Literatura
Salman Rushdie: “Para una parte de la sociedad, la cultura se ha convertido en el enemigo”
El escritor Salman Rushdie afirmó este viernes que, en la actualidad, “para una parte de la sociedad la cultura se ha convertido en el enemigo”, una idea que considera “el mundo al revés”.
“Vivimos en un periodo en el que la educación, el arte y el pensamiento se consideran cosas malas”, reflexionó el autor británico-estadounidense de origen indio durante la inauguración del Festival Cultur_ALH, que se celebra en el Palacio Carlos V de la Alhambra hasta el domingo.
En un diálogo con el escritor granadino Andrés Neuman, Rushdie repasó su trayectoria literaria y cuestionó con ironía la etiqueta de “realismo mágico” que suele acompañar su obra. “Dicen que mis libros son mágicos, pero para mí lo fantástico es escribir historias en las que no pasa nada. El mundo real es muy raro, eso sí que es magia”, señaló.
El autor dedicó buena parte de la conversación a su más reciente libro, “Cuchillo (Meditaciones tras un intento de asesinato)”, escrito después del ataque que sufrió en 2022 en Nueva York, cuando un agresor lo apuñaló en público, dejándolo sin visión en un ojo y con movilidad reducida en una mano.
“Los milagros han saltado de mis libros a mi vida real. Creo en el milagro de la ciencia, de la medicina, y también en la suerte”, dijo. “Sobreviví, esa es mi venganza”.
Rushdie reivindicó además el sentido del humor como una herramienta esencial frente al autoritarismo: “El humor es lo que nos distingue de los tiranos, porque ellos no lo tienen”. Y recordó que muchos de sus críticos atacaron “Los versos satánicos” sin haberlo leído: “Antes de atacar un libro, lo mínimo es leerlo”.
Durante el encuentro, evocó también su vínculo con la Alhambra, que visitó por primera vez a los 19 años y a la que regresó tres décadas después. Contó que incluso durante su hospitalización, bajo fuertes medicamentos, tuvo alucinaciones en las que aparecían edificios imaginarios inspirados en ese monumento granadino.
Entre recuerdos, ironía y lucidez, Rushdie volvió a afirmar su fe en la literatura como espacio de libertad y resistencia frente a la intolerancia.
Historias Reflejadas
“Derrumbe”

Derrumbe
La vida se derrumbaba. Las olas del pasado arrastraban los recuerdos. Sin embargo, entre los escombros, sus miradas lograron encontrarse.
Sus ojos se buscaron por encima de las cenizas, más allá de las fronteras de la muerte. Los límites se desdibujaron, las voces, una distinta de la otra, múltiples, diversas, se fundieron sobre el suelo que las unía.
El agua arrojó las palabras, como el viento del monte, como la tierra que temblaba y se abría en una boca sin nombres; como la fiebre y la guerra, que eran voces invisibles dispuestas a manifestarse.
Andrea Viveca Sanz
Se reflejan en esta historia las siguientes novelas: “Renacer de los escombros”, de Gabriela Exilart; “La canción del mar”, de Gloria Casañas; “La princesa de las pampas”, de Gabriela Margall; y “Los amantes de San Telmo”, de Graciela Ramos.
Feria del Libro
FILBITA celebra 15 años de lecturas, juegos y poesía para las infancias
El Festival de Literatura Infantil FILBITA celebra su 15ª edición con tres días dedicados a las infancias y a la lectura compartida. Bajo el lema Leer con otras y otros, el encuentro —organizado por la Fundación Filba— se realizará del 7 al 9 de noviembre en distintos espacios de la Ciudad de Buenos Aires, con actividades gratuitas para toda la familia.
El viernes 7, en el marco del programa Territorios de encuentros de ALIJA, habrá una jornada de formación e intercambio para mediadores de lectura, docentes y bibliotecarios en Los Pompas Club de Artes (Avenida Brasil 2640). Durante la tarde se desarrollarán una exposición, talleres de narración oral y lectura en contextos de vulnerabilidad, una conversación sobre experiencias de lectura comunitaria y el diálogo Leer con otros y otras, entre Belén Campero y Carlos Skliar.
El sábado 8 y el domingo 9, las actividades se concentrarán en el Espacio Cultural del Sur (Av. Caseros 1750), con una programación que incluye narraciones, lecturas, talleres de fanzine, escritura, ilustración, poesía, música, dibujo, cortos y actividades para bebés. Participarán autoras y autores como Luciana De Luca, Mario Méndez, Patricia Strauch, Noe Garín, Jimena Rodríguez, Laura Ávila, Luciano Saracino, Eleonora Garriga, Matías Moscardi, Jimena Tello, CH Respira, entre otros, junto a editoriales como Fondo de Cultura Económica, Loqueleo, Limonero, Lecturita, Siglo XXI, Ojoreja, Periplo, Ralenti, La brujita de papel y Pípala.
El festival será también escenario del lanzamiento del nuevo programa de la Fundación Filba, Sinfín, un proyecto social y cultural que promueve la circulación de libros y lecturas en comunidades, escuelas, espacios de salud e instituciones sociales.
Entre las propuestas destacadas del sábado figuran los talleres Palabrerío, Del sonido al papel, Rumbos cortitos, Pequeñas cosas extraordinarias, Cazadores de gigantes, y las lecturas Todas las semillas, Ilustrar a Galeano y Golondrina de invierno. A partir de las 19, en el marco de La Noche de los Museos, el escritor Mario Méndez ofrecerá Anochecer siniestro en Filbita, con cuentos de terror, y el cierre estará a cargo de Luciano Saracino, Victoria Rodríguez Lacrouts y Eugenia Sasso con Cantos y cuentos para llamar a la luna.
El domingo 9 se sumarán los talleres Mi bosque: un libro en miniatura, Que gane el perdido, Kiosco de palabras, Cómo armar un diario de viaje, Cómo ilustrar textos literarios, y actividades como Cuentos a cuerda, Rondas al viento, y la premiación del concurso Cazacuentos. El cierre del festival será a las 18:30 con el recital ATR (A Todo Rap), junto a CH Respira y los participantes del taller Escribiendo con ritmo.
Desde 2011, FILBITA se consolidó como un espacio clave en la agenda cultural argentina, reuniendo a cientos de autores, ilustradores y mediadores en torno a la palabra, la imaginación y la lectura como experiencia compartida.
Más información y programa completo: https://filba.org.ar/filbita/filbita-2025_137/programa
Textos para escuchar
Una larga noche negra – María Verónica Puyó por Mariano Rodríguez
Mariano Rodríguez lee el cuento Una larga noche negra de María Verónica Puyó
Era de día y, sin embargo, la noche se irguió de repente. No lo notamos al principio, pero el manto negro se extendió tan veloz como una gran mancha de aceite. Hasta entonces éramos felices.
Lo éramos. Pero un péndulo de acero glacial nos rozaba las cabezas y nos soplaba su aliento de verdugo. Y nosotros, inmutables, permanecíamos latiendo, viviendo a nuestro antojo sin medir ni calcular finales.
Un buen día me dijiste algo del miedo. Ciertamente no presté mucha atención, te escuché sin oír lo que decías. Simplemente recuerdo que hablaste de algo así como de un monstruo voraz y sanguinario. Siempre tenías esos temas, no me pareció extraño, pero ahora que trato de visualizar tus ojos, me doy cuenta que tenían un fulgor distinto, más brillante. Después dijiste que no había que dejarse morder por el miedo, que nunca lo harías. Sinceramente, no sabía de qué hablabas.
Poco después de aquella tarde vinieron a buscarte. Estaba oscuro y el toque de queda había barrido las calles como una feroz tormenta de otoño. A esa hora tomábamos un té en la cocina, era como una ceremonia, y el mundo podía caérsenos encima mientras tanto sin que nosotros soltáramos las tazas. Entonces oímos patear la puerta, y unas sombras desnudas se arrinconaron tras el cristal. Me levanté asustada y fui a ver qué querían. Creo que te paraste y permaneciste como congelado al lado de la silla. Cuando abrí se lanzaron como buitres, te vieron, te ataron las manos en la espalda y, sin oír mis preguntas aterradas, te apoyaron un revólver en la sien. Enmudecí y los ojos se me nublaron. Me parece verte pálido todavía, diciéndome algo del miedo, y yo no te escuchaba.
Te sacaron sin decirme una palabra, me cerraron la puerta y alcancé a verte tras el vidrio empañado, subiendo a un auto verde con los ojos perdidos. Grité y no me escuchaste, y entonces, solo entonces, comprendí lo del miedo.
Esa noche no dormí y por la mañana corrí temprano a preguntar dónde estabas. Me atendió un hombre alto, de anteojos, que, pasando varias veces el dedo de arriba a abajo en el papel lánguido me dijo que no estabas en la lista de los detenidos, como otros cientos. No se cómo volví a casa, ni cómo esa noche, recostada en el sillón, te soñé caminando mientras un niño pequeño te arrastraba de la mano hasta un precipicio. En el borde, a punto de caer, me gritabas algo, y yo no te oía. Te alcancé una mano y la tuya se escurrió como agua entre mis dedos. Resbalaste al vacío y, desesperada, quería caerme contigo pero no podía.
He escuchado muchos toques de queda desde entonces y creo que, desde algún lugar, desde alguna celda fría o pozo oculto continúas llamándome. Muchas veces me pregunté qué habías hecho, y otras muchas me respondí que no habías temido, que no habías aportado tu cuota al régimen del temor soberano. Hoy, tras años de preguntas sin respuestas, de calabozos sin registros, de silencio y noche negra; hoy, recién, aclara el día. Y sin embargo para mí la noche no se ha ido.
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