

Artes Plásticas
Matías Tejeda: “Es difícil pensar la vida sin el arte, sin eso que nos conecta con lo que no siempre vemos”
Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Matías Tejeda es microbiólogo y artista plástico, a menudo se sumerge en los secretos del mundo invisible, lo recorre, hay una búsqueda y un encuentro. Con habilidad, logra detectar lo que no se ve, se introduce en los intersticios de la sociedad, observa, mide, recolecta datos, deduce, se deja llevar por la intuición y despliega su arte.
Es allí, en ese punto de contacto entre la ciencia y el arte, donde logra la síntesis, donde despliega el lenguaje para comunicar un mensaje a través de sus imágenes.
A veces, es un grito, una palabra que perfora, la línea que recorre la superficie de un silencio, es una pincelada en los márgenes, la mancha que incomoda, una huella, la imagen que habla, el relato encima del relato, es síntesis, arte en movimiento.
En diálogo virtual con ContArte Cultura el artista cordobés abre las puertas de su mundo creativo y nos permite acompañarlo en su aventura de crear.

—Para comenzar, y a manera de juego de presentación, queremos poner en tus manos un objeto imaginario, será un microscopio, cuyos lentes te permiten llegar al mundo imperceptible, a aquello que no se ve a simple vista y sin embargo existe. ¿Cuál es la primera imagen que viene a tu mente? ¿Qué palabras elegirías para definir ese mundo microscópico y qué tienen que ver con vos?
—Es imposible que la primera unión entre imagen y microscopio que aparezca en mi cabeza no sean cocos y bacilos, dos formas de bacterias. En realidad, uno siempre tiene la fantasía de analizar la realidad a través de esos lentes. No sé si por el ejercicio de ver lo imperceptible al ojo humano, ya que lo imperceptible no depende del tamaño sino del interés y la empatía, basta con no mirar hacia allí para que de algún modo deje de formar parte de nuestro mundo, sino por la posibilidad de verlo y analizarlo como si no fuéramos parte de él, sentados allí, mirando y observando, tratando de entender cómo funciona, qué lo mueve, y representarlo tal cual lo vemos. Pero es imposible, nosotros estamos bajo el lente, no podemos escaparnos de él. Y creo que la idea de mirar a través del microscopio define cómo veo el mundo. Nuestro mundo tiene el tamaño de lo que conocemos, de lo que podemos nombrar, de lo que somos capaces de ver, pero en realidad es interminable, y no solo desde lo que físicamente podemos ver, sino de lo que conscientemente podemos observar. Así como el microscopio amplió el mundo, al permitirnos ver organismos que conviven con nosotros todo el tiempo, nuestros conocimientos nos podrían permitir ver más de lo que nos rodea. En este caso hay muchos ilustradores que admiro, porque funcionan como ese microscopio.
—¿En qué momento sentiste que el arte era un camino posible en tu vida?
—Creo que no hay un momento puntual, es algo que estuvo presente todo el tiempo y en conflicto continuo. Cuando sos chico las preguntas sobre el futuro, de qué vas a vivir, será o no posible, y de qué vas a trabajar, te abruman. Por suerte eso va cambiando de a poco y va siendo más amplia la posibilidad de elección. Pero igual, y en base a lo que te decía antes, me siento contento de haber pasado por muchos lugares, desde un laboratorio, hasta la cabina de técnica de un teatro o una radio. En esa búsqueda siempre estuvo presente el arte, principalmente como espectador o consumidor. Es difícil pensar la vida sin el arte, sin eso que nos conecta con lo que no siempre vemos, pero que está adentro, primitivo, como parte de la concepción humana. En cuanto al hacer, dibujar es el medio que tengo para canalizar lo que me pasa y de conectarme con el mundo de un modo diferente, de integrarme, de sumarme, de ser parte, de acompañarlo, de pelearlo y de enojarme con él. Y creo que fue ahí, en los momentos en que me amigué con el mundo, cuando entendí que dibujar era algo que no podía abandonar y que era un camino de aprendizaje constante que valía la pena recorrer.



—Estudiaste microbiología, una carrera que si bien tiene que ver con la ciencia y los procedimientos científicos, te conecta con la búsqueda, con el detalle que no se ve, algo que también recorre todas tus creaciones, ¿creés que ciencia y arte se complementan en vos?
—Creo que ambos están más cerca de lo que a veces se considera. Ambos campos se centran en el procedimiento, en la búsqueda, y sobre todo en el cuestionamiento permanente de lo que está aceptado. Es un error pensar lo que viene de la ciencia como algo absolutamente cerrado, así como pensar lo que viene del arte como algo absolutamente abierto. Incluso hasta en sus problemas se parecen. La dificultad de comunicar tu trabajo, a veces la falta de espacios donde mostrarlos, las “chapas” o voces autorizadas, la segmentación de los campos, los prejuicios y hasta los problemas en la divulgación o uso de los lenguajes complicados “solo para entendidos”. A veces pasa que a los lugares de arte siempre concurre la misma gente, algo muy notable en las ciudades chicas, y muchas veces solo van los que se dedican a eso, como si en vez de una muestra de arte se tratara de un congreso de biología molecular. A veces ambos carecen de la apertura al público general, que es el que en realidad le da el sentido a la existencia de ambas. En mi caso, creo que todo lo que he aprendido contribuye a lo que hago, a veces me permite seguir un proceso de búsqueda y es una manera de asumir la reconstrucción permanente de lo que se hace, ya que aún estoy buscando mi estilo.

—Y hablando de tus obras, ¿de qué manera trabajás para sacar a la luz aquello que se esconde o incomoda? ¿Cómo llevás adelante ese proceso creativo de comunicar a través de las imágenes?
—En realidad, soy admirador de Roberto Arlt y creo que en su obra nos muestra que hay muchos Erdosain caminado por allí, a punto de estallar, y que muchas veces andamos absortos en nuestros pensamientos, en nuestras ideas, sueños, contradicciones o intereses, y que eso no siempre es lo que mostramos, ya que la convivencia social en muchos casos, por mucho tiempo, ha marcado estándares de todo tipo en los que nos tenemos que mover. Y si pensamos que esos estándares están establecidos por un puñado de gente, la mayoría debe estar amoldado, actuando, algunos lo llevarán bien, otros lo harán con mucho dolor y otros correrán el riesgo de estallar de la peor manera, como Erdosain. Arlt nos muestra que hay otra capa de la realidad oculta detrás de la primera que vemos y esa capa es una parte de la humanidad que tratamos de no ver, porque nos avergüenza o nos incomoda. Pocas veces lo logro, pero generalmente es a esa parte oculta la que trato de exponer en un dibujo. Sobre todo esa parte de las contradicciones que condenamos en otros y que ocultamos en nosotros. Esta búsqueda implica un proceso que me lleva a leer, a buscar, a escuchar, a estar informado, a tratar de leer las noticias de otro modo, e incluso a hacerlo mucho más de aquellos medios con los que no comparto la línea editorial. Hay eventos que uno sabe que serán noticia, entonces trato de ver por dónde será el lado más común por el cual se abordará y trato de encontrar un lado diferente para hacer mi dibujo. Pero atención, esto es lo que trato de hacer aunque no siempre lo logro, es como cuando jugás al fútbol y tu cabeza resuelve las jugadas como si fueras Messi, pero las piernas son las tuyas y las resuelven como Matías, un tipo maduro y con un triste historial de habilidad deportiva. Algunas imágenes salen rápido, muchas veces desde la impotencia y la bronca, otras desde la mera intención de bardear a un sector que sé que va a reaccionar. En esos casos, generalmente la imagen es más burda y chabacana. Otras llevan tiempo dando vueltas, tratando de combinar la estética con lo que el dibujo quiere decir, a veces siendo más piezas de comunicación que de arte, ya que la prioridad es el mensaje. Si es así, lo pruebo o consulto con mi compañera de vida o con amigos, sobre todo para evaluar si el mensaje va para el lugar que quiero, si se entiende bien y principalmente que no dé lugar a ideas opuestas a lo que se busca.

—¿Cuáles son los temas de actualidad que suelen convertirse en semillas de tus obras?
—En general, soy de seguir mucho la agenda de noticias, en eso no hay un tema en particular, se puede ir para todos lados. Hay mucho de política, pero no quita que se pueda hacer algo referido al deporte, por ejemplo, aunque siempre la mirada es socio-política. Lamentablemente, la actualidad es la pandemia y sus consecuencias humanitarias, políticas, sociales, económicas y psicológicas, pero también hay temas que siempre están y a veces no se los pone en la gran agenda, que son las luchas por los derechos y las igualdades, a las cuales siempre trato de sumarme y apoyar con algún trabajo.
—Contanos qué no puede faltar en tu espacio de trabajo.
—No pueden faltar el mate y la compañía para charlar. En realidad, mi espacio de trabajo es cualquier lado. Si bien en casa existe un lugar donde trabajo con mayor frecuencia, sobre todo cuando pinto algo de gran tamaño, el lugar para dibujar es donde me encuentre, lo importante no es el lugar, sino el tiempo. Lejos de tener que estar solo trabajando, me gusta dibujar y compartir el mate con quienes me rodean. Para mí dibujar es una actividad cotidiana más, y me gusta hacerlo en ese contexto, con la familia, mateando, mirando tele, escuchando música, tomando un café imaginario que me sirve mi hija o con el niño nacido en pandemia durmiendo en el hombro. Desde ya que a veces me cuelgo dibujando y me olvido del resto o el contexto me lleva a abandonar el dibujo por un tiempo, en fin, del mismo modo que hacemos las tareas cotidianas.
—¿Con qué técnicas y materiales trabajás habitualmente?
—Los materiales tienen que ver con lo que te decía antes, cuando nació mi hija vivíamos en un departamento pequeño y eso me impedía trabajar con solventes, lo que me llevó a buscar materiales más comunes y con menos olor, y así empecé a trabajar mucho en dibujo digital y con pinturas acrílicas. Con el tiempo eso se fue convirtiendo en parte del mensaje y comencé a trabajar con materiales de fácil acceso y más económicos. Es así como el látex y la ilustración digital en una tablet, con Android y una aplicación gratuita, se transformaron en la base de los materiales con los que trabajo. Esto me permite dibujar donde voy y donde quiero, ya que combinando la tablet con el teléfono, no solo llevo la libreta y el lápiz a donde voy, sino que tengo una caja de pintura muy completa en el bolsillo.

—Durante este tiempo tan particular pudiste transformar las emociones en imágenes, que finalmente fueron parte del libro “Un año bajo la tierra”, ¿cómo surge la idea de ese proyecto?
—Como te decía antes, la pandemia nos atravesó de todas las maneras posibles. El 2020 fue un año de shock, nos enfrentó con nuestros miedos, con nuestras cosas buenas y con nuestras porquerías, con el dolor y el egoísmo. Nuestro segundo hijo nació a comienzos de la fase uno, en mayo, donde aún no sabíamos mucho y el miedo era grande. La pandemia nos obligó a vivir los típicos momentos de compartir alegrías en soledad y también nos hizo atravesar solos los momentos más dolorosos. Todo eso lo fui dibujando, tratando de abordar esas dimensiones, y fue entonces cuando pensé que podía recopilarse en una publicación y hablé con la gente de Unirio, editorial que pertenece a la Universidad Nacional de Río Cuarto y que conozco por haber ilustrado algunas tapas para sus libros, y me dieron el ok. Pero en una charla con Noel, mi compañera, notamos que faltaban o que vendrían bien otros enfoques, miradas distintas y en distintos lenguajes. Por eso el libro cuenta con ensayos sobre sociedad, política y educación, poesías, relatos y cuentos, elaborados por Gabriel Riguetto, Santiago Polop, Fernando Ponce, Elena Berrutti, Luis Matías González y el Nato López, a lo que le sumamos el prólogo de un grande del humor gráfico como Jericles, cerrando así un libro que empezó como personal y terminó como una construcción colectiva. Acá cabe recordar que el libro se encuentra libre para la descarga en la página de Unirio, a cuyo staff le estoy inmensamente agradecido.
—¿Qué es lo que se viene en tu mundo creativo?
—Seguir trabajando, aprendiendo y buscando, tratando de llegar a más gente y más lugares, y comenzando a pensar una muestra para volver a colgar los dibujos en algún lado.
—Para concluir, dejamos este espacio para que sueltes un deseo.
—Que la gente se vacune, ese es el mayor deseo y que por suerte está en camino de cumplirse, ya que es la única manera de poder retomar nuestras vidas.

Artes Plásticas
Novedades y eventos de Bosquemadura E-Ditorial de Arte

Bosquemadura E-Ditorial de Arte dio a conocer sus novedades publicadas y por publicar en 2025, como así también eventos llevados adelante por el sello.
Entre ellas, en el mes de abril se editaron dos libros nuevos: “Erupciones. Oír lo que queda, tocar la huella”, de la performer Roxana Ramos y “Urbomaquia. Intervenciones urbanas” del grupo de ese mismo nombre.
Asimismo, el sello informó que el martes 10 de junio se presentará en el Museo Emilio Caraffa (MEC), en Córdoba, el próximo libro digital de Bosquemadura, “Pharus II. Paisajes y fotografías ficcionales”, de Matilde Marín.



Además, desde la editorial destacaron que en junio se realizarán dos eventos relacionados con el libro de Hilda Zagaglia: “Hilda Zagaglia. De lo inasible a lo visible”.
El miércoles 4, a las 17, se realizará “Voces y Poesía, desandando una escritura pictórica”, una lectura performática con Clelia Romanutti, Cuca Becerra y Adriana Musitano, frente a la obra de Hilda Zagaglia “En todas partes a un tiempo”, en la Sala 2 del MEC.
Por otra parte, el miércoles 18, también a las 17, se organizará en el museo una conversación con lectoras del ebook, con Mariana Del Val, artista y directora del MEC; Mónica Ambort, periodista; y Guadalupe Garione, licenciada en Letras Modernas y miembro del equipo de Bosquemadura.
(Fuente: Bosquemadura Difusión)
Artes Plásticas
Eligieron los jurados para el Salón de Arte Joven del Museo Pettoruti

El Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti llevó a cabo la selección de jurados para el Salón Provincial de Arte Joven 2025. Dicha elección se realizó a través de una convocatoria que realizó el museo en el mes de abril. Esta actividad forma parte de las propuestas impulsadas por el Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires.
La convocatoria estuvo destinada a personalidades del campo del arte, gestores y gestoras, artistas, curadores, galeristas, historiadores e historiadoras del arte y trabajadores/as de la cultura bonaerense. Se seleccionaron como jurados a Virginia Buitrón, oriunda de Quilmes, Marcos Calvari de la ciudad de Bahía Blanca, y Berenice Gustavino de La Plata, quienes tendrán la labor de seleccionar las obras para su exhibición y elegir los tres premios adquisición del Salón.
El Salón Provincial de Arte Joven se realiza por Ley desde la vuelta a la democracia y está destinado a artistas emergentes, nuevos lenguajes y visiones del arte contemporáneo bonaerense.
Se entregan tres premios adquisición otorgados por el Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, la Honorable Cámara de Senadores de la Provincia de Buenos Aires y la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires. Las obras ganadoras pasarán a formar parte del patrimonio del Museo Provincial de Bellas Artes.
La inscripción para artistas comienza el próximo lunes 2 de junio.
(Fuente: Prensa Museo Provincial Bellas Artes E. Pettoruti)
Artes Plásticas
La mexicana Graciela Iturbide obtuvo el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2025

La fotógrafa mexicana Graciela Iturbide, uno de los grandes nombres de la fotografía artística de inspiración social y cultural, fue galardonada este viernes con el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2025.
Considerada una de las más importantes e influyentes fotógrafas de América Latina, Iturbide (Ciudad de México, 1942) concibe su trabajo como una manera de conocer, explorar e investigar culturas con obras, casi siempre en blanco y negro, que muestran la fragilidad de las tradiciones ancestrales y su difícil subsistencia, la interacción entre naturaleza y cultura o la dimensión simbólica de paisaje y objetos encontrados al azar.
A lo largo de más de medio siglo de trayectoria retrató a pueblos indígenas de México, Panamá, Madagascar o Cuba y creó una obra intensa y singular, fundamental para comprender la evolución de la fotografía en México y en el resto de América Latina.
Profundida artística y sentido poético
En 1969 comenzó sus estudios en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la Universidad Autónoma de México con la intención de convertirse en directora de cine, pero a raíz de conocer el trabajo del fotógrafo Manuel Álvarez Bravo y de asistir a sus clases se vio atraída por esta disciplina.
En los años setenta viajó por Latinoamérica, principalmente por Cuba y Panamá, y en 1978 fue comisionada por el Archivo Etnográfico del Instituto Nacional Indigenista de México para documentar la población indígena del país con proyectos en los que fotografió, por ejemplo, a los pueblos Seri y de Juchitán.
Posteriormente prosiguió su labor en Cuba, Alemania Oriental, India, Madagascar, Hungría, Francia y Estados Unidos, época que dio lugar a numerosos trabajos destacados por su profundidad artística y su sentido poético.
Con el tiempo, su gusto por el retrato y la descripción de la naturaleza humana fue cambiando en busca de nuevos objetivos como paisajes u objetos encontrados, que su mirada dota de una visión trascendental a través del uso característico del blanco y negro.
En sus propias palabras, la fotografía es para ella “un ritual. Salir con la cámara, observar, fotografiar los aspectos más mitológicos de las personas, luego ir a la oscuridad, desarrollarse, seleccionar las imágenes más simbólicas”.
Los fundamentos del jurado que eligió a a Graciela Iturbide

Para el jurado que le concedió por unanimidad el Premio Princesa de Asturias, Iturbide es “dueña de una mirada innovadora” en la que combina lo documental con un sentido poético de la imagen y con la que consigue imágenes que “no solo muestran lo que ve, sino también lo que siente”.
Iturbide protagonizó exposiciones individuales en algunos de los centros e instituciones artísticas más importantes del mundo, como el Centro Pompidou de París, el San Francisco Museum of Modern Art, el Philadelphia Museum of Art, el Getty Museum, el Fotomuseum Winterthur y la Barbican Art Gallery, entre otros.
El Premio Princesa de Asturias de las Artes, que el año pasado recayó en el cantante español Joan Manuel Serrat, está destinado a distinguir “la labor de creación, cultivo y perfeccionamiento de la arquitectura, la cinematografía, la danza, la escultura, la fotografía, la música, la pintura, el teatro y otras manifestaciones artísticas”.
Los Premios Princesa de Asturias, con un total de ocho categorías, tienen una gran trascendencia internacional y llevan el nombre de uno de los títulos que ostenta el heredero o heredera al trono de España, en la actualidad, la princesa Leonor, primogénita de los reyes.
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