

Literatura
Cinco libros de Mario Vargas Llosa que no hay que dejar de leer
Mario Vargas Llosa, ganador del Premio Nobel de Literatura en 2010, fue una de las figuras más destacadas de la literatura hispanoamericana. Su obra, cargada de intensidad narrativa, crítica social y profundidad psicológica, marcó a generaciones de lectores alrededor del mundo. Su muerte, este domingo a los 89 años, no apagará la llama de su pluma magistral.
Aquellos que no han explorado todavía su universo literario aquí tienen cinco libros esenciales para comenzar.
“La ciudad y los perros” (1963)

La novela que catapultó a Vargas Llosa a la fama. Ambientada en un colegio militar de Lima, esta obra expone la brutalidad del sistema educativo y la pérdida de la inocencia juvenil. Con una estructura narrativa innovadora y múltiples voces, es considerada una de las novelas más influyentes del llamado “Boom latinoamericano”.
“Conversación en La Catedral” (1969)

Una de sus obras más ambiciosas y complejas. A través de una conversación en un bar de Lima, el autor reconstruye el clima político opresivo del Perú bajo la dictadura de Odría. Más que una novela política, es una meditación sobre la frustración, el desencanto y el poder.
“La tía Julia y el escribidor” (1977)

En esta divertida y entrañable novela autobiográfica, Vargas Llosa mezcla su historia de amor juvenil con su tía política Julia y las excéntricas radionovelas de Pedro Camacho, un guionista boliviano. El humor y la experimentación narrativa hacen de este libro un deleite literario.
“El hablador” (1987)

Una reflexión profunda sobre el choque entre civilización y barbarie. La novela alterna entre la vida de un narrador limeño y los mitos de la tribu amazónica machiguenga, explorando el valor de las culturas originarias y la importancia de la oralidad en la preservación de la identidad.
“Travesuras de la niña mala” (2006)

Una historia de amor tan apasionada como dolorosa que sigue a Ricardo, un traductor peruano, a lo largo de varias décadas y ciudades del mundo, siempre marcado por la presencia -y la ausencia- de una mujer enigmática. Una novela más madura y sentimental, con la prosa elegante característica del autor.

Literatura
Las palabras de Vargas Llosa

por Luis Carranza Torres (*)
Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, marqués de Vargas Llosa, peruano por nacimiento, de nacionalidad española a partir de 1993 y dominicano desde junio de 2022, ha muerto.
De acuerdo con el comunicado de sus hijos Álvaro, Gonzalo y Morgana Vargas Llosa, falleció este 13 de abril de 2025 a los 89 años de edad en la ciudad de Lima, “rodeado de su familia y en un ambiente de paz”.
El cuerpo perece pero su obra resulta eterna. También, universal. Se trata de letras que trascienden el idioma español en que fueron concebidas.
Atesoro muchos de sus consejos literarios, a la par de sus frases. Respecto de las últimas, no puedo no ceder a la tentación por destacar algunas que especialmente me llegaron. Como que: “La pasión por la literatura, como todos los buenos vicios, se acrecienta con el paso de los años”. Gran verdad. O que: “Cuando la realidad se vuelve imposible, la ficción es un refugio”. O una que perfectamente habría podido decir cualquiera en casa: “Nunca te dejes pisotear por nadie, hijo. Este consejo es la única herencia que vas a tener”.
Pocos escritores pueden mostrar tantas premiaciones, desde el Premio Biblioteca Breve 1962, seguido por el Premio Rómulo Gallegos 1967 y el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1986, para continuar en la década del 90 con el Premio Planeta en 1993 y el Premio Cervantes en año después. El Premio Nobel de Literatura en 2010, vino a cerrar ese selecto conjunto de distinciones.
En 2011 fue nombrado por el entonces soberano español, Juan Carlos I, primer marqués de Vargas Llosa. Diez años después, ingresó como miembro de la Academia Francesa en el asiento número 18. Se trataba de la primera vez, y al presente la única, de alguien que no ha escrito obras en lengua francesa.
Heredé a Vargas Llosa por parte de padre. Recuerdo de niño, a papá tratando de convencer a la parte castrense de la familia que no era de izquierdas en realidad. Y que “Pantaleón y las visitadoras” era una novela que merecía ser leída. Como puede entreverse, tenía razón.
Don Mario fue polémico en su vida pública, pero con sustancia y compromiso. “En épocas de mucho autor ligth, que por temor a vender un ejemplar menos de su última novela evita opinar sobre la realidad de su país, mi homenaje a este hombre que, además de sus enormes cualidades literarias, supo comprometerse con su tiempo. Ejemplares en extinción, desgraciadamente…”, escribió a propósito de su deceso, un amigo de las letras y la vida como Federico Keenan. Comparto esas palabras letra por letra.
Pero nunca más polémico que en casa durante mi adolescencia, por su novela corta “Elogio de la Madrastra”, a la cual mi madre, después de mucha discusión con mis tías, dejó leer.
En lo personal, las conferencias de Vargas Llosa sobre la escritura me marcaron desde la técnica para narrar. Es quizás, el autor en quien más debo en ese campo. “Cartas a un joven novelista” me marcó tanto como otro, “Conversación en Princeton con Rubén Gallo”. Y por el lado de las novelas, si “La Guerra del Fin del Mundo” me pareció una obra monumental, de la última época me quedo, decididamente, con “Travesuras de la Niña Mala”. No por nada Adèle y Alain en “Los Extraños de Mayo” tienen algo de esa Niña nada niña y su eterno enamorado.
En 2011, el Nobel peruano fue invitado a inaugurar la Feria del Libro de Buenos Aires, pero el grupo Carta Abierta, encabezado por el entonces director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, se opuso. Acababa de ganar el Premio Nobel de Literatura un año antes, pero no era lo literario sino sus ideas de libertad y sus posturas contra Hugo Chávez en Venezuela que provocaron su rechazo.
González expresó que la decisión ”es una ofensa a la cultura argentina” en razón de que era “un hombre de agresividad creciente hacia los procesos populares”, opuesto a “las corrientes de ideas que abriga la sociedad argentina”. Gobernaba por ese entonces, Cristina Kirchner.
La Fundación El Libro resolvió que Vargas Llosa diera el discurso inaugural de la Feria, sino una conferencia al día siguiente, que fue multitudinaria.
Arturo Pérez-Reverte en su cuenta en X, compartió por el deceso una foto en la que aparece junto a Vargas Llosa y Javier Marías, fallecido en el año 2022. De espaldas se puede identificar a Pilar Reyes, la editora de los tres en Planeta.
“Como decía el torero Luis Miguel Dominguín, siempre queda uno para contarlo. Aunque al final siempre hay otros que acaban por contar al que lo cuenta. Son las viejas reglas”, expresa Pérez-Reverte en el texto que acompaña la imagen.
Sí, al final de la cuenta, todo se trata de eso.
(*) Abogado y escritor / Especial para Contarte Cultura
Textos para escuchar
Refutación del regreso – Alejandro Dolina

Refutación del regreso de Alejandro Dolina, leído por Alejandro Apo
No hay sueño más grande en la vida que el Sueño del Regreso. El mejor camino es el camino de vuelta, que es también el camino imposible. Los Hombres Sensibles de Flores, en sus nocturnas recorridas por las calles del barrio, planeaban volver.
Volver a cualquier parte.
A la adolescencia, para reencontrarse con los amores viejos.
A la infancia, para recobrar las bolitas perdidas.
A la primera novia, para jurarle que no ha sido olvidada.
A la escuela, para sentir ese olor a sudor y tiza que no se encuentra en ninguna otra parte.Volver fue para ellos la aventura prohibida. Cada noche soñaban con patios queridos y cariños ausentes. Y cada mañana despertaban llorando desengañados y revolvían la cama para ver si algún pedazo de sueño se había quedado enganchado entre las cobijas.
A pesar de todo, los muchachos de Flores habían aprendido a disfrutar de los regresos modestos y cada tanto visitaban antiguas pizzerías, veían peliculas de Paul Muni, cantaban el vals Penas que Matan o examinaban fotos amarillentas en la pieza de Manuel Mandeb.
Desde luego, los Refutadores de Leyendas se burlaban de todo esto.
―¡Saluden a los nuevos tiempos! ―gritaban―. El mundo marcha hacia adelante.La comparsa racionalista acusaba a los Hombres Sensibles de retrógrados y conservadores. Tal vez tenían algo de razón: Mandeb y sus amigos andaban siempre por los mismos lugares, contaban miles de veces las mismas anécdotas y se divertían robando nísperos siempre en la misma casa.
―Marchan ustedes a contramano de la historia ―rugían los Refutadores. Y era cierto. Pero siempre es recomendable recorrer la vida a contramano, sobre todo si uno sospecha quien ha puesto las flechas del tránsito.En los años dorados del barrio del Angel Gris, funcionaba en la calle Gavilán la agencia Todo para el Regreso. Esta empresa organizaba unos viajes y peregrinaciones cuyo atractivo principal estaba en la vuelta. Por cierto, solían elegir lugares horrorosos, con alojamientos míseros y comidas inmundas, precisamente para acrecentar el deseo de volver cuanto antes.
Pero el mayor éxito se obtuvo con el Servicio de Recuperación de Vecinos. La agencia se ocupaba de localizar y entrevistar a pobladores antiguos, alejados del barrio por las perversas mudanzas. Por un precio razonable se les ofrecía una fiesta callejera en su viejo vecindario, con la presencia de todos los personajes de la zona. El servicio incluía la entrega de un pergamino, palabras alusivas a cargo de empleados de la empresa y llegado el caso, indumentaria apropiada para que el vecino emigrante pudiera fingir opulencia si lo deseaba.
Existía ―además― un plan superior que contemplaba la reinstalación lisa y llana del vecino perdido en su antigua residencia. Desde luego, los costos eran grandes y no resultaba sencillo vencer las dificultades que se presentaban: desalojo del nuevo ocupante de la finca, abolición de las eventuales reformas, rescate de los muebles originales y restauración del exacto grado de higiene en que acostumbraban vivir el cliente y su familia. Para cumplir con esta última pretensión, a veces había que limpiar y otras veces era necesario juntar mugre.
En realidad, hay que confesar que durante todo el tiempo que funcionó el Servicio de Recuperación de Vecinos, solamente una vez se concretó el plan superior. Fue el famoso regreso de la familia del ingeniero Vaccari a su casa de la calle Bolivia. Este servicio fue solventado por los amigos del poeta Jorge Allen, despues de más de un año de colectas, rifas, préstamos a interés y timbas a beneficio.
No es que a nadie le importara gran cosa del ingeniero Vaccari. Pero Jorge Allen estaba enamorado de Leonor, la mayor de sus hijas y no estaba seguro de poder seducirla en Bancalari.
La historia no tuvo un final feliz. Leonor rechazó tercamente a Jorge Allen y se entreveró con un carnicero que venía a rondarla precisamente desde Bancalari. Allí mismo se fueron a vivir cuando se casaron, un año después. El resto de la familia Vaccari acabó mudándose más tarde a San Miguel, barrio del que no fueron rescatados jamás.
El ruso Salzman, legendario jugador de dados, también supo hacer un negocio parecido. Sin la intervención de la agencia, se decidió a comprar la casa de su infancia, ocupada desde hacia años por perfectos desconocidos.
En semejante patriada, el ruso se gastó la memorable ganancia de una noche gloriosa en el casino de Mar del Plata. Una vez instalado, comprendió que la inversión había sido inútil.
―He recuperado mi casa ―dijo―. Pero la infancia, no.Catorce años después de haber egresado como bachiller, Manuel Mandeb volvió a inscribirse en el Colegio Nacional Nicolás Avellaneda.
El polígrafo de Flores estaba entusiasmado con la ida y propuso a sus antiguos compañeros que hicieran lo mismo, para repetir la época más feliz de sus vidas. No tuvo mucha suerte: Avila, Capel, Carrasco, Cichoworsky, Donath, Frascarelli, Frezza… Por orden alfabético todos se fueron negando y presentando sólidos pretextos. El trabajo, la familia, la distancia, el dinero. De algún modo misterioso aquellos atorrantes habían contraído la responsabilidad.
Manuel Mandeb no se achicó y comenzó las clases.Ya el primer día trató de reproducir episodios divertidos que habían ocurrido antes, pero las cosas no eran iguales. Sus nuevos compañeros eran bastante chitrulos y se resistían a secundarlo en sus travesuras. No le llamaban El Turco, sino El Abuelo. Para peor, algunos profesores creían recordarlo vagamente y no sabían si confundirlo con su hijo o con su padre.
Logró ―eso sí― algunas buenas notas y hasta quince amonestaciones. Un día, el jefe de celadores descubrió la verdad.
―No crea que no lo he reconocido, señor Mandeb. Este es otro de sus inventos. Yo pensé que el título de bachiller iba a servirle de escarmiento, pero veo que no es así. Usted es de los que siguen jorobando hasta después de muertos.Mandeb contestó llorando:
―Usted es el único que me ha comprendido. Gracias.
―Cállese la boca, señor ―gritó el jefe de celadores―. Vuelva a clase.El pensador de Flores fue expulsado poco después. Pero a pesar de su fracaso, la segunda inscripción es una maniobra que merece ser estudiada por los melancólicos cabales. Sostengo que con el apoyo de sus viejos condiscípulos, la experiencia de Mandeb hubiera sido emocionante.
La agencia Todo para el Regreso se fundió por falta de clientes. En un último esfuerzo, sus dueños ofrecieron servicios económicos. Eran retornos fingidos, vueltas sin ida, reencuentros sin ausencia. El interesado podía simular un viaje al Africa. La empresa se encargaba del recibimiento, los abrazos y las lágrimas. El éxito fue nulo. Por esos días, Manuel Mandeb escribió su oscuro ensayo Nunca se Vuelve. Leamos algunos párrafos:
«No es posible regresar a ninguna parte. Los puntos de partida no se quedan quietos y a la vuelta ya no están. Para poder volver se necesita, por empezar, un punto de partida eterno e inmutable. Pero todo se mueve y no hay forma de detener el Universo. Créanme si les digo que nadie ha efectuado nunca jamás un verdadero regreso. El hombre que lo consiga cumplirá la hazaña más grande de la historia».La idea de no bañarse dos veces en el mismo río no constituye ninguna novedad filosófica. Pero adviértase que Mandeb deseaba en verdad volver a bañarse. Ésa fue su mayor obsesión y siempre lamentó amargamente no poder remontar los tiempos.
Los Refutadores de Leyendas se alegran de la dinámica universal y esperan el futuro con impaciencia. Desean liberarse del pasado, romper las cadenas. Pero si esto encierra la idea de libertad, hay que reconocer que Manuel Mandeb fue mucho más lejos:
«¿Por qué no puede uno estar en varios lugares al mismo tiempo? ¿Qué es esto de no poder volver al pasado ni visitar el futuro? ¿Por qué no es posible extraer de las premisas de la razón las consecuencias que a uno se le antojen?«Ah, la libertad… la libertad sin tiempo, ni espacio, ni lógica. La libertad de vivir todas las vidas, de estar en todas partes, de recorrer las edades. ¿Qué dicen a esto los libertarios sin frontera?»
Pero las cosas son como son. Esa es la pena de los Hombres Sensibles. La misma de los viajeros que no pueden volver atrás. Ellos no han nacido para viajar. Y sin embargo, ahí andan con la vida llena de extraños, ansiando la inmortalidad, solamente para poder regresar.
Algunos tratan de no parar: amor… quédemonos aquí… Pero el que no parte también se queda solo.En Flores se suele contar la leyenda de Antón Raffo, quien según parece poseía el Secreto del Regreso. Mandeb y Jorge Allen llegaron a conocerlo. Es cierto que el hombre usaba en su conversación algunos giros inquietantes.
―Ya voy a arreglar eso cuando sea un poco más joven.
―He besado muchas veces a Mónica. Pero será mucho mejor cuando le dé el primer beso.
―Ya estoy harto de nacer, caballeros.Los muchachos de Flores no pudieron indagar demasiado. Raffo desapareció y si es que posee el Secreto, tal vez ande en otros tiempos más prometedores.
Aquí cabe una modesta reflexión. Aún cuando fuera posible volver al pasado, nada sería igual. Todos los actos de nuestra vida repetidos minuciosamente, serían distintos al estar ocurriendo por segunda vez. Esta diferencia es sustancial. Llevaríamos con nosotros la carga de la experiencia anterior. Nos estaría negada la ansiedad y la esperanza. ¿Con qué entusiasmo apostaríamos a las cartas que ya sabemos perdedoras? Alguien dirá: sería preciso borrar la memoria y volver al pasado sin recordar que ya lo vivimos. Respuesta: ¿de qué sirve volver si uno no sabe que vuelve? Para el caso es posible pensar que ahora mismo estamos viviendo por segunda o quinta vez la misma vida.
Quien les escribe ha soñado muchas veces este episodio:
Camino por la calle Urquiza, en Caseros. Soy como ahora, un grandulón melancólico. Pero descubro que no estoy en el presente sino en los primeros años de la década del 50. Llego ante la casa que lleva el número 68 y toco el timbre. Al rato sale a recibirme un nene mugriento y desconfiado. Soy yo mismo. Abrazo emocionado al chico. Desde adentro oigo la voz del abuelo que pregunta:
―¿Quién es, Negro?Nunca he podido imaginar que algo mejor pudiera ocurrirme. Los funcionarios del paraíso no tendrán que ponerse en grandes gastos conmigo.
El libro de aventuras del regreso sigue en blanco.
Ni los Hombres Sensibles, ni los Pensadores del Eterno Retorno, ni muchos de nosotros ―que a veces creemos volver― hemos podido dar un solo paso. Esto no nos impide ser dichosos algunas veces, a pesar de todo. Las personas decentes nos piden madurez y resignación. Quieren que olvidemos nuestras trágicas ensoñaciones. Pero nosotros no queremos olvidar. Y el que olvide, jamás, jamás podrá ser nuestro amigo.
Ni siquiera cuando volvamos a encontrarnos otra vez y para siempre.
Literatura
Murió el Nobel de Literatura peruano Mario Vargas Llosa

El escritor peruano Mario Vargas Llosa murió a los 89 años. Así lo informó su hijo Álvaro a través de un comunicado en la red social I. “Con profundo dolor, hacemos público que nuestro padre, Mario Vargas Llosa, ha fallecido hoy en Lima, rodeado de su familia y en paz”, escribió el hermano de Gonzalo y Morgana en la plataforma.
“Su partida entristecerá a sus parientes, a sus amigos y a sus lectores alrededor del mundo”, expresaron sus hijos. La familia destacó que Vargas Llosa “gozó de una vida larga, múltiple y fructífera”, y que su obra “lo sobrevivirá”.
El Premio Nobel de Literatura 2010, nacido en Arequipa el 28 de marzo de 1936, fue una de las figuras más influyentes del llamado “Boom Latinoamericano”. Entre sus novelas más célebres se encuentran “La tía Julia y el escribidor”, “La ciudad y los perros”, “Conversación en La Catedral”, “La casa verde”, “La fiesta del chivo” y “Travesuras de la niña mala”, entre otras. También incursionó en el ensayo, el periodismo, el teatro y la política.
En el comunicado difundido por la familia, se informó que los restos del autor serán incinerados, “como era su voluntad”, y que el entorno más íntimo se despedirá de él “en familia y en compañía de amigos cercanos”, resguardando la privacidad.
“No tendrá lugar ninguna ceremonia pública”, indicaron sus hijos, quienes agradecieron las muestras de afecto y pidieron respeto en este momento de duelo.
Vargas Llosa fue también miembro de la Real Academia Española y recibió numerosos galardones internacionales a lo largo de su carrera, entre ellos el Premio Cervantes, el Príncipe de Asturias de las Letras y el PEN/Nabokov Award. Su legado literario y su figura intelectual marcaron a varias generaciones de lectores y escritores en el mundo hispano y más allá.
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