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Leo Bolzicco: “Me siento ilustrador y eso me hace feliz”

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Por Walter Omar Buffarini

En las distintas mesas de trabajo sobran las obras, culminadas e inconclusas, recién iniciadas y también descartadas. Hoy la tecnología impone nuevas formas de creación, pero no faltan, no pueden faltar, los lápices y las tintas, los papeles garabateados que dan al estudio del artista ese aire tan particular, en el que uno siente estar codeándose con las musas.

Kinora es el estudio que hoy alberga a Leo Bolzicco, diseñador platense que vive de lo que siempre fue su pasión: el dibujo. “Más que diseñador, soy dibujante e ilustrador. Así me siento”, corrige a la vez que acepta que su carrera universitaria le aportó mucho de lo que hoy conforma su profesión.

“Tenía 17 años cuando hablé con Raúl Fortín -a quien por ser conocido de mi mamá pasé de leerlo en la revista Humor a tenerlo frente a mí-, y sabiendo él que yo dibujaba le pregunté ‘che, Raúl ¿qué estudio? ¿Plástica, Diseño…?’, y él me contestó rápidamente: ‘Diseño. Vos ya dibujás, lo vas a mejorar y con el tiempo vas a ir mutando para un lado o para otro, pero lo que necesitás aprender es método’. Y es lo que yo hoy le inculco a mis alumnos: Método. Así, nosotros que mayormente trabajamos en nuestras casas o estudios, y muchas veces no tenemos horarios, nos acostumbramos a imponérnoslo. Entonces, cómo lo dijo el propio Pablo Picasso ‘si las musas me sorprenden, que me sorprendan trabajando’, que no me sorprendan en el supermercado”, cuenta y aconseja el dibujante, quien a los 12 años realizó su primer trabajo pago: “Me llamó la gente de Clan Dilo, que estaba cerca de mi casa, y me ofrecieron dibujar a ‘Don Batata’, un personaje que sería publicado en la revista Billiken. Obviamente que acepté, pero después de un tiempo volví a charlar con la idea de que me paguen, y como respuesta recibí que yo tenía que agradecerles porque habían publicado mi dibujo. No me achiqué y seguí insistiendo, hasta que logré que me pagaran y me compré una camisa blanca de una marca que en esa época estaba de moda”, recuerda entre risas.

Continuando con el tema de los trabajos y sus retribuciones, Leo entiende que, como profesor de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata, en donde se desempeña desde hace más de 20 años, su obligación es inculcar a los futuros artistas que aprendan a valorar lo que hacen.

“Tenemos que hacerle entender a la gente que cuando estamos callados mirando por la ventana estamos trabajando. Porque estamos creando y es nuestro trabajo: antes de dibujar, pensar.” 

“En esta profesión, los que tienen la suerte de vivir holgados son muy pocos. Lo contrario a lo que pasa con las profesiones más tradicionales, que desde un principio saben cuál es el camino, los pasos a seguir, cuánto cobrar, etc. En el caso de los que nos dedicamos al arte, una vez que nos recibimos es una gran incertidumbre. Es por ello la necesidad de valorar lo que hacemos”, afirma a la vez que ejemplifica: “Debemos aprender y no olvidar que nuestro trabajo vale. Porque tenemos la mala costumbre de pensar que cobramos caro, y muchas veces nos da vergüenza lo que pedimos por nuestro trabajo. Pero con los años nos damos cuenta que la gente valora lo que vos valorás. Si vos entendés que un laburo vale cinco pesos, para el otro vale cinco pesos. Si vos hacés algo gratis, cosa que me suele pasar seguido, muchas veces no recibís ni las gracias”.

Y no es la única cuestión que Bolzicco defiende de su profesión: “Lamentablemente, muchos toman el arte como algo menor, a tal punto que he vivido experiencias en las que se valora más, te otorga otro estatus, el decir que sos diseñador y no dibujante. Y la verdad es que yo soy dibujante antes que diseñador, me siento ilustrador, y eso me hace feliz”.

La necesidad de reinventarse

Para el socio fundador de Kinora –emprendimiento que lleva adelante hace tres años junto al diseñador Juan Martín Fourcaud- el que trabaja de dibujante está obligado a reinventarse permanentemente “sobre todo si es tu sostén económico. Lo bueno está en saber disfrutar los nuevos desafíos profesionales”.

Para cuando esos nuevos desafíos no muestran un lado disfrutable, Bolzicco encontró el método justo para enfrentarlo: “A la hora de tomar un trabajo me propongo tres aspectos, como ley, de los que por lo menos deben cumplirse dos. Esos son aprendizaje, satisfacción y dinero. Entonces, es muy simple: dinero y satisfacción, satisfacción y aprendizaje o aprendizaje y dinero. Así, la cosa cierra bien, porque si no gano dinero aprendo y disfruto, si no disfruto gano dinero y aprendo, y si no aprendo disfruto y gano dinero. Si se dan los tres, es un golazo”.

Y lo que pudiera sonar como una utopía, Leo lo refuta con lo que él llama “sociales” y que no es ni más ni menos que la realización de verdaderas obras para eventos, que van desde cumpleaños de quince a acontecimientos ejecutivos.

“En el caso de los emprendimientos sociales, por fortuna se dan las tres cosas, los disfruto, gano un buen dinero y estoy continuamente aprendiendo cosas nuevas para poder satisfacer las demandas. No olvidemos que en cuestiones sociales la originalidad muchas veces lo es todo, y para ello debemos esforzarnos bastante”.

“La idea de todo artista es transmitir algo. En el caso de la música es más directo, pero en el dibujo se necesita un proceso más largo, tenés que mirarlo y te va gustando y empezás a descubrir lo que el artista te quiso decir.”

En este punto en donde pareciera que el artista se vuelca a lo banal, Leo entiende que en realidad es donde más se debe apelar a los diversos modos de representación con que se debiera contar “para satisfacer lo que quiere quien se acerca a pedir un trabajo”.

Asimismo, afirma: “Me gusta mucho la parte social, porque tengo una relación directa con la gente, veo la reacción que tienen al recibir mi obra, cosa que no pasa con los libros”.

Y respecto de cómo descubrió su veta “social”, Leo contó: “Empezó con un dibujo de Alicia que subí a internet hace mucho, porque mi idea era hacer un libro de Alicia en el país de las maravillas, y de ahí fue que apareció una chica que le interesó, que era muy lectora y quería algo parecido, pero con otro estilo, y de a poco fui encontrando el rumbo en el modo de representación que ella deseaba. Luego aparecieron otros trabajos similares, pero siempre con sus características particulares según el deseo de quien lo solicitaba. Hasta que casi sin darme cuenta estaba metido en ese camino ofreciendo un servicio más”.

Un largo camino

Si bien Leo Bolzicco contó que sus inicios se dieron a los 12 años, luego de ello hizo un impasse profesional “el que aproveché aprendiendo a dibujar dibujando”.

“En aquella época dibujé de todo un poco. Canciones, deportes, todos los números de la quiniela. Y así fueron pasando los años y me empezaron a llamar para distintos medios chicos, barriales. Hice algunas caricaturas para Tribuna de Gonnet, de las que recuerdo especialmente una de Federico Storani. Y así trabajé y colaboré en distintas revistas, algunas deportivas, otras institucionales. Hasta que a los 17 años comencé a trabajar en boliches realizando los afiches y las tarjetas”, detalla respecto de los inicios de su carrera.

Así llegó la etapa universitaria y la íntima necesidad de autosustentarse: “Comencé la facultad, y como no quería que me la pagaran mis viejos conseguí trabajo de telefonista en una empresa de emergencias médicas. Mientras trabajaba allí entré en la revista La Gastada, de la Facultad de Bellas Artes y con el tiempo me convertí en el coordinador general”.

Un tiempo después, en el año 1993, Bolzicco comenzó a trabajar desde el número cero en el Diario Hoy de La Plata. “Tenía 21 años, presenté una carpeta con algunos trabajos y me tomaron junto a otros dibujantes. En ese momento dejé la empresa de emergencias y paralelamente empecé en Duendes del Sur, que era un estudio que trabajaba para afuera del país, especialmente para EEUU donde, entre otros trabajos, hacíamos los personajes secundarios de la tira Pinky y Cerebro. Ahí trabajé, entre otros, con dibujantes platenses como Carlos Pinto, Carlos Escudero y Ricardo Blotta”, recuerda.

El próximo paso dentro de su extensa carrera Leo lo dio precisamente junto a Carlos Pinto: “Después de una salida no muy grata de Duendes del Sur, fastidiados por de haber sido maltratados por los dueños, decidimos poner nuestro propio estudio, que en realidad era un espacio particular, un rejunte de dibujantes que cada cual hacía su trabajo. Y así nace A Cuatro Manos, ya como una cosa más formal. Fue en 2001 y, contrariamente a lo que se podía esperar por la época, nos empieza a ir muy bien. Allí hicimos ocho películas e infinidad de libros y otros trabajos. Hasta que con el correr del tiempo decidimos en buenos términos ponerle fin a la sociedad”.

Finalmente, y luego de compartir otros espacios, Bolzicco decidió instalar el estudio en su propia casa, invita a Fourcaud y surge Kinora.

Kinora nace a raíz de un proyecto de animación para el Foro de la Niñez que hicimos juntos con Juan. En este tiempo que llevamos trabajando dibujamos para casi todas las editoriales de Argentina y también mucho para España, especialmente para Cataluña, y para EEUU”, cuenta el ilustrador.

Con más de tres décadas frente al tablero, el artista destaca que “lo bueno de perdurar en el tiempo en una profesión es lo que vas dejando a lo largo de ese camino. Cuando dejamos de ser A Cuatro Manos fue como un volver a empezar, porque nos conocían más como A Cuatro Manos que como nosotros individualmente. Eso significó un golpe muy duro, en lo profesional y sobre todo en lo económico, y en esos momentos uno se planteaba si seguir con esto o no. Pero es nuestra pasión. Más allá de todo, yo sé íntimamente que lo mío es esto, que quiero dibujar y quiero vivir de esta vocación. Nunca supe hacerme lugar a los codazos y gritando ‘¡Acá estoy!’, tal vez eclipsando a los chicos nuevos, sino que siempre estuve abierto a los demás, intentando brindar posibilidades”.

Hoy, con la experiencia de los años recorridos y el trabajo realizado, Leo Bolzicco analiza y desea: “En este trabajo lo ideal es lograr que te llamen. Creo que eso sería llegar a un buen lugar. Que te llamen para solicitarte un trabajo es una forma de reconocimiento a todo lo que hiciste. Y en ese andar, en lo profesional me animo a soñar que Bolzicco sea sinónimo de algo dentro del dibujo y la ilustración”.

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1 comentario

1 comentario

  1. EDUARDO M F GUTIERREZ

    30/10/2017 a 09:34

    Gracias Leo por acompañarnos en la aventura de difundir el Rugby Infantil en la Patagonia; dado que nos ha resultado a todos un gran desafío, por la distancia y por los paradigmas de la formación deportiva que aún nos restringen, las iniciativas de integrar y de incluir.

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Marcha atrás con el cierre del Fondo Nacional de las Artes y del Instituto Nacional del Teatro

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El Gobierno envió al Congreso el texto reformado del proyecto de “Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” donde da marcha atrás a la derogación del Fondo Nacional de las Artes (FNA) y del Instituto Nacional del Teatro (INT), entre otros puntos incluidos en el capítulo dedicado a la cultura, que se “rediseñó protegiendo los recursos del sector, pero preservando el objetivo de que los gastos administrativos no sean una carga excesiva”, según se explicó en los fundamentos de la iniciativa.

Tras el plenario de comisiones de Diputados, donde expusieron referentes de la cultura, enmarcados por protestas y manifestaciones en las calles de trabajadores del arte y la cultura, la Ley Bases ingresó al Congreso con varias reformas: una “nueva versión” que “ha sabido recoger muchos de los puntos de la discusión”, donde “la diferencia no es solo cuantitativa (se pasa de un proyecto con 664 artículos a uno de 523) sino cualitativa”, aclara la introducción del texto.

El nuevo texto -que incorpora gran parte del debate público” pero “mantiene las bases fundamentales de ampliación de libertades, libertad económica, reorganización administrativa, equilibrio presupuestario” y “fortalecimiento de la educación y la cultura”- plantea que el FNA pase a funcionar con directores ad-honorem y un límite de gastos del 20% de sus ingresos; que se reforme la categorización de filmes nacionales, restricciones financieras para el Instituto Nacional de la Música (Inamu) y la Comisión Nacional de Biblioteca Populares (Conabip).

“Es sano exponer los privilegios de unos pocos, es sano mover nuestro marco normativo hacia adelante modificando cosas que el tiempo había enquistado (…) es sano escuchar, corregir, aprender”, dice el documento que incorpora medidas específicas para garantizar que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) promocione al cine nacional y mantenga intactos los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.

En cuanto al Instituto Nacional de la Música (INAMU) y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares CONABIP, “en pos de una gestión más eficiente”, se establecen restricciones de gastos para el INAMU y la CONABIP. Limitar también los egresos al 20% de los ingresos de estas instituciones busca garantizar una utilización eficaz de los recursos disponibles, evitando excesos administrativos y priorizando el respaldo directo a la música y las bibliotecas populares.

Sobre el Instituto Nacional del Teatro, el proyecto propone la absorción de las funciones del INT por la Secretaría de Cultura, señalando un enfoque en la eficiencia administrativa. Sin embargo, esta decisión también abre la posibilidad de que el Instituto quede más supeditado a los vaivenes políticos, planteando desafíos adicionales para su funcionamiento futuro.

Las nuevas modificaciones al proyecto de ley reflejan una estrategia más cautelosa, donde se buscan reformas significativas sin descuidar la protección de instituciones fundamentales, pero que mantiene el espíritu de achicar el Estado. La propuesta se adapta a la complejidad del sector cultural argentino, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no comprometan la estabilidad y la misión esencial de las instituciones culturales del país.

Entrando más en el orden preciso de los cambios, el proyecto redefine la categorización de películas nacionales. Ahora, se considerarán aquellas producidas por ciudadanos argentinos o con domicilio legal en el país, con participación predominante de equipos locales. Se introducen definiciones específicas para películas de corto y largo metraje, proporcionando claridad a la industria.

Además, se impone la obligatoriedad de obtener un certificado de exhibición del INCAA para todas las películas que deseen proyectarse, independientemente de su origen. Esta medida, acompañada por la exigencia de un certificado de libre deuda, refuerza los controles administrativos.

El cambio significativo de derogar un inciso en particular busca promover apertura y diversidad en la producción cinematográfica. Se establece un límite del 20% para los gastos internos del INCAA, equilibrando la eficiencia administrativa con la necesidad de recursos para el desarrollo del sector.

El compromiso del INCAA de subsidiar tanto películas de largometraje nacional como coproducciones se detalla con lineamientos específicos. Se incorpora un artículo que establece normas para reconocer la inversión al coproductor argentino en coproducciones internacionales, fomentando la colaboración global.

Numerosos artículos de la Ley N° 17.741 (Texto ordenado 2001) son derogados, marcando un cambio profundo en la regulación de la cinematografía argentina.

Se incorpora también un artículo que limita los egresos de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) al 20% de los recursos recibidos. Múltiples leyes y artículos de la Ley N° 26.522 son derogados, marcando un enfoque más restrictivo en los gastos de CONABIP y una transformación significativa en la regulación de los medios audiovisuales.

Adicionalmente, el proyecto incorpora ajustes para salvaguardar recursos y adaptarse a la realidad política. Se reducen las modificaciones propuestas para el INCAA, manteniendo la asignación específica y preservando los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.

Las restricciones financieras se aplican al INAMU y la CONABIP, limitando sus gastos al 20% de los ingresos. El Instituto Nacional del Teatro experimenta una fusión de funciones con la Secretaría de Cultura, buscando eficiencia, aunque planteando desafíos políticos.

Estos cambios en el proyecto mantienen el espíritu inicial de la propuesta, con algunas concesiones a raíz de las resistencias de los sectores de la cultura. La propuesta intenta tranquilizar al sector, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no afecten la misión esencial de la Ley de Bases, conocida como Ley Ómnibus. El impacto real dependerá de la implementación eficaz y la adaptación de los diversos sectores involucrados en la cultura argentina.

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Lo más amplio de la escena artística se pronunció en defensa de la cultura

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Charly García, Fito Páez, León Gieco, Cecilia Roth, Graciela Borges y Leonardo Sbaraglia son algunas de las más de 20.000 figuras que firmaron una solicitada publicada este lunes por el Frente de Soberanía Cultural “en defensa de nuestra identidad”.

La carta se titula “Carta al Congreso Nacional. La cultura está en peligro” y está dirigida a los diputados y senadores.

En rechazo al DNU y la Ley Ómnibus del presidente Javier Milei, la solicitada cuenta con un apoyo masivo de referentes de la cultura nacional de todos los sectores.

“El Gobierno Nacional pretende, a través de la Ley Ómnibus, derogar leyes vitales para la supervivencia de las industrias culturales, las artes y las ciencias, y el patrimonio cultural de nuestro país”, dice uno de los fragmentos del texto.

Otros de los referentes de la quienes dejaron su firma son Palito Ortega, Luis Felipe “Yuyo” Noé, Juana Molina, Tute, Mercedes Morán, Dolores Fonzi, Santiago Mitre, Paula De Luque, Lucía Puenzo, Juan Leyrado, Inés Estévez, Daniel Fanego, Juan Minujín, Julieta Ortega, Darío Grandinetti, Tomás Fonzi, Kevin Johanssen, Claudia Piñeiro y Humberto Tortonese.

También apoyaron Georgina Barbarrosa, Eleonora Wexler, Emilia Mazer, Albertina Carri, Martín Caparrós, Diego Cremonesi, Jazmín Stuart, Mónica Antonópulos, Alejandra Flechner, Andrea Frigerio, Mirta Busnelli y Soledad Villamil.

Acerca del paquete legislativo, la carta señala: “No hay en la letra de su desarrollo el mero atisbo de participación ni interés alguno en el quehacer cultural, y por el contrario, el texto tiene una mirada mercantilista que apunta sin miramientos a desfinanciar y anular el desarrollo de las actividades de nuestra cultura nacional”.

En el final, el texto advierte: “La cultura es identidad. La cultura es lo único que no se puede importar. La hacen los pueblos. Queremos seguir teniendo una identidad propia como Nación. De otro modo solo nos quedará el destino triste de no ser. De eso se trata esta lucha. Un país es tan grande o tan pequeño como la medida de su proyecto cultural”.

El Frente de Soberanía Cultural viene realizando actividades semana tras semana para repudiar todo el articulado del paquete legislativo de Milei que apunta contra los entes culturales.

El plan de acción comenzó con un plenario en el Teatro Argentino de La Plata, continuó con un encuentro de grupos de teatro y artes escénicas en esta misma Plaza del Congreso, con una convocatoria en Mar del Plata y un “Musicazo” el jueves pasado y una lectura colectiva este sábado. Se trata de instancias previas de cara al Paro Nacional de este miércoles anunciado por la CGT.

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Marvel incluye en sus comics un Capitán América de la comunidad LGBTQ+

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La editorial de cómics de superhéroes Marvel anunció que este próximo de 2 de junio se publicará la primera serie del Capitán América protagonizada por Aaron Fischer, uno de los últimos personajes incluidos en ese universo que pertenece a la comunidad LGBTQ+ y lucha contra la opresión de ese colectivo.

Se trata de “Los Estados Unidos del Capitán América”, en la que el histórico Steve Rogers, el primer Capitán América, pierde su escudo en un robo y se reúne con otros héroes conocidos para iniciar un viaje a través de ese país y encontrar su característica arma.

Durante la travesía, el grupo conoce a distintas personas con variados trasfondos que en algún momento utilizaron el símbolo del superhéroe para defender sus comunidades, entre las que se encuentra Fischer, un adolescente inspirado por referentes y activistas del colectivo queer.

La historia del cómic fue escrita por el guionista Joshua Trujillo e ilustrado por la artista trans Jan Bazaldua, bajo la dirección de Christopher Cantwell y el dibujante Dale Eaglesham, los directores a cargo del proyecto.

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Propietaria/Directora: Andrea Viveca Sanz
Domicilio Legal: 135 nº 1472 Dto 2, La Plata, Provincia de Buenos Aires
Registro DNDA Nº 2022-106152549
Edición Nº