

Textos para escuchar
Flaco – Carlos Donatucci
Fernando Bravo lee Flaco, un cuento de Carlos Donatucci
¿Qué viento borró tus manos dejando tantas guitarras huérfanas de caricias, de acordes sólo imaginados por tu mente incansable, por tus dedos sedientos de armonías imposibles?
Ana no dormirá nunca más, desvelada, esperando que tus pasos resuenen augurando tu llegada. Maribel caerá en un profundo sueño, ya que la vida carecerá de sentido para ella. Las manos de Fermín quedarán vacías para siempre, extendidas en una súplica infructuosa. Laura no irá a ninguna parte. Guardará su valija gris y la sed de su espera no podrá ser saciada por las aguas de todos los ríos del mundo.
Los ojos de papel de aquella muchacha serán cegados por un mar de llanto para nunca volver a ver, incapaces de retener tu imagen a través del velo del olvido. Las golondrinas de Plaza de Mayo no volarán por un tiempo, guardando un respetuoso luto.
¿Quién elevará ahora una plegaria para todos los niños dormidos en tantas calles frías, solitarias? por los niños condenados, por los niños que escriben en el cielo, niños que nacerán sin conocerte, sin entenderte. El viento se llevará todas las hojas consigo, dejando los árboles desnudos, desprovistos de todo verdor.
Tu espíritu se fue, tu alma de diamante ya no brilla más. Tu corazón, cual durazno sangrante, será ahora capaz de cantar con el lenguaje del cielo.

Textos para escuchar
“Dar paso al infinito” – Pablo Barroso

El escritor Pablo Barroso lee su poema Dar paso al infinito.
Dar paso al infinito
No es el desafío lo que define quiénes somos,
ni qué somos capaces de ser,
sino cómo afrontamos ese desafío.En la infinidad de los ciclos que nuestra vida tenga,
estará nuestra experiencia, nuestra manera.
Daremos forma a la derrota y festejaremos al éxito.
Porque en ese atravesar creceremos.Esa crisis o compromiso,
ese hasta luego, el ser bienvenido;
los besos no dados o los nuevos ángeles.
Son nuestro infinito, la infinidad de lo que somos.Para iniciar el fuego,
se necesita solo una chispa…
Podemos hacer arder las ruinas
o construir un camino entre ellas
para dar paso al infinito.
Para ser recordados.
Para ser libres.
Banda de sonido de fondo: Lone Harvest de Kevin MacLeod está sujeta a una licencia de Atribución 4.0 de Creative Commons. https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/
Fuente: http://incompetech.com/music/royalty-free/index.html?isrc=USUAN1100409
Artista: http://incompetech.com/
Textos para escuchar
Los amantes – Julio Cortazar

Julio Cortazar lee su poema Los Amantes
¿Quién los ve andar por la ciudad
si todos están ciegos?
Ellos se toman de la mano: algo habla
entre sus dedos, lenguas dulces
lamen la húmeda palma, corren por las falanges,
y arriba está la noche llena de ojos.Son los amantes, su isla flota a la deriva
hacia muertes de césped, hacia puertos
que se abren entre sábanas.
Todo se desordena a través de ellos,
todo encuentra su cifra escamoteada;
pero ellos ni siquiera saben
que mientras ruedan en su amarga arena
hay una pausa en la obra de la nada,
el tigre es un jardín que juega.Amanece en los carros de basura,
empiezan a salir los ciegos,
el ministerio abre sus puertas.
Los amantes rendidos se miran y se tocan
una vez más antes de oler el día.Ya están vestidos, ya se van por la calle.
Y es sólo entonces
cuando están muertos, cuando están vestidos,
que la ciudad los recupera hipócrita
y les impone los deberes cotidianos.
Textos para escuchar
Un vuelo de colores – Sara Bonfante

Sara Bonfante lee su cuento Un vuelo de colores
Ágil. Estilizada. Su espalda es vasta, y de colores que en días brillantes se tornan más intensos. Algunas veces, en sus movimientos, planeando sobre los dulces néctares, deja ver el diseño maestro de su vestido: a rayas blanco, negro y marrón, con espejos índigos y amarillos; otras con manchas del color del mar en jornadas de tormentas, como fulgores de rayos que caen furibundos sobre el agua.
Así se presenta libre. Con ella viajan sus compañeras, aunque a prudente distancia. No necesita viajar en bandadas como los pájaros. Muestra oronda su bella anatomía de avión diminuto. En el vuelo primaveral busca apoyarse graciosa y dúctil sobre la flor de los deseos. Aspira a un banquete de rosas, margaritas y jazmines. Ella libará el agradable néctar. Este acentuará sus colores. Regodea su belleza con los varones que se acercan. Algunos creen que el colibrí es su amo. Ella confiesa no poseer dueño.
—Solo el viento detendrá mi vuelo mágico. —Reconoce.
En días de lluvias se refugiará entre bambalinas de hojas, entre follajes espesos. Así, un día, inmóvil, dormirá una prolongada siesta húmeda.
—Lepidóptero. —La llaman.
Ella no responde. Planea vivaz exhibiendo su belleza cromática.
Desprevenida en su gracioso e inocente andar, una mañana tormentosa, remontó los vientos que trajinaban hacia el desierto. Arenas finas y punzantes atropellaron su vuelo. En su deseo de resistir, quedó planeando suspendida, y sus fuerzas inútiles yacieron. La vencieron lanzas de arena.
Mariposa, con su libertad, deseó llegar al lugar indicado como el paraíso de los astros, y conocer allí un compañero con quien diseñar vuelos coloridos y dulces para degustar la flor de la vida y sumirse en un extracto de pasión. Ya fatigada de tanto exponer sus fuerzas, se dejó tomar por la brisa fresca que reemplazó a las tormentas arenosas. Sus alas se relajaron, ella emitió un bello canto. Con él encontró a Grillo, que expresaba en coplas sus tristezas. Ella lo invitó a desandar el camino transitado. Se tomaron de las alas y con los ojos bien abiertos disfrutaron de la majestuosidad del cielo en un atardecer somnoliento.
Debes iniciar sesión para publicar un comentario. Acceso