Conéctate con nosotros

Entrevistas

Ivo Ferrer: “Siento en la música algo que me mueve mucho y también una excusa de encuentro”

Publicado

el

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Sucede un movimiento sutil, una danza imperceptible, vientos como preguntas, un reflejo; las flores se abren, el centro disponible, una polinización de notas nuevas, fecundas, dan vida a las canciones; se mueven los sonidos, son rituales perfumados. Los pétalos caen, todo se transforma: nace un fruto, nace un disco, como otra transformación.

“Las flores y los frutos”, el nuevo álbum del músico y gestor cultural Ivo Ferrer es el fruto visible de un proceso de búsquedas y encuentros. Rodeado de un halo místico donde la exploración y la experiencia sonora se manifiestan en cada uno de los temas, este disco ya está preparado para dispersar sus primeras semillas.

En diálogo con ContArte Cultura, el ex líder de la banda “Los Tremendos” cuenta cómo fueron los pasos en el camino de su propia transformación.

PH: Sofía Roatta

—Vamos a comenzar esta charla adentrándonos en una imagen, la de una flor que se entrega al fruto, lentamente, como una continuidad de la vida. A partir de esa foto imaginaria donde sucede un movimiento imperceptible, ¿qué palabra elegirías para definir ese proceso de cambios en tu carrera de músico? 

—Al pensar en esa imagen y en mi quehacer musical, se me viene no una sino dos palabras: “mutación constante”. Si bien mis contactos con la música se fueron dando desde antes de nacer, siento que hay un gran nuevo comienzo hace diez años, con mis primeras canciones. Cada tanda de temas (algunas se convirtieron en EPs, alguna en disco de Los Tremendos) me llevó a querer, por un lado, hacer algo distinto y, por otro e ineludiblemente, ir integrando cosas aprendidas en procesos anteriores. Siempre con el movimiento y cambio como parte consciente y también natural.

—Sin dudas, en ese camino de transformaciones, hubo una semilla donde se gestó tu gusto por la música y el arte. ¿Cómo, cuándo y en qué tierras comenzó tu vínculo con las melodías y los ritmos?

—Crecí escuchando música y viendo música ejecutarse por ser hijo de músicos. Desde chico estuve en situaciones musicales. Hubo sí algunas situaciones de chico que me llevaron a los ritmos. Recuerdo un cumpleaños de 80 de una amiga de mi madre. Se festejaba en un salón de un club de Adrogué en el que por esos tiempos hacía artes marciales e iba a jugar al pool con compañeros de colegio. Yo tenía alrededor de 10 años o menos. En el cumpleaños, había varias guitarras sonando, canción folklórica tras canción folklórica. Muchas las conocía. No se cómo fue, pero me terminaron invitando a tocar el legüero. Iba siguiendo la música. Estuve horas seguidas sin parar de tocar y a cada momento se iba ablandando más. Unos días después, de visita en la casa de mi abuelo paterno, él me enseñó algunos toques básicos de bombo. Años después, mi padre (contrabajista) pegó un acordeón y estaba aprendiendo a tocarlo, y me regaló un redoblante para que lo acompañe. Tocamos eso un tiempo. Luego, a los 15, pedí una batería. Me la regalaron y me mandaron a profes. Ahí empecé a estudiar ritmos. Contemporáneo, anterior y posterior a todo esto, el ritmo siempre me movió. Los ritmos me provocan cosas y no dejan de conmoverme.

—¿Quiénes formaron parte de ese recorrido, de la siembra y de las primeras cosechas?

—De este recorrido forman parte un poco todas las personas que me voy encontrando en el camino. Estoy cumpliendo una década de estar compartiendo música compuesta o improvisada por mí. Pasan los años y mi vínculo para con el tocar y para con el crear va mutando y se va enriqueciendo. Hasta hace unos tres años toqué ritmos en varios proyectos de canciones de otras personas y bandas. Siento que todo eso fue súper enriquecedor. Y siento que también lo es cada encuentro a tocar. Siento en la música algo que me mueve mucho y siento también ahí una excusa de encuentro, de compartir. Del recorrido forman parte todas las personas con las que tengo oportunidad de tocar. Escucho mucha música y eso también me marca y siento que esas personas que hacen la música que escucho e me inspira también es parte. Y ya que la nombro, siento que la inspiración es de las cosas más lindas que puede dejar el arte a su paso. Y agradezco a músicas y músicos con quienes he tocado y toco.

—Justamente, por estos días estás presentando tu nuevo álbum “Las flores y los frutos”, ¿de qué manera se fueron encadenando los temas que forman parte de este disco y qué hilos temáticos o sonoros los unen?

Las flores y los frutos es un disco que temáticamente, desde las letras, tienen mucho que ver con el sentir. Y con el sentir a veces intenso. Creo que el disco logra un balance de ese sentir intenso con el ritmo, que hace que uno no piense demasiado y hace todo un poco más liviano. Un sentir bailado. En lo sonoro creo que se filtraron muchos tintes de músicas que fui descubriendo, me fueron presentando y con las que estuve en contacto en los tiempos de estar componiendo y grabando el disco. Estuve muy copado con músicas de África, distintas músicas latinoamericanas, músicas rituales, músicas gitanas y también música de ahora que incorpora elementos electrónicos y me gusta mucho. Creo que en el disco hay cositas que llevan a eso, y a la vez no lo siento súper explícito. 

—¿Cuáles son los instrumentos que ayudan a crear la trama de esta obra?

—Los instrumentos que llevan a crear esta obra son: la voz, considerada un instrumento cada vez para conmigo mismo más libre y siendo usada no sólo para cantar palabras, sino también como instrumento multitímbrico, la Nord Drum 3p, que es un sintetizador que se toca con palos y me permitió conjugar lo rítmico con notas, y después usamos mucho también un djembe tremendo y en algunos temas elementos de Ableton Live, algún que otro sample pero no mucho.

PH: Sofía Roatta

—Y ya que nombraste el Nord Drum 3p, contanos cómo llegaste a incorporarlo y qué pétalos musicales se abrieron a partir de él.

—Mi encuentro con ese instrumento fue mágico. Como recién contaba, me permitió conjugar lo rítmico con notas, y fue un gran disparador. Cinco de las siete canciones del disco fueron compuestas con ese instrumento. Nico Pestarino, con quien grabamos el disco, una vez me prestó la suya y en unos días que la tuve compuse Regar. Luego la necesité. Ahorré y pude comprarme una. Y siento que me abrió muchos mundos posibles. Hoy por hoy toco con la Nord, con un bombo de batería en el pie derecho y estoy incorporando una parte de live set. Me encanta la búsqueda desde el set. Siento también que tiene aún jugo y partes que explorar, y luego también, por eso de los cambios constantes y mis ganas de ir haciendo cosas distintas, el set también seguirá mutando. Muy divertido todo.

—Este disco atraviesa las distintas emociones e invita a sentir con el cuerpo desde la danza. ¿Creés que nuestra imagen inicial resume esa danza, el movimiento y la contemplación que propone el disco?

—¡Re! Y lo siento un movimiento orgánico. La verdad es que me encanta el balance que encontramos entre el movimiento y las palabras, que en algunas canciones son pocas y también permiten ese movimiento.

—Y deteniéndonos en esa imagen hablemos del arte de tapa: ¿Quién o quiénes formaron parte de ese proceso creativo?

—El arte de tapa fue fruto de un montón de intentos y búsquedas, y de tapas anteriores. En ese proceso creativo participaron la artista Sofia Roatta, a quien le voy mostrando cosas que voy haciendo y opina y me gusta su gusto. Formaron parte del proceso también varias fotos que sacamos con ella y con Savia Flor, artista visual y conceptual (ahora también musical) de Olavarría radicada en La Plata, y también el pintor y músico Alejandro Sordi. Antes de hacer la tapa del disco hice algunas tapas que iban a ser para algunos temas que saldrían sueltos o como “adelanto” de disco. Finalmente tomé la decisión de sacar el disco entero y esas tapas no las usamos. En la portada usé una foto movida sacada con un rollo vencido de un malvón de mi tía, en el delta del Tigre. La encontré buscando en mi archivo de fotos analógicas (en la medida en que puedo tener rollos de foto me gusta siempre tener uno andando). Sobre la foto probé dibujar el título en un iPad, apareció el guiño oriental que había aparecido en otro trabajo creativo, y luego Sordi me ayudó entre mates a disponer los tamaños y disposiciones.

PH: Savia Flor

—¿Cuándo y dónde será la presentación de “Las flores y los frutos”?

—Ahora, el 17 de este mes, vamos a hacer una presentación en El Club Secreto, por Chacarita. Va a ser una puesta 360 en un lugar que nos permite proponer desde los olores hasta la decoración y la comida y bebida (que será temática). Es una invitación a bailar en patas. Se reserva por privado y ya van quedando muy pocos lugares.

—Para terminar, si pudiéramos completar ese recorrido de transformaciones viendo los frutos que se abren, ¿en qué lugares te gustaría sembrar las semillas de este disco? —La verdad es que estoy con muchas ganas de viajar y compartir música para bailar por distintos lados. Me encantaría recorrer desde conurbanos, pueblos y ciudades de Argentina, ir a otras provincias, me gustaría también ir en invierno al verano europeo (ya que le damos rienda suelta al deseo), me encantaría conocer México por ejemplo y tocar ahí, conocer lugares de Latinoamérica en general… o sea, viajar y tocar y conocer y conocer gente de otros lados y también generar cruces con otras músicas y músicos.

Sigue leyendo
Haga clic para comentar

Debes iniciar sesión para publicar un comentario. Acceso

Deja una respuesta

Entrevistas

Daniel Balmaceda vuelve con el increíble caso del primer secuestro de un cadáver en Argentina

Publicado

el

Aquel atardecer del 27 de junio de 1881 era especialmente frío en Buenos Aires. Florentino Muñiz, un español multifacético, formaba parte de la organización Los Caballeros de la Noche, liderada por el belga Alphonse Kerckhove de Peñaranda. Muñiz había decidido tomar café en un bar y, mientras leía el diario vespertino, sus ojos tropezaron con la crónica y una idea impensada hasta el momento: secuestrar el cadáver de la mujer más rica del país en ese entonces, Doña Inés Indart Igarzábal de Dorrego, del Cementerio de la Recoleta.

Así comenzó una trama sin precedentes en la historia y los orígenes del crimen en la Argentina, en manos de la primera banda de secuestradores del país. Sobre este caso policial que mantuvo en vilo y escandalizó a la sociedad argentina de fines del siglo XIX escribe Daniel Balmaceda en su último libro, “Los Caballeros de la Noche”.

El periodista, miembro de la Academia Argentina de Historia y uno de los más grandes divulgadores del país, narra la increíble -y fascinante-  historia de un grupo de inmigrantes europeos que conforman una banda delictiva, que actuaba de noche, se camuflaba de día (y con un reglamento propio), que llegó a robar un cadáver de la familia Dorrego para pedir rescate.

Tras bestsellers como “Grandes historias de la cocina argentina”, “Historias de la Belle Époque argentina” y “Sarmiento”, Balmaceda se anima a probar por primera vez con el género de narrativa histórica y vuelve a convertirse en uno de los libros que lideran los rankings de ventas desde su publicación. La historia que Balmaceda toca la convierte en oro.

“’Los Caballeros de la Noche’ es una narrativa policial histórica, pero es un paso intermedio hacia la novela”, dice Balmaceda en diálogo con Noticias Argentinas, y explica las razones: “Se trata de un hecho real, que tuvo lugar en 1881, y donde cada integrante de la banda que aparece en el libro participó en estos hechos. La novela es un género muy atractivo y, a la vez, alejado de la no ficción, en donde nos podemos dar el gusto de generar ambientes, escenarios, personajes y situaciones”.

El libro, que se publica por primera vez en simultáneo en Argentina, América latina y España, es el producto de más de cinco años de investigación, basado en material de todo tipo: “Es un caso policial apasionante y por eso me parecía que era una excelente oportunidad para enriquecer el ambiente con datos ilustrativos de la época y provocar en el lector una escenografía completa de estos hechos”, suma el autor.

“Los Caballeros de la Noche” recrea un período crucial de la Historia argentina, a finales del siglo XIX en Buenos Aires, marcado por importantes transformaciones políticas, sociales y económicas. La presidencia de Roca, la creación de la Policía Federal, liderada por Marcos Paz, y las descripciones y detalles de los palacios donde residían las familias adineradas de la ciudad, son elementos que sitúan al lector en la atmósfera de la época. El libro cuenta con el sello del autor: capítulos que llevan a una lectura encadenada e hipnótica.

“El policial hace el bosquejo muy completo de una sociedad”, define Balmaceda, en sintonía con una idea que supo expresar el escritor y periodista rosarino, Reynaldo Sietecase, cuando dijo que “una sociedad se muestra en un policial como en ningún otro género”. Y agrega: “El policial es un género que involucra acción, en muchos casos, acciones en la calle, personalidades distintas, diferentes clases sociales, conductas erradas”.

¿Cómo lograron sacar el féretro de la mujer más rica del país del Cementerio de la Recoleta? ¿Dónde lo escondieron? ¿Qué pedían de rescate?, son algunas preguntas que guían la narración de “Los Caballeros de la Noche”. Y, un interrogante fundamental: ¿Cuáles eran las estrategias para eludir a la recién creada Policía de la Capital?  Un plan más osado y con la víctima perfecta.

Una banda “confiable”

Tres italianos, dos franceses, un griego y un argelino, liderados por un belga, Alphonse Kerckhove de Peñaranda, y un español, Florentino Muñiz. Así estaba conformada la insólita banda de secuestradores, “Los Caballeros de la Noche”, que protagoniza el nuevo libro del periodista argentino.

El nombre no es casual, por varios motivos. La denominación, según explica Balmaceda a NA, estaba inspirado en la novela policial francesa “Les chevaliers de la nuit”, de Pierre-Alexis Ponson du Terrail -conocido por la creación del famoso personaje Rocambole-.

“Los Caballeros de la Noche fue una banda que se formó en Buenos Aires a comienzos de 1881 con la intención de delinquir y trascender por sus acciones, al punto de llegar a convertirse en la banda de más renombre de la región”, señala Balmaceda.

A su vez, hace referencia a la novela homónima y una arista más del misterioso nombre de la banda: “Su nombre era tomado de una novela francesa, pero implicaba otra cosa: que de día todos tenían trabajos habituales, como mozo, proveedor de farmacias, administrativo, pero por la noche se convertían en la banda de delincuentes. Su gran golpe fue el secuestro del cadáver de la mujer más rica de ese momento”.

El libro muestra esa doble cara: de día ciudadanos como cualquier otro, trabajadores y honrados; de noche, todo se transformaba en clandestinidad. “Los Caballeros de la Noche” practicaban el anonimato y la denominación por números, similar a lo que sucede en la serie “La casa de papel “o en la película “Perros de la calle”.

Este grupo tenía otra particularidad: estaba conformado por inmigrantes exclusivamente, no se aceptaban argentinos. ¿Por qué? Según cuenta en el libro, Kerckhove de Peñaranda y Muñiz, los líderes, no confiaban en los argentinos porque no eran de confiar. Incluso, generaron un reglamento de conducta para sus miembros, que constaba de 13 máximas, entre las que estaba una de las más sorprendentes: “Callar siempre con quien tienes que callar y lo que tienes que callar. Misterio, secreto y silencio, en todo, por todo y con todos”.

El libro de Balmaceda narra este fascinante caso policial en cuatro partes, sin embargo, la gran pregunta es cómo hizo esta banda para lograr el primer secuestro de un cadáver. Inteligencia, detalles, estrategia y saber aprovechar las oportunidades.

Un secuestro que no fue el último

Al leer “Los Caballeros de la noche” y los pormenores del secuestro de Doña Inés Indart Igarzábal de Dorrego, las relaciones con otros secuestros que cambiaron la Historia argentina se hacen ineludibles.

Por ejemplo, el secuestro del cuerpo de Eva Perón, en 1955, tras el golpe de Estado que derrocó al presidente Juan Domingo Perón. En junio de 1987, otro hecho generó una gran conmoción en Argentina: ladrones ingresaron al mausoleo donde estaba enterrado Perón, en el Cementerio de Chacarita, abrieron el ataúd y cortaron las manos del líder peronista.

Aunque estos episodios históricos resuenan en la lectura, Balmaceda separa el caso policial sobre el que escribe en su nuevo libro cuando dice que “’Los caballeros de la noche’ no tiene una relación directa con los casos mencionados porque no se trata de una acción política; es una acción meramente policial, independientemente de las posiciones políticas distintas de los que integraban Los caballeros de la noche”.

Y sigue: “Es un grupo de inmigrantes que decidieron en la Argentina de 1881 formar una banda y generar un gran golpe delictivo que los convirtiera en millonarios y el plan fue secuestrar un cadáver del cementerio de la Recoleta, que se trató de una situación escandalosa y sensacionalista, una palabra que no se utilizaba en ese momento, pero que describe a la perfección esa noticia”.

En “Los Caballeros de la Noche” hay otro hecho trascendente: la creación de la Policía de la Ciudad, bajo en mando de Marcos Paz. “Marcos Paz y sus comisarios eran admiradores del trabajo de Scotland Yard. La particularidad de la policía inglesa era que trabajaban en investigaciones policiales. Hasta ese tiempo, habían sido muy precarias, más producto de intuiciones, pero Scotland Yard trabajó de una manera más científica y más pintoresca”, explica Balmaceda sobre la relación de la flamante fuerza policial porteña y la inglesa.

Según señala el autor, en algunos casos, los detectives, para llevar a cabo su tarea, se quitaban los uniformes y usaban vestuarios que los camuflaran y eso lo copió nuestra policía. Eso mismo tomó como referencia la fuerza a cargo de Marcos Paz y que se detalla en el libro.

“Nuestros propios comisarios aparecían en casas de juego, prostíbulos, y también en la tarea para resolver este caso, disfrazados. Eso le daba un aspecto atractivo para los lectores de las crónicas policiales, que empezaban a tener ese estilo de narración más de crónica detectivesca”, apunta Balmaceda.

El mapa del crimen

 En “Los Caballeros de la Noche”, Balmaceda construye una suerte de recorrido por la Ciudad de Buenos Aires de 1880 y se convierten en otro punto destacado de su nuevo libro.

“Las ubicaciones geográficas tienen un atractivo en la historia real de ‘Los caballeros de la noche’ porque involucran muchos puntos de la Ciudad de Buenos Aires que hoy se mantienen o son muy reconocidos, inclusive en el aspecto turístico, como es el Cementerio de la Recoleta, donde se llevó a cabo el secuestro”, sostiene Balmaceda.

El divulgador de Historia aporta una clave sobre cuál fue el mayor detalle que facilitó el secuestro del cadáver, el eje de su libro, en la conversación con NA. “En ese momento, en los meses que tiene lugar la historia, el cementerio estaba en remodelación y, como lo vemos hoy, es producto de aquella obra de refacción y remodelación”. Ese pequeño -gran- detalle facilitó el trabajo de la banda de secuestradores.

Pero ahí no termina el recorrido que propone el libro. A pocos metros del Teatro Colón se encontraba el Palacio Miró, el lugar en el que Inés Dorrego, la viuda de Mariano Miró e hija de la mujer cuyo cadáver fue secuestrado, recibió la noticia.

“El Departamento de Policía también tiene mucha importancia porque allí se concentraba todo el trabajo de la fuerza comandada por Marcos Paz, el primer jefe de la Policía de la Capital, a un costado del Cabildo de Buenos Aires, hacia el lado de la Catedral”, puntualiza Balmaceda y agrega otro punto en el mapa porteño de finales de siglo XIX: la -hoy inexistente- estación de tren Alem (y Bartolomé Mitre), en el bajo del centro de la Ciudad, a pocos metros de la Casa de Gobierno.

Las otras  locaciones que conforman esta historia atrapante, con ritmo enigmático y thriller policial, son la estación de Barrancas de Belgrano y el Hipódromo de Buenos Aires y Parque Lezama.

“Leé el expediente, dos veces si querés. Luego, metelo en un cajón y dejá que tu imaginación te guíe”, le aconsejó el escritor y ex director de la Biblioteca Nacional Juan Sasturain a Balmaceda, cuando “Los Caballeros de la Noche” eran un sueño de ficción. La imaginación, finalmente lo guió, y hoy le toca seguir el camino al lector.

(Fuente: Agencia Noticias Argentinas)

Sigue leyendo

Entrevistas

Julián Mourin y su tema ‘Los prohibidos’: “La idea es reivindicar esa herencia africana de la milonga”

Publicado

el

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Son los tambores que despiertan, una vibración en la tierra, el sonido en los pies. Convocan a la música y al movimiento. Dentro de los cuerpos, una historia subterránea, como un latido que permanece.

El cantautor argentino Julián Mourin va en busca de los ritmos que nos definen, recorre las calles del pasado, los lugares donde la música y el baile cuentan una historia, y desde allí trae su propia melodía. Los tambores convocan, marcan los pasos e invitan a la danza a través de su nuevo tema “Los prohibidos”

En diálogo con ContArte Cultura el músico cuenta acerca del proceso creativo de su single y de su cercanía a los ritmos africanos.

PH: Martín Linietsky

—Todo se mueve en el espacio. Aquí y allá se despliega una danza visible o invisible, al ritmo de la vida. Los cuerpos son parte de ese movimiento, del danzar que cuenta una historia. Por eso nos gustaría comenzar esta charla poniendo la mirada en la milonga. Si pudieras elegir una imagen que represente el espíritu de ese ritmo, ¿cuál elegirías y por qué?

—Podrían ser dos imágenes: una de un paisaje de pampa, pastizales, alambrados, horizonte plano y un monte de eucaliptus; y otra de un salón con gente bailando con cortes y quebradas. Hay dos tipos de milonga, la milonga surera, que tiene que ver con la guitarra sola y ese andar monótono del hombre a caballo solo con sus pensamientos. Y la milonga ciudadana, que es la que se baila de a dos y que es parecido al baile de tango.

—Y ya entrados en esa imagen, en la esencia de su nombre, contanos qué fue lo que te llevó a conectar con los orígenes africanos de la milonga.

—En el 2017 compuse y grabé un tema que se llama “Lindo quilombo(África en América)” que hace esta pregunta: ¿Contame qué estaríamos bailando hoy si no fuera por África en América? La idea con estas afromilongas es reivindicar esa herencia africana de la milonga, a través de la presencia de tambores, entre otras cosas. Desde hace tiempo que tengo un interés grande por esta temática afro. Siempre me pareció que hay una desproporción demasiado grande entre el  enorme aporte de la comunidad afro a nuestra sociedad y el inmenso desconocimiento que hay sobre ello.

—Sin dudas la historia te llevó a explorar y esa práctica despertó la creatividad. ¿Recordás cuál fue el germen de “Los prohibidos”?

—Comenzó como una invitación: “Venite a la fiesta y te tirás tus prohibidos”, me dijo un amigo. Fue la expresión “tus (pasos) prohibidos” la que terminó de encender una idea que venía palpitando desde hacía un tiempo y que tenía relación con la -negada- herencia africana en nuestra cultura, con los pasos prohibidos hace 150 años en estas mismas tierras. Cuando empezaba a surgir el baile de la milonga a mediados del 1800, causaba admiración en la gente y, a la vez, en ciertos sectores se prohibía por indecente e inmoral. Por ejemplo, en Buenos Aires existe el registro de la detención de cuatro varones y dos mujeres en 1862 por estar bailando y tirando cortes. Más tarde, cuando el tango hizo furor en Europa, alrededor de 1910, algunos sectores más conservadores también lo prohibieron. Incluso el Papa Pío X lo prohibió por provocativo y pecaminoso. La prohibición fue la herramienta, un blanqueador, para detener todo un proceso que venía sucediendo en el subsuelo, donde la diversidad cultural exploraba sus creaciones. Así, el tango fue dejando atrás su origen más rítmico de la mano de la construcción del mito de la Argentina blanca.

—Los tambores que recuerdan los ritmos africanos están presentes en tu nuevo single, ¿qué otros instrumentos dialogan en este tema?
—También hay guitarras criollas, teclados y beats. La idea fue juntar el pasado y el presente, por eso también hay presencia de beats del afropop, que tienen una clave que va muy bien con la milonga.

—Esta afro-milonga invita al movimiento, a la danza, ¿de qué manera se conecta lo corporal a tu música?

—¡Amo bailar! Ese es el motor que me lleva a hacer música que también te pueda hacer mover el cuerpo. Es pura salud.

—¿Existe algún hilo temático que conecte “Los prohibidos” con tu anterior tema, “Los diamantes”?

—Si, el último tema que hice para “Los diamantes” fue “Porque sí”. Es bastante bailable y habla de una fiesta en una casa. Así que de alguna manera seguí el surco que se abrió con ese tema.

—¿Quiénes colaboraron en la producción de “Los prohibidos”?

—Lo produje junto con Alejandro Lauphan, con quién ya veníamos trabajando hace un tiempo. Es un gran aliado, nos entendemos bien y compartimos mucha afinidad en lo musical. La masterización la hizo el gran Andrés Mayo.

—¿Qué es lo que sigue en tu carrera musical?

—En este invierno me meto en la madriguera para producir unos videos del loop set que uso en vivo, siguiendo esta línea de la guitarra criolla junto con beats y tambores. Algo por ahí.

—¿Dónde se puede escuchar tu música?

—En todas las plataformas.

—Para terminar, te invitamos a realizar un juego con los sentidos: si pudieras asociar tu nuevo single con un sabor, ¿qué gusto tendría “Los prohibidos”?

—¡Sabor a nísperos!

Sigue leyendo

Entrevistas

“La triple W”, una experiencia radial y de streaming reflejada en la palabra escrita

Publicado

el

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Toda historia es un viaje, un recorrido de palabras que dejan huellas en las calles de la memoria. Y las palabras tienen sonido propio, una voz que ayuda a transitar el espacio, a bordear los límites que nos separan.

Así las fronteras se pierden, y es esa misma voz la que habita distintos espacios, a veces la radio, otras el streaming, y finalmente el papel, llevando consigo imágenes para contar.

Y en ese recorrer, Carlos Bivachi charló con ContArte Cultura para contar acerca de su libro “La triple W”, una historia sobre la radio y el streaming, una obra sobre el viaje de la palabra.

—Comencemos esta charla buceando en dos universos que dieron vida a tu libro “La triple W”, la radio y el streaming. ¿De qué manera lograste fusionar esos dos mundos donde los micrófonos son protagonistas en estas páginas que cuentan una historia?

—Este libro surgió de la necesidad de poner en palabras una historia personal relacionada con la música y la radio. En los primeros tiempos, se trataba de emisoras FM, y hace más de 10 años creé lo que hoy se presenta como una novedad: el streaming. Este proyecto se denominó inicialmente “La triple W”, un nombre cuyo origen contamos en el libro, y que finalmente pasó a llamarse www.elsrbivachi.com.ar, en referencia a mi apellido, Bivachi. Esta plataforma es una manera más de comunicarnos utilizando herramientas tecnológicas, permitiéndonos compartir música, literatura, historias y relatos. Está al aire las 24 horas del día, los 365 días del año.

—Y si hablamos de micrófonos, no podemos dejar de lado a otra protagonista de esos espacios: la palabra. ¿Qué te decidió a convocar a la palabra escrita para dejar una huella de las otras palabras, las que cada día quedan en el aire de la radio o del streaming?

—Sí, exactamente. Hablando de micrófonos y comunicación, queríamos, como bien formulas en tu pregunta, dejar plasmada en un libro la historia de este streaming, desde sus inicios hasta el día de hoy. Además, deseábamos articular esta historia con los personajes que hemos convocado: amigos, músicos, realizadores de los podcasts, artistas plásticos y oyentes que se sumaron a la convocatoria diaria y semanal de nuestro ritual, brindando su apoyo a nuestro espacio.

—Sin dudas, al mirar hacia atrás existe un recorrido, huellas donde los recuerdos permanecen, ¿de qué manera trabajaste para ir armando la trama de “La Triple W”? ¿Quiénes colaboraron para ir hilvanando página a página la narrativa de tu libro?

—Somos cuatro amigos los que abordamos esta iniciativa. La idea original surgió de mi deseo de plasmar esta historia en un libro, como te mencioné anteriormente. Para ello, convoqué a Esteban Jáuregui, quien además hace un programa de música e historias musicales desde los orígenes de este streaming. A través de grabaciones de nuestras charlas semanales, desandamos esas conversaciones y las utilizamos como referencia para el relato. Luego, se sumaron dos amigos más al proyecto: Marcelo Marengo, quien produce un programa semanal de literatura con cuentos, relatos y lecturas propias e invitadas, y Leonardo Federico, un oyente de la radio. Juntos fuimos hilvanando lo que hoy es este proyecto materializado. Fue un proceso con idas y venidas, intercambios de archivos por internet, correcciones, críticas y retrocesos. La vida misma de un proyecto en grupo.

—Las imágenes también forman parte del camino. ¿Cómo llegaron a compaginar ese archivo de fotos que constituyen la evidencia del viaje realizado?

—Respecto al diseño del libro y la elección de imágenes, esa tarea la abordé exclusivamente yo, ya que disfruto de todo el aspecto estético del proyecto. Me dediqué a reunir una gran cantidad de fotos y enfrenté la difícil tarea de seleccionar las más representativas de los distintos períodos históricos de la radio. Además, incluí flyers publicitarios de todos los programas, desde el primer día hasta la actualidad, así como promociones con un toque de ironía, sarcasmo y humor.

—Para terminar, si pudieras elegir una palabra que te ayude a definir el espíritu del libro, ¿Cuál sería y por qué?

—Si tuviese que elegir una palabra que defina el espíritu del libro, sería “pasión”. Esta palabra me acompaña en todos mis proyectos, y personalmente creo que ninguna iniciativa funciona sin ella. Me atrevo a decir que mis amigos también estarían de acuerdo con esta idea.

Sigue leyendo


Propietaria/Directora: Andrea Viveca Sanz
Domicilio Legal: 135 nº 1472 Dto 2, La Plata, Provincia de Buenos Aires
Registro DNDA Nº 2022-106152549
Edición Nº