

Historias Reflejadas
Historias reflejadas: “Eterna poesía” – Homenaje a Liliana Bodoc –
Eterna poesía
Con los pies descalzos atraviesa el muro del tiempo para regresar, una y otra vez, al sitio al que pertenece.
La traen las palabras, que se aquietan en los rincones para caer en el momento oportuno.
Diminutos fragmentos de su ser brillan entre las letras que permanecen para sostener el recuerdo.
Desde un rincón de los Confines, Liliana Bodoc se enreda en la brisa y esparce el perfume de las cosas perennes.
Entre las manos, los tesoros que su magia hace posible se vuelven visibles y son las curvas y las rectas que dibujan las letras en las que ella se refleja.
Cada uno de sus personajes se convierte en espejo y entonces la vemos en el laberinto de imágenes que delimitan sus mundos fantásticos, donde es necesario perderse para encontrar su mensaje.
La madre de Los Confines sigue viva, tan solo se pasea a uno y otro lado del tiempo y desde allí nos convoca para derrotar a las sombras del odio, para construir con poesía el amor de los pueblos.
Andrea Viveca Sanz


Historias Reflejadas
“Eterna batalla”

Eterna batalla
Enredados en alguna profecía, el bien y el mal libran una eterna batalla y sus voces toman forma para convertirse en leyendas.
De pronto son fantasmas que susurran al oído aquello que se agiganta, se extienden y envuelven con telas de miedo nuestras propias miserias. Dos líneas de vida después, la claridad obliga a seguir andando y marca sus huellas.
Sin embargo, tres pasos más adelante, allí donde una curva nos obliga a detenernos, el mal deviene en monstruosas criaturas que gritan desde adentro, cuestionando nuestra esencia.
Inevitablemente, en la exquisita trama que teje el destino, su innombrable presencia se desvanece ante la luz.
Cada día los espíritus se enfrentan y miden sus fuerzas para dar lugar al equilibrio de las cosas perfectas, donde lo importante emerge de lo distinto y las tinieblas se disipan ante la verdad.
Hay que saber callar para encontrar las palabras justas que definen nuestros contornos y nos identifican.
Es posible descubrir un mundo silencioso en el que las letras se desplazan por debajo de las formas y los encuentros son posibles más allá de lo visible.
Existe un reino en el que las criaturas más elementales se desplazan entre nosotros entregando sus dones y nos rescatan, dónde los dragones se vuelven necesarios para mostrarnos una y otra vez el misterio de una sombra que más tarde ilumina.
Existe un reino en el que la poesía se convierte en tesoro para dar lugar a la magia, que nos acuna y sostiene en la interminable lucha entre el bien y el mal.
Andrea Viveca Sanz
Se reflejan en esta historia: “Algo más que un tesoro”, de Franco Vaccarini; “Saga del último reino”, de Leo Batic; “Tiempo de dragones, la profecía imperfecta”, de Liliana Bodoc; y “Un mago de Terramar, historias de terramar”, de Úrsula Le Guin
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“Rompecabezas del destino”

Rompecabezas del destino
Somos ciudadanos de un universo sin fronteras, en el que las delgadas líneas que nos separan se desdibujan para hacernos parte de un engranaje perfecto.
Transitamos cada día historias inconclusas que se ramifican en los túneles del alma y se aquietan, esperando el momento justo para completarse.
La vida abre su juego y se divierte entrelazando el destino de aquellos que quedan atrapados entre las agujas del tiempo. Ese tiempo que se expande o se detiene, enredando a quienes pendientes de él se arrojan al vacío. El pasado se hace presente y nos cuestiona, lo que fue ya no tiene lugar porque el compás de la existencia obliga a caminar hacia el futuro, desprovisto de todo, página en blanco en la que escribiremos nuestras elecciones.
Nada nos pertenece, cada cosa es un préstamo sutil, un suspiro robado a la vida que puede esfumarse en un instante.
Nos perdemos en ambiciones vanas. Muros de papel se desmoronan derribando nuestros sueños, disipando nuestras metas dibujadas y la felicidad se estrella en un espejo que es capaz de reflejar aquello que no queremos ver.
En los laberínticos senderos que se abren frente a nosotros, siempre podemos elegir.
No hay grilletes para la mente ni para el alma, podemos atravesar los espacios más oscuros, ser cautivos de las vivencias más extremas y sin embargo elevarnos para sentir la verdadera libertad.
El destino dispone las piezas del enorme rompecabezas del que formamos parte y nos invita a jugar.
En el gran entramado de la vida, cada minúscula pieza ocupa el lugar exacto en el momento preciso.
Andrea Viveca Sanz
Se reflejan en esta historia: “La ruta de los sueños”, de Ana Emilia Moglia; “El ciudadano”, de Florencia Ghio; “Cinco mil”, de Marcelo López; y “Laberinto del alma”, de Laura Miranda.
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“Pasos en la oscuridad”

Pasos en la oscuridad
Pasos temerosos se pierden en los senderos de un bosque, cementerio de fantasmas que abrazan y cuestionan. El miedo asoma como una gran boca en medio de la niebla y los devora.
Ellos, que van en busca de algo que complete sus vidas, que en ese caminar por la oscuridad irán desenrollando su esencia, se han animado a avanzar.
Un encuentro profundo con el silencio, desborda verdades y despierta los monstruos que nos habitan.
El terror se convierte en inmensos ojos amarillos que brillan y acechan, o muta en el siniestro murmullo de unos insectos que cuentan aquello que no queremos escuchar.
Las garras de la muerte dejan huellas y estas se expanden dejando ver lo que hay del otro lado de las personas.
Lo claro se entrelaza con lo oscuro y ambos se complementan. La duda se desparrama pegajosa y marca el ritmo de las pisadas que conducen a la magia.
El mundo se queda quieto y sus pies avanzan hacia el misterio, se desplazan rumbo a aquello que llama y atrapa.
Nada es lo que parece cuando la niebla del miedo entorpece el encuentro con la verdad.
Andrea Viveca Sanz
Se reflejan en esta historia: “Los ojos de la noche”, de Inés Garland; “El viaje”, de Amanda Hocking; “El misterio de Crantock”, de Sergio Aguirre; y “El príncipe de la niebla” de Carlos Ruiz Zafón.
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