

Artes Plásticas
Caru Grossi: “Para transmitir una emoción primero tengo que habitarla, que haberla vivenciado”
Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Viaja un silencio, adentro, en los cuerpos rotos, en las paredes desarmadas. Se expande. Invisible, presiona las capas debajo de las capas. Afuera no se ve. Adentro es oscuro. El miedo oscurece las palabras.
Por eso callan. Por eso no se ve la dimensión del silencio. Hasta que asoma la primera palabra. O la primera línea capaz de contar.
Caru Grossi es ilustradora y a través de sus imágenes cuenta. Sus personajes se mueven entre luces y sombras. Los ojos narran historias que se ven reflejadas en otras. Sus propias vivencias están reflejadas en cada una de sus creaciones.
En diálogo con ContArte Cultura la artista plástica invita a conocer su mundo liberado, dibujado.
—Para comenzar esta charla vamos a poner en movimiento un objeto imaginario. Se trata de una botella en cuyo interior, como un gas que se expande, habita el silencio. ¿Cuál es la primera palabra que percibís saliendo de esa botella que, al llegar a tus manos, se destapa? ¿Qué nos puede contar de vos esa palabra o nuestra botella?
—Esa palabra es “creer”, y siento que viene a recordarme cuánto me costó creer en mí. Cuánto camino tuve que recorrer antes de atreverme a ser quien soy hoy, a saberme en construcción constante, en búsqueda constante, a desafiarme y disfrutarlo, aunque a veces debo reconocer que pienso “¡En que quilombo me metí!”. Creer en mí, sentirme capaz, fue una construcción de mucho tiempo, y lo sigue siendo. Un intenso camino de autoconocimiento, de animarme a zambullirme en lo más profundo de mi ser e ir encontrando partes, algunas más luminosas y otras de una oscuridad y dolor que me han transformado profundamente, y es que allí fue donde he encontrado los tesoros más valiosos.
—Y como las palabras siguen en movimiento nos gustaría llegar al tiempo en que el arte comenzó a gestarse en vos. Si pudieras congelar en un cuadro el recuerdo de ese momento o sucesión de momentos que te llevaron a elegir este camino, ¿qué veríamos dentro de esa imagen?
—¡Qué difícil! No sé exactamente cuándo, es algo que siento desde siempre. Era una niña que dibujaba “non stop”. Dibujar era la única manera de quedarme quieta, tenía muchísima energía y al dibujar la canalizaba. Pilas y pilas de cuadernos dibujados. Fue algo que tuve muy habilitado, me alentaron mucho a que dibuje. Lo difícil fue sentir que ese amor y pasión podía ser un trabajo también. Me acuerdo que a mis 28 años me preguntaron si me interesaba hacer unas estampas para una marca de ropa de niñas y niños, y no lo podía creer. Entonces pensé: “¿En serio alguien me va a pagar por esto?”. Está claro que la construcción de mi amor propio, confianza y aparición de mis reales deseos fueron posteriores a este momento (risas). Pero el instante en el que dije “este es mi camino y allá voy” fue cuando un par de años después me regalaron Retratos de Pablo Bernasconi, y ahí fue clarísimo: “¡Yo quiero hacer esto! Quiero hacer libros, ser ilustradora”.
—¿Cuáles son los infaltables de tu espacio creativo? ¿Qué hay sobre tu mesa de trabajo en este momento?
—La música, la primera protagonista de la escena. No está sobre la mesa, pero lo inunda todo, inunda mi sentir, mis emociones, mi manera de sentarme frente a ese texto que voy a ilustrar, pintar, transformar. El mate lleno de yuyitos, hojas en blanco de distintos tamaños, cartuchera de Totoro estallada de cosas. Mis alebrijes y animalitos y objetos hermosos que me han regalado y me acompañan, mini postales de fragmentos del Jardín de las Delicias de El Bosco, El libro Mujeres que corren con lobos de Clarissa Pinkola Estés, un montón de apuntes de los cursos que estoy haciendo, bocetos de nuevos proyectos. Mi tableta gráfica. Una nariz de payaso. Un cuaderno donde llevo anotaciones de los trabajos que estoy haciendo, algunos de mis libros, algunas esencias florales… hay una variette de caos interesante.
—¿Recordás cuál fue tu primera ilustración?
—Tenía cerca de 12 años y por primera vez hice un dibujo y me lo quedé. Por alguna razón decidí atesorarlo para mí en vez de salir corriendo y regalárselo a alguna de mis abuelas o a mis abuelos. Y lo pegué en mi cuarto, donde me sentaba a estudiar. Lo tengo guardado desde aquel momento. Se trata de un árbol casi sin hojas, pero con fuertes ramas, dibujado y sombreado en lápiz negro, pequeño, simple y lleno de vida en su interior. Siento que esa fue mi primera ilustración.
—¿Cuáles son las técnicas y materiales con los que trabajás habitualmente?
—En general dibujo en papel (cualquier papel), y ese boceto luego lo pinto digitalmente. Apenas comencé a trabajar profesionalmente comprendí que la velocidad del mercado no podía esperar mis largos tiempos de pinceles y acrílicos. Así que Adobe y yo nos hicimos íntimos amigos. Pero siempre que puedo disfruto de pinceles, marcadores o lápices para hacer algo para mí, o para algún encargo particular. Me encanta pintar objetos, llenarlos de otras vidas.
—Dar vida a cada personaje es una tarea que involucra todos los sentidos, ¿cómo se manifiestan los personajes en el interior de Caru antes de nacer sobre el papel?
—Se manifiestan con toda su emocionalidad, habito sus diálogos, sus emociones, los llevo a mi vida, a mi vida de niña y de hoy, los hago parte de mi historia. Resueno con cada uno antes de dibujarlo.
—Trabajaste codo a codo con la escritora Magela Demarco en la creación de libros cuyas temáticas atraviesan la niñez y los conflictos sociales e individuales que necesitan visibilizarse. ¿Cómo viviste esa experiencia de completar con imágenes esos textos que invitan a reflexionar, a estar atentos y a escuchar?
—Te voy a empezar hablando de Sola en bosque, porque fue el libro que marcó con fuego y profunda convicción nuestra forma de trabajar. Y lo viví como un gran proceso de reparación y crecimiento, porque toca parte de mi identidad, parte de mi historia personal. Con Mage siempre nos acordamos de que hubo un primer texto que era profundamente inquietante, fuerte, desgarrador, al que luego decidimos transformar. Porque más allá de nombrar el horror del ASI queríamos generar un material que sirva como herramienta para abordar el tema en distintos espacios. Fue a partir de ese momento que nos dimos cuenta qué haciendo y construyendo juntas nos potenciábamos. Con Mage trabajamos juntas, nos cuestionamos juntas, nos desafiamos juntas. Tiene una magia increíble, un poder de síntesis y profundidad en la palabra que amo. También tenemos mucho en común, historias de vida muy parecidas, sobre todo en estos temas que nos convocan tanto. Ella siempre va un paso adelante, no terminamos de publicar un libro que ya está con los dos o tres que siguen. Yo soy más calma, además que la ilustración suele llevar más tiempo. Charlamos mucho de qué temas tratar. En el resonar de las dos es que podemos hacer estos libros. Amo cada trabajo que hacemos, porque siempre me interpela, me desafía, me corre de lugar, y eso me encanta. Desarrollamos nuestro propio código de trabajo y es hermoso. Es un ida y vuelta en equipo donde sentimos que tenemos el respaldo de la otra y allí aparece con más fuerza la necesidad de nombrar lo que no se nombra, lo oculto, lo silenciado por miedo, o porque simplemente venimos aceptando y callando por hábito. Juntas potenciamos nuestra libertad de ser.
—Precisamente en “Sola en el bosque” jugaste con las luces y las sombras para contar. ¿Cómo lográs transmitir una emoción a través de los colores y sus posibilidades?
—Cada color nos transmite diferentes cosas, también su intensidad, o no nos transmite mucho. El color es un recurso más que me permite contar sobre esa emoción que siento y quiero expresar. Desde mi experiencia para transmitir una emoción primero tengo que habitarla, que haberla vivenciado de alguna manera, y después ese de como mostrarla se acomoda solo. Es como cerrar los ojos y sacar una foto en mi interior, y esa imagen que tengo guardada, habitada y sentida, se materializa en una hoja. En el caso de Sola fue tan simple como recordar parte de mi niñez, de mi historia y los colores que yo sentía que me identificaron. Esos grises que me habitaron durante tantos años y la paulatina explosión de color que se dio a medida que fui sanando mi niña. En el libro aparece claramente una vez que la niña habla y simboliza el comienzo del camino de ir reconstruyéndonos.

—¿Qué es lo que se viene para el próximo año?
—Por un lado deseamos mucho seguir recorriendo el país y extendernos cada día más a Latinoamérica y Europa, con más conversatorios y presentaciones de Sola en el bosque y Un papá intermitente. Estamos convencidas de que hablando y contando nuestras historias de vida expandimos esta red de conciencia, alentamos a otras y otros a contar su historia y ponemos el foco sobre temas tan dolorosos como habituales y silenciados sobre los que es urgente hablar. Como sociedad estamos sobreviviendo en un nivel de locura y desconexión interior tan grosero, que pareciera que la única propuesta es vivir para el afuera, todo ya, ya, ya. Donde todo es inmediato o no es. Para mí es urgente que comencemos a preguntarnos todo, a cuestionarnos todo lo aprendido y heredado. Siento que estamos en un momento bisagra, donde tenemos la posibilidad real de hacer grandes cambios sociales. Siento que nos merecemos vivir otra humanidad y no en esta violencia y enajenación que todo lo avasalla, lo aniquila, y que hoy vivimos como normalidad, sumergidos mansamente en la explotación y el extractivismo de todos los recursos naturales y humanos, sin detenernos a observar los daños que causan nuestros hábitos. Siento que el cuidado y respeto por la vida, de todas las formas de vida y no solo la humana, debería ser el eje central de nuestra existencia.
Necesito decirlo porque es la base de nuestros libros: alentar y acompañar a las niñeces a construir una emocionalidad sana, libre de violencia y con el espacio de ser reconocidos en su individualidad para que mañana sean adultas y adultos que construyan y no destruyan. Es vital alentarlos a que sean seres curiosos, deseantes, coherentes e íntegros, que logren autopercibirse parte de este planeta y comprometerse con la vida. Nuestro sueño es ver estos libros-herramienta en cada escuela, casa, consultorio, biblioteca… Sabemos que no es fácil, pero tenemos la convicción y las ganas de hacerlo. También vienen nuevos libros. Acabamos de terminar uno sobre discriminación, que también tiene guía para trabajar en el aula o en casa. Hay algunos más en proceso y tenemos millones de ideas y ganas de hacer cosas para seguir nutriendo esta red que con mucho amor y compromiso comenzamos a tejer.
—Para terminar y volviendo a nuestra botella del comienzo, te invitamos a dejar en su interior un deseo final.
—Deseo que cada día podamos valorar y habitar más amorosamente nuestra singularidad, nuestra propia identidad, sin sentirnos forzarnos a encajar en algún lugar, sin ser violentados en la comparación con tal o cual otra u otro. Que vivir nuestra propia identidad sea con alegría, curiosidad y plenitud. Sin opresiones, sin normas hegemónicas ni modelos binarios, donde cada individualidad sea integrada y respetada por el mero hecho de existir. Y que todas y todos comprendamos que la diversidad nos completa, nos nutre, nos enriquece y que jamás, jamás, nos amenaza.

Artes Plásticas
Dan a conocer todas las actividades de septiembre en la Casa del Bicentenario

Exposiciones
Inauguraciones
Una historia sobre la luz. Legado y rescate del archivo Foto Martínez
Exposición curada por Fernando Cocchi y Martín Guillén, ambos de la ciudad de Los Toldos, Provincia de Buenos Aires. Un proyecto que permite reflexionar sobre los vínculos entre fotografía e identidad local, y sobre el rol que pueden cumplir los museos como garantes del acceso a los bienes culturales. La exhibición propone un recorrido visual y documental por la obra de Doroteo y Luis Martínez, dos fotógrafos de General Viamonte, que registraron más de ocho décadas de la vida social, política y cultural del centro bonaerense. Estas fotografías se exhiben por primera vez en Buenos Aires.
Del 2 de septiembre a las 18 al 12 de octubre.
Confluencia
Obras de Malcon D’Stefano, Sonia Höger, Nora Pareja, Paula Picciani, Paz Secundini y María Florencia Villanueva. Organizada por la Secretaría de Cultura de la Nación, a través de la Red de Casas de la Cultura, esta exposición reúne 17 obras de artistas provenientes de diferentes regiones de la Argentina que exploran estéticas emergentes desde diversas escenas provinciales, a través de distintos soportes, como fotografía, pintura o dibujo, que dan cuenta de un recorrido visual y poético por distintos territorios. Un encuentro que enriquece el lazo entre artistas y espectadores, celebra la diversidad cultural y demuestra cómo lo local puede inspirar nuevos sentidos.
Del miércoles 3 de septiembre a las 18 al 28 de septiembre.
FER PIETRA. De umbrales, bosques y anélidos
Curada por Laura Casanovas, se trata de una serie de dibujos en grandes formatos montados sobre paredes y paneles y otros realizados como intervención sobre las paredes. De algunos de ellos se desprenden elementos tridimensionales relacionados con la naturaleza, que generan continuidad visual entre la obra, la pared, la bidimensión y la tridimensionalidad. En varios de los trabajos que se exhiben se representan organismos con propiedades extrañas, que interactúan con otros personajes de tinte surrealista.
Del 10 de septiembre a las 18 al 26 de octubre.
LUISA FREIXAS. Nada más aburrido que un empapelado beige
Casi 80 obras en carbonilla, óleo y tinta gráfica sobre tela y papel de algodón —y una instalación en vidriera— que dan cuenta del universo expresivo de la artista.
¿Es el vacío una amenaza o una oportunidad? Luisa Freixas incita a adentrarse en su Selva Xilográfica y pictórica y dejarse envolver. La Selva se vuelve un no lugar, es una defensa. Las hojas y ramas de carbonilla niegan el abismo. Cada hoja tapa un hueco o subraya un blanco. La selva no espera, invade. No hay pausa, no hay centro, no hay reposo. La imagen se reproduce y multiplica para no dejarnos solos con el silencio. Todo lo que brota, brota por miedo a las ausencias. El color, los colores de la tinta gráfica enfrentan los monocromos augurando que siempre podrá existir la esperanza.
Del 11 de septiembre a las 18 al 26 de octubre.
Todavía se puede recorrer
Un mapa para lo frágil
Obras de Ana Laura Amante, Julieta Cantarelli, Romina Tejerina y Graciela San Román. Conformada por once trabajos en diversos soportes —instalaciones site-specific, frottages, piezas textiles, esculturas cerámicas, obra sonora, pintura y obra sobre papel—, la muestra propone una reflexión sobre los modos de habitar, cuidar y percibir los territorios. En diálogo con los recientes acontecimientos climáticos en la región, las piezas se acercan al paisaje no como fondo, sino como interlocutor: lo escuchan, lo atraviesan, lo traducen. Curada por Ana Larrere.
Hasta el 5 de octubre.
Lucila Sancineti. nido matinal, mortaja del mundo
Se exhiben en el microespacio de la Casa dos instalaciones de la artista. Inspirándose en exoesqueletos, piezas de corsetería, armaduras -dispositivos para cubrir, proteger, sostener-, Sancineti elabora piezas combinando morfologías y experimentando con materiales que aportan textura, flexibilidad y rigidez.
Hasta el 28 de septiembre.
Alejandro Sirio y la edad de oro del arte gráfico argentino
La imborrable elegancia de la ilustración de principios del siglo XX se despliega en una exhibición inédita que redescubre al gran ilustrador hispano argentino de la primera mitad del siglo y su núcleo de contemporáneos, con cerca de 200 piezas originales, dibujos, ilustraciones, libros, periódicos, caligrafías y piezas editoriales. Curada por Cristina Santa Cruz y Jorman Gutiérrez.
Hasta el 5 de octubre.
MAPA Muestra
Exhibición colectiva que da cuenta de la séptima edición de la feria de arte MAPA. Los artistas que integran MAPA Muestra fueron seleccionados por un jurado independiente, a partir de las participaciones de la feria. Esta exposición tiene como objetivo ofrecer una cartografía simbólica del panorama actual del arte contemporáneo argentino
Hasta el 14 de septiembre.
Visitas guiadas
Recorridos guiados por las exposiciones de la Casa destinados a grupos de estudiantes, estos encuentros son una forma didáctica y enriquecedora de acercarse a las diversas muestras que se exhiben en la Casa.
Consultas en arteyeducacioncnb@gmail.com
Y también…
Música
Folklore en acción
Mercado de Industrias Culturales Argentinas en la Casa. Un ciclo artístico dedicado al sector Folklore de las industrias culturales. Tres espectáculos de diferentes géneros en el espacio de la planta baja de la Casa presentados en el marco del Mes de las Industrias Culturales Argentinas.
Programación: Encendidos (4/9); Casiana Torres (11/9) y Maxi Pachecoy (25/9).
Jueves 4, 11 y 25 de septiembre. 19HS
Activación
Hirsuto
En el marco de la exposición MAPA Muestra, las artistas Natalia Segré y Mariana Luz Ticheli llevarán adelante una performance que trabaja a partir de la idea de lo hirsuto, a partir de la puesta en diálogo de las obras de Segré, puntualmente Topología del abrazo (una arqueología para la ternura), con las activaciones de las artistas.
Viernes 5 de septiembre. 18HS +INFO
Kino CNB
La posibilidad de otros mundos
Cuatro largometrajes que exploran la ciencia ficción desde diversas perspectivas del género. Mundos paralelos, inteligencias artificiales y androides son algunos de los ejes temáticos que atraviesan estas historias. Cada obra propone un viaje: basta dejarse llevar para habitar sus mundos singulares. Proyectamos: Inmortal, de Fernando Spiner (7/9); Biónica, de Sebastián Perillo (14/9); El imperio, de Bruno Dumont (Francia. 21/9) y Del inconveniente de haber nacido, de Sandra Wollner (Alemania/Austria. 28/9)
Domingos de septiembre. 19HS +INFO
Danza
Taller de movimiento y creación
Un taller de movimiento a cargo de Soledad Pérez Tranmar, coordinadora del área de Danza de la Casa, especialmente diseñado para adultos mayores, sin importar su edad o experiencia previa. Serán tres encuentros, cada uno de una hora de duración, dividido en dos partes: preparación del cuerpo y exploración del movimiento y la creatividad.
Sábados 13, 20 y 27 de septiembre. 17HS +INFO
Charla
El chamamé y sus mujeres
Un encuentro para pensar y conversar acerca de las cantantes chamameceras, mujeres que supieron rebelarse silenciosamente donde se enriquecieron, superando intrincados desafíos para instalarse definitivamente en la historia de nuestro chamamé. Participan: Liliana Barela, Gicela Mendez Ribeiro (cantante, investigadora), Lourdes Fernandez (cantante , investigadora), Perla Aguirre (cantante, autora y compositora), Nélida Argentina Zenón (cantante, autora y compositora). Modera: Alejandro Sanz.
El cierre musical estará a cargo de Nélida Argentina Zenón y la embajada Playadito.
Sábado 13 de septiembre. 17 a 20HS +INFO
Kino CNB
Hedy Crilla, maestra de actores
La embajada de Austria y Santa Cine presentan esta proyección, que contará con la presencia de la directora Luciana Murujosa. La película retrata la vida de Hedy Crilla, actriz judía austríaca Hedwig Schlichter que en 1940 llega a la Argentina huyendo del nazismo y dejando atrás una promisoria carrera en cine y teatro. Aquí introduce el Método de Stanislavski adaptándolo a su experiencia y forma a una gran cantidad de actores, directores y maestros que propagan su legado, revolucionando así el estilo de actuación.
Jueves 18 de septiembre. 19HS
(Fuente: Casa Nacional del Bicentenario – Prensa)
Artes Plásticas
El Malba sumó nuevas obras a su colección

El Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) anunció la adquisición de siete nuevas obras para su colección, en el marco de la feria arteba, gracias al aporte récord de su Comité de Adquisiciones y donantes particulares.
Las piezas corresponden a los artistas Marcelo Benítez (Sin título, s/f), María Martorell (Tangente, 1967), Joan Wall (Sin título, 1969), Flor Alvarado (Venus Bolita, 2023/24), Martín Legón (Nuevo Realismo, 2022-2024), Sandro Pereira (Sembrador, 2025) y Laura Ojeda Bär (IOMMI, 2025).
“Nos pone muy contentos incorporar estas obras que fortalecen el acervo diverso y en constante expansión de la Colección Malba”, señaló el director artístico, Rodrigo Moura, al destacar la inclusión de nombres históricos y propuestas contemporáneas que dialogan con figuras como Enio Iommi, Tarsila do Amaral y Antonio Berni.
La directora de Desarrollo, Elena Nofal, subrayó que se trató del mayor aporte logrado en los últimos años dentro de arteba, gracias al apoyo de los miembros del Comité.
Desde 2012, este grupo de donantes colabora en la selección de piezas junto al área de curaduría, posibilitando que el museo continúe ampliando su acervo de arte latinoamericano.
Artes Plásticas
La historia de cómo detectaron en Mar del Plata un cuadro robado por los nazis

Un cuadro del siglo XVII, colgado en la sala de una casa de Mar del Plata, abrió un expediente judicial y revivió una historia enterrada por décadas. Se trata de “Retrato de una dama”, del pintor italiano Giuseppe Ghislandi (1655-1743), parte de la prestigiosa colección del marchante judío neerlandés Jacques Goudstikker. La obra fue saqueada en 1940 por el régimen nazi y terminó en manos de Friedrich Gustav Kadgien, funcionario cercano a Hermann Göring, que vivió en Argentina hasta su muerte en 1978.
El hallazgo fue revelado por el diario neerlandés Algemeen Dagblad, que detectó la pintura en las fotos de un aviso inmobiliario publicado en un portal argentino. Una de las hijas de Kadgien había puesto a la venta su casa en el barrio Parque Luro de la ciudad balnearia. En las imágenes, sobre un sillón del living, se distinguía el retrato desaparecido desde hacía más de 80 años.
La alerta llegó a la Justicia federal a través de Interpol y la Aduana. El fiscal Carlos Martínez, a cargo del caso, ordenó un allanamiento en el domicilio identificado como residencia fiscal de Patricia Kadgien, empresaria textil de 59 años. La Policía Federal secuestró armas, celulares y láminas, entre ellas una serie vinculada a una exposición de Henri Matisse en los años 40, pero el cuadro de Ghislandi ya no estaba. La principal hipótesis es que fue retirado de la vivienda tras la publicación de las imágenes.
La investigación busca determinar si la actual poseedora puede ser imputada por encubrimiento de contrabando. Paralelamente, la Agencia de Patrimonio Cultural de los Países Bajos reclama la restitución de la pintura a los herederos de Goudstikker, que durante más de ocho décadas rastrearon la colección saqueada por los nazis.
Jacques Goudstikker fue uno de los principales galeristas de Ámsterdam. Tras la invasión alemana de 1940 intentó huir con su familia a Nueva York, pero murió durante el viaje en barco. En su galería quedaron más de 1.100 obras, documentadas en un inventario. Esa colección fue liquidada a precios irrisorios entre altos jerarcas del Tercer Reich. Uno de ellos fue Göring, comandante de la Luftwaffe, y otro habría sido Kadgien, conocido como “el mago de las finanzas” del nazismo.
Nacido en Elberfeld en 1907, Kadgien había ingresado al Partido Nazi en 1932 y a la SS en 1935. Como experto en divisas, ocupó un lugar clave en la Oficina del Plan Cuatrienal que dirigía Göring. Desde allí articuló redes de empresas pantalla en Suiza para mover oro, diamantes y obras de arte robadas a judíos y opositores. Cuando la guerra llegaba a su fin, huyó a Suiza y luego a Brasil, hasta instalarse definitivamente en Argentina. Se radicó en Buenos Aires, fundó empresas y vivió sin ser molestado hasta su muerte, en 1978, sepultado en el cementerio alemán de la ciudad.
El destino de la fortuna de Kadgien sigue siendo un misterio. Investigadores europeos sospechan que controlaba entre 1.000 y 3.000 millones de Reichsmark ocultos en cuentas suizas. Su paso por Sudamérica incluyó negocios en Brasil y vínculos con empresas alemanas en la región, además de contactos con la administración de Juan Domingo Perón.
La aparición del cuadro en Mar del Plata reavivó la sombra de ese pasado. Según el corresponsal del Algemeen Dagblad, Peter Schouten, el rastreo de las hijas de Kadgien llevó años. Ellas nunca respondieron a las consultas sobre el origen de las piezas. Solo un descuido –las fotos de la inmobiliaria Robles Casas & Campos– permitió localizar el “Retrato de una dama”. El aviso fue retirado inmediatamente después de la publicación de la investigación.
En paralelo, se detectó que otra pintura desaparecida, atribuida al artista holandés Abraham Mignon, podría estar también en manos de la familia. Una de las hijas de Kadgien la habría mostrado en sus redes sociales, según el mismo diario.
El fiscal Martínez espera definir si imputa a Patricia Kadgien, mientras Interpol mantiene alertas nacionales e internacionales para impedir que el cuadro salga del país. En Europa, los herederos de Goudstikker insisten en que la restitución es un paso necesario para reparar una parte del saqueo cultural más grande de la historia moderna.
El caso demuestra que, 80 años después, los ecos del expolio nazi siguen resonando en lugares tan lejanos como una tranquila residencia marplatense. El “Retrato de una dama” continúa desaparecido, pero su historia volvió a la luz, recordando que detrás de cada obra de arte saqueada permanece una deuda de memoria y justicia.
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