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Poly Bernatene: “En mi mesa sobran las ganas de dibujar sin pensar y falta el tiempo para hacerlo”
Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Hay dibujos que crecen con las palabras, palabras que se expanden sobre las imágenes, como si mantuvieran una conversación silenciosa en la diversidad del lenguaje. Las formas giran, son recortes de otras formas, un fondo se ilumina, las sombras entran en movimiento y los colores se deslizan lentamente sobre las palabras dibujadas, pura búsqueda en el arte de ilustrar.
Es en ese camino donde el ilustrador Poly Bernatene encuentra su arte. Desde la experimentación permanente recorre nuevos caminos, como si las líneas que dibuja fueran guiando sus manos, como si las figuras rotaran para ser otras y volverse nuevas cada vez, sobre cada textura y cada color.
ContArte Cultura dialogó virtualmente con el artista para entrar en su mundo creativo y recorrer el camino de sus obras.
—Sobre este primer renglón y para dar comienzo a nuestra charla virtual, queremos dejarte un sombrero. Y como es imaginario, podés ponerle el color y la forma que primero se te representen y después contarnos qué dice de vos ese objeto que abre esta entrevista.
—Este sombrero es alto y de un apasionado rojo, lleva dentro un gran puñado de relatos por contar. Eso soy yo, un contador de historias a través de las imágenes que provienen del mundo y las amigas y los amigos que me acompañan en esta aventura.
—Volviendo hacia atrás en el libro de tu vida y suponiendo que cada página simboliza un año, ¿en qué página podrías ubicar la primera palabra dibujada, el punto de partida de tu arte?
—Es un libro con apenas 48 páginas, pero son tantas las palabras dibujadas en él que me cuesta hacer memoria. Me parece que en este volumen no podría haber páginas en blanco, no imagino mi vida sin el dibujo, así que encontraríamos esas primeras palabras muy temprano en el libro. Un señalador está puesto en la página 28: marca el comienzo profesional de mi carrera, desde ahí las imágenes se multiplicaron en otros libros, inclusive en otros idiomas.
—¿Con qué técnicas y materiales te sentís más cómodo para llevar adelante tus obras? ¿Hay una búsqueda permanente, una experimentación a la hora de crear?
—Debo confesar que los en últimos años me estoy sintiendo demasiado cómodo con la computadora, de donde sale la mayoría de mi producción como ilustrador profesional. No es algo que hoy me haga especialmente feliz, porque esa comodidad después de tantos años te limita en la experimentación y lo creativo. Por eso estoy volviendo al trabajo manual: el lápiz, el papel y el pincel me permiten enfrentarme con el error, tan necesario para la experimentación y los nuevos caminos.
—Contanos con palabras la imagen de tu mesa de trabajo, ¿qué colores predominan, qué texturas, qué sobra y qué faltaría?
—Es un tablero alto y grande de dibujo, de roble claro (viéndolo ahora, necesito de esa cálida textura para contrarestar la frialdad de la computadora). En un extremo el monitor y la tableta gráfica con la que trabajo, en el otro una lámpara que ilumina me agenda semanal de papel, varios portalápices llenos de colores, pinceles y marcadores. A un lado, un buen espacio esperando el próximo papel en blanco. Contra la pared llena de posters y fotos de mis referentes, algunos cuadros apoyados junto a una colección de cuadernos y blocks de dibujo, muchos usados y otros tanto esperando ser completados con bocetos, ideas o simplemente garabatos. Siempre me acompañan alguna pila de libros, el mate y alguna taza de café abandonada después de una larga jornada de trabajo. Sobran las ganas de dibujar sin pensar y falta el tiempo para hacerlo.
—En tus ilustraciones la luz es un elemento fundamental porque determina el clima de las escenas, ¿cómo llevás adelante ese juego de luces y sombras?
—Lo tengo absolutamente naturalizado, desde siempre me llamaron la atención los climas generados por la luz y la sombra ¡son un personaje más! Apoyándome en este recurso gráfico siento que puedo definir la identidad de acuerdo a las necesidades de cada historia.
—¿Qué significa en tu carrera “Paco del Tomate”, el personaje de Fernando de Vedia? ¿Cómo trabajas para dar vida con recursos gráficos a los personajes propios o de otros autores?
—Paco del Tomate es mi primera incursión en el mundo de los libros ilustrados. Es un personaje muy querido porque fue el que me abrió un montón de puertas en el mundo editorial, junto con Fernando de Vedia, el escritor, quién también daba sus primeros pasos. Hoy, ambos somos amigos, estamos orgullosos y felices de que este personaje siga estando vigente después de 20 años y que Editorial Sudamericana haya sacado hermosas reediciones de los 4 libros que hicimos durante estos años. Generalmente, para crear personajes me apoyo en los mundos y universos que lo rodean, una vez que encuentro el clima y la técnica los personajes empiezan a aparecer. Colores predominantes, elementos incorporados a las vestimentas como anteojos y otros objetos que definen parte de la personalidad, exagerados rasgos en la fisionomía (dentaduras grandes, ojos diminutos y extremidades pequeñas) son algunos de los recursos que utilizo, casi sin darme cuenta, basados en mis propias vivencias o lo que me rodea.
—¿Cuál es tu experiencia en el mundo de las historietas? ¿Las seguís utilizando como recurso en narrativa?
—Yo siempre quise ser historietista, contar historias a través de mi arte fue mi objetivo. Ya sea con el cine, la animación, la historieta o la ilustración, mi expresión artística siempre iba a dirigirse en este sentido. Me tocó por el lado de la ilustración, específicamente con la ilustración LIJ (*), pero siempre llevo recursos narrativos de otros lenguajes a mis proyectos. La historieta está siempre presente en mi obra con secuencias, cambios de planos, viñetas y hasta con globos de textos.
(*) NdE: Literatura Infantil y Juvenil
—En el libro “Cuando no llega la noche” te desempeñaste por primera vez como autor integral, ¿cómo viviste ese proceso de fusionar y completar el texto con las imágenes? ¿Seguís por ese camino?
—¡Fue al revés! Arranqué por lo visual: primero las imágenes y luego el texto, porque es así como lo imaginé. Fue a pedido de una editorial inglesa, inicialmente un libro sin palabras y en su versión argentina le agregué el texto, animándome a dar el siguiente paso como autor integral. No quería que el texto fuera un mero subtítulo de lo que se contaba con la ilustración, así que el desafío me permitió descubrir que también era capaz de hacerlo. El camino hecho con grandes amigos y compañeros de viaje en los libros me dieron la confianza para encararlo de esta manera. Y esa confianza también es la que me dejó descansar en ellos la responsabilidad de contar con las palabras, un poco por comodidad y otro tanto por la falta de iniciativa de mi parte. Igualmente tengo muchas ideas dando vueltas. En cuanto retome el rumbo, con la fe necesaria, no me para nadie.
—¿Hay proyectos rodando en este tiempo de pandemia?
—Vengo con varios proyectos a la vez y de varios años, lo que hizo la pandemia es lograr detenerme a pensarme, reflexionar y parar la máquina de la productividad que te exige el oficio despúes de viente años de carrera. Es un buen momento, al menos para mí, para ser más selectivo con mis próximos pasos y comenzar a cosechar lo sembrado. La idea de largarme como autor integral toma sentido en este aspecto. Volver a la historieta, por ejemplo, el cine… explorar nuevos caminos retomando los viejos. Es por eso que junto con Rodrigo Folgueira (escritor e ilustrador, amigo desde mi prehistoria) estamos preparando lanzar un libro de más de 200 páginas inéditas de historieta de cuando estudiábamos en Bellas Artes.
—¿Qué nos podés contar de “Cuentos con sombrero”?
—Salió a fines del 2018 pero nació 10 años antes. Es un proyecto conjunto con uno de esos lindos compañeros de viaje que te regala la vida: Luciano Saracino. Simple, siempre dibujé personajes con sombreros y Lucho te saca historias de la galera, así que cuando se alinearon los planetas avanzamos sin restricciones, sin tiempos, sin otro objetivo que hacer lo que teníamos ganas de hacer y con tanta libertad que decidimos editarlo por nuestra cuenta, para hacer la experiencia y estar más cerca de nuestros lectores y seguidores. Por eso se consigue a través de mi web y en exclusivos puntos de venta. El resultado fue un libro ecléctico, experimental, una obra conceptual y con una temática especial que invita a reflexionar más allá de lo que significa encontrar un sombrero ideal. Estamos orgullosos y felices de haberlo encarado de esta forma.
—Volviendo a la primera pregunta y para terminar ¿qué deseo te gustaría dejar escondido debajo de nuestro sombrero?
—Un misterio. Toda mi vida conviví con la incertidumbre, como la mayoría del mundo, pero de alguna manera siempre me moví pensando que tenía todo bajo control. Emprender un camino con inseguridades dará más espacio a los errores y por lo tanto a la exploración. Quiero soltar la mano, la mente… dejar de pensar y analizar tanto las cosas ¿Cómo lograr eso? Quizás un misterio debajo del sombrero me ayude.
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Marcha atrás con el cierre del Fondo Nacional de las Artes y del Instituto Nacional del Teatro
El Gobierno envió al Congreso el texto reformado del proyecto de “Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” donde da marcha atrás a la derogación del Fondo Nacional de las Artes (FNA) y del Instituto Nacional del Teatro (INT), entre otros puntos incluidos en el capítulo dedicado a la cultura, que se “rediseñó protegiendo los recursos del sector, pero preservando el objetivo de que los gastos administrativos no sean una carga excesiva”, según se explicó en los fundamentos de la iniciativa.
Tras el plenario de comisiones de Diputados, donde expusieron referentes de la cultura, enmarcados por protestas y manifestaciones en las calles de trabajadores del arte y la cultura, la Ley Bases ingresó al Congreso con varias reformas: una “nueva versión” que “ha sabido recoger muchos de los puntos de la discusión”, donde “la diferencia no es solo cuantitativa (se pasa de un proyecto con 664 artículos a uno de 523) sino cualitativa”, aclara la introducción del texto.
El nuevo texto -que incorpora gran parte del debate público” pero “mantiene las bases fundamentales de ampliación de libertades, libertad económica, reorganización administrativa, equilibrio presupuestario” y “fortalecimiento de la educación y la cultura”- plantea que el FNA pase a funcionar con directores ad-honorem y un límite de gastos del 20% de sus ingresos; que se reforme la categorización de filmes nacionales, restricciones financieras para el Instituto Nacional de la Música (Inamu) y la Comisión Nacional de Biblioteca Populares (Conabip).
“Es sano exponer los privilegios de unos pocos, es sano mover nuestro marco normativo hacia adelante modificando cosas que el tiempo había enquistado (…) es sano escuchar, corregir, aprender”, dice el documento que incorpora medidas específicas para garantizar que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) promocione al cine nacional y mantenga intactos los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.
En cuanto al Instituto Nacional de la Música (INAMU) y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares CONABIP, “en pos de una gestión más eficiente”, se establecen restricciones de gastos para el INAMU y la CONABIP. Limitar también los egresos al 20% de los ingresos de estas instituciones busca garantizar una utilización eficaz de los recursos disponibles, evitando excesos administrativos y priorizando el respaldo directo a la música y las bibliotecas populares.
Sobre el Instituto Nacional del Teatro, el proyecto propone la absorción de las funciones del INT por la Secretaría de Cultura, señalando un enfoque en la eficiencia administrativa. Sin embargo, esta decisión también abre la posibilidad de que el Instituto quede más supeditado a los vaivenes políticos, planteando desafíos adicionales para su funcionamiento futuro.
Las nuevas modificaciones al proyecto de ley reflejan una estrategia más cautelosa, donde se buscan reformas significativas sin descuidar la protección de instituciones fundamentales, pero que mantiene el espíritu de achicar el Estado. La propuesta se adapta a la complejidad del sector cultural argentino, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no comprometan la estabilidad y la misión esencial de las instituciones culturales del país.
Entrando más en el orden preciso de los cambios, el proyecto redefine la categorización de películas nacionales. Ahora, se considerarán aquellas producidas por ciudadanos argentinos o con domicilio legal en el país, con participación predominante de equipos locales. Se introducen definiciones específicas para películas de corto y largo metraje, proporcionando claridad a la industria.
Además, se impone la obligatoriedad de obtener un certificado de exhibición del INCAA para todas las películas que deseen proyectarse, independientemente de su origen. Esta medida, acompañada por la exigencia de un certificado de libre deuda, refuerza los controles administrativos.
El cambio significativo de derogar un inciso en particular busca promover apertura y diversidad en la producción cinematográfica. Se establece un límite del 20% para los gastos internos del INCAA, equilibrando la eficiencia administrativa con la necesidad de recursos para el desarrollo del sector.
El compromiso del INCAA de subsidiar tanto películas de largometraje nacional como coproducciones se detalla con lineamientos específicos. Se incorpora un artículo que establece normas para reconocer la inversión al coproductor argentino en coproducciones internacionales, fomentando la colaboración global.
Numerosos artículos de la Ley N° 17.741 (Texto ordenado 2001) son derogados, marcando un cambio profundo en la regulación de la cinematografía argentina.
Se incorpora también un artículo que limita los egresos de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) al 20% de los recursos recibidos. Múltiples leyes y artículos de la Ley N° 26.522 son derogados, marcando un enfoque más restrictivo en los gastos de CONABIP y una transformación significativa en la regulación de los medios audiovisuales.
Adicionalmente, el proyecto incorpora ajustes para salvaguardar recursos y adaptarse a la realidad política. Se reducen las modificaciones propuestas para el INCAA, manteniendo la asignación específica y preservando los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.
Las restricciones financieras se aplican al INAMU y la CONABIP, limitando sus gastos al 20% de los ingresos. El Instituto Nacional del Teatro experimenta una fusión de funciones con la Secretaría de Cultura, buscando eficiencia, aunque planteando desafíos políticos.
Estos cambios en el proyecto mantienen el espíritu inicial de la propuesta, con algunas concesiones a raíz de las resistencias de los sectores de la cultura. La propuesta intenta tranquilizar al sector, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no afecten la misión esencial de la Ley de Bases, conocida como Ley Ómnibus. El impacto real dependerá de la implementación eficaz y la adaptación de los diversos sectores involucrados en la cultura argentina.
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Lo más amplio de la escena artística se pronunció en defensa de la cultura
Charly García, Fito Páez, León Gieco, Cecilia Roth, Graciela Borges y Leonardo Sbaraglia son algunas de las más de 20.000 figuras que firmaron una solicitada publicada este lunes por el Frente de Soberanía Cultural “en defensa de nuestra identidad”.
La carta se titula “Carta al Congreso Nacional. La cultura está en peligro” y está dirigida a los diputados y senadores.
En rechazo al DNU y la Ley Ómnibus del presidente Javier Milei, la solicitada cuenta con un apoyo masivo de referentes de la cultura nacional de todos los sectores.
“El Gobierno Nacional pretende, a través de la Ley Ómnibus, derogar leyes vitales para la supervivencia de las industrias culturales, las artes y las ciencias, y el patrimonio cultural de nuestro país”, dice uno de los fragmentos del texto.
Otros de los referentes de la quienes dejaron su firma son Palito Ortega, Luis Felipe “Yuyo” Noé, Juana Molina, Tute, Mercedes Morán, Dolores Fonzi, Santiago Mitre, Paula De Luque, Lucía Puenzo, Juan Leyrado, Inés Estévez, Daniel Fanego, Juan Minujín, Julieta Ortega, Darío Grandinetti, Tomás Fonzi, Kevin Johanssen, Claudia Piñeiro y Humberto Tortonese.
También apoyaron Georgina Barbarrosa, Eleonora Wexler, Emilia Mazer, Albertina Carri, Martín Caparrós, Diego Cremonesi, Jazmín Stuart, Mónica Antonópulos, Alejandra Flechner, Andrea Frigerio, Mirta Busnelli y Soledad Villamil.
Acerca del paquete legislativo, la carta señala: “No hay en la letra de su desarrollo el mero atisbo de participación ni interés alguno en el quehacer cultural, y por el contrario, el texto tiene una mirada mercantilista que apunta sin miramientos a desfinanciar y anular el desarrollo de las actividades de nuestra cultura nacional”.
En el final, el texto advierte: “La cultura es identidad. La cultura es lo único que no se puede importar. La hacen los pueblos. Queremos seguir teniendo una identidad propia como Nación. De otro modo solo nos quedará el destino triste de no ser. De eso se trata esta lucha. Un país es tan grande o tan pequeño como la medida de su proyecto cultural”.
El Frente de Soberanía Cultural viene realizando actividades semana tras semana para repudiar todo el articulado del paquete legislativo de Milei que apunta contra los entes culturales.
El plan de acción comenzó con un plenario en el Teatro Argentino de La Plata, continuó con un encuentro de grupos de teatro y artes escénicas en esta misma Plaza del Congreso, con una convocatoria en Mar del Plata y un “Musicazo” el jueves pasado y una lectura colectiva este sábado. Se trata de instancias previas de cara al Paro Nacional de este miércoles anunciado por la CGT.
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Marvel incluye en sus comics un Capitán América de la comunidad LGBTQ+
La editorial de cómics de superhéroes Marvel anunció que este próximo de 2 de junio se publicará la primera serie del Capitán América protagonizada por Aaron Fischer, uno de los últimos personajes incluidos en ese universo que pertenece a la comunidad LGBTQ+ y lucha contra la opresión de ese colectivo.
Se trata de “Los Estados Unidos del Capitán América”, en la que el histórico Steve Rogers, el primer Capitán América, pierde su escudo en un robo y se reúne con otros héroes conocidos para iniciar un viaje a través de ese país y encontrar su característica arma.
Durante la travesía, el grupo conoce a distintas personas con variados trasfondos que en algún momento utilizaron el símbolo del superhéroe para defender sus comunidades, entre las que se encuentra Fischer, un adolescente inspirado por referentes y activistas del colectivo queer.
La historia del cómic fue escrita por el guionista Joshua Trujillo e ilustrado por la artista trans Jan Bazaldua, bajo la dirección de Christopher Cantwell y el dibujante Dale Eaglesham, los directores a cargo del proyecto.
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