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Silvia Schujer: “Entiendo el mundo no como un universo cerrado, sino un trayecto que se hace con interrogantes”

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Por Andrea Viveca Sanz

Algo llama su atención, la convoca desde algún sitio y se presenta ante ella con la intensidad de un rayo o con el atrevimiento de una semilla que desea germinar. De esta manera, Silvia Schujer comienza a enredar las palabras necesarias para desatar los nudos oportunos y entregarse a la apasionante tarea de contar.

Con habilidad, pinta con letras a cada uno de sus personajes para darles vida y soltarlos dentro de las historias que los abrazan.

Sus textos son verdaderos puentes que conducen al otro lado de las palabras, a ese espacio vacío en el que flotan las preguntas que los contienen.

En diálogo con Contarte Cultura, la escritora comparte su universo reflejado en libros y presenta su obra “Maleducada”.

—A modo de presentación, ¿cómo comenzaría un cuento, narrado en primera persona, en el que Silvia niña fuera la protagonista?
—La de esta historia era una nena común salvo por dos cosas: el desmesurado tamaño de sus ojos –que le ocupaban casi toda la cara- y el de sus dientes, que también ocupaban mucho espacio, pero adentro de su boca. Tan así eran las cosas (tanto ojo tanto diente) que, cuando la nena se reía, para dar espacio a la dentadura que se le desataba en el gesto, debía achicar los ojos hasta convertirlos en poco más que dos rayitas intrascendentes.

—¿De qué manera recordás el momento en el que las palabras comenzaron a bullir en vos y necesitaron evaporarse para construir historias?
—Empecé a escribir poesía. La primera fue una que le dediqué a Robert Kennedy cuando lo asesinaron. No sé, fue una muerte que por algún motivo me cautivó y me impulsó a escribir. Debo señalar, no obstante, que la poesía era algo que circulaba con fuerza en mi casa. Mi hermano leía y escribía poesía desde bastante chico y yo era fanática de una recitadora de excelencia: “Berta Singerman”. Supongo que ahí está el origen.

— ¿Podrías mostrarnos, como si fuera una foto y en pocas palabras, la imagen de tu lugar creativo? ¿Qué no puede faltar en ese espacio?
—Mi escritorio está en un entrepiso que recibe la luz de todo el living comedor más el de sus propias ventanitas que dan a la calle. Es un lugar muy alegre con una pared de ladrillo en la cual hay fotos enmarcadas de mis seres queridos y, repartidas en el resto del ambiente, varias bibliotecas. En estas (me refiero a las bibliotecas de mi escritorio, porque luego hay otras diseminadas por toda la casa) hay literatura argentina, ensayos literarios y materiales de consulta (enciclopedias, antologías, etc.). Por supuesto, también está mi escritorio en L donde apoyo la computadora y tres millones de otros papeles. No es un lugar ordenado. Mi escritorio es mediano tirando a chico, pero le metí de prepo un viejo sillón. Es para que venga mi perra (que adora los sillones) y me haga compañía.

—¿Qué cosas pueden convertirse en la raíz de una historia para contar?
—Antes que raíz son semillas. Y esas semillas (que no siempre germinan) pueden aparecer en algo que leo y me resuena (una frase, un concepto, el sonido de una palabra), algo que veo o que me cuentan (una sensación, un deseo, una anécdota)… En cualquier caso siempre se trata de algo que me provoca curiosidad, ganas de saber. Algo que por razones que no siempre conozco, es significativo para mí y necesito volver significativo para un otro.

—¿De qué manera construís cada uno de tus cuentos o novelas?
—Esta pregunta es incontestable tal cual está planteada, porque en cada caso, lo que escribo demanda algo diferente. Una novela, en general, me demanda mucha investigación y organización previa a la escritura. Un poema irrumpe. Y a veces es de noche, en el entre sueño. Entonces agarro la libreta que tengo siempre en mi mesa de luz y, aunque esté medio dormida, intento transcribir lo que sale. Después, más lúcida, me dedico a corregir. Con los cuentos se me suele presentar una idea, es decir un conflicto, y apenas encuentro el punto de vista y el tono con el que “desatar el nudo” me puedo sentar directamente frente a la computadora. Muy a grandes rasgos, así serían las cosas en relación con los géneros. Después está lo particular de cada circunstancia y cada texto.

—¿Cuáles son los pasos fundamentales para dar vida a tus personajes?
—Mis personajes nacen con las historias. Para las novelas, donde en general los que realizan las acciones son seres humanos, suelo hacerme perfiles bien completos de cómo es cada uno (más allá de que eso, después, no necesariamente aparezca en el texto). Cuando los personajes de mis historias son animales, trato de que los rasgos de su especie y su hábitat estén siempre presentes (no me gusta, entre otras cosas, que una especie animal viva en casas y forme familias iguales a las de los seres humanos). Me interesan también los personajes colectivos: una vecindad, por ejemplo. Un pueblo, un grupo de personas que, por algún motivo, conforman una unidad. En mi libro El monumento encantado el personaje es siempre toda la gente del barrio.

—¿Cómo ves la literatura infantil-juvenil en nuestro país por estos días?
—Para ser franca, no estoy híper informada. Sé que hay mucha producción, no toda con la calidad literaria y la originalidad que me gustaría, pero con algunas muy buenas voces dando vueltas: Liza Porcelli Piussi o Paula Bombara, por ejemplo. Y los de siempre: Ricardo Mariño, Ema Wolf…

—¿Creés que tus libros son puertas hacia nuevas preguntas?
—Eso espero. A veces los lectores se me quejan de los finales abiertos. Pero de ese modo entiendo al mundo. No como un universo cerrado, sino un trayecto que se hace con interrogantes.

—¿Qué nos podés contar de tu libro “Maleducada”?
—Fue un gran placer la escritura de Maleducada. Es un conjunto de siete cuentos que transcurren en una escuela pública del siglo pasado (de los años 60) y que, sin que esto constituya la propuesta principal, aporta una mirada crítica sobre ciertas cuestiones educativas que -salvando las distancias- aún ameritan ser revisadas. Yo fui a la primaria hace más de cincuenta años así que tuve que hacer un precioso ejercicio de memoria por un lado y, por otro, una búsqueda muy particular de tono, de modo que pudiera contar -desde la adulta que recuerda y hasta puede compartir ciertas ironías con los lectores- aquello puro y crudo que vio y sintió como niña.

—¿En qué proyectos estás trabajando por estos días?
—Estoy organizando mis vacaciones. Tuve un año muy intenso: no solo terminé una novela breve (que saldrá el año que viene por SM) sino que viajé mucho, participé más de lo que lo suelo hacer normalmente en congresos y jornadas docentes y visité gran cantidad de colegios. Fue un modo de actuar contracíclicamente. Algo así como: ante la crisis, ante el cierre de todos los planes y proyectos oficiales en pro de la lectura y la cultura en general, redoblar la energía. Seguir adelante.

—¿Con qué sueño cumplido te gustaría encontrarte el próximo año?
—Mi sueño sería que cambie el gobierno. Al frente de mi país, quiero un gobierno que repare en las necesidades de los desposeídos. Que piense y actúe a favor de la educación y la salud públicas. Un gobierno al que le interese la cultura, el respeto de los derechos humanos y la soberanía nacional.


Silvia Schujer

Nació el 28 de diciembre de 1956 en Olivos. Estudió en el Profesorado de Literatura, Latín y Castellano. Realizó numerosos cursos de perfeccionamiento en el área de las letras. Fue Directora del suplemento infantil del diario La Voz y participó en distintos medios gráficos. Su tarea en la Secretaría de Derechos Humanos del gremio de prensa estuvo destinada a los niños. Coordinó el Departamento de literatura infantil y juvenil de Editorial Sudamericana. Entre sus más de 80 libros publicados figuran Cuentos y chinventos (Premio Casa de las Américas, 1986), Las visitas (Tercer Premio Nacional de Literatura, 1994) y Hugo tiene hambre (Premio Fundalectura, 2006). Sus libros fueron traducidos a diferentes idiomas. Entre sus últimos títulos publicados se encuentran El tesoro escondido y otras fotos de familia (2005),  A la rumba luna (2008), El muy magnífico Felipe G. Rey (2011), El astronauta del barrio y otros oficios (2011), Puercoespín primavera (2012), Caballo de cuento (2012), Calle de rondas (2012) y Regalos (2013). Fue galardonada con el Premio Konex en 2004 (Diploma al Mérito – Literatura infantil) y 2014 (Diploma al Mérito – Literatura juvenil).

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En primera persona: Nair Libonatti, escritora

La artista uruguaya habla de ella misma, de cómo llegó a la escritura y de su obra

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Sobre sí misma y su arte

Soy Nair Libonatti, mujer uruguaya de 69 años. Toda mi vida supe que podía escribir, sin embargo, al plasmar mis ideas en una hoja, el resultado no me era grato y terminaba rompiendo.

En el año 2019 una amiga me invitó a “algo” literario y fui. Resultó ser un taller y fue ahí donde comencé a escribir.

Pocos meses después llegó la pandemia, entonces, buscando recursos para mi nuevo despertar, entré en un grupo argentino de Facebook. En él compartíamos textos y comentábamos.

Un buen día me invitaron a participar en el Mundial de Escritura, al principio me parecía inalcanzable hasta que me animé y la experiencia resultó maravillosa.

Sobre su obra

He escrito algunos libros: “Historias del Caldero”, en conjunto con dos amigas, “Constelaciones”, libro que va por su segunda edición y “El Pata de Bolsa y otros relatos”. Estos dos últimos están presentes en la 49a Feria del Libro de Buenos Aires, en el stand de Uruguay.

Sobre “Constelaciones” puedo decir que es un libro fuerte, con historias bastante movilizadoras, es un intento de visibilizar algunas circunstancias.El Pata de Bolsa” es en tono más humorístico, un poco más distendido y coloquial.

Son libros de cuentos cortos, escritos individualmente y luego seleccionados para cada uno de los libros.

Su actualidad

Actualmente integro el taller “Ratones de biblioteca”, que funciona en la Casa de la Cultura de Minas, Uruguay, y algunas compañeras me acompañaron a la Feria del Libro de Buenos Aires.


Nair Libonatti junto a Andrea Viveca Sanz, de Contarte Cultura, en la 49º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires

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Aguirre–Rodríguez: “El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros”

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Es un viaje dentro de otros, un movimiento sutil, la música desperezándose en gotas de rocío, notas evaporadas sobre las aves del campo, es el vuelo hacia el espacio urbano, un recorrido temporal. Es antes y después. Es ahora y siempre, una melodía que llega desde lejos, de otras patrias, del mismo viento que corre y desparrama en el lugar justo y en el instante oportuno.

“Del Buen Ayre”, el próximo espectáculo y disco del dúo platense AguirreRodríguez es un viaje por el tiempo y por distintos espacios, una relectura en modo actual de la música rural bonaerense.

Contarte Cultura charló con sus integrantes, Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez para que nos cuenten acerca de ese caminar que la canción propone.

—Porque los espacios y las cosas que forman parte de ellos suelen hablar de quienes los habitan, nos gustaría comenzar esta charla deteniéndonos en su lugar de trabajo, en el espacio creativo de su música y en los objetos que los rodean en este momento. Si pudieran elegir un rincón o un objeto, el que mejor los represente como dúo y nos cuente algo de ustedes, ¿Cuál sería?

—El lugar, nuestra casa, y el rincón nuestra sala, en la que se va gestando todo el resultado final de lo que hacemos como músicos. Creo que estos espacios hablan de nosotros y de nuestra manera de entender la realidad y el arte.

—Y desde ese espacio viajamos en el tiempo, ¿cómo y cuándo se encuentran Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez en el camino de la música para dar comienzo al dúo Aguirre–Rodríguez?

—Nos encontramos en la escuela de arte de la ciudad de Berisso, hace muchísimos años, en situación de alumna y profesor, pero rápidamente comenzamos a compartir producciones por fuera de la escuela. Con los años volvimos a encontrarnos, ya específicamente en el terreno del tango con la orquesta Los inmigrantes en el año 2005. Cuando el tiempo de la orquesta se terminó, continuamos en dúo.

—¿Cómo fueron esos comienzos?

—Fue un muy hermoso comienzo, pero rápidamente el dúo se fundió dentro de un cuarteto que con el tiempo se convirtió en sexteto de tango. Me refiero a Tangor. Con esa agrupación trabajamos durante más de 10 años. Por otro lado, Cynthia participaba como invitada permanente en el grupo La Sonora, proyecto que venía caminando desde el año 1989.  

—Como decías, con el correr de los años el tango se instaló entre ustedes, ¿qué cosas los llevaron a explorar en este género que nos representa?

—El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros. Como una especie de lengua madre. Rastrear el porqué de esto es complicado, creo que tiene que ver con nuestras historias personales y la idiosincrasia de nuestras familias de origen. Lo que es claro es que ha sido fundacional en nuestro vínculo con la música. Nuestra mirada como habitantes de este tiempo siempre nos llevó a buscar puentes entre el tango, otras músicas y otros conceptos artísticos.

—¿De qué manera llega el primer disco “Mundo Tango”, grabado en 2011?

—Ganamos un premio a la Producción Fonográfica del FNA (Fondo Nacional de las Artes) y generamos nuestro primer CD. En ese entonces, si bien el CD se llamó Mundo Tango, abarcamos otros lenguajes musicales, algunas cosas del folclore y canciones provenientes de la cantera del rock.

—Por estos días están en proceso de grabación de su segundo disco “Del Buen Ayre”, ¿qué recorridos espacio-temporales tuvieron que hacer para dar vida a los temas que forman parte de esta obra?

En Mundo Tango nos referimos a una idea acerca del tango, como un estado del ser que no solo aparece en esta región del mundo (por algo el tango impacta como impacta en todo el globo). Aquí nos referimos más a la génesis de este género y la música de la provincia de Buenos Aires. Este nuevo trabajo propone un recorrido desde la música campera de principio de siglo XX (El Gardel Gaucho, pasando por compositores icónicos de ese lenguaje como Omar Moreno Palacios) para adentrarse en el tango clásico de la época de oro y llegar hasta composiciones actuales que revitalizan el género. También este trabajo, a diferencia del otro, está estructurado por un material que fue ampliamente mostrado y fogueado. Es música que hemos tocado mucho en vivo y está planteado desde esa impronta. Los arreglos, si es que los hay, fueron construyéndose a lo largo del tiempo y de las distintas actuaciones. Los músicos invitados jugaron en ese mismo tono también. Se les envió un cifrado y una grabación como referencia, pero el armado de los distintos temas se resolvió en el estudio,  mientras Manzana Ibarrart (gran amigo y comandante del Estudio Sonosfera) montaba los mics y seteaba todo. Luego se eligieron las mejores tres tomas de cada tema. El resultado tiene un aroma a “trazos sueltos” que nos encanta en lo particular.

—Sin dudas se trata de un viaje a través de la música, ¿cuál es el aroma que elegirían para simbolizar a este álbum?

—El múltiple aroma de los viajes…si bien es un CD local en cuanto al repertorio, es bastante global en tanto a que lo que suena proviene de muchísimas fuentes y no solo de la tanguera. Lo hemos tocado tanto en tantos países diferentes, que para nosotros tendría ese olor a viaje, a aeropuerto, a trenes.

—El 3 de agosto estarán presentando este disco en La Salamanca, un reconocido espacio cultural platense, ¿qué podrán disfrutar esa noche quienes se acerquen a compartir su música?

—Haremos  algunos de los temas de nuestro espectáculo Del Buen Ayre, como antesala al espectáculo Filogenia de Victoria Moran y el Dúo Puentes Reyes.    

—Mencionás que ese día estarán acompañados por la cantante Victoria Morán, entonces la pregunta va para ella. Victoria, ¿Cómo nace “Filogenia”, ese recopilatorio de obras de música popular argentina? Contanos quiénes serán parte de ese recorrido el 3 de agosto y qué sentís al compartir noche con el Dúo Aguirre-Rodríguez.

9- Filogenia surge de la necesidad de contar nuestro ADN musical a través de las canciones que nos definen. Es una suerte de viaje musical hacia la fuente, hacia la memoria imperecedera que une un recuerdo con otro. Este espectáculo viene a despertarnos la fibra sensible con canciones que nos nombran, enlazando a Homero Manzi con Víctor Heredia, al Cuchi con Fito, a los que fuimos con los que somos. El compartir con compañeros y compañeras músicos y músicas siempre es una alegría, y en este caso será además una sorpresa para el dúo Puentes-Reyes y yo, porque jamás nos hemos cruzado en un escenario y esperamos anhelantes ese ida y vuelta mágico que siempre augura la música compartida.

—Para terminar, ¿cuál es el próximo destino de la música que los mueve?

—Tenemos por delante algunas fechas en nuestra ciudad, como el próximo 29 de agosto, día en el que estaremos compartiendo escenario junto al cantor Carlos Cabrera en el Café Metro. Octubre nos encuentra realizando nuestra segunda gira europea, con conciertos en países como Italia, Francia, España y Portugal. A nuestro regreso estaremos presentando oficialmente nuestro álbum Del Buen Ayre, con la participación de los músicos que fueron parte de la grabación.

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Celina Cocimano y ‘El juego de las emociones de Uma’: “Un libro que pide gran compromiso de los adultos”

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Todo gira, se mueve en una circularidad compartida. Las emociones suben y bajan, cuelgan de nuestros cuerpos, se desprenden como hojas secas. Regresan, son brotes, transformados en otra cosa.

Celina Cocimano es terapeuta emocional y a partir de sus vivencias y de su trabajo de muchos años necesitó dejar huellas, sembrar palabras para que germinen a través de sus libros.

“El juego de las emociones de Uma”, su último libro, está dedicado a las infancias. A través del juego logra acercarse a los territorios del miedo, de la ansiedad o de la frustración para atravesarlos.

ContArte Cultura charló con ella para conocer las rutas que la llevaron a indagar en ese universo.

—Las emociones forman parte de nuestras vidas, van y vienen, se mueven y nos movemos con ellas. Por eso, para comenzar y a modo de presentación, nos gustaría que elijas al menos tres emociones que te atravesaron al momento de escribir tu último libro y que a cada una de ellas les otorgues un sabor o un aroma.

  • Frustración, sabor a cebolla
  • Ansiedad, aroma a menta
  • Alegría, aroma a vainilla

—Y ya instalados en esa imagen, vayamos a tus comienzos, ¿qué vivencias te llevaron a transitar el camino de la terapia emocional?

—La insatisfacción personal, haberme descubierto cómo estafadora de mi propia vida, creando personalidades adquiridas para moldearme al gusto de la mirada ajena, siempre con esa sed emocional de ser alguien para los demás, ser aceptada, reconocida, querida y encantar a todos. Mientras estudiaba para contadora, sentí un apagón emocional, la apatía era mi única compañera en esos tiempos, hasta que mi cuerpo también “habló” con un síntoma muy sentido. Empezaba a hacerme pis por las noches siendo ya grande, más adelante entendí que eso sucedía en cada hogar o lugar donde me sentía a gusto, de esa manera, “intentaba” aferrarme a algún territorio, sentirlo al menos, por momentos, un lugar donde era yo. Como los animales que marcan su territorio orinando sobre él. Eso era lo que faltaba para que mi vida se vistiera de insatisfacción y cambie totalmente de rumbo, mejor dicho, empiece a vivir y dejar de aparentar lo que mis vacíos necesitaban cubrir.

—Seguramente al ir recorriendo ese camino fue necesario dejar huellas y de esa manera llegaron los libros, ¿cómo vivís la experiencia de escribir para que las palabras sean instrumento de sanación?

—Mi primer libro, “Despierta”, nació como algo catártico de la etapa que comenté anteriormente. Aún no sabía qué era lo que estaba viviendo y, sinceramente, pensaba que me moría por esos tiempos, entonces empecé a escribir cómo fue ese tránsito a mí destrucción de las corazas hacia mi reconstrucción emocional. Después, al compartir mi vivencia con muchas personas, me di cuenta que varios pasamos por ciertos procesos similares, por lo que se me ocurrió darle forma de libro y agregar reflexiones y ejercicios terapéuticos y de autogestión emocional. Los otros 3 -“Diamantes”, “Rotas”, y “El juego de las emociones de Uma”-, fueron pensados basándose en las historias que atiendo y buscando dejarle una “biblioteca” de recursos emocionales a mi hija para cuando sea más grande y, a las personas, que encuentren en estos libros, escrito en palabras, el propio sentir descarnado y sin filtro de las emociones que abordo en cada uno de ellos y luego, ofrecerles dinámicas, reflexiones, ejercicios para que encuentren en ellos formas de transitar el campo emocional sin tanto dolor y con valentía.

—Si pudieras resumir en una palabra el espíritu de cada uno de tus libros, ¿cuáles serían?

  • Despierta: Integridad
  • Diamantes: Osadía
  • Rotas: Coraje
  • El juego de las emociones de Uma: Autenticidad

—Tu último libro, “El juego de las emociones de Uma”, transita los paisajes de la infancia con todas sus gamas de colores, ¿cuál o cuáles fueron los disparadores de esta historia?

—Mi hija, a los 8 años, comenzó a transitar por un tiempo la conocida “Crisis de ansiedad y angustia”. Yo me opuse a que esté medicada siendo tan pequeña, y desde mi saber en el campo emocional de los adultos, junto a una gran observación sobre ella y sus crisis, se me ocurrió trabajar juntas para buscar soluciones a su sentir. Buscamos opciones en el juego infantil, en la creatividad, desarrollando distintos escenarios, armando una rutina de ejercicios y, sobre todo, busqué acercarla a la autogestión emocional. Así fue que se me ocurrió compartir cada ejercicio que funcionó en ella en este cuento, que no solo tiene el fin de que los niños empiecen a desarrollar desde pequeña edad sus propias respuestas emocionales ante cierta situaciones, sino que es un libro que pide gran compromiso de los adultos que acompañan al niño, y esa compañía, con el estar, el hablar su idioma, mejorar la calidad del vínculo, validar sus emociones, respetarlos y comunicarse con ellos, es lo que hace casi la mayor magia del trabajo de fortalecimiento emocional.

—Y justamente, a partir de tus propias vivencias decidiste contar desde el juego y desde las imágenes. Explicanos cómo fue el proceso de elegir esas duplas emocionales sobre las que querías hablar.

—Busqué las que a su edad son dentro de todo fáciles de interpretar, como decimos los adultos: de “etiquetar”. Son parte de las emociones primarias y la dupla fue pensada para dejarles el mensaje de que no son ni buenas ni malas, simplemente son y cada una es mensajera de un sentir, una acción a llevar a cabo y una particular respuesta emocional. También al ponerlas en duplas, cuando ellos/as sientan, por ejemplo, tristeza además de procesarla en todo su ser, sepan que pueden aprender a transportarla en alegría, ir de la ansiedad a la calma. Es decir, que conozcan cuál es la emoción que se necesita para equilibrar una con otra.

—Las semillas del libro fueron plantadas, ¿creés que tus palabras ya comenzaron a germinar y son brotes en los lectores?

—Sorprendentemente sí. Como comenté, yo me dedico a adultos no a infanto, y este libro que se publicó en abril del 2024 ya se está imprimiendo la segunda edición. Lo han comprado mucho abuelas y abuelos para compartirlo con sus nietos, en colegios para abordar ciertas emociones en el aula ya que también hay un capítulo sobre el bullying. Y muchas madres me compartieron que sus hijos o hijas mientras que se les leía el cuento ya comenzaban a incorporar los ejercicios sugeridos, o que empezaban a identificar sus propias emociones, tenían armados sectores en su cuarto como se encuentran en algunos capítulos. Incluso los que son más grandes, según cómo se sentían, buscaban en la biblioteca el libro y se encerraban en su cuarto a leer exclusivamente el capítulo que contiene la emoción que estaban sintiendo en ese día o ese tiempo. También compartió nota de Revista junto a Unicef en el día internacional contra el Bullying de 2024.

—¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?

—Tengo dos libros más en camino, uno para adultos sobre la depresión, y otro para infanto, más expansivo aún, con un viaje al campo emocional que sea para ellos y para sus padres o tutores también, digamos que será un libro revelador en muchos aspectos.

—Para terminar, te invitamos a elegir la textura que represente a tu libro “Las emociones de Uma”.

—La textura sería cálida, pomposa, con colores desde pasteles a fuertes, con ganas de descubrirla y sentirla, y con distintos aromas que vayan cambiando según cada paso de la mano o de los pies sobre ella.

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Propietario: Contarte Cultura
Domicilio:La Plata, Provincia de Buenos Aires
Registro DNDA En Trámite
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