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Presentaron en el Vaticano la restauración del Apolo de Belvedere
El Apolo del Belvedere, obra maestra de la escultura clásica, volvió a estar visible en los Museos Vaticanos tras una delicada restauración de cinco años, con una mano nueva y “apoyada” en un innovador mástil metálico que garantizará su estabilidad en el futuro.
“Es un día de fiesta para los Museos Vaticanos porque finalmente volvemos a exponer al público un icono de belleza, una de nuestras obras maestras”, celebró la directora de esta institución pontificia, Barbara Jatta.
La restauración duró cinco años, pues se vio ralentizada por la pandemia, y además de estudiar el estado de esta frágil obra, permitió cambiarle una mano y reforzarla de pie con un mástil.
Jatta apuntó que todos los cambios efectuados “son reversibles”. “No hemos alterado la estatua ni hemos hecho un agujero más en ella, sino que la hemos respetado para ofrecérsela a las generaciones actuales y futuras del mejor modo”, aseguró.
El Apolo del Belvedere, con sus 224 centímetros de altura, presumible copia marmórea de un bronce griego que acabo perdiéndose, es una de las esculturas más admiradas de la colección pontificia, esculpida en Roma en los primeros años del siglo II d.C.
El dios helénico es representado cazando y desnudo, solo arropado por una capa que se envuelve en su brazo derecho, extendido para sostener un arco, mientras con el izquierdo se apoya en un tronco.
La estatua fue descubierta en la colina romana del Viminale en 1489 y trasladada en 1508 al Vaticano por voluntad del papa Julio II, mecenas de artistas como Miguel Ángel o Rafael.
Por aquel entonces, a comienzos del siglo XVI, el Apolo aparecía prácticamente íntegro y solo le faltaba la mano izquierda -y algunos dedos de la derecha-, aunque la recuperó en una restauración de 1532 ejecutada por Giovannangelo Montorsoli.
Sin embargo, la estatua ha sufrido siglos de intemperie y por sus distintas ubicaciones: por ejemplo permaneció en París entre 1789 y 1815 como una cesión del Estado Pontificio a la Francia napoleónica y en 1983 fue “arrancada” del muro vaticano al que había sido fijada para prestarla a una exposición en Estados Unidos (para la ocasión se le introdujo un armazón interno de barras metálicas).
Todo esto le ha causado numerosas fracturas en su basamento, pero también en sus tobillos, rodillas, el brazo derecho o en partes de su capa.
El Vaticano llevó a cabo un estudio de todas sus estatuas tras el terremoto de L’Aquila de 2009 y constató que el Apolo padecía “un problema estructural”, pues su propio peso la estaba destrozando. Y diez años después se ha acometido esta delicada restauración.
En primer lugar el dios cuenta desde ahora con una especie de mástil metálico en fibra de carbono fijado a su cuerpo a través de los agujeros y perforaciones que ya presentaba. Este sistema podrá reducir en hasta 150 kilos el peso sobre las partes más delicadas.
Además, durante la restauración se ha realizado un escáner tridimensional de toda la estatua para entender las fuerzas que la afectan -por ejemplo, el brazo que sostiene el manto sufre más peso- y se han instalado sensores de fibra de vidrio -como un pelo de grosor- para detectar cualquier movimiento o desplazamiento.
Otra acción importante fue la sustitución de la mano que le fue ensamblada en el siglo XVI por Montorsoli, considera por los expertos poco coherente por su forma y tamaño.
Los restauradores de los Museos Vaticanos han optado por ponerle la mano de un calco en yeso que se cree una copia del original de bronce encontrada a mediados del siglo pasado en las ruinas del palacio imperial de Bayas, la ciudad romana en el Golfo de Nápoles (sur) que quedó sumergida en el mar por un movimiento telúrico.
Asimismo, los análisis de la escultura previos a la restauración permitieron encontrar trazas de policromía en su superficie, como restos de dorado entre sus rizos.
La directora de los Museos Vaticanos celebró la conclusión de estas labores “complejas” que han mezclado “tradición, innovación, tecnología, filología e investigación con medios modernos”.

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Una muestra faraónica en el Gran Museo Egipcio

Cuando era adolescente, Eid Mertah pasaba horas leyendo sobre el faraón Tutankamón, siguiendo con los dedos los jeroglíficos impresos en libros de texto y soñando con sostener en sus manos la famosa máscara dorada del “rey niño”.
Años después, ese sueño se hizo realidad. Hoy, con 36 años, Mertah es uno de los conservadores egipcios encargados de restaurar las joyas funerarias del joven faraón. “Estudié arqueología por Tutankamón”, confesó durante una entrevista. “Trabajar en sus tesoros era mi sueño, y se cumplió”.
Mertah forma parte del equipo de más de 150 conservadores y 100 arqueólogos que, desde hace más de una década, trabajan en silencio para devolverle el esplendor a miles de piezas que serán exhibidas en el Gran Museo Egipcio (GEM), ubicado en las inmediaciones de la meseta de Giza. Con un costo superior a los mil millones de dólares, el museo aspira a ser el mayor del mundo dedicado a una sola civilización.
Aunque su inauguración, prevista inicialmente para el 3 de julio, fue aplazada nuevamente por preocupaciones de seguridad regional, se espera que abra sus puertas hacia finales de este año. El proyecto ha sufrido múltiples retrasos por factores como la inestabilidad política y la pandemia de COVID-19.
El GEM albergará más de 100.000 objetos arqueológicos, de los cuales más de la mitad estarán en exhibición. Además, contará con un laboratorio de conservación visible al público, donde los visitantes podrán observar en tiempo real la restauración de una barca funeraria de 4500 años, hallada junto a la tumba del faraón Keops.
La colección estrella será la del joven Tutankamón: más de 5000 objetos, muchos de los cuales se exhibirán juntos por primera vez. Entre ellos destacan su icónica máscara dorada, ataúdes, amuletos, collares de cuentas, carros ceremoniales y dos fetos momificados que se cree son sus hijas nacidas muertas.
“Cuando los visitantes recorran el museo, verán la belleza de estos artefactos. Pero para nosotros, cada pieza es un recordatorio de las interminables horas de trabajo, los debates y las capacitaciones. Cada pieza cuenta una historia” dijo Mohamed Moustafa, de 36 años, otro restaurador experimentado.
La restauración ha sido un esfuerzo conjunto entre Egipto y Japón, que aportaron 800 millones de dólares en préstamos y brindaron apoyo técnico. Los conservadores egipcios, muchos de ellos formados por expertos japoneses, han liderado trabajos de vanguardia en 19 laboratorios que abarcan diversos materiales: madera, metal, papiro, textiles y otros.
(Fuente: Diario de Cultura – Por Enrique Villegas, con información de AFP)
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El legado de David Bowie tendrá su espacio en Londres

Los admiradores de David Bowie podrán acercarse como nunca antes al universo creativo del artista británico a partir del 13 de septiembre. El Victoria & Albert Museum (V&A) inaugurará el Centro David Bowie, un espacio permanente que reunirá más de 90.000 objetos relacionados con el músico, incluyendo vestuario icónico, instrumentos, manuscritos y material inédito.
El centro ofrecerá una experiencia inmersiva en la trayectoria del “camaleón del rock”, permitiendo explorar de cerca piezas tan emblemáticas como los disfraces de la era Ziggy Stardust y Aladdin Sane, el traje de Thierry Mugler con el que Bowie se casó, y bocetos, guiones y cuadernos personales.
Aunque no todos los artículos se expondrán simultáneamente, los visitantes podrán solicitar el examen detallado de ciertas piezas y disfrutar de vitrinas rotativas que renovarán las colecciones periódicamente.
El proyecto cuenta con la colaboración de Nile Rodgers, líder de Chic y amigo cercano de Bowie, quien actuó como curador invitado. Rodgers seleccionó correspondencia, fotografías de estudio y atuendos ligados a discos clave como “Let’s Dance” y “Black Tie White Noise”.
“Nuestra amistad se basó en el amor por la música, que nos creó y nos salvó la vida”, declaró Rodgers al diario británico The Guardian.
Desde el V&A destacaron que el atractivo principal será la posibilidad de contemplar objetos originales que formaron parte esencial del proceso creativo de Bowie. Entre ellos se incluyen más de 70.000 impresiones fotográficas, negativos, letras de canciones, dibujos y portadas originales, testimonio directo de la versatilidad y el genio artístico del cantante.
El nuevo centro no solo celebra la música y la estética de Bowie, sino que también busca preservar su legado y acercarlo a nuevas generaciones.
Con esta iniciativa, Londres refuerza su posición como capital global de la cultura pop y rinde tributo a uno de sus hijos más universales. La apertura promete atraer a miles de visitantes de todo el mundo, consolidando al artista como un icono eterno y siempre en transformación.
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Recuperaron del Mediterráneo los restos de las puertas del Faro de Alejandría

Tres décadas después de descubrir los primeros vestigios sumergidos del mítico Faro de Alejandría, una misión arqueológica internacional logró recuperar del lecho marino veintidós bloques monumentales de la legendaria séptima maravilla del mundo.
La operación, dirigida por la arqueóloga y arquitecta Isabelle Hairy, investigadora del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS) de Francia, constituye un avance clave del programa Pharos, que busca reconstituir digitalmente la estructura en toda su magnificencia.
Entre las piezas extraídas —algunas de hasta ochenta toneladas— destacan los imponentes dinteles y montantes que formaban parte de la puerta principal, el umbral y la base que sostenía la torre. Además, se hallaron fragmentos de un monumento desconocido: un pylon con puerta, una estructura que combina estilo egipcio y técnica griega, sumando un nuevo enigma al paisaje subacuático de Alejandría.
El rescate permitirá iniciar la fase de escaneo tridimensional de alta precisión de estos bloques, que se integrarán a más de un centenar de elementos arquitectónicos digitalizados en los últimos diez años por el Centro de Estudios Alexandrinos (CEAlex), el CNRS y el Instituto Francés de Arqueología Oriental (IFAO), bajo supervisión del Ministerio de Turismo y Antigüedades egipcio.
Una vez completada la fotogrametría, la Fundación Dassault Systèmes asumirá la tarea de reconstrucción virtual, pieza por pieza, para crear un gemelo digital del faro. Este modelo permitirá a investigadores y al público visitar la torre como si siguiera en pie, y estudiar tanto sus técnicas constructivas como las causas de su colapso.
Historiadores, numismáticos y arqueólogos analizan en paralelo las representaciones antiguas del faro, activo desde el siglo III a.C. hasta su desaparición definitiva en el siglo XV, tras servir como cantera para construir el fuerte de Qaitbay.
Con unos 100 metros de altura, el faro fue el primero de la historia y sirvió de prototipo para todos los posteriores. Su luz guiaba a los navegantes a puerto seguro y consolidó a Alejandría como centro cultural y comercial del Mediterráneo.
El espectacular rescate ha sido registrado por el equipo de Gedeon bajo la dirección de Laurence Thiriat, para un documental de 90 minutos que se emitirá en prime time por France Télévisions.