

Entrevistas
“Turucuto tiene que ver con la forma de llevar la música, siendo una parte inherente a nosotros y nuestra vida”
Por Andrea Viveca Sanz
La música brota de sus almas, con el aroma de sus tierras, tan lejanas y diferentes, tan cercanas en la mágica fusión de las voces que se hacen parte de cada instrumento, para sentir sus latidos y latir con ellos.
Turucuto es un punto de encuentro en la melodía de la vida. Un ritmo que convoca a los sentidos atentos del músico tucumano Roque Celiz y la periodista y poeta platense Mercedes Maiztegui, quienes se enredan entre sus hilos sonoros y se entregan a la apasionante tarea de hacer y regalar canciones, que viajan más allá de las fronteras que las vieron nacer.
El dúo musical hizo un alto en su trabajo creativo y contó, en diálogo con ContArte Cultura, sus vivencias en un camino atravesado por el folklore, el rock y el jazz.
—¿Qué es Turucuto?
—Es un dúo que a veces toca en formato trío, cuarteto o quinteto, dependiendo de la ocasión. Por ejemplo, ahora tenemos una fecha en Tucumán y escribimos unos arreglos para cuarteto de cuerdas, por lo que vamos a ser un septeto.
—¿Qué significa el nombre que eligieron y por qué sintieron que era el que los representaba?
—El nombre es la manera que en la provincia de Tucumán se llama a la acción de cargar a una persona en la espalda, como aquí se dice “a caballito”, “a cococho”, “a babucha”. Nos surgió la oportunidad inesperada de grabar un disco y no teníamos nombre. A Mercedes le gustaba mucho la palabra Turucuto y decidimos ponerle ese nombre al proyecto y al disco. En ese momento no pensamos que fuera representativo, solo se nos ocurrió y nos parecía simpático. Después, con el tiempo, nos dimos cuenta de que son muchas las veces donde nos cargamos el uno al otro, como una forma de tomar fuerzas, de seguir. A su vez, tiene que ver con la forma de llevar la música, siendo una parte inherente a nosotros y nuestra vida , sin dudas una elección también.
—¿De qué manera nace este dúo y cómo lograron fundir la música y la poesía que los habita en cada una de sus canciones?
—El dúo nace como un desprendimiento del ensamble “Papeles Sueltos y Encontrados” formado en 2012 en Buenos Aires, donde combinábamos música, poesía y dibujos junto a otros artistas. La música fue ganando su autonomía y luego surgió la oportunidad de grabar un disco con las canciones de Roque. La fusión de lo que decimos y cómo lo decimos nace naturalmente, casi en simultáneo.
—¿En qué momentos y lugares es probable que comience a germinar una canción?
—Una canción puede germinar en cualquier lugar. Quizás el momento sea más importante. A veces puede aparecer una idea en un sueño, estudiando, viajando, en alguna de nuestras charlas o caminatas. Y baja, no sé de dónde. También se juntan muchos momentos y lugares para convertirse en canción. No hay un procedimiento o disparador único, pero sin duda todas tienen procesos. A veces llega en momentos instropectivos también. No sé si puedo identificar un momento específico, pero sí la sensación que me produce cuando viene eso que después se transforma en canción.
—¿Cómo viven la experiencia de pasear por otras geografías la música que tejen entre ambos?
—Es una experiencia increíble. La misma canción vibra de manera muy diferente de acuerdo al aire que respire y nosotros también. Los lugares te atraviesan. La gente, las costumbres, la geografía, la naturaleza, y hasta la comida. Nosotros somos muy permeables y nos dejamos atravesar por todo eso. Cada lugar late de una manera distinta y eso hace que nuestra música tenga un color distinto siempre.

—¿Cuáles fueron las vivencias que más los marcaron durante los ensambles artísticos que se llevaron a cabo bajo el nombre de “Papeles Sueltos y Encontrados”? ¿Qué fue lo que lograron encontrar entre esos papeles en los que la música pudo vincularse con otras disciplinas artísticas?
—El armado de cada show (que son únicos, ya que los hacemos con artístas distintos siempre) tiene una mística, una magia que se produce por el encuentro enriquecedor con cada artista que convocamos. Cada uno ofrece una producción hecha o en la que está trabajando, contando influencias, sentidos, orígenes. Desde ahí nos imaginamos qué puede ocurrir si lo cruzamos con otra cosa, sin superponer. Intentando dirigir la atención para que cada expresión tenga su momento. Las vivencias que más nos marcaron son chiquitas pero muy emotivas. Por ejemplo, en un pueblo cerca de Cali (Colombia), llamado Cerrito, hicimos el ensamble con la compañía teatral Cazamáscaras, en la Casa de Cultura del lugar. Estuvimos toda la tarde arreglando el escenario y preparando el lugar con todos los que íbamos a hacer el ensamble. El lugar, que tenía una capacidad para 400 personas, se llenó, fue todo el pueblo a ver de qué se trataba (mando fotos). Después, en San Telmo, en la ciudad de Buenos Aires, tengo el recuerdo de estar también todos armando la escenografía que había propuesto Jesu Amigorena con unos bollitos de papel. En San Pedro de Colalado, ensayando con Alberto (danza) y Pepe (dibujo) en el comedor de una casa, para después llevar eso a una sala grande. Siempre lo mejor es poder compartir con otros artistas de los cuales aprendemos mucho. Cuando hicimos el ensamble en Jujuy descubrimos la relación que tiene el paisaje con el arte. La música o dibujos de los artistas de allá eran una prolongación del lugar, una manera de estar. Desde ahí creaban. Cuando hicimos el show había gente del lugar, gente que había llegado a vivir en el lugar, y turistas. Y el espectáculo fue un espacio de reunión para recorridos que parecían lejanos, hostiles. Otra cosa que nos pasa es que por más que planificamos y dedicamos mucho tiempo al armado del espectáculo, siempre ocurre algo inesperado que resulta mucho mejor de lo que habíamos pensado. Hay algo del aquí y ahora, del momento en que se pone en marcha combinar expresiones artisticas que, junto con el lugar y la gente, lo hace mágico, casi otra dimensión. Todos están dispuestos a meterse en ese sueño.
—¿Cómo fue el proceso por el cual nació su primer álbum?
—El primer albúm, Turucuto.nació sin querer. Un amigo nos dijo que quería que nuestra música estuviera grabada y nos dio un dinero para hacerlo. Fue un gesto increíble, ya que con ese dinero pudimos plasmar un par de canciones en un disco que nos abrió puertas y nos llevó para muchas partes. El proceso fue entonces rapidísimo. Justo teníamos armada una gira en Colombia, desde diciembre de 2014 hasta mediados de febrero de 2015, y queríamos aprovechar y llegar con el disco. Así que nos pusimos a ver una lista de temas que teníamos, elegimos unos cuantos y nos pusimos a armarlos en 2 meses. En noviembre el disco se grabó en vivo.
Turucuto Llenos de luna, bajan al mar
—¿Qué nos pueden contar de “Llenos de luna, bajan al mar”, su segundo trabajo?
—Fue algo muy parecido a lo que pasó con el primero. En este caso fuimos a Tucumán a hacer un teatro grande y otro amigo nos vio y nos dijo que nos quería ayudar a grabar, y así fue como comenzó todo. Las canciones ya las veníamos tocando y el recorrido que tenían junto a músicos invitados le había dado otro sonido a Turucuto. Así decidimos meternos al estudio y grabar sin arreglos. Hicimos tres versiones de cada tema y después elegimos la que más nos gustaba. Fue una decisión hacerlo así. Queríamos tener esa experiencia, la de meternos a grabar y dejar el testimonio más fiel de quiénes éramos en ese momento. Es un disco muy honesto, que queremos mucho. Con el tocamos un montón aquí y armamos una gira afuera también, que nos llevó a recorrer varios países. En 2018, una distribuidora de Japón se comunicó con nosotros para comprarnos discos y llevarlos a ese país. Así que Turucuto suena allá también por estos días y esperamos tener la suerte de ir a tocar.
—¿Qué hilos musicales los tienen enredados por estos días?
—Estamos trabajando en nuestro próximo disco. Ahora, a diferencia de los dos trabajos anteriores, queremos hacerlo distinto, porque nos aburre hacer siempre lo mismo (risas). Queremos tener una nueva experiencia en el estudio. Vivirlo de otra manera. Estamos eligiendo las canciones, que tienen un decir mucho más urbano y atravesado también por todo lo que se está viviendo. Paralelamente, estamos grabando videos en el patio de nuestra casa con canciones que queremos mucho, las que probablemente no estén en un disco pero queremos dejar registradas.
—Si pudieran elegir un lugar en el que dejarían volar su próxima canción, ¿cuál sería y por qué?
—Siempre el mejor lugar es en donde la canción sea bien recibida. Donde la escucha corresponda, con el silencio y el respeto necesario, a esa pequeña obrita.

Entrevistas
En primera persona: Nair Libonatti, escritora
La artista uruguaya habla de ella misma, de cómo llegó a la escritura y de su obra

Sobre sí misma y su arte
Soy Nair Libonatti, mujer uruguaya de 69 años. Toda mi vida supe que podía escribir, sin embargo, al plasmar mis ideas en una hoja, el resultado no me era grato y terminaba rompiendo.
En el año 2019 una amiga me invitó a “algo” literario y fui. Resultó ser un taller y fue ahí donde comencé a escribir.
Pocos meses después llegó la pandemia, entonces, buscando recursos para mi nuevo despertar, entré en un grupo argentino de Facebook. En él compartíamos textos y comentábamos.
Un buen día me invitaron a participar en el Mundial de Escritura, al principio me parecía inalcanzable hasta que me animé y la experiencia resultó maravillosa.
Sobre su obra
He escrito algunos libros: “Historias del Caldero”, en conjunto con dos amigas, “Constelaciones”, libro que va por su segunda edición y “El Pata de Bolsa y otros relatos”. Estos dos últimos están presentes en la 49a Feria del Libro de Buenos Aires, en el stand de Uruguay.



Sobre “Constelaciones” puedo decir que es un libro fuerte, con historias bastante movilizadoras, es un intento de visibilizar algunas circunstancias. “El Pata de Bolsa” es en tono más humorístico, un poco más distendido y coloquial.
Son libros de cuentos cortos, escritos individualmente y luego seleccionados para cada uno de los libros.
Su actualidad

Actualmente integro el taller “Ratones de biblioteca”, que funciona en la Casa de la Cultura de Minas, Uruguay, y algunas compañeras me acompañaron a la Feria del Libro de Buenos Aires.
Nair Libonatti junto a Andrea Viveca Sanz, de Contarte Cultura, en la 49º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires
Entrevistas
Aguirre–Rodríguez: “El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros”

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Es un viaje dentro de otros, un movimiento sutil, la música desperezándose en gotas de rocío, notas evaporadas sobre las aves del campo, es el vuelo hacia el espacio urbano, un recorrido temporal. Es antes y después. Es ahora y siempre, una melodía que llega desde lejos, de otras patrias, del mismo viento que corre y desparrama en el lugar justo y en el instante oportuno.
“Del Buen Ayre”, el próximo espectáculo y disco del dúo platense Aguirre–Rodríguez es un viaje por el tiempo y por distintos espacios, una relectura en modo actual de la música rural bonaerense.
Contarte Cultura charló con sus integrantes, Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez para que nos cuenten acerca de ese caminar que la canción propone.
—Porque los espacios y las cosas que forman parte de ellos suelen hablar de quienes los habitan, nos gustaría comenzar esta charla deteniéndonos en su lugar de trabajo, en el espacio creativo de su música y en los objetos que los rodean en este momento. Si pudieran elegir un rincón o un objeto, el que mejor los represente como dúo y nos cuente algo de ustedes, ¿Cuál sería?
—El lugar, nuestra casa, y el rincón nuestra sala, en la que se va gestando todo el resultado final de lo que hacemos como músicos. Creo que estos espacios hablan de nosotros y de nuestra manera de entender la realidad y el arte.
—Y desde ese espacio viajamos en el tiempo, ¿cómo y cuándo se encuentran Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez en el camino de la música para dar comienzo al dúo Aguirre–Rodríguez?
—Nos encontramos en la escuela de arte de la ciudad de Berisso, hace muchísimos años, en situación de alumna y profesor, pero rápidamente comenzamos a compartir producciones por fuera de la escuela. Con los años volvimos a encontrarnos, ya específicamente en el terreno del tango con la orquesta Los inmigrantes en el año 2005. Cuando el tiempo de la orquesta se terminó, continuamos en dúo.


—¿Cómo fueron esos comienzos?
—Fue un muy hermoso comienzo, pero rápidamente el dúo se fundió dentro de un cuarteto que con el tiempo se convirtió en sexteto de tango. Me refiero a Tangor. Con esa agrupación trabajamos durante más de 10 años. Por otro lado, Cynthia participaba como invitada permanente en el grupo La Sonora, proyecto que venía caminando desde el año 1989.
—Como decías, con el correr de los años el tango se instaló entre ustedes, ¿qué cosas los llevaron a explorar en este género que nos representa?
—El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros. Como una especie de lengua madre. Rastrear el porqué de esto es complicado, creo que tiene que ver con nuestras historias personales y la idiosincrasia de nuestras familias de origen. Lo que es claro es que ha sido fundacional en nuestro vínculo con la música. Nuestra mirada como habitantes de este tiempo siempre nos llevó a buscar puentes entre el tango, otras músicas y otros conceptos artísticos.
—¿De qué manera llega el primer disco “Mundo Tango”, grabado en 2011?
—Ganamos un premio a la Producción Fonográfica del FNA (Fondo Nacional de las Artes) y generamos nuestro primer CD. En ese entonces, si bien el CD se llamó Mundo Tango, abarcamos otros lenguajes musicales, algunas cosas del folclore y canciones provenientes de la cantera del rock.
—Por estos días están en proceso de grabación de su segundo disco “Del Buen Ayre”, ¿qué recorridos espacio-temporales tuvieron que hacer para dar vida a los temas que forman parte de esta obra?
En Mundo Tango nos referimos a una idea acerca del tango, como un estado del ser que no solo aparece en esta región del mundo (por algo el tango impacta como impacta en todo el globo). Aquí nos referimos más a la génesis de este género y la música de la provincia de Buenos Aires. Este nuevo trabajo propone un recorrido desde la música campera de principio de siglo XX (El Gardel Gaucho, pasando por compositores icónicos de ese lenguaje como Omar Moreno Palacios) para adentrarse en el tango clásico de la época de oro y llegar hasta composiciones actuales que revitalizan el género. También este trabajo, a diferencia del otro, está estructurado por un material que fue ampliamente mostrado y fogueado. Es música que hemos tocado mucho en vivo y está planteado desde esa impronta. Los arreglos, si es que los hay, fueron construyéndose a lo largo del tiempo y de las distintas actuaciones. Los músicos invitados jugaron en ese mismo tono también. Se les envió un cifrado y una grabación como referencia, pero el armado de los distintos temas se resolvió en el estudio, mientras Manzana Ibarrart (gran amigo y comandante del Estudio Sonosfera) montaba los mics y seteaba todo. Luego se eligieron las mejores tres tomas de cada tema. El resultado tiene un aroma a “trazos sueltos” que nos encanta en lo particular.
—Sin dudas se trata de un viaje a través de la música, ¿cuál es el aroma que elegirían para simbolizar a este álbum?
—El múltiple aroma de los viajes…si bien es un CD local en cuanto al repertorio, es bastante global en tanto a que lo que suena proviene de muchísimas fuentes y no solo de la tanguera. Lo hemos tocado tanto en tantos países diferentes, que para nosotros tendría ese olor a viaje, a aeropuerto, a trenes.
—El 3 de agosto estarán presentando este disco en La Salamanca, un reconocido espacio cultural platense, ¿qué podrán disfrutar esa noche quienes se acerquen a compartir su música?
—Haremos algunos de los temas de nuestro espectáculo Del Buen Ayre, como antesala al espectáculo Filogenia de Victoria Moran y el Dúo Puentes Reyes.
—Mencionás que ese día estarán acompañados por la cantante Victoria Morán, entonces la pregunta va para ella. Victoria, ¿Cómo nace “Filogenia”, ese recopilatorio de obras de música popular argentina? Contanos quiénes serán parte de ese recorrido el 3 de agosto y qué sentís al compartir noche con el Dúo Aguirre-Rodríguez.
9- Filogenia surge de la necesidad de contar nuestro ADN musical a través de las canciones que nos definen. Es una suerte de viaje musical hacia la fuente, hacia la memoria imperecedera que une un recuerdo con otro. Este espectáculo viene a despertarnos la fibra sensible con canciones que nos nombran, enlazando a Homero Manzi con Víctor Heredia, al Cuchi con Fito, a los que fuimos con los que somos. El compartir con compañeros y compañeras músicos y músicas siempre es una alegría, y en este caso será además una sorpresa para el dúo Puentes-Reyes y yo, porque jamás nos hemos cruzado en un escenario y esperamos anhelantes ese ida y vuelta mágico que siempre augura la música compartida.
—Para terminar, ¿cuál es el próximo destino de la música que los mueve?
—Tenemos por delante algunas fechas en nuestra ciudad, como el próximo 29 de agosto, día en el que estaremos compartiendo escenario junto al cantor Carlos Cabrera en el Café Metro. Octubre nos encuentra realizando nuestra segunda gira europea, con conciertos en países como Italia, Francia, España y Portugal. A nuestro regreso estaremos presentando oficialmente nuestro álbum Del Buen Ayre, con la participación de los músicos que fueron parte de la grabación.
Entrevistas
Celina Cocimano y ‘El juego de las emociones de Uma’: “Un libro que pide gran compromiso de los adultos”

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Todo gira, se mueve en una circularidad compartida. Las emociones suben y bajan, cuelgan de nuestros cuerpos, se desprenden como hojas secas. Regresan, son brotes, transformados en otra cosa.
Celina Cocimano es terapeuta emocional y a partir de sus vivencias y de su trabajo de muchos años necesitó dejar huellas, sembrar palabras para que germinen a través de sus libros.
“El juego de las emociones de Uma”, su último libro, está dedicado a las infancias. A través del juego logra acercarse a los territorios del miedo, de la ansiedad o de la frustración para atravesarlos.
ContArte Cultura charló con ella para conocer las rutas que la llevaron a indagar en ese universo.
—Las emociones forman parte de nuestras vidas, van y vienen, se mueven y nos movemos con ellas. Por eso, para comenzar y a modo de presentación, nos gustaría que elijas al menos tres emociones que te atravesaron al momento de escribir tu último libro y que a cada una de ellas les otorgues un sabor o un aroma.
- Frustración, sabor a cebolla
- Ansiedad, aroma a menta
- Alegría, aroma a vainilla
—Y ya instalados en esa imagen, vayamos a tus comienzos, ¿qué vivencias te llevaron a transitar el camino de la terapia emocional?
—La insatisfacción personal, haberme descubierto cómo estafadora de mi propia vida, creando personalidades adquiridas para moldearme al gusto de la mirada ajena, siempre con esa sed emocional de ser alguien para los demás, ser aceptada, reconocida, querida y encantar a todos. Mientras estudiaba para contadora, sentí un apagón emocional, la apatía era mi única compañera en esos tiempos, hasta que mi cuerpo también “habló” con un síntoma muy sentido. Empezaba a hacerme pis por las noches siendo ya grande, más adelante entendí que eso sucedía en cada hogar o lugar donde me sentía a gusto, de esa manera, “intentaba” aferrarme a algún territorio, sentirlo al menos, por momentos, un lugar donde era yo. Como los animales que marcan su territorio orinando sobre él. Eso era lo que faltaba para que mi vida se vistiera de insatisfacción y cambie totalmente de rumbo, mejor dicho, empiece a vivir y dejar de aparentar lo que mis vacíos necesitaban cubrir.
—Seguramente al ir recorriendo ese camino fue necesario dejar huellas y de esa manera llegaron los libros, ¿cómo vivís la experiencia de escribir para que las palabras sean instrumento de sanación?
—Mi primer libro, “Despierta”, nació como algo catártico de la etapa que comenté anteriormente. Aún no sabía qué era lo que estaba viviendo y, sinceramente, pensaba que me moría por esos tiempos, entonces empecé a escribir cómo fue ese tránsito a mí destrucción de las corazas hacia mi reconstrucción emocional. Después, al compartir mi vivencia con muchas personas, me di cuenta que varios pasamos por ciertos procesos similares, por lo que se me ocurrió darle forma de libro y agregar reflexiones y ejercicios terapéuticos y de autogestión emocional. Los otros 3 -“Diamantes”, “Rotas”, y “El juego de las emociones de Uma”-, fueron pensados basándose en las historias que atiendo y buscando dejarle una “biblioteca” de recursos emocionales a mi hija para cuando sea más grande y, a las personas, que encuentren en estos libros, escrito en palabras, el propio sentir descarnado y sin filtro de las emociones que abordo en cada uno de ellos y luego, ofrecerles dinámicas, reflexiones, ejercicios para que encuentren en ellos formas de transitar el campo emocional sin tanto dolor y con valentía.
—Si pudieras resumir en una palabra el espíritu de cada uno de tus libros, ¿cuáles serían?
- Despierta: Integridad
- Diamantes: Osadía
- Rotas: Coraje
- El juego de las emociones de Uma: Autenticidad
—Tu último libro, “El juego de las emociones de Uma”, transita los paisajes de la infancia con todas sus gamas de colores, ¿cuál o cuáles fueron los disparadores de esta historia?
—Mi hija, a los 8 años, comenzó a transitar por un tiempo la conocida “Crisis de ansiedad y angustia”. Yo me opuse a que esté medicada siendo tan pequeña, y desde mi saber en el campo emocional de los adultos, junto a una gran observación sobre ella y sus crisis, se me ocurrió trabajar juntas para buscar soluciones a su sentir. Buscamos opciones en el juego infantil, en la creatividad, desarrollando distintos escenarios, armando una rutina de ejercicios y, sobre todo, busqué acercarla a la autogestión emocional. Así fue que se me ocurrió compartir cada ejercicio que funcionó en ella en este cuento, que no solo tiene el fin de que los niños empiecen a desarrollar desde pequeña edad sus propias respuestas emocionales ante cierta situaciones, sino que es un libro que pide gran compromiso de los adultos que acompañan al niño, y esa compañía, con el estar, el hablar su idioma, mejorar la calidad del vínculo, validar sus emociones, respetarlos y comunicarse con ellos, es lo que hace casi la mayor magia del trabajo de fortalecimiento emocional.
—Y justamente, a partir de tus propias vivencias decidiste contar desde el juego y desde las imágenes. Explicanos cómo fue el proceso de elegir esas duplas emocionales sobre las que querías hablar.
—Busqué las que a su edad son dentro de todo fáciles de interpretar, como decimos los adultos: de “etiquetar”. Son parte de las emociones primarias y la dupla fue pensada para dejarles el mensaje de que no son ni buenas ni malas, simplemente son y cada una es mensajera de un sentir, una acción a llevar a cabo y una particular respuesta emocional. También al ponerlas en duplas, cuando ellos/as sientan, por ejemplo, tristeza además de procesarla en todo su ser, sepan que pueden aprender a transportarla en alegría, ir de la ansiedad a la calma. Es decir, que conozcan cuál es la emoción que se necesita para equilibrar una con otra.
—Las semillas del libro fueron plantadas, ¿creés que tus palabras ya comenzaron a germinar y son brotes en los lectores?
—Sorprendentemente sí. Como comenté, yo me dedico a adultos no a infanto, y este libro que se publicó en abril del 2024 ya se está imprimiendo la segunda edición. Lo han comprado mucho abuelas y abuelos para compartirlo con sus nietos, en colegios para abordar ciertas emociones en el aula ya que también hay un capítulo sobre el bullying. Y muchas madres me compartieron que sus hijos o hijas mientras que se les leía el cuento ya comenzaban a incorporar los ejercicios sugeridos, o que empezaban a identificar sus propias emociones, tenían armados sectores en su cuarto como se encuentran en algunos capítulos. Incluso los que son más grandes, según cómo se sentían, buscaban en la biblioteca el libro y se encerraban en su cuarto a leer exclusivamente el capítulo que contiene la emoción que estaban sintiendo en ese día o ese tiempo. También compartió nota de Revista junto a Unicef en el día internacional contra el Bullying de 2024.
—¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
—Tengo dos libros más en camino, uno para adultos sobre la depresión, y otro para infanto, más expansivo aún, con un viaje al campo emocional que sea para ellos y para sus padres o tutores también, digamos que será un libro revelador en muchos aspectos.
—Para terminar, te invitamos a elegir la textura que represente a tu libro “Las emociones de Uma”.
—La textura sería cálida, pomposa, con colores desde pasteles a fuertes, con ganas de descubrirla y sentirla, y con distintos aromas que vayan cambiando según cada paso de la mano o de los pies sobre ella.
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