

Literatura
Cierra el ciclo “Cuentos bajo la luz de la luna”

Este jueves 27 de marzo a las 20, en el Centro Cultural y de la Memoria Islas Malvinas (calle 19 y 51), la Municipalidad de La Plata presentará la entrega final de la edición 2025 de “Cuentos bajo la luz de la luna”, propuesta que año a año convoca al público a escuchar historias relatadas por grandes cuentacuentos.
La última fecha de la iniciativa impulsada por la Secretaría de Cultura con la coordinación de Claudio Ledesma tendrá como narradores invitados a Graciela Aletti, Liliam Bonita, Silvia Bermúdez, Mary Carrizo, Gladys Manzato, Domingo De Cristofaro y Marcela Lamenza.
Como es habitual el evento comenzará de forma puntual, por lo que se recomienda a los asistentes llegar 20 minutos antes del inicio. Además, el público puede llevar su silla o reposera para disfrutar de la función con mayor comodidad.
Más de 35 narrador
Durante 2025, el ciclo “Cuentos bajo la luz de la luna” convocó a una multitud de vecinos y vecinas a disfrutar de una experiencia enriquecedora nocturna que contó con la participación de más de 35 narradores nacionales e internacionales.
Participaron Pedro Parcet, Lucía Giorgieri, Roxana del Castillo, Miguel Fo, Marcela Placona, Patricia Troncoso, Miguel Comito, Analía Aldano, Alejandro Ayala, Mirta Cánepa, Marisa Gili, Norma Guatarama, Kenelia Guzmán, Nancy Oneto, Joaquín Ramos Achá, Adriana Servián y Viky Cleve Terpay.
También Lily Bassi, Patricia Giménez, Laura Villegas, Silvia Bermúdez, Marcela Lamenza, Marisa Gilly, Nelba Paladino, Marta Piga, Maribel García, Teresita Bustos, Laura Villegas, María Ruiz, Luciano Montalto, Liliana Farfal, Liliana Bonel, Liliam Bonita y los colombianos Sebastián Fernández Vargas, Nathalie Cruz, Daniel Hernández y Gazel Zayad, entre otros.
Además, en el marco del ciclo se desarrollaron entregas especiales como la Maratón de Cuentos; el Encuentro Internacional de Narración Oral, con sedes en la Berazategui, El Palomar y CABA; Mujercitas ¿eran las de antes?, con motivo del Día Internacional de la Mujer; y Poblando la Memoria, por el 49° aniversario de la última dictadura.
(Fuente: Prensa Municipalidad de La Plata)

Literatura
Siete librerías de CABA para disfrutar del otoño con buena lectura y un rico café

Con la llegada del otoño, Buenos Aires se tiñe de tonos cálidos e invita a redescubrir sus rincones más agradables que, en este caso, tienen que ver con el hábito y el gusto por la lectura y, el amor por el café. Se trata de librerías que se encuentran caminando las calles de la Ciudad entre hojas secas y brisas suaves.
Pocas combinaciones resultan tan placenteras como un buen libro y una taza de café humeante. Por suerte, la ciudad ofrece espacios donde la literatura y la gastronomía se encuentran para crear verdaderos refugios otoñales. Las mismas están en diferentes barrios y avenidas porteñas.
La más emblemática de la Ciudad se encuentra en avenida Santa Fe y, no solo es reconocida mundialmente por su variedad de libros, sino que también por haber sido la casa del Teatro Grand Splendid conservando su antiguo edificio de maravilloso esplendor y elegancia de principios de siglo XX.
Grand Splendid
Es la más grande de Argentina y segunda de Sudamérica. Abrió en 2000 en el edificio del antiguo Teatro Grand Splendid y, desde entonces es más que una librería, ya que, en ella, además de poder elegir los más variados títulos de autores de todo el mundo, tiene una cúpula imponente con frescos de gran dimensión representación de la paz que representa el final de la Primera Guerra Mundial.
Es un local inmenso que, en el escenario original del antiguo teatro cuanta con un telón de terciopelo entreabierto donde se ubica el bar que invita a sentarse a leer disfrutando de las delicias acompañadas por café. Además, tiene sillones y los palcos habilitados como salas de lecturas más “intimas” y, en el subsuelo se despliega están el sector de libros infantiles.
En el piso superior se suelen hacer muestras y exposiciones.
Eterna Cadencia
Es una joya del barrio de Palermo y combina un catálogo curado con esmero y un encantador patio interno ideal para leer al sol. El café del fondo ofrece opciones caseras y un ambiente íntimo, perfecto para perderse entre páginas. Además, suelen organizar presentaciones de libros y charlas literarias.
Libros del Pasaje
Es un clásico indiscutido de Palermo Soho. Este espacio es un paraíso para lectores y, cuenta con una amplia variedad de títulos, estanterías infinitas y un rico café al fondo del local con mesas junto a ventanales que invitan a pasar horas leyendo o conversando. Es ideal para una tarde lluviosa con café con leche y medialunas.
Falena
Oculta en Chacarita detrás de una fachada discreta, Falena es una de las librerías más encantadoras de la ciudad. Su estética cuidada, la selección exquisita de libros y un espacio donde tomar algo la convierten en un plan perfecto para un domingo de otoño. Cuentan con vinos, tés y pastelería artesanal.
Notanpuan
Está en San Isidro y Palermo, aunque nació en zona norte. Su local de Palermo mantiene la esencia con libros, diseño, café y buena música. El espacio combina librería, galería de arte y un café con mesas al aire libre. El menú incluye opciones vegetarianas y repostería casera.
Cúspide Libros
Tiene varios locales en la Ciudad, aunque algunas de sus sucursales de esta cadena sumaron espacios de cafetería, como las de Recoleta o Belgrano. Son una buena opción para quienes buscan un rincón tranquilo en medio del ritmo urbano, con café, tostados y lecturas para todos los gustos.
La Librería del Fondo
Ubicada en Palermo, es un espacio cultural mexicano, respaldado por el Fondo de Cultura Económica. Tiene una cafetería con platos típicos y un jardín encantador. Un rincón diferente y multicultural para tardes otoñales con sabor a literatura latinoamericana.
Muchas de estas librerías tienen Wi-Fi y enchufes, por lo que también son ideales para trabajar o estudiar con una atmósfera inspiradora.
(Fuente: Agencia Noticias Argentinas)
Textos para escuchar
El árbol de lilas – María Teresa Andruetto

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María Teresa Andruetto lee su texto El árbol de lilas
UNO
Él se sentó a esperar bajo la sombra de un árbol florecido de lilas.
Pasó un señor rico y le preguntó:
-¿Qué hace usted, joven, sentado bajo este árbol, en lugar de trabajar y hacer dinero?
Y el hombre le contestó:
-Espero.
Pasó una mujer hermosa y le preguntó:
-¿Qué hace usted, hombre, sentado bajo este árbol, en lugar de conquistarme?
Y el hombre le contestó:
-Espero.
Pasó un chico y le preguntó:
-¿Qué hace usted, señor, sentado bajo este árbol, en vez de jugar?
Y el hombre le contestó:
-Espero.
Pasó la madre y le preguntó:
-¿Qué haces, hijo mío, sentado bajo este árbol, en vez de ser feliz?
Y el hombre le contestó:
-Espero.
DOS
Ella salió de su casa dispuesta a buscar.
Cruzó la calle.
Atravesó la plaza.
Y pasó junto al árbol florecido de lilas.
Miró rápidamente al hombre.
Al árbol.
Pero no se detuvo.
Había salido a buscar.
Y tenía prisa.
Él, con una sonrisa, la vio pasar.
Alejarse.
Hacerse un punto pequeño.
Desaparecer.
Y se quedó mirando el suelo nevado de lilas.
Ella fue por el mundo a buscar.
Por el mundo entero.
En el Este había un hombre con las manos de seda.
Ella preguntó:
-¿Sos el que busco?
-Lo siento. Pero no. –dijo el hombre con las manos de seda.
Y se marchó.
En el Sur había un hombre con los ojos de agua.
Ella preguntó:
-¿Sos el que busco?
-No lo creo. Me voy –dijo el hombre con los ojos de agua.
Y se marchó.
En el Oeste había un hombre con los pies de alas.
Ella preguntó:
-¿Sos el que busco?
-Te esperaba hace tiempo. Ahora no –dijo el hombre con los pies de alas.
Y se marchó.
En el Norte había un hombre con la voz quebrada.
Ella preguntó:
-¿Sos el que busco?
-No. No soy yo –dijo el hombre con la voz quebrada.
Y se marchó.
TRES
Ella siguió por el mundo buscando.
Por el mundo entero.
Una tarde, subiendo una cuesta, encontró a una gitana.
La gitana la miró y le dijo:
-El que buscas te espera en el banco de una plaza.
Ella recordó al hombre con los ojos de agua.
Al hombre que tenía las manos de seda.
Al de los pies de alas.
Y al que tenía la voz quebrada.
Y después se acordó de una plaza.
Y de un árbol con las flores lilas.
Y de aquel hombre que, sentado a su sombra, la había visto pasar con una sonrisa.
Dio media vuelta y empezó a caminar sobre sus pasos.
Bajó la cuesta.
Y atravesó el mundo.
El mundo entero.
Llegó a su pueblo.
Cruzó la plaza.
Caminó hasta el árbol florecido de lilas.
Y le preguntó al hombre que estaba sentado a su sombra:
-¿Qué hacés aquí, sentado bajo este árbol?
El hombre que estaba sentado en el banco de la plaza le dijo, con la voz quebrada:
-Te espero.
Después levantó la cabeza.
Y ella vio que tenía los ojos de agua.
Le acarició la cara.
Y ella supo que tenía las manos de seda.
La invitó a volar con él.
Y ella supo que tenía también los pies de alas.
Historias Reflejadas
“Mensajes soñados”

Mensajes soñados
Ella despertó de repente, los fantasmas que la interpelaban, una y otra vez, habían regresado.
Historias derramadas como manchas de aceite, se escurrían por algún orificio de su vida y tomaban forma en aquellas pesadillas oscuras y pegajosas.
Espíritus aferrados aún a este mundo, la llamaban desde el otro lado y la desafiaban a cruzar una línea peligrosa, detrás de la cual la verdad estallaba en gritos callados. Manos ávidas de justicia la incitaban a llegar al sitio en el que se guardaban los secretos.
Sueños recurrentes que eran portadores de imágenes tenebrosas escondían aquello que era mejor olvidar. La atacaban cada noche como tentáculos opresivos, capaces de silenciar aquello que había quedado guardado en los rincones del tiempo y se había convertido en basura maloliente.
Los límites entre la vida y la muerte eran tan sutiles que a menudo desaparecían en el mundo de los sueños y ella se encontraba entonces habitada por presencias eternas que la habían elegido para cerrar heridas.
Las llamas del pasado la abrazaron consumiendo su alma. Ella trató de huir, pero todavía podía sentir sobre sus espaldas el ardor de aquellos ojos y la soberbia de aquella sonrisa. Después, todo se hacía pequeño y se desvanecía.
Ella buscaba respuestas. Se levantó decidida a poner fin al terror que la mantenía atada desde hacía años. Necesitaba paz.
Tomó el primer hilo de la enorme telaraña en la que estaba atrapada. Sus dedos temblorosos comenzaron a deshilachar un pasado que le dolía en las entrañas. Era el comienzo de una trama de olvidos y angustias.
Después se internó en el bosque de su existencia y a pesar del humo y de las tinieblas, a pesar de la perturbación que sus oídos sentían al rememorar aquel disparo, se atrevió a avanzar.
Desde el otro lado, miles de voces tantas veces calladas, también se atrevieron a contar.
Ella logró liberarlos y fue libre por fin. Nunca más hubo pesadillas, la historia había sido sanada.
Andrea Viveca Sanz
Se reflejan en esta historia “El farol del diablo” de Adriana Hartwig, “Al otro lado del fuego” de Claudia Barzana, “Mala semilla” de Andrea Milano, y “El enigma del bosque” de Laura Mercé.
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