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Karel Hänisch: “Para conocer y para vivir es necesario mirar desde lo profundo del alma”

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Por Andrea Viveca Sanz

Inmerso en el mundo del arte, Karel Hänisch se sumerge en su mundo interior y rescata lo nuevo, aquello que sin forma definida es capaz de llamar su atención para convertirse en palabras.

Un ojo de mirada profunda bucea entre letras que dan vida a personajes capaces de arriesgarlo todo por amor.

Las ideas que aparecen de repente se adhieren a su imaginación y dan paso a los hechos que desean ser narrados. Cuando su mente llega a comprender el mensaje de las musas que lo inspiran, comienza a armar el rompecabezas que da lugar a cada una de sus novelas. Entonces, acompañado por la música, se dispone a narrar aquello que esos seres invisibles que caminan entre páginas van a contarle.

En diálogo con Contarte Cultura, el joven escritor nos cuenta sus vivencias en el mundo de los libros.

—Para presentarte ¿cómo sería la tapa del libro en el que Karel se convierte en protagonista (la imagen, el título o los colores que elegirías para representar a ese protagonista)?
—Gran pregunta. Y la verdad que esta es una de las cuestiones que más me planteé a lo largo de la entrevista. Después de pensarlo, lo que llegó a mi mente y lo que más sentí como un claro símbolo de lo que me representa, fue la idea de una tapa oscura. Una portada totalmente negra, y un ojo verde al lateral donde en la pupila se figura la imagen de un mundo; un planeta. La oscuridad porque representa lo alternativo, y se necesita mucho ímpetu para encontrar belleza en medio de la oscuridad y más aún, hacer de la noche un mundo; un refugio seguro. “¿Cuánto podrían apreciarse los colores sin un manto exiguo de oscuridad que los rodee? ¿Cuán mágicos serían estos momentos en compañía de las luciérnagas, si antes no hubiéramos estado inmersos en la opacidad?”. El ojo con un mundo en el interior porque para conocer y para vivir es necesario mirar desde lo profundo del alma, pero también es necesario formar un mundo de antemano para comprender y discernir correctamente lo nuevo. Un dicho afirma que el ojo sólo ve lo que la mente está preparada para entender.

—¿Cuándo inicias el camino de la escritura?
—Se podría decir que escribo desde niño… Desde que tengo memoria. Recuerdo que en mi infancia solía hacer cuentos e idear grandes historias. Mis juegos y quehaceres por la tarde, eran sentarme y pensar… pensar… sumergirme más y más entre personajes inventados, sucesos irreales o incluso actuar como dichos protagonistas de ficción. Con el tiempo mis historias comenzaron a ser más grandes y duraderas, lo que incentivó en mí la necesidad de escribirlas para no olvidar nada. Y la diferencia entre escribir un resumen, a escribir la historia en sí no fue muy extensa, hecho que me llevó sin lugar a dudas a desatarme en las primeras de mis obras.

—¿Qué te inspira para comenzar una historia de ficción?
—De la misma manera que un lector toma un libro por primera vez y adentra en sus páginas para conocer la historia, me sucede lo mismo al momento de idear y escribir: es como presenciar una obra de teatro en primera fila. Y al momento de dar creación a una nueva historia, sólo basta con un santiamén en el que surge un nombre, un título, un paisaje o una escena, y todo empieza a caer como una torre de naipes. Las ideas surgen de un instante a otro, sin siquiera llamarlas.

—¿En qué lugar o lugares se gestan tus creaciones?
—Las primeras ideas siempre aparecen sin previo aviso. Así que luego sólo basta en soledad juntar las piezas del rompecabezas y armar la imagen completa entre personajes, hechos, épocas y lugares. Ya al momento de escribir, cumplo mi pequeño “ritual costumbrista” que es sentarme frente al escritorio de mi habitación, apagar las luces, tomar una taza de café y escribir mientras me sumerjo con mis auriculares en buena música.

—¿Podrías contarnos los pasos que seguís para construir una novela?
—Como mencioné anteriormente, los primeros pasos para iniciar la construcción surgen solos. Desde el título del libro, la imagen de los protagonistas, los nombres o incluso una escena al azar. Una vez que todas las piezas del engranaje están listas, imagino la historia de principio a fin, escribo un resumen de cada capítulo en un documento digital, y una vez que concluyo con la sinopsis de todos los capítulos, comienzo con la escritura siguiendo la orden ya pautada.

—¿Cómo nace un personaje?
—La importancia de un personaje al momento de ser creado es en verdad cardinal. En mi caso personal, todo comienza con un nombre que me despierta la imaginación. A partir de eso, resuelvo al instante el aspecto físico (con cambios incluidos en la historia desde la infancia hasta la edad culminante) y luego continúo con la personalidad y demás rasgos a resaltar. Cabe destacar que siempre hay que tener presente, al momento de escribir, tanto los sentimientos como las ideas cruciales, las preocupaciones a futuro y hasta el entorno cultural. A veces siento que no tengo poder sobre mis personajes y sus acciones. Es como si tuvieran vida propia. Soy un simple narrador que observa sus vivencias.

Bajo la misma luna

—En pocas palabras ¿qué pueden encontrar los lectores en tu primera novela “Bajo la misma luna”?
Bajo la misma luna es una historia pasional de narrativa barroca. La escribí a mis 17 años. Narra las circunstancias de una joven española, Venecia Aznar, que es atravesada por la injusticia social del siglo XVIII. Vive en una aldea a las afueras de Valencia con su madre Paloma; una esclava refugiada de piel oscura, y su padre; un hombre de tez pálida. Los cazadores de esclavos atacan el asentamiento, asesinan a su padre y raptan a Paloma. Luego Venecia; una muchachita de piel blanca, aceptará ofrecerse en su lugar para dar salvación y libertad a su madre. La joven dama quedará esclavizada injustamente por un poderoso conde. Con el tiempo, un antiguo amor volverá a surgir ante sus ojos en un paseo por la ciudad. Pero ¿cómo hará Venecia para desatarse de la opresión y correr a los brazos de su hombre? En fin, Bajo la misma luna es una novela de amor, de escritura antigua y de confesiones al corazón, porque a lo largo de la obra se sostiene la misma pregunta como eje principal: “¿Qué tan lejos podemos estar, si aún respiramos bajo la misma luna?

—¿Entre qué horizontes se desplaza Ava, la protagonista de tu segunda novela?
Ava queda fragmentada por el poder de dos culturas, de dos corazones y de dos destinos que pelean constantemente entre espada y coraza. ¿Por qué? En primer lugar, Ava es una muchacha que nace al sur de España en los primeros años del siglo XIV. Con el paso del tiempo, la joven descubrirá de la mano de su primer amor un antiguo secreto que la empujará hacia la ciudadela de Fez, Marruecos. De ese modo nuestra protagonista se aleja de todo lo conocido y abre las puertas a una nueva cultura repleta de costumbres y viejas tradiciones, a la vez que es amparada bajo el techo de un hombre que le regala el corazón entre oro y enseñanzas del sagrado Islam. El tiempo hará que ambos horizontes colapsen. Su pasado en España y su nueva vida en Marruecos darán un vuelco, y es en ese entonces que Ava deberá escoger; entre dos caminos, dos creencias, dos amores y dos decisiones que podrían condenarla para siempre. Además, es en un constante vaivén de palabras que a lo largo de la novela se van apreciando los dos contrastes de aquel distante 1330 d.C. Se aprecian las reliquias culturales, la historia oriunda del Islam, las cruzadas entre cristianos y moros y los vastos paisajes tanto de Cartagena como asimismo Marruecos, con sus desiertos, ruinas y tierras bañadas por el sol.

—¿Qué nos podés adelantar de la novela que estarás presentando en junio de este año?
—En junio de este prominente 2018 estaré dando a conocer mi tercera novela publicada junto a Tinta Libre Ediciones. Se titula En el corazón de Julieta y narra las vivencias de una joven rionegrina que sueña con convertirse en actriz. El tiempo y los desafueros de la vida la obligarán a huir de San Carlos de Bariloche y refugiarse de la mano de un famoso periodista de la ciudad de Buenos Aires. De esa manera y con el sostén del Teatro Maipo, Julieta Karlsson empezará a aventurarse en busca de sus deseos, mientras que parte de su corazón le recordará siempre aquel viejo amor que dejó en el sur argentino: Francisco Bauman. Esta historia transitará las épocas de mayor conflicto en la nación del celeste y blanco, avanzando desde el año 1958 hasta el intenso 1984. Claramente estará marcada a fuego la historia argentina, tanto en sus épocas de facto como la guerra por la soberanía de las Islas Malvinas.

En el corazón de Julieta (sinópsis)

Cuando en 1958 Julieta Karlsson presencia un crimen en su propio hogar se ve obligada a huir de la tierra que ama… la tierra que le causa suspiro e ilusión. Su corazón queda marcado a fuego por la pasión de Francisco Bauman y por los recuerdos pertinentes de aquel paraíso patagónico.

Las vías férreas la llevan directo a la ciudad porteña donde sus ansias por descubrir la magia del teatro y del cine se convierten en realidad. Conoce a un famoso periodista que le regala sus ojos y su razón: Leonardo Ruiz. Su vida toma entonces un rumbo nunca antes imaginado; pintarrajeado por los colores del teatro Maipo, las calles de Recoleta y los paseos por los lugares más admirados de Argentina.

¿Pero qué hará cuando resurjan los demonios del pasado y quede atravesaba por el amor de dos hombres? Julieta deberá escoger entre el QUERER y el DEBER. Entre las luces, el tango y el arte de Buenos Aires, y entre los bosques, el lago y los perfumes invernales de Bariloche.

Julieta será apuntalada por los años… surcando entre risas y llantos las épocas de mayor cambio en la sociedad. La democracia luchará por resistir, pero cuando la sangre corra sobre la patria del celeste y blanco, ¿de qué manera responderá Julieta, siendo además una de las celebridades más importantes del país? Las marchas del silencio, la persecución política, la restricción a la libertad y la guerra de Malvinas se convertirán para ella en un vínculo devastador. La actriz podrá seguir adelante si se aferra al cariño de su familia, pero ¿qué le dictará el amor y la razón cuando deba escoger entre Francisco y Leonardo?

Solo Julieta sabrá al final, lo que hay dentro de su corazón…

—¿Con qué sueña Karel Hänisch?
—Creo que siempre tengo la oportunidad de soñar despierto con cada una de mis historias. Es maravilloso vivirlas a flor de piel. Amo reír, llorar, angustiarme, y conmoverme, porque de eso se trata tanto la escritura como la lectura. ¿Y qué mejor que trasmitirle eso a mis lectores? Mi mayor sueño, es que la gente sienta cuando me lee. Porque a fin de cuentas de eso se trata todo, ¡de sentir y dejar que la historia fluya dentro de nosotros! ¡de sentir tan profundamente una novela, que queda guardada para siempre en nuestra memoria! Anhelo que mis novelas se conviertan en una auténtica realidad frente a los ojos y los corazones de mis lectores.


Karel Hänisch

Nació en el año 1997 en un paraje montañoso al oeste de la Provincia de Córdoba, Argentina. Siendo descendiente de los primeros alemanes que llegaron al distrito, desde corta edad, además del teatro y la pintura, su dedicación principal fue la literatura, donde logró hallar un rincón para camuflarse entre diversos sueños. Como si todo se tratase de un juego, fue con los incentivos de su abuelo, un soldado sobreviviente de la segunda guerra mundial, que emprendió distintos cuentos hasta decidir finalmente que lo suyo sería la escritura. Tras el paso de los años, el autor logró conciliar su primera obra impresa de la mano de una editorial en su país natal, dando muestra al título Bajo la misma luna. Identificándose ya con el género romántico, es en esta nueva oportunidad donde decidió lanzar otra de sus grandes historias de vida y demostrar así que en este mundo todavía se puede confiar en la esencia del amor.

Conocé más de Karel Hänisch aquí.

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Entrevistas

Cynthia Edul repasa “El punto de costura”, una obra donde lo familiar y lo laboral disparan y sostienen la historia

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Es un hilo más otro hilo. Y otro. Manos urdiendo la trama, el lenguaje de los dedos, un sonido que teje. 

Es una palabra encima del hilo, las voces cosidas, el acento en la aguja, un hilván que sostiene.

Es la tela y el hilo en la tela, la tijera y el silencio, texturas superpuestas, voces asomándose entre los puntos, una costura del verbo.

Es antes y después, todos los hilos y todas las palabras, la sintaxis de la trama.

“El punto de costura” es una obra que se introduce en el universo textil, una trama tejida con hilos personales que se expande más allá del escenario.

En diálogo con ContArte Cultura, Cynthia Edul, autora de los textos, directora y responsable de la lectura en la obra, tira de un hilo y de otros, indaga, cose y corta con su voz, con los sonidos que despiertan, texturas y nombres, en el punto de sus propias costuras.

—Sin dudas a lo largo de nuestras vidas existen hilos de historias que nos cosen por dentro, palabras en las telas de los cuerpos, costuras que nos definen. Para comenzar y a modo de presentación, si pudieras elegir la imagen de una “costura” que te represente, ¿cómo sería? ¿Qué hilos formarían parte de esa trama?

—Creo que la imagen textil que me representa es el Boro. En Japón es un tipo de costura como el patchwork que se hace con retazos y esas prendas se heredan de generación en generación. Cada generación sigue usando ese traje y las memorias de toda la familia se conservan en ese texto.

—Y porque hay hilos que permanecen a lo largo del tiempo, nos gustaría llegar a los orígenes, a tu propio primer punto de costura. ¿Qué vivencias personales te acercaron al mundo textil?

—En mi caso, mi familia paterna se dedicó a lo textil. Desde que llegaron de Siria se iniciaron en ese rubro, así que la tradición del trabajo familiar era ese. Y también el mandato de ese negocio pesaba mucho en mi familia. Yo me dediqué a la literatura, pero siempre estuve involucrada en el negocio familiar y en la pandemia me tuve que hacer cargo… no tuve opción. Entonces empecé a escribir sobre qué sentidos puede tener regresar a los oficios familiares, a la historia del trabajo familiar y recuperar mis experiencia con todo ese mundo.

—¿Cuáles fueron los disparadores para empezar a poner en palabras esas vivencias hasta llegar a dar vida a tu obra “El punto de costura”?

—El primer disparador, como comentaba antes, fue el regreso a los oficios familiares textiles en primera persona. A partir de ahí comencé a construir esa primera línea, que tenía que ver directamente con el motivo del regreso. Después empecé a tirar hilos que se relacionaban con la historia familiar: la historia del algodón, las historias de las hilanderas. Y a sumar otras como las historias de opresión y de resistencia a través del textil. Recuperando eso fui reencontrando las vivencias personales, a la luz de otras vivencias, históricas y sociales.

—Toda la escenografía da cuenta de ese universo donde una trama se superpone a la otra, la palabra y la imagen, el sonido y las texturas, ¿quiénes colaboraron en el proceso creativo del mundo textil sobre el escenario?

—La escenografía fue algo que fuimos construyendo con María Venancio y Nicolás Zuñiga, en un principio, y luego con Sebastián Francia. La idea era hilar texto, imagen y sonoridad, construyendo de alguna manera las mesas de costura. En una trabaja Guillermina Etkin y en otra yo, con un espacio que es la alfombra, el espacio textil tan sagrado para muchas religiones también. Y así, simplificando pero dándole sentido específico a cada función, fuimos construyendo ese espacio, que tiene en el centro al telar y la máquina de coser. Dos elementos que se vuelven centrales en el relato.

—También hay un trabajo muy interesante con la música, un paisaje sonoro que se une a la voz y al piano para crear texturas nuevas. ¿Cómo fue el trabajo con Guillermina para lograr esa fusión de sonidos que ayudan a narrar?

—Con Guillermina leíamos el texto y a partir de eso ella empezaba a componer sonoridades, canciones, tonos, que expresaran el sentido profundo que le provocaba lo que leía. Así que fuimos buscando parte por parte, investigando la sonoridad en cada momento. Además, teníamos una premisa que era usar los textiles como elementos sonoros: de ahí el telar, la máquina de coser, las telas, el costurero y la amplificación de esos sonidos que, como decía John Cage, “actúan”.

—Para concluir, detengámonos entonces en esos sonidos. Si pudieras elegir el que represente el espíritu de la obra, ¿cuál sería y por qué?

—Difícil pregunta, pero si tengo que elegir uno: la máquina de coser. Ese sonido mecánico y al mismo tiempo familiar, ese objeto con el que trabajaron nuestras abuelas, nuestras madres, nuestras tías. Hay está el espíritu de las mujeres costureras. Creo que ese representa muy bien el espíritu de la obra.

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Gabriela Margall: “Necesitaba una vuelta a mis raíces y ahí estaban los libros esperando”

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

El fuego arrasa, incendia los nombres. Es la guerra sobre el amor, que resiste y se deja abrazar por las llamas. Hay una revolución en los cuerpos, una intuición de libertad, como si adentro y afuera se encontraran en una misma batalla.

Y es que los combates se dan primero en los cuerpos, en las ideas capaces de encender otras chispas y alimentar otras llamas.

Tres mujeres, tres historias atravesadas por el fuego y por la guerra. Tres deseos de libertad encerrados en aquello que no puede nombrarse, pero igual crece.

La trilogía de Gabriela Margall, que incluye sus novelas “Si encuentro tu nombre en el fuego”, “Con solo nombrarte” y “La viajera del sur” y fue publicada por Del Fondo Editorial, recorre los tiempos de las invasiones inglesas y de las guerras napoleónicas para sumergir a los lectores en tres historias de amor capaces de resistir cualquier batalla.

ContArte Cultura charló con la autora e historiadora para acercarnos al proceso de escritura de esta saga, cuyas protagonistas seguramente serán capaces de trascender las páginas que las contienen a través de cada lectura.

—La guerra y la libertad son dos temas que atraviesan tu trilogía. Entre las páginas se desatan revoluciones históricas pero también las personales. Vamos a detenernos ahí. Para comenzar esta charla y a modo de presentación, hagamos foco en esos movimientos personales que te llevaron a escribir a las protagonistas femeninas de estas novelas. Si pudieras elegir dos cosas de esas mujeres en las que te veas reflejada, ¿cuáles serían?

—No siempre construyo personajes porque me reflejo en ellos. Si hago una historia de las protagonistas, probablemente no haya muchas características similares. De hecho, me gusta trabajar con personajes y elementos que no tienen que ver conmigo, porque lo que me interesa es la reconstrucción de un período histórico y qué ocurría con los seres humanos dentro de ese tiempo. 

—Como todo tiene un comienzo y un final que suelen tocarse, nos gustaría llegar a ese punto de contacto: ¿Qué fue lo que te movilizó para escribir aquella primera novela “Si encuentro tu nombre en el fuego” y luego de tantos años llegar a la escritura de “La viajera del sur” para cerrar la historia de la familia Torres?

—Como decía antes, lo que me gusta es la reconstrucción de un período histórico. El fin del Virreinato del Río de la Plato, las Invasiones Inglesas, la Revolución de Mayo y la guerra por la independencia de España, son períodos que están muy estudiados en la historia argentina. Tenemos mucha información, incluso sobre la actuación de las mujeres y otros sectores subalternos. Escribir esa historia, incluso desde la ficción, es una de mis cosas favoritas.

—En ese lapso de tiempo entre una y otra obra escribiste “Con solo nombrarte”, una novela ambientada en los escenarios de la segunda invasión inglesa a Buenos Aires. ¿Cómo fue el proceso de reconstruir aquellos días y de darle continuidad a tu primera historia?

Si encuentro tu nombre en el fuego y Con solo nombrarte fueron concebidas juntas. Las dos salieron para los bicentenarios de la primera y segunda invasión inglesa y por eso nunca existió la urgencia de continuar la historia. Y tampoco hubo urgencia después, sino que fue un proceso de cambio y continuidad que se dio con los años. Necesitaba una vuelta a mis raíces y ahí estaban los libros esperando.

—Si hay un punto en común en esta trilogía es la presencia de mujeres fuertes, que se atreven a todo, algo que no era común en esos tiempos, ¿de qué manera trabajaste para darle vida a cada una de tus protagonistas?

—En las tres protagonistas lo que busqué fue “ir un poco más allá”. Las tres, Paula, Jimena, Julieta, tienen una base histórica, podemos establecer que sí, que algunas mujeres hicieron lo que hacen ellas (con algunos límites). Lo que busqué en las novelas fue que eso que hacían (el acceso a libros y organización de reuniones, la participación en batallas y el comercio y actuación como espías) quedase bien definido y con algunas licencias. Pero todo tiene un anclaje en la realidad.

—Más allá de los vínculos de sangre que las unen, qué  te parece que podría representar a tus tres protagonistas: Paula, Jimena y Julieta.

—Están en el mismo punto de vista político, las tres son parte de ese grupo que va a liderar el proceso de revolución e independencia de España. A veces se considera que solo son hombres los que tenían ideas políticas, pero basta leer las cartas de Guadalupe Cuenca a Mariano Moreno para saber que ella tenía un conocimiento claro de la realidad política del momento.

—Y hablando de Julieta, ella es la que va a cruzar el océano para hacerse parte de otra guerra, ¿qué fue lo que más disfrutaste o padeciste al momento de “viajar” con ella hacia los tiempos napoleónicos.

—Mucho antes de que supiera qué historia iba a contar con Julieta, sabía que iba a ser una novela de viajes. Así que fue un proceso tranquilo.

—¿Cuál fue la batalla que más te costó escribir y por qué?

—La batalla por la Reconquista de Buenos Aires en Con solo nombrarte. Conocía bien la ciudad y las calles, pero las tropas de ambos bandos avanzaban y retrocedían, entraban en casas, había túneles, arroyos en la ciudad, no fue sencillo tener todo eso en la cabeza y traducirlo en una novela.

—Más allá de las guerras, cerca de ellas siempre late el amor, ¿de qué manera surgieron en vos las historias de amor de tus protagonistas?

—Siempre pienso en los protagonistas como una pareja, nacen así, y considero con atención qué es lo que los separa, porque es el centro de la novela, y cómo se va a resolver, si es que se resuelve.

—Con la trilogía completa, ¿qué sigue ahora en el universo Margall?

—Veremos. Hay varias cosas que tengo en mente y no me alcanza el tiempo para todas. La historia siempre está presente, aunque me gustaría probar con la épica fantástica.

—Para terminar, te invitamos a elegir tres telas o vestimentas que representen respectivamente a cada una de tus novelas.

Si encuentro tu nombre en el fuego: una mantilla de encaje.
Con solo nombrarte: un abanico.
La viajera del sur: un vestido verde oscuro.

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Verónica Sordelli: “Escribir fue la manera de leer mi vida”

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Las huellas de sus pies desaparecen, se hunden en la arena como si nada hubiera existido, después de los deseos. Son partículas de tiempo disolviéndose, nada. Cada paso los acerca y los aleja. Son un espejismo de sus propias palabras. No basta con pronunciar sus nombres, el viento se los lleva, los arrastra al vacío, donde alguna vez existieron castillos de arena.

“Castillos de arena”, la última novela de Verónica Sordelli, cuenta una historia que se pierde en las arenas del desierto, en un escenario que muta para dejar en los lectores un viento de preguntas que, poco a poco, van revelando los otros desiertos, los que habitan en el interior de sus protagonistas.

En diálogo con ContArte Cultura, la autora cuenta acerca de su propia ruta en el camino de la escritura, especialmente de su última obra, donde invita al lector a viajar a través de sus palabras.

—La arena, su liviandad, esa convergencia de partículas en movimiento y la textura al pisarla suelen llevarnos a distintos escenarios donde nuestros pies han dejado sus marcas. En tu novela el desierto es un gran protagonista, es por eso que para comenzar nos gustaría detenernos en las sensaciones que la arena haya despertado en vos, en sus huellas, que de alguna manera puedan ayudar a presentarte.

—Soy de Necochea, la arena me acompaña desde mi infancia. Siempre fue la misma, soy yo la que con el paso de los años la fui viendo distinta, porque en cada etapa de mi vida despertó sensaciones diversas: una infancia construida de la misma manera que con la pala y los rastrillos se construyen los pozos esperando que desde su interior surja el mar. El asombro de no entender por qué sucedía y la alegría de que así fuera. Una adolescencia donde la arena representó los fogones con amigos, el primer beso de amor y tal vez la primera lágrima de desamor. Una adultez donde comencé a caminarla, y se la presenté a mis hijos y los ayudé a construir sus castillos y los escuché gritar de alegría y tuve que consolarlos cuando el mar, en cuestión de segundos, los desmoronaba. Miré muchas veces para atrás, no estaban solamente mis huellas, y lloré mucho despidiendo algunas que se fueron y agradecí recibiendo a aquellas que se sumaron. ¡Y si! ¡Así es la vida! Y como aquella niña siento el asombro de no saber porque sucede y la alegría de que así sea.

—Y en ese desplazamiento que significa viajar, vayamos a tus comienzos como escritora. ¿Recordás en qué momento de tu vida se despertó tu deseo de contar historias?

—Mi primera novela surgió de la necesidad de contar la historia de las playas de Quequén, una historia llena de naufragios, con uno de los hoteles más imponentes de Sudamérica. El momento exacto fue cuando una de las tantas mañanas que salí a trotar por la costa, sentí el privilegio de vivir en este maravilloso lugar. 

—Mirando hacia atrás, ¿qué hilos temáticos atraviesan todas tus obras?

—Escribir fue la manera de leer mi vida. En mis libros estoy. Entonces diría que el hilo rojo que une a mis novelas es la mujer. En algunos momentos de la historia, o de la cultura en la que vivió, no tuvo demasiado o ningún poder de decisión, en otros pudo hacerlo. Pero siempre luchó para ser fiel a sus pensamientos.

—Tu novela “Castillos de arena”, publicada por Del Fondo Editorial, es una historia de amor y de fusión de culturas, ¿cuál fue el disparador para su escritura?

—La importancia que tiene la religión en la cultura árabe y la maravillosa diferencia con el occidente me llevó a preguntarme: ¿Qué tenemos en común? Por encima de toda diferencia tenemos en común el amor. A partir de ahí comenzó la historia.

—¿Cómo viviste el proceso de cruzar el desierto para acercarte a una cultura tan diferente de la nuestra?

—Agradezco haber podido viajar en tres oportunidades a encontrarme con la cultura árabe. En cada una de ellas mi premisa fue no cuestionarla y respetarla. Fue lo que me ayudó a entender la importancia de los mandatos sociales y religiosos en sus vidas y como viven para cumplirlos. Fue también entender que somos distintos, ni mejores ni peores, solo distintos. Toda cultura se merece ser respetada, pero creo que para lograrlo hay que estudiarla, no desde los extremismos porque gente mala y buena hay en todas, sino desde la esencia del ser humano.

—¿Qué o quiénes te ayudaron a darle vida a Jayif, el protagonista de “Castillos de arena”?

—Jayif fue creado a partir del lugar que ocupaba en su cultura y con los mandatos que ella le imponía.

—Y si tuvieras que definir a Elena, tu otra protagonista, en una sola palabra, ¿cuál sería?

—Superación

—Al avanzar en la historia aparecen situaciones límite donde el dolor y la muerte envuelven a tus personajes, ¿qué fue lo que más te costó al momento de escribir esas escenas?

—Investigué y leí muchísimos testimonios. Lo más difícil fue aceptar que se trataba de situaciones reales.

—Un deseo sin spoilear… ¿hay vida después de la muerte?

—No lo sé, sólo puedo afirmar que la muerte es la no presencia física, pero siempre estaremos vivos en el recuerdo de aquellos que nos aman. Dicen que la vida es corta, pero también dicen que las cosas no valen por el tiempo que duran, sino por las huellas que dejan.

—Para terminar, ¿qué aroma creés que representaría a tus “Castillos de arena” y por qué?

—Mi preferido: el perfume que siento cuando abrazo a una persona que amo. Porque el amor sana y salva.

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