

Entrevistas
Liza Porcelli Piussi: “Me moviliza la desesperación por el planeta, por la naturaleza”
Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca)
Edición: Walter Omar Buffarini //
Existen voces que convocan, como vientos sutiles, a las historias desparramadas sobre los renglones de la vida. Desde esas líneas imperceptibles se expanden en imágenes, dóciles, livianas, capaces de quedarse en los corazones de quienes logran atraparlas.
Liza Porcelli Piussi, atenta a esos detalles apenas visibles, encuentra la música justa y las letras precisas, el tiempo y el espacio contenidos en las palabras que elige con delicadeza, como pequeños eslabones que se unen para dar forma a la trama que sostiene a cada una de sus ficciones. Hay en ellas un ritmo, una sonoridad dibujada, que emerge desde las páginas y se hace parte de los lectores a través de sus personajes.
En diálogo con ContArte Cultura, la psicóloga y escritora nos regala alguna de sus historias y cuenta sus vivencias en el camino de la escritura.
— Para comenzar la entrevista y que te presentes de la forma más espontánea posible, te proponemos que nos cuentes la primera historia que te venga a la mente y que de alguna manera te involucre.

“Hoy hace exactamente seis años encontré a mi perro en una gomería de Gascón y Rocamora. Estaba atado entre la grasa con un metro de soga. Tenía alrededor de tres meses porque aún no había cambiado los dientes. El hijo del dueño de la gomería desde el auto lo había visto corriendo junto a la ruta y, en un acto que a mí me iba a cambiar la vida, lo había levantado para dejarlo en el taller, atado.
Desde el día en que lo vi, empecé a pasar todos los días y, con permiso concedido, lo desataba y me lo adueñaba por unas ocho horas. Lo llevaba a la plaza, le daba buena comida y lo sacaba del calor del techo de chapa. Pero después lo devolvía. A pesar de lo que amaba a los perros, no estaba preparada para perder mi independencia sumando uno a mi vida.
Pero una mañana, cuando lo fui a buscar, Barry (así le habían puesto en la gomería) al verme se hizo encima. Pregunté qué le pasaba… Había intentado cruzar Gascón en sentido a mi casa y un colectivo lo había golpeado. Enseguida, alguien que calibraba las gomas me llevó a una veterinaria. Barry tenía una hemorragia interna. Le pedí que se recuperara, asegurándole que nunca más iba a volver a estar atado en ese lugar.
Pensando en darle una vida más pintoresca que la de la gomería y no queriendo tampoco generarle mucho conflicto con el sonido de su identidad, le puse Berni por Antonio.
Lo tuve unos meses en Buenos Aires hasta hacer lo que nunca me voy a perdonar. No estaba dispuesta a regalarlo, pero no me sentía capaz de llevar una vida con él en Capital. Lo dejé en Bahía Blanca, en la quinta de mis padres. Media hectárea de parque y perros donde yo iba a poder seguir viéndolo en cada viaje.
En la quinta estaba protegido de los colectivos, pero un hombre que fue a limpiar el pozo ciego porque ya echaba olor le dio con su camioneta y le quebró la cadera. Furiosa, aunque consciente de que nadie debería tener que limpiar la mierda del pozo ciego de otro, viajé a cuidarlo. En ese año y tres meses viajé seguido para reencontrarnos siempre. Hasta que volví a Bahía Blanca básicamente para recuperar a Berni.
Cuatro años y cinco meses vivimos juntos en la ciudad de mi infancia. Hasta hoy, hasta hace una semana en que volvimos a Buenos Aires a vivir la vida que antes no me animé. U otra. Aún no lo sé”.
—¿Recordás cuál fue tu primer contacto con los libros? ¿Qué emociones se despiertan en vos al sumergirte en un instante de lectura?
—El que recuerdo no es el primer contacto que tuve, sino el que viene primero a mi mente al pensar en los libros y mi infancia. Es en la sala infantil de la Biblioteca Rivadavia, la más grande de Bahía Blanca, la ciudad donde crecí. Iba siempre sola, sin adultos, sin amigas, no quería que me apuraran ni me observaran mientras elegía. Tampoco pedía asistencia o recomendaciones al bibliotecario de la sala. Me gustaba pararme o sentarme frente al estante, leer título por título, dejarme tentar, hacer una preselección, leer contratapas, elegir una novela y volver con el libro caminando a mi casa, llevando en la mano una experiencia que solo yo iba a tener, algo solo mío durante los días que tardara en leerlo.

—¿Cuándo te sentiste llamada a contar historias?
—Lo que me llamó no fue el deseo de contar historias, sino algo más relacionado al lenguaje y sus posibilidades de crear belleza por las imágenes que despierta y por la manera de sonar. Me seducía la posibilidad de movilizar a un lector con mis palabras, buscadas y elegidas especialmente. Eso me llamó en principio, desde chica. Las historias vinieron después.
—¿Cómo se despierta un personaje en tu interior y de qué manera lográs capturar su voz para convertirla en un cuento?
—Al personaje que me llega lo despierta la acción que yo quiero expresar. Entonces, primero me surge el accionar, lo que le va a pasar y va a hacer, y en base a eso pienso cómo debería ser el personaje que lleve adelante esa acción de la manera en que yo quiero que sea llevada.
—Contanos qué temáticas, actuales o de todos los tiempos, te movilizan y se pueden transformar en germen de una de tus ficciones.
—Actualmente me moviliza la desesperación por el planeta, por la naturaleza. La desazón frente a lo que se va destruyendo y frente a un futuro ecológicamente negro. También la necesidad de trascender, de dejar detrás de uno a alguien que pueda dar fe de nosotros y de nuestra huella. Ambos puntos están siendo germen de lo que estoy escribiendo. El desafío está en trasladar esas temáticas a una historia para niños.
—Desde tu experiencia, ¿qué cosas creés que tiene que tener un libro infantil para despertar la curiosidad de los pequeños lectores?
—Lenguaje honesto (no demagógico) y buena trama. En particular, creo que el sentido del humor es esencial en la literatura para chicos.
—¿Pensás que la ficción puede ayudar a desenmascarar a los monstruos y fantasmas que nos habitan desde pequeños?
—Creo que a través de la ficción podemos, en el mejor de los casos, nombrar, categorizar y quizá entender un poco más lo que nos pasa.
—Tenés un vínculo muy fuerte con los animales y con la naturaleza en general, ¿son fuentes de inspiración a la hora de crear?
—La relación con los animales me despierta mucha sensibilidad. Encuentro sentido vital en protegerlos. Y como conectarse con los animales y la naturaleza es algo que le recomendaría al mundo si fuera una vitamina disponible para todos, creo que me gusta transmitir, compartir en lo que escribo algo de esa experiencia.
—¿En qué proyectos estás trabajando actualmente? ¿Hay algún libro en camino?
—Estoy haciendo una adaptación de una novela escrita hace mucho, que hoy quedó obsoleta pero cuya idea central tiene una potencialidad de belleza que me parece una lástima que se pierda, porque la trama en la que está inserta es poco atractiva hoy para los chicos.
—Para concluir, ¿qué sueño de Liza podría guardarse en la última página de un libro?
—Vivir plenamente y desplegarme tanto como me lo permita lo que tengo para dar. Ese es el sueño que me gustaría ver cristalizado en mi última página personal.

Entrevistas
En primera persona: Nair Libonatti, escritora
La artista uruguaya habla de ella misma, de cómo llegó a la escritura y de su obra

Sobre sí misma y su arte
Soy Nair Libonatti, mujer uruguaya de 69 años. Toda mi vida supe que podía escribir, sin embargo, al plasmar mis ideas en una hoja, el resultado no me era grato y terminaba rompiendo.
En el año 2019 una amiga me invitó a “algo” literario y fui. Resultó ser un taller y fue ahí donde comencé a escribir.
Pocos meses después llegó la pandemia, entonces, buscando recursos para mi nuevo despertar, entré en un grupo argentino de Facebook. En él compartíamos textos y comentábamos.
Un buen día me invitaron a participar en el Mundial de Escritura, al principio me parecía inalcanzable hasta que me animé y la experiencia resultó maravillosa.
Sobre su obra
He escrito algunos libros: “Historias del Caldero”, en conjunto con dos amigas, “Constelaciones”, libro que va por su segunda edición y “El Pata de Bolsa y otros relatos”. Estos dos últimos están presentes en la 49a Feria del Libro de Buenos Aires, en el stand de Uruguay.



Sobre “Constelaciones” puedo decir que es un libro fuerte, con historias bastante movilizadoras, es un intento de visibilizar algunas circunstancias. “El Pata de Bolsa” es en tono más humorístico, un poco más distendido y coloquial.
Son libros de cuentos cortos, escritos individualmente y luego seleccionados para cada uno de los libros.
Su actualidad

Actualmente integro el taller “Ratones de biblioteca”, que funciona en la Casa de la Cultura de Minas, Uruguay, y algunas compañeras me acompañaron a la Feria del Libro de Buenos Aires.
Nair Libonatti junto a Andrea Viveca Sanz, de Contarte Cultura, en la 49º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires
Entrevistas
Aguirre–Rodríguez: “El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros”

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Es un viaje dentro de otros, un movimiento sutil, la música desperezándose en gotas de rocío, notas evaporadas sobre las aves del campo, es el vuelo hacia el espacio urbano, un recorrido temporal. Es antes y después. Es ahora y siempre, una melodía que llega desde lejos, de otras patrias, del mismo viento que corre y desparrama en el lugar justo y en el instante oportuno.
“Del Buen Ayre”, el próximo espectáculo y disco del dúo platense Aguirre–Rodríguez es un viaje por el tiempo y por distintos espacios, una relectura en modo actual de la música rural bonaerense.
Contarte Cultura charló con sus integrantes, Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez para que nos cuenten acerca de ese caminar que la canción propone.
—Porque los espacios y las cosas que forman parte de ellos suelen hablar de quienes los habitan, nos gustaría comenzar esta charla deteniéndonos en su lugar de trabajo, en el espacio creativo de su música y en los objetos que los rodean en este momento. Si pudieran elegir un rincón o un objeto, el que mejor los represente como dúo y nos cuente algo de ustedes, ¿Cuál sería?
—El lugar, nuestra casa, y el rincón nuestra sala, en la que se va gestando todo el resultado final de lo que hacemos como músicos. Creo que estos espacios hablan de nosotros y de nuestra manera de entender la realidad y el arte.
—Y desde ese espacio viajamos en el tiempo, ¿cómo y cuándo se encuentran Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez en el camino de la música para dar comienzo al dúo Aguirre–Rodríguez?
—Nos encontramos en la escuela de arte de la ciudad de Berisso, hace muchísimos años, en situación de alumna y profesor, pero rápidamente comenzamos a compartir producciones por fuera de la escuela. Con los años volvimos a encontrarnos, ya específicamente en el terreno del tango con la orquesta Los inmigrantes en el año 2005. Cuando el tiempo de la orquesta se terminó, continuamos en dúo.


—¿Cómo fueron esos comienzos?
—Fue un muy hermoso comienzo, pero rápidamente el dúo se fundió dentro de un cuarteto que con el tiempo se convirtió en sexteto de tango. Me refiero a Tangor. Con esa agrupación trabajamos durante más de 10 años. Por otro lado, Cynthia participaba como invitada permanente en el grupo La Sonora, proyecto que venía caminando desde el año 1989.
—Como decías, con el correr de los años el tango se instaló entre ustedes, ¿qué cosas los llevaron a explorar en este género que nos representa?
—El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros. Como una especie de lengua madre. Rastrear el porqué de esto es complicado, creo que tiene que ver con nuestras historias personales y la idiosincrasia de nuestras familias de origen. Lo que es claro es que ha sido fundacional en nuestro vínculo con la música. Nuestra mirada como habitantes de este tiempo siempre nos llevó a buscar puentes entre el tango, otras músicas y otros conceptos artísticos.
—¿De qué manera llega el primer disco “Mundo Tango”, grabado en 2011?
—Ganamos un premio a la Producción Fonográfica del FNA (Fondo Nacional de las Artes) y generamos nuestro primer CD. En ese entonces, si bien el CD se llamó Mundo Tango, abarcamos otros lenguajes musicales, algunas cosas del folclore y canciones provenientes de la cantera del rock.
—Por estos días están en proceso de grabación de su segundo disco “Del Buen Ayre”, ¿qué recorridos espacio-temporales tuvieron que hacer para dar vida a los temas que forman parte de esta obra?
En Mundo Tango nos referimos a una idea acerca del tango, como un estado del ser que no solo aparece en esta región del mundo (por algo el tango impacta como impacta en todo el globo). Aquí nos referimos más a la génesis de este género y la música de la provincia de Buenos Aires. Este nuevo trabajo propone un recorrido desde la música campera de principio de siglo XX (El Gardel Gaucho, pasando por compositores icónicos de ese lenguaje como Omar Moreno Palacios) para adentrarse en el tango clásico de la época de oro y llegar hasta composiciones actuales que revitalizan el género. También este trabajo, a diferencia del otro, está estructurado por un material que fue ampliamente mostrado y fogueado. Es música que hemos tocado mucho en vivo y está planteado desde esa impronta. Los arreglos, si es que los hay, fueron construyéndose a lo largo del tiempo y de las distintas actuaciones. Los músicos invitados jugaron en ese mismo tono también. Se les envió un cifrado y una grabación como referencia, pero el armado de los distintos temas se resolvió en el estudio, mientras Manzana Ibarrart (gran amigo y comandante del Estudio Sonosfera) montaba los mics y seteaba todo. Luego se eligieron las mejores tres tomas de cada tema. El resultado tiene un aroma a “trazos sueltos” que nos encanta en lo particular.
—Sin dudas se trata de un viaje a través de la música, ¿cuál es el aroma que elegirían para simbolizar a este álbum?
—El múltiple aroma de los viajes…si bien es un CD local en cuanto al repertorio, es bastante global en tanto a que lo que suena proviene de muchísimas fuentes y no solo de la tanguera. Lo hemos tocado tanto en tantos países diferentes, que para nosotros tendría ese olor a viaje, a aeropuerto, a trenes.
—El 3 de agosto estarán presentando este disco en La Salamanca, un reconocido espacio cultural platense, ¿qué podrán disfrutar esa noche quienes se acerquen a compartir su música?
—Haremos algunos de los temas de nuestro espectáculo Del Buen Ayre, como antesala al espectáculo Filogenia de Victoria Moran y el Dúo Puentes Reyes.
—Mencionás que ese día estarán acompañados por la cantante Victoria Morán, entonces la pregunta va para ella. Victoria, ¿Cómo nace “Filogenia”, ese recopilatorio de obras de música popular argentina? Contanos quiénes serán parte de ese recorrido el 3 de agosto y qué sentís al compartir noche con el Dúo Aguirre-Rodríguez.
9- Filogenia surge de la necesidad de contar nuestro ADN musical a través de las canciones que nos definen. Es una suerte de viaje musical hacia la fuente, hacia la memoria imperecedera que une un recuerdo con otro. Este espectáculo viene a despertarnos la fibra sensible con canciones que nos nombran, enlazando a Homero Manzi con Víctor Heredia, al Cuchi con Fito, a los que fuimos con los que somos. El compartir con compañeros y compañeras músicos y músicas siempre es una alegría, y en este caso será además una sorpresa para el dúo Puentes-Reyes y yo, porque jamás nos hemos cruzado en un escenario y esperamos anhelantes ese ida y vuelta mágico que siempre augura la música compartida.
—Para terminar, ¿cuál es el próximo destino de la música que los mueve?
—Tenemos por delante algunas fechas en nuestra ciudad, como el próximo 29 de agosto, día en el que estaremos compartiendo escenario junto al cantor Carlos Cabrera en el Café Metro. Octubre nos encuentra realizando nuestra segunda gira europea, con conciertos en países como Italia, Francia, España y Portugal. A nuestro regreso estaremos presentando oficialmente nuestro álbum Del Buen Ayre, con la participación de los músicos que fueron parte de la grabación.
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Celina Cocimano y ‘El juego de las emociones de Uma’: “Un libro que pide gran compromiso de los adultos”

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Todo gira, se mueve en una circularidad compartida. Las emociones suben y bajan, cuelgan de nuestros cuerpos, se desprenden como hojas secas. Regresan, son brotes, transformados en otra cosa.
Celina Cocimano es terapeuta emocional y a partir de sus vivencias y de su trabajo de muchos años necesitó dejar huellas, sembrar palabras para que germinen a través de sus libros.
“El juego de las emociones de Uma”, su último libro, está dedicado a las infancias. A través del juego logra acercarse a los territorios del miedo, de la ansiedad o de la frustración para atravesarlos.
ContArte Cultura charló con ella para conocer las rutas que la llevaron a indagar en ese universo.
—Las emociones forman parte de nuestras vidas, van y vienen, se mueven y nos movemos con ellas. Por eso, para comenzar y a modo de presentación, nos gustaría que elijas al menos tres emociones que te atravesaron al momento de escribir tu último libro y que a cada una de ellas les otorgues un sabor o un aroma.
- Frustración, sabor a cebolla
- Ansiedad, aroma a menta
- Alegría, aroma a vainilla
—Y ya instalados en esa imagen, vayamos a tus comienzos, ¿qué vivencias te llevaron a transitar el camino de la terapia emocional?
—La insatisfacción personal, haberme descubierto cómo estafadora de mi propia vida, creando personalidades adquiridas para moldearme al gusto de la mirada ajena, siempre con esa sed emocional de ser alguien para los demás, ser aceptada, reconocida, querida y encantar a todos. Mientras estudiaba para contadora, sentí un apagón emocional, la apatía era mi única compañera en esos tiempos, hasta que mi cuerpo también “habló” con un síntoma muy sentido. Empezaba a hacerme pis por las noches siendo ya grande, más adelante entendí que eso sucedía en cada hogar o lugar donde me sentía a gusto, de esa manera, “intentaba” aferrarme a algún territorio, sentirlo al menos, por momentos, un lugar donde era yo. Como los animales que marcan su territorio orinando sobre él. Eso era lo que faltaba para que mi vida se vistiera de insatisfacción y cambie totalmente de rumbo, mejor dicho, empiece a vivir y dejar de aparentar lo que mis vacíos necesitaban cubrir.
—Seguramente al ir recorriendo ese camino fue necesario dejar huellas y de esa manera llegaron los libros, ¿cómo vivís la experiencia de escribir para que las palabras sean instrumento de sanación?
—Mi primer libro, “Despierta”, nació como algo catártico de la etapa que comenté anteriormente. Aún no sabía qué era lo que estaba viviendo y, sinceramente, pensaba que me moría por esos tiempos, entonces empecé a escribir cómo fue ese tránsito a mí destrucción de las corazas hacia mi reconstrucción emocional. Después, al compartir mi vivencia con muchas personas, me di cuenta que varios pasamos por ciertos procesos similares, por lo que se me ocurrió darle forma de libro y agregar reflexiones y ejercicios terapéuticos y de autogestión emocional. Los otros 3 -“Diamantes”, “Rotas”, y “El juego de las emociones de Uma”-, fueron pensados basándose en las historias que atiendo y buscando dejarle una “biblioteca” de recursos emocionales a mi hija para cuando sea más grande y, a las personas, que encuentren en estos libros, escrito en palabras, el propio sentir descarnado y sin filtro de las emociones que abordo en cada uno de ellos y luego, ofrecerles dinámicas, reflexiones, ejercicios para que encuentren en ellos formas de transitar el campo emocional sin tanto dolor y con valentía.
—Si pudieras resumir en una palabra el espíritu de cada uno de tus libros, ¿cuáles serían?
- Despierta: Integridad
- Diamantes: Osadía
- Rotas: Coraje
- El juego de las emociones de Uma: Autenticidad
—Tu último libro, “El juego de las emociones de Uma”, transita los paisajes de la infancia con todas sus gamas de colores, ¿cuál o cuáles fueron los disparadores de esta historia?
—Mi hija, a los 8 años, comenzó a transitar por un tiempo la conocida “Crisis de ansiedad y angustia”. Yo me opuse a que esté medicada siendo tan pequeña, y desde mi saber en el campo emocional de los adultos, junto a una gran observación sobre ella y sus crisis, se me ocurrió trabajar juntas para buscar soluciones a su sentir. Buscamos opciones en el juego infantil, en la creatividad, desarrollando distintos escenarios, armando una rutina de ejercicios y, sobre todo, busqué acercarla a la autogestión emocional. Así fue que se me ocurrió compartir cada ejercicio que funcionó en ella en este cuento, que no solo tiene el fin de que los niños empiecen a desarrollar desde pequeña edad sus propias respuestas emocionales ante cierta situaciones, sino que es un libro que pide gran compromiso de los adultos que acompañan al niño, y esa compañía, con el estar, el hablar su idioma, mejorar la calidad del vínculo, validar sus emociones, respetarlos y comunicarse con ellos, es lo que hace casi la mayor magia del trabajo de fortalecimiento emocional.
—Y justamente, a partir de tus propias vivencias decidiste contar desde el juego y desde las imágenes. Explicanos cómo fue el proceso de elegir esas duplas emocionales sobre las que querías hablar.
—Busqué las que a su edad son dentro de todo fáciles de interpretar, como decimos los adultos: de “etiquetar”. Son parte de las emociones primarias y la dupla fue pensada para dejarles el mensaje de que no son ni buenas ni malas, simplemente son y cada una es mensajera de un sentir, una acción a llevar a cabo y una particular respuesta emocional. También al ponerlas en duplas, cuando ellos/as sientan, por ejemplo, tristeza además de procesarla en todo su ser, sepan que pueden aprender a transportarla en alegría, ir de la ansiedad a la calma. Es decir, que conozcan cuál es la emoción que se necesita para equilibrar una con otra.
—Las semillas del libro fueron plantadas, ¿creés que tus palabras ya comenzaron a germinar y son brotes en los lectores?
—Sorprendentemente sí. Como comenté, yo me dedico a adultos no a infanto, y este libro que se publicó en abril del 2024 ya se está imprimiendo la segunda edición. Lo han comprado mucho abuelas y abuelos para compartirlo con sus nietos, en colegios para abordar ciertas emociones en el aula ya que también hay un capítulo sobre el bullying. Y muchas madres me compartieron que sus hijos o hijas mientras que se les leía el cuento ya comenzaban a incorporar los ejercicios sugeridos, o que empezaban a identificar sus propias emociones, tenían armados sectores en su cuarto como se encuentran en algunos capítulos. Incluso los que son más grandes, según cómo se sentían, buscaban en la biblioteca el libro y se encerraban en su cuarto a leer exclusivamente el capítulo que contiene la emoción que estaban sintiendo en ese día o ese tiempo. También compartió nota de Revista junto a Unicef en el día internacional contra el Bullying de 2024.
—¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
—Tengo dos libros más en camino, uno para adultos sobre la depresión, y otro para infanto, más expansivo aún, con un viaje al campo emocional que sea para ellos y para sus padres o tutores también, digamos que será un libro revelador en muchos aspectos.
—Para terminar, te invitamos a elegir la textura que represente a tu libro “Las emociones de Uma”.
—La textura sería cálida, pomposa, con colores desde pasteles a fuertes, con ganas de descubrirla y sentirla, y con distintos aromas que vayan cambiando según cada paso de la mano o de los pies sobre ella.
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