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Literatura

El maestro del suspense

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Por Luis Carranza Torres (*)

Acabo de saber que Frederick Forsyth ha muerto. Aviador, periodista, espía y novelista, su desaparición es también el saber que uno de los autores de mis inicios como lector adulto ya no está.

Fue su agente literario, Jonathan Lloyd, el encargado de dar la noticia, acaecida el lunes 9 de junio de 2025, temprano en la mañana.

Guillermo Schavelzon, uno de los agentes literarios de renombre en el habla hispana dice al respecto de la muerte que “en el caso de los escritores, hay algo que no ayuda a cerrar el duelo y suele complicarlo: un escritor muere, pero su obra perdura, por eso de la obra de un autor se sigue hablando en presente”.

Hijo de Frederick William Forsyth, peletero, y de Phyllis Green, costurera, nació el 25 de agosto de 1938 en Kent, Inglaterra. Forsyth estudió en la Tonbridge School, uno de los colegios privados ingleses más prestigiosos, fundado en 1553 por Andrew Judde, tras recibir la cédula real de Eduardo VI.

Su familia le permitió viajar a Francia y Alemania cuando era niño para aprender idiomas modernos, lo que más tarde le ayudó en su carrera como periodista y escritor.

Tuvo una conexión especial con España desde su juventud. Poco antes de cumplir la mayoría de edad solicitó la beca Knightly para estudiar español en Málaga, aunque impartido en el campus de la Universidad de Granada, durante tres meses. Se hizo llamar “Federico” y vivió con una familia local. A pesar de faltar casi por completo al curso, perfeccionó su español y se sumergió en la cultura del país. En ese tren cultural, desarrolló una fascinación por la tauromaquia, inspirada por autores como Ernest Hemingway y Vicente Blasco Ibáñez. Incluso llegó a entrenar en una escuela de toreo en Málaga, en donde la falta de las particulares condiciones para ser un matador le hizo pronto desistir.

En su vida adulta, pasó temporadas en Mallorca, donde tenía una residencia en el Port d’Andratx. Diversos escritos suyos fueron redactados allí.

Al regresar al Reino Unido de España se alistó en la Real Fuerza Aérea, convirtiéndose en uno de sus pilotos más jóvenes, aun cuando dos años después había vuelto a la vida civil.

Por su habilidad para los idiomas (además del inglés y el español, también hablaba alemán, francés y ruso), decidió ser corresponsal, luego de trabajar en un pequeño periódico. Pasó por París y Berlín con la agencia Reuters; en 1965 fue enviado por la BBC a la guerra de Biafra (Nigeria) y posteriormente trabajó como reportero independiente.

Por esa época, fue cuando inició su relación como espía para el MI6, la agencia de inteligencia exterior inglesa, una relación que se mantendría durante veinte años.

El realismo de sus obras generó especulaciones sobre su posible trabajo para el servicio de inteligencia británico. En 2015, poco antes de la publicación de su autobiografía, “The Outsider: My Life in Intrigue”, Forsyth confirmó tales rumores.

Ambas ocupaciones, la de periodista y la de espía, influirían en sus obras más famosas.

A su primera novela, “El día del Chacal”, la escribió en tan solo 35 días. Fue una obra nacida de su cobertura del intento de asesinato de Charles de Gaulle en 1962, mientras era corresponsal en París. De allí el fresco de la París de la época.

Por ese tiempo, atravesaba dificultades económicas que procuró dejar atrás con la publicación del libro, lo que lo llevó a escribir con gran rapidez y precisión. Fue el inicio de su estilo de evitar la complejidad psicológica de los personajes para ofrecer una trama meticulosa, basada en investigación detallada de los hechos.

Rechazada por varias editoriales, pero cuando finalmente se publicó en 1971, se convirtió en un éxito inmediato. Se trató de una obra que revitalizó y brindó nuevos horizontes al género del espionaje en las letras.

Repitió ese estilo de tramas de periodismo de investigación con apariencia de ficción y esa dura visión moral del mundo en “El expediente Odessa”. Un universo compuesto de depredadores y presas, donde solamente los fuertes sobreviven.

Su siguiente novela, “Los perros de la guerra”, fue originada en su experiencia en África y su contacto con traficantes de armas por su labor de espía le permitieron construir una trama tan realista como dura sobre mercenarios.

Detalles técnicos precisos y escenarios reales, fruto de meses de investigación previa, le permitieron crear historias con un alto nivel de autenticidad que atrapaban a numerosos lectores alrededor del mundo, inscribiéndose su pluma dentro del denominado “tecnosuspense”, también conocido como techno-thriller.

Comparado con sus contemporáneos en el género del espionaje literario, podemos decir que mientras Forsyth se enfocaba en la acción y el detalle técnico, Le Carré profundizaba en la psicología de los personajes y las complejidades morales del rubro. Y si bien compartía con Tom Clancy la precisión técnica de sus historias, no era tan tecnológico como Clancy, quien además tendía al enciclopedismo en sus historias.

A Robert Ludlum podemos caracterizarlo como un Forsyth en versión “pocket”, con tramas aun más rápidas y mucho menos énfasis en la investigación detallada de los tópicos sobre los cuales escribía.

Ken Follett por su parte, tenía un estilo más narrativo y menos anclado a sucesos históricos que Forsyth.

Escribió más de 25 libros, que en vida del autor vendieron más de 75 millones de ejemplares.

“Lamentamos la muerte de uno de los mejores escritores de novelas de suspense del mundo”, declaró su agente literario luego de comunicar la noticia de su deceso. No estaba para nada equivocado.

(*) Abogado y escritor / Especial para Contarte Cultura

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Literatura

Abre la convocatoria a la sexta edición del Premio Estímulo a la Escritura

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La sexta edición del Premio Estímulo a la Escritura abrió su convocatoria para las categorías Narrativa, Narrativa breve, Guion y Dramaturgia. El concurso está dirigido a autoras y autores de 20 a 40 años de todo el país a presentar obras en proceso de creación.

El Premio es una iniciativa que, desde 2020, llevan adelante la Fundación Bunge y Born, la Fundación Proa y el diario La Nación.

En cada categoría, el Premio Estímulo es de $1.800.000, destinado a apoyar el proceso de escritura de los autores y la concreción de la obra. Además, se otorgarán menciones a los proyectos que se destaquen.

La convocatoria está abierta hasta el 31 de agosto.

El jurado está integrado por cuatro destacadas figuras de la cultura argentina: la directora y guionista Lucrecia Martel, autora de una de las filmografías más influyentes del cine latinoamericano contemporáneo; el escritor, ensayista y crítico Luis Sagasti, cuya obra cruza literatura, música e historia con una prosa reflexiva y singular; la dramaturga, directora y actriz Mariana Chaud, reconocida por su obra teatral aguda y original y el periodista, editor y escritor Héctor Guyot, jefe del suplemento Ideas del diario La Nación.

Los autores que hayan obtenido un premio o una mención asistirán al programa de Clínicas de escritura coordinadas por el escritor mexicano Álvaro Enrigue y la escritora argentina Virginia Cosin.

Las Clínicas de escritura son una instancia central del certamen, orientada a acompañar y potenciar el desarrollo de obras inéditas de autores emergentes en Argentina. Son un espacio de formación, acompañamiento y experimentación, donde los autores seleccionados trabajan sus proyectos con el apoyo de escritores consagrados, en un entorno que promueve el crecimiento creativo y el intercambio profesional.

Cómo participar

Las bases y condiciones pueden consultarse en el sitio web todoslostiempos.org

Asimismo, próximamente se anunciará la realización de una sesión informativa virtual. En ese encuentro se presentarán los lineamientos de la convocatoria y se dialogará con autores premiados en ediciones anteriores.

Acerca del premio

Desde su creación en 2020, el Premio Estímulo a la Escritura, coorganizado por la Fundación Bunge y Born, la Fundación Proa y el diario La Nación, ha recibido más de 6.000 proyectos de obra. En estos años se ha consolidado en la escena cultural como un espacio de referencia para el acompañamiento y proyección de autores emergentes en la etapa temprana de su producción literaria. Su objetivo fundamental es alentar el desarrollo de nuevas voces y narrativas a lo largo y ancho del territorio argentino.

(Fuente: Mariana Hunt – Prensa)

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Literatura

Caparrós recibió el título Honoris Causa de la Universidad de Buenos Aires

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La Universidad de Buenos Aires (UBA) distinguió al periodista y escritor Martín Caparrós con el título de Doctor Honoris Causa, el máximo reconocimiento académico que otorga la institución. La entrega se realizó en un acto llevado a cabo en la Facultad de Filosofía y Letras, donde se valoró su destacada trayectoria en los campos del periodismo, la literatura y la cultura.

La ceremonia fue presidida por el rector Ricardo Gelpi, acompañado por el decano Ricardo Manetti y la vicedecana Graciela Morgade. También participó el escritor Daniel Guebel, quien estuvo a cargo de la laudatio, en un evento cargado de emoción y con fuerte presencia del ámbito académico y cultural.

Frente a un aula colmada, Caparrós recordó su vínculo de larga data con la UBA, que comenzó en 1968, cuando rindió el examen de ingreso al Colegio Nacional. “Mi relación con la Universidad de Buenos Aires empezó, si mal no recuerdo, el 5 de diciembre de 1968, a eso de las 9 de la mañana”, relató, con tono cercano y reflexivo.

Durante su discurso, compartió también una anécdota personal sobre el uso de su segundo nombre: “Mi primer nombre, Antonio, ya lo usaba mi padre, que era conocido en la facultad. No quería pasarme la vida aclarando que no era él, así que decidí llamarme Martín”. Esa decisión marcó el inicio de su camino como escritor y figura pública.

Además de los recuerdos, Caparrós ofreció una mirada crítica sobre el presente de la cultura en el país. “Es difícil medir un pequeño éxito personal en una sociedad tan arruinada”, sostuvo. Y agregó: “¿Qué son unos pocos libros en un país que cada vez lee menos y peor? Pero nos queda esta universidad”.

El autor de “Ñamérica” y “El Hambre” reivindicó el rol de la UBA como institución pública y gratuita, y destacó su vigencia: “Hace más de 50 años, cuando ingresé, estaba intervenida y tenía 100.000 estudiantes. Hoy se gobierna a sí misma y tiene 300.000. Sigue siendo una de las cien mejores del mundo y, sobre todo, un espacio de producción de saberes”.

En la resolución que fundamenta la entrega del título, el Consejo Superior de la UBA remarcó que Caparrós es “un reconocido periodista y escritor, distinguido en el ámbito nacional e internacional por su aporte a la cultura, las letras y la comunicación”. Con más de 40 libros publicados, su obra ha sido traducida a varios idiomas y ha recibido importantes premios.

Entre las distinciones que ha recibido figuran el Premio Konex (2004 y 2024), el Konex de Platino (2014), el Premio Ortega y Gasset de Periodismo, el Premio Ítaca de la Universidad Autónoma de Barcelona y el Premio Archiletras de la Lengua, entre otros. Por su trayectoria y compromiso intelectual, la Universidad de Buenos Aires resolvió distinguirlo con este título honorífico.

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Literatura

Enero Editorial presenta sus novedades de julio

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“Por más que llueva”

“Por más que llueva” es una novela de iniciación que nos sumerge en la memoria emotiva y las contradicciones de Marcos, un joven porteño que enfrenta el derrumbe físico y simbólico de su figura paterna: su abuelo Germán. A través de escenas intensamente vívidas, Rodrigo Peralta construye una historia que oscila entre la ternura y la crudeza, el humor y la pérdida, y expone, sin edulcorantes, los procesos de maduración y duelo.

“Diario inútil”

“Diario inútil” no es un libro que se lea de corrido: se atraviesa. Como quien transita una ciudad sin mapa. Es un intento —uno más— por fijar lo que ocurre mientras ocurre. Un registro a destiempo de pensamientos que irrumpen sin permiso, de escenas mínimas, de perplejidades humanas y certezas que se deshacen al primer párrafo. No hay recorrido lineal, hay tránsito. No hay moraleja, hay ecos. Ricardo Añez Montiel no escribe para complacer ni para impresionar. Escribe como quien camina en círculos alrededor de algo que no logra nombrar del todo, pero cuya presencia se impone. ¿Y si lo importante no fuera llegar, sino demorarse en los bordes?¿Qué es lo que nos define?, ¿la tierra que nos vio crecer o aquella en la que construimos nuestra vida adulta?

“Las vueltas”

Elena dejó Italia en su juventud para perseguir el sueño de ser periodista y, desde entonces, vive en Argentina donde formó una nueva familia. Cuando la salud de su padre la obliga a un viaje repentino, comprende que ha quedado atrás el tiempo en el que volver a casa significaba encontrar refugio. ¿Qué es lo que nos define?, ¿la tierra que nos vio crecer o aquella en la que construimos nuestra vida adulta? “Las vueltas” es una novela de Barbara Galantino que invita a la reflexión sobre la distancia, los vínculos y el paso del tiempo. Es el viaje íntimo de una mujer en búsqueda de un equilibrio entre dos mundos.

“La profecía de Ovidio”

En los cuentos de “La profecía de Ovidio”, la realidad se agrieta y, por allí, se cuela lo insólito, lo inquietante, lo improbable. Juan Pablo Pizzi compone una narrativa donde lo familiar se desliza lentamente hacia un territorio impredecible, como si el mundo, de pronto, revelara su costado más extraño. Cada relato desestabiliza, desplaza. La rutina cotidiana se ve alterada por sucesos que bordean lo fantástico, lo alucinado o lo absurdo, aunque siempre con una lógica interna precisa, casi inevitable.

“Otoño en sepia”

Dijo Luciano Lamberti: “Pelletieri, que es un poeta, cuenta historias como poemas: con frases musicales, con oído para lo coloquial, con una capacidad de observación apabullante. Muchos de estos cuentos son iniciáticos: cuentan el paso de la infancia a la madurez a través de un proceso de dolor. Esas experiencias son, en general, políticas: de una u otra forma es la Historia la que determina la vida privada de sus protagonistas, arrancándolos de su lugar. Por último, los cuentos de “Otoño en sepia” trabajan fuerte con el espacio, que termina siendo un personaje más.”

(Fuente: Andrea M. Vázquez – Ave Fénix Comunicación)

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