP Producciones. Luego de superar parcialmente una difícil situación anímica estuve en condiciones y preparado para encarar entre fines del 2022 y mediados del 2023 el trabajo de limpiar y procesar la grabación original, para luego intervenir con mi guitarra sobre esa pista. Gracias al amoroso trabajo del productor Juan Morales y el técnico Nicolás López, fue posible cumplir el sueño que seguramente tiene todo músico: compartir y tocar música con sus hijos e hijas. Lauti me había comentado que estaba realizando esta grabación pero que aún no quería que yo la escuche y respeté su decisión hasta muy luego del final inesperado de su partida. Después de dos años de su viaje final estuve en condiciones anímicas de ir a la productora y conocer Juan, quien atesoró y guardó su voz. Fue como descubrir un lugar antiguo en donde alguien tenía guardada su voz y su música, un tesoro, un testimonio póstumo. Pese a esta tragedia había quedado algo de él, un mensaje, el legado artístico de sus 15 años de vida. Pude escuchar esa letra que habla de la muerte, de su muerte, de sus días que no tienen horas y otras tantas frases premonitorias. Siempre respeté su música y junto con él traté de entenderla, de aprender. Son nuevas formas de expresar las cosas de los pibes y pibas, que buscan lugares y sonidos nuevos, así como yo escuchaba a Los Ramones frente a mi viejo que nunca me dijo una palabra negativa sobre mis gustos musicales tan diferentes a los de él. Haber podido grabar e intervenir con mi guitarra sobre su música es un extraño privilegio que me tocó, en donde pudimos dialogar sobre nuestros mundos y nuestras cosas y hacer una confluencia artística de dos generaciones alejadas por el tiempo y sobre todo por la muerte, a la que derrotamos en esos 4 minutos eternos.
—¿Dónde y cuándo será la presentación de “Alto ruido”?
—La presentación en vivo tendrá lugar en el Club Social Cambalache, en Defensa al 1179 de San Telmo, en CABA, el sábado 16 de septiembre a las 21. Contará con la participación especial de las cantantes Bárbara Grabinsky, Bárbara Aguirre y el joven virtuoso bandoneonista de chamamé Santy Santa Cruz.

—Además del disco, ese día se podrá disfrutar de una muestra de artes plásticas donde se exhibirán algunas de tus obras, ¿de qué se trata?
—Se trata de una muestra de la serie de obras Monte Salvaje y la serie de dibujos Alto ruido que componen el diseño de la tapa del disco.
—Para terminar y a modo de síntesis, ¿podrías elegir un aroma que logre fundir a los temas de tu disco con los cuadros que formarán parte de tu muestra de arte el 16 de septiembre?
—Pues creo que serían varios los aromas, una mezcla del perfume que exhala mi patio en primavera, a glicinas y madreselvas, con ese olor que emana del asfalto en verano.
Artes Plásticas
El Museo del Agua presenta “El fluir del tiempo”, primera muestra de arte textil
El artista contemporáneo Marcelo Toledo presenta “El fluir del tiempo”, la primera exhibición de arte textil del Museo del Agua, tras su participación en Pinta Miami 2025, donde exhibió “IA Inteligencia ancestral”.
En esta nueva propuesta, Toledo ofrece un recorrido por la riqueza cultural de América Latina, integrando obras que continúan su exploración creativa. Las piezas incluyen máscaras en plata y cobre elaboradas con técnicas textiles de fibra natural de chaguar, tejidas por la comunidad Wichi, además de lienzos de gran formato y tejidos metálicos que incorporan cobre y bronce, materiales asociados a la tierra, a la memoria ancestral y al vínculo entre lo humano y lo no humano.
La muestra reúne elementos donde “las fuerzas que habitan el tiempo permanecen vibrantes e intactas”, según describe el propio artista, en referencia a los materiales, texturas y simbolismos que atraviesan su obra.
Toledo también intervino el tanque de agua del museo con una instalación que representa el paso del agua a lo largo de las estaciones del año, resaltando los matices de la vida en un entorno ecológico donde el agua “aporta su sabiduría transformadora”.
“Uno aprende mucho sobre el comportamiento del ser humano al reconectarse con lo esencial”, señaló Toledo. “Mi obra busca tender un puente y honrar las tradiciones indígenas en esta vida que fluye, avanza y nos transforma a través de la belleza de sus procesos”.
Por su parte, el curador Rodrigo Alonso destacó que el trabajo del artista “da vida a un universo de formas lábiles y seductoras”, surgidas de la convergencia de imaginarios diversos. En su texto curatorial describe cómo las obras remiten, por momentos, a estructuras orgánicas mutantes, y en otros, a prácticas ancestrales y tramas textiles arraigadas en la memoria cultural.
Alonso subraya además que la muestra incorpora alusiones a los ciclos de la naturaleza y a la heterogeneidad del tiempo, desplegados mediante materiales duros y blandos, naturales y artificiales, pesados y etéreos, que transfiguran el espacio expositivo y alientan una reflexión sobre la condición efímera y terrenal del ser humano. Las figuras suspendidas y las formas que caen dialogan entre sí, poniendo en evidencia que en lo aparentemente inerte también hay energía, tensión y vitalidad.
Artes Plásticas
Obras de Maggie Atienza Larsson, en la Casa Nacional del Bicentenario
La Casa Nacional del Bicentenario difundió la inauguración de la exposición “Maggie Atienza Larsson. Obras 1988–2008”, un recorrido por más de 35 piezas de la artista visual argentina que incluyen pinturas, objetos y collages.

Se trata de un conjunto de obras que introducen en un espacio ambiguo entre la fragilidad y la resistencia, y que funcionan como pequeños santuarios del paso del tiempo. Objetos de la vida diaria de la artista —fragmentos de materiales diversos— se resignifican, transformándose en archivos afectivos que laten entre lo cotidiano y lo sagrado. Cada pieza funciona como una puerta hacia un recuerdo vívido, un sentimiento nunca compartido o una experiencia difusa del pasado.
Almarios y objetos proponen caer en un estado parecido a la vigilia de un sueño: ese espacio liminal donde la conciencia transita, invitando al espectador a descubrir en esas piezas recuerdos o sensaciones propias que se suceden como un relato.
Esa misma tensión entre lo real y lo inasible se despliega en sus pinturas de gran formato, portales luminosos, umbrales o códigos secretos de un cosmos misterioso. En ellas se anticipa la experiencia poshumana y el surgimiento de algoritmos –tan presentes hoy en nuestra cotidianidad– creando así un paisaje visionario, donde la materia, la energía y el futuro dialogan.
La exposición podrá visitarse hasta el domingo 15 de marzo de 2026, de miércoles a domingos de 15 a 20, en el tercer piso de la Casa.
Sobre la artista
Maggie Atienza Larsson (1953–2022) nació en Buenos Aires y desarrolló una extensa trayectoria en la pintura, el objeto y la instalación. Participó en numerosas exposiciones nacionales e internacionales y obtuvo premios de instituciones como el Fondo Nacional de las Artes, Banco Provincia, Telecom y Costantini, entre otros. Su obra integra colecciones públicas y privadas en Argentina y el exterior.
(Fuente: Prensa Casa Nacional del Bicentenario)
Artes Plásticas
Nuevas obras de artistas latinoamericanos ingresan a la Colección Malba
El Malba anunció la incorporación de obras de más de una decena de artistas latinoamericanos a su colección permanente, a través del Comité de Adquisiciones y del sistema de donaciones del museo. La nueva selección incluye pintura, fotografía, escultura y trabajos vinculados a arte y tecnología, con piezas de Teresinha Soares, Luis Ouvrard, María Martorell, Dalila Puzzovio, Luis Frangella y otros seis creadores de la región.
Gracias al Comité de Adquisiciones, ingresan “Deus Criou o Homem e…” (da série Acontecências) (1967), de la brasileña Teresinha Soares; “La trilla” (1935), del argentino Luis Ouvrard; “Ocinaico” (1971), de María Martorell; una fotografía de la serie “Mientras unos construyen, otros destruyen” (1979), de Dalila Puzzovio; y dos piezas de Luis Frangella:” 3D Printed Floors” (1974) y “Geométrico” (1980).
“Estas adquisiciones fortalecen áreas clave de la colección, desde el realismo social de los años 30 hasta la nueva figuración, la abstracción geométrica y los cruces entre arte y tecnología”, destacó el director artístico, Rodrigo Moura. Según explicó, la selección se orientó a reforzar núcleos ya presentes y sumar artistas aún no representados, en el marco de la preparación por el 25º aniversario del museo.
Las piezas fueron elegidas por los miembros del Comité de Adquisiciones a partir de una propuesta del equipo curatorial integrado por Moura, María Amalia García, Nancy Rojas, Alejandra Aguado y Valeria Intrieri. “Nos alegra contar con un grupo tan comprometido con el crecimiento del acervo del museo. Este año alcanzamos un compromiso récord que permitió sumar seis nuevas obras”, afirmó Elena Nofal, directora de Desarrollo.
En el marco de “arteba 2025”, el Comité incorporó además siete obras y series de artistas argentinos: trabajos de Marcelo Benítez, una nueva pieza de Martorell (“Tangente”, 1967), “Venus Bolita” (2023/2024) de Flor Alvarado, un “Sin título” (1969) de Joan Wall, “IOMMI” (2025) de Laura Ojeda Bär, “Sembrador” (2025) de Sandro Pereira y la serie “Nuevo Realismo” (2022-2024) de Martín Legón.
Por vía de donaciones ingresan dos pinturas de Julio Eduardo Payró y Raúl Lozza, una escultura de Ulises Beisso, una fotografía de la chilena Paz Errázuriz, tres obras de la artista shipibo-konibo Lastenia Canayo (Pecón Quena) y una serigrafía de Osvaldo Salerno. El equipo curatorial del museo se encarga de evaluar y seleccionar las propuestas que se integran a la colección.
Con estas incorporaciones, el museo profundiza su misión de representar la diversidad cultural del continente desde una perspectiva plural e inclusiva, ampliando su patrimonio con obras de distintas generaciones, lenguajes y geografías.
Debes iniciar sesión para publicar un comentario. Acceso