

Literatura
Llega la obra “Severino, el infierno tiene nombre”, ópera prima del poeta Gabriel Rodríguez Molina
Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
La llama permanece encendida. Es un fuego profundo, se abre paso entre laberintos de silencio. Danza. Hace sombra la sombra, tambalean las palabras, una vez, muchas veces. Intentan fusilarla. Sin embargo, la poesía no ha muerto.
El escritor y poeta platense Gabriel Rodríguez Molina, luego de escribir la novela “Severino”, la historia del anarquista italiano Severino Di Giovani, presenta por estos días su ópera prima “Severino, el infierno tiene nombre”, que verá la luz el próximo 12 de agosto.
Contarte Cultura charló con él para recorrer a través de sus palabras las rutas que lo llevaron a contar la vida y el proceso de morir del conocido tipógrafo.
“Severino –dice el autor- es mi primera obra de teatro. Acercarse a él ha sido acercarme a un fuego profundo. Tomar su voz es como tomar una antigua antorcha para alumbrar los oscuros laberintos de la historia y en sus paredes ver reflejada nuestra propia sombra que, de alguna manera, siempre ha sido testigo del fusilamiento de los poetas, es decir, del fusilamiento de la poesía”.
—Comencemos esta charla haciendo foco en el personaje que da nombre a tu libro y a la obra “Severino”, ¿cómo y cuándo se cruzó en tu camino?
—”Severino” se cruzó en mi camino al conocer, hace algunos años, a Osvaldo Bayer. Comenzaba el verano y yo había leído su primer libro de poemas, “Los cantos de la sed”, un trabajo muy bello y muy poco conocido. Magnetizado por esa obra llegué un día a su puerta para conversar de poesía, sobre todo, poesía alemana, que le gustaba más a él. En esa ocasión, ya habiendo leído su hermosa biografía publicada en 1970 sobre Severino Di Giovanni, le llevé el boceto de un relato, lo que luego se transformaría en la novela. Quedó en llamarme tras leer el relato pero ese llamado nunca existió, ya que un tiempo después él falleció. De alguna manera, la novela es una conversación implícita con él. Una forma de llenar ese silencio.
—Luego de ese primer encuentro con Severino y su historia, llegó la novela, ¿cuáles fueron las rutas que recorriste para atravesar la historia y darle voz a tu protagonista?
—Las rutas podría decir que fueron dos: las de sus ojos y las de sus manos. Las de sus ojos en tanto que las poéticas que estaquean de alguna manera la obra son las de sus lecturas: Tolstoi, Nietzche, Shakspeare, Dante. Y las de sus manos en tanto que la poesía que se hilvana en la novela siempre corre por el surco de la carne. Las manos que escriben son las manos de un florista, de un docente, de un tipógrafo, de un anarquista, de un hacedor de bombas y también, claro, las manos de un poeta.
—Y fue ese mismo recorrido el que te llevó a escribir tu primera obra como dramaturgo, “Severino, el infierno tiene nombre”. ¿De qué manera se desarrolló ese proceso de llevar a las tablas la historia del tipógrafo italiano?
—Entiendo que sí. La mirada y las manos de Severino se hicieron fuego en mí hasta que un día, tras un largo sueño, lo escuché hablar. Fue entonces que empecé a soñar con la obra. Pensar en su reencarnación a metros de dónde empezó su última persecución es, sin dudas y en palabras de un periodista con el que hablé hace poco, una reconquista del territorio. Se vuelve todo muy simbólico y ese silencio pasado por el misterioso filtro de la poesía hoy se vuelve grito. El proceso fue largo, ya que la idea comenzó a bocetarse a finales del 2020, aún encierro de por medio. Pero la espera, con el sólido equipo que se fue formando, de alguna manera hizo que la versión madurara y que cada palabra golpee como debe hacerlo. Eso ha sido un trabajo sutil de Mariano Dossena, quien ha sabido con paciencia y sensibilidad posarse también en los ojos de Severino para atravesar ese umbral. Hay también una belleza y una metafísica que ha ido adquiriendo la obra que tiene que ver con la lectura que han ido haciendo todos los que están trabajando alrededor de “Severino” desde la puesta, hasta la asistencia de Katiuska Francis, pasando por el trabajo de luces que propone Ana Heilpern.
—Sobre el escenario se produce un diálogo entre el protagonista (encarnado por el actor Juan Manuel Correa) y la música de un bandoneón (Julio Coviello/Carla Vianello). Si pudieras elegir una palabra que represente ese intercambio que determina el ritmo de la historia, ¿cuál sería y por qué?
—La palabra sería “ímpetu”. El ímpetu es la fuerza que mueve la obra. Es lo que movía la sangre de Severino. La música compuesta por Julio Coviello, e interpretada por él y por Carla, traducen el alma de Severino, desde la alborada de su juventud hasta su mítico final, sin dejar de lado las contradicciones que trazaron su camino. La voz del bandoneón, esa voz que desde las sombras jadea, es la voz de un segundo Severino que desde las nieblas retorna y perfora la trama histórica del relato para desnudar al actor y ponerlo cara a cara con la muerte, es decir, cara a cara con el vacío, es decir, con la eternidad.
—Y si de palabras se trata, la poesía es otra de las protagonistas en escena, ¿de qué manera se filtra tu propia poesía en esta obra?
—Mi poesía, si se filtra, es a través de la fragilidad. Tomar una voz sanguínea como la de Severino y hacerla caminar por el terreno de la vacilación, de la duda, de la pregunta, es una apuesta poética. De allí brotan los momentos más curiosos de la obra donde el amor, la pasión, la tristeza, el dolor, se condensan para que esa ausencia, una ausencia existencial que todos llevamos dentro, se manifieste e irrumpa para desgarrar.
—¿Qué te gustaría destacar de la escenografía y del vestuario?
—Nicolás Nanni, encargado tanto de la escenografía y del vestuario, ha tenido a mí entender una lectura muy acertada de Severino. Lo coloca, por un lado, en el calabozo donde esperó la muerte, sin dudas cargado de un tinte reo. Y por otro lado, se desprende de esa representación, de ese espejo, para con sutileza, y gracias a un elemento central, romperlo, producir extrañeza, diálogos implícitos. La obra, el texto, el cuerpo del actor y la música, danzan alrededor de ese elemento haciendo que todo se pliegue, pero de otra manera, que da como resultado una visión muy original y muy abierta de la obra.
—¿Existe algún objeto simbólico dentro de esa escenografía que represente el espíritu o la temática principal de la obra?
—Sin dudas. Hay varios elementos donde se inscribe el alma de Severino y donde la poesía dialoga con la historia para expresar la verdadera condición humana: la dualidad, la duda, la pregunta, la incertidumbre, la eterna espera frente a la muerte, la posibilidad de mirar a los ojos al verdugo. ¡Ya los verán cuando vengan al teatro! (risas).
—¿Cuándo y dónde se podrá disfrutar de “Severino, el infierno tiene nombre”?
—“Severino” tendrá lugar los viernes de agosto (y muy posiblemente septiembre), a las 22.30, en el Centro Cultural de la Cooperación, de Avenida Corrientes al 1543 de la Ciudad de Buenos Aires. Como dijera aquel periodista que mencioné antes, y compartiendo su opinión, ponerlo de pie a pocos metros donde empezó su persecución final y 91 años después tras un largo silencio, es un acto de justicia poética. Quienes estén interesados, las entradas se pueden adquirir por Alternativa Teatral o en la boletería del teatro.

Literatura
Homenaje a Juan Carlos Onetti en la presencia de Uruguay en la 49ª Feria del Libro

Uruguay estará en la 49ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires con su stand N.º 1900, Pabellón Amarillo. Gestionado por la Dirección Nacional de Cultura, el Instituto Nacional de Letras, Uruguay XXI, la Cámara Uruguaya del Libro y la Embajada de Uruguay en Argentina.
La temática central del stand es el homenaje por los 75 años de la publicación de “La vida breve” de Juan Carlos Onetti, obra reconocida como precursora del Boom Latinoamericano. En el stand se podrá visualizar un mapa de Santa María dibujado por Onetti, junto a los mapas de las ciudades creadas por los autores uruguayos Eugenia Ladra y Diego Recoba en sus respectivas novelas: “Carnada” y “El cielo visible”.
El domingo 27 de abril, a las 19, se llevará a cabo el Día de Uruguay en la Sala Ernesto Sábato, del Pabellón Azul. Allí, se presentará una nueva edición conmemorativa de “La vida breve” (RAE – ASALE) coordinada por Wilfredo Penco, vicepresidente de la Academia Nacional de Letras de Uruguay, con textos de Emir Rodríguez Monegal, Josefina Ludmer, Mario Vargas Llosa, Antonio Muñoz Molina y José Emilio Pacheco.
Se realizarán dos mesas durante la jornada. Una de ellas que versa sobre la figura de Onetti, con Carlos María Domínguez, autor de “Construcción de la noche. La vida de Onetti”, y María de los Ángeles González, autora de “Onetti: las vidas breves del deseo”. La otra mesa, sobre la nueva narrativa uruguaya con Eugenia Ladra y Diego Recoba. Con la conductora e influencer Evitta Luna y el periodista Mauricio Rodríguez.
La participación musical estará a cargo del uruguayo Diego Presa y de la actriz y cantante argentina Julieta Díaz. Sobre el final se realizará un brindis en el stand de Uruguay.
Asimismo, otras actividades recorrerán temáticas como: narrativa queer uruguaya, la literatura juvenil, la narración oral, los 40 años de democracia y los cruces entre literatura y otras disciplinas. Las y los autores uruguayos participarán de las diversas actividades organizadas por la Fundación El Libro. En el XVII Festival Internacional de Poesía Uruguay estará presente con la autora Catalina Torres, directora de cine, fotógrafa y escritora, ganadora del Premio Ópera Prima 2024 con su libro de poesía “Lo más grande que yo jamás vi”.
En los Diálogo de Escritoras y Escritores de Latinoamérica estarán Selene Hékate, nacida en Buenos Aires pero criada en Uruguay y el autor Claudio Invernizzi, escritor, publicista y periodista, cuya producción literaria se nutre de experiencias propias en las cárceles de la dictadura cívico-militar e historias enclavadas en la década de 1950.
En Orgullo y Prejuicio participarán los escritores uruguayos José Arenas, Dani Umpi y Sebastián Miguez Conde quienes hablarán de narrativa queer uruguaya. Y del Encuentro de Narración Oral participará Niré Collazo, mientras que Camila Silva, Sofía Aguerre y Mica Álvarez serán parte del 9° Encuentro Internacional de Bookfluencers.


Cronograma de actividades:
- Narrativa queer uruguaya
Conversatorio con José Arenas, Dani Umpi y Sebastián Miguez Conde.
Sábado 26 de abril, de 14 a 15 horas.
Espacio Orgullo y Prejuicio de Diversidad Sexual e Inclusión. Pabellón Ocre
- Día de Uruguay. Una cartografía de la novela uruguaya
Presentación de la edición conmemorativa de La vida breve, de Juan Carlos Onetti (RAE – ASALE). Mesa sobre nueva narrativa uruguaya, con Eugenia Ladra y Diego Recoba. Participación musical de Diego Presa (Uruguay) y Julieta Díaz (Argentina). Brindis final en el stand de Uruguay.
Domingo 27 de abril de 19 a 21 horas.
Sala Ernesto Sábato. Pabellón Azul.
- Encuentro Internacional de Narración Oral
Participación de Niré Collazo (Uruguay).
Viernes 2 de mayo, de 11 a 13 horas (Para adultos, sala Carlos Gorostiza, Pabellón Amarillo); sábado 3 de mayo, de 9 a 11 horas, y domingo 4 de mayo, de 10 a 12 horas, y de 14 a 16 horas, cierre del Encuentro para todo público, sala José Hernández, Pabellón Rojo).
- XVII Festival Internacional de Poesía
Lectura de poesía con la participación de Catalina Torres (Uruguay), junto a poetas de Argentina: Florencia Fragasso, Nahuel Lardies y Santiago Venturini.
Domingo 4 de mayo, de 16 a 17 horas.
Sala Adolfo Bioy Casares.
- Uruguay: 40 años de libertad y democracia
Conversatorio con Gerardo Caetano y Ana Ribeiro. Organiza: Cámara Uruguaya del Libro.
Domingo 4 de mayo de 20.30 a 21.30 horas.
Sala Rodolfo Walsh, Pabellón Amarillo.
- Diálogo de escritoras y escritores de Latinoamérica
Participan Edmundo Paz Soldán (Bolivia), Pablo Plotkin (Argentina) y Selene Hékate (Uruguay).
Lunes 5 de mayo, de 17.30 a 18.30 horas.
Sala Alfonsina Storni, Pabellón Blanco.
- Diálogo de escritoras y escritores de Latinoamérica
Participan Cynthia Rimsky (Chile), Adriana Riva (Argentina) y Claudio Invernizzi (Uruguay).
Lunes 5 de mayo de 19 a 20 horas.
Sala Alfonsina Storni, Pabellón Blanco.
- Encuentro de Bookfluencers: Literatura Juvenil Uruguaya
Conversatorio con Camila Silva, Mica Álvarez y Sofía Aguerre.
– Domingo 11 de mayo de 17 a 18 horas.
Espacio Joven.
Autoras y autores uruguayos
Eugenia Ladra (Montevideo, 1992).
Carnada es su primera novela (Criatura Editora, 2024). Es egresada del Máster en Creación Literaria por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Publicó el libro álbum Ramona y Ramiro (2017) y los plaquettes de cuentos La naturaleza de la muerte (2019) y El espacio podría sonar así (2020). Su cuento «Leche» forma parte de la antología Nuevas emergencias (2023).
Diego Recoba (Montevideo, 1981).
Cofundador de la editorial popular La Propia Cartonera. Publicó las novelas Locas pasiones, Sobredosis, El oso, Antártida y sus galaxias y El cielo visible, Premio Bartolomé Hidalgo 2024 y Premio Nacional de Literatura de Uruguay 2024, seleccionada en el programa Mapa de las Lenguas de Penguin Random House; el libro de poesía Instituciones personales, y el libro de crónicas Hasta Borinquen, entre otros.
Selene Hékate (Buenos Aires, 1988).
Descendiente de olimareños, transcurrió su infancia y adolescencia en el balneario Pajas Blancas, experiencia que inspiró su novela Desaparecer en el Otro Monte (Fin de Siglo), Mención en Narrativa Premios Nacionales 2024. Se formó como artista en la Escuela Nacional de Arte Lírico del Sodre y en otras instituciones donde hizo teatro y ballet. Fue parte de la Usina Literaria de Daniel Mella y es cantantautora de rock experimental en La Invención de Morel.
María de los Ángeles González (1966).
Doctora en Letras Españolas e Hispanoamericanas por la Universidad de Buenos Aires (UBA), investigadora de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y Prof. Adj. de Literatura Española en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FHCE), Universidad de la República (UDELAR Montevideo/ Uruguay).
Carlos María Domínguez (Buenos Aires, 1955).
Reside en Montevideo desde 1989. Se inició como periodista en la revista Crisis. Autor de obras de no ficción, como Construcción de la noche, una biografía de Juan Carlos Onetti; El bastardo. La vida de Roberto de las Carreras y su madre Clara, y Tola Invernizzi. La rebelión de la ternura. También escribió las novelas Tres muescas en mi carabina, La costa ciega, La breve muerte de Waldemar Hansen, La casa de papel (traducida a más de veinte lenguas), y del libro de cuentos Mares baldíos.
Diego Presa (Montevideo, 1975).
Músico y autor de canciones. Cuenta con quince obras editadas y cientos de conciertos en salas de Uruguay y Argentina. Sus creaciones se desarrollan tanto en formato solista como en colectivo. Es integrante de Buceo Invisible, conforma un dúo junto a Julieta Díaz (Argentina) y fue miembro del trío El Astillero.
Mauricio Rodríguez (Montevideo, 1971).
Periodista, técnico en Comunicación Social y docente de periodismo. Ha publicado en medios como El Observador y El País, revistas Freeway, Libroguía y Actitud y semanario Brecha, y ha colaborado con distintas radios. En el 2006 publicó el libro El caso Gelman. Periodismo y derechos humanos (ediciones Cruz del Sur). En el 2009 publicó, junto con el periodista Raúl Ronzoni, el libro de entrevistas Viejos son los trapos (Saga Ediciones) y en el 2012 —también con Ronzoni—, ¡Vidas bien vividas! (Editorial Fin de Siglo).
Evangelina Luna
Conocida artísticamente como EvittaLuna, es una actriz y creadora de contenido uruguaya. Saltó a la fama con sus videos de humor en TikTok e Instagram. Actualmente integra el staff de Soñe que Volaba, programa diario del canal de streaming argentino Olga.
Gerardo Caetano (Montevideo, 1958).
Historiador y politólogo. Doctor en Historia, Universidad Nacional de La Plata. Ha publicado numerosos libros y artículos, por los que ha obtenido varios premios académicos nacionales e internacionales. El último de ellos es el Premio Latinoamericano y Caribeño de Ciencias Sociales 2022, máxima distinción de Clacso. Fue director del Instituto de Ciencia Política entre 2000 y 2005. Actualmente preside la Academia Nacional de Letras del Uruguay. Primer presidente de la Asociación Uruguaya de Historiadores y de la Asociación Uruguaya de Estudios Internacionales.
Ana Ribeiro (Montevideo, 1955).
Licenciada en Historia por la UDELAR (Uruguay) y Doctora en Historia por la Universidad de Salamanca (España). Lleva publicados varios libros sobre historia nacional y regional: Montevideo, la malbienquerida (1996) Los tiempos de Artigas (1999), en seis tomos, edición del diario El País; 200 cartas y papeles de los tiempos de Artigas (2000), El Caudillo y el Dictador (2003), Historias sin importancia (2007), Los tiempos de Artigas I y II (2009) Aire libre y carne gorda (2011), Los muy fieles Tomo 1 (2013). En 2008 publicó su primera novela, Todo se pasa.
Dani Umpi (Tacuarembó, 1974).
Es uno de los artistas más diferentes y valientes de su generación, siempre a la vanguardia del arte en Latinoamérica. Fiel seguidor de la cultura norteamericana pero también modernizador de la cultura uruguaya, su arte se ha volcado entre novelas, canciones y obras visuales, que le han llevado a ser muy reconocido en el mundo hispanohablante, especialmente dentro de aquellos sectores donde el posmodernismo más canalla y kitsch es una referencia.
Sebastián Miguez Conde (Montevideo, 1979).
Recibió el Premio Onetti en 2022 y tercer premio Narrativa del MEC 2024. «Las mujeres del diablo» fue parte de la antología Entintalo (2012), del Centro Cultural de España. «Ángel del Claustro» fue reconocido en el III Concurso Literario Nacional de Poesía y Narrativa Espacio Mixtura de la Casa de los Escritores del Uruguay, 2012. «La raíz de la furia» fue mención en el Premio Onetti 2015. «Nadie está muerto mucho tiempo» fue premiado por el MEC en la categoría inéditos con el nombre «Los fantasmas de la cerrazón», en 2018.
Catalina Torres (Montevideo, 1993).
Premio Ópera Prima de los Premios a las Letras del MEC, 2024 con su libro de poesía Lo más grande que yo jamás vi (Pez en el Hielo). Directora de cine, fotógrafa y escritora. Sus poemas fueron publicados en la antología Devotas (2021), publicada por Fardo.
Claudio Invernizzi (Piriápolis, 1957).
Publicista, periodista y escritor. Colaboró en la creación del primer programa de la licenciatura de comunicación de la Universidad ORT Uruguay. Dictó conferencias en todos los centros de estudio y decenas de eventos de comunicación del país, también lo hizo para alumnos de comunicación de la Sorbona y en América Latina. Su actividad literaria es variada, incluye desde experiencias propias en las cárceles de la dictadura cívico-militar hasta historias enclavadas en la década de 1950.
Niré Collazo (Montevideo, 1950).
Narradora. Escribe desde muy temprana edad, plasmando sus palabras en papelitos, libretas, cuadernos y cualquier superficie que encuentra a su alcance. Además de su pasión por la escritura, demuestra un profundo amor por la lectura. Es conocida por su curiosidad y sentido del humor.
Camila Silva (Melo, 2001).
Escribe historias desde niña. En 2021 convenció a sus padres para autopublicar su primera novela, Entre relojes. No solo vendió toda la edición, sino que largó una segunda tirada y el año pasado firmó su primer contrato con la editorial multinacional Urano, que le permitió republicarla y lanzar Entre silencios, un nuevo libro con distribución masiva y llegada internacional.
Sofía Aguerre (Montevideo, 1993).
Es correctora de estilo, editora y traductora de inglés. Publicó con Puck las novelas Las lunas de marzo, Las noches perdidas y Felicia y los bosques olvidados, obra que ganó el segundo premio en la categoría Literatura Infantil y Juvenil de los Premios Nacionales de Literatura en 2022. También es autora de Adagio (primer premio en el concurso literario Juan Carlos Onetti 2021, en la categoría Narrativa Infantil y Juvenil) y de El año de los girasoles, publicadas con Sujetos Editores. Ha participado en varias iniciativas literarias y clubes de lectura; actualmente coorganiza la Mega Maratón de Escritura.
Micaela Álvarez (Montevideo, 1991).
Nació en Montevideo pero creció en un pueblo del interior del país. Escritora y Licenciada en Pedagogía. A raíz de la pérdida de su papá, a los 17 años, comenzó a escribir su primer libro Now. Autopublicarlo no fue sencillo debido al contexto: mujer y del medio rural. En octubre de 2023 emprendió una librería virtual CAP LIBROS y creó el proyecto “Un viaje a través de la lectura”, una propuesta multicultural que promueve la lectura y las manifestaciones artísticas, en distintas localidades del interior del país.
María Alcorta (Maco) (Flores, 1987).
Es dibujante e historietista, estudió Arquitectura y Bellas Artes. En 2011 publicó su primer libro, Aloha, que al año siguiente se reeditó en España y obtuvo un premio de la Banda Dibujada (Buenos Aires), en 2022 publicó su segundo libro como autora integral, ¡Viva la evolución!, con la editorial argentina Maten al mensajero. Publicó la historieta Fedra en el blog colectivo Marche un cuadrito (que en 2012 obtuvo el premio Sheldon a mejor webcomic). Ha publicado varias historietas en libros colectivos y revistas de Latinoamérica y ha sido invitada a festivales de Uruguay, Argentina, Bolivia, Brasil, Euskadi y Perú.
Jorge Mota (ca_teter) (Montevideo, 1977).
Artista visual e ilustrador. Licenciado en Artes Plásticas y Visuales. Expone su obra regularmente desde 2009 y trabaja en proyectos de ilustración desde 2004. En 2017, junto a Maco Algorta, crea el sello editorial Ediciones de la uniceja con el que llevan más de quince títulos publicados. Su libro La gran carrera fue seleccionado para integrar el catálogo White Ravens 2021 y fue ganador del Premio Nacional de Literatura Intantil y Juvenil 2021, también fue parte del catálogo del Premio Bologna Ragazzi de la Feria del Libro de Bologna 2022.
(Fuente: Mariana Hunt – Prensa)
Textos para escuchar
Una larga noche negra – María Verónica Puyó por Mariano Rodríguez

Mariano Rodríguez lee el cuento Una larga noche negra de María Verónica Puyó
Era de día y, sin embargo, la noche se irguió de repente. No lo notamos al principio, pero el manto negro se extendió tan veloz como una gran mancha de aceite. Hasta entonces éramos felices.
Lo éramos. Pero un péndulo de acero glacial nos rozaba las cabezas y nos soplaba su aliento de verdugo. Y nosotros, inmutables, permanecíamos latiendo, viviendo a nuestro antojo sin medir ni calcular finales.
Un buen día me dijiste algo del miedo. Ciertamente no presté mucha atención, te escuché sin oír lo que decías. Simplemente recuerdo que hablaste de algo así como de un monstruo voraz y sanguinario. Siempre tenías esos temas, no me pareció extraño, pero ahora que trato de visualizar tus ojos, me doy cuenta que tenían un fulgor distinto, más brillante. Después dijiste que no había que dejarse morder por el miedo, que nunca lo harías. Sinceramente, no sabía de qué hablabas.
Poco después de aquella tarde vinieron a buscarte. Estaba oscuro y el toque de queda había barrido las calles como una feroz tormenta de otoño. A esa hora tomábamos un té en la cocina, era como una ceremonia, y el mundo podía caérsenos encima mientras tanto sin que nosotros soltáramos las tazas. Entonces oímos patear la puerta, y unas sombras desnudas se arrinconaron tras el cristal. Me levanté asustada y fui a ver qué querían. Creo que te paraste y permaneciste como congelado al lado de la silla. Cuando abrí se lanzaron como buitres, te vieron, te ataron las manos en la espalda y, sin oír mis preguntas aterradas, te apoyaron un revólver en la sien. Enmudecí y los ojos se me nublaron. Me parece verte pálido todavía, diciéndome algo del miedo, y yo no te escuchaba.
Te sacaron sin decirme una palabra, me cerraron la puerta y alcancé a verte tras el vidrio empañado, subiendo a un auto verde con los ojos perdidos. Grité y no me escuchaste, y entonces, solo entonces, comprendí lo del miedo.
Esa noche no dormí y por la mañana corrí temprano a preguntar dónde estabas. Me atendió un hombre alto, de anteojos, que, pasando varias veces el dedo de arriba a abajo en el papel lánguido me dijo que no estabas en la lista de los detenidos, como otros cientos. No se cómo volví a casa, ni cómo esa noche, recostada en el sillón, te soñé caminando mientras un niño pequeño te arrastraba de la mano hasta un precipicio. En el borde, a punto de caer, me gritabas algo, y yo no te oía. Te alcancé una mano y la tuya se escurrió como agua entre mis dedos. Resbalaste al vacío y, desesperada, quería caerme contigo pero no podía.
He escuchado muchos toques de queda desde entonces y creo que, desde algún lugar, desde alguna celda fría o pozo oculto continúas llamándome. Muchas veces me pregunté qué habías hecho, y otras muchas me respondí que no habías temido, que no habías aportado tu cuota al régimen del temor soberano. Hoy, tras años de preguntas sin respuestas, de calabozos sin registros, de silencio y noche negra; hoy, recién, aclara el día. Y sin embargo para mí la noche no se ha ido.
Historias Reflejadas
“Memorias enraizadas”

Memorias enraizadas
Soltar la patria es avanzar caminando las raíces que nos atan a lo nuestro, es rescatar en el exilio aquello que nos pertenece y huele a propio.
Soltar la patria es dar pasos inciertos, encadenados a un pasado que se desdibuja en el recuerdo, cargando los miedos que habitan como fantasmas en las almas sin tierra.
Soltar la patria es buscar en los bolsillos de la memoria aquello que nos construye más allá de las distancias y de las diferencias. Es encontrar los sabores y los olores que anidan en nuestra esencia, es trascender los dolores y rescatar la savia que nos recorre por dentro. Es reinventarse en las palabras que mutan y se mezclan con lenguas lejanas, para crear un lenguaje nuevo, sin raíces, donde lo propio se esfuma en lo desconocido.
Soltar la patria es llevar como único documento una caricia, un poncho, o una foto, que hayan logrado sobrevivir a la guerra y trascender la sangre para mantener viva la identidad de los pueblos.
Soltar la patria es permitir que su savia siga viva, que recorra las generaciones futuras para que cada una de ellas sea capaz de enraizarse, de abrazar la historia y de mantenerla viva en la memoria.
Andrea Viveca Sanz
Se reflejan en esta historia: “Con el corazón al sur”, de Gabriela Exilart; “Malón de amor y muerte”, de Graciela Ramos; “Mulatos”, de Cristina Validaquis; y “Los paraísos perdidos”, de Fernanda Pérez.
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