Literatura
Llega a las librerías “Dame un año de tu vida”, la nueva novela de María Border
Por Andrea Viveca Sanz
Ágil y precisa, su pluma es capaz de convertir cada palabra en el arma necesaria para dar batalla en los duelos verbales que atraviesan a muchos de sus protagonistas. Con un hábil manejo del humor, la escritora María Border construye historias en las que deja su sello e invita a la reflexión.
Dame un año de tu vida es su última novela, que el 1º de diciembre estará en todas las librerías.
A días de su presentación, la autora dialogó con ContArte Cultura y brindó detalles de su nueva obra, habló de sus personajes y envió un mensaje a los lectores: “Me gustaría que acepten calzarse los zapatos de cada personaje y se pregunten ¿qué hubiera hecho yo?”.
—¿Qué flecha disparó esta nueva historia en tu vida de escritora?
—Estaba diagramando el personaje masculino, Bhric, sin pensar en cuál sería la trama en la que lo haría actuar hasta que, en una Gira Literaria en Córdoba, la escuché a Graciela Ramos preguntar si los ricos aman igual que los pobres (en referencia a su novela La boca roja del Riachuelo). Su pregunta inspiró el personaje de Camila, y con ella surgió toda la historia.
—¿En qué tiempo histórico se desarrolla esta nueva novela?
—Dame un año de tu vida es una novela contemporánea.
—¿Cuáles son los escenarios por los que transitarán tus personajes?
—Básicamente en Buenos Aires, pero hay escenas en Aberdeen, Escocia, y algunas otras en París.
—¿Quiénes son los protagonistas de “Dame un año de tu vida” y qué nos podés adelantar de ellos?
—Los protagonistas son Bhric Neri Cameron, doctor en economía, hijo de Donato Neri (descendiente de italianos) y Meribeth Cameron, escocesa. Él es hijo del segundo matrimonio de su padre, tiene una hermana mayor, Vera, y un hermano menor, Paulo, hijo de Donato con su actual mujer. Son una familia adinerada que dirige un banco y una empresa financiera. Camila Ocampo, nació en cuna de oro, su familia es de las tradicionales y fundadoras, se dedica a modelar y a viajar, su vida es distendida y sin sobresaltos hasta que una desgracia familiar la obliga a involucrarse y tomar las riendas no sólo de su vida.
—¿Existe algún personaje secundario que te gustaría destacar?
—En esta novela traté de hacer hincapié en los prejuicios, cada uno de los personajes evidencia el propio; pero quisiera que el lector pusiera la mira en los padres y madres, en las decisiones que toman ante los conflictos.
—¿Por qué elegiste ese título?
—Este no fue el título con el que registré la novela. Lo sugirió Magalí Etchebarne, la editora, y yo estuve de acuerdo en que era el correcto.
—¿Será suficiente ese año para cerrar la historia o habrá una segunda parte?
—La novela es autoconclusiva, no necesita una segunda parte. Hasta ahora, todas mis historias lo son porque me gusta variar y adentrarme en nuevos desafíos.
—Unas palabras de escritora a lector para invitarlos a sumergirse en tu nueva creación.
—Le agradezco a cada lector por acercarse a mis historias, ojalá decidan conocer esta. La de Bhric y Camila tiene condimentos que me encantaría que se den permiso para conocer. Quien me haya leído con anterioridad sabe que me gustan los duelos verbales entre los personajes, confrontar los intereses de uno con los del otro e incorporar un poco de humor para que se distiendan con la lectura. Generalmente, desde el inicio, los protagonistas de mis novelas se atraen y, por un motivo u otro, pelean contra ese sentimiento; en Dame un año de tu vida será todo lo contrario; no existirá nada más repelente para Camila que este “gigantón escocés” y, por supuesto, Camila no forma parte de los intereses románticos de Bhric, ya que la considera una “estirada”, hueca y atolondrada. Ambos se rechazan y consideran al otro como inaceptable. Ojalá que cuando el lector termine de leerla se permita reflexionar sobre la cantidad de veces en las que repetimos preconceptos y nos dejamos guiar por afirmaciones que no tienen sustento si nos tomamos el tiempo para analizarlas en profundidad. Me gustaría que el lector acepte calzar los zapatos de cada personaje y se pregunte ¿qué hubiera hecho yo?
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Literatura
Entregan a Pablo Maurette el Premio Herralde de Novela por “El contrabando ejemplar”
El escritor argentino Pablo Maurette fue galardonado con el Premio Herralde de Novela por “El contrabando ejemplar”, seleccionada entre 892 manuscritos. La obra, que llegará a las librerías argentinas en diciembre, narra la historia de Pablo, un aspirante a escritor que viaja a Madrid para recuperar el manuscrito inacabado de Eduardo, su amigo y mentor.
Ese texto inconcluso intentaba desentrañar el enigma del destino argentino a partir del “contrabando ejemplar”, un sistema de comercio clandestino del siglo XVII. La apropiación del manuscrito se convierte en un ejercicio de reconstrucción personal y literaria: un viaje entre la biografía del narrador y la de su maestro, un personaje peronista, melancólico y excesivo.
En el relato aparecen figuras como la tía Chiquita, Teruca, Pietro Malaspina —primer italiano en pisar el Río de la Plata—, Zebulão Mendes, médico judío converso, y el monstruo querandí, criatura mítica que sobrevuela la historia nacional. Con humor, ternura y violencia, los personajes componen un mosaico donde se confunden historia, imaginación y memoria afectiva.
El jurado —integrado por Cecilia Fanti, Gonzalo Pontón Gijón, Marta Sanz, Juan Pablo Villalobos y la editora Silvia Sesé— distinguió la obra presentada bajo el seudónimo Carlos Bernárdez. En la fase final, compitió con “¡Adelante, Cronófobos!” de Diego Garrido, “El profesor de piano” de Emilia Lenz, “Gringo joven” de Yobaín VB y “Animal fiero” de Juan José Ferro Hoyos.
Marta Sanz definió la novela como “un viaje amenísimo por nuestras ficciones históricas y personales”, mientras que Villalobos destacó su “exégesis delirante y provocadora de la historia argentina”. Para Fanti, la obra responde desde la literatura a la pregunta “¿en qué momento se jodió la Argentina?”.
Nacido en Buenos Aires en 1979, Maurette es autor de las novelas “La migración” y “La niña de oro”, y de ensayos como “La carne viva” y “Por qué nos creemos los cuentos”. Reside en Florencia, colabora con La Repubblica y enseña literatura comparada en la Florida State University.
Literatura
Morir por la Patria
por Luis Carranza Torres (*)
La fecha del 2 de noviembre proviene de la tradición católica del Día de los Fieles Difuntos, instituido en el siglo XI por el monje Odilón de Cluny y difundido por toda la cristiandad occidental. En el calendario litúrgico, este día sigue al Día de Todos los Santos (1 de noviembre), y se dedica a recordar y orar por las almas de los difuntos.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, con la consolidación del Estado nacional, a partir de dicha raíz cristiana y religiosa, el Estado argentino estableció su proyección cívica, disponiendo en idéntica fecha el “Día de los Muertos por la Patria” para honrar a los caídos en las guerras de independencia y en las campañas militares, como la de la Independencia, las guerras civiles, la Guerra del Paraguay o la Campaña del Desierto. O los conflictos que los siguieran en el futuro.
Se trataba de una mirada institucional, que buscaba realzar el sacrificio por la Nación dentro de un marco simbólico de profundo respeto.
En 1903, durante un acto en el Cementerio de la Recoleta, el ministro de Guerra general Pablo Riccheri expresó en su discurso que “la patria debe su existencia a quienes supieron morir por ella”. Se trata de una frase que sintetiza una verdad tan clara como dolorosa. Aspectos no menores de nuestra vida se deben a quienes ya no están.
Desde 1983, el 2 de noviembre comenzó a incluir homenajes a los caídos en el conflicto de Malvinas e Islas del Atlántico Sur, en actos oficiales, escolares y parroquiales.
Y en su vertiente castrense, en 1990, el Ejército emitió una orden interna que establecía la “ceremonia del Día de los Muertos por la Patria” como acto de carácter obligatorio, con ofrenda floral, toque de silencio y lectura de nombres. Desde el año 2000 y por disposición del Ministerio de Defensa se amplió el homenaje a caídos en misiones de paz, como en la Ex-Yugoeslavia, Haití o Chipre.
Generalmente se cae en el error de asociar tales muertes a las bajas militares en tiempos bélicos. Pero el sentido del recordatorio es mucho más extensivo. Día a día, hay innumerables servidores públicos que entregan su vida por la vida colectiva de los argentinos: desde policías y bomberos, a cualquier otra área de riesgo del Estado, muchas veces alejada de los denominados cuerpos armados del Estado: tal es el caso de quienes realizan investigaciones riesgo para nuevas medicinas en laboratorios, mantienen la seguridad de los procesos en centrales nucleares, se exponen a ambientes insalubres para la salud del prójimo. Arriesgan y pierden la vida para salvar la de otros.
Se trata de una entrega que alcanza no sólo al cumplimiento de un deber público en sí, sino a todos los peligros que se sortean a tales efectos: no pocos servidores públicos han muerto en accidentes yendo o viniendo de sus labores.
Tampoco debe olvidarse que, sin entregar la propia existencia, hay sacrificios que tienen similar consideración. Gentes que han dedicado su vida, renunciando a muchas cosas personales, en función de dedicarse a otros. Sobre todo, a aquellos compatriotas en situaciones de mayor vulnerabilidad. Estén dentro o fuera de las estructuras estatales.
No solo supone, con o sin uniforme, el sacrificio de entregar la propia existencia. Supone también, de cara a los que deben seguir, el grado más alto posible del espíritu de servicio. De una ética del compromiso en función del bien común.
No son tan recordados como se debería. Y mucho menos, se hallan presentes en la cultura colectiva, más que nos pese. Reducidos por lo general, a actos en escuelas o unidades militares.
Fue por eso que una de mis novelas, Vientos de Libertad, ambientada en el contexto del Cruce de los Andes, fue dedicada a ellos. Los seres más anónimos de los grandes acontecimientos que nos definen como conjunto, como sociedad, como Nación. Aquellos que han llevado a cabo un sacrificio que siempre me ha impactado. Por eso, cuando terminé de escribir la novela, supe que era a ellos que debía dedicarlo, para reconocerlos, tal como se hace en cualquier país que cuida sus valores cívicos.
Como dice la frase tan conocida. Prohibido olvidarlos. Civiles y militares, agentes estatales o no. A todos ellos.
(*) Abogado y escritor cordobés.
Literatura
Dua Lipa recomendó a Mariana Enriquez para leer en Halloween
La cantante Dua Lipa recomendó el libro “Los peligros de fumar en la cama”, de la escritora argentina Mariana Enriquez, en el especial de Halloween, que se celebró el viernes, de su club de lectura.
Desde 2022, la artista decidió embarcarse en un proyecto personal por fuera de la música: la lectura. Es por eso que lanzó Service95, una plataforma en la que mensualmente recomienda un libro, comparte una reseña del mismo y hasta suele tener conversaciones íntimas con diferentes autores.
Para la edición de octubre, especial por ser el mes de Halloween, Dua Lipa encaminó su recomendación hacia el terror y eligió a una de sus autoras favoritas, Mariana Enriquez.
“Este libro presenta 12 relatos inquietantes ambientados en Buenos Aires y sus alrededores, que a menudo se centran en mujeres y niñas que experimentan sucesos sobrenaturales entrelazados con los traumas de la historia argentina”, escribió Dua Lipa en su reseña de Los peligros de fumar en la cama.
Esta no es la primera vez que Dua Lipa recomienda autores argentinos. A comienzos de 2024, compartió un entusiasmo especial por el libro “Fortuna”, escrito por Hernán Díaz, quien ganó el premio Pulitzer en el año 2023 por esta novela. También mencionó a “No es un río”, de Selva Almada.

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