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Entrevistas

Ivo Ferrer: “Siento en la música algo que me mueve mucho y también una excusa de encuentro”

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Sucede un movimiento sutil, una danza imperceptible, vientos como preguntas, un reflejo; las flores se abren, el centro disponible, una polinización de notas nuevas, fecundas, dan vida a las canciones; se mueven los sonidos, son rituales perfumados. Los pétalos caen, todo se transforma: nace un fruto, nace un disco, como otra transformación.

“Las flores y los frutos”, el nuevo álbum del músico y gestor cultural Ivo Ferrer es el fruto visible de un proceso de búsquedas y encuentros. Rodeado de un halo místico donde la exploración y la experiencia sonora se manifiestan en cada uno de los temas, este disco ya está preparado para dispersar sus primeras semillas.

En diálogo con ContArte Cultura, el ex líder de la banda “Los Tremendos” cuenta cómo fueron los pasos en el camino de su propia transformación.

PH: Sofía Roatta

—Vamos a comenzar esta charla adentrándonos en una imagen, la de una flor que se entrega al fruto, lentamente, como una continuidad de la vida. A partir de esa foto imaginaria donde sucede un movimiento imperceptible, ¿qué palabra elegirías para definir ese proceso de cambios en tu carrera de músico? 

—Al pensar en esa imagen y en mi quehacer musical, se me viene no una sino dos palabras: “mutación constante”. Si bien mis contactos con la música se fueron dando desde antes de nacer, siento que hay un gran nuevo comienzo hace diez años, con mis primeras canciones. Cada tanda de temas (algunas se convirtieron en EPs, alguna en disco de Los Tremendos) me llevó a querer, por un lado, hacer algo distinto y, por otro e ineludiblemente, ir integrando cosas aprendidas en procesos anteriores. Siempre con el movimiento y cambio como parte consciente y también natural.

—Sin dudas, en ese camino de transformaciones, hubo una semilla donde se gestó tu gusto por la música y el arte. ¿Cómo, cuándo y en qué tierras comenzó tu vínculo con las melodías y los ritmos?

—Crecí escuchando música y viendo música ejecutarse por ser hijo de músicos. Desde chico estuve en situaciones musicales. Hubo sí algunas situaciones de chico que me llevaron a los ritmos. Recuerdo un cumpleaños de 80 de una amiga de mi madre. Se festejaba en un salón de un club de Adrogué en el que por esos tiempos hacía artes marciales e iba a jugar al pool con compañeros de colegio. Yo tenía alrededor de 10 años o menos. En el cumpleaños, había varias guitarras sonando, canción folklórica tras canción folklórica. Muchas las conocía. No se cómo fue, pero me terminaron invitando a tocar el legüero. Iba siguiendo la música. Estuve horas seguidas sin parar de tocar y a cada momento se iba ablandando más. Unos días después, de visita en la casa de mi abuelo paterno, él me enseñó algunos toques básicos de bombo. Años después, mi padre (contrabajista) pegó un acordeón y estaba aprendiendo a tocarlo, y me regaló un redoblante para que lo acompañe. Tocamos eso un tiempo. Luego, a los 15, pedí una batería. Me la regalaron y me mandaron a profes. Ahí empecé a estudiar ritmos. Contemporáneo, anterior y posterior a todo esto, el ritmo siempre me movió. Los ritmos me provocan cosas y no dejan de conmoverme.

—¿Quiénes formaron parte de ese recorrido, de la siembra y de las primeras cosechas?

—De este recorrido forman parte un poco todas las personas que me voy encontrando en el camino. Estoy cumpliendo una década de estar compartiendo música compuesta o improvisada por mí. Pasan los años y mi vínculo para con el tocar y para con el crear va mutando y se va enriqueciendo. Hasta hace unos tres años toqué ritmos en varios proyectos de canciones de otras personas y bandas. Siento que todo eso fue súper enriquecedor. Y siento que también lo es cada encuentro a tocar. Siento en la música algo que me mueve mucho y siento también ahí una excusa de encuentro, de compartir. Del recorrido forman parte todas las personas con las que tengo oportunidad de tocar. Escucho mucha música y eso también me marca y siento que esas personas que hacen la música que escucho e me inspira también es parte. Y ya que la nombro, siento que la inspiración es de las cosas más lindas que puede dejar el arte a su paso. Y agradezco a músicas y músicos con quienes he tocado y toco.

—Justamente, por estos días estás presentando tu nuevo álbum “Las flores y los frutos”, ¿de qué manera se fueron encadenando los temas que forman parte de este disco y qué hilos temáticos o sonoros los unen?

Las flores y los frutos es un disco que temáticamente, desde las letras, tienen mucho que ver con el sentir. Y con el sentir a veces intenso. Creo que el disco logra un balance de ese sentir intenso con el ritmo, que hace que uno no piense demasiado y hace todo un poco más liviano. Un sentir bailado. En lo sonoro creo que se filtraron muchos tintes de músicas que fui descubriendo, me fueron presentando y con las que estuve en contacto en los tiempos de estar componiendo y grabando el disco. Estuve muy copado con músicas de África, distintas músicas latinoamericanas, músicas rituales, músicas gitanas y también música de ahora que incorpora elementos electrónicos y me gusta mucho. Creo que en el disco hay cositas que llevan a eso, y a la vez no lo siento súper explícito. 

—¿Cuáles son los instrumentos que ayudan a crear la trama de esta obra?

—Los instrumentos que llevan a crear esta obra son: la voz, considerada un instrumento cada vez para conmigo mismo más libre y siendo usada no sólo para cantar palabras, sino también como instrumento multitímbrico, la Nord Drum 3p, que es un sintetizador que se toca con palos y me permitió conjugar lo rítmico con notas, y después usamos mucho también un djembe tremendo y en algunos temas elementos de Ableton Live, algún que otro sample pero no mucho.

PH: Sofía Roatta

—Y ya que nombraste el Nord Drum 3p, contanos cómo llegaste a incorporarlo y qué pétalos musicales se abrieron a partir de él.

—Mi encuentro con ese instrumento fue mágico. Como recién contaba, me permitió conjugar lo rítmico con notas, y fue un gran disparador. Cinco de las siete canciones del disco fueron compuestas con ese instrumento. Nico Pestarino, con quien grabamos el disco, una vez me prestó la suya y en unos días que la tuve compuse Regar. Luego la necesité. Ahorré y pude comprarme una. Y siento que me abrió muchos mundos posibles. Hoy por hoy toco con la Nord, con un bombo de batería en el pie derecho y estoy incorporando una parte de live set. Me encanta la búsqueda desde el set. Siento también que tiene aún jugo y partes que explorar, y luego también, por eso de los cambios constantes y mis ganas de ir haciendo cosas distintas, el set también seguirá mutando. Muy divertido todo.

—Este disco atraviesa las distintas emociones e invita a sentir con el cuerpo desde la danza. ¿Creés que nuestra imagen inicial resume esa danza, el movimiento y la contemplación que propone el disco?

—¡Re! Y lo siento un movimiento orgánico. La verdad es que me encanta el balance que encontramos entre el movimiento y las palabras, que en algunas canciones son pocas y también permiten ese movimiento.

—Y deteniéndonos en esa imagen hablemos del arte de tapa: ¿Quién o quiénes formaron parte de ese proceso creativo?

—El arte de tapa fue fruto de un montón de intentos y búsquedas, y de tapas anteriores. En ese proceso creativo participaron la artista Sofia Roatta, a quien le voy mostrando cosas que voy haciendo y opina y me gusta su gusto. Formaron parte del proceso también varias fotos que sacamos con ella y con Savia Flor, artista visual y conceptual (ahora también musical) de Olavarría radicada en La Plata, y también el pintor y músico Alejandro Sordi. Antes de hacer la tapa del disco hice algunas tapas que iban a ser para algunos temas que saldrían sueltos o como “adelanto” de disco. Finalmente tomé la decisión de sacar el disco entero y esas tapas no las usamos. En la portada usé una foto movida sacada con un rollo vencido de un malvón de mi tía, en el delta del Tigre. La encontré buscando en mi archivo de fotos analógicas (en la medida en que puedo tener rollos de foto me gusta siempre tener uno andando). Sobre la foto probé dibujar el título en un iPad, apareció el guiño oriental que había aparecido en otro trabajo creativo, y luego Sordi me ayudó entre mates a disponer los tamaños y disposiciones.

PH: Savia Flor

—¿Cuándo y dónde será la presentación de “Las flores y los frutos”?

—Ahora, el 17 de este mes, vamos a hacer una presentación en El Club Secreto, por Chacarita. Va a ser una puesta 360 en un lugar que nos permite proponer desde los olores hasta la decoración y la comida y bebida (que será temática). Es una invitación a bailar en patas. Se reserva por privado y ya van quedando muy pocos lugares.

—Para terminar, si pudiéramos completar ese recorrido de transformaciones viendo los frutos que se abren, ¿en qué lugares te gustaría sembrar las semillas de este disco? —La verdad es que estoy con muchas ganas de viajar y compartir música para bailar por distintos lados. Me encantaría recorrer desde conurbanos, pueblos y ciudades de Argentina, ir a otras provincias, me gustaría también ir en invierno al verano europeo (ya que le damos rienda suelta al deseo), me encantaría conocer México por ejemplo y tocar ahí, conocer lugares de Latinoamérica en general… o sea, viajar y tocar y conocer y conocer gente de otros lados y también generar cruces con otras músicas y músicos.

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Fraxu: “La palabra me parece importantísima en mis canciones”

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Algo se rompe. El tiempo corre, avanza por encima de las circunstancias. Todo es fugaz. Gira. Va y viene, converge en un mismo lugar. Es una conversación repetida, un desprendimiento. No hay un plan. Tan solo una reparación sostenida de las cosas.

“Nunca hubo plan” es el segundo disco del músico, compositor y performer Fran Labaqui (Fraxu). Se trata una obra que invita a transitar un universo de preguntas y a pasear por letras que nos atraviesan como humanidad.

Contarte Cultura charló con el artista nacido en Bragado y radicado en la ciudad de La plata desde hace varios años, para acercarnos a su música y conocer el proceso de su arte.

—Sin dudas cada creación artística lleva en su esencia el alma de quien le da vida. Un disco no es la excepción. Para presentarte y presentar tu último disco “Nunca hubo plan” ¿Qué imagen u objeto crees que podría sintetizar ese espíritu que conecta esta obra con vos?

—La imagen que se me presenta es la de este personaje -Fraxu- en una fiesta que ya terminó, quizás nunca llegó a la fiesta. Y ahí, en ese contexto, él arma su propia fiesta personal donde puede celebrar sus derrotas, fracasos, frustraciones. La imagen que más fuerte y constante se me hace es la del reloj. Creo que el tiempo es un tema muy recurrente en el disco.

—Y deteniéndonos en ese vínculo de los artistas con sus obras, nos gustaría viajar hacia los comienzos de tu vínculo con la música y el arte en general. ¿Cómo fueron esos primeros pasos en ese camino?

—Mi conexión con la música fue desde bastante chico, escuchando los cassettes de mi mamá que tenían, por ejemplo, de un lado temas de Invisible y del otro Spinetta Jade. Otro que me acuerdo mucho era un compilado de Queen. Ahí yo agarraba cualquier olla u objeto y me armaba una batería casera y me ponía a tocar arriba. A mis 12 años aproximadamente, me fui a inscribir a guitarra, con un amigo que se fue a anotar a piano. Recuerdo ese momento como una decisión: fuimos juntos en la bici y yo ya sentía que estaba haciendo algo importante. Poco tiempo después empecé a tocar el bajo en una banda, a mis 13 años, y desde ahí tuve proyectos colectivos, bandas de varios tipos donde toqué diferentes instrumentos y tuve muchísimos roles distintos, generalmente más por detrás, no siendo la cara visible. También toqué como sesionista y bueno, después empece a producir y trabajar en música tanto mía como de otras personas, hasta que empezó a nacer mi propio proyecto hace casi 4 años.

—¿Recordás cuáles fueron los comienzos de este disco? 

—Cuando comenzó la pandemia en el 2020 yo recién había sacado mi primer disco y me encontré con un montón de canciones nuevas. En ese momento lo que hice fue ordenarlas en carpetas en relación al universo que me presentaban cada una, algo que hago bastante con mi material. Ahí surgió el nombre de la carpeta “Nunca hubo plan”, donde estaban las canciones “Fraxu es futuro” (la canción más vieja del disco, del 2019), “El tiempo corre”, “La luna tranqui” y un tema que quedó afuera. La realidad es que a la carpeta la nombré como mi tercer disco, y me enfoqué en lo que iba a ser para mí el segundo álbum. Recién a mediados del año pasado estas canciones pasaron al frente y apareció el resto del material de una manera muy ineludible, por eso dejé de lado ese “segundo disco” (que está hecho y es mi próximo material a trabajar).

—¿Qué hilos temáticos van entrelazando los distintos temas de “Nunca hubo plan”?

—El álbum, si bien es un disco de canciones que funcionan por sí solas, tiene una narrativa personal, un arco que atraviesa el personaje. Siento que cuando el disco empieza, hay algo que Fraxu está cuidando, algo que quiere mucho y no quiere perder. Esto se puede aplicar a un vínculo o a un proyecto personal, o a un círculo de amistades o a una forma de vida. Lo que sea. A medida que el disco avanza ese universo se va rompiendo y se vuelve más insostenible. Podemos ver como pasa desde la melancolía de estar viendo cómo eso se va perdiendo (en “La luna tranqui”), después cómo va asumiendo esa necesidad de buscar en lugares nuevos, desconocidos (“Puesto y confuso”), después siento que en “Reintentar” está como ese último intento por salvar lo que queda, esa idea de estar recibiendo golpes y tratar de mantenerse parados frente a ese tren que te pasa por encima, hasta llegar a “No se puede”, donde aparece la ironía, el burlarse de uno mismo y de la situación, nuevamente asumir pero sin la posibilidad de volver atrás. Ahí aparece “Fraxu es futuro”, que presenta una especie de calma, y donde también se puede encontrar una conclusión. Quizás es de los pocos temas donde este personaje realmente entiende algo. En “El tiempo corre” ya hay una necesidad de distender todas esas emociones, esas complejidades, encontrar un espacio lúdico en donde realmente no importe todo lo que pasó. Y el cierre con “ROTX” me parece super interesante porque de alguna manera es lo que siempre le estuvo pasando al personaje durante todo el disco: esa necesidad de retener esos momentos hermosos que le dan fuerza al resto de nuestros días. En el disco quizás vemos una capa superficial, lúdica, divertida, bailable y pop, pero el personaje está todo el tiempo roto, tratando de recuperar las partes que se le van cayendo en el trayecto, y de retener algo de las personas y las cosas que se van yendo en el camino.

—¿Cuáles son los instrumentos que acompañan tus letras en este disco?

—Este disco está hecho mayormente con sintetizadores, samples y programaciones. A fuerza de doble click y control z. Es un disco hecho en mi casa con mis herramientas. Desde los sintetizadores usé mas que nada un Volca FM, CraftSynth de modal, CASIO Cz, algunos elementos de microkorg MK2, Bass station 2 y algún pluguin (pocos). Uso muchos fragmentos de canciones deformadas (samples) para armar texturas y armonías que terminan siendo instrumentos principales (como en el caso de “Puesto y confuso” que uso un tema de Efterklanng que se llama “Apples”. Si escuchás esa canción se puede sentir al aura de “Puesto y confuso” dando vueltas) y desde las baterías y programaciones usé siempre el mismo sample de bombo y redoblante en todos los temas, y en las baterias y programaciones agudas tuvo mucha importancia una máquina de ritmos Arturia Drumbrute que tengo.

—Y hablando de esas letras, ¿de qué manera te conectás con la palabra y las melodías para gestar y producir cada tema?

—La palabra me parece importantísima en mis canciones, es un elemento que va apareciendo de diferentes maneras. Lo que sí trato de hacer es que cada canción diga algo muy concreto, que no abarque demasiado y que presente una sensación clara. Por lo general aparece una frase o una palabra que me dice de qué va a hablar la canción, y a eso trato de darle una narrativa, una preparación o algo para que quede bien claro el mensaje. Hay un vínculo directo entre el contexto sonoro de cada tema y lo que esos temas dicen. En la mayoría de las canciones hice primero la pista y escuchándola, cantando arriba, fui encontrando esas melodías, algún estribillo, esas palabras. Después, por lo general, me siento directamente a grabar, buscar frase por frase, o escribir a mano, tachar y esas cosas, hasta que sale a la luz. Hay algunas canciones, como “Fraxu es futuro” o “Mentingitis”, que las compuse con la guitarra directamente. Allí surgió todo más junto, armonía, melodía y letra, la hermosa herramienta primitiva.

—¿Quiénes te acompañaron en el proceso creativo de este álbum?

—Si bien fue un disco que en su mayoría realicé solo, tuvo muchas figuras importantes. Una es la de Max Jering4, gran amigo con el que vivimos juntos y nos acompañamos en procesos musicales. Además, con él hicimos la letra de “Puesto y confuso”, y grabó varios sintetizadores en el disco y las guitarras de “Rotx”. Otra persona importantísima fue Savia, que está en el proyecto como manager desde el año pasado y también aporta desde un lugar emocional muy importante, es un pilar. Después, la realidad es que es un disco que toqué ya mucho en vivo y de alguna manera el feedback de la gente, “el público”  que muchas veces son amigas o amigos y otras veces son gente que se va acercando y te dice cosas, te tira claves que hacen que cambies cosas fundamentales. Se podría decir que hay cosas del disco que las cerró la gente que vió el show, que me dijo cosas, que me hizo entender por dónde tenía que seguir. A esas personas les agradezco un montón, es un motor re importante y no siempre es visibilizado.

—¿Quién o quienes trabajaron en el arte de tapa para condensar la idea central del disco?

—El arte de tapa lo hizo Nico Mora (@moranicol.exe), quien es un artista 3d del que me encanta lo que hace. Me acerqué a él por su obra y en seguida conecté con la sonoridad del disco. Le pasé lo que tenía, ya todos los temas con la mezcla casi cerrada, y él reconectó con la música. El proceso de la tapa fue muy lindo y ameno con varias juntadas, intercambio, idas y vueltas. Después, Nico puso su sello artesanal único que me parece increíble y quedó esta maravilla. Ahora el próximo paso es hacer que esos objetos y personajes de la tapa salgan a la realidad.

—¿En qué plataformas se puede escuchar tu música?

—Se puede escuchar en todas las plataformas digitales: Spotify; Youtube; Deezer; Tidal, AppleMusic.

—¿Dónde y cuándo será la presentación de “Nunca hubo plan”?

—La presentación oficial la estamos armando para fin de año, pero tenemos fechas muy importantes próximas con formato banda. En La Plata, la próxima es este viernes 22 de septiembre en Espacio Cultural Alihuén y el viernes 29 de septiembre, FESTI AIRE de Ciudad De Gatos, junto a Winona Riders, Mora y los metegoles, ISAAC, Frank is dead, Delfines Entrenados Para Matar. Ahí vamos a estar tocando las canciones del disco con el show performático y bailable que caracteriza a Fraxu. Además vamos a llevar algunas sorpresas para la ocasión. En CABA van a poder verme con el solo set electrónico (con mi amigo el robot Guille), el 6 de octubre en el Batacazo Cultural, que tocamos con Plástica Fantástica y Cyano.

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Entrevistas

Marisa Villar presenta “Mamá peluda”, una obra sobre el puerperio: “Sentía que tenía que hablar de eso”

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Hay una fragmentación, una ruptura de los cuerpos, una danza que crece. Los ojos viajan. Miran. Ven donde no se ve. No hay mal ni bien. Todo se transforma.

Marisa Villar es bailarina, directora, coreógrafa y docente. Por estos días presenta “Mamá peluda”, una obra donde confluyen la danza, el teatro y el lenguaje audiovisual para hacer foco en el tema de la maternidad con una mirada profunda.

En diálogo con ContArte Cultura, Marisa cuenta de qué manera surgió la idea de este espectáculo y cómo llevaron adelante el proceso creativo.

—Comencemos esta charla haciendo un recorrido por la escenografía de “Mamá peluda” y hagamos foco en tres elementos que te sirvan para sintetizar el espíritu de la obra.

—Es muy difícil sintetizar el foco en tres elementos escenográficos, porque para mí la falta de escenografía representa la soledad de este personaje. Solo hay en el espacio escénico elementos de utilería que acompañan las escenas, algunos objetos, y una pantalla en la que se despliega el lenguaje audiovisual.   

—¿En qué momento de tu vida te sentiste llamada por el arte y cómo fue ese recorrido?

—Desde chiquita. Obviamente lo primero fue la danza.  Empecé a los 4 años con una maestra del barrio y desde los 9 y hasta los 12 años en la Escuela Municipal de Danza “José Neglia”. Luego empecé la secundaria en la Escuela Superior de Educación Artística en Danza N° 02 “Jorge Donn”, donde  tuve la suerte de ser parte del ballet  pudiendo bailar y viajar mucho representando a la escuela. Eso me motivó más a querer dedicarme al arte. Al finalizar la escuela formé parte de la compañía de Salo Pasik y Silvia Vladimivsky, en la que hice mi primera experiencia con el teatro y conocí ese mundo. Interpreté varias obras con las que hicimos giras por las provincias del país y Europa. Ese espacio me despertó un gran interés por conocer más y empecé a estudiar teatro, canto y otras técnicas de danza con maestros y maestras. A partir 2008 empecé a bailar con otros directores y directoras, y participé como asistente de dirección en otras obras en las que aprendí a dirigir un montaje teatral. Así formé parte del GRUPODELPATIO con Ayelén Clavin, Laura Figueiras y Natacha Visconti. Era un equipo autogestivo con el que realizamos varios proyectos. Uno de ellos fue mi primera obra como directora, Una Obvia. A partir de ese momento empecé mi camino como directora. Luego vino La Habitación de Diotima, Vendidas, Los Obvios (Una Obra ya hecha) y actualmente Mama Peluda.

—Justamente en “Mamá peluda” se cruzan varios lenguajes artísticos para tratar una temática universal: la maternidad. ¿Cómo surge este proyecto?

—Durante mi puerperio, que no fue fácil, me preguntaba por qué nadie me había contado de qué se trataba esa etapa. Sentía muchas emociones contradictorias: angustia, felicidad, agotamiento, amor intenso, duelo, culpa, furia… Me sentía totalmente desconocida de mí misma, un estallido de hormonas confundidas. Y sentía que tenía que hablar de eso, que quizás había alguna mujer que también se sentía así y no pudo expresarlo. Entonces empecé a juntar material, motores de ideas. Todo el tiempo sabía que quería hacer una obra sobre mi experiencia en el puerperio, pero dudaba del biodrama, entonces me imaginé un personaje ficticio, Mama Peluda. Porque claramente en ese momento no tenía ni ganas ni tiempo de depilarme y por momentos me imaginaba que me ocultaba con mis pelos. Después empezó la pandemia y este personaje creció más. Parecía que se prolongó ese puerperio. Y fue durante la pandemia que se me ocurrió convocar a Estela Cristiani, una directora que proviene de otro lenguaje, madre con otra experiencia de maternar y que me gustaban sus formas de trabajar.  Después pensé en dos intérpretes que sean madres con otras experiencias, para poder dialogar con estos cruces de lenguajes y, lo más importante, sobre la maternidad. Es importante para mí aclarar que Mamá peluda habla de su propia experiencia en su puerperio, que no significa que todas las maternidades y puerperios son iguales. Escuché relatos de madres que tienen más de un hijo, que con cada uno fue distinta su experiencia. Entonces para mi es importante dejar de generalizar, porque cada situación es distinta por varios motivos.

—¿De qué manera dialogan la danza, el teatro y el lenguaje audiovisual en el escenario?

—Cruzamos disciplinas porque parte de la propuesta era construir el personaje desde la diversidad de voces. Y está conciencia de diferentes recursos narrativos responde a esa lógica.

—¿Qué nos podés contar del vestuario, la música y la iluminación que crean el clima de la obra?

—La música, a diferencia del vestuario y la iluminación, la elegí antes de empezar a ensayar presencialmente. Durante la pandemia fui juntando material en una carpeta en la compu (frases en redes, imágenes, textos sueltos, libros, películas y músicas), ideas sueltas para crear la obra. Fue un gran estímulo para imaginarme escenas y también para la búsqueda del lenguaje de movimiento. Una vez terminada la obra, trabajó el sonido Sergio Di Martino. Sobre la iluminación, teníamos claro ciertos momentos, algunos muy puntuales. En mi caso, cuando ensayábamos me los imaginaba, pero el diseño de toda la obra lo realizó Sebastián Francia. Respecto del vestuario, es la primera vez que me pasa que en el proceso creativo no me lo podía imaginar. Sabía que no quería algo tan literal y que a la vez represente ese momento tan puntual que es el puerperio. Sólo tenía claro que quería que aparezca un superhéroe/mujer sexi en una escena puntual. Que los rulos sean protagonistas. Estela tenía claro la paleta de colores de la obra y buscó referencias. A partir de ahí se convocó a Agustina Bachanian quien terminó de cerrar la idea.

—“Mamá peluda” muestra una madre multiplicada y fraccionada a la vez. ¿Cómo llevaron adelante el proceso de dar vida a esos personajes que confluyen en una misma persona?

—En la obra no son tres personajes que concluyen en uno, sino que es un personaje, Mama Peluda, su nombre y apellido, que está representada por tres cuerpos diferentes que transitan los diferentes estados de catarsis de la etapa del puerperio que lo habita. También porque el concepto de fraccionamiento de un cuerpo representa lo que es maternar y atender las demandas que el rol le impone a esta mamá. Dos están físicamente en escena y la tercera es contada por Estela desde el lenguaje audiovisual.

—¿Dónde y cuándo puede disfrutarse de este espectáculo?

—Todo los viernes de septiembre a las 22 en Espacio Callejón, de calle Humahuaca al 3759 de CABA.

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Artes Plásticas

Jeremías Milles: “Me interesaba que mi trabajo le llegue a personas sin que éstas lo tengan que ir a buscar”

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Es una palabra en busca del espacio, el viaje a través de los ladrillos, la pintura sobre la pintura, la mano que pronuncia, la textura del lenguaje.

Es una historia que salta del muro.

Son los ojos que miran, la palabra en las pupilas, los colores en el cuerpo, las imágenes en movimiento. De acá para allá, texturas compartidas, una fusión de lenguajes en el alma de la calle.

Es un latido en la pared, puro arte.

Jeremías Milles es artista visual especializado en arte urbano. Sus manos pronuncian las líneas necesarias para dar vida a cada una de sus creaciones. Las paredes son el lienzo, el espacio misterioso donde nacen y crecen las palabras dibujadas.

Nacido en la Plata, donde lleva adelante su proyecto Milles, ha realizado numerosas intervenciones urbanas que visten de arte la ciudad.

En diálogo con Contarte Cultura, el artista cuenta acerca de sus comienzos y de sus proyectos.

—Vamos a comenzar esta charla ubicándonos delante de una pared imaginaria, un muro que, a modo de presentación, pueda revelarnos algo de vos. ¿Cómo sería ese espacio? ¿Qué elementos, colores o texturas representan a Jeremías Milles?

—Jugando un poco, diría que esta pared está acompañada de muchas otras, donde cada una tiene un artista distinto y se fusionan entre sí para conversar entre una obra y otra. Me gustaría que enfrente haya un gran espacio para que la gente pueda hacer las actividades que sienta y al mismo tiempo poder disfrutar de eso que se pinte. Creo que las mejores paredes están delimitadas no por su característica individual sino por su entorno y por lo que las personas hacen en él. En esta pared imaginaria pondría colores plenos, tramas y viñetas, proponiendo distintas escenas de alguna historia que tenga para contar en ese momento.

—Y mirando hacia atrás, si pudieras contarnos en pocas palabras cómo sería la “foto” que sintetiza tu comienzo en el camino del arte, ¿qué elementos veríamos y quiénes formarían parte de ese instante?

—Me es difícil resumir todo en una foto, ni yo soy consciente de cuando empezó mi camino por el arte realmente. Sólo tengo historias contadas por las personas que me acompañaban en la niñez. Podría ser más una peli, donde los escenarios cambian, las personas van y vienen. Podría ir desde pintar con crayones en el jardín de infantes, pasar por exponer por primera vez, sacar fotos, hacer esculturas, dibujar comics, pintar realismo, después murales y ganas de volver a pintar con crayones en el jardín.

—¿Cómo llevás adelante el proceso creativo de tus obras?

—Creo que el proceso creativo de una obra empieza mientras estoy haciendo la anterior. Siempre estoy en movimiento, pensando cosas nuevas, probando técnicas y buscando el error, ahí es donde aparecen las cosas que me divierten. Después, ya es cuestión de encontrar qué es lo que sirve de toda esa investigación y buscar la manera de integrarlo a una obra, a una idea o a una materialidad. La mayoría de las veces mis imágenes proponen frames aislados entre sí, de una historia. Ya sea personal o algo que vivió alguna persona cercana. 

—En esta etapa de tu carrera lograste atravesar las puertas y ventanas de la creación dentro de un taller hacia la calle. ¿Qué es lo primero que te sedujo del arte callejero?

PH Victoria Villordo

—Desde chico me interesa el arte callejero, y si bien hice varias pruebas de pintar en la calle, siempre lo vi más como un espectador. Hasta que en un momento, hace aproximadamente 5 años, con el proyecto MILLES decidí no solo pertenecer al mundo de las galerías y las exposiciones, sino también poder llegar a las personas que no tienen el hábito de asistir a estos lugares. Es decir, me interesaba que mi trabajo le llegue a personas sin que estas lo tengan que ir a buscar, que se lo topen mientras están de paso. 

—Y si hablamos de Street Art, hablamos de un lenguaje, una manera de narrar la vida en el mundo de afuera. ¿De qué forma lográs introducir esas “palabras dibujadas” en cada obra para dar un mensaje?

—Si bien hacer una imagen en el espacio público tiene otras connotaciones que una obra de caballete y hay que tener algunos recaudos, mi forma de producir es la misma. Aunque me parece más oportuno sostener el concepto de que ese espacio es de todos, y que el espectador sea quien termine la imagen, según su visión, sus creencias y vivencias. Me gusta verme como alguien que propone historias a armar, como rompecabezas.

—Claramente esos mensajes luego serán leídos por la mirada de los caminantes. ¿Cómo vivís esa interacción con la gente que se detiene a “leer” tus creaciones? 

—Realmente me divierte mucho. Si bien uno no se entera de la interpretación de cada persona que vio el trabajo, aprecio mucho cuando me manifiestan sus visiones y resignifican la imagen que propuse. Hay mucha gente que escribe, dibuja o saca fotos a raíz de mi trabajo. Eso es algo que valoro un montón y hace que la rueda siga.

—¿Qué elementos serían los más representativos de tu trabajo?

—Podrían ser la figuración, el formato del comic, el uso de tramas y colores plenos. 

—¿Con qué materiales y técnicas trabajás habitualmente?

—Depende mucho del proyecto. En los murales suelo trabajar con stencil, aerosoles y látex. Pero después, en obras de interior o intervenciones, pueden aparecer materiales como óleo, crayones, fibrones, esmalte, acrílico… Y técnicas cómo aerógrafo, dibujo a lápiz, stencil, serigrafía, fotografía, etc.

—¿En qué proyectos estás trabajando por estos días?

—Ahora tengo algunos murales por pintar, estoy preparando una muestra. También voy a estar pintando en vivo en algunos eventos y festivales. En las redes se van a estar enterando de todo, va a haber varias cosas interesantes.

—¿Dónde se pueden encontrar tus murales y obras? —Te podés encontrar con murales por varios lugares y países, pero principalmente los vas a ver en La Plata. Y después se puede ver todo en mis redes sociales y página web, ahí tienen registro de todo lo que voy haciendo, desde murales hasta obras de interior.

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Propietaria/Directora: Andrea Viveca Sanz
Domicilio Legal: 135 nº 1472 Dto 2, La Plata, Provincia de Buenos Aires
Registro DNDA Nº 2022-106152549
Edición Nº