Literatura
Editoriales latinoamericanas se unen para otorgar el Premio de Narrativa Las yubartas
La Feria Internacional del Libro de la Ciudad de Nueva York junto con diez editoriales latinoamericanas e independientes convocan a la primera edición del Premio Hispanoamericano de Narrativa Las yubartas, una apuesta que refleja la pujanza de la publicación independiente en la región y que, a partir de la suma de esfuerzos locales, busca dar al ganador una mayor proyección en el mundo de habla hispana.
El libro ganador del certamen recibirá una suma de 4.200 dólares como adelanto de regalías y será publicado en diez países, una acción que llevará la obra seleccionada a todo el continente. Según anunciaron los organizadores, la convocatoria estará abierta desde el 21 de septiembre hasta el 15 de diciembre de 2023.
La editorial Sigilo junto con los sellos Laguna Libros (Colombia), Hueders (Chile), Pesopluma (Perú), Dum Dum (Bolivia), Severo (Ecuador), HUM (Uruguay), Las afueras (España), Antílope (México) y Chatos Inhumanos (Estados Unidos).
“Es un premio con espíritu independiente. Queremos convocar a los autores de las formas más diversas que publicarnos y no cerrarnos al cuento y la novela”, cuenta Maximiliano Papandrea, fundador del sello Sigilo.
Podrán participar todos los libros narrativos, incluidos aquellos que ronden sus límites: las novelas, los cuentos, los cuentos en verso, los ensayos novelísticos, etcétera. Es decir, que podrán concursar libros intergenéricos e interdisciplinarios, y también de los géneros convencionales (novela y cuento), siempre y cuando sean obras literarias y no de corte académico o informativo.
Cuenta Papandrea que la idea original fue de los sellos Laguna de Colombia, Antílope de México y Hueders de Chile y que incluso surgió antes de la pandemia. El año pasado, comenzaron a convocar a sellos en el resto de los países. “Y si bien no éramos todos amigos, muchos nos conocíamos por las ferias. Varios sellos estuvieron, por ejemplo, en la última FED. Entonces, creo que el premio es una forma de darle expresión a un catálogo que nos hermana y a un vínculo que ya existía”, reflexiona Papandrea sobre el origen del proyecto.
Podrán concursar todos los manuscritos originales, completamente inéditos y que no se encuentren esperando dictamen o el fallo de otro concurso. También podrán participar libros escritos en español y se aceptarán libros raros bilingües o donde la traducción sea una herramienta literaria o donde se inventen nuevos idiomas, siempre y cuando se tome en cuenta el español como idioma de referencia.
“Las editoriales independientes desempeñan un papel crucial en la promoción y difusión de nuevas voces, perspectivas y estilos literarios. Cada elemento de este ecosistema, desde escritores, editores, diseñadores hasta librerías y lectores, contribuye de manera esencial a la vibrante cadena de producción y circulación literaria. El premio valora y reconoce esta labor interconectada y colectiva”, reconocen los organizadores de toda la región para explicar el por qué del premio.
El premio lleva el nombre de la yubarta porque con su migración anual es una metáfora poderosa del recorrido que realizan los libros: largo, a menudo lento, pero siempre con el propósito de conectarse y enriquecer culturas. “Al igual que las yubartas cruzan fronteras y océanos, la literatura hispanoamericana tiene la capacidad de trascender límites geográficos y culturales”, sostienen en la convocatoria. Y refleja, además, un compromiso con la naturaleza en tiempos de crisis climática, con el objetivo claro de reforzar conciencia ambiental.
Quienes estén interesados en el premio pueden encontrar más información en: https://filnyc.org/las-yubartas/
Textos para escuchar
La Botella – Gabriela Romero
Gabriela Romero lee su cuento La Botella.
Créame que todavía hoy, ni estando en este lugar, puedo definir si lo que pasó aquella noche fue una maldición o si estaba predeterminado. Lo cierto es que mi cuñado Alfonso hizo una pregunta y el universo se las ingenió para responderle. Todo comenzó el 20 de noviembre de 1991 durante el festejo de los treinta y un años de mi hermana Sonia. Solo estábamos la familia. Los cinco hermanos: cuatro mujeres y un varón. Y nuestras respectivas parejas. Más nuestra madre, que quedó viuda joven. Más los tres hijos de Sonia, la que está allá; los dos de Mercedes, y la única nena que al momento tenía Silvana, la que recién se acercó; más los cuatro hijos de nuestro hermano José Arturo y los dos míos. Además de los padres de Alfonso, el marido de Sonia, estaban sus tres hermanos con las esposas y los seis hijos, resultantes de las tres parejas. En total éramos: 37. Muchísimos. Ya habíamos cenado y los chicos corrían por el jardín mientras los adultos conversábamos, algunos dentro del quincho y otros en la galería, o junto al bar que Sonia había armado a un costado de la pileta. Minutos antes de las doce de la noche Alfonso nos llamó para el brindis y nos dijo algo así:
— ¡Gente, vengan a brindar por mi esposa!
Él había ubicado las copas en la barra del bar y nos esperaba con una botella envuelta en una servilleta de tela blanca. Era evidente que alguna broma se traía entre manos porque intentaba ocultar la risa en su mueca ladeada. Lo amenazamos con tirarlo a la pileta si nos bañaba con el champán.
—No soy tan infantil —nos dijo Alfonso y agregó con una voz cavernosa —: ¿¡A ver a quién le toca!?
Entonces hizo presión y el corcho se elevó como un cohete, pero en vez de perderse entre las plantas del jardín o estrellarse lejos en el pasto cayó sobre tres de nosotras. En Sonia, en nuestra cuñada y en mí. Recuerdo nuestro griterío cuando nos golpeó el corcho y la pelea de los nenes por quién se quedaba con ese corcho maldito y también las risas de los otros a causa de nuestros gritos, y de la cara de Alfonso.
— ¿Qué pasó, cuñado? ¿Te salió el tiro por la culata? —le dijo mi hermano José Arturo riéndose.
Todos miramos a Alfonso. No se reía. Mantenía la botella en alto, inmóvil. Sonia caminó hasta él y le quitó la botella de las manos.
— ¡Las Viudas! —gritó—. ¡El champán se llama Las Viudas! —y antes de beber directamente del pico le dijo a su marido—: ¡A tu salud!
— ¡Alfonso, serás el primero en morir! —grité—.
Sí, eso le dije yo. Mi marido se indignó, para él no le es fácil vivir en una familia que tiene humor negro. A Alfonso le bajó la presión. Era de esos tipos que no se aguantan una broma, pero que viven cargando a los demás.
Murió a la semana. El 27 de noviembre de 1991.
Su muerte nos desgarró. Tan imprevista. Y él tan joven. Y tan joven mi hermana y tan chiquitos sus tres hijos. ¿Quién podría creer que se haría realidad lo que sucedió en el cumpleaños de Sonia? Cuando me avisaron creí que era una broma de mal gusto. Decile a Alfonso que se deje de joder, le dije al amigo que me llamó. Y le colgué. El teléfono sonó al instante. Se murió, Malena. Alfonso se murió. Entonces, se me vino a la mente mi sentencia. Serás el primero en morir. ¿Cómo miraría a sus padres?, me pregunté. Aunque después preferí culparlo, al final de cuentas el que había comenzado todo esto había sido él. En su velatorio recordamos lo ocurrido en el cumpleaños de Sonia. Ahora sigo yo, me dijo José Arturo al oído.
Él murió veinte años después, el 15 de julio de 2011.
Qué dolor. Pobre mi madre y mi cuñada y mis cuatro sobrinos. Y hoy estamos acá velando al marido de Mercedes. ¿Usted de dónde conocía a mi cuñado? Sabe, aquella noche mi hermana se encontraba a mi lado, pero a ella el corcho no la tocó. En eso el oráculo falló. Las Viudas. Me pregunto si tal vez aquello que decía mi esposo cuando era un niño, y que mis suegros contaban con tanta gracia, no fue una suerte de amuleto. ¿Un amuleto que lo protege de lo que está escrito o de lo que sucedió a partir de aquella noche? ¿Qué vas a ser cuando seas grande?, le preguntaban mis suegros divertidos con la respuesta que siempre les daba su hijo. Viudo, les respondía él.
Literatura
“Un pez dorado”, nuevo libro de Laura Devetach que ya se encuentra para su descarga
Vera Editorial Cartonera acaba de editar “Un pez dorado”, obra de la escritora Laura Devetach con ilustraciones de Istvansch, que ya se encuentra para su descarga gratuita.

La obra cuenta con palabras preliminares de Laura Roldán, quien destacó: “Haber editado este libro con Vera Cartonera y que haya sido ilustrado por Istvansch, quien dio vida con su arte a las imágenes y personajes del texto, es un sueño cumplido. Gracias por cobijar la semilla que germina cuando necesitamos ver brotar la esperanza”.
Asimismo, Roldán manifestó en el prólogo creer “en el poder de las cosas pequeñas, en el trabajo de las hormigas, en la dulzura de la verbena. Creo en las redes que contienen y sostienen y un proyecto pequeño, en estos momentos difíciles, es un camino de esperanza”.
Su voz se entrelaza con la de Devetach y su versión libre de una leyenda popular en la que se recrea la historia de la primera pesca de un dorado contada por la voz de un anciano “cuentero” del Litoral, quien va desgranando la versión que aquí se relata. Historia en la que se entretejen las voces de los indios abipones y los paisajes del río Paraná.
Esta edición cuenta con una Bitácora de las ilustraciones de “Un pez dorado” que realizó Istvansch para la primera edición de esta leyenda. En este relato escrito por el autor se atisba la configuración de parte de la historia de la producción literaria de libros destinados a las infancias de nuestro país.
Finalmente, los responsables de la obra desearon: “¡Qué disfruten de su lectura! ¡Qué el libro circule como el irupé en nuestros ríos!”.
- LINK PARA ACCEDER Y DESCARGAR EL LIBRO
https://www.fhuc.unl.edu.ar/vera…/portfolio/un-pez-dorado/ - LINK DE VERA CARTONERA Y DEL CATÁLOGO 2025
https://www.fhuc.unl.edu.ar/veracartonera/catalogo/
Historias Reflejadas
“El país de los sueños”

El país de los sueños
Adentro de un bostezo viajaba un sueño largo, muy largo. Tan largo que llegaba al otro lado del mundo. Y más allá, a un lugar donde todo era posible.
Un paisaje de colores cayó entre las pestañas, como un viento cargado de novedades. A un costado, justo a los pies de la cama, o tal vez un poco más acá, había un árbol de páginas abiertas, como si de pronto le hubieran crecido cuadernos. Y a los cuadernos, renglones. Y a los renglones, palabras que colgaban de las ramas y contaban una historia.
De pronto, la historia se precipitó sobre el suelo y fue semilla. A la semilla le nacieron brazos, como hojas. ¡Y raíces!
Fue entre esas raíces donde apareció una lombriz. Iba y venía la lombriz, y enredaba la historia. Y entonces se volvió un ovillo de sueños.
Cuando el barquero despertó pudo ver en su almohada un hombrecito de colores. En sus manos, un pájaro verde llevaba en el pico a una extraña hormiga cantora.
Minutos después, cruzaron a través de la ventana y nadaron por el río de la mañana hacia el país de los sueños.
Andrea Viveca Sanz
Se reflejan en esta historia homenaje a Laura Devetach, los siguientes libros de la escritora: “El enigma del barquero”, “La hormiga que canta”, “La planta de Bartolo”, “Del otro lado del mundo” y “Lombriz que va, lombriz que viene”
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