

Artes Plásticas
Flor Rodríguez Actis: “La pintura me ayuda a volar, a asomarme a todo el universo”
Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Algo se derrama, cae al vacío, crece por sus bordes, busca los fragmentos que lo constituyen, se deja arrastrar, una línea encima de la otra, el rastro de un pincel, como una sombra que abraza. Y en ese abismo sin fronteras, se descubre parte de un todo que huele a tinta, a papel y a témperas.
Flor Rodríguez Actis es diseñadora e ilustradora, sus trazos recorren ese abismo donde cada línea es parte de otra, como recortes de la vida que se fusionan en un mismo plano.
ContArte Cultura charló con ella para conocer su universo de colores e imágenes.

—Una mancha de témpera inicia nuestra charla. Es apenas un círculo donde flotan algunas palabras. Pero todo puede cambiar en el momento que tus ojos se posen sobre ella. ¿Cuál es la primera imagen que percibís? ¿De qué color viste la mancha? ¿Qué palabras flotan en ella? ¿A qué huele? ¿Qué cosas nos puede revelar de vos esta témpera que compartimos a la distancia?
—Hay quien podría preocuparse ¿una mancha de témpera? Esa mancha, ¿cómo sacarla? A mí la pintura me ayuda a volar, a asomarme a todo el universo ¡Tanto por pintar! Es una mancha fresca, sí, libre, con identidad, de un color neutro y abierto a combinar con tantos otros colores. Y con olorcito a hogar ¡Tanto por explorar!
—Y hablando de manchas, si pudieras delimitar con una de ellas el instante en el que el arte se pintó en vos, ¿en qué rincón de tu vida la ubicarías? ¿Quiénes formarían parte de esa burbuja de colores?
—El arte siempre me acompañó y estuvo presente. Estudié diseño gráfico y luego comencé a diseñar sitios webs, sin saber que era el camino que me iba llevando a mi verdadera pasión, que se presentó años después. Soy mamá y elegí estar dedicada a full a mi hija, pero en un momento noté que necesitaba un espacio de expresión para mí, donde tener mi voz y compartir mis vivencias. Navegando por la web vi que una amiga recomendaba la escuela de ilustración Sotano Blanco, y decidí anotarme sin saber bien de qué iba la cosa. ¡Fue amor a primera vista! Una antigua casa en San Telmo, sus largas mesas y charlas mientras ilustrábamos y aprendíamos con la generosidad de nuestras maestras a las que les guardo un enorme cariño y respeto. Todavía siento el olorcito a pintura, la música suave y el paso a paso de los inicios. Siempre cuento que aquella noche, luego de mi primera clase, no pude dormir. Tenía esa sensación extraña que experimentamos cuando nos enamoramos. Creo que ese fue el momento en que entendí que la ilustración era mi camino, y los compañeros y maestros que fueron formándome están dentro de esa burbuja de recuerdos.


—Contanos la foto de tu espacio creativo, que tus ojos sean la cámara que registra los detalles y tus palabras revelen las imágenes.
—A mi estudio me gusta llamarlo “la belleza del caos”. Vivo en una casa antigua llena de detalles que hablan de mí y eso ya me da la calidez y el entorno para crear. Mi mesa de trabajo comienza en sectores ordenados: papeles, lápices, tablero para componer, cuaderno de anotaciones. Me gusta tener todo bajo control pero, inevitablemente, al tiempo se transforma en una ensalada de materiales que dan cuenta del trabajo. Nunca faltan la buena música y un café para motivar.
—¿Con qué técnicas trabajás habitualmente?
—Según mis ganas y tiempos, me gusta mucho la mancha, el collage, ir probando y armando de a partes, componer, pero esta técnica requiere de más dedicación. Para bocetar, o en ciertos momentos, ilustro digitalmente, lo que me permite cortar la jornada y seguir en cualquier momento. Y para el armado final y retoque de las escenas uso la computadora. Podría decirse que la técnica es mixta.



—¿Qué materiales elegís a la hora de crear?
—Me encanta la frescura del pastel, los papeles recortados, los lápices de colores. Este año descubrí muy buenos programas de edición e ilustración que estoy investigando, pero nunca es lo mismo que poner las manos en la masa.
—Y ya que mencionamos materiales y técnicas, en tus obras las fotografías no solo delimitan el espacio sino que marcan el tiempo, ¿cómo llegás a esa fusión entre fotos y trazos?
—Soy coleccionista de fotos antiguas que heredo o recojo de la calle. Es como entrar en escena y cada detalle, por pequeño que pueda parecer, cobra nueva vida. Recrear ese mismo momento me resulta fascinante, inspirador. Las fotos antiguas nos dicen mucho, nos hablan, y no hay nada mejor que dejarlas que nos lleven a donde nos quieran llevar y así entrar en esas escenas, quizás tan familiarmente entrañables como otras totalmente desconocidas que despiertan curiosidad. Una foto original es un tesoro, memoria de un tiempo, que al volver a pasar por el corazón sigue dando que hablar. Tenemos que, digitalmente o en copia, atrevernos a crear. Ser artesanos de nuevos recuerdos, únicos e irrepetibles, con una historia que contar.



—¿Qué no puede faltar en una creación de Flor Rodríguez Actis?
—El detalle que cuenta algo más, que nos permite una doble mirada. No me ato a lo textual, sino que prefiero dar mi propia voz o interpretación al texto. Me gusta inspirar.
—Contanos cómo fue la experiencia de trabajar con Daniela Szpilbarg para el libro “Semillas de zanahoria. La abuela teje recuerdos”, publicado recientemente por la editorial Pupek.
—Ser convocada para formar parte del proyecto fue una experiencia emocionante y muy enriquecedora. Conectar con una autora que disfrute de las fotografías antiguas como yo, de nuestras raíces, no fue casual. El proceso creativo fue muy fluido y dinámico, Daniela confió en mí desde el comienzo dándome total libertad para poder dar mi aporte al texto. Creo que el resultado es una hermosa fusión que nos transporta al pasado con esperanza y disfrute. ¡Una experiencia realmente hermosa!


—¿En qué proyectos estás trabajando por estos días?
—Estoy ilustrando de manera independiente un texto muy divertido y poético. Son tres pequeños relatos que se entrelazan unidos en un libro álbum. Nos conectamos autora e ilustradora para dar forma a este proyecto que pensamos ofrecer a las editoriales.
—Para terminar, si pudieras dejar flotando un deseo en nuestra mancha de témpera del comienzo, ¿cuál sería?
—¡Sueña! ¡Pinta! ¡Vuela! ¡Gracias por dejarme ser parte de este vuelo! Sigo siendo esa niña que con ojos grandes y bien abiertos espera un libro que me sorprenda en algún lugar. Ojalá que esta mancha de témpera se multiplique y exista siempre.
Conocé más sobre Flor Rodríguez Actis:
- Instagram: @flor_rodriguez_actis
- Facebook: mariaflorencia.rodriguezactis
- web: www.flor-rodriguez.com.ar

Artes Plásticas
“Nada se pierde. Dibujantes de Humor”, nueva muestra del Pettoruti en el Teatro Argentino

El Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti, llevará a cabo el viernes 18 a las 18.30 la inauguración de la muestra “Nada se pierde. Dibujantes de Humor” en el hall del Centro Provincial de las Artes Teatro Argentino (Av 51 e/ 9 y 10 – La Plata). Esta actividad forma parte de la agenda del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires.
La muestra tendrá en exhibición los originales en tinta y papel de más de treinta artistas que dejaron en interiores y portadas de la revista Humor su aguda y audaz visión de la realidad.
Emblema de la resistencia a la dictadura y de la vuelta de la Democracia, la revista Humor ha legado a la historia gráfica argentina una galería indeleble de imágenes que definen la iconografía crítica de años centrales en nuestra historia.
Legendarias figuras del humor gráfico argentino se congregaron alrededor de la revista, nutriendo a sus páginas de una sensibilidad única que osciló entre la sátira, el drama y la ironía. La publicación fue galería, refugio, trinchera y tribuna, y ha logrado hasta el día de hoy resonar en las luchas y conquistas del presente.
Con curaduría de José María Gutiérrez, la muestra está organizada junto al Centro de Historieta y Humor Gráfico Argentinos de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, y contará con obras de María Alcobre, Patricia Breccia, Maitena Burundarena, Max Cachimba, Andrés Cascioli, Oscar Chiconi, Cilencio, Dany Duel, Fontanarrosa, Raúl Fortín, Carlos Garaycochea, Alfredo Grondona White, Néstor Ibañez, Sergio Izquierdo Brown, Carlos Killian, Sergio Langer, Lawry, Jorge Limura, Lizán, Eduardo Maicas, Jorge Meiji, Eduardo Ojeda Ortíz (Artó), Daniel Paz, Peni, Miguel Rep, Sanyú, Tomás Sanz, Jorge Sanzol, Luis Scafati, Tabaré, Tacho y Viuti.
(Fuente: Museo Provincial Bellas Artes E. Pettoruti)
Artes Plásticas
Inaugura la muestra “Ciclos Silinciosos” en la Casa del Bicentenario

La exhibición “CAROLINA PASTORIZA HAUSMANN. Ciclos Silenciosos”, inaugurará el próximo viernes 18 de julio a las 18 en la Casa Nacional del Bicentenario, en calle Riobamba al 985 del barrio de Recoleta, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Según adelanta la promoción, se trata de un “memorable encuentro entre el arte, la armonía y la contemplación”.
La apertura la muestra contará con la presencia de la artista, música en vivo junto a Justina Lucas y Joaquín Lucas.
“‘Ciclos Silenciosos’ nos recuerda que en la quietud de la naturaleza, el espíritu encuentra el ritmo que había olvidado y también nuevos senderos por recorrer”, cierra la invitación al evento.
(Fuente: ZINK industrias creativas)
Artes Plásticas
“Fragmentar la Obsolescencia, Primavera Silente”, en el museo MAR

La exposición “Fragmentar la Obsolescencia, Primavera Silente”, una muestra colectiva que forma parte de la programación del décimo aniversario de Bienalsur, se inaugura este sábado a las 15 en el Museo Provincial de Arte Contemporáneo MAR, en Mar del Plata.
Curada por Clarisa Appendino, la propuesta reúne obras de los artistas Florencia Levy (Argentina), Alejandra Delgado (Bolivia), Martín Marro (Argentina), Raúl Sebastián Silva Cuevas (Perú) y Gary Vera (Ecuador).
La exposición explora la noción moderna de progreso tecnológico y propone fisuras en esa narrativa, habilitando nuevas formas de pensar la materia, el tiempo y la durabilidad de las cosas. Inspirada en el emblemático libro “Silent Spring” (1962) de la científica Rachel Carson, que alertó sobre el impacto de los pesticidas en los ecosistemas y predijo un futuro sin cantos de aves, la muestra reflexiona sobre un presente donde esa “primavera silente” ya se manifiesta.
Las obras interrogan la relación entre extinción y obsolescencia, planteando si la desaparición de ciertas formas de vida implica también la obsolescencia de tecnologías y miradas. En este sentido, se articulan tres dimensiones: la tecnológica, con objetos en desuso y desarrollos científicos actuales; la ecológica, que expone el descarte de recursos naturales; y la simbólica, que revela fracturas en las maneras de percibir y representar la naturaleza.
“Fragmentar la Obsolescencia, Primavera Silente” invita a preguntarse qué sonidos, materiales y saberes desaparecen y cuáles persisten, cuando se extingue la vida que les daba contexto.
La exposición, con entrada libre y gratuita, se presenta en el MAR (avenida Félix U. Camet y López de Gomara, Mar del Plata) y se enmarca en Bienalsur, la bienal internacional de arte contemporáneo nacida en Sudamérica, que celebra diez años fomentando el arte sin fronteras, con una perspectiva inclusiva y colaborativa.
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