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Artes Plásticas

Fiorella Silva: “En cualquier expresión hay una necesidad de sacarse algo y así reconsiderarlo”

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Se escuchan voces, palabras pronunciadas desde los ladrillos, sonidos dibujados sobre la superficie de un muro.

Las formas mutan en los ojos que las observan, son retazos de la naturaleza fusionados con el cemento. Dialogan, intervienen el tiempo y el espacio.

Se escuchan vuelos, susurros de plumas livianas, de hojas que vibran un silencio, murmullos del agua , los ruidos del mundo dentro del mundo, del viento nacido en las fisuras, que atraviesa las calles y llega al otro lado del cemento, como una metáfora.

Fiorella Silva se define como ” albañil con instagram“, es muralista, la calle es su taller, las paredes el lienzo en el que deja volar su imaginación y sus obras una invitación al encuentro con la naturaleza y con el arte en el espacio urbano.

En diálogo con ContArte Cultura, la artista cuenta sus vivencias en el proceso de impregnar con sus creaciones los muros del mundo.

—Iniciemos esta charla pintando una palabra, la que nos permita transitar por tu mundo de colores e imágenes. La palabra que elegimos pintar en este espacio imaginario es “pared” y en esa palabra estás vos. ¿Cómo sería esa obra? ¿Cuál es la textura de esa “pared” simbólica en la que habita Fiorella Silva?

—¿En qué momento de tu vida te sentiste atraída por el arte? ¿Qué te llevó a pintar sobre las paredes?
—Desde chica siempre me gustó hacer manualidades, pasar algunos fines de semana a la mañana en el galpón con mi papá, dibujar, modelar, pero cómo cualquier otro niño u otra niña no era algo que me caracterizaba. Cuando terminé la escuela empecé a estudiar diseño de imagen y sonido en la Universidad de Buenos Aires, y al poco tiempo empecé a dibujar más y comencé a salir a pintar a la calle. Me gustaba la idea de pintar paredes y estar en la calle y conocer gente de mi barrio y de lugares nuevos.

—¿Recordás qué fue lo primero que pintaste y dónde?
—La primera vez que salí a pintar en la calle fue en el barrio de Caballito, con dos chicos que ya pintaban graffiti desde hacía un tiempo. Esa vez usé sólo aerosoles y pinté un árbol que me quedó horrible (risas). Me acuerdo bastante de esa primera vez, fue el primer encuentro que luego me llevó a buscar paredes y conseguir pintura.

—La pared es un lienzo donde convergen texturas, colores y formas particulares. ¿De qué manera llega cada obra a su pared o cada pared a la obra que decidiste regalarle?
—Creo que cada pared tiene una historia particular o distinta de las otras. Hoy, la mayoría de los murales los hago por encargo, por lo cual primero evalúo la dimensión y el lugar donde está ubicado y en base a ello hago los diseños lineales y en el momento decido los colores. Otras veces ya tengo algunas ideas previas, entonces adecuo eso al mural. En un principio, cuando empecé a pintar, siempre iba sin saber qué hacer y en el momento probaba cosas e incluso buscaba las paredes disponibles para intervenir.

—¿Cómo llevás adelante el proceso de trabajo? ¿Cuál es tu vínculo con la calle, con la gente del lugar en el que vas a pintar uno de tus murales?
—En muchas ocasiones desconozco el lugar del barrio o la ciudad que voy a intervenir, por ello me gusta trabajar con elementos y figuras orgánicas presentes en dichos espacios, para poder crear una imagen que no desentone por completo, que tengan una relación con la gente. También me suele suceder que trabajo en el boceto pero cuando voy a la pared noto que no tiene mucho que ver o hablando con alguna vecina o algún vecino modifico el contenido. Trato de no abstraerme del todo mientras pinto, porque me gusta el intercambio y las situaciones que suceden en la calle, charlar con alguien o estar medianamente atenta a la reacción que genera el proceso del mural.

—¿Con qué materiales trabajás habitualmente? ¿Qué colores no pueden faltar en tus intervenciones?
—Pinto principalmente con pinceles y rodillos, y si la pared está complicada por la textura o formas utilizo también el aerosol. Con respecto a los colores, siempre uso los mismos tonos. Trabajo con los colores primarios, negro y blanco, y en base a ello preparo todos los demás. De esta manera tengo más libertad y opción de colores y puedo decidirlo en el momento.

—Y hablando de “intervenir el espacio urbano”, ¿cómo vivís esa experiencia de llevar la naturaleza a las ciudades, de fusionar el cemento con el movimiento natural de las especies, como si estuvieran en su propio hábitat?
—Como comentaba anteriormente, me gusta pintar figuras orgánicas, flora y fauna, desde que comencé a dibujar. Después de un tiempo comencé a tomar conciencia de esa convivencia que generaba en las paredes, en un barrio. Creo que la presencia de los colores ya crea un contraste interesante con lo grisáceo del entorno en las ciudades y eso está bueno. Mi intención no es crear una conciencia del medioambiente, pero creo que es interesante generar situaciones que te saquen del entorno.

—¿Qué se mueve en tus muros interiores cuando soltás esos fragmentos de naturaleza en cada pared? ¿Hay un estado de ánimo atrapado en cada mural?
—Para mí la pintura funciona como algo terapéutico. Creo que en cualquier expresión hay una necesidad de sacarse algo, de compartirlo también, y así reconsiderarlo. Siento que me saco algo de encima, que algo libero, por eso también me gusta expresar movimiento entre las figuras, que no sea algo estático.

—¿Cuál fue el mural más difícil de pintar y por qué?
—Hubieron varios difíciles de pintar, pero recuerdo uno que hice hace unos años en Francia, en donde nevó durante tres días y tuve muchísimo frío. Incluso recuerdo que tenía las zapatillas rotas y se me congelaban los pies (risas). De los últimos proyectos, en Río Negro realicé un trabajo de un mes de pintar todos los días y en un momento sentí un cansancio fuerte. Pero bueno, trabajar al aire libre tiene esas cosas.

—Contanos de tus próximos “vuelos” o “saltos”, ¿cuáles son los proyectos que te gustaría concretar este año?
—Este año pensé que iba a ser un poco menos incierto, pero en mi caso no es tan así. Por un lado estoy muy contenta con el hecho de tener un lindo taller para pintar y compartir con amigos, y trabajos en Buenos Aires. Y al mismo tiempo, tengo una exposición de cuadros en Francia para fin de año y unos proyectos en agosto y septiembre, pero todo depende de cómo vayamos lidiando con la pandemia. En términos generales, el trabajo constante y seguir pintando te mantiene activa.

—Para terminar, en este final te regalamos una pared imaginaria para que escribas una palabra que encierre un deseo.
—Mm, soy muy mala con las palabras. Realmente no encuentro una que represente un deseo y que escribiría en una pared. Prefiero hacer un dibujo.

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Artes Plásticas

Nuevas obras de artistas latinoamericanos ingresan a la Colección Malba

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El Malba anunció la incorporación de obras de más de una decena de artistas latinoamericanos a su colección permanente, a través del Comité de Adquisiciones y del sistema de donaciones del museo. La nueva selección incluye pintura, fotografía, escultura y trabajos vinculados a arte y tecnología, con piezas de Teresinha Soares, Luis Ouvrard, María Martorell, Dalila Puzzovio, Luis Frangella y otros seis creadores de la región.

Gracias al Comité de Adquisiciones, ingresan “Deus Criou o Homem e…” (da série Acontecências) (1967), de la brasileña Teresinha Soares; “La trilla” (1935), del argentino Luis Ouvrard; “Ocinaico” (1971), de María Martorell; una fotografía de la serie “Mientras unos construyen, otros destruyen” (1979), de Dalila Puzzovio; y dos piezas de Luis Frangella:” 3D Printed Floors” (1974) y “Geométrico” (1980).

“Estas adquisiciones fortalecen áreas clave de la colección, desde el realismo social de los años 30 hasta la nueva figuración, la abstracción geométrica y los cruces entre arte y tecnología”, destacó el director artístico, Rodrigo Moura. Según explicó, la selección se orientó a reforzar núcleos ya presentes y sumar artistas aún no representados, en el marco de la preparación por el 25º aniversario del museo.

Las piezas fueron elegidas por los miembros del Comité de Adquisiciones a partir de una propuesta del equipo curatorial integrado por Moura, María Amalia García, Nancy Rojas, Alejandra Aguado y Valeria Intrieri. “Nos alegra contar con un grupo tan comprometido con el crecimiento del acervo del museo. Este año alcanzamos un compromiso récord que permitió sumar seis nuevas obras”, afirmó Elena Nofal, directora de Desarrollo.

En el marco de “arteba 2025”, el Comité incorporó además siete obras y series de artistas argentinos: trabajos de Marcelo Benítez, una nueva pieza de Martorell (“Tangente”, 1967), “Venus Bolita” (2023/2024) de Flor Alvarado, un “Sin título” (1969) de Joan Wall, “IOMMI” (2025) de Laura Ojeda Bär, “Sembrador” (2025) de Sandro Pereira y la serie “Nuevo Realismo” (2022-2024) de Martín Legón.

Por vía de donaciones ingresan dos pinturas de Julio Eduardo Payró y Raúl Lozza, una escultura de Ulises Beisso, una fotografía de la chilena Paz Errázuriz, tres obras de la artista shipibo-konibo Lastenia Canayo (Pecón Quena) y una serigrafía de Osvaldo Salerno. El equipo curatorial del museo se encarga de evaluar y seleccionar las propuestas que se integran a la colección.

Con estas incorporaciones, el museo profundiza su misión de representar la diversidad cultural del continente desde una perspectiva plural e inclusiva, ampliando su patrimonio con obras de distintas generaciones, lenguajes y geografías.

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El Museo del Prado llega a la Argentina a través de su realidad virtual

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Por primera vez en la Argentina, una experiencia de realidad virtual aumentada inspirada en las obras del Museo del Prado se exhibe en el Pabellón Frers de La Rural, donde el público puede adentrarse en algunas de las piezas más emblemáticas del arte español mediante tecnología inmersiva. La muestra, abierta hasta el 8 de diciembre, combina historia, innovación y narrativa interactiva en un recorrido sensorial que propone “entrar” en los cuadros.

La exposición, desarrollada por ACCIONA Cultura en colaboración con el Museo del Prado, forma parte de una gira internacional que busca acercar al público a la colección del museo madrileño desde un enfoque experimental. La propuesta utiliza Realidad Virtual Multiusuario (RVM), una tecnología también conocida como “metaverso”, que permite a varios visitantes compartir simultáneamente un mismo entorno tridimensional.

El visitante sigue la guía de un personaje virtual: un guardia de seguridad del museo que atraviesa su último día de trabajo. Este relato ficcional funciona como hilo conductor del recorrido, que incluye acceso a espacios habitualmente vedados al público, como talleres de restauración o áreas internas de vigilancia. Desde allí, el guía introduce al público en un viaje emocional y visual dentro de las obras.

La experiencia invita a explorar desde adentro cinco piezas maestras de la pintura europea: “Las Meninas” de Diego Velázquez, “El Jardín de las Delicias” de El Bosco, “El Aquelarre” de Francisco de Goya, “Venus y Adonis” de Paolo Veronese y “El sentido de la vista” de Rubens y Jan Brueghel. Cada obra fue reconstruida en entornos tridimensionales que permiten desplazarse, observar detalles ampliados y descubrir elementos simbólicos mediante secuencias animadas y recursos sonoros.

El recorrido se organiza en tres etapas. La primera es una galería física introductoria, que ofrece información histórica sobre el Museo del Prado y contextualiza la selección de obras. Luego, el núcleo de la muestra es la experiencia inmersiva de realidad virtual, donde los usuarios, equipados con visores, ingresan simultáneamente a los distintos mundos pictóricos. Finalmente, una galería de cierre interactiva permite profundizar en los elementos visuales y narrativos que aparecieron durante la experiencia virtual.

La curaduría artística contó con la supervisión del jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Prado, Alejandro Vergara. Según los organizadores, el proceso combinó rigor histórico con desarrollo tecnológico avanzado para asegurar una representación fiel y una vivencia pedagógica accesible para todo público. “Se trata de una reinterpretación poética, pero siempre respetuosa de la obra original”, señalaron desde ACCIONA Cultura.

La muestra puede visitarse de martes a jueves de 12 a 20; viernes de 12 a 21; sábados de 10 a 21; y domingos de 10 a 20, en el Pabellón Frers de La Rural, en Av. Santa Fe 4363, Palermo. Las entradas se encuentran disponibles en los puntos habituales de venta del predio.

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Un autorretrato de Frida Kahlo, la obra más cara creada por una mujer

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“El sueño (La cama)”, uno de los autorretratos más enigmáticos de Frida Kahlo, alcanzó un récord histórico al venderse por US$54,7 millones en la subasta de arte surrealista de Sotheby’s en Manhattan. La obra fue adjudicada en apenas unos minutos, en una puja que superó ampliamente las expectativas y consolidó a Kahlo como la artista mujer más cotizada en el mercado internacional.

Pintado en 1940, el cuadro retrata a la artista dormida bajo el dosel de una cama mientras un esqueleto flota sobre la estructura. Según la nota de catálogo de Sotheby’s, la pieza condensa el clima emocional de un año particularmente convulso para Kahlo, marcado por el dolor físico persistente, la inestabilidad de su relación con Diego Rivera y una profunda reflexión sobre la muerte, tema recurrente en su obra.

“La figura suspendida suele interpretarse como una manifestación de su temor a morir mientras dormía, un miedo plausible en alguien cuya vida diaria estuvo atravesada por traumatismos y cirugías”, señaló la casa de subastas. La cama, agregan los especialistas, no es un simple escenario: durante años, tras el grave accidente de autobús que sufrió en su juventud, fue el espacio forzado desde el cual creó y se reconstruyó. Su familia instaló allí un caballete adaptado y un espejo en el dosel para que pudiera seguir pintando acostada.

El interés por Kahlo excede lo estrictamente estético. Para críticos y museos, la artista mexicana se adelantó a su tiempo al explorar la identidad, la enfermedad, la libertad sexual y la política desde una perspectiva personal y transgresora.

Su figura se amplificó con la película “Frida” (2002), protagonizada por Salma Hayek, que acercó su vida y su legado a nuevas audiencias. “Su personalidad ha sido adoptada como bandera del feminismo, la discapacidad, la libertad sexual y la cultura mexicana”, resume una semblanza del Museo Frida Kahlo.

Con esta venta, Kahlo superó el récord previo de Georgia O’Keeffe y desplazó incluso su propia marca en subastas: en 2021, su autorretrato “Diego y yo” había alcanzado US$34,9 millones.

Tras la compra, “El sueño (La cama)” iniciará un extenso recorrido internacional. La obra será exhibida en “Frida y Diego: El último sueño”, en el MoMA de Nueva York en 2026, y luego viajará a Londres para la muestra “Frida: La construcción de un ícono” en la Tate Modern (2026-2027). También se proyectan exhibiciones en Basilea, Bonn y Helsinki hasta 2028.

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Propietario: Contarte Cultura
Domicilio:La Plata, Provincia de Buenos Aires
Registro DNDA En Trámite
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