Literatura
La Plata vivió su primer “Festival de Letras”
Por Andrea Viveca Sanz
La tarde del sábado, en el cálido Espacio Weiaut, La Plata fue escenario del primer Festival de Letras, una fiesta en la que los amantes de la literatura, escritores, editores y lectores, pudieron encontrarse.
Con el auspicio
de Javier Bibiloni Ediciones y la Clínica de Novela que coordina la escritora
Sara Isabella Bonfante, fue posible recortar por unas horas el bullicio de lo
cotidiano para sumergirse en los senderos que conducen a la creación de un
libro.

Durante la primera parte del encuentro varios autores, entre los que se encontraban Alejandro García, Ángela Maldonado, Mario Maldonado, Selva Simón, Gustavo Muñoz y Gabriela Romero, mediante un diálogo ameno con Javier Bibiloni dieron testimonio de su experiencia en la edición de sus libros, y en todos los casos se destacó la importancia del vínculo entre los autores y los editores. En este sentido, Bibiloni reforzó la idea de que la confianza mutua y el respeto son ejes fundamentales en dicho proceso.

Mario Maldonado 
Gabriela Romero 
Selva Simón 
Javier Bibiloni 
Ángela Maldonado 
Alejandro García 
Gustavo Muñoz
En la charla se pudo comprender que el libro es un territorio compartido, en el que unos y otros intercambian opiniones para que cada página llegue a florecer y a dar frutos en las manos de los futuros lectores.
Se resaltó que es necesario entregarse a la fertilidad de cada consejo, aceptar la poda, buscar el surco propicio y dejar que las ideas se hidraten y crezcan para transformarse.
Cada detalle es
importante, la obra terminada es el reflejo de un proceso en el que las
emociones deben ser protagonistas.

En la segunda parte del encuentro, la licenciada Sara Bonfante coordinó una mesa en la que las autoras Natalia Bartoli, Patricia Coria, Alejandra Ciccoria, Pamela Medina y Susana Vaquero recorrieron junto a ella el camino que las llevó a “saltar al vacío” para entregarse a la creación de una obra literaria.
El debate dejó ver que existe un arte mediante el cual es posible sembrar las palabras adecuadas sobre los renglones justos que, como tierra fértil, son capaces de recibirlas para que cada una de ellas se convierta en el germen de otras, enriquecidas por la mirada de aquellos que las ven desarrollarse.

Alejandra Ciccoria 
Natalia Bartoli 
Pamela Medina 
Sara Bonfante 
Susana Vaquero 
Patricia Coria
La verdadera riqueza está escondida en los brotes, que logran expandirse en el vacío para dar forma a un universo nuevo donde todo es posible, pero al que hay que sujetar con los tutores necesarios para evitar el caos de un crecimiento desmedido.
También se concluyó que el microcosmos que habita entre las páginas de un libro debe ser coherente con las palabras que lo delimitan. Dentro del papel conviven personajes construidos por las letras que les dan vida y que deben trascenderlas para llegar a los sentimientos de cada lector.
El diálogo entre las escritoras puso de relieve que dar vida a una obra literaria es recorrer cada palabra, enredarse en las letras, aferrarse a las comas para aceptar el silencio y descansar en cada punto para que las imágenes atrapadas entre los ojos de los lectores se queden para siempre en sus retinas y los transformen.
Finalizado el encuentro, se pudo concluir que detrás de la tapa de cada libro, autores y editores deberían resguardar y proteger al tesoro más preciado: la palabra.
(Fotos: ContArte Cultura)
Literatura
Dua Lipa recomendó a Mariana Enriquez para leer en Halloween
La cantante Dua Lipa recomendó el libro “Los peligros de fumar en la cama”, de la escritora argentina Mariana Enriquez, en el especial de Halloween, que se celebró el viernes, de su club de lectura.
Desde 2022, la artista decidió embarcarse en un proyecto personal por fuera de la música: la lectura. Es por eso que lanzó Service95, una plataforma en la que mensualmente recomienda un libro, comparte una reseña del mismo y hasta suele tener conversaciones íntimas con diferentes autores.
Para la edición de octubre, especial por ser el mes de Halloween, Dua Lipa encaminó su recomendación hacia el terror y eligió a una de sus autoras favoritas, Mariana Enriquez.
“Este libro presenta 12 relatos inquietantes ambientados en Buenos Aires y sus alrededores, que a menudo se centran en mujeres y niñas que experimentan sucesos sobrenaturales entrelazados con los traumas de la historia argentina”, escribió Dua Lipa en su reseña de Los peligros de fumar en la cama.
Esta no es la primera vez que Dua Lipa recomienda autores argentinos. A comienzos de 2024, compartió un entusiasmo especial por el libro “Fortuna”, escrito por Hernán Díaz, quien ganó el premio Pulitzer en el año 2023 por esta novela. También mencionó a “No es un río”, de Selva Almada.
Textos para escuchar
Un día de éstos – Gabriel García Márquez
Gabriel García Márquez lee su cuento Un día de éstos
El lunes amaneció tibio y sin lluvia. Don Aurelio Escovar, dentista sin título y buen madrugador, abrió su gabinete a las seis. Sacó de la vidriera una dentadura postiza montada aún en el molde de yeso y puso sobre la mesa un puñado de instrumentos que ordenó de mayor a menor, como en una exposición. Llevaba una camisa a rayas, sin cuello, cerrada arriba con un botón dorado, y los pantalones sostenidos con cargadores elásticos. Era rígido, enjuto, con una mirada que raras veces correspondía a la situación, como la mirada de los sordos.
Cuando tuvo las cosas dispuestas sobre la mesa rodó la fresa hacia el sillón de resortes y se sentó a pulir la dentadura postiza. Parecía no pensar en lo que hacía, pero trabajaba con obstinación, pedaleando en la fresa incluso cuando no se servía de ella.
Después de las ocho hizo una pausa para mirar el cielo por la ventana y vio dos gallinazos pensativos que se secaban al sol en el caballete de la casa vecina. Siguió trabajando con la idea de que antes del almuerzo volvería a llover. La voz destemplada de su hijo de once años lo sacó de su abstracción.
-Papá
-¿Qué?
-Dice el alcalde que si le sacas una muela.
-Dile que no estoy aquí.
Estaba puliendo un diente de oro. Lo retiró a la distancia del brazo y lo examinó con los ojos a medio cerrar. En la salita de espera volvió a gritar su hijo.
-Dice que sí estás porque te está oyendo.
El dentista siguió examinando el diente. Sólo cuando lo puso en la mesa con los trabajos terminados, dijo:
-Mejor.
Volvió a operar la fresa. De una cajita de cartón donde guardaba las cosas por hacer, sacó un puente de varias piezas y empezó a pulir el oro.
-Papá.
-¿Qué?
Aún no había cambiado de expresión.
-Dice que si no le sacas la muela te pega un tiro.
Sin apresurarse, con un movimiento extremadamente tranquilo, dejó de pedalear en la fresa, la retiró del sillón y abrió por completo la gaveta inferior de la mesa. Allí estaba el revólver.
-Bueno -dijo-. Dile que venga a pegármelo.
Hizo girar el sillón hasta quedar de frente a la puerta, la mano apoyada en el borde de la gaveta. El alcalde apareció en el umbral. Se había afeitado la mejilla izquierda, pero en la otra, hinchada y dolorida, tenía una barba de cinco días. El dentista vio en sus ojos marchitos muchas noches de desesperación. Cerró la gaveta con la punta de los dedos y dijo suavemente:
-Siéntese.
-Buenos días -dijo el alcalde.
-Buenos -dijo el dentista.
Mientras hervían los instrumentales, el alcalde apoyó el cráneo en el cabezal de la silla y se sintió mejor. Respiraba un olor glacial. Era un gabinete pobre: una vieja silla de madera, la fresa de pedal y una vidriera con pomos de loza. Frente a la silla, una ventana con un cancel de tela hasta la altura de un hombre. Cuando sintió que el dentista se acercaba, el alcalde afirmó los talones y abrió la boca. Don Aurelio Escovar le movió la cara hacia la luz. Después de observar la muela dañada, ajustó la mandíbula con una cautelosa presión de los dedos.
-Tiene que ser sin anestesia – dijo.
-¿Por qué?
-Porque tiene un absceso.
El alcalde lo miró en los ojos.
-Está bien -dijo, y trató de sonreír.
El dentista no le correspondió. Llevó a la mesa de trabajo la cacerola con los instrumentos hervidos y los sacó del agua con unas pinzas frías, todavía sin apresurarse. Después rodó la escupidera con la punta del zapato y fue a lavarse las manos en el aguamanil. Hizo todo sin mirar al alcalde. Pero el alcalde no lo perdió de vista.
Era un cordal inferior. El dentista abrió las piernas y apretó la muela con el gatillo caliente.
El alcalde se agarró a las barras de la silla, descargó toda su fuerza en los pies y sintió un vacío helado en los riñones, pero no soltó un suspiro. El dentista sólo movió la muñeca. Sin rencor, más bien con una amarga ternura, dijo:
-Aquí nos paga veinte muertos, teniente.
El alcalde sintió un crujido de huesos en la mandíbula y sus ojos se llenaron de lágrimas.
Pero no suspiró hasta que no sintió salir la muela. Entonces la vio a través de las lágrimas. Le pareció tan extraña a su dolor, que no pudo entender la tortura de sus cinco noches anteriores. Inclinado sobre la escupidera, sudoroso, jadeante, se desabotonó la guerrera y buscó a tientas el pañuelo en el bolsillo del pantalón. El dentista le dio un trapo limpio.
-Séquese las lágrimas -dijo.
El alcalde lo hizo. Estaba temblando. Mientras el dentista se lavaba las manos, vio el cielorraso desfondado y una telaraña polvorienta con huevos de araña e insectos muertos. El dentista regresó secándose las manos. “Acuéstese -dijo- y haga buches de agua de sal.” El alcalde se puso de pie, se despidió con un displicente saludo militar, y se dirigió a la puerta estirando las piernas, sin abotonarse la guerrera.
-Me pasa la cuenta -dijo.
-¿A usted o al municipio? -preguntó el dentista.
El alcalde no lo miró. Cerró la puerta, y dijo, a través de la red metálica:
-Qué carajo, es la misma vaina.
Historias Reflejadas
Puro cuento

Puro cuento
La vida es puro cuento, un ovillo de historias que ruedan sobre los objetos, como si fuera un viaje de palabras. Como si las palabras crecieran y se multiplicaran en las ruedas de mi bicicleta, que arrastra los hilos y los enreda.
En el manubrio, una mariposa naranja sostiene mi canción de primavera, puro deseo de oruga, que de tanto repetirla se le hizo costumbre y de tanta costumbre, letra cantada, siempre distinta, siempre canción, puro cuento.
Una pelota cruza por el aire y atraviesa mi camino, puro cuento. La veo caer y transformarse. Veo un castillo y un secreto que me llevo en las ruedas de la bicicleta, que canta, que viaja, que se convierte en mariposa; hasta que se posa en la tele de mi casa, justo sobre la novela de mi mamá. Y ahí se terminan los vuelos y me tengo que encerrar en mi capullo para no escuchar lo que ya sé de memoria, puro cuento.
Andrea Viveca Sanz
Se reflejan en esta historia los siguientes textos: “Edelmira Latele”, de Adela Basch; “En la puntita de una hoja”, de Magdi Kelisek; “El sueño de Magrela”, de Rita Taraborelli; y “Secretos”, de Teresa Prost.



















Patricia A Coria
14/04/2019 a 13:45
Maravillosa nota, reflejo de ese encuentro tan enriquecedor que nos permitió compartir nuestra pasión en una tarde inolvidable. Muchísimas gracias por ser parte, por acompañar y apoyarnos con tanta calidez y profesionalismo.
Javier Bibiloni
14/04/2019 a 19:24
Gracias, Contarte Cultura, por haber estado acompañándonos ayer. Hermosa nota.
Claudia
14/04/2019 a 19:44
Estuvo muy bien organizado, todos pasamos lindos momentos.
Gracias Javier Bibiloni.