Entrevistas
“En Creciendo Juntos decidimos trabajar para los sectores populares y desde allí construir un aprendizaje colectivo”
Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
La tierra estaba preparada para la siembra. El tiempo se detuvo en los deseos, la semilla se abrió paso entre surcos y piedras. Abrió sus brazos en una germinación lenta y fue brote y raíces.
Con el tiempo, se ramificó en la arquitectura que la sostiene. Sólo para cosechar los frutos. Para otras siembras.
La Escuela de Gestión Social “Creciendo Juntos“, ubicada en la localidad de Moreno, nació como un deseo comunitario, germinó y creció en un proyecto que incluye a padres, docentes y alumnos, los verdaderos actores de esa propuesta educativa que se “gesta” entre todos y es semilla en la tierra del futuro.
ContArte Cultura habló virtualmente con Mariana López, directora del Nivel Inicial y de la radio del colegio que, a través de ella, abre las puertas para contarnos acerca del proyecto que los une.
—Todo proyecto comienza con una siembra. La semilla cae en el terreno apropiado y, si las condiciones son favorables, germina. ¿Cuándo y cómo comenzó a germinar “Creciendo juntos”, la escuela de gestión social de Moreno en la que te desempeñás como directora del Nivel Inicial?
—Nuestro proyecto comenzó en el año 1982, en la Sociedad de Fomento Amigos del Parque, en Barrio Parque Gaona de Moreno. El barrio posee algunas calles con mejorado negro, no hay veredas y los vecinos caminan por estas finas calles. El resto de las cuadras, las perpendiculares a las principales, son de tierra. Las casas en su mayoría son construcciones bajas, con grandes parques. El verde y los árboles caracterizan la zona. Los vecinos comenzaron a pensar en abrir un jardín de infantes, ya que en aquel tiempo no había en esa zona y el más cercano quedaba a 15 cuadras. Había que llegar a la Ruta 23, cruzarla y caminar 5 cuadras más. La comunidad organizada y con un fin en común motorizó la construcción y el crecimiento de nuestra escuela durante casi 40 años. Empezamos con el Jardín de Infantes y ya contamos con los tres niveles educativos.
“Los vecinos que iniciaron el proyecto eran alrededor de 30 familias, que con un dinero que había quedado de los asfaltos negros, más la organización de bailes, bingos y el acompañamiento municipal, inauguraron el Jardín en 1982”.
—¿Quiénes forman parte de la comunidad educativa?
—Nuestra institución es sin fines de lucro y su comunidad está formada por padres, docentes y estudiantes. En su carácter formal es una Asociación Civil integrada por una comisión de padres y algunos docentes que resuelven en asamblea cuestiones que tienen que ver con lo cotidiano y otras que van más allá. Procuramos funcionar como cooperativa, es decir, como un colectivo donde las decisiones son tomadas entre todas las personas que deseen implicarse y sostenerlas poniéndole el cuerpo y el pensamiento.
—¿Cuáles son los niveles de enseñanza a los que pueden acceder quienes llegan a “Creciendo juntos”?
—Creciendo Juntos es una experiencia educativa que está dentro del sistema formal abarcando Nivel Inicial, Nivel Primario y Nivel Secundario (Orientación Arte especialización Artes Visuales). Decidimos trabajar para los sectores populares y desde allí construir un aprendizaje colectivo. Esto último en función de una construcción política pensada a partir del territorio en donde estamos llevando adelante distintas acciones entre familia y escuela para que todas y todos puedan ser parte de nuestra institución.
“En los años 90 nace en una veintena de familias el deseo de una educación diferente y maestros con otra implicancia para sus hijos. Y así, una vez por semana en una pequeña asamblea, se reunieron a pensar la creación de la escuela primaria, desde la construcción de la primera aula hasta lo pedagógico y lo administrativo.”
—¿Qué se gesta fundamentalmente entre los actores de este espacio de enseñanza-aprendizaje compartido?
—Al denominarnos como una “Escuela Pública de Gestión Social”, entendiendo por “público” todo aquello donde estamos presentes todos, donde quienes lo deseen pueden ser parte, lo que se gesta es la Educación de Gestión Social, a través de una pedagogía popular, cooperativa y solidaria para el logro de una ciudadanía crítica y emancipada. La decisión de ser una escuela comunitaria nos compromete y nos obliga a tener una escuela de verdaderas puertas abiertas, vinculándonos con la comunidad, el Estado, profesionales de la educación, artistas y todos aquellos que nos ayudan a repensar el proyecto. La Escuela siempre trató de moverse y funcionar de acuerdo a lo que dictaba el afuera, de alguna manera siempre observando y tomando nota de la realidad social en que estamos inmersos.
“Aquellos quienes sabían de construcción, en su mayoría varones, pusieron al servicio su conocimiento, y los que sabían menos se unieron a los trabajos. Las mujeres pican piedras, alcanzan los materiales, los niños juegan entre las obras, y así convocados todos ayudan.”
—Si pudieras elegir una palabra que defina el ideario del colegio, ¿cuál sería y por qué?
—Esa palabra sería Emancipación, porque estoy convencida que la función de la educación es la transformación del mundo para lograr sujetos críticos.
—Existen varias actividades o prácticas educativas, por ejemplo los talleres que fomentan las prácticas del lenguaje audiovisual, el de teatro que permite la expresión corporal, la cooperativa escolar, que sostiene propuestas ambientales y hasta una radio comunitaria, ¿cuáles son tus vivencias como directora de esa radio? ¿Qué nos podés contar de esa experiencia?
—Me recibí de maestra jardinera en el año 2003 y comencé en el 2004 a trabajar en Creciendo Juntos como maestra. Luego de varios años pude estudiar licenciatura de nivel inicial y las prácticas las viví en este territorio. Durante todos estos años el trabajo colectivo entre docentes, familias y comunidad impulsó actividades que se fueron vinculando con el territorio y el crecimiento de nuestra escuela, por eso a la hora de pensar en la orientación que tendría la escuela secundaria elegimos las artes visuales. En 2010, a través de un proyecto que presentaron desde el nivel secundario, obtuvimos la licencia de nuestra Radio Estudiantil Comunitaria, también llamada “Radio REC 89.5”. Desde entonces llevamos a nuestros estudiantes a interactuar con este medio de comunicación, permitiéndoles así nuevas experiencias radiales. Al principio fue en el nivel secundario, luego en el primario, y por último nos animamos en el nivel inicial.
En esa época aún era maestra de sala y con un pequeño grabador de periodistas, que compramos haciendo una vaquita entre los docentes, empezamos a realizar un programa de nivel inicial semanal, con distintos bloques y propuestas pensadas y planificadas por los docentes. En 2017 nos animamos a tener dos programas semanales en cada turno del Jardín. Allí los niños y niñas van en pequeños grupos al estudio de radio junto a su docente. Durante la semana cada turno del jardín construye el guion en el cual los niños y niñas ponen sus voces, cuentan sus experiencias, recomiendan cuentos, comparten lo que van trabajando en las salas y les mandan saludos a los oyentes.
“Cuando vino el cambio a EGB, se amplió el nivel primario hasta el tercer ciclo (7º, 8º y 9º), se logró la jornada extendida y se construyó el comedor. Ya en 2008, con la implementación de la ley de educación, la comunidad organizada creó la escuela Secundaria, con jornada extendida donde se desarrollan proyectos audiovisuales, de radio, teatro y se impulsan los intereses de los adolescentes.”
Desde que se decretó el aislamiento social preventivo y obligatorio ya no pudimos estar en la escuela, pero a través de reuniones virtuales decidimos seguir comunicados con nuestra comunidad a través de la radio. Así, todos los viernes de 15 a 17, con Verónica Urrutia -quien forma conmigo equipo de conducción en el Jardín- realizamos la locución, y una mamá realiza la operación técnica. Junto a los otros y las otras docentes desde la virtualidad generamos el vínculo con las familias para elaborar el contenido del programa que está dedicado a los niños, las niñas y la comunidad. Con esa idea también venimos realizando algunas entrevistas, a nivel local y provincial a distintos artistas, escritores, ilustradores y actores políticos que se subieron a “La Calesita”, primer ciclo 2020, y ahora lanzamos “El jardín Rodante”. Entre otros nos acompañaron Sin Pololo, ilustradora local, Las almendras susurrantes, también locales, Pim Pau, grupo musical infantil, Canticuénticos, Martin Morón, Borde verde, Agua sol, Estrellita caracol, Valeria Cis, Iris Rivera, Caracachumba, María Teresa Andruetto, Elena Santa Cruz, Laura Devetach y Anda calabaza.
“Durante muchos años solo tuvimos una sección en el nivel primario y debíamos dejar fuera de nuestra escuela a la mitad de nuestros niños que egresaban de las dos secciones de 5 años del jardín de infantes. Necesitamos otra sección en el nivel primario por eso, y a pesar de la pandemia, no nos quedamos quietos y otra vez la comunidad organizada está en proceso de ampliación del nivel primario con todo lo esto implica.”
También articulamos con Laura Roldán Devetach, un espacio de convidar coplas a los niños y niñas y sus familias, donde con una invitación con la voz de Laura comenzaron a enviarles audios con sus voces recuperando el acervo cultural que hay en los hogares. También venimos de una historia de encuentros con la comunidad antes de la pandemia, conectándonos con el barrio, abriendo la escuela a través de ferias del libro, cumbre de juegos callejeros, talleres de ciencias, y con la cooperativa Cocreju, formada por mujeres de la comunidad que durante la jornada escolar de sus hijos realizan reciclado de plástico y así diseñan y confeccionan carteras, bolsos materos, delantales. Luego, esos productos los venden por internet y en ferias a nivel local. Con la cooperativa, que funciona dentro del edificio de la escuela, impulsamos educar a los niños y niñas en la conciencia del cuidado del medio ambiente. También existe una cooperativa escolar organizada y gestionada por los estudiantes, donde realizan sublimación, carpetas recicladas, libretas, cuadernos. Su objetivo fundamental es divulgar el trabajo cooperativo y crear conciencia con el medio ambiente, a través de pequeñas acciones concretas que buscan fomentar la creación de otras cooperativas escolares tendiendo redes con otras escuelas.
“Hoy nuestra escuela hospeda a casi 450 familias y 180 niños de nivel inicial, 210 niños de nivel primario y 180 adolescentes de nivel secundario.”
—Finalmente, dejamos en este último renglón, en este surco, el hueco necesario para que siembres otra semilla, como un deseo.
—Quisiera sembrar más semillas en la comunidad hacia la gestión social. Y sembrar en los docentes la semilla que brotó en mí cuando comencé en este proyecto político y pedagógico. Vi como la comunidad creció, también como lo hizo nuestra escuela y aún lo sigue haciendo. Cada vez más familias quieren ser parte de nuestro proyecto, pero el edificio quedó chico y ahí nace otro de mis deseos: junto a nuestro edificio hay una quinta que se vende, poder comprar ese terreno nos daría el espacio que necesitamos pero los recursos económicos son pocos y no poseer mayor espacio no permite desarrollar más propuestas que nacen en la gesta del colectivo vinculado a las artes, teatro, expresiones artísticas literatura y radio. También está uno de los deseos más profundos, y es que visualicen a nuestra comunidad, que tanto hace en su territorio, compuesta por familias, estudiantes, docentes y no docentes. Que puedan acercarse, ver todo lo que se hizo en casi 40 años de historia colectiva. Necesitamos conseguir algún subsidio o donación, alguna institución que acompañe a nuestro proyecto, que persiga los mismos principios de educación para la emancipación, que es la liberación de los pueblos, y nos acompañen para poder agrandar la institución e incluir a más niños, niñas y familias, para achicar la brecha de desigualdad que en estos tiempos vemos y sentimos en cada llamada a nuestras familias, en cada recorrida a pie por el barrio, en cada mirada desde la puerta de la casa de algunos de nuestros niños y niñas cuando nos acercamos para alcanzarles algún material. Estoy convencida de que nadie se salva solo.
Entrevistas
Aguirre–Rodríguez: “El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros”
Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Es un viaje dentro de otros, un movimiento sutil, la música desperezándose en gotas de rocío, notas evaporadas sobre las aves del campo, es el vuelo hacia el espacio urbano, un recorrido temporal. Es antes y después. Es ahora y siempre, una melodía que llega desde lejos, de otras patrias, del mismo viento que corre y desparrama en el lugar justo y en el instante oportuno.
“Del Buen Ayre”, el próximo espectáculo y disco del dúo platense Aguirre–Rodríguez es un viaje por el tiempo y por distintos espacios, una relectura en modo actual de la música rural bonaerense.
Contarte Cultura charló con sus integrantes, Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez para que nos cuenten acerca de ese caminar que la canción propone.
—Porque los espacios y las cosas que forman parte de ellos suelen hablar de quienes los habitan, nos gustaría comenzar esta charla deteniéndonos en su lugar de trabajo, en el espacio creativo de su música y en los objetos que los rodean en este momento. Si pudieran elegir un rincón o un objeto, el que mejor los represente como dúo y nos cuente algo de ustedes, ¿Cuál sería?
—El lugar, nuestra casa, y el rincón nuestra sala, en la que se va gestando todo el resultado final de lo que hacemos como músicos. Creo que estos espacios hablan de nosotros y de nuestra manera de entender la realidad y el arte.
—Y desde ese espacio viajamos en el tiempo, ¿cómo y cuándo se encuentran Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez en el camino de la música para dar comienzo al dúo Aguirre–Rodríguez?
—Nos encontramos en la escuela de arte de la ciudad de Berisso, hace muchísimos años, en situación de alumna y profesor, pero rápidamente comenzamos a compartir producciones por fuera de la escuela. Con los años volvimos a encontrarnos, ya específicamente en el terreno del tango con la orquesta Los inmigrantes en el año 2005. Cuando el tiempo de la orquesta se terminó, continuamos en dúo.
—¿Cómo fueron esos comienzos?
—Fue un muy hermoso comienzo, pero rápidamente el dúo se fundió dentro de un cuarteto que con el tiempo se convirtió en sexteto de tango. Me refiero a Tangor. Con esa agrupación trabajamos durante más de 10 años. Por otro lado, Cynthia participaba como invitada permanente en el grupo La Sonora, proyecto que venía caminando desde el año 1989.
—Como decías, con el correr de los años el tango se instaló entre ustedes, ¿qué cosas los llevaron a explorar en este género que nos representa?
—El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros. Como una especie de lengua madre. Rastrear el porqué de esto es complicado, creo que tiene que ver con nuestras historias personales y la idiosincrasia de nuestras familias de origen. Lo que es claro es que ha sido fundacional en nuestro vínculo con la música. Nuestra mirada como habitantes de este tiempo siempre nos llevó a buscar puentes entre el tango, otras músicas y otros conceptos artísticos.
—¿De qué manera llega el primer disco “Mundo Tango”, grabado en 2011?
—Ganamos un premio a la Producción Fonográfica del FNA (Fondo Nacional de las Artes) y generamos nuestro primer CD. En ese entonces, si bien el CD se llamó Mundo Tango, abarcamos otros lenguajes musicales, algunas cosas del folclore y canciones provenientes de la cantera del rock.
—Por estos días están en proceso de grabación de su segundo disco “Del Buen Ayre”, ¿qué recorridos espacio-temporales tuvieron que hacer para dar vida a los temas que forman parte de esta obra?
En Mundo Tango nos referimos a una idea acerca del tango, como un estado del ser que no solo aparece en esta región del mundo (por algo el tango impacta como impacta en todo el globo). Aquí nos referimos más a la génesis de este género y la música de la provincia de Buenos Aires. Este nuevo trabajo propone un recorrido desde la música campera de principio de siglo XX (El Gardel Gaucho, pasando por compositores icónicos de ese lenguaje como Omar Moreno Palacios) para adentrarse en el tango clásico de la época de oro y llegar hasta composiciones actuales que revitalizan el género. También este trabajo, a diferencia del otro, está estructurado por un material que fue ampliamente mostrado y fogueado. Es música que hemos tocado mucho en vivo y está planteado desde esa impronta. Los arreglos, si es que los hay, fueron construyéndose a lo largo del tiempo y de las distintas actuaciones. Los músicos invitados jugaron en ese mismo tono también. Se les envió un cifrado y una grabación como referencia, pero el armado de los distintos temas se resolvió en el estudio, mientras Manzana Ibarrart (gran amigo y comandante del Estudio Sonosfera) montaba los mics y seteaba todo. Luego se eligieron las mejores tres tomas de cada tema. El resultado tiene un aroma a “trazos sueltos” que nos encanta en lo particular.
—Sin dudas se trata de un viaje a través de la música, ¿cuál es el aroma que elegirían para simbolizar a este álbum?
—El múltiple aroma de los viajes…si bien es un CD local en cuanto al repertorio, es bastante global en tanto a que lo que suena proviene de muchísimas fuentes y no solo de la tanguera. Lo hemos tocado tanto en tantos países diferentes, que para nosotros tendría ese olor a viaje, a aeropuerto, a trenes.
—El 3 de agosto estarán presentando este disco en La Salamanca, un reconocido espacio cultural platense, ¿qué podrán disfrutar esa noche quienes se acerquen a compartir su música?
—Haremos algunos de los temas de nuestro espectáculo Del Buen Ayre, como antesala al espectáculo Filogenia de Victoria Moran y el Dúo Puentes Reyes.
—Mencionás que ese día estarán acompañados por la cantante Victoria Morán, entonces la pregunta va para ella. Victoria, ¿Cómo nace “Filogenia”, ese recopilatorio de obras de música popular argentina? Contanos quiénes serán parte de ese recorrido el 3 de agosto y qué sentís al compartir noche con el Dúo Aguirre-Rodríguez.
9- Filogenia surge de la necesidad de contar nuestro ADN musical a través de las canciones que nos definen. Es una suerte de viaje musical hacia la fuente, hacia la memoria imperecedera que une un recuerdo con otro. Este espectáculo viene a despertarnos la fibra sensible con canciones que nos nombran, enlazando a Homero Manzi con Víctor Heredia, al Cuchi con Fito, a los que fuimos con los que somos. El compartir con compañeros y compañeras músicos y músicas siempre es una alegría, y en este caso será además una sorpresa para el dúo Puentes-Reyes y yo, porque jamás nos hemos cruzado en un escenario y esperamos anhelantes ese ida y vuelta mágico que siempre augura la música compartida.
—Para terminar, ¿cuál es el próximo destino de la música que los mueve?
—Tenemos por delante algunas fechas en nuestra ciudad, como el próximo 29 de agosto, día en el que estaremos compartiendo escenario junto al cantor Carlos Cabrera en el Café Metro. Octubre nos encuentra realizando nuestra segunda gira europea, con conciertos en países como Italia, Francia, España y Portugal. A nuestro regreso estaremos presentando oficialmente nuestro álbum Del Buen Ayre, con la participación de los músicos que fueron parte de la grabación.
Entrevistas
Celina Cocimano y ‘El juego de las emociones de Uma’: “Un libro que pide gran compromiso de los adultos”
Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Todo gira, se mueve en una circularidad compartida. Las emociones suben y bajan, cuelgan de nuestros cuerpos, se desprenden como hojas secas. Regresan, son brotes, transformados en otra cosa.
Celina Cocimano es terapeuta emocional y a partir de sus vivencias y de su trabajo de muchos años necesitó dejar huellas, sembrar palabras para que germinen a través de sus libros.
“El juego de las emociones de Uma”, su último libro, está dedicado a las infancias. A través del juego logra acercarse a los territorios del miedo, de la ansiedad o de la frustración para atravesarlos.
ContArte Cultura charló con ella para conocer las rutas que la llevaron a indagar en ese universo.
—Las emociones forman parte de nuestras vidas, van y vienen, se mueven y nos movemos con ellas. Por eso, para comenzar y a modo de presentación, nos gustaría que elijas al menos tres emociones que te atravesaron al momento de escribir tu último libro y que a cada una de ellas les otorgues un sabor o un aroma.
- Frustración, sabor a cebolla
- Ansiedad, aroma a menta
- Alegría, aroma a vainilla
—Y ya instalados en esa imagen, vayamos a tus comienzos, ¿qué vivencias te llevaron a transitar el camino de la terapia emocional?
—La insatisfacción personal, haberme descubierto cómo estafadora de mi propia vida, creando personalidades adquiridas para moldearme al gusto de la mirada ajena, siempre con esa sed emocional de ser alguien para los demás, ser aceptada, reconocida, querida y encantar a todos. Mientras estudiaba para contadora, sentí un apagón emocional, la apatía era mi única compañera en esos tiempos, hasta que mi cuerpo también “habló” con un síntoma muy sentido. Empezaba a hacerme pis por las noches siendo ya grande, más adelante entendí que eso sucedía en cada hogar o lugar donde me sentía a gusto, de esa manera, “intentaba” aferrarme a algún territorio, sentirlo al menos, por momentos, un lugar donde era yo. Como los animales que marcan su territorio orinando sobre él. Eso era lo que faltaba para que mi vida se vistiera de insatisfacción y cambie totalmente de rumbo, mejor dicho, empiece a vivir y dejar de aparentar lo que mis vacíos necesitaban cubrir.
—Seguramente al ir recorriendo ese camino fue necesario dejar huellas y de esa manera llegaron los libros, ¿cómo vivís la experiencia de escribir para que las palabras sean instrumento de sanación?
—Mi primer libro, “Despierta”, nació como algo catártico de la etapa que comenté anteriormente. Aún no sabía qué era lo que estaba viviendo y, sinceramente, pensaba que me moría por esos tiempos, entonces empecé a escribir cómo fue ese tránsito a mí destrucción de las corazas hacia mi reconstrucción emocional. Después, al compartir mi vivencia con muchas personas, me di cuenta que varios pasamos por ciertos procesos similares, por lo que se me ocurrió darle forma de libro y agregar reflexiones y ejercicios terapéuticos y de autogestión emocional. Los otros 3 -“Diamantes”, “Rotas”, y “El juego de las emociones de Uma”-, fueron pensados basándose en las historias que atiendo y buscando dejarle una “biblioteca” de recursos emocionales a mi hija para cuando sea más grande y, a las personas, que encuentren en estos libros, escrito en palabras, el propio sentir descarnado y sin filtro de las emociones que abordo en cada uno de ellos y luego, ofrecerles dinámicas, reflexiones, ejercicios para que encuentren en ellos formas de transitar el campo emocional sin tanto dolor y con valentía.
—Si pudieras resumir en una palabra el espíritu de cada uno de tus libros, ¿cuáles serían?
- Despierta: Integridad
- Diamantes: Osadía
- Rotas: Coraje
- El juego de las emociones de Uma: Autenticidad
—Tu último libro, “El juego de las emociones de Uma”, transita los paisajes de la infancia con todas sus gamas de colores, ¿cuál o cuáles fueron los disparadores de esta historia?
—Mi hija, a los 8 años, comenzó a transitar por un tiempo la conocida “Crisis de ansiedad y angustia”. Yo me opuse a que esté medicada siendo tan pequeña, y desde mi saber en el campo emocional de los adultos, junto a una gran observación sobre ella y sus crisis, se me ocurrió trabajar juntas para buscar soluciones a su sentir. Buscamos opciones en el juego infantil, en la creatividad, desarrollando distintos escenarios, armando una rutina de ejercicios y, sobre todo, busqué acercarla a la autogestión emocional. Así fue que se me ocurrió compartir cada ejercicio que funcionó en ella en este cuento, que no solo tiene el fin de que los niños empiecen a desarrollar desde pequeña edad sus propias respuestas emocionales ante cierta situaciones, sino que es un libro que pide gran compromiso de los adultos que acompañan al niño, y esa compañía, con el estar, el hablar su idioma, mejorar la calidad del vínculo, validar sus emociones, respetarlos y comunicarse con ellos, es lo que hace casi la mayor magia del trabajo de fortalecimiento emocional.
—Y justamente, a partir de tus propias vivencias decidiste contar desde el juego y desde las imágenes. Explicanos cómo fue el proceso de elegir esas duplas emocionales sobre las que querías hablar.
—Busqué las que a su edad son dentro de todo fáciles de interpretar, como decimos los adultos: de “etiquetar”. Son parte de las emociones primarias y la dupla fue pensada para dejarles el mensaje de que no son ni buenas ni malas, simplemente son y cada una es mensajera de un sentir, una acción a llevar a cabo y una particular respuesta emocional. También al ponerlas en duplas, cuando ellos/as sientan, por ejemplo, tristeza además de procesarla en todo su ser, sepan que pueden aprender a transportarla en alegría, ir de la ansiedad a la calma. Es decir, que conozcan cuál es la emoción que se necesita para equilibrar una con otra.
—Las semillas del libro fueron plantadas, ¿creés que tus palabras ya comenzaron a germinar y son brotes en los lectores?
—Sorprendentemente sí. Como comenté, yo me dedico a adultos no a infanto, y este libro que se publicó en abril del 2024 ya se está imprimiendo la segunda edición. Lo han comprado mucho abuelas y abuelos para compartirlo con sus nietos, en colegios para abordar ciertas emociones en el aula ya que también hay un capítulo sobre el bullying. Y muchas madres me compartieron que sus hijos o hijas mientras que se les leía el cuento ya comenzaban a incorporar los ejercicios sugeridos, o que empezaban a identificar sus propias emociones, tenían armados sectores en su cuarto como se encuentran en algunos capítulos. Incluso los que son más grandes, según cómo se sentían, buscaban en la biblioteca el libro y se encerraban en su cuarto a leer exclusivamente el capítulo que contiene la emoción que estaban sintiendo en ese día o ese tiempo. También compartió nota de Revista junto a Unicef en el día internacional contra el Bullying de 2024.
—¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
—Tengo dos libros más en camino, uno para adultos sobre la depresión, y otro para infanto, más expansivo aún, con un viaje al campo emocional que sea para ellos y para sus padres o tutores también, digamos que será un libro revelador en muchos aspectos.
—Para terminar, te invitamos a elegir la textura que represente a tu libro “Las emociones de Uma”.
—La textura sería cálida, pomposa, con colores desde pasteles a fuertes, con ganas de descubrirla y sentirla, y con distintos aromas que vayan cambiando según cada paso de la mano o de los pies sobre ella.
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Florencia Ghio presenta “Aguas Turbias”, una historia que lleva al lector por una variada gama de emociones
Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Hay un rumor, un murmullo por encima y por debajo. La evidencia flota, va y viene. Pero el agua arrastra las palabras, se lleva las voces, esconde. No se ve lo que no se quiere ver. O lo que no se debe. La verdad se hunde, toca fondo. Es barro entre los dedos. Y mancha.
En “Aguas Turbias”, la última novela de Florencia Ghio editada por El Emporio, flotan varias verdades, como un rumor debajo de lo que se lee, van y vienen. Se convierten en imágenes, en sonidos y en aromas, mientras ella bucea para rescatarlas. Para que la verdad nunca se manche.
En diálogo con ContArte Cultura, la escritora cuenta cómo nació la obra y de qué manera descubrió a los protagonistas de esta historia.
—Vamos a comenzar esta charla haciendo foco en una palabra que flota entre las páginas de tu novela: justicia. A modo de presentación del libro y de sus protagonistas, si pudieras elegir una imagen o un objeto simbólico que represente esa justicia, ¿cuál elegirías y por qué?
—Elegiría la clásica estatua de la justicia pero con su balanza completamente inclinada hacia un lado y sus ojos vendados. Porque es un poco eso lo que se ve en esta novela, una justicia que es ciega, y también sorda, por eso el protagonista de mi libro, que dice ser el chivo expiatorio de un crimen que no cometió, tiene que venir desde un pueblo del sur y salir a clamar su inocencia por altoparlantes en un subte de Buenos Aires.
—Y a partir de esa imagen viajemos al principio. Sin dudas, siempre existe un germen que da vida a las cosas. Seguramente tu novela también es producto de ideas o situaciones que fueron semillas en la tierra de tu imaginación. ¿Recordás cómo y cuándo comenzaste a sembrar esta historia?
—Yo digo que en lo que va de mi carrera de escritora, en las dos novelas que escribí y en la que estoy escribiendo ahora, me pasó que no busqué las historias sino que las historias me buscaron a mí. Aguas Turbias está inspirado en un caso real, y surgió a partir de que viera por televisión a un joven que se había fabricado una máscara de chivo y andaba por los subtes suplicando que alguien lo escuchara. Había estado preso por el crimen de su madrastra que él juraba no haber cometido, y le aterraba la idea de que lo condenaran. Me impresionó el mecanismo, recurrir a su creatividad para escapar de ese infierno, eso me llevó a averiguar qué le había pasado y me inspiró para escribir la novela, en donde los personajes, lugares y la mayoría de los sucesos son ficticios, pero ese fue el puntapié inicial que me sumergió en esta novela.
—Aleida, tu protagonista, es una mujer que lucha por sus ideales, va en busca de justicia pero también pelea contra sus propios monstruos. ¿Cómo viviste el proceso de construir ese mundo interior con tantos matices?
—Aleida San Martín es un personaje que rescaté de mi anterior novela El Ciudadano. Es una abogada honesta e idealista, de esas que estudió derecho porque ama la justicia. Al mismo tiempo, es una guerrera; logró superar una historia familiar traumática, para convertirse en una funcionaria pública que trata de rescatar a toda persona que atraviesa un infierno, porque ella sabe lo que es estar ahí y no quiere que nadie más lo tenga que vivir. Aguas Turbias la va a encontrar en un tramo de su vida en que está en caída libre, porque ahora, aun con las secuelas de sus anteriores traumas, tiene que luchar contra el acoso laboral, se siente muy sola, y todo eso le provocó una fuerte adicción al casino, que en esos momentos encuentra como su única vía de evasión. En estas condiciones se cruza a García Robledo en el subte y, conforme a su esencia, no puede quedar indiferente a su historia. Intuye que él no miente, pero ella no puede ejercer la profesión por ser funcionaria, y además vive en Buenos Aires, así que veremos si, en su estado, logra tomar decisiones tan difíciles para ayudar al chico de la máscara. Para el proceso de construcción de este personaje me ayudó mi especialización en violencia familiar y también hablé con psicólogas expertas en ludopatía.
—También el personaje de García Robledo, el chico de la máscara, tiene sus claroscuros, ¿qué fue lo primero que percibiste de este protagonista al momento de escribirlo?
—García Robledo es un muchacho que antes de pasar por ese infierno amaba la vida, pero luego de esto se ha decepcionado completamente de ella. Descree de las instituciones de su localidad pero, al igual que Aleida, es un guerrero que, en su caso, salió de su pueblo a buscar si al menos en alguna otra parte existía esa justicia que no lograba encontrar. El lector tendrá que averiguar si con toda esa lucha la logra despojar de la venda que tiene en sus ojos y cambiar la inclinación de esa balanza que parece desvencijada.
—Como ya comentaste, hay una cierta continuidad de “Aguas turbias” con “El ciudadano”, tu anterior novela, ¿qué hilos temáticos presentes en ambas historias te gustaría seguir sosteniendo en un futuro?
—Por el momento los casos judiciales reales o ficticios han sido fuentes de inspiración, no sé si quisiera mantener algún hilo temático en particular, pero sí escribir el tipo de literatura que a mí me gusta leer, aquella que no es puro entretenimiento sino que te deja reflexionando y retrata distintos tipos de realidades, algunas veces invisibilidades o desconocidas para quien no las transita, así como en El Ciudadano abordé, además de la violencia familiar y el funcionamiento de la justicia, la política migratoria argentina. Creo que esa también puede ser una de las funciones de la literatura y de la cultura en general. Como lectora, a los libros que solo me entretienen los olvido no bien termino la última página, en cambio el otro tipo de literatura es la que me ha marcado como persona, no solo la recuerdo sino que en determinados momentos de mi vida regreso a ella para releer, aunque más no sea algún párrafo.
—Como en todo policial, en esta novela hay un crimen alrededor del cual se teje la trama. ¿Cuáles son las emociones que te atraviesan al transitar esos escenarios con la palabra y con la imaginación?
—Creo que en Aguas Turbias, que tiene componentes del policial pero también es un drama y tiene romance, el lector va a atravesar una variada gama de emociones y estados de ánimo. Se me ocurren, por ejemplo, indignación, tristeza, intriga, alegría, entre otras.
—¿Seguirá la doctora Aleida San Martín presente en próximas historias?
—En la novela que estoy escribiendo ahora la doctora San Martín no es parte, pero no descarto que en algún momento vuelva.
—Para concluir, ¿cuál sería el color que elegirías para representar el espíritu de tu novela y por qué?
—Elijo el gris topo, por todo lo que acontece.- El lector tendrá que averiguar si ese color puede llegar a cambiar en algún momento de la novela.
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