Literatura
Samanta Schweblin, premio National Book Award 2022
La escritora Samanta Schweblin ganó el National Book Award 2022 en la categoría de literatura traducida por su volumen de relatos “Siete casas vacías” -llevado al inglés por Megan McDowell como “Seven Empty Houses”- y se transformó en la segunda argentina en obtener la prestigiosa distinción luego de que lo hiciera Julio Cortázar en 1967 por “Rayuela”, según anunció The National Book Foundation.
Por este mismo libro, que reúne relatos en los que a las familias les faltan personas, recuerdos, amor, muebles o intimidad, la autora ya había sido distinguida con el IV Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero, que publicó en español el sello Páginas de Espuma en 2015.
Con traducción de McDowell, la obra se impuso a la de otra latinoamericana -la ecuatoriana Mónica Ojeda por “Mandíbula”-, así como a los textos “A New Name: Septology VI-VII”, de Jon Fosse; “Kibogo”, de Scholastique Mukasonga; “Scattered All Over the Earth”, de Yoko Tawada. Cada finalista recibió mil dólares y una medalla, en tanto que la ganadora se llevará diez mil dólares y una escultura de bronce.
“Soy una escritora de cuentos breves, así que también voy a ser breve en lo que diga”, sostuvo Schweblin cuando subió a recoger su premio. Y agregó: “Soy una persona privilegiada por tener un montón de personas que en todos estos años han sido de gran sostén: así que les quiero agradecer a ellos, a mi pareja, a mi familia, a algunas maestras muy especiales que tuve en mi vida, a muchos amigos muy especiales, a mega Megan, mi traductora”, mencionó entre otros agradecimientos.
La autora nació en 1978 en Buenos Aires, donde estudió cine y televisión. Sus primeros libros de cuentos, “El núcleo del disturbio” y “Pájaros en la boca”, obtuvieron entre otros los premios Fondo Nacional de las Artes y Casa de las Américas. “Distancia de rescate”, su primera novela, logró el premio Tigre Juan y fue nominada al Man Booker Prize 2017. Traducida a más de 25 lenguas y becada por distintas instituciones, la escritora reside en Berlín.
“Siete casas vacías” ha recibido críticas elogiosas no solo en su traducción al inglés, entre ellas del periódico The Wahington Post, que reseñó “no hay mejor muestra de la capacidad de Samanta Schweblin para alterar la estabilidad emocional de los lectores que el cuento destacado de la colección, La respiración cavernaria”, en tanto que The New Yort Times consignó que la obra muestra a la escritora “en su forma más aguda y feroz”.
La escritora, que en septiembre de este año fue galardonada con el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso 2022, recibe ahora el mismo galardón que obtuvo hasta la fecha solo otro argentino: Julio Cortázar en 1967 con la traducción de “Rayuela” (Hopscotch) realizada por Gregory Rabassa.
Como indicó a la agencia de noticias Télam cuando se publicó el libro en la Argentina, los relatos reunidos en “Siete casas vacías” tienen que ver “con nuestra vida cotidiana, que suceden en un plano real y cercano, pero en el que ocurren algunas cosas que funcionan como válvulas de escape, como ollas de presión, buscando soluciones que quedan por fuera del pacto sociocultural de la normalidad”.
Para la escritora radicada en Alemania hace ya una década, “hay una búsqueda de todo lo que queda por afuera de eso. Una búsqueda y también soluciones que encuentran los personajes. Hay una comunión entre nuestro mundo real y un montón de otras texturas que están cerca pero no nos animamos a tocarlas”.
La 73.ª Ceremonia y cena benéfica de los National Book Awards se llevaron a cabo en Cipriani Wall Street, en la ciudad de Nueva York.
Allí también fueron entregados dos premios a la trayectoria: el creador de la novela gráfica Maus, Art Spiegelman fue reconocido con la Medalla de la Fundación Nacional del Libro por su “Contribución Distinguida a las Letras Estadounidenses”, presentado por Neil Gaiman, y Tracie D. Hall recibió el Premio Literario de la Fundación por Servicio destacado a la comunidad literaria estadounidense.
Literatura
Martín Caparrós, Doctor Honoris Causa de la Universidad de Guadalajara
El escritor y periodista argentino Martín Caparrós fue distinguido con el título de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Guadalajara (UdeG), en una ceremonia realizada en la sede del Instituto Cultural de México en Madrid.
Se trata de la máxima distinción honorífica que otorga la institución mexicana, que reconoció en el autor su “compromiso ético e intelectual con la verdad, la memoria y la dignidad humana”, además de su “extraordinaria contribución al periodismo narrativo y a la literatura contemporánea”.
Durante el acto, la rectora del campus CUCEA de la UdeG, Mara Robles, definió a Caparrós como “un sembrador de dudas”, una cualidad que, según señaló, la universidad busca fomentar en sus estudiantes. En ese marco, leyó un fragmento de “El hambre”, uno de los libros más emblemáticos del autor, cuya reflexión inicial sobre la experiencia cotidiana y la distancia con el hambre estructural conmovió visiblemente al homenajeado.
La ceremonia reunió a unas treinta personas, entre ellas periodistas y escritores como Alex Grijelmo, Jorge Volpi y el exdirector del diario El País Javier Moreno. También participaron familiares, amigos y becarios de la Universidad de Guadalajara, quienes desde ahora quedarán simbólicamente “bajo la tutela” intelectual de Caparrós. El público cerró el acto con un prolongado aplauso en reconocimiento a su trayectoria.
Al tomar la palabra, Caparrós confesó que México fue una asignatura pendiente en su vida y que siempre deseó vivir en ese país, influido por la obra de Carlos Fuentes y por los vínculos tempranos que allí forjó hace más de cuatro décadas, cuando comenzó a adoptar su característico bigote.
La Universidad de Guadalajara concede el Doctorado Honoris Causa a personalidades eminentes, mexicanas o extranjeras, por contribuciones excepcionales en el ámbito del conocimiento, las artes o por una obra de vida vinculada a las causas más nobles de la humanidad. En los últimos años, la distinción fue otorgada, entre otros, a Joan Manuel Serrat, Sergio Ramírez, Leonardo Padura y Miguel Ángel Navarro Navarro.
En julio pasado, la Universidad de Buenos Aires también reconoció a Caparrós con un galardón honorífico similar.
Textos para escuchar
La grasita – Mercedes Pérez Sabbi
La escritora Mercedes Pérez Sabbi lee un fragmento de La grasita, su nueva novela (Editorial Comunicarte).
“Llegamos al Café Tortoni para buscar a Dora, pero no podíamos entrar por la puerta principal porque los empleados y los familiares entran por la puerta de atrás. Vi que era hermosísimo el café. Con una puerta de madera con cortinitas blancas y adornos de bronce para abrirla. Pero no, no la abrimos, porque dimos la vuelta por la calle Rivadavia, y entramos por un pasillo con cajones de botellas y bolsas con mercadería, parecido al depósito del almacén de mi papá. Ahí preguntamos por Dora Rodríguez. Un muchacho de delantal, gorrita blanca y camisa desteñida nos dijo que enseguida la llamaba. Al ratito apareció Dora, arregladita como para salir de paseo. Alta estaba, por los zapatos con plataforma.
—Las hice esperar para cambiarme. ¿Les gustaría pispear el bar?
—Sí, me gustaría —dije.
—Bueno, las hago mirar por acá, porque por el frente solo entran los clientes.Pasamos por otro pasillo y Dora nos corrió unos cortinados de terciopelo azul. Hermoso lo que vimos: las paredes de madera y papel con flores, el techo con cuadraditos de vidrios de arabescos de colores, unas columnas gigantes de mármol marrón, las sillas tapizadas de negro, las mesas redondas con señoras de sombreros elegantes y señores de trajes muy distinguidos… Parecía un palacio de película.
—¿Puedo ir al baño que me hago pis…? —le pregunté a Dora.
—Bueno, andá al baño principal porque el del personal está medio cochino —y me señaló el lugar—. Ves allá que hay una mesa grande redonda, seguís a la izquierda y ahí está el tualet de damas. Te esperamos acá.
—¿El tualet?
—Sí, es baño en francés. Acá es así.
—Dejame el tapado así vas más cómoda —me dijo mi mamá.Y me quedé con mi pollera escocesa y mi saquito azul. Bonitos.
Tualet, tualet, tualet…
Toalette, decía en la puerta, con una figurita de mujer.
Adentro había una señora de sombrero azul con su hija de bucles rubios. Saludé y me quedé mirando adónde ir, porque había varias puertas y lavatorios y espejos con lámparas como copas. La señora se dio cuenta de algo y me preguntó:
—¿De dónde sos?
—De Maizoro.
—¡Ah! ¿dónde queda eso? —me preguntó mientras se pintaba los labios y la nena me miraba.
—Lejos. Hay que tomar un tren en Constitución y después otro.
—Podés pasar ahí —me cortó señalándome uno de los baños.
—Gracias —y entré.Desde el inodoro escucho que la nena le pregunta:
—¿Quién es mami?
—Una grasita —le respondió, mientras se cerraba la puerta.
Historias Reflejadas
“Un territorio sin conquista”

Un territorio sin conquista
El agua guardaba una historia, las palabras balanceándose entre las olas y sobre la espuma, un vaivén de preguntas. Iban y venían, de una costa a la otra, como naves sin destino.
Un viento, cómplice de otros vientos, sostenía recuerdos, las voces enraizadas en el origen, un nombre que abarcaba a las palabras, al otro lado de la historia, justo en el puerto de la memoria.
Aquí y allá, un desencuentro de orillas, los conquistadores y los conquistados, un argumento sin rumbo.
Hubo sangre y hubo guerra, las voces callaron y fueron leyenda, sutiles fragmentos de un territorio que permanece sin conquista.
Andrea Viveca Sanz
Se reflejan en esta historia los siguientes textos: “En los orígenes los aborígenes”, de Adela Basch con ilustraciones de Elissambura; “DescubriMiento de América”, de Marcelo Valko con ilustraciones de Dolores Mendieta; “La conquista española de América”, de Ramón Tarruela con ilustraciones de Matías Lapegüe; y “Leyendo leyendas”, de María Inés Falconi con ilustraciones de Sandra Lavandeira.
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