Conéctate con nosotros

Entrevistas

Mercedes Pérez Sabbi: “Si se escribe en libertad aparecen los elementos para que el texto sea luminoso”

Publicado

el

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca)
Edición: Walter Omar Buffarini

Existe un mundo invisible en el interior de cada artista, un entramado de emociones que emergen y se revelan a través de sus obras. Diminutos fragmentos de poesía, escondidos detrás de los disfraces, se superponen a las máscaras y se adhieren a las palabras, que dan vida a aquello que permanece callado en la boca del tiempo y se desata en un punto de silencio.

Mercedes Pérez Sabbi es escritora, actriz y murguera, lleva dentro suyo las formas y los colores con los que teje cada una de sus obras, en las que cada letra se une a la siguiente para sostener los límites de sus universos de ficción. Es en esos escenarios imaginados donde sus personajes se mueven guiados por su voz, aunque desde algún reflejo de la vida han sido ellos los que hablaron primero.

En diálogo con ContArte Cultura, la destacada autora de textos infantiles recorre su camino de palabras y comparte sus vivencias en el mundo de las letras.

—Comencemos esta entrevista con una especie de juego en el que te entregamos un lápiz invisible dentro del cual habitan palabras de colores. Una vez en tus manos, un simple movimiento de tu imaginación te permitirá liberar exactamente cinco palabras. ¿Cuáles serían esas palabras que se te aparecen en el instante en que recibiste nuestro lápiz? Usando algunas de esas palabras, ¿cómo presentarías a Mercedes Pérez Sabbi?
—Infancia, jazmín, abuelo, misterio y soles son las palabras que escribí con mi lápiz invisible. Estoy hecha de un entramado de infancia que huele a jazmín, a limonero del jardín de la casa de mis abuelos. Allí nací. Allí, de la mano de mi abuelo asturiano, republicano y poeta, comencé a transitar los pasadizos secretos y misteriosos de la literatura. Soy sus poemas, sus relatos de alcanfor. Hilos de infancia. Una urdimbre de risas, de tristezas, de juegos, de cuentos, de agonías y resurrecciones. Toda una alquimia. Misterios que me han llevado por los senderos de la escritura.

—¿Recordás en qué momento sentiste que la escritura era un camino que querías recorrer?
—Somos telares, como dice la vieja Kush de Liliana Bodoc, una trama hecha por muchos hilos, por eso me resulta difícil decir el momento preciso que sentí que escribir era el camino que quería recorrer. De pequeña supe que las palabras tenían poder. El poder de abrazar como lo hacían los poemas de mi abuelo; el de lastimarme, cuando recibía una amenaza o una burla; el de mis palabras, persuasivas o molestas, cuando quería ser escuchada… Supe de niña que la poesía era muy poderosa, porque cuando mi abuelo leía un poema a la familia reunida, el silencio se volvía inmenso, único. Sé que ahí está la primera siembra. Claro que en aquellos días no podía imaginarme que podía dedicarme a la escritura. Porque si bien contaba con mi abuelo poeta (así lo veía yo), él era un trabajador ferroviario, señalero, que escribía poemas entre las llegadas de un tren y otro, y aunque tenía un gran amor por la lectura, estaba lejos de ser un escritor, un intelectual. Lo que sí puedo reconocer de aquellos días es el placer por la lectura y un fuerte deseo de expresarme a través de lo artístico: recitar los poemas de mi abuelo en Radio El Mundo, bailar danzas españolas en los cumpleaños, en los bailes de Tapalqué -el pueblo de mi madre-, armar representaciones teatrales con guión y dirección con mi hermano y amigos. Entre juegos, lecturas y otras búsquedas, transcurrió mi infancia y adolescencia. Tengo la intuición de que me demoré en saber qué era lo que me hacía feliz, pero a la vez pienso que es muy difícil medir esos tiempos subjetivos. De adulta me centré en el camino del teatro, la escritura, la docencia y la psicopedagogía. Mientras dirigía el grupo de teatro infantil “Obsoletos”, escribía literatura infantil y trabajaba en escuelas como asesora pedagógica. Todas mis actividades unidas por la infancia y la escritura. En esos años -principio de los 90- publiqué mis primeros cuentos para chicos en la Editorial Orión, de la mano de Poldy Bird. Pienso que esas primeras publicaciones reafirmaron mi fuerte deseo de seguir escribiendo y elegir a la literatura infantil como el modo de expresión.

—¿Qué cosas pueden despertar en vos una historia dormida en tu interior o en la memoria colectiva?
—Cuando comienzo una historia es porque hubo un encuentro entre un deseo, a veces escondido, con algo del afuera que lo pone en descubierto. Es como si esa historia llevara una hebra de la cuerda que conlleva mi deseo. Y si bien cada novela es una alquimia que refleja lo que llevamos dentro, creo que es muy difícil determinar la densidad simbólica de sus componentes. Manuela en el umbral partió del relato de Anahí, una joven compañera de mi hija en la escuela de cine, hija de desaparecidos. Su relato tocó mi ser, mi corazón, obviamente sensibilizado por haber vivido la dictadura, las desapariciones de amigos y compañeros. Su historia estuvo dando vueltas más de un año en mi cabeza, perturbando mi descanso, tal vez obsesionándome, hasta que pude escribirla. Fue muy liberador concretarla, como todo proceso creativo que se materializa. En Sopa de estrellas, historia de un niño cartonero, convergieron los recuerdos de mis primeros alumnos en una escuela de González Catán, con las imágenes de los niños del jardín de mi hijo, cuando jugaban a transformar la página de un diario en varios objetos. Nos vamos, nomás, nos vamos es

un relato murguero donde narro la historia de un pueblo que quiere vivir en libertad. Un pueblo que cotidianamente pierde algo, que estaba sucio a los ojos del poder, y no se resigna. En cada “chau” de sus pobladores hay una búsqueda por encontrar la alegría perdida. Se van. Se exilian. En esta historia se entretejen las imágenes coloridas y musicales del Grupo de Teatro Catalinas Sur, al que pertenecí muchos años, con la obsesión por la limpieza de una escuela donde trabajaba como psicopedagoga. Murga y limpieza. Limpieza como metáfora de prohibición, de represión. En la escuela se construyó un fuerte malestar institucional y quienes trabajábamos en ella teníamos deseos de huir. Esta situación la vinculé con el exilio en la dictadura. En el relato murguero encontré la manera de jugar libremente con las palabras. Busqué que la libertad del texto acompañara rítmicamente a la historia. Y podría seguir con los ejemplos de cada uno de mis libros, porque como dijo Galeano “quien escribe, teje”, y se teje con todo el ser, con la imaginación, los recuerdos, las vivencias.

—Tus libros están atravesados por temáticas sociales como las ausencias, el exilio, la sexualidad y muchos otros, ¿creés que quienes se sumergen en tus páginas regresan con preguntas que los ayudan a transitar esas realidades de una manera diferente? ¿Cuáles han sido tus vivencias en este sentido?
—Sabemos que el texto literario es polisémico, por lo tanto, resignificado por los lectores de manera personal. Como expresa Ana María Matute: “Un libro no existe en tanto alguien no lo lea. Y nunca nadie lee el mismo libro”. La comunicación que se produce con los chicos y jóvenes a través de los encuentros o de las diferentes expresiones que recibo, ya sean cartas, mensajes, dibujos, videos, etc., me permiten saber que hay textos que llegan a sus corazones. Y cuando esto ocurre, es que se está atravesado por un hecho artístico, y considero que esto modifica a quien lo vive, a quien lo transita. Se observa la realidad desde otro lugar, y tal vez esta nueva posición permita una nueva manera de vincularse con ella. De referenciarse y auto-referenciarse con el pequeño o gran universo que cada uno tiene. He tenido muchas y hermosas vivencias respecto del vínculo de los chicos y también de los docentes con mis textos. La Escuela de Gestión Comunitaria de La Rioja y la Escuela Expedición Zelada y Dávila propiciaron un trabajo participativo sobre Manuela en el umbral. Los chicos investigaron sobre la dictadura y los desaparecidos en la familia y el barrio.

Me leyeron relatos testimoniales y conmovedores cuando viajé en el 2012 en el marco de actividades organizadas por el Plan Nacional de Lectura. Camila, de la Escuela Expedición Zelada y Dávila, nos contó: “Yo quiero contar sobre la época militar porque mi abuelo fue militar y fue a Malvinas y mi abuelo está vivo (…) Pero a mi tío lo secuestraron. Una noche vinieron y no lo vieron más (…) Mi abuela lo esperaba con el plato en la mesa, como dijo usted, Mercedes, que hacían las madres, eso hacía mi abuela”. Más recientemente, escuelas secundarias de Córdoba me han acercado sus producciones y relatos sobre Pascualita Gómez, una chica que se las trae. En esta novela abordo el tema de la identidad. A partir de ganar un concurso televisivo, la joven Pascualita emprende la transformación de su cuerpo para ser una modelo internacional. Afiches conmovedores. Relatos de los docentes que ponen de manifiesto la búsqueda identitaria de los jóvenes lectores. Sopa de estrellas fue llevada al teatro por la Compañía de Teatro de Fernán Cardama, y recorrió muchas ciudades de Argentina y otros países con un importante reconocimiento por parte de los chicos. En estos días, los chicos y chicas del Colegio David Mc Taggart, de Santiago del Estero, hicieron la obra teatral de Dos asesinos, un muerto y tres obleas, con una puesta increíble. En verdad, es maravilloso recibir las muestras de afecto y cariño que despiertan muchos de mis textos. Conmovedor, por cierto.

—¿Cómo lográs escuchar la voz de un personaje para luego convertirla en palabras?
—Más que la voz de un personaje, lo que me resulta más difícil es encontrar la voz del narrador, quién cuenta la historia. Y para encontrar la voz del narrador necesito la trama, la historia que quiero contar. La búsqueda de la voz narrativa es un proceso de mucha movilización interna. Las voces de los personajes, los distintos escenarios, los detalles secundarios, los giros de la trama…  los voy descubriendo en el hacer. Escribo mucho con el pensamiento. Hago borradores. Tacho, rompo papeles. Escribo en la computadora y guardo y vuelvo. Confieso que varias de mis novelas se iniciaron entre el sueño y la vigilia. Por eso suelo dormir con un anotador y una lapicera en la mesa de luz.

—Contanos cómo viviste la experiencia de trabajar en el Plan Nacional de Lectura.
—Cada vez que recuerdo mis días en el PNL, que fueron de 2007 a 2015, me viene al cuerpo una sensación de alegría, como si retornaran las vivencias de un trabajo de siembra, de mucha siembra. Coordiné los proyectos y programas de un equipo en red a nivel nacional, que me permitió articular estrategias para que la lectura forme parte de la experiencia cotidiana de la escuela. Trabajamos con una dimensión política de la infancia, en el sentido de contar con una mirada emancipada de la niñez. Autores, talleristas, narradores, artistas, especialistas, llegaban a las escuelas de todo el país. Millones de libros y publicaciones fueron parte de un trabajo del que siempre estaré orgullosa. Y hoy, frente al desmantelamiento del PNL de la actual gestión, sigo trabajando junto a compañeras y compañeros del Colectivo LIJ en la defensa del libro, la lectura y los derechos de autores y mediadores.

Colectivo LIJ

—A tu criterio, ¿qué no debería faltar en un libro infantil?
—Pienso que la literatura infantil es toda literatura que especialmente disfrutan los niños. Esto significa que además de tener los atributos necesarios de un texto literario, el libro infantil debe tener un lenguaje asequible a la infancia y potenciar la belleza del texto en diálogo con las ilustraciones. “Todo lo bello enseña”, dijo Goethe. Belleza que surge de la libertad de sus autores. La permeabilidad de límites entre realidad y fantasía que tienen los chicos, nos permite a los autores jugar con libertad. Si se escribe en libertad, si se ilustra en libertad, sin los condicionamientos didácticos, pedagógicos o editoriales, aparecen las palabras, los colores, la musicalidad, el humor, la ternura, el juego, el misterio…, elementos necesarios para que el texto sea luminoso y atractivo para los chicos. Y una vez que el libro está listo y publicado, lo que no debería faltar son mediadores amorosos entre el libro y los chicos.

—¿Cuál es el libro que más te costó escribir y por qué? ¿Y el que más disfrutaste?
Manuela en el umbral es el libro que me llevó más tiempo de búsqueda y pienso que se debe a la densidad simbólica que conlleva el terrorismo de estado en nuestro país. Yo me preguntaba: ¿Cómo encontrar la voz de una niña de 4 años que después de una pesadilla, se despierta y no ve más a su mamá y a su papá? Y tanto me costó, que inicio la  novela diciendo: “Yo tengo un montón de palabras en la cabeza, pero cuando las quiero decir no me aparecen; es que están desordenadas y pienso que son feas también…”. En cuanto al disfrute, paso momentos de mucha ansiedad y también de disfrute en todos los textos que escribo.

—¿En qué proyectos estás trabajando actualmente? ¿Hay algún libro en camino?
—Acabo de terminar una novela que está en lectura. No realizo comentarios sobre ella hasta que esté decidida su publicación. En los próximos meses me dedicaré a leer. Un pilón de libros me esperan en mi mesa de luz.

—Imaginemos un globo que lleva en su interior un sueño literario, ¿cuál sería y qué cielos te gustaría que recorriera?
—Uno de mis sueños recurrentes es que alguna de mis novelas llegue al cine, y que la película guste tanto, tanto, que recorra los cielos del mundo. Parece un sueño infantil, pero a la hora de soñar me gustan los sueños extraordinarios y mágicos, tan bellos y maravillosos, como suelen ser los sueños de los chicos.

Sigue leyendo
Haga clic para comentar

Debes iniciar sesión para publicar un comentario. Acceso

Deja una respuesta

Entrevistas

En primera persona: Nair Libonatti, escritora

La artista uruguaya habla de ella misma, de cómo llegó a la escritura y de su obra

Publicado

el

Sobre sí misma y su arte

Soy Nair Libonatti, mujer uruguaya de 69 años. Toda mi vida supe que podía escribir, sin embargo, al plasmar mis ideas en una hoja, el resultado no me era grato y terminaba rompiendo.

En el año 2019 una amiga me invitó a “algo” literario y fui. Resultó ser un taller y fue ahí donde comencé a escribir.

Pocos meses después llegó la pandemia, entonces, buscando recursos para mi nuevo despertar, entré en un grupo argentino de Facebook. En él compartíamos textos y comentábamos.

Un buen día me invitaron a participar en el Mundial de Escritura, al principio me parecía inalcanzable hasta que me animé y la experiencia resultó maravillosa.

Sobre su obra

He escrito algunos libros: “Historias del Caldero”, en conjunto con dos amigas, “Constelaciones”, libro que va por su segunda edición y “El Pata de Bolsa y otros relatos”. Estos dos últimos están presentes en la 49a Feria del Libro de Buenos Aires, en el stand de Uruguay.

Sobre “Constelaciones” puedo decir que es un libro fuerte, con historias bastante movilizadoras, es un intento de visibilizar algunas circunstancias.El Pata de Bolsa” es en tono más humorístico, un poco más distendido y coloquial.

Son libros de cuentos cortos, escritos individualmente y luego seleccionados para cada uno de los libros.

Su actualidad

Actualmente integro el taller “Ratones de biblioteca”, que funciona en la Casa de la Cultura de Minas, Uruguay, y algunas compañeras me acompañaron a la Feria del Libro de Buenos Aires.


Nair Libonatti junto a Andrea Viveca Sanz, de Contarte Cultura, en la 49º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires

Sigue leyendo

Entrevistas

Aguirre–Rodríguez: “El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros”

Publicado

el

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Es un viaje dentro de otros, un movimiento sutil, la música desperezándose en gotas de rocío, notas evaporadas sobre las aves del campo, es el vuelo hacia el espacio urbano, un recorrido temporal. Es antes y después. Es ahora y siempre, una melodía que llega desde lejos, de otras patrias, del mismo viento que corre y desparrama en el lugar justo y en el instante oportuno.

“Del Buen Ayre”, el próximo espectáculo y disco del dúo platense AguirreRodríguez es un viaje por el tiempo y por distintos espacios, una relectura en modo actual de la música rural bonaerense.

Contarte Cultura charló con sus integrantes, Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez para que nos cuenten acerca de ese caminar que la canción propone.

—Porque los espacios y las cosas que forman parte de ellos suelen hablar de quienes los habitan, nos gustaría comenzar esta charla deteniéndonos en su lugar de trabajo, en el espacio creativo de su música y en los objetos que los rodean en este momento. Si pudieran elegir un rincón o un objeto, el que mejor los represente como dúo y nos cuente algo de ustedes, ¿Cuál sería?

—El lugar, nuestra casa, y el rincón nuestra sala, en la que se va gestando todo el resultado final de lo que hacemos como músicos. Creo que estos espacios hablan de nosotros y de nuestra manera de entender la realidad y el arte.

—Y desde ese espacio viajamos en el tiempo, ¿cómo y cuándo se encuentran Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez en el camino de la música para dar comienzo al dúo Aguirre–Rodríguez?

—Nos encontramos en la escuela de arte de la ciudad de Berisso, hace muchísimos años, en situación de alumna y profesor, pero rápidamente comenzamos a compartir producciones por fuera de la escuela. Con los años volvimos a encontrarnos, ya específicamente en el terreno del tango con la orquesta Los inmigrantes en el año 2005. Cuando el tiempo de la orquesta se terminó, continuamos en dúo.

—¿Cómo fueron esos comienzos?

—Fue un muy hermoso comienzo, pero rápidamente el dúo se fundió dentro de un cuarteto que con el tiempo se convirtió en sexteto de tango. Me refiero a Tangor. Con esa agrupación trabajamos durante más de 10 años. Por otro lado, Cynthia participaba como invitada permanente en el grupo La Sonora, proyecto que venía caminando desde el año 1989.  

—Como decías, con el correr de los años el tango se instaló entre ustedes, ¿qué cosas los llevaron a explorar en este género que nos representa?

—El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros. Como una especie de lengua madre. Rastrear el porqué de esto es complicado, creo que tiene que ver con nuestras historias personales y la idiosincrasia de nuestras familias de origen. Lo que es claro es que ha sido fundacional en nuestro vínculo con la música. Nuestra mirada como habitantes de este tiempo siempre nos llevó a buscar puentes entre el tango, otras músicas y otros conceptos artísticos.

—¿De qué manera llega el primer disco “Mundo Tango”, grabado en 2011?

—Ganamos un premio a la Producción Fonográfica del FNA (Fondo Nacional de las Artes) y generamos nuestro primer CD. En ese entonces, si bien el CD se llamó Mundo Tango, abarcamos otros lenguajes musicales, algunas cosas del folclore y canciones provenientes de la cantera del rock.

—Por estos días están en proceso de grabación de su segundo disco “Del Buen Ayre”, ¿qué recorridos espacio-temporales tuvieron que hacer para dar vida a los temas que forman parte de esta obra?

En Mundo Tango nos referimos a una idea acerca del tango, como un estado del ser que no solo aparece en esta región del mundo (por algo el tango impacta como impacta en todo el globo). Aquí nos referimos más a la génesis de este género y la música de la provincia de Buenos Aires. Este nuevo trabajo propone un recorrido desde la música campera de principio de siglo XX (El Gardel Gaucho, pasando por compositores icónicos de ese lenguaje como Omar Moreno Palacios) para adentrarse en el tango clásico de la época de oro y llegar hasta composiciones actuales que revitalizan el género. También este trabajo, a diferencia del otro, está estructurado por un material que fue ampliamente mostrado y fogueado. Es música que hemos tocado mucho en vivo y está planteado desde esa impronta. Los arreglos, si es que los hay, fueron construyéndose a lo largo del tiempo y de las distintas actuaciones. Los músicos invitados jugaron en ese mismo tono también. Se les envió un cifrado y una grabación como referencia, pero el armado de los distintos temas se resolvió en el estudio,  mientras Manzana Ibarrart (gran amigo y comandante del Estudio Sonosfera) montaba los mics y seteaba todo. Luego se eligieron las mejores tres tomas de cada tema. El resultado tiene un aroma a “trazos sueltos” que nos encanta en lo particular.

—Sin dudas se trata de un viaje a través de la música, ¿cuál es el aroma que elegirían para simbolizar a este álbum?

—El múltiple aroma de los viajes…si bien es un CD local en cuanto al repertorio, es bastante global en tanto a que lo que suena proviene de muchísimas fuentes y no solo de la tanguera. Lo hemos tocado tanto en tantos países diferentes, que para nosotros tendría ese olor a viaje, a aeropuerto, a trenes.

—El 3 de agosto estarán presentando este disco en La Salamanca, un reconocido espacio cultural platense, ¿qué podrán disfrutar esa noche quienes se acerquen a compartir su música?

—Haremos  algunos de los temas de nuestro espectáculo Del Buen Ayre, como antesala al espectáculo Filogenia de Victoria Moran y el Dúo Puentes Reyes.    

—Mencionás que ese día estarán acompañados por la cantante Victoria Morán, entonces la pregunta va para ella. Victoria, ¿Cómo nace “Filogenia”, ese recopilatorio de obras de música popular argentina? Contanos quiénes serán parte de ese recorrido el 3 de agosto y qué sentís al compartir noche con el Dúo Aguirre-Rodríguez.

9- Filogenia surge de la necesidad de contar nuestro ADN musical a través de las canciones que nos definen. Es una suerte de viaje musical hacia la fuente, hacia la memoria imperecedera que une un recuerdo con otro. Este espectáculo viene a despertarnos la fibra sensible con canciones que nos nombran, enlazando a Homero Manzi con Víctor Heredia, al Cuchi con Fito, a los que fuimos con los que somos. El compartir con compañeros y compañeras músicos y músicas siempre es una alegría, y en este caso será además una sorpresa para el dúo Puentes-Reyes y yo, porque jamás nos hemos cruzado en un escenario y esperamos anhelantes ese ida y vuelta mágico que siempre augura la música compartida.

—Para terminar, ¿cuál es el próximo destino de la música que los mueve?

—Tenemos por delante algunas fechas en nuestra ciudad, como el próximo 29 de agosto, día en el que estaremos compartiendo escenario junto al cantor Carlos Cabrera en el Café Metro. Octubre nos encuentra realizando nuestra segunda gira europea, con conciertos en países como Italia, Francia, España y Portugal. A nuestro regreso estaremos presentando oficialmente nuestro álbum Del Buen Ayre, con la participación de los músicos que fueron parte de la grabación.

Sigue leyendo

Entrevistas

Celina Cocimano y ‘El juego de las emociones de Uma’: “Un libro que pide gran compromiso de los adultos”

Publicado

el

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Todo gira, se mueve en una circularidad compartida. Las emociones suben y bajan, cuelgan de nuestros cuerpos, se desprenden como hojas secas. Regresan, son brotes, transformados en otra cosa.

Celina Cocimano es terapeuta emocional y a partir de sus vivencias y de su trabajo de muchos años necesitó dejar huellas, sembrar palabras para que germinen a través de sus libros.

“El juego de las emociones de Uma”, su último libro, está dedicado a las infancias. A través del juego logra acercarse a los territorios del miedo, de la ansiedad o de la frustración para atravesarlos.

ContArte Cultura charló con ella para conocer las rutas que la llevaron a indagar en ese universo.

—Las emociones forman parte de nuestras vidas, van y vienen, se mueven y nos movemos con ellas. Por eso, para comenzar y a modo de presentación, nos gustaría que elijas al menos tres emociones que te atravesaron al momento de escribir tu último libro y que a cada una de ellas les otorgues un sabor o un aroma.

  • Frustración, sabor a cebolla
  • Ansiedad, aroma a menta
  • Alegría, aroma a vainilla

—Y ya instalados en esa imagen, vayamos a tus comienzos, ¿qué vivencias te llevaron a transitar el camino de la terapia emocional?

—La insatisfacción personal, haberme descubierto cómo estafadora de mi propia vida, creando personalidades adquiridas para moldearme al gusto de la mirada ajena, siempre con esa sed emocional de ser alguien para los demás, ser aceptada, reconocida, querida y encantar a todos. Mientras estudiaba para contadora, sentí un apagón emocional, la apatía era mi única compañera en esos tiempos, hasta que mi cuerpo también “habló” con un síntoma muy sentido. Empezaba a hacerme pis por las noches siendo ya grande, más adelante entendí que eso sucedía en cada hogar o lugar donde me sentía a gusto, de esa manera, “intentaba” aferrarme a algún territorio, sentirlo al menos, por momentos, un lugar donde era yo. Como los animales que marcan su territorio orinando sobre él. Eso era lo que faltaba para que mi vida se vistiera de insatisfacción y cambie totalmente de rumbo, mejor dicho, empiece a vivir y dejar de aparentar lo que mis vacíos necesitaban cubrir.

—Seguramente al ir recorriendo ese camino fue necesario dejar huellas y de esa manera llegaron los libros, ¿cómo vivís la experiencia de escribir para que las palabras sean instrumento de sanación?

—Mi primer libro, “Despierta”, nació como algo catártico de la etapa que comenté anteriormente. Aún no sabía qué era lo que estaba viviendo y, sinceramente, pensaba que me moría por esos tiempos, entonces empecé a escribir cómo fue ese tránsito a mí destrucción de las corazas hacia mi reconstrucción emocional. Después, al compartir mi vivencia con muchas personas, me di cuenta que varios pasamos por ciertos procesos similares, por lo que se me ocurrió darle forma de libro y agregar reflexiones y ejercicios terapéuticos y de autogestión emocional. Los otros 3 -“Diamantes”, “Rotas”, y “El juego de las emociones de Uma”-, fueron pensados basándose en las historias que atiendo y buscando dejarle una “biblioteca” de recursos emocionales a mi hija para cuando sea más grande y, a las personas, que encuentren en estos libros, escrito en palabras, el propio sentir descarnado y sin filtro de las emociones que abordo en cada uno de ellos y luego, ofrecerles dinámicas, reflexiones, ejercicios para que encuentren en ellos formas de transitar el campo emocional sin tanto dolor y con valentía.

—Si pudieras resumir en una palabra el espíritu de cada uno de tus libros, ¿cuáles serían?

  • Despierta: Integridad
  • Diamantes: Osadía
  • Rotas: Coraje
  • El juego de las emociones de Uma: Autenticidad

—Tu último libro, “El juego de las emociones de Uma”, transita los paisajes de la infancia con todas sus gamas de colores, ¿cuál o cuáles fueron los disparadores de esta historia?

—Mi hija, a los 8 años, comenzó a transitar por un tiempo la conocida “Crisis de ansiedad y angustia”. Yo me opuse a que esté medicada siendo tan pequeña, y desde mi saber en el campo emocional de los adultos, junto a una gran observación sobre ella y sus crisis, se me ocurrió trabajar juntas para buscar soluciones a su sentir. Buscamos opciones en el juego infantil, en la creatividad, desarrollando distintos escenarios, armando una rutina de ejercicios y, sobre todo, busqué acercarla a la autogestión emocional. Así fue que se me ocurrió compartir cada ejercicio que funcionó en ella en este cuento, que no solo tiene el fin de que los niños empiecen a desarrollar desde pequeña edad sus propias respuestas emocionales ante cierta situaciones, sino que es un libro que pide gran compromiso de los adultos que acompañan al niño, y esa compañía, con el estar, el hablar su idioma, mejorar la calidad del vínculo, validar sus emociones, respetarlos y comunicarse con ellos, es lo que hace casi la mayor magia del trabajo de fortalecimiento emocional.

—Y justamente, a partir de tus propias vivencias decidiste contar desde el juego y desde las imágenes. Explicanos cómo fue el proceso de elegir esas duplas emocionales sobre las que querías hablar.

—Busqué las que a su edad son dentro de todo fáciles de interpretar, como decimos los adultos: de “etiquetar”. Son parte de las emociones primarias y la dupla fue pensada para dejarles el mensaje de que no son ni buenas ni malas, simplemente son y cada una es mensajera de un sentir, una acción a llevar a cabo y una particular respuesta emocional. También al ponerlas en duplas, cuando ellos/as sientan, por ejemplo, tristeza además de procesarla en todo su ser, sepan que pueden aprender a transportarla en alegría, ir de la ansiedad a la calma. Es decir, que conozcan cuál es la emoción que se necesita para equilibrar una con otra.

—Las semillas del libro fueron plantadas, ¿creés que tus palabras ya comenzaron a germinar y son brotes en los lectores?

—Sorprendentemente sí. Como comenté, yo me dedico a adultos no a infanto, y este libro que se publicó en abril del 2024 ya se está imprimiendo la segunda edición. Lo han comprado mucho abuelas y abuelos para compartirlo con sus nietos, en colegios para abordar ciertas emociones en el aula ya que también hay un capítulo sobre el bullying. Y muchas madres me compartieron que sus hijos o hijas mientras que se les leía el cuento ya comenzaban a incorporar los ejercicios sugeridos, o que empezaban a identificar sus propias emociones, tenían armados sectores en su cuarto como se encuentran en algunos capítulos. Incluso los que son más grandes, según cómo se sentían, buscaban en la biblioteca el libro y se encerraban en su cuarto a leer exclusivamente el capítulo que contiene la emoción que estaban sintiendo en ese día o ese tiempo. También compartió nota de Revista junto a Unicef en el día internacional contra el Bullying de 2024.

—¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?

—Tengo dos libros más en camino, uno para adultos sobre la depresión, y otro para infanto, más expansivo aún, con un viaje al campo emocional que sea para ellos y para sus padres o tutores también, digamos que será un libro revelador en muchos aspectos.

—Para terminar, te invitamos a elegir la textura que represente a tu libro “Las emociones de Uma”.

—La textura sería cálida, pomposa, con colores desde pasteles a fuertes, con ganas de descubrirla y sentirla, y con distintos aromas que vayan cambiando según cada paso de la mano o de los pies sobre ella.

Sigue leyendo


Propietario: Contarte Cultura
Domicilio:La Plata, Provincia de Buenos Aires
Registro DNDA En Trámite
Edición Nº