Artes Plásticas
Alexiev Gandman: “Mi trabajo es para mí un juego, es donde la paso bien como cuando era chico”
Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Caen palabras de tinta, se derraman como líneas. Curvas y rectas buscan el espacio. Es un juego. Se abren mundos adentro del mundo, imágenes que conducen más allá, al otro lado de los libros.
Las manos del ilustrador Alexiev Gandman son las guías, pasean la tinta derramada, la dejan hacer sobre los papeles, expandirse en formas diversas, girar una y otra vez hasta llegar a pequeños grandes universos donde es posible perderse para encontrarse.
En diálogo con ContArte Cultura el artista cuenta sus vivencias en el camino del arte.
—Porque cada juego siempre revela algo de nosotros, vamos a comenzar esta charla jugando. Para eso queremos dejar en “las manos” de tu imaginación una libreta con palabras, como manchas que giran y giran hasta detenerse. Se paran en el momento exacto en el que se manifiestan. ¿Cuál es la primera palabra que atajan esas manos y qué nos puede contar de vos?
—La primera palabra que me viene a la mente cuando hablo de imaginación es, valga la redundancia, “Juego”. Mi trabajo es para mí un juego, es donde me divierto, es donde la paso bien como cuando era chico. Y creo que ahí radica que mis libros gusten, si yo la pase bien haciéndolos no hay manera que no generen lo mismo.

—Y en esas mismas manos de la imaginación viajemos al pasado, al momento de tus primeras líneas sobre el papel, ¿en qué tiempo y espacios nos detendríamos para descubrir tus comienzos en el arte?
—Desde muy chiquito, ya a los 6 años, estudiaba dibujo con una profe particular. Me acuerdo de pegar mis dibujos en las paredes de mi habitación e invitar a todos a una muestra. Ya en la secundaria trabajaba de ilustrador para la revista del centro de estudiantes del colegio y para varias revistas barriales donde ilustraba las distintas notas.
—Como nosotros también disfrutamos imaginar, nos gustaría conocer la foto de tu espacio creativo con la sola mención de cuatro objetos que lo definan.
—La verdad que trabajo en cualquier lugar. Me gusta dibujar en bares. Tengo mi espacio, pero lo que lo define es lo que hago en él.

—¿Cuáles son las técnicas o materiales con los que más disfrutás trabajar?
—Me gusta dibujar a mano, me gustan las microfibras y el blanco y negro, aunque también me gusta colorear con acuarela.
—Tus ilustraciones suelen ser verdaderos universos en los que las pequeñas partes contribuyen al todo, como si fueran las letras necesarias para completar una frase. ¿Cómo llevás adelante ese proceso creativo de ensamble de miniaturas que, en conjunto, forman un mundo dibujado?
—Como ya comenté antes, es un juego, y lo que hago es divertirme creando. Va saliendo solo. Yo tengo la idea principal y muchas veces boceto eso, todo lo demás va surgiendo en el momento. Como que se cae de la tinta.
—Y sí hablamos de mundos, tu serie de libros “Teo y Ana” son justamente un ejemplo. ¿De qué manera das vida a esas geografías ilustradas? ¿Qué es lo que se busca resaltar de cada espacio visitado?



—Trato de recrear escenarios naturales donde Ana y Teo puedan perderse y de esa manera invitar a los chicos a encontrarlos. Como todo, es algo autoreferencial, siempre son lugares donde estuve y visité, o donde me gustaría estar y lo hago a través del dibujo. Aunque me agrada viajar y aprovecho cada momento para hacerlo. Podría decir que de alguna manera los libros van delimitando mis futuros viajes.
—¿Existe alguna regla o rutina al momento de fusionar tus imágenes a los distintos textos que ilustrás?
—Para mí, aunque me divierto, es un trabajo. Esto lo aprendí de Pérez Celis, quien entraba y salía de su atelier todos los días a determinadas horas, como a una oficina, tuviera o no tuviera trabajo. Y yo hago lo mismo. Estoy en mi estudio todos los días de 9 de la mañana a 5 de la tarde y cuando no tengo trabajo lo invento. Nunca estoy sin hacer nada.

—Entre tus muchas actividades, también formaste parte de “Arte gigante” de Art Attack de Disney Junior, ¿cómo fue esa experiencia de crear a lo grande?
—Una experiencia hermosa. Aprendí mucho, me divertí mucho y también trabajé mucho. Disney es muy exigente con sus productos y creo que eso se nota en los resultados. También me abrió muchas puertas, porque se dio en todo el mundo.
—¿En qué proyectos estás trabajando por estos días?
Acabo de terminar el cuarto de Teo y Ana (en la historia), pronto a salir. Ahora estoy con cinco libros para Sigmary uno para Canadá. También escribiendo la segunda parte de mi primera novela La guerra de las granjas, de la que ya tengo más de la mitad pero igual después vendrán las correcciones que llevan mucho tiempo. Y trabajando en la producción cinematográfica de la primera parte de La guerra de las granjas. Imposible aburrirse.
—Para terminar y volviendo a nuestra libreta del comienzo, ¿qué palabra-imagen resumiría tus deseos para este año?
—Estamos viviendo un momento mundial muy complejo, con crisis post-pandemia, guerras y otras cosas, por lo que mis deseos son volver a una supuesta normalidad para todos.
Artes Plásticas
Nuevas obras de artistas latinoamericanos ingresan a la Colección Malba
El Malba anunció la incorporación de obras de más de una decena de artistas latinoamericanos a su colección permanente, a través del Comité de Adquisiciones y del sistema de donaciones del museo. La nueva selección incluye pintura, fotografía, escultura y trabajos vinculados a arte y tecnología, con piezas de Teresinha Soares, Luis Ouvrard, María Martorell, Dalila Puzzovio, Luis Frangella y otros seis creadores de la región.
Gracias al Comité de Adquisiciones, ingresan “Deus Criou o Homem e…” (da série Acontecências) (1967), de la brasileña Teresinha Soares; “La trilla” (1935), del argentino Luis Ouvrard; “Ocinaico” (1971), de María Martorell; una fotografía de la serie “Mientras unos construyen, otros destruyen” (1979), de Dalila Puzzovio; y dos piezas de Luis Frangella:” 3D Printed Floors” (1974) y “Geométrico” (1980).
“Estas adquisiciones fortalecen áreas clave de la colección, desde el realismo social de los años 30 hasta la nueva figuración, la abstracción geométrica y los cruces entre arte y tecnología”, destacó el director artístico, Rodrigo Moura. Según explicó, la selección se orientó a reforzar núcleos ya presentes y sumar artistas aún no representados, en el marco de la preparación por el 25º aniversario del museo.
Las piezas fueron elegidas por los miembros del Comité de Adquisiciones a partir de una propuesta del equipo curatorial integrado por Moura, María Amalia García, Nancy Rojas, Alejandra Aguado y Valeria Intrieri. “Nos alegra contar con un grupo tan comprometido con el crecimiento del acervo del museo. Este año alcanzamos un compromiso récord que permitió sumar seis nuevas obras”, afirmó Elena Nofal, directora de Desarrollo.
En el marco de “arteba 2025”, el Comité incorporó además siete obras y series de artistas argentinos: trabajos de Marcelo Benítez, una nueva pieza de Martorell (“Tangente”, 1967), “Venus Bolita” (2023/2024) de Flor Alvarado, un “Sin título” (1969) de Joan Wall, “IOMMI” (2025) de Laura Ojeda Bär, “Sembrador” (2025) de Sandro Pereira y la serie “Nuevo Realismo” (2022-2024) de Martín Legón.
Por vía de donaciones ingresan dos pinturas de Julio Eduardo Payró y Raúl Lozza, una escultura de Ulises Beisso, una fotografía de la chilena Paz Errázuriz, tres obras de la artista shipibo-konibo Lastenia Canayo (Pecón Quena) y una serigrafía de Osvaldo Salerno. El equipo curatorial del museo se encarga de evaluar y seleccionar las propuestas que se integran a la colección.
Con estas incorporaciones, el museo profundiza su misión de representar la diversidad cultural del continente desde una perspectiva plural e inclusiva, ampliando su patrimonio con obras de distintas generaciones, lenguajes y geografías.
Artes Plásticas
El Museo del Prado llega a la Argentina a través de su realidad virtual
Por primera vez en la Argentina, una experiencia de realidad virtual aumentada inspirada en las obras del Museo del Prado se exhibe en el Pabellón Frers de La Rural, donde el público puede adentrarse en algunas de las piezas más emblemáticas del arte español mediante tecnología inmersiva. La muestra, abierta hasta el 8 de diciembre, combina historia, innovación y narrativa interactiva en un recorrido sensorial que propone “entrar” en los cuadros.
La exposición, desarrollada por ACCIONA Cultura en colaboración con el Museo del Prado, forma parte de una gira internacional que busca acercar al público a la colección del museo madrileño desde un enfoque experimental. La propuesta utiliza Realidad Virtual Multiusuario (RVM), una tecnología también conocida como “metaverso”, que permite a varios visitantes compartir simultáneamente un mismo entorno tridimensional.
El visitante sigue la guía de un personaje virtual: un guardia de seguridad del museo que atraviesa su último día de trabajo. Este relato ficcional funciona como hilo conductor del recorrido, que incluye acceso a espacios habitualmente vedados al público, como talleres de restauración o áreas internas de vigilancia. Desde allí, el guía introduce al público en un viaje emocional y visual dentro de las obras.
La experiencia invita a explorar desde adentro cinco piezas maestras de la pintura europea: “Las Meninas” de Diego Velázquez, “El Jardín de las Delicias” de El Bosco, “El Aquelarre” de Francisco de Goya, “Venus y Adonis” de Paolo Veronese y “El sentido de la vista” de Rubens y Jan Brueghel. Cada obra fue reconstruida en entornos tridimensionales que permiten desplazarse, observar detalles ampliados y descubrir elementos simbólicos mediante secuencias animadas y recursos sonoros.
El recorrido se organiza en tres etapas. La primera es una galería física introductoria, que ofrece información histórica sobre el Museo del Prado y contextualiza la selección de obras. Luego, el núcleo de la muestra es la experiencia inmersiva de realidad virtual, donde los usuarios, equipados con visores, ingresan simultáneamente a los distintos mundos pictóricos. Finalmente, una galería de cierre interactiva permite profundizar en los elementos visuales y narrativos que aparecieron durante la experiencia virtual.
La curaduría artística contó con la supervisión del jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Prado, Alejandro Vergara. Según los organizadores, el proceso combinó rigor histórico con desarrollo tecnológico avanzado para asegurar una representación fiel y una vivencia pedagógica accesible para todo público. “Se trata de una reinterpretación poética, pero siempre respetuosa de la obra original”, señalaron desde ACCIONA Cultura.
La muestra puede visitarse de martes a jueves de 12 a 20; viernes de 12 a 21; sábados de 10 a 21; y domingos de 10 a 20, en el Pabellón Frers de La Rural, en Av. Santa Fe 4363, Palermo. Las entradas se encuentran disponibles en los puntos habituales de venta del predio.
Artes Plásticas
Un autorretrato de Frida Kahlo, la obra más cara creada por una mujer
“El sueño (La cama)”, uno de los autorretratos más enigmáticos de Frida Kahlo, alcanzó un récord histórico al venderse por US$54,7 millones en la subasta de arte surrealista de Sotheby’s en Manhattan. La obra fue adjudicada en apenas unos minutos, en una puja que superó ampliamente las expectativas y consolidó a Kahlo como la artista mujer más cotizada en el mercado internacional.
Pintado en 1940, el cuadro retrata a la artista dormida bajo el dosel de una cama mientras un esqueleto flota sobre la estructura. Según la nota de catálogo de Sotheby’s, la pieza condensa el clima emocional de un año particularmente convulso para Kahlo, marcado por el dolor físico persistente, la inestabilidad de su relación con Diego Rivera y una profunda reflexión sobre la muerte, tema recurrente en su obra.
“La figura suspendida suele interpretarse como una manifestación de su temor a morir mientras dormía, un miedo plausible en alguien cuya vida diaria estuvo atravesada por traumatismos y cirugías”, señaló la casa de subastas. La cama, agregan los especialistas, no es un simple escenario: durante años, tras el grave accidente de autobús que sufrió en su juventud, fue el espacio forzado desde el cual creó y se reconstruyó. Su familia instaló allí un caballete adaptado y un espejo en el dosel para que pudiera seguir pintando acostada.
El interés por Kahlo excede lo estrictamente estético. Para críticos y museos, la artista mexicana se adelantó a su tiempo al explorar la identidad, la enfermedad, la libertad sexual y la política desde una perspectiva personal y transgresora.
Su figura se amplificó con la película “Frida” (2002), protagonizada por Salma Hayek, que acercó su vida y su legado a nuevas audiencias. “Su personalidad ha sido adoptada como bandera del feminismo, la discapacidad, la libertad sexual y la cultura mexicana”, resume una semblanza del Museo Frida Kahlo.
Con esta venta, Kahlo superó el récord previo de Georgia O’Keeffe y desplazó incluso su propia marca en subastas: en 2021, su autorretrato “Diego y yo” había alcanzado US$34,9 millones.
Tras la compra, “El sueño (La cama)” iniciará un extenso recorrido internacional. La obra será exhibida en “Frida y Diego: El último sueño”, en el MoMA de Nueva York en 2026, y luego viajará a Londres para la muestra “Frida: La construcción de un ícono” en la Tate Modern (2026-2027). También se proyectan exhibiciones en Basilea, Bonn y Helsinki hasta 2028.
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