Historias Reflejadas
“Un escritor y su obra”
Un escritor y su obra
Me asomo por encima de una palabra viva, la bordeo para atravesarla mientras floto en un vacío oscuro.
Desde esa oscuridad purulenta emergen como larvas mis partes negadas, el murmullo me conduce al principio para anular mis sentidos.
Avanzo entre los círculos y los triángulos que forman las letras que me someten. Me detengo en sus curvas para aquietarme en un acento sombrío caído en los renglones de mi existencia.
Detrás de mí, un personaje, aún sin nombre, se refleja en mis pupilas y me invita a continuar hacia la profundidad de un espejo en el que no quiero verme.
Me doy cuenta de que, a pesar mío, sus formas son familiares. Hay en él fragmentos que me pertenecen. Los miro y los niego, pero aun así ellos se rebelan y un sinfín de imágenes superpuestas me muestran una crueldad que me paraliza.
Una voz susurra en mi oído otras palabras, ubicadas sobre el suelo de un bosque fértil. Justamente allí se reproducen para fecundar las ideas que atrapan mis sentidos y que luego se dispersan como animales salvajes, indomables.
Una historia paralela se escapa de mis manos y la veo migrar hacia la nada, que la absorbe para completarla.
Por encima de mi cabeza, un vocablo nuevo me rodea y cierra mis labios. Muero sin quererlo para dar vida a otros, arraigados en mi centro, destinados a sostener la trama que justifique su existencia, para confluir en el vértice de mi creación.
Andrea Viveca Sanz
Se reflejan en esta historia: “Un soplo de vida” de Clarice Lispector; “La editora”, de Franco Vaccarini, “La densidad de las palabras”, cuento de Luisa Valenzuela del libro “Cuentos de escritoras argentinas”; y “Principio”, de Gustavo Muñoz.
Historias Reflejadas
“Gotas de amor atrapadas en la historia”
Gotas de amor atrapadas en la historia
Las huellas del pasado se desdibujan en el barro de la historia. Pasos lejanos se pierden en el eco de los recuerdos, sombras que se desvanecen en los límites de otros tiempos.
En los bordes de la memoria un grito se apaga en el silencio, el murmullo de las espadas atrapa la queja y el dolor de aquellos que caminaron las batallas, detrás de las batallas.
Los secretos, enredados en los años, precipitan por la pendiente de una vida sin sueños y se detienen en una laguna de venganzas, sangre sobre sangre, en la que no es posible mirar atrás.
Hilos de amor recorren las líneas del destino para calmar las ansias de la guerra, para alcanzar una paz que no llega.
Las plumas derraman angustias sobre papeles cansados y, justo allí, como si en cada gota de tinta se encerrara la vida, el enemigo puede ser derrotado.
Las huellas del pasado se pierden en el recuerdo, las voces murmuran aquello que no puede ser revelado.
Todo es silencio, gotas de amor redimen la historia…
Andrea Viveca Sanz
Se reflejan en esta historia las siguientes novelas: “Deuda de sangre”, de Mercedes Giuffré; “El cuarto arcano”, de Florencia Bonelli; “Salvaje”, de Florencia Canale; y “El perfume de las gardenias”, de Brianna Callum.
Historias Reflejadas
“Amor en punto”
Amor en punto
Hay un punto, suspendido en el vacío del universo, en el cual anida la totalidad del amor.
Sus partes se buscan, se acercan, se alejan y duplican su destino más allá, en el sitio en el que las respuestas dan lugar a las preguntas.
Un recuerdo antiguo recorre los renglones de la existencia y se manifiesta en imágenes que relatan, una y otra vez, lo que la memoria procura callar.
Desde un costado del tiempo es posible acceder al centro, detenerse en los naufragios del alma para reparar las heridas, reflejadas en viejas cicatrices.
Círculos de amor enredados en el amor, al otro lado del punto, lenta metamorfosis que revela los finales, atrapados en los principios, vínculos entrelazados en una eternidad compartida, que buscan encontrar aquello perdido en el olvido.
Las voces confluyen, se aquietan en el eco del silencio y se detienen allí, en el punto exacto en el que el amor permanece.
Andrea Viveca Sanz
Se reflejan en esta historia: “Las monedas de oro”, del libro “Zafiros en la piel” de Viviana Rivero; “La columna vertebral”, del libro “Como una buena madre” de Ana María Shua; “Las dos valijas”, del libro “Quién no” de Claudia Piñeiro; y los cuentos “El tercer azul” de Mariela Giménez y “Heridas del alma” de Andrea Milano, de la antología “Ay, amor, diez historias para enamorarte”.
Historias Reflejadas
“Sin distancias”
Sin distancias
Alguien tiró del hilo. Fue un movimiento sutil, imperceptible. El ovillo de la historia se opuso a la sutileza. Un silencio antiguo se hizo visible en las vueltas de la trama. Ellos buscaban las palabras que pudieran nombrarlos. Las voces se cruzaron, como si pudieran encontrarse en la intersección de los recuerdos, como si recordar los ayudara a hilvanar otras historias, a girar sobre los hilos del destino, lejos de la boca de la muerte, en un rincón sin distancias.
Andrea Viveca Sanz
Se reflejan en esta historia los siguientes textos literarios: “Lluvia fina”, de Luis Landero; “Una suerte pequeña”, de Claudia Piñeiro; “Ser feliz era esto”, de Eduardo Sacheri; y “El desapego es una forma de querernos”, de Selva Almada.
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