

Historias Reflejadas
“Los sapos sueltan historias”

Los sapos sueltan historias
Los sapos del mundo habían hecho silencio. Con sus ojitos curiosos espiaban desde un agujero sin tiempo. Sus patas, preparadas para saltar en el momento oportuno, se aferraban a la tierra. Sobre su piel rugosa se ocultaban historias, de sapos, por supuesto.
Cuentan que una primera palabra, atrapada en la boca de un renacuajo recién nacido, se estiró, creció y se multiplicó hasta formar una burbuja de cuentos que flotaron en el agua. Eran los cuentos que habitaban el mundo de los sapos y que se escondían en sus lenguas pegajosas para adherirse al paisaje y así rodar entre amigos, de boca en boca, entre moscas y mariposas.
Sucedió desde el principio, cada vez que la línea del agua se fundía con la línea de la tierra, en el instante en el que la existencia de estas criaturas se prolongaba mucho más allá. Era en ese segundo preciso cuando los relatos pasaban de nadar entre colas y branquias, para asentarse en los bosques, en los montes, en el barro o en los charcos, donde la vida volvía a comenzar y recuperaba el sabor de las vivencias compartidas.
Ahora todos ellos, los habitantes de la tierra, se preparaban para dar el gran salto. Alguien decidió croar, apenas un murmullo de sapo impaciente comenzó a hilvanar una canción en el mutismo del paisaje. Los sonidos despertaron a las palabras guardadas en los huecos oscuros. Las historias avanzaron y se enredaron entre los oídos de otros animales, que no pudieron evitar contar lo que antes habían escuchado.
Los sapos del mundo habían hecho silencio. En los rincones de los libros, escondidos entre sus páginas, se disponían a saltar para dar comienzo a una gran suelta de historias.
Andrea Viveca Sanz
Se reflejan en esta historia: “El carnaval de los sapos”, de Gustavo Roldán, con ilustraciones de Raúl Fortín; “A la sombra de los paraísos”, del libro “Cuentos de la buena suerte”, de María Cristina Ramos; “Cuentos del sapo”, de Graciela Montes con ilustraciones de Gustavo Deveze; y “La pelea del sapo y el tigre”, del libro “Historias que cuenta el viento”, de Liliana Cinetto con ilustraciones de Viviana Brass.

Historias Reflejadas
“Imágenes calladas”

Imágenes calladas
Las sombras atrapan las palabras y un mutismo incómodo se balancea en el silencio de amores desgarrados.
En la noche, opaca e infinita, se anudan pasiones imposibles de domesticar.
Lento y pausado es el vuelo del pájaro que se detiene en un borde de la muerte, sobre la línea en la que se rompen las cadenas que ponen fin a las batallas de la vida; tensa oscilación en la que las bestias cuestionan y desafían.
Los monstruos que nos habitan detienen su marcha y se entregan al olvido.
En el fondo, las verdades permanecen adheridas como ventosas a una roca de la existencia y mueven su cola para manifestarse.
Más arriba, en la superficie, se observa el reflejo de aquello que somos, despojado de todo hipnotismo.
A través de una fisura del tiempo, un espejo encuentra el brillo de imágenes calladas, destellos de nuestra totalidad contenidos en la memoria.
Andrea Viveca Sanz
Se reflejan en esta historia: “La lenta velocidad del coraje”, cuento de Andrés Rivera del libro publicado por la revista “3 Puntos”; “El amor es un pájaro salvaje”, cuento del libro “Cuentos completos” de Héctor Tizón; “La anunciación negra”, cuento de Marco Denevi del libro “Falsificaciones”; y “Sherezade”, cuento de Haruki Murakami del libro “Hombres sin mujeres”.
Historias Reflejadas
“La sonrisa de un monstruo”

La sonrisa de un monstruo
Los monstruos existen. Así quedó demostrado aquella tarde en la que llovieron monstruos desde una nube muy negra.
Largos, cortos, peludos y crujientes, con garras o con gorros, se aferraron a las gotas y precipitaron en líneas de miedo sobre una calle silenciosa.
Uno a uno se fueron ordenando para encontrar su lugar en el espacio que se disponían a conquistar.
—¡Un monstruo! —gritó la madre.
—¿Un monstro? —preguntó el abuelo.
—Ningún monstruo —dijeron los niños.
Cada horrorosa criatura, haciendo uso de sus propiedades, comenzó a enredarse en los pensamientos de las personas en las que tejieron sus sueños.
Con sus hilos, brillantes y pegajosos, lograron esconderse en sus palabras. Más tarde, brotaron desde sus lenguas como burbujas peludas y se perdieron entre la gente.
Ni buenos, ni malos, los monstruos eran seres especiales, capaces de modificar los instantes. Entrelazados en una lluvia de miedos se convertían en buscadores de respuestas.
Ellos estaban allí, visibles o invisibles, marcaban con sus garras el paso de las horas y se ocultaban en el olvido.
A medida que las últimas gotas se evaporaban, unas extrañas huellas se desdibujaban y atrapaban en el suelo la sonrisa de un monstruo.
Andrea Viveca Sanz
Se reflejan en esta historia: “Petit, el monstruo”, de Isol Misenta; “El monstruo tejedor”, de Andrea Braverman; “Monstruos de colección”, de Graciela Sverdlick; y “Mi abuelo es un superhéroe”, de Fernando Aguzzoli y Juan Chavetta.
Historias Reflejadas
“La flotación de un recuerdo”

La flotación de un recuerdo
Una línea sutil se balancea entre los instantes de la existencia.
Hacia los costados, el miedo y la duda se pierden en la boca de un abismo que reclama.
Detrás, el pasado desenrolla verdades anudadas en los recuerdos, que bailan y tambalean, imprudentes, sobre la tensa cuerda del presente.
Es posible detenerse en el cíclico peregrinar de imágenes cambiantes, en las que están contenidos cada uno de los puntos que bocetan nuestra sombra.
La historia se deshace en retazos, hilos que asoman entre las múltiples voces de la memoria, enterrados en arenas movedizas.
Aquello que permanece inmutable da saltos en el tiempo para preservarse de la impertinencia del caos.
En las aguas de la duda flota un recuerdo, alguien lo toma para escapar del murmullo ahogado que lo habita.
Un silencio captura las palabras, que se precipitan al abismo para reconocerse.
Andrea Viveca Sanz
Se reflejan en esta historia: “El arreglo”, cuento del libro “La vida ordenada” de Fabio Morabito; “La casa de la arena”, cuento del libro “Onetti, cuentos completos” de Juan Carlos Onetti; “En el bote”, cuento del libro “Nueve Cuentos” de J D. Salinger; y “Los asociados”, cuento del libro “La gran línea de la vida y otros cuentos de humor“ de Ricardo Bebczuk.
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