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La “potencia disidente de la palabra” en el cierre del 8° Congreso de la Lengua Española
Por Dolores Pruneda Paz (*)
La escritora Teresa Andruetto celebró este sábado, al cierre del 8° Congreso de la Lengua Española, la persistencia de una lengua desobediente que ilumine los ricos matices que aportan sus casi 600 millones de hablantes, y que pueda aceptar, desde la práctica académica, que “su potencia no está en la rigidez, sino en la posibilidad de lo diverso y el movimiento constante”.
Andruetto citó a Leonard Cohen para abrir su presentación -”hay una grieta en todo. Así es como entra la luz, y entonces es ahí, en las fisuras, donde quisiera mirar”-, y pronunció un discurso sin concesiones sobre el poder político y económico del idioma, aunque celebratorio de “la amplitud y del espíritu democrático” del Congreso que se realizó en Córdoba, y de la potencia disidente de quienes trabajan con la palabra.
“En la lengua se libran batallas, se disputan sentidos, se consolida lo ganado y los nuevos modos de nombrar, estos que aparecen con tanta virulencia y vuelven visibles los patrones de comportamiento social”, advirtió la escritora cordobesa, en referencia al lenguaje inclusivo que sobrevoló los cuatro días de encuentro pero que no formó parte de su programación.
“Se dijo que hay 250 ponentes de 32 países y ni una sola mesa de discusión sobre un tema como la inclusión de género, vivamente presente en América Latina y España”, exclamó.
“Claro que no sabemos qué sucederá, pero vemos cómo impregna ese lenguaje los usos públicos y políticos, y entonces resulta asombroso que no se haya incluido siquiera una mesa”, dijo.
En tal sentido, planteó que “la uniformidad no es el camino para que la lengua que compartimos se mantenga, cada lengua tiene su forma de inventar, describir y comprender”.
“Cada una alberga un mundo y, en esos mundos, los disensos y las luchas”, dijo en lo que fue uno de los debates más intensos de este congreso, la hegemonía del español sobre el castellano y, a su vez, sobre las variantes latinoamericanas.
Ante un público que la escuchó atento y la aplaudió con creces, señaló que “esto nos lleva a preguntarnos de quién es la lengua, quién le da nombre y quiénes la reconocen como propia”.
Y, “aunque este Congreso ha insistido en la idea de que la lengua es de todos sus hablantes y, atendiendo a que además de un capital simbólico es un capital económico, me pregunto quiénes hacen usufructo de ella”, dijo la autora de “Lengua madre”.
Así, poniendo de ejemplo la película “Roma” del director Alfonso Cuarón, que fue subtitulada del mexicano al español, cuestionó “la pretensión homogeneizadora, que destruye la diversidad”
En tanto advirtió que “el castellano de esta América es un conjunto de variables mestizadas por pueblos originarios, aportes árabes, africanos, europeos y asiáticos que, sometidos o bienvenidos, impregnaron nuestros modos de decir y pensar”.
La falta de reciprocidad fue otro punto en su listado de disidencias, teniendo en cuenta que “casi 600 millones de personas de 22 naciones hablan la misma Lengua, que más del 90 por ciento está en América y menos del 10 en España, pero que las variedades idiomáticas americanas son menos reconocidas por la Academia y que, cuando lo hace, las distingue como un folclorismos”.
En el Diccionario Panhispánico de Dudas, graficó, “alrededor del 70 por ciento de lo que consideran ‘malos usos de la lengua’ es de origen latinoamericano, lo cual tiene que ver con la idea de purismo, la pretensión de uniformidad y, sobre todo, con la convicción de que el bien decir se decide fuera de nosotros”.
“Necesitamos instituciones reguladoras pero también que esas instituciones nos representen de una manera más justa, porque una lengua es mucho más que sus reglas, vive en las bocas de sus hablantes”, lanzó la autora premiada con el Premio Hans Christian Andersen, algo así como el Nobel de literatura infantil.
“Somos impuros y mestizos, es impura nuestra lengua y esa impureza es nuestra riqueza, debiéramos cuidarnos mucho de un idioma que se someta a la lengua oficial, de una escritura que ponga en retirada a cada modalidad en particular, de no confundir la lengua viva con sus cementerios”, dijo la autora de “Veladura” y “Todo movimiento es cacería”.
En este marco, remarcó que “la polémica acerca del idioma es lingüística y estética pero sobre todo política: Pienso en congresos donde el país receptor intervenga activamente en los contenidos, que revisen sus nombres y donde se discutan los beneficios económicos de la enseñanza del castellano en el mundo”.
“Si hay riqueza en esta lengua nuestra, esa riqueza no está en la rigidez sino en la posibilidad de aceptar la potencia de lo diverso, lo múltiple y el permanente movimiento”, concluyó Andruetto.
(*) Enviada especial Agencia de noticias Telam
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Marcha atrás con el cierre del Fondo Nacional de las Artes y del Instituto Nacional del Teatro
El Gobierno envió al Congreso el texto reformado del proyecto de “Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” donde da marcha atrás a la derogación del Fondo Nacional de las Artes (FNA) y del Instituto Nacional del Teatro (INT), entre otros puntos incluidos en el capítulo dedicado a la cultura, que se “rediseñó protegiendo los recursos del sector, pero preservando el objetivo de que los gastos administrativos no sean una carga excesiva”, según se explicó en los fundamentos de la iniciativa.
Tras el plenario de comisiones de Diputados, donde expusieron referentes de la cultura, enmarcados por protestas y manifestaciones en las calles de trabajadores del arte y la cultura, la Ley Bases ingresó al Congreso con varias reformas: una “nueva versión” que “ha sabido recoger muchos de los puntos de la discusión”, donde “la diferencia no es solo cuantitativa (se pasa de un proyecto con 664 artículos a uno de 523) sino cualitativa”, aclara la introducción del texto.
El nuevo texto -que incorpora gran parte del debate público” pero “mantiene las bases fundamentales de ampliación de libertades, libertad económica, reorganización administrativa, equilibrio presupuestario” y “fortalecimiento de la educación y la cultura”- plantea que el FNA pase a funcionar con directores ad-honorem y un límite de gastos del 20% de sus ingresos; que se reforme la categorización de filmes nacionales, restricciones financieras para el Instituto Nacional de la Música (Inamu) y la Comisión Nacional de Biblioteca Populares (Conabip).
“Es sano exponer los privilegios de unos pocos, es sano mover nuestro marco normativo hacia adelante modificando cosas que el tiempo había enquistado (…) es sano escuchar, corregir, aprender”, dice el documento que incorpora medidas específicas para garantizar que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) promocione al cine nacional y mantenga intactos los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.
En cuanto al Instituto Nacional de la Música (INAMU) y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares CONABIP, “en pos de una gestión más eficiente”, se establecen restricciones de gastos para el INAMU y la CONABIP. Limitar también los egresos al 20% de los ingresos de estas instituciones busca garantizar una utilización eficaz de los recursos disponibles, evitando excesos administrativos y priorizando el respaldo directo a la música y las bibliotecas populares.
Sobre el Instituto Nacional del Teatro, el proyecto propone la absorción de las funciones del INT por la Secretaría de Cultura, señalando un enfoque en la eficiencia administrativa. Sin embargo, esta decisión también abre la posibilidad de que el Instituto quede más supeditado a los vaivenes políticos, planteando desafíos adicionales para su funcionamiento futuro.
Las nuevas modificaciones al proyecto de ley reflejan una estrategia más cautelosa, donde se buscan reformas significativas sin descuidar la protección de instituciones fundamentales, pero que mantiene el espíritu de achicar el Estado. La propuesta se adapta a la complejidad del sector cultural argentino, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no comprometan la estabilidad y la misión esencial de las instituciones culturales del país.
Entrando más en el orden preciso de los cambios, el proyecto redefine la categorización de películas nacionales. Ahora, se considerarán aquellas producidas por ciudadanos argentinos o con domicilio legal en el país, con participación predominante de equipos locales. Se introducen definiciones específicas para películas de corto y largo metraje, proporcionando claridad a la industria.
Además, se impone la obligatoriedad de obtener un certificado de exhibición del INCAA para todas las películas que deseen proyectarse, independientemente de su origen. Esta medida, acompañada por la exigencia de un certificado de libre deuda, refuerza los controles administrativos.
El cambio significativo de derogar un inciso en particular busca promover apertura y diversidad en la producción cinematográfica. Se establece un límite del 20% para los gastos internos del INCAA, equilibrando la eficiencia administrativa con la necesidad de recursos para el desarrollo del sector.
El compromiso del INCAA de subsidiar tanto películas de largometraje nacional como coproducciones se detalla con lineamientos específicos. Se incorpora un artículo que establece normas para reconocer la inversión al coproductor argentino en coproducciones internacionales, fomentando la colaboración global.
Numerosos artículos de la Ley N° 17.741 (Texto ordenado 2001) son derogados, marcando un cambio profundo en la regulación de la cinematografía argentina.
Se incorpora también un artículo que limita los egresos de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) al 20% de los recursos recibidos. Múltiples leyes y artículos de la Ley N° 26.522 son derogados, marcando un enfoque más restrictivo en los gastos de CONABIP y una transformación significativa en la regulación de los medios audiovisuales.
Adicionalmente, el proyecto incorpora ajustes para salvaguardar recursos y adaptarse a la realidad política. Se reducen las modificaciones propuestas para el INCAA, manteniendo la asignación específica y preservando los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.
Las restricciones financieras se aplican al INAMU y la CONABIP, limitando sus gastos al 20% de los ingresos. El Instituto Nacional del Teatro experimenta una fusión de funciones con la Secretaría de Cultura, buscando eficiencia, aunque planteando desafíos políticos.
Estos cambios en el proyecto mantienen el espíritu inicial de la propuesta, con algunas concesiones a raíz de las resistencias de los sectores de la cultura. La propuesta intenta tranquilizar al sector, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no afecten la misión esencial de la Ley de Bases, conocida como Ley Ómnibus. El impacto real dependerá de la implementación eficaz y la adaptación de los diversos sectores involucrados en la cultura argentina.
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Lo más amplio de la escena artística se pronunció en defensa de la cultura
Charly García, Fito Páez, León Gieco, Cecilia Roth, Graciela Borges y Leonardo Sbaraglia son algunas de las más de 20.000 figuras que firmaron una solicitada publicada este lunes por el Frente de Soberanía Cultural “en defensa de nuestra identidad”.
La carta se titula “Carta al Congreso Nacional. La cultura está en peligro” y está dirigida a los diputados y senadores.
En rechazo al DNU y la Ley Ómnibus del presidente Javier Milei, la solicitada cuenta con un apoyo masivo de referentes de la cultura nacional de todos los sectores.
“El Gobierno Nacional pretende, a través de la Ley Ómnibus, derogar leyes vitales para la supervivencia de las industrias culturales, las artes y las ciencias, y el patrimonio cultural de nuestro país”, dice uno de los fragmentos del texto.
Otros de los referentes de la quienes dejaron su firma son Palito Ortega, Luis Felipe “Yuyo” Noé, Juana Molina, Tute, Mercedes Morán, Dolores Fonzi, Santiago Mitre, Paula De Luque, Lucía Puenzo, Juan Leyrado, Inés Estévez, Daniel Fanego, Juan Minujín, Julieta Ortega, Darío Grandinetti, Tomás Fonzi, Kevin Johanssen, Claudia Piñeiro y Humberto Tortonese.
También apoyaron Georgina Barbarrosa, Eleonora Wexler, Emilia Mazer, Albertina Carri, Martín Caparrós, Diego Cremonesi, Jazmín Stuart, Mónica Antonópulos, Alejandra Flechner, Andrea Frigerio, Mirta Busnelli y Soledad Villamil.
Acerca del paquete legislativo, la carta señala: “No hay en la letra de su desarrollo el mero atisbo de participación ni interés alguno en el quehacer cultural, y por el contrario, el texto tiene una mirada mercantilista que apunta sin miramientos a desfinanciar y anular el desarrollo de las actividades de nuestra cultura nacional”.
En el final, el texto advierte: “La cultura es identidad. La cultura es lo único que no se puede importar. La hacen los pueblos. Queremos seguir teniendo una identidad propia como Nación. De otro modo solo nos quedará el destino triste de no ser. De eso se trata esta lucha. Un país es tan grande o tan pequeño como la medida de su proyecto cultural”.
El Frente de Soberanía Cultural viene realizando actividades semana tras semana para repudiar todo el articulado del paquete legislativo de Milei que apunta contra los entes culturales.
El plan de acción comenzó con un plenario en el Teatro Argentino de La Plata, continuó con un encuentro de grupos de teatro y artes escénicas en esta misma Plaza del Congreso, con una convocatoria en Mar del Plata y un “Musicazo” el jueves pasado y una lectura colectiva este sábado. Se trata de instancias previas de cara al Paro Nacional de este miércoles anunciado por la CGT.
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Marvel incluye en sus comics un Capitán América de la comunidad LGBTQ+
La editorial de cómics de superhéroes Marvel anunció que este próximo de 2 de junio se publicará la primera serie del Capitán América protagonizada por Aaron Fischer, uno de los últimos personajes incluidos en ese universo que pertenece a la comunidad LGBTQ+ y lucha contra la opresión de ese colectivo.
Se trata de “Los Estados Unidos del Capitán América”, en la que el histórico Steve Rogers, el primer Capitán América, pierde su escudo en un robo y se reúne con otros héroes conocidos para iniciar un viaje a través de ese país y encontrar su característica arma.
Durante la travesía, el grupo conoce a distintas personas con variados trasfondos que en algún momento utilizaron el símbolo del superhéroe para defender sus comunidades, entre las que se encuentra Fischer, un adolescente inspirado por referentes y activistas del colectivo queer.
La historia del cómic fue escrita por el guionista Joshua Trujillo e ilustrado por la artista trans Jan Bazaldua, bajo la dirección de Christopher Cantwell y el dibujante Dale Eaglesham, los directores a cargo del proyecto.
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