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Literatura

Los secretos de un himno

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Por Luis Carranza Torres (*) /
Especial para ConArte Cultura //

En sus inicios fue nombrado como “Marcha patriótica”, luego “Canción patriótica nacional”, para posteriormente denominarlo “Canción patriótica”. Fue en 1847 que una publicación lo llamó “Himno Nacional Argentino”, nombre que ha conservado hasta la actualidad.

Nace de una representación teatral. El 24 de mayo de 1813 tras asistir a la representación en la “Casa de Comedia” de Buenos Aires de la obra teatral de Luis Morante “El 25 de Mayo”, referida a la Revolución de Mayo de 1810, Alejandro Vicente López y Planes, se sintió inspirado y a la salida del teatro, esa misma noche, escribió la primera estrofa de un himno para reemplazar al que finalizaba la obra, escrito por Morante con música del español Blas Parera y Moret.

Vicente López y Planes

Nacido en Buenos Aires, había cursado estudios primarios en la Escuela San Francisco, los secundarios en el Real Colegio San Carlos y obtenido el doctorado en leyes en la Universidad de Chuquisaca. Pero a más de las leyes, se había desempeñado como capitán de Patricios durante la Segunda Invasión Inglesa al Río de la Plata. Luego de la victoria en tal contienda, había compuesto un poema titulado “El triunfo argentino”.

Fue también uno de los primeros auditores militares del ejército argentino en la Primera Expedición Auxiliadora al Alto Perú de 1810. Diputado tanto en la Asamblea del Año XIII como en el Congreso de Tucumán, se desempeñó también como secretario del Congreso Constituyente de 1824, ministro, presidente provisional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, entre el 7 de julio y el 18 de agosto de 1827, Juez del Tribunal de Justicia durante la gobernación de Rosas y gobernador de Buenos Aires tras la caída de éste, entre el 3 de febrero y el 26 de julio de 1852.

En un oficio del 22 de julio de 1812 dirigido al Cabildo de Buenos Aires, el Triunvirato gobernante en las Provincias Unidas pedía componer una “marcha de la patria”, para ser ejecutada al principio delante de las clases.

Un año después, la Asamblea General Constituyente del Año XIII aprobó su letra como “Marcha Patriótica” el 11 de mayo. Y al día siguiente le encargó componer una nueva música a Blas Parera, quien terminó la partitura en una sola noche.

Blas Parera

El músico era un español nacido en Murcia de padres catalanes que había emigrado a América en 1793 y cuatro años más tarde, en 1797, se radicó en la Ciudad de Buenos Aires, desempeñándose como compositor, profesor en el Colegio de Niños Expósitos y también enseñando de forma particular violín, piano y laúd.

Fue organista de la Catedral Metropolitana de Buenos Aires y en las iglesias de San Nicolás, San Ignacio y La Merced. Daba además conciertos como violinista, clavicordista y componiendo tonadillas. Fue director de orquesta en el Coliseo Provisional de Comedias de Buenos Aires, llamado luego «Coliseo Argentino» y «Teatro Argentino».

Participó en la defensa de Buenos Aires durante las Invasiones Inglesas de forma voluntaria. En 1809, se casó con Facunda del Rey, previo permiso del Virrey, quien había sido una de sus alumnas en el Hogar de los Niños Expósitos, donde cantaba en el coro. 

Por realizar la música del himno, recibió la suma de doscientos pesos, conforme Álvaro Abós, en «La música de Blas Parera sigue sonando». Se trataba de una suma importante en esa época. 

En 1817, Parera abandonó la Argentina, viviendo varios años en Río de Janeiro y finalmente en España. No se conoce a ciencia cierta la causa de ese exilio voluntario. Carlos Vega, musicólogo, la explica en la exigencia de la época a todos los españoles residentes de jurar fidelidad al nuevo país que surgía y tomar carta de ciudadanía. 

Desde su inicio el himno, llamado “Marcha Patriótica” por ese tiempo, gozó de una gran aceptación y difusión popular. No solo se cantaba de continuo en los actos oficiales, en el teatro y hasta en tertulias, sino que era entonado por la población en general, frente a las más diversas ocasiones de entidad.

Una prueba de eso es lo escrito en 1817 por el diplomático estadounidense Henry M. Brackenridge en su libro “Voyage to South America”, quien durante el transcurso de una travesía en barco desde Montevideo a Buenos Aires fue testigo de una de esas interpretaciones espontáneas:

Por la tarde, nuestros compañeros, después de beber un vaso de algo estimulante, rompieron con una de sus canciones nacionales, que cantaron con entusiasmo como nosotros entonaríamos nuestro ‘Hail Columbia!’. Me uní a ellos en el fondo de mi corazón, aunque incapaz de tomar parte en el concierto con mi voz. La música era algo lenta, aunque audaz y expresiva… Este himno, me dijeron, había sido compuesto por un abogado llamado López, ahora miembro del Congreso, y que era universalmente cantado en todas las provincias de El Plata, así en los campamentos de Artigas, como en las calles de Buenos Aires; y que se enseña en las escuelas como parte de la esencia de la educación de la juventud…

​No es un hecho históricamente acreditado que se cantara, como dice la tradición, el 14 de mayo de 1813 en la casa de Mariquita Sánchez de Thompson por primera vez. Y si bien se entiende que fue entonado en los actos del 25 de mayo de 1813 como primera presentación pública, el primer registro de su interpretación es en la noche del 28 de ese mismo mes en el teatro durante una función patriótica. 

Juan Pedro Esnaola

En 1860 Juan Pedro Esnaola realizó algunos cambios a la música basándose en anotaciones manuscritas del compositor.

Amigo personal de Juan Manuel de Rosas y maestro de música de su hija Manuelita, a la caída de Rosas no resultó afectado. El ser buen músico protege de muchas cosas, como se ha verificado más de una vez en la historia.

La grabación más antigua que se conserva del himno es la del tenor italiano Arthur Adamini, realizada en disco de gramófono alrededor de abril de 1899.

Fueron suprimidas algunas estrofas por un decreto del presidente Julio Argentino Roca en 1900, y actualmente existe una versión más corta que se ejecuta en competencias deportivas, mundiales y juegos olímpicos. 

Diversos estudios consideran a la pieza como uno de los himnos más logrados del mundo. 

En 2023, tres estudiantes de la ciudad de Naperville, en Estados Unidos, llevaron a cabo una investigación que abarcó a todos los himnos del mundo e hicieron un ranking comparando los mejores. Tras dos meses de investigación y escucha, dieron el primer lugar al “Himno Nacional Argentino”.

El estudio fue publicado por el periódico estudiantil Central Times y, vía un tweet rápidamente se viralizó a todo el mundo.

Uno de los integrantes del grupo, Braden Hajer, manifestó: “No teníamos ningún tipo de expectativas cuando lo escuchamos, así que, al hacerlo, quedamos literalmente boquiabiertos. Es el único que está orgullosamente en el tope de la lista. Esta pieza es una total obra maestra y da mucha alegría escucharla. Es un himno de varios movimientos en los que se entretejen ambientes, emociones y tempos”. 

Historias de una canción que representa en lo profundo a un pueblo desde hace ya más de dos siglos.

(*) Abogado y escritor. Para leer más del autor visitar https://luiscarranzatorresescritor.blogspot.com/

Literatura

Las novedades de diciembre de Del Fondo Editorial

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Romántica contemporánea

“Bajo el encanto de Jane Austen” de Gabriela Margall. Un retelling argentino de persuasión, con paisajes patagónicos y preguntas sobre el amor y las decisiones. En  diciembre se celebra y conmemora los 250 años del nacimiento de Jane Austen. Este libro y su autora son un disparador al fanatismo que genera esta escritora clásica.

“Nada más que una noche” de Anabella Franco. El bestseller romántico que regresa renovado, con un amor transformador y personajes inolvidables.

Fantasy juvenil

“La refugiada de Garmendia” de Flor Núñez Graiño. Una historia de magia, secretos y romance imposible en la ciudad de Codexia. Un libro que está generando pasiones entre los lectores de la literatura juvenil.

Suspenso psicológico

“Póstumo” de Pablo Mariosa. Un thriller urbano y oscuro sobre el límite entre la admiración y la obsesión.

Superación personal y autoayuda

“Hablarte Bien” de Jorge Daniel Grispo. Cómo transformar tu diálogo interior en una herramienta de poder. Este libro es el segundo de una pequeña colección de bienestar. Su primer libro fue retratado a la perfección en la entrevista de la periodista Tati Shapiro.

“Meditaciones” para cada día de James Allen. 365 pensamientos para el crecimiento interior y la armonía mental.

“El hombre que compró el tiempo” de Thiago Nigro. Claves para entender el tiempo como activo valioso y construir abundancia sostenible.

Filosofía y pensamiento

“Sócrates Café” de Christopher Phillips. El regreso del diálogo socrático a los cafés y conversaciones cotidianas.

Esoterismo clásico

“El libro de la magia ceremonial” de Arthur E. Waite. Fundamentos y rituales del ocultismo tradicional.

Clásico en inglés

“The Art of War” de Sun Tzu. Estrategias milenarias para los desafíos modernos.

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(Fuente: Andrea Vázquez – Prensa)

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Literatura

Haruki Murakami y la disciplina detrás de su creatividad

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Haruki Murakami, uno de los autores más influyentes y leídos del panorama literario mundial, ha repetido en numerosas ocasiones que no cree en fórmulas mágicas ni trucos secretos para escribir. Su método, lejos de cualquier mito bohemio, se apoya en una rutina estricta que combina trabajo sostenido, ejercicio diario y horarios inflexibles. Una disciplina que, según afirma, mantiene sin excepciones desde hace más de treinta años.

En una entrevista con The Paris Review, Murakami describió con precisión la estructura de sus días cuando trabaja en una novela: se levanta a las cuatro de la mañana, escribe entre cinco y seis horas, por la tarde corre diez kilómetros o nada mil quinientos metros, y se acuesta a las nueve de la noche. Nada de desvelos inspirados, cafés interminables ni caos creativo. El secreto, asegura, es exactamente lo contrario.

Antes de dedicarse por completo a la literatura, Murakami tenía un estilo de vida opuesto al actual: regentaba un bar de jazz en Tokio, trabajaba de noche y dormía poco. Pero al decidir convertirse en escritor profesional comprendió que necesitaba un cuerpo fuerte para sostener una mente enfocada. Ese cambio fue radical y marcó el inicio de su hábito de correr casi a diario, práctica que relata en sus ensayos —entre ellos “De qué hablo cuando hablo de escribir”— como un pilar de su vida creativa. “Durante más de tres décadas, tengo por costumbre salir a correr o ir a nadar durante una hora casi a diario”, escribe en uno de sus textos.

Murakami sostiene que cuerpo y mente funcionan como un sistema inseparable. Su convicción se resume en una frase contundente: “Cuando la fuerza disminuye, con ella la capacidad de pensar”. La idea encuentra respaldo en estudios recientes que señalan que el ejercicio moderado favorece la generación de nuevas neuronas en el hipocampo, región clave para la memoria y la concentración. Sin actividad física regular, estas neuronas se pierden; con entrenamiento sostenido, se consolidan.

Para el escritor, su rutina no tiene nada de sacrificio. La concibe como un mecanismo de estabilidad que le permite mantener la concentración necesaria para sostener meses de escritura. Correr, nadar, escribir y dormir temprano conforman un engranaje que, repetido día tras día, le asegura la claridad mental que exige una novela.

La repetición, sostiene, es en sí misma una herramienta creativa. “La repetición se convierte en lo importante; es una forma de hipnosis. Me hipnotizo para alcanzar un estado mental más profundo”, explicó. Según Murakami, el talento ocupa un lugar menor frente a la constancia: escribir una novela es, en sus palabras, “un entrenamiento de supervivencia”, donde la resistencia física importa tanto como la sensibilidad artística.

Aun así, advierte que su método no debe tomarse como un modelo universal. No recomienda correr ni madrugar: simplemente relata lo que le funcionó. “Si a alguien le interesa correr grandes distancias, empezará a correr por su cuenta. Si no le interesa, no hay manera de convencerlo”, escribió en una columna para The New Yorker. Su conclusión es simple: cada persona debe construir su propio sistema. Él comenzó casi por intuición: “Decidí empezar a correr todos los días porque quería ver qué pasaba”. Lo que descubrió fue un hábito que lo hizo más fuerte, más estable y, sobre todo, más creativo.

(Fuente: Agencia Noticias Argentinas)

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Literatura

“Desaparecida dos veces”, un libro que narra la ‘culpa’ de sobrevivir a la tortura

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La periodista y escritora Teresa Donato presentó su reciente libro “Desaparecida dos veces”, una obra que aborda la historia real de Ana María, una mujer que militó en la organización Montoneros y sobrevivió al terror de la clandestinidad, el secuestro y la tortura durante la última dictadura militar argentina. La autora busca que el libro funcione como una pieza clave para repensar la historia del país desde una perspectiva menos romantizada de la militancia.

La obra narra el profundo trauma de Ana María, centrándose en la cotidianidad de su vida de escape. Donato explicó que la mujer, que era “una nena” con la “semilla” de la intención de cambiar el mundo, le pidió que escribiera su historia después de que su propio hijo le dijera que “no tenía el coraje de escuchar su historia de escucharla así en vivo frente a frente”.

Donato se adentró en la “entraña de la cotidianidad” de Ana María, contando cómo era “esconderte, de escaparte con un hijo, siendo viuda, eh teniendo miedo que te agarren, teniendo miedo que te maten”. La protagonista pasó a la clandestinidad y a la fuga tras la muerte de su pareja en un enfrentamiento, hasta que tres años después fue secuestrada y logró salvarse.

El título del libro, según publicó la Agencia Noticias Argentinas, hace referencia al juicio de sus propios compañeros que la consideraron “traidora” por haber sobrevivido a la tortura. La autora, en diálogo con Splendid AM 990, cuestionó duramente este juicio: “Yo quisiera saber quién con una picana en los genitales es capaz de callarse, de estar en silencio y de no hacer”.

Donato enfatizó que a los compañeros que sobrevivieron se los consideró traidores y que este libro es una mirada necesaria para “repensar el peso con el que cargaron los sobrevivientes”. La propia Ana María le dijo a la autora: “Yo lo siento como un perdón”; ya que, según Donato, han cargado durante 50 años con “la culpa de estar vivos”.

La autora destacó que el libro es una oportunidad para “romper con el discursito armado” y “volver a pensar y a mirar la historia con otros ojos”, después de décadas donde los sobrevivientes fueron juzgados por sus propios pares, incluso siendo acusados de ser “entregadores”.

La obra, escrita en primera persona de la víctima, tiene una estructura de conversación entre la protagonista y Donato, quien se coloca en el lugar de un lector que cuestiona y pregunta, buscando la verdad detrás del “pacto de lealtad”.

Por último, la periodista confesó que la historia le “atravesó el cuerpo” y que el proceso fue doloroso para Ana María, quien debió revisar su pasado, dándose cuenta, por ejemplo, de que había sido violada: “Ella no lo entendía que había pasado” porque “cuando vos estás bajo secuestro nada de lo que hagas es voluntario”. Sin embargo, a pesar del dolor, Ana María buscó saber “quiénes éramos” a través de la relectura de materiales de su época.

(Fuente: Agencia Noticias Argentinas)

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