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Matías Daviron: “A veces un personaje nace de dibujar sin pensar; otras, de la necesidad de contar algo”

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

La naturaleza ofrece las formas. Hay en ella una geometría, una superposición de figuras que emergen de los contornos de cada paisaje y que resbalan en nuestro interior sobre las imágenes que nos constituyen.

Existen historias escondidas en los ángulos de la vida, palabras que habitan en la superficie y que viajan junto a nosotros, como si fueran un viento de emociones.

Matías Daviron es diseñador gráfico e ilustrador, su mundo creativo está habitado por esas emociones que se mecen en las olas de su imaginación. Con sus manos logra atrapar las figuras que lo rodean, las replica, las une, las superpone para encontrar el contraste y juega con los colores para dar vida a cada una de sus obras.

En diálogo con ContArte Cultura el ilustrador recorre las líneas necesarias para llevar adelante sus creaciones y comparte sus vivencias en el mundo del arte.

—Desde esta virtualidad que nos conecta vamos a enviarte dos círculos, un triángulo y una línea recta en la que viajan las figuras, ¿te animas a crear con ellas una imagen que te represente y a unirlas con una palabra?
—La palabra es observar, como las aves, desde el cielo.

—Todo ilustrador tiene sus raíces en su propia infancia, ¿qué elementos de tus dibujos infantiles crees que permanecen en las ilustraciones que realizás actualmente?
—Depende de cada proyecto, pero generalmente trato de que los dibujos mantengan la ingenuidad de la niñez. Sin tanto detalle, simple y más trazos “imperfectos”.

—¿De qué manera lográs que una imagen tuya sea un canal de comunicación?
—Una de las primeras cosas que me gusta tener en cuenta es lo que se quiere comunicar, qué sensación, emoción, sentimiento o mensaje. Es importante también saber a quién va dirigida la imagen: no es lo mismo dibujar para niños de 4 años que para otros de 12 o para adultos. Luego tengo en cuenta cómo lo quiero comunicar y a partir de allí qué tipo de dibujo será, si usará más texturas para comunicar algo, o más colores, o más sombras.

—¿Cuáles son las técnicas y los materiales con los que te sentís más cómodo para trabajar?
—Me siento cómodo tanto en el mundo digital como en el analógico. Eso muchas veces depende del proyecto a desarrollar y los tiempos de entrega. Lo digital generalmente ayuda a resolver el tema temporal. Actualmente, estoy utilizando la acuarela, lápices y marcadores, aunque me gusta experimentar tomando lo que aparece en el camino.

—¿Podrías mencionar tres objetos que sean imprescindibles durante el proceso creativo de tus obras?
—El proceso creativo no es muy lineal en mi caso. Puede empezar en la cama, antes de ir a dormir, y terminar en el escritorio. En los momentos de pasar de la idea al mundo físico, es importante tener varios papeles para bocetar, lápiz o microfibras negras y un ambiente con buena luz.

—¿Qué es lo que más disfrutás de tu trabajo como ilustrador?
—El contacto con el mundo interior, que es como meterse en otra dimensión, para sacar cosas de allí que fueron grabadas durante toda la vida hasta el presente. Jugar en ese espacio mente-emoción-espíritu y luego bajar a la tierra para plasmar la idea. Ese momento es una especie de máquina del tiempo fabulosa. Otra cosa que me gusta es que la gente disfrute de lo que ilustro.

—¿Cómo nace un personaje en la imaginación de Matías Daviron y cuáles son los caminos para concretar sus formas sobre el papel?
—A veces un personaje nace de dibujar sin pensar y luego le invento la historia. Otras veces nace de la necesidad de contar algo de alguna forma en particular. Por ejemplo, Kikí, el pajarito, nace de la necesidad de contar cosas, historias cotidianas o algún mensaje día a día en la redes sociales. Entonces pensé en crear un personaje rápido de dibujar, simple y con pocos trazos. También pienso en la personalidad y me hago preguntas: ¿Tiene buen humor? ¿Es de pocas palabras? ¿Es tierno? ¿Es amable? ¿Es callado? Y eso va a dar un tono a la forma de hablar, qué palabras usa, cómo reacciona a diferentes situaciones… También hay personajes que vienen de textos de otros autores y en ese caso dependerá de factores como la historia que hay detrás o a qué público va dirigido, entre otros. Para concretar el personaje final hago varios bocetos. A veces sale en 2 y otras en 10. Una vez que me gusta, paso a tinta y luego selecciono los colores. Otra cosa que hago es dibujarlo en diferentes poses o emociones para empezar a darle vida.

—¿De qué manera trabajás la comunicación de la imagen con los textos? ¿Cómo fue ese proceso en la novela de Olga Drennen “El ojo de Balor”, recientemente publicada?
—Me gusta mucho pensar los textos como un gran mar en el que me meto de a poco. Primero el pie, luego hasta las rodillas, después me tiro de cabeza. Luego ir y venir. Entonces ya sabés qué gusto tiene el agua, qué temperatura, si es honda. Una vez que lo comprendo y siento, me documento y estudio si hay referencias históricas, o mitos y leyendas, como en el caso de El ojo de Balor.

El proceso con el libro de Olga Drennen fue muy hermoso. Primero me llamaron de la editorial Bambalí para saber si me interesaba ilustrar el libro y luego me enviaron el texto. Lo leí para ver si me interesaba y al finalizar el segundo capítulo (tiene 10 en total) me di cuenta que me gustaría participar. Estudié bastante la cultura irlandesa antigua para conocer de símbolos, costumbres, artes… Luego comencé a dibujar el personaje que primero imaginé, que fue Balor en forma de perro. Y el siguiente paso fue definir el resto de los personajes y sus características. Lo interesante de tener un texto es que te da pautas en las cuales apoyarte para crear algo. Esos elementos son un buen inicio para luego poner la propia voz del dibujo. Una vez definidos los personajes, tomé partes de cada capítulo que me parecían ricas a nivel visual para representar. Al terminar las ilustraciones, previa validación del equipo de trabajo, formado por la escritora, la editora y la editorial, pasé a digitalizar y realizar detalles de sombras y texturas para entregar a imprenta.

—¿En qué proyectos estás trabajando por estos días?
—Estoy comenzando a ilustrar una revista infantil y terminando un taller de narración gráfica, que estoy disfrutando mucho, con el genial ilustrador Decur. También realizo una serie de entrevistas con ilustradores en vivo por Instagram. Por otro lado, tengo el proyecto de escribir una novela gráfica que probablemente sea una historia personal.

—Volviendo a la primera pregunta, si pudieras dejar un deseo en esa imagen que te representa, ¿cuál sería?
—El deseo es tener la posibilidad de observar la realidad desde perspectivas múltiples y diversas, y que esas vistas me ofrezcan suficiente sabiduría para tomar buenas decisiones. Ya sea desde un trazo, una acción o decir la palabra justa en el momento adecuado. Si tomo buenas decisiones para mí, serán positivas para los que me rodean. Y eso me gusta.

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Marcha atrás con el cierre del Fondo Nacional de las Artes y del Instituto Nacional del Teatro

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El Gobierno envió al Congreso el texto reformado del proyecto de “Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” donde da marcha atrás a la derogación del Fondo Nacional de las Artes (FNA) y del Instituto Nacional del Teatro (INT), entre otros puntos incluidos en el capítulo dedicado a la cultura, que se “rediseñó protegiendo los recursos del sector, pero preservando el objetivo de que los gastos administrativos no sean una carga excesiva”, según se explicó en los fundamentos de la iniciativa.

Tras el plenario de comisiones de Diputados, donde expusieron referentes de la cultura, enmarcados por protestas y manifestaciones en las calles de trabajadores del arte y la cultura, la Ley Bases ingresó al Congreso con varias reformas: una “nueva versión” que “ha sabido recoger muchos de los puntos de la discusión”, donde “la diferencia no es solo cuantitativa (se pasa de un proyecto con 664 artículos a uno de 523) sino cualitativa”, aclara la introducción del texto.

El nuevo texto -que incorpora gran parte del debate público” pero “mantiene las bases fundamentales de ampliación de libertades, libertad económica, reorganización administrativa, equilibrio presupuestario” y “fortalecimiento de la educación y la cultura”- plantea que el FNA pase a funcionar con directores ad-honorem y un límite de gastos del 20% de sus ingresos; que se reforme la categorización de filmes nacionales, restricciones financieras para el Instituto Nacional de la Música (Inamu) y la Comisión Nacional de Biblioteca Populares (Conabip).

“Es sano exponer los privilegios de unos pocos, es sano mover nuestro marco normativo hacia adelante modificando cosas que el tiempo había enquistado (…) es sano escuchar, corregir, aprender”, dice el documento que incorpora medidas específicas para garantizar que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) promocione al cine nacional y mantenga intactos los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.

En cuanto al Instituto Nacional de la Música (INAMU) y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares CONABIP, “en pos de una gestión más eficiente”, se establecen restricciones de gastos para el INAMU y la CONABIP. Limitar también los egresos al 20% de los ingresos de estas instituciones busca garantizar una utilización eficaz de los recursos disponibles, evitando excesos administrativos y priorizando el respaldo directo a la música y las bibliotecas populares.

Sobre el Instituto Nacional del Teatro, el proyecto propone la absorción de las funciones del INT por la Secretaría de Cultura, señalando un enfoque en la eficiencia administrativa. Sin embargo, esta decisión también abre la posibilidad de que el Instituto quede más supeditado a los vaivenes políticos, planteando desafíos adicionales para su funcionamiento futuro.

Las nuevas modificaciones al proyecto de ley reflejan una estrategia más cautelosa, donde se buscan reformas significativas sin descuidar la protección de instituciones fundamentales, pero que mantiene el espíritu de achicar el Estado. La propuesta se adapta a la complejidad del sector cultural argentino, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no comprometan la estabilidad y la misión esencial de las instituciones culturales del país.

Entrando más en el orden preciso de los cambios, el proyecto redefine la categorización de películas nacionales. Ahora, se considerarán aquellas producidas por ciudadanos argentinos o con domicilio legal en el país, con participación predominante de equipos locales. Se introducen definiciones específicas para películas de corto y largo metraje, proporcionando claridad a la industria.

Además, se impone la obligatoriedad de obtener un certificado de exhibición del INCAA para todas las películas que deseen proyectarse, independientemente de su origen. Esta medida, acompañada por la exigencia de un certificado de libre deuda, refuerza los controles administrativos.

El cambio significativo de derogar un inciso en particular busca promover apertura y diversidad en la producción cinematográfica. Se establece un límite del 20% para los gastos internos del INCAA, equilibrando la eficiencia administrativa con la necesidad de recursos para el desarrollo del sector.

El compromiso del INCAA de subsidiar tanto películas de largometraje nacional como coproducciones se detalla con lineamientos específicos. Se incorpora un artículo que establece normas para reconocer la inversión al coproductor argentino en coproducciones internacionales, fomentando la colaboración global.

Numerosos artículos de la Ley N° 17.741 (Texto ordenado 2001) son derogados, marcando un cambio profundo en la regulación de la cinematografía argentina.

Se incorpora también un artículo que limita los egresos de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) al 20% de los recursos recibidos. Múltiples leyes y artículos de la Ley N° 26.522 son derogados, marcando un enfoque más restrictivo en los gastos de CONABIP y una transformación significativa en la regulación de los medios audiovisuales.

Adicionalmente, el proyecto incorpora ajustes para salvaguardar recursos y adaptarse a la realidad política. Se reducen las modificaciones propuestas para el INCAA, manteniendo la asignación específica y preservando los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.

Las restricciones financieras se aplican al INAMU y la CONABIP, limitando sus gastos al 20% de los ingresos. El Instituto Nacional del Teatro experimenta una fusión de funciones con la Secretaría de Cultura, buscando eficiencia, aunque planteando desafíos políticos.

Estos cambios en el proyecto mantienen el espíritu inicial de la propuesta, con algunas concesiones a raíz de las resistencias de los sectores de la cultura. La propuesta intenta tranquilizar al sector, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no afecten la misión esencial de la Ley de Bases, conocida como Ley Ómnibus. El impacto real dependerá de la implementación eficaz y la adaptación de los diversos sectores involucrados en la cultura argentina.

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Lo más amplio de la escena artística se pronunció en defensa de la cultura

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Charly García, Fito Páez, León Gieco, Cecilia Roth, Graciela Borges y Leonardo Sbaraglia son algunas de las más de 20.000 figuras que firmaron una solicitada publicada este lunes por el Frente de Soberanía Cultural “en defensa de nuestra identidad”.

La carta se titula “Carta al Congreso Nacional. La cultura está en peligro” y está dirigida a los diputados y senadores.

En rechazo al DNU y la Ley Ómnibus del presidente Javier Milei, la solicitada cuenta con un apoyo masivo de referentes de la cultura nacional de todos los sectores.

“El Gobierno Nacional pretende, a través de la Ley Ómnibus, derogar leyes vitales para la supervivencia de las industrias culturales, las artes y las ciencias, y el patrimonio cultural de nuestro país”, dice uno de los fragmentos del texto.

Otros de los referentes de la quienes dejaron su firma son Palito Ortega, Luis Felipe “Yuyo” Noé, Juana Molina, Tute, Mercedes Morán, Dolores Fonzi, Santiago Mitre, Paula De Luque, Lucía Puenzo, Juan Leyrado, Inés Estévez, Daniel Fanego, Juan Minujín, Julieta Ortega, Darío Grandinetti, Tomás Fonzi, Kevin Johanssen, Claudia Piñeiro y Humberto Tortonese.

También apoyaron Georgina Barbarrosa, Eleonora Wexler, Emilia Mazer, Albertina Carri, Martín Caparrós, Diego Cremonesi, Jazmín Stuart, Mónica Antonópulos, Alejandra Flechner, Andrea Frigerio, Mirta Busnelli y Soledad Villamil.

Acerca del paquete legislativo, la carta señala: “No hay en la letra de su desarrollo el mero atisbo de participación ni interés alguno en el quehacer cultural, y por el contrario, el texto tiene una mirada mercantilista que apunta sin miramientos a desfinanciar y anular el desarrollo de las actividades de nuestra cultura nacional”.

En el final, el texto advierte: “La cultura es identidad. La cultura es lo único que no se puede importar. La hacen los pueblos. Queremos seguir teniendo una identidad propia como Nación. De otro modo solo nos quedará el destino triste de no ser. De eso se trata esta lucha. Un país es tan grande o tan pequeño como la medida de su proyecto cultural”.

El Frente de Soberanía Cultural viene realizando actividades semana tras semana para repudiar todo el articulado del paquete legislativo de Milei que apunta contra los entes culturales.

El plan de acción comenzó con un plenario en el Teatro Argentino de La Plata, continuó con un encuentro de grupos de teatro y artes escénicas en esta misma Plaza del Congreso, con una convocatoria en Mar del Plata y un “Musicazo” el jueves pasado y una lectura colectiva este sábado. Se trata de instancias previas de cara al Paro Nacional de este miércoles anunciado por la CGT.

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Marvel incluye en sus comics un Capitán América de la comunidad LGBTQ+

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La editorial de cómics de superhéroes Marvel anunció que este próximo de 2 de junio se publicará la primera serie del Capitán América protagonizada por Aaron Fischer, uno de los últimos personajes incluidos en ese universo que pertenece a la comunidad LGBTQ+ y lucha contra la opresión de ese colectivo.

Se trata de “Los Estados Unidos del Capitán América”, en la que el histórico Steve Rogers, el primer Capitán América, pierde su escudo en un robo y se reúne con otros héroes conocidos para iniciar un viaje a través de ese país y encontrar su característica arma.

Durante la travesía, el grupo conoce a distintas personas con variados trasfondos que en algún momento utilizaron el símbolo del superhéroe para defender sus comunidades, entre las que se encuentra Fischer, un adolescente inspirado por referentes y activistas del colectivo queer.

La historia del cómic fue escrita por el guionista Joshua Trujillo e ilustrado por la artista trans Jan Bazaldua, bajo la dirección de Christopher Cantwell y el dibujante Dale Eaglesham, los directores a cargo del proyecto.

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Propietaria/Directora: Andrea Viveca Sanz
Domicilio Legal: 135 nº 1472 Dto 2, La Plata, Provincia de Buenos Aires
Registro DNDA Nº 2022-106152549
Edición Nº