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Isol Misenta: “Mis libros son la manera más creativa que tengo de contarme”

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Por Andrea Viveca Sanz

Su mano inquieta traza líneas que la contienen y, con delicada certeza, se deja llevar para capturar momentos y emociones que se convierten en historias que se cuentan en imágenes. Entre colores y formas, Isol Misenta se entrega al juego que comparte con sus lectores, y en cada uno de sus libros esconde un mensaje que se convierte en una caricia que atraviesa los conflictos y miedos que hermanan a todos los seres humanos.

Con gran habilidad para internarse en los laberintos de la infancia, ella es capaz de trascender las edades para invitarnos a jugar, a sorprendernos, a revitalizar el presente y sobre todo a soñar.

En diálogo con ContArte Cultura, la artista nos hace parte de su juego y nos regala varios signos de pregunta para que nosotros mismos encontremos las respuestas.

—Cada uno de tus libros es una invitación al juego. Entonces, te proponemos uno para que te presentes. Si fueras el personaje principal de un libro álbum, en pocas palabras y si querés alguna imagen ¿Cómo serías? ¿Qué cosas tendrías para decir? ¿Cómo te presentarías frente a quienes van a recorrer con vos tu historia?
—Ese juego es el que juego en mis libros, porque yo tengo algo de cada uno de mis personajes. De sus conflictos y sus miedos, sus descubrimientos y preguntas. Ayer estaba volviendo de llevar a mi hijo a la escuela y pasé por una secundaria. Los pibes eran más chicos, claro, pero casi todos mucho más altos que yo (mido 1,50m). Ahí me pregunté si no será también por esa cuestión de tamaño que me relaciono con tanta empatía con los personajes pequeños. Una cuestión de ver el mundo desde una altura que no es la del adulto promedio, que ayuda a colarse entre las multitudes, pero que no deja ver qué pasa en el escenario si alguien no lo ayuda. ¿Quién sabe? Creo que lo divertido de contar historias desde diferentes puntos de vista es no tener que estar forzosamente atado a la propia historia. Mis libros son la manera más creativa que tengo de contarme. Lo cierto es que cada vez que hago una presentación, una charla o una entrevista, estoy eligiendo una manera de presentarme antes mis lectores y de hablar de lo que me parece que les interesa o quiero decir. Así que en este momento estoy siendo el personaje Isol, con todo lo autobiográfico que eso implica.

—Tus textos abren la puerta al universo de la infancia. ¿En quiénes te inspirás?
—El universo de mis libros es el de la infancia que todos compartimos. Las infancias nos recorren, aún en la adultez, y nos marcan. Me inspiro en todo lo inocente y salvaje que veo a través de una mirada infantil que aún no pierdo. Me inspira lo que me hace preguntarme: ¿Por qué las cosas son así y por qué no pensamos en esto de nuevo? Me inspiran mis propias preguntas y la mirada sin prejuicios de los niños y los artistas contraculturales.

—¿Cómo lográs encontrar la voz y la mirada de tus personajes, los que aparecen como rebeldes frente al estructurado mundo de los adultos?
—Pienso y siento muy parecido a ellos. No hay truco, salvo la empatía. Y que al crecer me conseguí herramientas con las que puedo distanciarme de algunas experiencias y transformarlas en historias.

—¿Lo que un personaje tiene para contar, implica la elección de determinado color o material?
—Sí, como dibujante elijo una técnica y una paleta determinada de acuerdo a lo que quiero evocar. Si quiero hacer algo más paisajístico o calmo, elegiré determinados colores y composición. Si quiero hacer algo que sea divertido con un cuento medio grotesco, como en El Globo, uso unas líneas simples y livianas para que el resultado no sea trágico. En Secreto de familia, usé unas perspectivas medio expresionistas asociadas con la idea de la película Nosferatu o El gabinete del Dr. Caligari, porque era la subjetiva de la nena. Son decisiones que son un poco inconcientes mientras las hago, pero luego veo por qué funcionan o no. Es un texto visual que también adjetiva, describe y lleva el ritmo de la “lectura”.

—¿Hay alguna temática actual que no hayas tratado y que te gustaría que atravesaran tus personajes?
—Si no se me ocurrió, es que aún no sé cuál es. No pienso en mis personajes como seres a los que quiero que les pase algo. Los libros surgen como planes de hacer algo en especial. Contar algo, o hacer algo visualmente atractivo. Después surge el cómo contarlo, y allí surge el personaje. Pero tengo libros como Nocturno, que no tiene un personaje en especial, o Tener un patito es útil. Mis personajes son excusas para contar algo.

—La naturalidad y la libertad están presentes dentro de tus cuentos. ¿Te sentiste cuestionada alguna vez por lo desestructurado de tus historias?
—Sí, pero siempre lo tomé como un halago, ja. Ha venido algún colega a decirme “yo no entendía porqué te convocaban, no me parecían buenos tus dibujos, pero ahora te escuché hablar, explicar tu trabajo y entiendo por dónde va”. O algún crítico ha dicho que tengo un estilo feísta (los dos ejemplos son de España, tal vez sea algo de códigos de “lo bello” que tienen que ver con la cultura). Pero yo que sé, es lógico no gustarles a todos. Y yo quiero hacer algo que tenga una impronta suelta y expresiva, y trabajo mucho para llegar a ello. Pienso que es un mérito hacer algo fuera del molde, lo aprendí de los artistas que me gustan y así trato de ser libre en mi trabajo; es lo mejor que puedo ofrecer.

—El dibujo es expresión. ¿Qué les dirías a los adultos que han olvidado esa forma de comunicación?
—Ahora se pusieron de moda los mandalas para los que no se animan a colorear fuera de la línea, como un método de relax. Es increíble lo que hace la educación, que uno ya no puede dibujar sin que le digan qué. Creo que dibujar es un gran placer y nos conecta con un lugar íntimo, y eso es lo que relaja, eso es lo que limpia. Como otras actividades creativas. El tema es hacer cosas sin la exigencia de tener que ser un artista o que “sirva” para algo. Uno después pierde el tiempo viendo televisión o en internet, pero sentarse a dibujar parece que es una tontería. Recomendaría tener lápices a mano cuando uno habla por teléfono, es un buen momento para dejar vagar la mano (acordarse de agarrar el teléfono con la otra) y tal vez reencontrarse con líneas propias. A mí me ayuda a pensar y a dejar que salga lo que me esté pasando.

—¿Creés que tus libros pueden ayudar a los niños a atravesar situaciones problemáticas al verse reflejados en ellos? ¿Buscás que eso suceda?
—Mis libros tienen un humor que a mí me parece saludable para vivir. No es que yo tenga siempre ese humor en la vida, pero lo busco, lo disfruto. El humor es lo contrario del miedo, en mis libros. Como dicen los orientales, las risas espantan a los fantasmas. Pero no sé si mis libros son contenedores, la verdad que no estoy segura. Plantean más preguntas que respuestas, en principio. Sí, tocan temas que a mí me parecen interesantes: ¿Quién soy, aparte de las miradas ajenas? ¿Cómo debería ser? ¿Las cosas son de una sola forma? ¿Cómo se hace para ser feliz? ¿Cómo se hace para que te quieran, para querer? ¿Cómo elegir, cómo no tener miedo? ¿Puedo preguntarme, puedo maravillarme? Creo que esas cuestiones están en el fondo de la mayoría de mis historias y son mis cuestiones. Me gustaría transmitir cierta libertad, en todo caso.

—“Petit” ha salido de las páginas del libro para crecer y para ayudar a hacerlo a otros niños a través del juego. ¿Cuáles son los próximos pasos que va a dar tu entrañable personaje?
—Estamos esperando que Paka Paka empiece a programar la serie. Ha sido un trabajo intensísimo y larguísimo del grupo de animadores de Berni Ojeda (Pájaro producciones, de Chile), de Fernando Salem (el guionista, que también ha hecho Zamba y Siesta), junto a Aldana Duhalde como asesora en guiones, la productora argentina NON Stop, el músico Gus Pomeranec y yo como colaboradora, que ha dado hermosos frutos. Lógicamente, una serie es diferente en lenguaje y síntesis a un libro, y eso ha sido también un viaje alocado. Ojalá salga pronto al aire y nos puedan decir qué les parece. Es un lujo, a mi ver.

—En tres pinceladas o en algunas líneas, contanos que sueños aún te quedan por cumplir.
—Mis sueños personales están plenos y me siento muy agradecida de lo que me toca. Pero me gustaría que el mundo avanzara hacia un futuro mejor. Para eso entiendo que falta mucha educación, especialmente de los que tienen el poder, para entender que si no estamos todos bien, como una familia planetaria solidaria, no podremos ser felices, nos vamos al tacho. Me ofusca ver que no podemos hacer algo tan simple como eso que se enseña en el parvulario. Creo que hay una falta de empatía y responsabilidad enorme. Algunos movimientos, como el de las marchas feministas, me dan esperanza. La libertad, la empatía, la creación, me parece que ayudan a conectarnos con la verdad de lo que somos.


Foto: Telam/Fanton Osvaldo

Isol Misenta

Nació en 1972 en Buenos Aires, donde todavía reside.
Hizo el Magisterio en Bellas Artes en la Escuela Nacional “Rogelio Yrurtia”, y pasó unos años por la carrera de Licenciatura en Artes, en la Universidad de Buenos Aires, que abandonó para dedicarse de lleno a trabajar como ilustradora para prensa y autora de libros-álbum para niños, como una síntesis natural de su pasión por el cómic de autor, la literatura y la plástica.
Su primer libro (Vida de perros) fue publicado en 1997, tras recibir una Mención de Honor en el Concurso “A la orilla del Viento”, organizado por el Fondo de Cultura Económica de México. A partir de allí, ha continuado publicando libros como autora integral (texto y dibujos), a la vez que ha ilustrado obras de escritores como Jorge Luján, Graciela Montes y Paul Auster.
Su estilo personal de contar historias dibujadas (candorosas pero irónicas a la vez) ha tenido la fortuna de ser publicado en México, España, Suiza, Portugal, Bélgica, USA, Francia, Noruega, Estonia, Canadá, Turquía y Argentina.
Ha ganado el premio Golden Apple 2003 en la Bienal de ilustración de Bratislava (Eslovaquia).
Sus libros El Globo y El cuento de Navidad de Auggie Wren han sido seleccionados en la lista White Ravens 2003, y 2004 (Internationalen Jugendbibliothek, Munich), éste último con una Mención Especial.
Seleccionada por el American Institute of Graphic Arts (AIGA), la más importante asociación de diseño en Estados Unidos, por el libro Tener un patito es útil para formar parte de su prestigioso anuario y exhibición “AIGA 50 Books/50 Covers” por su concepto y diseño. También obtuvo Medalla de plata en los Premios Quórum (Consejo de Diseñadores de México).
En los años 2006 y 2007 obtuvo una distinción como Finalista en el Hans Christian Andersen Award (IBBY), quedando así entre los cinco ilustradores más reconocidos por esta entidad de entre todo el mundo, por dos años consecutivos.
Los libros La Bella Griselda y Nocturno fueron elegidos Mejor Libro Álbum en Los mejores Libros para Niños del Banco del Libro 2011 y 2012, respectivamente (Venezuela)
Nocturno fue premiado por ALIJA (IBBY Argentina) Como Mejor Libro Integral 2012 y también con el Premio CANIEM (Cámara Mexicana del Libro).
En el año 2013 Isol fue la ganadora del Astrid Lindgren Memorial Award (ALMA), otorgado por el gobierno de Suecia, uno de los mayores premios de la literatura infantil mundial.

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Marcha atrás con el cierre del Fondo Nacional de las Artes y del Instituto Nacional del Teatro

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El Gobierno envió al Congreso el texto reformado del proyecto de “Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” donde da marcha atrás a la derogación del Fondo Nacional de las Artes (FNA) y del Instituto Nacional del Teatro (INT), entre otros puntos incluidos en el capítulo dedicado a la cultura, que se “rediseñó protegiendo los recursos del sector, pero preservando el objetivo de que los gastos administrativos no sean una carga excesiva”, según se explicó en los fundamentos de la iniciativa.

Tras el plenario de comisiones de Diputados, donde expusieron referentes de la cultura, enmarcados por protestas y manifestaciones en las calles de trabajadores del arte y la cultura, la Ley Bases ingresó al Congreso con varias reformas: una “nueva versión” que “ha sabido recoger muchos de los puntos de la discusión”, donde “la diferencia no es solo cuantitativa (se pasa de un proyecto con 664 artículos a uno de 523) sino cualitativa”, aclara la introducción del texto.

El nuevo texto -que incorpora gran parte del debate público” pero “mantiene las bases fundamentales de ampliación de libertades, libertad económica, reorganización administrativa, equilibrio presupuestario” y “fortalecimiento de la educación y la cultura”- plantea que el FNA pase a funcionar con directores ad-honorem y un límite de gastos del 20% de sus ingresos; que se reforme la categorización de filmes nacionales, restricciones financieras para el Instituto Nacional de la Música (Inamu) y la Comisión Nacional de Biblioteca Populares (Conabip).

“Es sano exponer los privilegios de unos pocos, es sano mover nuestro marco normativo hacia adelante modificando cosas que el tiempo había enquistado (…) es sano escuchar, corregir, aprender”, dice el documento que incorpora medidas específicas para garantizar que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) promocione al cine nacional y mantenga intactos los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.

En cuanto al Instituto Nacional de la Música (INAMU) y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares CONABIP, “en pos de una gestión más eficiente”, se establecen restricciones de gastos para el INAMU y la CONABIP. Limitar también los egresos al 20% de los ingresos de estas instituciones busca garantizar una utilización eficaz de los recursos disponibles, evitando excesos administrativos y priorizando el respaldo directo a la música y las bibliotecas populares.

Sobre el Instituto Nacional del Teatro, el proyecto propone la absorción de las funciones del INT por la Secretaría de Cultura, señalando un enfoque en la eficiencia administrativa. Sin embargo, esta decisión también abre la posibilidad de que el Instituto quede más supeditado a los vaivenes políticos, planteando desafíos adicionales para su funcionamiento futuro.

Las nuevas modificaciones al proyecto de ley reflejan una estrategia más cautelosa, donde se buscan reformas significativas sin descuidar la protección de instituciones fundamentales, pero que mantiene el espíritu de achicar el Estado. La propuesta se adapta a la complejidad del sector cultural argentino, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no comprometan la estabilidad y la misión esencial de las instituciones culturales del país.

Entrando más en el orden preciso de los cambios, el proyecto redefine la categorización de películas nacionales. Ahora, se considerarán aquellas producidas por ciudadanos argentinos o con domicilio legal en el país, con participación predominante de equipos locales. Se introducen definiciones específicas para películas de corto y largo metraje, proporcionando claridad a la industria.

Además, se impone la obligatoriedad de obtener un certificado de exhibición del INCAA para todas las películas que deseen proyectarse, independientemente de su origen. Esta medida, acompañada por la exigencia de un certificado de libre deuda, refuerza los controles administrativos.

El cambio significativo de derogar un inciso en particular busca promover apertura y diversidad en la producción cinematográfica. Se establece un límite del 20% para los gastos internos del INCAA, equilibrando la eficiencia administrativa con la necesidad de recursos para el desarrollo del sector.

El compromiso del INCAA de subsidiar tanto películas de largometraje nacional como coproducciones se detalla con lineamientos específicos. Se incorpora un artículo que establece normas para reconocer la inversión al coproductor argentino en coproducciones internacionales, fomentando la colaboración global.

Numerosos artículos de la Ley N° 17.741 (Texto ordenado 2001) son derogados, marcando un cambio profundo en la regulación de la cinematografía argentina.

Se incorpora también un artículo que limita los egresos de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) al 20% de los recursos recibidos. Múltiples leyes y artículos de la Ley N° 26.522 son derogados, marcando un enfoque más restrictivo en los gastos de CONABIP y una transformación significativa en la regulación de los medios audiovisuales.

Adicionalmente, el proyecto incorpora ajustes para salvaguardar recursos y adaptarse a la realidad política. Se reducen las modificaciones propuestas para el INCAA, manteniendo la asignación específica y preservando los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.

Las restricciones financieras se aplican al INAMU y la CONABIP, limitando sus gastos al 20% de los ingresos. El Instituto Nacional del Teatro experimenta una fusión de funciones con la Secretaría de Cultura, buscando eficiencia, aunque planteando desafíos políticos.

Estos cambios en el proyecto mantienen el espíritu inicial de la propuesta, con algunas concesiones a raíz de las resistencias de los sectores de la cultura. La propuesta intenta tranquilizar al sector, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no afecten la misión esencial de la Ley de Bases, conocida como Ley Ómnibus. El impacto real dependerá de la implementación eficaz y la adaptación de los diversos sectores involucrados en la cultura argentina.

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Lo más amplio de la escena artística se pronunció en defensa de la cultura

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Charly García, Fito Páez, León Gieco, Cecilia Roth, Graciela Borges y Leonardo Sbaraglia son algunas de las más de 20.000 figuras que firmaron una solicitada publicada este lunes por el Frente de Soberanía Cultural “en defensa de nuestra identidad”.

La carta se titula “Carta al Congreso Nacional. La cultura está en peligro” y está dirigida a los diputados y senadores.

En rechazo al DNU y la Ley Ómnibus del presidente Javier Milei, la solicitada cuenta con un apoyo masivo de referentes de la cultura nacional de todos los sectores.

“El Gobierno Nacional pretende, a través de la Ley Ómnibus, derogar leyes vitales para la supervivencia de las industrias culturales, las artes y las ciencias, y el patrimonio cultural de nuestro país”, dice uno de los fragmentos del texto.

Otros de los referentes de la quienes dejaron su firma son Palito Ortega, Luis Felipe “Yuyo” Noé, Juana Molina, Tute, Mercedes Morán, Dolores Fonzi, Santiago Mitre, Paula De Luque, Lucía Puenzo, Juan Leyrado, Inés Estévez, Daniel Fanego, Juan Minujín, Julieta Ortega, Darío Grandinetti, Tomás Fonzi, Kevin Johanssen, Claudia Piñeiro y Humberto Tortonese.

También apoyaron Georgina Barbarrosa, Eleonora Wexler, Emilia Mazer, Albertina Carri, Martín Caparrós, Diego Cremonesi, Jazmín Stuart, Mónica Antonópulos, Alejandra Flechner, Andrea Frigerio, Mirta Busnelli y Soledad Villamil.

Acerca del paquete legislativo, la carta señala: “No hay en la letra de su desarrollo el mero atisbo de participación ni interés alguno en el quehacer cultural, y por el contrario, el texto tiene una mirada mercantilista que apunta sin miramientos a desfinanciar y anular el desarrollo de las actividades de nuestra cultura nacional”.

En el final, el texto advierte: “La cultura es identidad. La cultura es lo único que no se puede importar. La hacen los pueblos. Queremos seguir teniendo una identidad propia como Nación. De otro modo solo nos quedará el destino triste de no ser. De eso se trata esta lucha. Un país es tan grande o tan pequeño como la medida de su proyecto cultural”.

El Frente de Soberanía Cultural viene realizando actividades semana tras semana para repudiar todo el articulado del paquete legislativo de Milei que apunta contra los entes culturales.

El plan de acción comenzó con un plenario en el Teatro Argentino de La Plata, continuó con un encuentro de grupos de teatro y artes escénicas en esta misma Plaza del Congreso, con una convocatoria en Mar del Plata y un “Musicazo” el jueves pasado y una lectura colectiva este sábado. Se trata de instancias previas de cara al Paro Nacional de este miércoles anunciado por la CGT.

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Marvel incluye en sus comics un Capitán América de la comunidad LGBTQ+

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La editorial de cómics de superhéroes Marvel anunció que este próximo de 2 de junio se publicará la primera serie del Capitán América protagonizada por Aaron Fischer, uno de los últimos personajes incluidos en ese universo que pertenece a la comunidad LGBTQ+ y lucha contra la opresión de ese colectivo.

Se trata de “Los Estados Unidos del Capitán América”, en la que el histórico Steve Rogers, el primer Capitán América, pierde su escudo en un robo y se reúne con otros héroes conocidos para iniciar un viaje a través de ese país y encontrar su característica arma.

Durante la travesía, el grupo conoce a distintas personas con variados trasfondos que en algún momento utilizaron el símbolo del superhéroe para defender sus comunidades, entre las que se encuentra Fischer, un adolescente inspirado por referentes y activistas del colectivo queer.

La historia del cómic fue escrita por el guionista Joshua Trujillo e ilustrado por la artista trans Jan Bazaldua, bajo la dirección de Christopher Cantwell y el dibujante Dale Eaglesham, los directores a cargo del proyecto.

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Propietario: Contarte Cultura
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