

Entrevistas
Sandra Siemens: “Para que los personajes tengan vida hay que meterse en ellos, pegarse a ellos”
Por Andrea Viveca Sanz
El ritmo de las palabras contornea las formas con las que Sandra Siemens es capaz de dibujar cada una de sus historias. Impulsada por las letras, que como un viento sutil desparraman los tonos, las texturas y los colores con los que construye sus espacios imaginados, la autora se sumerge en el universo de la infancia y de los jóvenes.
La escritura fluye desde su interior como un manantial de sensaciones que la atraviesan y que luego se derraman sobre el papel como arroyos de tinta donde habitan sus personajes.
En diálogo con ContArte Cultura, la escritora recorre sus pasos en el sendero de las palabras y nos cuenta sus vivencias en la literatura infantil y juvenil.
—Para presentarte, ¿con cuáles de tus personajes te sentís más identificada y por qué?
—Me identifico con todos mis personajes. Para que los personajes tengan vida hay que meterse en ellos, pegarse a ellos, tratar de pensar lo que sentiría cada uno, lo que odiaría, lo que amaría. Después ocurre que hay personajes más amables que otros. Para nombrar algunos: Sarac, en La doncella Roja, Elena, en Bombay, Anita en Querido Blog, Lucía, en Lucía, no tardes, y seguiría… Todos son personajes principales. Tal vez los quiera más porque pasé más tiempo con ellos que con los demás. Quién sabe. Quién sabe por qué se ama, ¿no?
La doncella Roja Querido Blog Lucía, no tardes
—¿Qué te seduce del universo que abarca la literatura infantil y juvenil, en el que tus libros brillan e iluminan a tantos lectores?
—Empiezo de atrás para adelante. No puedo dar cuenta de que mis libros brillen ni que iluminen a muchos o a pocos lectores. Me encantaría que así fuera. Escribo pensando en que eso es posible. Que probablemente mi libro pueda conmover a alguien allá afuera. En principio, me seduce el universo de la escritura. En este momento lo que escribo llega a orillas de ese continente, pero puede llegar a otros lugares porque la escritura es viaje. El universo de la literatura infantil y juvenil abarca muchas cosas, algunas me gustan y otras no tanto. Me gusta la mirada de la infancia, que siempre es nueva, viva, creadora, aún en las peores circunstancias. Y me gustan los libros de la literatura infantil y juvenil y hablo también de la materialidad. La belleza de algunos libros, los papeles, las ilustraciones, la riqueza de los colores. Hay libros que son una fiesta para todos los sentidos. Libros que nos piden que sigamos la historia no solo con los ojos, sino también con el oído, la nariz, las manos, con todo el cuerpo. Eso raramente ocurre en la literatura para adultos. Es una pena.
—En tus libros, el humor y la ironía sostienen las tramas como hilos invisibles capaces de invitar a jugar con las letras, ¿cómo construís a tus personajes para lograr que el tono de sus voces sea parte de ese juego que proponés?
—Lograr la voz de un personaje es una de las cuestiones más difíciles en el proceso de escritura. Por lo menos para mí. Algunas veces sale espontáneamente y otras me han llevado meses y hasta años. Pero una vez que encuentro esa voz, estoy segura de que me va a llevar hasta el final de la historia. Solo tengo que tener el oído atento para escucharla, para dejarme guiar.

—¿Qué temáticas actuales han sido tu fuente de inspiración?
—No tengo respuesta para esta pregunta porque como dije antes, los procesos de escritura suelen llevar mucho tiempo. Cuando finalmente el libro sale como tal puede coincidir con las temáticas del momento o no. De hecho, algo de esto ocurre con mi última novela Cocodrilo con flor rosa. Es una historia que llevo escribiendo hace más de siete años. Un proceso en el que fui muy despacio. Tiempos de escribir apenas algún fragmento y luego otro fragmento, aparentemente desconectado del anterior. Escenas o fragmentos de escenas. Fueron siete años de búsqueda para contar lo que quería contar. Encontrar la manera más apropiada. Cocodrilo con flor rosa es una novela que transita las situaciones del abuso infantil. Sale ahora, en este momento. Y tal vez algún lector pueda pensar que fue escrita a partir de este tema que hoy tiene mucha presencia. Por supuesto que no es así. Estoy contenta de que esta novela aparezca ahora, porque hay otra escucha en la sociedad y eso es bueno.

—Por último, contanos acerca de “Bombay”, la novela con la que fuiste galardonada en el certamen “El barco de vapor 2018” y cómo nació la idea de hilvanar diversos temas mediante el diálogo de una niña con su gato.
—La primera imagen que apareció fue la de una niña que mira por la ventana cómo su mamá le habla a una planta de quinotos. Escribí esa escena y quedó guardada varios años. Un día apareció otra niña que le preguntaba cosas a un gato que dormía todo el tiempo. Y de a poco esas dos niñas se fueron uniendo en Elena. Cuando encontré su voz -y cuando digo encontrar una voz, quiero decir meterme en ese personaje, saber cuándo tiene sueño, de qué tiene hambre, qué lo enoja, qué desea, etc- me dejé llevar. Mirar con los ojos de Elena me permitió saber qué tenía que preguntar. Qué cosas inquietaban a esa niña. Que eran muchas. Preguntar, preguntar, preguntar. Fue un placer soltarme a las preguntas. La imagen que se me aparece es la de flotar en el mar, hacer la plancha, la cara al cielo, los brazos en cruz, abiertos, completamente abiertos. Ese estado de pregunta es un trance maravilloso que los adultos solemos olvidar.
Sandra Siemens por Sandra Siemens

Me llamo Sandra Siemens y nací el martes 15 de junio de 1965 en Lomas de Zamora, una localidad de la provincia de Buenos Aires.
Mis padres, que eran de Banfield, vivieron un tiempo en Bernardo Larroudé, La Pampa, y cuando yo tenía unos cuatro años, se instalaron en Wheelwright, un pequeño pueblo del sur santafesino. Allí transcurrió toda mi niñez y mi adolescencia. Hermanos varones. Largas y calurosas siestas en verano. Amigas para toda la vida. Veredas interminables. Primer amor. Urgencias de poemas.
Cuando terminé el secundario decidí estudiar Antropología, así que me tuve que ir a Buenos Aires para cursar en la UBA. Digo me tuve que ir porque es el primer alejamiento por el que deben pasar los chicos que no viven en las grandes ciudades. En ese entonces también asistía al Taller de Literatura Infantil de la SADE.
Pero mi desarraigo debió de pesarme mucho o Buenos Aires sería demasiado ajena, quién sabe. La cuestión es que me volví a Wheelwright.
Me instalé definitivamente allí, en el lugar donde me gustaba vivir y comencé a transformarme en una especie de modesta Ulises. Salir, nutrirse del afuera y volver.
Empecé a viajar a Rosario primero, para asistir al taller de la escritora Alma Maritano, y después para cursar la carrera de Letras en la Universidad Nacional de Rosario (UNR).
Todavía sigo viajando. Y todavía sigo volviendo.
Mientras tanto me enamoré, me casé y tuve a mis cuatro hijos.
Siempre escribí.
Siento la literatura como una fluencia. No quiero decir con esto que sea fácil o placentera porque no siempre es así. Digo que la escritura fluye dentro de mí. Aún cuando no escribo. Es un continuo movimiento donde no puedo marcar el inicio, o la decisión de ser o hacer algo. No puedo marcar el momento en el cual haya decidido ser escritora, o escribir para niños.
Sin embargo en algún momento eso sucedió porque es lo que hago. Escribo libros para niños y para jóvenes. En ellos trato de poner en palabras mi manera de mirar el mundo.
(Fuente: imaginaria.com.ar)

Entrevistas
En primera persona: Nair Libonatti, escritora
La artista uruguaya habla de ella misma, de cómo llegó a la escritura y de su obra

Sobre sí misma y su arte
Soy Nair Libonatti, mujer uruguaya de 69 años. Toda mi vida supe que podía escribir, sin embargo, al plasmar mis ideas en una hoja, el resultado no me era grato y terminaba rompiendo.
En el año 2019 una amiga me invitó a “algo” literario y fui. Resultó ser un taller y fue ahí donde comencé a escribir.
Pocos meses después llegó la pandemia, entonces, buscando recursos para mi nuevo despertar, entré en un grupo argentino de Facebook. En él compartíamos textos y comentábamos.
Un buen día me invitaron a participar en el Mundial de Escritura, al principio me parecía inalcanzable hasta que me animé y la experiencia resultó maravillosa.
Sobre su obra
He escrito algunos libros: “Historias del Caldero”, en conjunto con dos amigas, “Constelaciones”, libro que va por su segunda edición y “El Pata de Bolsa y otros relatos”. Estos dos últimos están presentes en la 49a Feria del Libro de Buenos Aires, en el stand de Uruguay.



Sobre “Constelaciones” puedo decir que es un libro fuerte, con historias bastante movilizadoras, es un intento de visibilizar algunas circunstancias. “El Pata de Bolsa” es en tono más humorístico, un poco más distendido y coloquial.
Son libros de cuentos cortos, escritos individualmente y luego seleccionados para cada uno de los libros.
Su actualidad

Actualmente integro el taller “Ratones de biblioteca”, que funciona en la Casa de la Cultura de Minas, Uruguay, y algunas compañeras me acompañaron a la Feria del Libro de Buenos Aires.
Nair Libonatti junto a Andrea Viveca Sanz, de Contarte Cultura, en la 49º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires
Entrevistas
Aguirre–Rodríguez: “El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros”

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Es un viaje dentro de otros, un movimiento sutil, la música desperezándose en gotas de rocío, notas evaporadas sobre las aves del campo, es el vuelo hacia el espacio urbano, un recorrido temporal. Es antes y después. Es ahora y siempre, una melodía que llega desde lejos, de otras patrias, del mismo viento que corre y desparrama en el lugar justo y en el instante oportuno.
“Del Buen Ayre”, el próximo espectáculo y disco del dúo platense Aguirre–Rodríguez es un viaje por el tiempo y por distintos espacios, una relectura en modo actual de la música rural bonaerense.
Contarte Cultura charló con sus integrantes, Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez para que nos cuenten acerca de ese caminar que la canción propone.
—Porque los espacios y las cosas que forman parte de ellos suelen hablar de quienes los habitan, nos gustaría comenzar esta charla deteniéndonos en su lugar de trabajo, en el espacio creativo de su música y en los objetos que los rodean en este momento. Si pudieran elegir un rincón o un objeto, el que mejor los represente como dúo y nos cuente algo de ustedes, ¿Cuál sería?
—El lugar, nuestra casa, y el rincón nuestra sala, en la que se va gestando todo el resultado final de lo que hacemos como músicos. Creo que estos espacios hablan de nosotros y de nuestra manera de entender la realidad y el arte.
—Y desde ese espacio viajamos en el tiempo, ¿cómo y cuándo se encuentran Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez en el camino de la música para dar comienzo al dúo Aguirre–Rodríguez?
—Nos encontramos en la escuela de arte de la ciudad de Berisso, hace muchísimos años, en situación de alumna y profesor, pero rápidamente comenzamos a compartir producciones por fuera de la escuela. Con los años volvimos a encontrarnos, ya específicamente en el terreno del tango con la orquesta Los inmigrantes en el año 2005. Cuando el tiempo de la orquesta se terminó, continuamos en dúo.


—¿Cómo fueron esos comienzos?
—Fue un muy hermoso comienzo, pero rápidamente el dúo se fundió dentro de un cuarteto que con el tiempo se convirtió en sexteto de tango. Me refiero a Tangor. Con esa agrupación trabajamos durante más de 10 años. Por otro lado, Cynthia participaba como invitada permanente en el grupo La Sonora, proyecto que venía caminando desde el año 1989.
—Como decías, con el correr de los años el tango se instaló entre ustedes, ¿qué cosas los llevaron a explorar en este género que nos representa?
—El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros. Como una especie de lengua madre. Rastrear el porqué de esto es complicado, creo que tiene que ver con nuestras historias personales y la idiosincrasia de nuestras familias de origen. Lo que es claro es que ha sido fundacional en nuestro vínculo con la música. Nuestra mirada como habitantes de este tiempo siempre nos llevó a buscar puentes entre el tango, otras músicas y otros conceptos artísticos.
—¿De qué manera llega el primer disco “Mundo Tango”, grabado en 2011?
—Ganamos un premio a la Producción Fonográfica del FNA (Fondo Nacional de las Artes) y generamos nuestro primer CD. En ese entonces, si bien el CD se llamó Mundo Tango, abarcamos otros lenguajes musicales, algunas cosas del folclore y canciones provenientes de la cantera del rock.
—Por estos días están en proceso de grabación de su segundo disco “Del Buen Ayre”, ¿qué recorridos espacio-temporales tuvieron que hacer para dar vida a los temas que forman parte de esta obra?
En Mundo Tango nos referimos a una idea acerca del tango, como un estado del ser que no solo aparece en esta región del mundo (por algo el tango impacta como impacta en todo el globo). Aquí nos referimos más a la génesis de este género y la música de la provincia de Buenos Aires. Este nuevo trabajo propone un recorrido desde la música campera de principio de siglo XX (El Gardel Gaucho, pasando por compositores icónicos de ese lenguaje como Omar Moreno Palacios) para adentrarse en el tango clásico de la época de oro y llegar hasta composiciones actuales que revitalizan el género. También este trabajo, a diferencia del otro, está estructurado por un material que fue ampliamente mostrado y fogueado. Es música que hemos tocado mucho en vivo y está planteado desde esa impronta. Los arreglos, si es que los hay, fueron construyéndose a lo largo del tiempo y de las distintas actuaciones. Los músicos invitados jugaron en ese mismo tono también. Se les envió un cifrado y una grabación como referencia, pero el armado de los distintos temas se resolvió en el estudio, mientras Manzana Ibarrart (gran amigo y comandante del Estudio Sonosfera) montaba los mics y seteaba todo. Luego se eligieron las mejores tres tomas de cada tema. El resultado tiene un aroma a “trazos sueltos” que nos encanta en lo particular.
—Sin dudas se trata de un viaje a través de la música, ¿cuál es el aroma que elegirían para simbolizar a este álbum?
—El múltiple aroma de los viajes…si bien es un CD local en cuanto al repertorio, es bastante global en tanto a que lo que suena proviene de muchísimas fuentes y no solo de la tanguera. Lo hemos tocado tanto en tantos países diferentes, que para nosotros tendría ese olor a viaje, a aeropuerto, a trenes.
—El 3 de agosto estarán presentando este disco en La Salamanca, un reconocido espacio cultural platense, ¿qué podrán disfrutar esa noche quienes se acerquen a compartir su música?
—Haremos algunos de los temas de nuestro espectáculo Del Buen Ayre, como antesala al espectáculo Filogenia de Victoria Moran y el Dúo Puentes Reyes.
—Mencionás que ese día estarán acompañados por la cantante Victoria Morán, entonces la pregunta va para ella. Victoria, ¿Cómo nace “Filogenia”, ese recopilatorio de obras de música popular argentina? Contanos quiénes serán parte de ese recorrido el 3 de agosto y qué sentís al compartir noche con el Dúo Aguirre-Rodríguez.
9- Filogenia surge de la necesidad de contar nuestro ADN musical a través de las canciones que nos definen. Es una suerte de viaje musical hacia la fuente, hacia la memoria imperecedera que une un recuerdo con otro. Este espectáculo viene a despertarnos la fibra sensible con canciones que nos nombran, enlazando a Homero Manzi con Víctor Heredia, al Cuchi con Fito, a los que fuimos con los que somos. El compartir con compañeros y compañeras músicos y músicas siempre es una alegría, y en este caso será además una sorpresa para el dúo Puentes-Reyes y yo, porque jamás nos hemos cruzado en un escenario y esperamos anhelantes ese ida y vuelta mágico que siempre augura la música compartida.
—Para terminar, ¿cuál es el próximo destino de la música que los mueve?
—Tenemos por delante algunas fechas en nuestra ciudad, como el próximo 29 de agosto, día en el que estaremos compartiendo escenario junto al cantor Carlos Cabrera en el Café Metro. Octubre nos encuentra realizando nuestra segunda gira europea, con conciertos en países como Italia, Francia, España y Portugal. A nuestro regreso estaremos presentando oficialmente nuestro álbum Del Buen Ayre, con la participación de los músicos que fueron parte de la grabación.
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Celina Cocimano y ‘El juego de las emociones de Uma’: “Un libro que pide gran compromiso de los adultos”

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Todo gira, se mueve en una circularidad compartida. Las emociones suben y bajan, cuelgan de nuestros cuerpos, se desprenden como hojas secas. Regresan, son brotes, transformados en otra cosa.
Celina Cocimano es terapeuta emocional y a partir de sus vivencias y de su trabajo de muchos años necesitó dejar huellas, sembrar palabras para que germinen a través de sus libros.
“El juego de las emociones de Uma”, su último libro, está dedicado a las infancias. A través del juego logra acercarse a los territorios del miedo, de la ansiedad o de la frustración para atravesarlos.
ContArte Cultura charló con ella para conocer las rutas que la llevaron a indagar en ese universo.
—Las emociones forman parte de nuestras vidas, van y vienen, se mueven y nos movemos con ellas. Por eso, para comenzar y a modo de presentación, nos gustaría que elijas al menos tres emociones que te atravesaron al momento de escribir tu último libro y que a cada una de ellas les otorgues un sabor o un aroma.
- Frustración, sabor a cebolla
- Ansiedad, aroma a menta
- Alegría, aroma a vainilla
—Y ya instalados en esa imagen, vayamos a tus comienzos, ¿qué vivencias te llevaron a transitar el camino de la terapia emocional?
—La insatisfacción personal, haberme descubierto cómo estafadora de mi propia vida, creando personalidades adquiridas para moldearme al gusto de la mirada ajena, siempre con esa sed emocional de ser alguien para los demás, ser aceptada, reconocida, querida y encantar a todos. Mientras estudiaba para contadora, sentí un apagón emocional, la apatía era mi única compañera en esos tiempos, hasta que mi cuerpo también “habló” con un síntoma muy sentido. Empezaba a hacerme pis por las noches siendo ya grande, más adelante entendí que eso sucedía en cada hogar o lugar donde me sentía a gusto, de esa manera, “intentaba” aferrarme a algún territorio, sentirlo al menos, por momentos, un lugar donde era yo. Como los animales que marcan su territorio orinando sobre él. Eso era lo que faltaba para que mi vida se vistiera de insatisfacción y cambie totalmente de rumbo, mejor dicho, empiece a vivir y dejar de aparentar lo que mis vacíos necesitaban cubrir.
—Seguramente al ir recorriendo ese camino fue necesario dejar huellas y de esa manera llegaron los libros, ¿cómo vivís la experiencia de escribir para que las palabras sean instrumento de sanación?
—Mi primer libro, “Despierta”, nació como algo catártico de la etapa que comenté anteriormente. Aún no sabía qué era lo que estaba viviendo y, sinceramente, pensaba que me moría por esos tiempos, entonces empecé a escribir cómo fue ese tránsito a mí destrucción de las corazas hacia mi reconstrucción emocional. Después, al compartir mi vivencia con muchas personas, me di cuenta que varios pasamos por ciertos procesos similares, por lo que se me ocurrió darle forma de libro y agregar reflexiones y ejercicios terapéuticos y de autogestión emocional. Los otros 3 -“Diamantes”, “Rotas”, y “El juego de las emociones de Uma”-, fueron pensados basándose en las historias que atiendo y buscando dejarle una “biblioteca” de recursos emocionales a mi hija para cuando sea más grande y, a las personas, que encuentren en estos libros, escrito en palabras, el propio sentir descarnado y sin filtro de las emociones que abordo en cada uno de ellos y luego, ofrecerles dinámicas, reflexiones, ejercicios para que encuentren en ellos formas de transitar el campo emocional sin tanto dolor y con valentía.
—Si pudieras resumir en una palabra el espíritu de cada uno de tus libros, ¿cuáles serían?
- Despierta: Integridad
- Diamantes: Osadía
- Rotas: Coraje
- El juego de las emociones de Uma: Autenticidad
—Tu último libro, “El juego de las emociones de Uma”, transita los paisajes de la infancia con todas sus gamas de colores, ¿cuál o cuáles fueron los disparadores de esta historia?
—Mi hija, a los 8 años, comenzó a transitar por un tiempo la conocida “Crisis de ansiedad y angustia”. Yo me opuse a que esté medicada siendo tan pequeña, y desde mi saber en el campo emocional de los adultos, junto a una gran observación sobre ella y sus crisis, se me ocurrió trabajar juntas para buscar soluciones a su sentir. Buscamos opciones en el juego infantil, en la creatividad, desarrollando distintos escenarios, armando una rutina de ejercicios y, sobre todo, busqué acercarla a la autogestión emocional. Así fue que se me ocurrió compartir cada ejercicio que funcionó en ella en este cuento, que no solo tiene el fin de que los niños empiecen a desarrollar desde pequeña edad sus propias respuestas emocionales ante cierta situaciones, sino que es un libro que pide gran compromiso de los adultos que acompañan al niño, y esa compañía, con el estar, el hablar su idioma, mejorar la calidad del vínculo, validar sus emociones, respetarlos y comunicarse con ellos, es lo que hace casi la mayor magia del trabajo de fortalecimiento emocional.
—Y justamente, a partir de tus propias vivencias decidiste contar desde el juego y desde las imágenes. Explicanos cómo fue el proceso de elegir esas duplas emocionales sobre las que querías hablar.
—Busqué las que a su edad son dentro de todo fáciles de interpretar, como decimos los adultos: de “etiquetar”. Son parte de las emociones primarias y la dupla fue pensada para dejarles el mensaje de que no son ni buenas ni malas, simplemente son y cada una es mensajera de un sentir, una acción a llevar a cabo y una particular respuesta emocional. También al ponerlas en duplas, cuando ellos/as sientan, por ejemplo, tristeza además de procesarla en todo su ser, sepan que pueden aprender a transportarla en alegría, ir de la ansiedad a la calma. Es decir, que conozcan cuál es la emoción que se necesita para equilibrar una con otra.
—Las semillas del libro fueron plantadas, ¿creés que tus palabras ya comenzaron a germinar y son brotes en los lectores?
—Sorprendentemente sí. Como comenté, yo me dedico a adultos no a infanto, y este libro que se publicó en abril del 2024 ya se está imprimiendo la segunda edición. Lo han comprado mucho abuelas y abuelos para compartirlo con sus nietos, en colegios para abordar ciertas emociones en el aula ya que también hay un capítulo sobre el bullying. Y muchas madres me compartieron que sus hijos o hijas mientras que se les leía el cuento ya comenzaban a incorporar los ejercicios sugeridos, o que empezaban a identificar sus propias emociones, tenían armados sectores en su cuarto como se encuentran en algunos capítulos. Incluso los que son más grandes, según cómo se sentían, buscaban en la biblioteca el libro y se encerraban en su cuarto a leer exclusivamente el capítulo que contiene la emoción que estaban sintiendo en ese día o ese tiempo. También compartió nota de Revista junto a Unicef en el día internacional contra el Bullying de 2024.
—¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
—Tengo dos libros más en camino, uno para adultos sobre la depresión, y otro para infanto, más expansivo aún, con un viaje al campo emocional que sea para ellos y para sus padres o tutores también, digamos que será un libro revelador en muchos aspectos.
—Para terminar, te invitamos a elegir la textura que represente a tu libro “Las emociones de Uma”.
—La textura sería cálida, pomposa, con colores desde pasteles a fuertes, con ganas de descubrirla y sentirla, y con distintos aromas que vayan cambiando según cada paso de la mano o de los pies sobre ella.
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