Artes Plásticas
Leo Bolzicco, la ilustración y los avances tecnológicos: “Si tengo ganas de dibujar por placer, agarro lápiz y papel”
Por Walter Omar Buffarini /
Leo Bolzicco es ilustrador, comenzó su carrera hace más de treinta años y en ese largo camino debió aggiornarse a la par de los cambios que fueron modificando sus hábitos de trabajo y sus formas de hacer arte.
Hoy no sólo se desempeña en el área editorial, también lo hace en publicidad e incursiona en el ámbito de la animación en sus distintas etapas de producción y realización.
En diálogo con ContArte Cultura, el artista platense contó cómo fue ese transitar al ritmo de los avances tecnológicos, sus logros profesionales y los sueños por concretar.

—¿Contanos cómo fue tu evolución desde el lápiz y el papel a la ilustración digital y las computadoras?
—No sé si existe una lógica de cómo se dio. En el papel empecé como casi todos los chicos, dibujando, jugando, y a diferencia de la gran mayoría, los que hoy nos dedicamos a esto seguimos dibujando. El común de la gente decidió algún día no dibujar más y nosotros lo seguimos haciendo. Por eso, el vínculo con el papel es de toda la vida. Después, nos alcanzó la tecnología.
-¿Y cómo fue ese paso?
—Ya me encontraba trabajando en el Diario Hoy de La Plata, disfrutando mucho de una realidad que siempre había soñado que es esto de trabajar en editorial, y un día cayó la novedad: “A partir de mañana los dibujos empiezan a salir en forma digital”. Como dije, yo estaba en pleno disfrute de lo que era esta historia del dibujo, y me enojé un poco con la noticia. A partir del día siguiente tenía que pintar en máquina, y cuando vos pintás en máquina te impersonalizás. Los primeros tiempos fueron difíciles, hasta que entendí cómo funciona. En un principio los dibujos quedaban bastante planos y poco agradables y me sentía un operario de Photoshop más que un ilustrador. Después, con el tiempo, eso fue cambiando. La tecnología básicamente te va llevando y comenzás a encontrarle sus ventajas, como la posibilidad de “undo” o el “Ctrol-Z”, ese golazo que es el poder volver para atrás. Hoy ya se puede recrear en forma digital de alguna manera lo que se hace con pinceles, en forma mucho más rápido, y te pagan lo mismo que cuando era con lápiz, pinceles y papel (risas).
—Seguramente esos cambios no fueron tan rápidos ni tan fáciles…
—Aparecieron primero las “tabletitas”, como las Wacom, lo que nos obligó a hacer un trabajo extra para acomodar el ojo a la mano. Antes tu ojo miraba cómo la mano dibujaba y ahora era mirar la pantalla mientras la mano dibujaba en otro sector. Luego aparecieron las tabletas más grandes, con otro tipo de atajos, y finalmente la Cintiq que amplía las posibilidades y en donde se dibuja directamente sobre la pantalla. Hoy dibujo con un lápiz digital, pero no en una tableta que me obliga a mirar la pantalla, sino sobre esa pantalla como si fuera un papel. Mi próxima meta es encontrar la posibilidad de agregarle algún tipo del film que simule la rugosidad del papel.

—¿Sentís que los resultados de tu trabajo son los mismos que lograbas antes?
—Anteriormente, cuando tenía que hacer posturas distintas de algún personaje, el lápiz le daba unas gracias al dibujo que yo no lograba con la tableta. Con el correr del tiempo y el ejercicio que da tener que entregar determinada cantidad de episodios, fui alcanzando un resultado similar a lo que se lograba antes, pero lo que sin dudas no se iguala es el disfrute. Dibujar en papel no tuvo nunca hasta ahora un paralelo tecnológico que lo pueda igualar. Y eso tiene que ver con las texturas, con los materiales que se tienen en la mano. Hoy, una misma punta es el pincel, el lápiz, el crayón… No tenés fibras, no tenés témperas, eso ya no existe. Y si bien los resultados pueden ser similares, son distintos desde el proceso. Los avances siempre son bienvenidos para lo que es trabajo, si tengo ganas de dibujar por placer, agarro lápiz y papel.
“Pasar del lápiz de madera al lápiz digital fue para los dibujantes algo muy importante. Muy marcado. Con el mouse no se podía y no se puede dibujar. Las tabletas vinieron a solucionar un poco eso.”
—En ese camino de crecimiento profesional llegaste a la animación. ¿Cómo transitás esta etapa y que senderos te llevaron a lo que hoy hacés?
—Yo no soy estrictamente animador. Si bien he hecho cosas de animación, lo mío está más en el proceso creativo. Soy quien inventa personajes, el que le da las herramientas, la estética, en ese proceso anterior al animador. Y en ese camino tuve la posibilidad de realizar efectos especiales y personajes para distintas campañas. Últimamente, con un grupo de trabajo, participamos en la publicidad de Topline con la creación de personajes para animación 2D. También trabajé para Levité en la creación de personajes y la animación, en una publicidad de Mc’Donald, que tenía de particular que no había animación en mí tarea, sino que yo hacía planos o dibujos fijos para agregar a una animación, y también para Banco Nación cuando empezaron a promocionar el uso de la aplicación BNA+. Y el camino también me llevó a trabajar mucho para México, en publicidades que incluían efectos especiales y la creación de algunos personajes.
—Contás mucho sobre la creación de personajes, ¿cómo es que nacen para vos en estos casos?
—Para todos los casos, no sólo para las publicidades, cuando creás un personaje lo primero que tenés que saber es la psicología que va a tener, quién será. Esto es fundamental para saber qué es lo que tenés que representar, y después, lógicamente, saber a quién se va a dirigir. Así, si sé lo que quiero decir y a quién se lo voy a decir, voy a saber el cómo lo voy a decir. Eso es vital.

¿Y cuando debés dibujar un personaje que ya existe en un texto previo?
—En esos casos, más allá de que el personaje ya haya sido creado en un texto, yo puedo tener una visión distinta del mismo. El lenguaje escrito es muy distinto al visual. Yo puedo potenciar al personaje o darle una visión diferente.
—Por lo que contabas, hoy estás trabajando solo, por fuera de cualquier estudio.
—Mayormente sí. Ya tuve estudios, ya fui parte de otros estudios, pero ya no volverá a pasar. Hoy trabajo solo y formo equipos o me sumo a equipos si determinado trabajo lo requiere, como sucedió con Pakapaka.
—¿En qué consistió esa experiencia?
—Se trató de un concurso que se arma por fuera de Pakapaka y para el cual me convocaron para hacer las expresiones extremas dentro de Storyboard (que después se convirtió en Animatic), de los personajes principales y de los secundarios más importantes. Después, viendo el proceso en el que participaban muchos chicos nuevos e inexpertos, me pusieron como asesor de imagen de lo que sería la creación de los personajes. Para validarlos, darles consejos, para orientarlos sobre como formar el personaje y que pueda actuar.
—Y en este caso, ¿cuál es el secreto de un personaje para animación?
—Lo que tiene la animación del personaje es que no solamente tiene que demostrar su psicología, sino que también hay que tener en cuenta su volumen para convivir con otro personaje, lo que hace que cuando los ves de lejos sabés quién es quién, y fundamentalmente que sea “animable”, que se pueda hacer. Para esto hay que saber, entre otras cosas, con qué costos va a contar la animación. Si es con un equipo para Disney no vas a tener problemas, porque contarás con el mejor software y un montón de equipos disponibles, pero si te encontrás sólo con una persona que va a animar, con un software limitado o con una decisión de estética limitada que hace que la animación sea más barata, tenés que pensar en algo que sea realizable con esas limitaciones.

—¿Si hoy pudieras elegir, volvés al dibujo en papel?
—No dejaría nada de lo que hago, pero si puedo haría lo que todavía nunca hice, que es publicar un libro de humor. Me quedé con la idea de ese libro de cuarentena cuando publicaba en Instagram las experiencias de la gente. Tendría ganas de hacer eso, humor, me gusta hacer humor como me gustaba mucho hacer las tiras en el diario.
—Después de más de treinta años, ¿estás en el lugar que soñaste estar cuando iniciaste tu carrera?
—Lo que más me gusta en mi vida es dibujar, y por suerte me levanto todos los días a dibujar. Sin dudas estoy en el lugar que quiero.
Artes Plásticas
Nuevas obras de artistas latinoamericanos ingresan a la Colección Malba
El Malba anunció la incorporación de obras de más de una decena de artistas latinoamericanos a su colección permanente, a través del Comité de Adquisiciones y del sistema de donaciones del museo. La nueva selección incluye pintura, fotografía, escultura y trabajos vinculados a arte y tecnología, con piezas de Teresinha Soares, Luis Ouvrard, María Martorell, Dalila Puzzovio, Luis Frangella y otros seis creadores de la región.
Gracias al Comité de Adquisiciones, ingresan “Deus Criou o Homem e…” (da série Acontecências) (1967), de la brasileña Teresinha Soares; “La trilla” (1935), del argentino Luis Ouvrard; “Ocinaico” (1971), de María Martorell; una fotografía de la serie “Mientras unos construyen, otros destruyen” (1979), de Dalila Puzzovio; y dos piezas de Luis Frangella:” 3D Printed Floors” (1974) y “Geométrico” (1980).
“Estas adquisiciones fortalecen áreas clave de la colección, desde el realismo social de los años 30 hasta la nueva figuración, la abstracción geométrica y los cruces entre arte y tecnología”, destacó el director artístico, Rodrigo Moura. Según explicó, la selección se orientó a reforzar núcleos ya presentes y sumar artistas aún no representados, en el marco de la preparación por el 25º aniversario del museo.
Las piezas fueron elegidas por los miembros del Comité de Adquisiciones a partir de una propuesta del equipo curatorial integrado por Moura, María Amalia García, Nancy Rojas, Alejandra Aguado y Valeria Intrieri. “Nos alegra contar con un grupo tan comprometido con el crecimiento del acervo del museo. Este año alcanzamos un compromiso récord que permitió sumar seis nuevas obras”, afirmó Elena Nofal, directora de Desarrollo.
En el marco de “arteba 2025”, el Comité incorporó además siete obras y series de artistas argentinos: trabajos de Marcelo Benítez, una nueva pieza de Martorell (“Tangente”, 1967), “Venus Bolita” (2023/2024) de Flor Alvarado, un “Sin título” (1969) de Joan Wall, “IOMMI” (2025) de Laura Ojeda Bär, “Sembrador” (2025) de Sandro Pereira y la serie “Nuevo Realismo” (2022-2024) de Martín Legón.
Por vía de donaciones ingresan dos pinturas de Julio Eduardo Payró y Raúl Lozza, una escultura de Ulises Beisso, una fotografía de la chilena Paz Errázuriz, tres obras de la artista shipibo-konibo Lastenia Canayo (Pecón Quena) y una serigrafía de Osvaldo Salerno. El equipo curatorial del museo se encarga de evaluar y seleccionar las propuestas que se integran a la colección.
Con estas incorporaciones, el museo profundiza su misión de representar la diversidad cultural del continente desde una perspectiva plural e inclusiva, ampliando su patrimonio con obras de distintas generaciones, lenguajes y geografías.
Artes Plásticas
El Museo del Prado llega a la Argentina a través de su realidad virtual
Por primera vez en la Argentina, una experiencia de realidad virtual aumentada inspirada en las obras del Museo del Prado se exhibe en el Pabellón Frers de La Rural, donde el público puede adentrarse en algunas de las piezas más emblemáticas del arte español mediante tecnología inmersiva. La muestra, abierta hasta el 8 de diciembre, combina historia, innovación y narrativa interactiva en un recorrido sensorial que propone “entrar” en los cuadros.
La exposición, desarrollada por ACCIONA Cultura en colaboración con el Museo del Prado, forma parte de una gira internacional que busca acercar al público a la colección del museo madrileño desde un enfoque experimental. La propuesta utiliza Realidad Virtual Multiusuario (RVM), una tecnología también conocida como “metaverso”, que permite a varios visitantes compartir simultáneamente un mismo entorno tridimensional.
El visitante sigue la guía de un personaje virtual: un guardia de seguridad del museo que atraviesa su último día de trabajo. Este relato ficcional funciona como hilo conductor del recorrido, que incluye acceso a espacios habitualmente vedados al público, como talleres de restauración o áreas internas de vigilancia. Desde allí, el guía introduce al público en un viaje emocional y visual dentro de las obras.
La experiencia invita a explorar desde adentro cinco piezas maestras de la pintura europea: “Las Meninas” de Diego Velázquez, “El Jardín de las Delicias” de El Bosco, “El Aquelarre” de Francisco de Goya, “Venus y Adonis” de Paolo Veronese y “El sentido de la vista” de Rubens y Jan Brueghel. Cada obra fue reconstruida en entornos tridimensionales que permiten desplazarse, observar detalles ampliados y descubrir elementos simbólicos mediante secuencias animadas y recursos sonoros.
El recorrido se organiza en tres etapas. La primera es una galería física introductoria, que ofrece información histórica sobre el Museo del Prado y contextualiza la selección de obras. Luego, el núcleo de la muestra es la experiencia inmersiva de realidad virtual, donde los usuarios, equipados con visores, ingresan simultáneamente a los distintos mundos pictóricos. Finalmente, una galería de cierre interactiva permite profundizar en los elementos visuales y narrativos que aparecieron durante la experiencia virtual.
La curaduría artística contó con la supervisión del jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Prado, Alejandro Vergara. Según los organizadores, el proceso combinó rigor histórico con desarrollo tecnológico avanzado para asegurar una representación fiel y una vivencia pedagógica accesible para todo público. “Se trata de una reinterpretación poética, pero siempre respetuosa de la obra original”, señalaron desde ACCIONA Cultura.
La muestra puede visitarse de martes a jueves de 12 a 20; viernes de 12 a 21; sábados de 10 a 21; y domingos de 10 a 20, en el Pabellón Frers de La Rural, en Av. Santa Fe 4363, Palermo. Las entradas se encuentran disponibles en los puntos habituales de venta del predio.
Artes Plásticas
Un autorretrato de Frida Kahlo, la obra más cara creada por una mujer
“El sueño (La cama)”, uno de los autorretratos más enigmáticos de Frida Kahlo, alcanzó un récord histórico al venderse por US$54,7 millones en la subasta de arte surrealista de Sotheby’s en Manhattan. La obra fue adjudicada en apenas unos minutos, en una puja que superó ampliamente las expectativas y consolidó a Kahlo como la artista mujer más cotizada en el mercado internacional.
Pintado en 1940, el cuadro retrata a la artista dormida bajo el dosel de una cama mientras un esqueleto flota sobre la estructura. Según la nota de catálogo de Sotheby’s, la pieza condensa el clima emocional de un año particularmente convulso para Kahlo, marcado por el dolor físico persistente, la inestabilidad de su relación con Diego Rivera y una profunda reflexión sobre la muerte, tema recurrente en su obra.
“La figura suspendida suele interpretarse como una manifestación de su temor a morir mientras dormía, un miedo plausible en alguien cuya vida diaria estuvo atravesada por traumatismos y cirugías”, señaló la casa de subastas. La cama, agregan los especialistas, no es un simple escenario: durante años, tras el grave accidente de autobús que sufrió en su juventud, fue el espacio forzado desde el cual creó y se reconstruyó. Su familia instaló allí un caballete adaptado y un espejo en el dosel para que pudiera seguir pintando acostada.
El interés por Kahlo excede lo estrictamente estético. Para críticos y museos, la artista mexicana se adelantó a su tiempo al explorar la identidad, la enfermedad, la libertad sexual y la política desde una perspectiva personal y transgresora.
Su figura se amplificó con la película “Frida” (2002), protagonizada por Salma Hayek, que acercó su vida y su legado a nuevas audiencias. “Su personalidad ha sido adoptada como bandera del feminismo, la discapacidad, la libertad sexual y la cultura mexicana”, resume una semblanza del Museo Frida Kahlo.
Con esta venta, Kahlo superó el récord previo de Georgia O’Keeffe y desplazó incluso su propia marca en subastas: en 2021, su autorretrato “Diego y yo” había alcanzado US$34,9 millones.
Tras la compra, “El sueño (La cama)” iniciará un extenso recorrido internacional. La obra será exhibida en “Frida y Diego: El último sueño”, en el MoMA de Nueva York en 2026, y luego viajará a Londres para la muestra “Frida: La construcción de un ícono” en la Tate Modern (2026-2027). También se proyectan exhibiciones en Basilea, Bonn y Helsinki hasta 2028.
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