Literatura
Buenos Aires, sede del 1° Coloquio Internacional “El Futuro de la Edición. Tecnología y Exportaciones”
Paradojas como el crecimiento global de la venta de libros infantiles y juveniles mientras disminuye el tiempo que jóvenes y niños dedican a la lectura, o la dificultad de distribuir libros en distintos países a la vez que el mercado se vuelve más globalizado, son algunas de las cuestiones que se plantearon este miércoles en el 1° Coloquio Internacional “El Futuro de la Edición. Tecnología y Exportaciones”, que unos 200 editores realizaban en el Centro Cultural Kirchner (CCK).
Si la modernización tecnológica quedará en mano de los editores o de “los marcianos” (todo aquel que no sea editor), y si es tiempo de privilegiar soportes digitales o los peligros que traen “los cuatro jinetes del Apocalipsis” -Amazon, Google, Apple y Facebook-, fueron otros tópicos abordados en la Sala Argentina del CCK.
Autores del mercado editor de países como México, España, la Argentina y Brasil se dieron cita en el viejo edifico de correos, donde el titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, Hernán Lombardi, dio la bienvenida y llamó a “estar abiertos a los cambios y el intercambio”, porque “el libro y la lectura son parte del cambio cultural que precisa la humanidad” en el marco de la construcción de “una sociedad de conocimiento”.
El coloquio -que reunió a un 50 por ciento de los editoriales comerciales activas, 120 de las 254 contabilizadas por el Libro Blanco de la CAP- contó con apoyo del ministerio a cargo de Lombardi; de las cámaras argentinas de Publicaciones (CAP) y del Libro (CAL); de las fundaciones El Libro e ICBC del Banco de Boston; y de las imprentas Latingráfica y Docuprint.
“El papel no desaparecerá pero tendrá un primo hermano que es el formato digital y que ayudará a llevar títulos a los lugares más insospechados del mundo, porque es menos complejo exportar de manera digital que analógica”, sentenció el español Javier Celaya, asesor y consultor editorial emblemático que fundó el sitio dosdoce.com (en homenaje al prefijo telefónico de Nueva York), luego de presentarse como “el marco polo para recolectar información sobre tendencias”.
“No podemos darnos el lujo de que el libro esté excluido de la cultura de la nube”, exhortó: “Al 2030 lo llamo futuro pero es un presente que ya existe en forma incipiente, las editoriales tendrán tecnologías inteligentes que incluirán el registro emocional para ayudar al lector a elegir sus lecturas: el papel no es más que una tecnología antigua, esta sociedad textual pasará a ser audiovisual”.
Celaya llamó a desterrar mitos urbanos como que “se lee muchísimo menos” o “ridiculeces como que la pantalla desconcentra la lectura”, y señaló “casos absurdos como en España, donde la versión digital es más cara que la realizada en papel. La caída de e-books no es desinterés es por el incremento de precios”.
“Los editores piensan que la publicación digital canibaliza al papel y no es así. Dejen que eso lo decida el lector. Hay que cambiar la idea de que no hay un mercado digital. El comportamiento de las grandes editoriales en el mundo físico es distinto del digital, indica un crecimiento del siete por ciento con datos reales de ventas contra el 1.5 anunciado en España”.
De hecho, agregó Celaya, “por primera vez en la historia los sellos latinoamericanos le quitan el mercado en español a España y eso ocurre en los Estados Unidos. América latina vende a USA 25 millones contra de los 11 millones que le vende España. Esos 50 millones de primera y segunda generación de latinos radicados en Estados Unidos trabajan en inglés, pero en casa viven en español”.
En ese marco, analizó aciertos y errores de la “revolución digital” en el mercado librero y señaló como uno de los más recurrentes yerros el doble estándar utilizado en el lenguaje a la hora de hablar de lo digital, que esconde trampas e idiosincrasias conservadoras en las que pareciera que lo involucrados buscaran “no vender libros digitales”.
“En esta crisis española lo único que ha crecido es el mercado digital, en un 1,5 por ciento, pero a eso lo llaman estancamiento y ese doble estándar es muy negativo para el sector”, aseveró.
“La audioedición es una gran apuesta al futuro”, coincidió Celaya con la española Blanca Rosa Roca, fundadora de Roca Editorial, y llamó a “no entrar en el discurso barato de la falta de calidad y a respetar al lector dejándolo elegir: las personas que deciden escuchar esos textos son lectores y aprovechan tiempos de lectura cada vez menores”, sentenció.

Trini Vergara, organizadora del Coloquio y Hernán Lombardi, titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos.
Por su parte Trini Vergara, organizadora del evento y cofundadora de V&R Editoras, llamó a “pensar al mercado editor en forma inclusiva”, considerando sellos provinciales, universitarios y pequeños; y a repensarlo a mediano plazo, “los cinco u ocho años necesarios para hacer cambios de fondo”, lo cual, advirtió, “en un país inestable como la Argentina parece una ilusión”.
“Debatir modelos, experiencias y objetivos” era uno de los objetivos de este primer coloquio, aseveró Vergara.
Entre los cambios necesarios, Vergara a enumeró: “compartir información, algo que parece una novedad cultural para quienes no son nativos digitales; y darle importancia a las estadísticas, una deuda pendiente en la Argentina donde no hay datos unificados, ni completos ni lo suficientemente actualizados”.
Otro de los participantes fue el español David Pemán, encargado de Bookscan en México, firma centenaria que integra la consultora Nielsen y estudia el mercado editorial en más de cien países, creando herramientas que permiten optimizar la capacidad de análisis de los sellos a la hora de tomar decisiones como qué título publicar, cómo y cuándo publicitarlo o qué reeditar.
“Bookscan aspira a ingresar a la Argentina”, dijo Pemán sobre la principal firma de estadísticas editoriales del mundo, generadas cruzando fuentes que van desde el mercado tradicional al consumo en hogares, audiencias de radio y TV, presencia en prensa y uso de redes sociales, así como ventas reales en librerías.
“Las decisiones basadas en el contexto, más allá del propio ombligo y las ideas del olfato e intuición, son mejores, permiten detectar errores y oportunidades de negocio: un precio fuera de mercado puede generar muchas pérdidas”, graficó Pemán.
Esa información versa sobre paradojas como “el crecimiento del mercado librero infantil juvenil en todo el mundo, mientras que estudios realizados en Inglaterra entre 2012 y 2015 muestran que niños y jóvenes leen cada vez menos: dedican su tiempo libre a videojuegos, tablets, smartphones, jugar en consolas o navegar en Youtube”, dijo Pemán.
O realidades como que la crisis global golpeó a España más que a otros países, haciendo desaparecer un tercio de su mercado editor en términos de facturación, de 2008 al presente, “una cifra que no va a recuperarse”.
Una crisis que “provocó la absorción de puntos de venta y cierres de librerías independientes, aunque estas venden el 55 por ciento de los libros en España, una cifra similar a la que se maneja en la Argentina”, remarcó.
“El segmento con más peso en volumen es el infantil y juvenil, lo cual no se refleja en la facturación, porque el precio medio de los libros es menor”, contó Pemán. Y agregó datos sobre el mercado de los youtubers: “en Brasil en 2016 sus libros facturaron 31 millones de reales”.
Entre los expositores del coloquio estuvieron Carlo Carrenho (Brasil), Javier López Llovet (Penguin Random House Argentina y Latam), Diego Rabasa (México), Patricia Mejalelaty (Fundación Leer, Argentina) y Daniel Benchimol (Argentina).
La jornada fue impulsada por “Entre Editores”, un espacio que busca el encuentro, la actualización, el conocimiento y la reflexión para poder discutir entre colegas editores los temas comunes.
Historias Reflejadas
“Derrumbe”

Derrumbe
La vida se derrumbaba. Las olas del pasado arrastraban los recuerdos. Sin embargo, entre los escombros, sus miradas lograron encontrarse.
Sus ojos se buscaron por encima de las cenizas, más allá de las fronteras de la muerte. Los límites se desdibujaron, las voces, una distinta de la otra, múltiples, diversas, se fundieron sobre el suelo que las unía.
El agua arrojó las palabras, como el viento del monte, como la tierra que temblaba y se abría en una boca sin nombres; como la fiebre y la guerra, que eran voces invisibles dispuestas a manifestarse.
Andrea Viveca Sanz
Se reflejan en esta historia las siguientes novelas: “Renacer de los escombros”, de Gabriela Exilart; “La canción del mar”, de Gloria Casañas; “La princesa de las pampas”, de Gabriela Margall; y “Los amantes de San Telmo”, de Graciela Ramos.
Feria del Libro
FILBITA celebra 15 años de lecturas, juegos y poesía para las infancias
El Festival de Literatura Infantil FILBITA celebra su 15ª edición con tres días dedicados a las infancias y a la lectura compartida. Bajo el lema Leer con otras y otros, el encuentro —organizado por la Fundación Filba— se realizará del 7 al 9 de noviembre en distintos espacios de la Ciudad de Buenos Aires, con actividades gratuitas para toda la familia.
El viernes 7, en el marco del programa Territorios de encuentros de ALIJA, habrá una jornada de formación e intercambio para mediadores de lectura, docentes y bibliotecarios en Los Pompas Club de Artes (Avenida Brasil 2640). Durante la tarde se desarrollarán una exposición, talleres de narración oral y lectura en contextos de vulnerabilidad, una conversación sobre experiencias de lectura comunitaria y el diálogo Leer con otros y otras, entre Belén Campero y Carlos Skliar.
El sábado 8 y el domingo 9, las actividades se concentrarán en el Espacio Cultural del Sur (Av. Caseros 1750), con una programación que incluye narraciones, lecturas, talleres de fanzine, escritura, ilustración, poesía, música, dibujo, cortos y actividades para bebés. Participarán autoras y autores como Luciana De Luca, Mario Méndez, Patricia Strauch, Noe Garín, Jimena Rodríguez, Laura Ávila, Luciano Saracino, Eleonora Garriga, Matías Moscardi, Jimena Tello, CH Respira, entre otros, junto a editoriales como Fondo de Cultura Económica, Loqueleo, Limonero, Lecturita, Siglo XXI, Ojoreja, Periplo, Ralenti, La brujita de papel y Pípala.
El festival será también escenario del lanzamiento del nuevo programa de la Fundación Filba, Sinfín, un proyecto social y cultural que promueve la circulación de libros y lecturas en comunidades, escuelas, espacios de salud e instituciones sociales.
Entre las propuestas destacadas del sábado figuran los talleres Palabrerío, Del sonido al papel, Rumbos cortitos, Pequeñas cosas extraordinarias, Cazadores de gigantes, y las lecturas Todas las semillas, Ilustrar a Galeano y Golondrina de invierno. A partir de las 19, en el marco de La Noche de los Museos, el escritor Mario Méndez ofrecerá Anochecer siniestro en Filbita, con cuentos de terror, y el cierre estará a cargo de Luciano Saracino, Victoria Rodríguez Lacrouts y Eugenia Sasso con Cantos y cuentos para llamar a la luna.
El domingo 9 se sumarán los talleres Mi bosque: un libro en miniatura, Que gane el perdido, Kiosco de palabras, Cómo armar un diario de viaje, Cómo ilustrar textos literarios, y actividades como Cuentos a cuerda, Rondas al viento, y la premiación del concurso Cazacuentos. El cierre del festival será a las 18:30 con el recital ATR (A Todo Rap), junto a CH Respira y los participantes del taller Escribiendo con ritmo.
Desde 2011, FILBITA se consolidó como un espacio clave en la agenda cultural argentina, reuniendo a cientos de autores, ilustradores y mediadores en torno a la palabra, la imaginación y la lectura como experiencia compartida.
Más información y programa completo: https://filba.org.ar/filbita/filbita-2025_137/programa
Textos para escuchar
Una larga noche negra – María Verónica Puyó por Mariano Rodríguez
Mariano Rodríguez lee el cuento Una larga noche negra de María Verónica Puyó
Era de día y, sin embargo, la noche se irguió de repente. No lo notamos al principio, pero el manto negro se extendió tan veloz como una gran mancha de aceite. Hasta entonces éramos felices.
Lo éramos. Pero un péndulo de acero glacial nos rozaba las cabezas y nos soplaba su aliento de verdugo. Y nosotros, inmutables, permanecíamos latiendo, viviendo a nuestro antojo sin medir ni calcular finales.
Un buen día me dijiste algo del miedo. Ciertamente no presté mucha atención, te escuché sin oír lo que decías. Simplemente recuerdo que hablaste de algo así como de un monstruo voraz y sanguinario. Siempre tenías esos temas, no me pareció extraño, pero ahora que trato de visualizar tus ojos, me doy cuenta que tenían un fulgor distinto, más brillante. Después dijiste que no había que dejarse morder por el miedo, que nunca lo harías. Sinceramente, no sabía de qué hablabas.
Poco después de aquella tarde vinieron a buscarte. Estaba oscuro y el toque de queda había barrido las calles como una feroz tormenta de otoño. A esa hora tomábamos un té en la cocina, era como una ceremonia, y el mundo podía caérsenos encima mientras tanto sin que nosotros soltáramos las tazas. Entonces oímos patear la puerta, y unas sombras desnudas se arrinconaron tras el cristal. Me levanté asustada y fui a ver qué querían. Creo que te paraste y permaneciste como congelado al lado de la silla. Cuando abrí se lanzaron como buitres, te vieron, te ataron las manos en la espalda y, sin oír mis preguntas aterradas, te apoyaron un revólver en la sien. Enmudecí y los ojos se me nublaron. Me parece verte pálido todavía, diciéndome algo del miedo, y yo no te escuchaba.
Te sacaron sin decirme una palabra, me cerraron la puerta y alcancé a verte tras el vidrio empañado, subiendo a un auto verde con los ojos perdidos. Grité y no me escuchaste, y entonces, solo entonces, comprendí lo del miedo.
Esa noche no dormí y por la mañana corrí temprano a preguntar dónde estabas. Me atendió un hombre alto, de anteojos, que, pasando varias veces el dedo de arriba a abajo en el papel lánguido me dijo que no estabas en la lista de los detenidos, como otros cientos. No se cómo volví a casa, ni cómo esa noche, recostada en el sillón, te soñé caminando mientras un niño pequeño te arrastraba de la mano hasta un precipicio. En el borde, a punto de caer, me gritabas algo, y yo no te oía. Te alcancé una mano y la tuya se escurrió como agua entre mis dedos. Resbalaste al vacío y, desesperada, quería caerme contigo pero no podía.
He escuchado muchos toques de queda desde entonces y creo que, desde algún lugar, desde alguna celda fría o pozo oculto continúas llamándome. Muchas veces me pregunté qué habías hecho, y otras muchas me respondí que no habías temido, que no habías aportado tu cuota al régimen del temor soberano. Hoy, tras años de preguntas sin respuestas, de calabozos sin registros, de silencio y noche negra; hoy, recién, aclara el día. Y sin embargo para mí la noche no se ha ido.
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