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Artes Plásticas

Isabel Macías: “El proceso de fotografiar el movimiento es lentísimo y no hay que dejar que se disperse la emoción”

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Las manos perciben la textura, el sonido de las tijeras avanza sobre los bordes. Los dedos se detienen y vuelven a avanzar. Recortan y buscan las imágenes que despiertan desde el fondo de la tela.

Todo es movimiento, hay emociones escondidas en los hilos de una trama. Hay una trama que crece sobre las manos, los márgenes se pliegan, se doblan para contar lo que está escrito en el interior de un silencio.

La ilustradora y animadora Isabel Macías trabaja con fibras textiles, con sus manos recorre el interior de cada tela, despierta a las figuras dormidas, les da forma y volumen y después las pone en movimiento, como si en ese caminar de sus dedos pudiera darles vida a los personajes escondidos.

En diálogo virtual con ContArte Cultura, la artista abre las puertas de su mundo creativo y cuenta sus vivencias en el camino de la animación.

—Para comenzar, como hacemos habitualmente, vamos a entregarte un objeto imaginario, que en tu caso serán dos. A la distancia, dejamos en tus manos una tijera y un recorte de tela. Todo se pone en movimiento. ¿Cuál es la primera imagen que se te aparece de ese diálogo entre ambos?
—Ahhh, ¡qué hermosura de encuentro! Lo primero siempre es la tela, especialmente la textura, después el color, por último el estampado. A veces la tela es tan absolutamente hermosa y completa en sí misma que no la corto con una tijera para darle forma, simplemente la voy plegando y cosiendo hasta que se transforma en otra cosa. Otras veces debo cortarla pero, de alguna forma extraña y silenciosa, le pido permiso antes. Y luego las tijeras, son un legado de mi abuela y de mi mamá. Me acompañan desde que tengo uso de memoria. A medida que crecí y mi abuela falleció, las recibí en herencia. Por último, agregué las de mi mamá a mi costurero. Ya tienen la forma de nuestras manos, casi. Y cuando recorto una tela sobre una mesa escucho a mi abuela cortar sobre una mesa de vidrio y recuerdo el calor del verano en su casa. ¿Dije que mi abuela era modista? Sí, era una modista inteligente que sabía manejar su oficio y que adaptada los moldes de la ropa al cuerpo de sus clientas para que la tela tuviera la “caída” perfecta.

¿Qué dice de vos la forma o figura resultante de ese encuentro de la tijera con la tela?
—Dibujo con las tijeras con mucha más facilidad que con los lápices. O, para ser más precisa, son distintos tipos de dibujo y, por ende, de pensamiento. Con los lápices voy buscando la forma, repaso, armo circuitos de líneas. Con la tijera voy a la forma más sintética posible. La forma que “es” ese animal o persona o cosa y que no puede ser ninguna otra. Es la síntesis más absoluta que puedo encontrar en cada momento. Y, además, amo el sonido que producen al cortar.

—¿De qué manera se manifestó tu vocación por el arte en movimiento?
—Al principio yo quería ser escritora. Como adolescente amé leer cuanto cayera bajo mis ojos. Sufría de abstinencia lectora si no lo lograba (risas). Pero después sentí que las palabras no eran lo suficientemente tangibles y traté de dibujar y pintar. No tenía suficiente entrenamiento y ciertamente no era una virtuosa del dibujo, pero me tomé el tiempo para aprender y estudié la carrera de Bellas Artes. Fue un espacio muy, muy interesante, pero cuando me recibí sentí que las pinturas no se movían y eso me resultó decepcionante. No me imaginaba mostrando mis pinturas en una exposición, no quería dedicar mi vida a pintar, sentía una vez más que no eran lo suficientemente tangibles. Recordé un film que vi a mis 15 años en la secundaria. El Departamento de Francés de mi escuela llevaba cortometrajes en 16 mm de la Embajada Francesa. Era una animación experimental que utilizaba plastilina como si fuera pintura. No recuerdo su título, pero no puedo olvidar mi emoción. “Cuando yo sea grande quiero sentir esto”, dije. Luego, yo ya era docente de Artes Plásticas y trabajando en una escuela secundaria me encontré con un colega que estaba estudiando animación en el Idac. Era el año 1993 o algo así, internet no estaba en nuestro horizonte y toda la información era boca a boca. Cuando llegué al Idac descubrí a los animadores del National Film Board of Canada y me enamoré para siempre.

—¿Qué cosas definen tu lugar de trabajo?
—Tengo un estudio que se llama San Quirino Estudio en honor a Quirino Cristiani, el animador que realizó, en Buenos Aires, el primer largometraje de animación del mundo en 1917. Tengo mi mesa de animación, mi cámara, mi compu, mis telas, mis tijeras, la música. Es decir, tengo el mundo entero para mí. En este momento estoy preparando un largometraje documental sobre las Tejedoras de Mampuján en el que se relata todo el sufrimiento, desplazamiento y resiliencia de las comunidades de esa zona de Colombia, que sufrieron los ataques de los paramilitares en el inicio del siglo XXI. En algunos momentos difíciles o muy dolorosos del trabajo enciendo una velita y pongo unas flores junto a mi mesa.

¿Con qué materiales trabajás habitualmente y qué técnicas utilizás durante la creación de una obra?
—Si se trata de una animación por encargo, me adapto a los requerimientos del cliente o clienta y utilizo el software que sea necesario para la producción. En el caso de la animación de autor, hace ya varios años que estoy trabajando con textiles en la mayoría de los proyectos. Mi técnica preferida es el stop motion. En el caso de este último largometraje, llamado Una puntada, una lágrima uso textiles para respetar lo más fielmente posible los tapices que realizan las Tejedoras de Mampuján. Tenemos también una serie infantil en preparación que utiliza personajes realizados con una lámina muy delgada de bronce y recubiertos con tela.

—Contanos cómo llevás adelante el proceso de poner en movimiento a tus personajes. ¿De qué manera lográs dibujar sus emociones?
—Lo primero es conectarse con el personaje y con la emoción que atraviesan. ¿Están tristes? ¿Tienen miedo? ¿Quieren bailar de alegría? Las personas somos cuerpos y nuestro cuerpo tiene que poder procesar esa emoción para manipular nuestro personaje. No se trata sólo de técnica, que es muy importante como medio pero que no es el fin. No es una carrera de virtuosismo. Es como estar siempre afinando el instrumento para que transmita lo que tiene que decir. El proceso de fotografiar el movimiento cuadro a cuadro es lentísimo y no hay que dejar que se disperse la emoción. Mientras estoy fotografiando trato de concentrarme al máximo y seguir en diálogo con el personaje. ¿Camina con un saltito? ¿Le duele un pie? ¿Está cansado? Todo eso después se ve en la animación, o no se ve y ¡hay que hacerlo todo de vuelta!

—¿Cómo se llegan a entrelazar las escenas de un cortometraje como “Nina”?
Nina comenzó como una ilustración, después fue un libro ilustrado y luego se transformó en un cortometraje. Todo el proceso de montaje fue muy laborioso porque tuve que adaptarme a las transformaciones que atravesó el proyecto. Nina está contenida en dos tapices reversibles que cuentan toda la historia de la niña y su muñeca. Mucho de ese proceso se realiza con gente querida que ve los avances y opina sobre la claridad o no del montaje. Es muy difícil hacer ese proceso en soledad y yo no lo recomiendo. En última instancia, queremos comunicarnos y que otras personas puedan sentir algo con lo que ofrecemos. Por eso para mí es muy importante la mirada de amigas y amigos sensibles que se prestan a revisar mi trabajo y me ofrecen ayuda y recomendaciones.

—¿Cuáles son los elementos fundamentales para crear tus ilustraciones con muñecos y sombras?
—Los muñecos son el último eslabón de un proceso de búsqueda de un sentimiento o sensación. En Nina el primer personaje que surgió fue el cartonero que llevaba una muñeca colgando de su carro. Lo vi en una calle cuando salía de una clase y tuve vergüenza de sacarle una foto, pero su imagen fue tan poderosa que llegué a mi casa y lo dibujé, después lo pinté y por último lo cosí en un tapiz. Recién cuando llegué a las telas sentí que el cartonero estaba representado de una manera justa. A veces empleo el contraluz y aparecen las siluetas y las sombras. Estuve trabajando con el cuento de Felisberto Hernández, La casa inundada, y aproximándome a la figura de los ahogados y desaparecidos. Durante el proceso de preparación del cortometraje sucedió la muerte de Santiago Maldonado y no pude separar la realidad de la ficción y decidí suspenderlo por un tiempo.

—¿Qué proyectos crecieron y cuales quedaron pendientes en esta cuarentena?
—La cuarentena me permitió conectarme con un director colombiano, Carlos Castro Macea, que me ofreció trabajar en el largometraje Una puntada, una lágrima. La virtualidad nos conectó de maneras inesperadas. En la lista de pendientes quedó nuestra serie, para niñas y niños, Vuelan Vuelan.

—Para finalizar y volviendo a la pregunta del comienzo, ¿qué deseo te gustaría recortar de nuestra tela imaginaria para que se ponga en movimiento?
—Como creo que soy una zurcidora que trata de reparar las pequeñas y grandes roturas de nuestra tela vital, me gustaría recortar y animar un abrazo que nos incluya y nos consuele a todos y todas.

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1 comentario

1 comentario

  1. patricia barrancos

    18/11/2020 a 15:55

    lo que caracteriza a isa es su arte… la humildad..la dedicacion…el trabajo…la honestidad…la calidez…..el ser abridora de caminos…de posibilidades….multiplicadora..genia…..

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Artes Plásticas

Inauguración simultánea de muestras en el Centro Cultural Recoleta

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El Centro Cultural Recoleta inaugurará de forma simultánea seis nuevas propuestas artísticas, recuperando así el protagonismo de las artes visuales en ese espacio icónico de la Ciudad de Buenos Aires.

Durante esta apertura, que tendrá lugar el martes 19 de marzo en el espacio de calle Junín al 1930, podrá visitarse la nueva Sala 1, que llevará el nombre de Sala Histórica, destinada a narrar la historia de la institución y que a su vez albergará un homenaje a los artistas míticos en la vida de la Recoleta.

Obra de León Ferrari

El primero de ellos será León Ferrari, que regresa al Centro Cultural después de 20 años con la exposición de dos de sus obras originales: “Rosas” y una segunda pieza sin título (caja collage con mariposas), en colaboración con la Fundación Augusto y León Ferrari. . Arte y Acervo.

A continuación se desplegará en la sala 3, llamada Sala Abierta, la exhibición “Nueva edición Argentina. 1999-2024, 25 años de edición independiente”, curada por Damián Tabarovsky, con una mirada sobre la producción de libros, el papel de las editoriales independientes y la exhibición de primeras ediciones con más de 50 tapas de libros.

Luego se podrán encontrar cuatro muestras de arte contemporáneo argentino propuestas por el nuevo equipo de programación de Visuales del Recoleta, integrado por los curadores Carla Barbero y Javier Villa, con la producción de Verónica Otero.

El Pelele 2400

Con curaduría de Barbero llegan las exhibiciones “Centinelas”, de la artista Victoria Liguori (sala 4) y “La multitud agazapada”, de El Pelele (sala 10).

Liguori presenta una serie de dibujos que abordan la relación entre cuerpo y tecnología desde la ciencia ficción. El Pelele dará a conocer diez obras, entre pinturas e instalaciones, desde una narrativa que oscila entre lo monstruoso y lo romántico.

Cafe bajo la influencia, de Bruno Gruppalli

Con curaduría de Villa inauguran “Función privada”, de Bruno Gruppalli (sala 6), con pinturas de gran formato protagonizadas por personajes solitarios sentados a la mesa de algún café concert, donde experimenta con nuevos protocolos de uso y percepción del espacio pictórico, y “Odaraia”, de Jazmín Berakha (sala 5), ​​una de las artistas pioneras en la reelaboración contemporánea de disciplinas como el bordado, el tapiz o el pachtwork , técnicas que habían sido relegadas al ámbito doméstico.

Expresaron los curadores: “Iniciamos la programación 2024 con cuatro artistas que exploran en profundidad la representación del cuerpo en la contemporaneidad. La selección se basó en una búsqueda de empatía con los cuerpos que han estado presentes en el Centro Cultural en los últimos tiempos, a través de experiencias de danza urbana, espacios de trabajo compartidos y actividades recreativas. Al destinar varias salas para las artes visuales, estas primeras exposiciones buscan generar un diálogo y una apertura a la imaginación entre los cuerpos presentes y los representados”.

Los curadores Carla Barbero y Javier Villa

Finalmente, en las salas 7, 8 y 9 comenzará la exhibición “Grupo Joven, arte y desacato en los años 50”, que recorre el camino histórico de la agrupación artística con sus primeras experimentaciones geométricas en papel construidas lúdica y colectivamente. Con obras de José Arcuri, Diana Chalukian, Alfredo Carracedo, Augusto Cuberas, Domingo Di Stefano, Eduardo Mac Entyre, Víctor Magariños D., Pedro De Simone y Miguel Ángel Vidal. Y el diálogo de ellos con artistas contemporáneos como Francisca Amigo, Amadeo Azar, Tulio De Sagastizábal, Silvia Gurfein, Cristian Mac Entyre, Roger Mac Entyre, Marina De Caro, Andrés Sobrino y otros.

(Fuente: Cecilia Gamboa – Comunicación & Prensa)

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Artes Plásticas

Reeditan los primeros libros del aclamado ilustrador argentino Pablo Bernasconi

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Por Leila Torres (*)

En tapa dura y con imágenes actualizadas, ya llegaron a las librerías las nuevas versiones de las obras del artista argentino Pablo Bernasconi que habilitan una nueva oportunidad para conocer su producción en un contexto signado por el uso de plataformas y avances de la inteligencia artificial, para disfrutar con templanza las publicaciones de “Recíproco”, “Miedoso”, “La verdadera explicación” y “El brujo, el horrible y el libro rojo de los hechizos”.

Luego de una revisión muy grande de los diez títulos que Bernasconi, ilustrador argentino de más de 20 años de trayectoria, tiene publicados por Penguin Random House, en la que cambió textos, tipografías y actualizó algunas imágenes prestando suma atención al detalle, los libros ya están a la espera de los lectores de siempre pero también de aquellos por descubrir.

Bernasconi (1973) se dedicó al principio al diseño gráfico y desde hace muchos años se dedica al dibujo. Ha recibido numerosos premios: fue finalista del premio Hans Christian Andersen (considerado el Nobel de la literatura para chicos) y cuenta con diez galardones por su excelencia de la SND (Society of Newspaper Design). Sus propios libros presentan personajes inolvidables que cautivaron a las infancias y cruzaron fronteras hasta llegar a Francia, Inglaterra, Estados Unidos, Alemania, Brasil y también India, Corea y España.

Sin embargo, su público no es exclusivamente infantil. Hace un tiempo, en Bariloche, donde vive, expone obras para adultos y también participa de BADA, una feria con distintas propuestas artísticas que se realiza en el predio porteño de La Rural. Pero más allá de esta categorización, Bernasconi sabe que para cautivar a un niño primero hay que cautivar al adulto que le alcanza el libro. “Hablemos de un niño, por ejemplo, que todavía no sabe leer. Si está acompañado por un adulto, debe haber contagio placentero de alguien que está leyendo con placer a otro. Eso es impagable”, explica Bernasconi en una entrevista con la agencia de noticias Télam.

Desde este mes, las familias podrán disfrutar de la obra de Bernasconi en ediciones de tapa dura, una asignatura que el artista tenía pendiente. “Cuando viajo, o en las ferias en Bolonia me sorprende la presencia que tienen los libros álbum; más allá de que estén buenos o malos -porque hay de todo- la tapa dura les da una jerarquía y los ubica en una temporalidad que para mí es necesaria”, explica el escritor para quien es importante “sostener al libro como objeto de belleza”.

“La tapa dura se conserva más, se sostiene en el tiempo y otra vez es más adecuado como un objeto portador de belleza”, subraya Bernasconi quien, en esta primera parte del año ve materializado en este formato los títulos “Recíproco”, “Miedoso”, “La verdadera explicación”, “El brujo, el horrible y el libro rojo de los hechizos”. Las historias son diversas pero todas están acompañadas de sus collages creativos, la atención del detalle y de su modo particular de jugar con los colores.

Los pequeños cambios realizados tienen que ver, precisamente, con los detalles. “Por ejemplo en ‘El Brujo, el horrible y el libro rojo de los hechizos’ están cambiados los fondos, ciertas tipografías y facciones de los personajes”, precisa Bernasconi. También habrá cambios en “El infinito”, que se reeditará en el segundo semestre, incluirá códigos QR con explicaciones. “Son detalles, pero a nivel de edición son muy importantes. Con el correr del tiempo, los fuimos dejando de lado y este era el momento de atesorarlos”, agrega el ilustrador.

“Miedoso” cuenta la historia de Nina, una pequeña que debe enfrentar el miedo de tener un monstruo bajo la cama. La historia induce a reflexionar para qué sirven los miedos y si es posible ser valiente todo el tiempo. En diálogo con Télam desde Bariloche, Bernasconi asegura no haber sido un niño miedoso. “Crecí acá y tenía una relación con la naturaleza con ciertas cosas de bastante peligro. Y la verdad que no recuerdo haber tenido miedos que me opacaran la niñez” recuerda el ilustrador y confiesa: “Los miedos vinieron de adulto”.

“Miedoso tiene que ver con la salud de mi hija en ese momento, que me inculcó un miedo con el que tuve que lidiar junto con ella y a partir de eso salió el libro o escribí este texto”, cuenta Bernasconi, cuya hija Nina (nombre también de la protagonista de “Miedoso”) fue diagnosticada a los tres años con diabetes infantil.

“El miedo no tiene que ver con las arañas o con la oscuridad, tiene que ver con el miedo a que no logres algo. Un libro así, que incluya algo que tiene que ver con la transformación, yo lo hubiese agradecido. Como padre, hubiese agradecido si lo hubiese tenido”, reflexiona el autor.

La relación con los hijos y con la infancia es una gran fuente de inspiración para estos libros de Bernasconi. “La verdadera explicación”, un libro en el que se narran interpretaciones disparatadas para distintos fenómenos, surge de un “experimento” que el ilustrador hizo con su hijo Franco cuando era muy chiquito. “Tendría cuatro años y yo le empecé a preguntar por qué surgió esto o aquello. Nos sentamos a la noche y le preguntaba por ejemplo, cómo funciona el sol. Me llamó mucho la atención el desparpajo con el que contestaba, sin titubear en ninguna respuesta. Justificando todo, hasta cosas que no sabía”, recuerda el creador.

Esa operación narrativa fue ampliándose en su libro. “Empecé a tomar nota de cómo Franco construía sus respuestas. Ahí descubrí un método que César Aira lo usa llamado ‘la fuga hacia adelante’. Lo usan los niños para hablar y justificar, no las mentiras, sino las verdades. Y dicen cualquier barbaridad pero no importa, a partir de ahí avanzan, justifican y no se puede decir ‘No, en realidad me equivoqué’. Hay que sostenerlo de manera verosímil”, explica Bernasconi.

Sus libros se caracterizan por el humor. Esto es algo que al autor le sale natural. “No es tan adrede. Hablo de esa forma y cuento las cosas exageradas. Mi forma de relacionarme con el lenguaje es el humor”, precisa el escritor y amplía: “Para mí el humor y la poesía son una combinación de elementos maravillosos que justamente la raza humana logró perfeccionar con el tiempo y generan una forma de conectar con temas actuales muy efectiva”.

La obra de Bernasconi será recibida en un contexto de digitalización y uso cotidiano de plataformas por estar dirigida a jóvenes que pasan mucho tiempo en las pantallas y tienen distintas formas de consumir productos culturales que generaciones anteriores. Pese al escenario desafiante, Bernasconi tiene confianza: “Hay obras que perduran. El tiempo pasa y, sin embargo, ahí están. Siguen siendo imbatibles. A mi hija le leía María Elena Walsh y sé que si ella tiene hijos el día de mañana, va a leerle sus cuentos. Entonces yo, como cualquier autor, aliento a eso, a una obra que pueda perpetuarse. 20 años después ya tengo una prueba”, señala.

A la hora de escribir, Bernasconi no se detiene en estas preguntas de trascendencia y perpetuación. Su compromiso es con el lector: “Respetarlo, hacerlo sentir un ser inteligente. No evaluarlo y no ser condescendiente”, explica el autor.

Además, cuenta: “No me hago preguntas tan existenciales antes de abarcar una obra porque les tengo miedo. Hago todo porque los libros sean lo más expansivos posibles. Si yo me hiciera esas preguntas previamente, quedaría congelado. Creo que uno quedaría como cristalizado en una expectativa, en una ambición desmedida y es muy difícil escribir así”, explica el escritor.

Sobre la inserción de su obra en un contexto de una ampliada digitalización, con la reciente popularización de herramientas de inteligencia artificial que producen imágenes en tiempos récord, Bernasconi apuesta a la potencia del libro. “El papel pareciera quedar cada vez más obsoleto. Lo vemos en los diarios o en revistas que se están digitalizando. Sin embargo, el libro ha sobrevivido hasta ahora”, explica y advierte que “la batalla no es con el libro digital sino con la inserción de lo superfluo y todas las plataformas que proponen algo que no es constructivo”.

En este escenario, la inmediatez que caracteriza a la tecnología podría ser una enemiga de la lectura. “La tecnología es todo rápido, rápido, rápido y que dure tres segundos. El desafío tiene que ver con la templanza de las personas de profundizar en algo y, si vos querés eso, vas a leer un libro. Si no logras profundizar, porque más que un video de diez segundos no te bancás… Y bueno, toda la humanidad va a tener que crujir sobre algo que no está bueno”, observa el ilustrador.

Con la reciente utilización de herramientas de inteligencia artificial por parte de miles de usuarios, el debate sobre los riesgos y alcances de la inteligencia artificial se expandieron hasta alcanzar el campo artístico. Y al poco tiempo, aparecieron producciones novedosas que utilizaron esta herramienta como la película “Titanic” con la estética de David Lynch o un Van Gogh hecho de inteligencia artificial con el cual se puede conversar.

Aunque le parece una “gran herramienta”, señala que “conlleva cierto peligro de uniformar todo, que todo se vea igual”. “Es una herramienta muy incipiente pero de lo que estoy seguro es de que cambia todo el paradigma de acá en adelante de lo que estamos acostumbrados a consumir en cuanto a imágenes. No se cómo, pero seguramente va a modificar la ilustración, los libros, el mercado, los derechos y el trabajo”, analiza el diseñador gráfico.

“Si es una forma de acercarse a la belleza, bienvenida sea”, señala Bernasconi, quien todavía se aferra a su estilo, colores y pincel en mano.

(*) Agencia de noticias Telam.

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Artes Plásticas

Bob Dylan expone en Londres sus grabados sobre el paisaje estadounidense

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Desde las sinuosas carreteras de la ruta interestatal de Colorado, hasta el icónico puente Golden Gate de San Francisco, cada pincelada del cantautor y Premio Nobel de Literatura Bob Dylan, que integra la serie “El camino trillado” (The beaten path) y que se exhibe en la galería londinense Castle Fine Art, lleva a los espectadores a un viaje a través del paisaje estadounidenses.

La colección de seis grabados que se exhibe ahora es el último capítulo de la crónica visual de Dylan sobre paisajes que representan imágenes icónicas mientras recorre el corazón del país.

Con paisajes urbanos épicos junto a moteles de carretera, así como ferrocarriles, esta colección ofrece una visión de algunas de las imágenes más fundamentales y poderosas del paisaje estadounidense.

La serie de edición limitada Beaten Path se lanzó por primera vez en 2016 y fue el primer proyecto importante de Dylan como artista plástico.

“Las obras de The Beaten Path representan un tema diferente del imaginario cotidiano de la cultura de consumo. No hay nada que sugiera que estas pinturas se basaran en imágenes mentales que ocurren en los sueños, ni en mundos de fantasía, misticismo religioso o temas ambiguos. En cada imagen, el espectador no tiene que preguntarse si se trata de un objeto real o delirante”, describe Bob Dylan sobre la serie, citado por el blog de la galería.

“Para conmemorar este lanzamiento tan esperado, estamos encantados de ofrecerle una oferta de precio de lanzamiento en estos títulos firmados a mano”, anuncia la galería sobre las serigrafías firmadas, entre los 10 mil y los 20 dólares.

“Comprender el arte de Dylan ayuda a apreciar su singular impacto cultural. Su arte: pinturas, dibujos y esculturas de hierro reflejan su viaje creativo. Dylan, un observador del mundo, se hace eco de Warhol, Monet y los impresionistas, valorando la experiencia por encima de los detalles más finos de la imagen terminada”, asegura el texto curatorial de galería.

No es la primera vez que la obra en artes plásticas del Premio Nobel da que hablar. Se ocupó de las portadas de los discos “Music from big pink” en 1968 y “Self-Portrait” en 1970.

En 1994 la editorial Random House publicó “Drawn Blank”, una serie de dibujos del cantautor de principios de los noventa donde la expresividad fue reflejada en el papel y los colores de su arte.

Una década después, una galería alemana expuso estas mismas ilustraciones en la exhibición llamada “The Drawn Blank Series”.

Poco tiempo más tarde, la Galería Nacional de Dinamarca exhibiría cuarenta de sus pinturas acrílicas.

La Gagosian Madison Avenue Gallery expuso sus obras entre el 2011 y el 2012 centrándose en su trabajo de arte contemporáneo y la galería inglesa Halcyon ya había exhibido su trabajo con el hierro en noviembre del 2013.

Ese año inauguró Mood Swings, una presentación de siete puertas de metal creadas por Dylan quien sostuvo que es algo que siempre lo ha acompañado, pues creció en el Estado de Minnesota, donde la minería y el hierro son fundamentales.

En 2016 esta misma galería expuso parte de la serie “The beaten path” que ahora llega a la galería Castle Fine Art.

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Propietaria/Directora: Andrea Viveca Sanz
Domicilio Legal: 135 nº 1472 Dto 2, La Plata, Provincia de Buenos Aires
Registro DNDA Nº 2022-106152549
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