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Marvel desembarca con sus comics en el universo de los audiolibros

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Por Manuel De Lorenzo (*) //

Una de las cosas que más llama la atención a quienes no están familiarizados con la evolución de las historias de Marvel y su desarrollo narrativo es la idea de universo compartido. Desde 1961, todo lo que ocurre en cada una de los títulos de la franquicia ocurre también en los demás, generándose una continuidad uniforme de sucesos, argumentos y personajes en la que todo está interrelacionado.

Todo sucede en un mismo escenario global, a pesar de que los diferentes avances de las muchas tramas aparezcan en publicaciones distintas. La clave es esta: si en la historia de uno de sus personajes se produce un acontecimiento, el lector debe entender que este también se ha producido en las historias de los demás, les afecte o no.

Esa red de situaciones interconectadas es lo que se conoce como Universo Marvel, que va creciendo y evolucionando a partir de lo que se publica en cada uno de los diferentes títulos de la franquicia. Pero a ello hay que sumarle la existencia de otras realidades paralelas que dan forma a un multiverso en el que coexisten la continuidad principal y las secundarias. Y aunque entre estos universos no exista interconexión de tramas, no es infrecuente que algún personaje de uno de esos mundos alternativos se dé un paseo por los otros, enredando todavía más este inmenso tejido narrativo.

Pensemos ahora que las diferentes contribuciones a la evolución del Universo Marvel provienen de guionistas distintos. Y que este universo se desarrolla en los cómics, pero también en el cine y en las series de televisión. Pues si todo esto parece difícil de cuadrar, si parece complicado manejarlo con coherencia, sin que se produzcan desajustes notables, ahora hay que añadir un elemento más: los audiolibros.

La plataforma Serial Box, especializada en la publicación de libros digitales y audiolibros, ha llegado a un acuerdo con Marvel para publicar nuevas historias de la franquicia en formato audio.

Marvel ya había probado suerte en 2018 con un podcast sobre Lobezno, pero este nuevo movimiento táctico demuestra que su próximo objetivo comercial es, definitivamente, la conquista del audio.

Las publicaciones

A lo largo de 2020 se publicarán los audiolibros sobre algunos de sus personajes más queridos, como Pantera Negra, Black Widow y Jessica Jones. Pero su primera gran apuesta ha sido Thor: desde diciembre de 2019 y hasta el próximo mes de marzo se está publicando de forma semanal un capítulo (de un total de 15) de Metal Gods, un audiolibro que narra una nueva aventura de uno de los iconos más representativos de la franquicia.

La jugada de Marvel es comprensible, ya que una de las principales intenciones de este proyecto es atraer hacia su universo a personas que hasta ahora no lo conocían. Es un objetivo que ya se alcanzó con el cine, ya que gracias a las películas se logró ampliar considerablemente el target de Marvel y fue posible la fidelización de un público nuevo que nunca se había interesado por los cómics.

Por eso los audiolibros parecen una buena idea desde el punto de vista estratégico. Porque, al fin y al cabo, una historia narrada de viva voz es la forma más sencilla de contar historias. Y permite a quienes las escuchan rellenar con la imaginación los huecos argumentales que se puedan encontrar, cada uno a su manera y a su velocidad. Es un formato que no sólo favorece la reconstrucción mental de las escenas más asombrosas, superando incluso la capacidad visual del cine o los cómics.

También facilita el acceso a todo un mundo nuevo de tramas y personajes sin la sobrecarga de información con la que un neófito se puede encontrar en los cómics o las películas.

Sin embargo hay quien duda del éxito de esta iniciativa, ya que si el Universo Marvel parece difícilmente abarcable para quienes apenas saben nada sobre él, la expansión que se producirá con los audiolibros complica todavía más las cosas.

Porque, para empezar, el procedimiento de creación de las diferentes historias de Serial Box sigue su propia dirección; no se repiten argumentos ya utilizados. Es Marvel quien diseña los cimientos narrativos de cada audiolibro y ofrece las directrices sobre el argumento, pero es un equipo de escritores de Serial Box el que se encarga de escribir las historias. Escuchar el audiolibro de Thor no tiene por qué despertar la curiosidad sobre etapas anteriores del Universo Marvel. Lo que lleva al siguiente problema: ¿Por qué habría de interesarse en un audiolibro sobre Thor o sobre Jessica Jones alguien que no sabe nada sobre Thor o sobre Jessica Jones? Que el primer paso para adentrarse en el Universo Marvel y sus cómics sea ir al cine a ver una película sobre Thor parece más sencillo que descargarse un audiolibro sobre algo que se ignora.

Pero, quién sabe. Quizá todo se reduzca a una cuestión de qué nombres se usen como reclamo. Cuando comiencen a publicarse los audiolibros sobre Spiderman, Hulk, el Capitán América, Iron Man, los X-Men o los 4 fantásticos, quizá aparezca de la nada una legión de nuevos seguidores de Marvel. Como siempre, toca esperar.

(*) Diario El Mundo de España

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Marcha atrás con el cierre del Fondo Nacional de las Artes y del Instituto Nacional del Teatro

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El Gobierno envió al Congreso el texto reformado del proyecto de “Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” donde da marcha atrás a la derogación del Fondo Nacional de las Artes (FNA) y del Instituto Nacional del Teatro (INT), entre otros puntos incluidos en el capítulo dedicado a la cultura, que se “rediseñó protegiendo los recursos del sector, pero preservando el objetivo de que los gastos administrativos no sean una carga excesiva”, según se explicó en los fundamentos de la iniciativa.

Tras el plenario de comisiones de Diputados, donde expusieron referentes de la cultura, enmarcados por protestas y manifestaciones en las calles de trabajadores del arte y la cultura, la Ley Bases ingresó al Congreso con varias reformas: una “nueva versión” que “ha sabido recoger muchos de los puntos de la discusión”, donde “la diferencia no es solo cuantitativa (se pasa de un proyecto con 664 artículos a uno de 523) sino cualitativa”, aclara la introducción del texto.

El nuevo texto -que incorpora gran parte del debate público” pero “mantiene las bases fundamentales de ampliación de libertades, libertad económica, reorganización administrativa, equilibrio presupuestario” y “fortalecimiento de la educación y la cultura”- plantea que el FNA pase a funcionar con directores ad-honorem y un límite de gastos del 20% de sus ingresos; que se reforme la categorización de filmes nacionales, restricciones financieras para el Instituto Nacional de la Música (Inamu) y la Comisión Nacional de Biblioteca Populares (Conabip).

“Es sano exponer los privilegios de unos pocos, es sano mover nuestro marco normativo hacia adelante modificando cosas que el tiempo había enquistado (…) es sano escuchar, corregir, aprender”, dice el documento que incorpora medidas específicas para garantizar que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) promocione al cine nacional y mantenga intactos los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.

En cuanto al Instituto Nacional de la Música (INAMU) y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares CONABIP, “en pos de una gestión más eficiente”, se establecen restricciones de gastos para el INAMU y la CONABIP. Limitar también los egresos al 20% de los ingresos de estas instituciones busca garantizar una utilización eficaz de los recursos disponibles, evitando excesos administrativos y priorizando el respaldo directo a la música y las bibliotecas populares.

Sobre el Instituto Nacional del Teatro, el proyecto propone la absorción de las funciones del INT por la Secretaría de Cultura, señalando un enfoque en la eficiencia administrativa. Sin embargo, esta decisión también abre la posibilidad de que el Instituto quede más supeditado a los vaivenes políticos, planteando desafíos adicionales para su funcionamiento futuro.

Las nuevas modificaciones al proyecto de ley reflejan una estrategia más cautelosa, donde se buscan reformas significativas sin descuidar la protección de instituciones fundamentales, pero que mantiene el espíritu de achicar el Estado. La propuesta se adapta a la complejidad del sector cultural argentino, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no comprometan la estabilidad y la misión esencial de las instituciones culturales del país.

Entrando más en el orden preciso de los cambios, el proyecto redefine la categorización de películas nacionales. Ahora, se considerarán aquellas producidas por ciudadanos argentinos o con domicilio legal en el país, con participación predominante de equipos locales. Se introducen definiciones específicas para películas de corto y largo metraje, proporcionando claridad a la industria.

Además, se impone la obligatoriedad de obtener un certificado de exhibición del INCAA para todas las películas que deseen proyectarse, independientemente de su origen. Esta medida, acompañada por la exigencia de un certificado de libre deuda, refuerza los controles administrativos.

El cambio significativo de derogar un inciso en particular busca promover apertura y diversidad en la producción cinematográfica. Se establece un límite del 20% para los gastos internos del INCAA, equilibrando la eficiencia administrativa con la necesidad de recursos para el desarrollo del sector.

El compromiso del INCAA de subsidiar tanto películas de largometraje nacional como coproducciones se detalla con lineamientos específicos. Se incorpora un artículo que establece normas para reconocer la inversión al coproductor argentino en coproducciones internacionales, fomentando la colaboración global.

Numerosos artículos de la Ley N° 17.741 (Texto ordenado 2001) son derogados, marcando un cambio profundo en la regulación de la cinematografía argentina.

Se incorpora también un artículo que limita los egresos de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) al 20% de los recursos recibidos. Múltiples leyes y artículos de la Ley N° 26.522 son derogados, marcando un enfoque más restrictivo en los gastos de CONABIP y una transformación significativa en la regulación de los medios audiovisuales.

Adicionalmente, el proyecto incorpora ajustes para salvaguardar recursos y adaptarse a la realidad política. Se reducen las modificaciones propuestas para el INCAA, manteniendo la asignación específica y preservando los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.

Las restricciones financieras se aplican al INAMU y la CONABIP, limitando sus gastos al 20% de los ingresos. El Instituto Nacional del Teatro experimenta una fusión de funciones con la Secretaría de Cultura, buscando eficiencia, aunque planteando desafíos políticos.

Estos cambios en el proyecto mantienen el espíritu inicial de la propuesta, con algunas concesiones a raíz de las resistencias de los sectores de la cultura. La propuesta intenta tranquilizar al sector, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no afecten la misión esencial de la Ley de Bases, conocida como Ley Ómnibus. El impacto real dependerá de la implementación eficaz y la adaptación de los diversos sectores involucrados en la cultura argentina.

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Lo más amplio de la escena artística se pronunció en defensa de la cultura

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Charly García, Fito Páez, León Gieco, Cecilia Roth, Graciela Borges y Leonardo Sbaraglia son algunas de las más de 20.000 figuras que firmaron una solicitada publicada este lunes por el Frente de Soberanía Cultural “en defensa de nuestra identidad”.

La carta se titula “Carta al Congreso Nacional. La cultura está en peligro” y está dirigida a los diputados y senadores.

En rechazo al DNU y la Ley Ómnibus del presidente Javier Milei, la solicitada cuenta con un apoyo masivo de referentes de la cultura nacional de todos los sectores.

“El Gobierno Nacional pretende, a través de la Ley Ómnibus, derogar leyes vitales para la supervivencia de las industrias culturales, las artes y las ciencias, y el patrimonio cultural de nuestro país”, dice uno de los fragmentos del texto.

Otros de los referentes de la quienes dejaron su firma son Palito Ortega, Luis Felipe “Yuyo” Noé, Juana Molina, Tute, Mercedes Morán, Dolores Fonzi, Santiago Mitre, Paula De Luque, Lucía Puenzo, Juan Leyrado, Inés Estévez, Daniel Fanego, Juan Minujín, Julieta Ortega, Darío Grandinetti, Tomás Fonzi, Kevin Johanssen, Claudia Piñeiro y Humberto Tortonese.

También apoyaron Georgina Barbarrosa, Eleonora Wexler, Emilia Mazer, Albertina Carri, Martín Caparrós, Diego Cremonesi, Jazmín Stuart, Mónica Antonópulos, Alejandra Flechner, Andrea Frigerio, Mirta Busnelli y Soledad Villamil.

Acerca del paquete legislativo, la carta señala: “No hay en la letra de su desarrollo el mero atisbo de participación ni interés alguno en el quehacer cultural, y por el contrario, el texto tiene una mirada mercantilista que apunta sin miramientos a desfinanciar y anular el desarrollo de las actividades de nuestra cultura nacional”.

En el final, el texto advierte: “La cultura es identidad. La cultura es lo único que no se puede importar. La hacen los pueblos. Queremos seguir teniendo una identidad propia como Nación. De otro modo solo nos quedará el destino triste de no ser. De eso se trata esta lucha. Un país es tan grande o tan pequeño como la medida de su proyecto cultural”.

El Frente de Soberanía Cultural viene realizando actividades semana tras semana para repudiar todo el articulado del paquete legislativo de Milei que apunta contra los entes culturales.

El plan de acción comenzó con un plenario en el Teatro Argentino de La Plata, continuó con un encuentro de grupos de teatro y artes escénicas en esta misma Plaza del Congreso, con una convocatoria en Mar del Plata y un “Musicazo” el jueves pasado y una lectura colectiva este sábado. Se trata de instancias previas de cara al Paro Nacional de este miércoles anunciado por la CGT.

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Marvel incluye en sus comics un Capitán América de la comunidad LGBTQ+

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La editorial de cómics de superhéroes Marvel anunció que este próximo de 2 de junio se publicará la primera serie del Capitán América protagonizada por Aaron Fischer, uno de los últimos personajes incluidos en ese universo que pertenece a la comunidad LGBTQ+ y lucha contra la opresión de ese colectivo.

Se trata de “Los Estados Unidos del Capitán América”, en la que el histórico Steve Rogers, el primer Capitán América, pierde su escudo en un robo y se reúne con otros héroes conocidos para iniciar un viaje a través de ese país y encontrar su característica arma.

Durante la travesía, el grupo conoce a distintas personas con variados trasfondos que en algún momento utilizaron el símbolo del superhéroe para defender sus comunidades, entre las que se encuentra Fischer, un adolescente inspirado por referentes y activistas del colectivo queer.

La historia del cómic fue escrita por el guionista Joshua Trujillo e ilustrado por la artista trans Jan Bazaldua, bajo la dirección de Christopher Cantwell y el dibujante Dale Eaglesham, los directores a cargo del proyecto.

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Propietario: Contarte Cultura
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